El Sargento Guillermito, mascota de los Marines Espaciales, tiene el honor de patrocinar este espacio por orden del Capellán Cassius de los Ultramarines. ¡Pulsa sobre él y te acompañará a una Cruzada épica! ¡Lee más! ¡Sin piedad, sin remordimientos, sin miedo! |
Desde la llegada de la Flota Enjambre Behemoth hace doscientos cincuenta años, Ultramar ha sido el bastión de la Franja Este. Una y otra vez los Ultramarines se han enfrentado a los Tiránidos y han evitado que otros tuvieran que enfrentarse y sufrir el terror y la muerte que los rodea, pero han tenido que pagar un alto precio a cambio.
La superficie de Macragge fue arrasada por la ofensiva Tiránida, aunque no de un modo tan completo como los planetas más afectados.
Después de retirar los restos de los alienígenas muertos para su estudio o destrucción, tanto la Inquisición como los Ultramarines consideraron el planeta purificado. Los cuerpos de los Ultramarines muertos fueron transportados en grave procesión desde la fortaleza del norte hasta la Fortaleza de Hera, donde el propio Marneus Calgar se encargó de inscribir sus nombres en los muros del Templo de la Corrección.
Durante la Batalla de Macragge, la 1ª Compañía de los Ultramarines fue destruida por completo tras una heroica resistencia en la fortaleza polar norte. En la 1ª Compañía se encontraban los Veteranos más curtidos del Capítulo, equipados con Armadura Táctica Dreadnought, un recurso precioso y cada vez más escaso, y su pérdida no es fácilmente reemplazable.
Los Ultramarines nunca permitirían que esas bajas, por graves que fueran, les distrajesen de su deber, y empezaron a reconstruir la 1ª Compañía inmediatamente. Debido a los sucesivos asaltos de las Flotas Enjambre Tiránidas, los Ultramarines tomaron parte regularmente en las batallas y sus guerreros se convirtieron en veteranos gracias a la experiencia obtenida contra los Tiránidos.
Durante el siglo siguiente, los Tecnomarines de los Ultramarines fueron reparando mediante rituales el daño causado a las armaduras de Exterminador de los guerreros muertos. El ataque de los Tiránidos había provocado horrendas cicatrices en aquellas sagradas armaduras y los Tecnomarines se encargaron de la ardua tarea de restaurarlas todas por completo. Sin embargo, a un guerrero no le basta con la armadura para combatir contra los enemigos de la Humanidad. Tiene que contar con destreza, determinación y, por encima de todo, coraje y honor.
Los planetas que componen Ultramar ofrecen la cantidad necesaria de Neófitos, pero el proceso de iniciación dura muchos años y hacen falta décadas de experiencia de combate para acostumbrarlos a los rigores de la guerra hasta que se consideran miembros dignos del Capítulo. Para acelerar el proceso, Marneus Calgar ofreció a sus guerreros ser trasladados a los Vigías de la Muerte, la cámara militante del Ordo Xenos. En la Franja Este, el Ordo Xenos está permanentemente enfrascado en la tarea de extirpar señales de presencia alienígena, por lo que los Ultramarines asignados a este Ordo adquirieron experiencia muy rápidamente, la mayoría en combate contra los Tiránidos.
Un cuerpo de élite empezó a emerger bajo la dirección del Capellán Ortan Cassius. Estas nuevas escuadras, conocidas como Veteranos de las Guerras Tiránidas (Tyrannic War Veterans en inglés), fueron un rayo de esperanza para los Ultramarines. En el pasado se había postulado que, según las enseñanzas del Codex Astartes, no era bueno para un Marine Espacial especializarse tanto, pero había dos factores que pesaban en contra de este argumento: la necesidad de tener una Compañía de Veteranos a pleno rendimiento y el profundo odio que el Capítulo sentía hacia los Tiránidos. Con el tiempo, la mitad de la 1ª Compañía llegó a estar compuesta por los protegidos de Cassius.
El Cónclave de Hera[]
Tal vez no sea de extrañar que entre las filas de los Ultramarines hubiera reticencias a reconocer la legitimidad de las unidades de Veteranos de las Guerras Tiránidas. A pesar de que fue el mismísimo Maestro de Santidad en persona quien promovió la creación de tales escuadras, la mayoría de sus camaradas elevaron protestas al respecto, ya que no estaban permitidas por el Codex Astartes y, por lo tanto, era impensable su formación. Se manifestaron multitud de argumentos tanto a favor como en contra de la creación de las escuadras de Veteranos de las Guerras Tiránidas sin llegarse nunca a un consenso. Al final, Marneus Calgar dictaminó que toda aquella discusión, a pesar de generar un gran debate teórico acerca de las bases del Codex Astartes y de las intenciones de Roboute Guilliman, no servía en definitiva para nada y, con tal de poner fin a aquel callejón sin salida, el Señor del Capítulo decretó que todos los guerreros de los Ultramarines podrían dar su opinión al respecto en un gran cónclave que debería celebrarse en Macragge tras el Día del Recuerdo, cuando el Capítulo rinde homenaje a los que murieron luchando contra los Tiránidos de la Flota Enjambre Behemoth.
Ultramarines procedentes de los rincones más alejados de la Galaxia acudieron al Cónclave de Hera y Marneus Calgar aguardó a que llegaran todos los guerreros posibles antes de dar inicio al acto en presencia del mismísimo Primarca. Cada guerrero tuvo la oportunidad de expresar su opinión acerca de si se debía aceptar o no a los Veteranos de las Guerras Tiránidas como una escuadra del Capítulo y el Señor del Capítulo escuchó multitud de perspectivas. El Capellán Ortan Cassius y el Capitán Severus Agemman de la 1ª Compañía defendieron su utilidad y trajeron al cónclave a un guerrero superviviente de los Cuchillas del Emperador para que hablara de lo que había visto y aprendido en sus combates contra los Tiránidos. El cónclave duró varios meses y los guerreros que no habían podido llegar a Macragge a tiempo fueron uniéndose a él y expresando su opinión personal. Finalmente, Lord Calgar dictaminó que ya había oído bastante y se retiró a sus aposentos en lo alto de la imponente fortaleza para meditar sobre el asunto.
El Señor del Capítulo de los Ultramarines estuvo pensando durante muchos días y muchas noches acerca de los distintos puntos de vista que se habían expuesto en el cónclave y rezó y ayunó para que Roboute Guilliman y el Emperador pudieran guiarlo en su decisión. Al amanecer del cuadragésimo día, Lord Calgar surgió de sus aposentos al haber sido informado de que varios asentamientos de Espandor habían sido atacados por criaturas Tiránidas, monstruos que habían permanecido en Ultramar tras las batallas contra Behemoth. Calgar lo consideró una señal y declaró ante todos sus guerreros que los Veteranos de las Guerras Tiránidas pasarían a formar parte de la estructura militar de los Ultramarines. Aquella nueva invasión sería su primera prueba y, en caso de superarla, todo el mundo debería reconocer su legitimidad.
La Purga de Espandor[]
Espandor es un planeta de escasa población compuesto básicamente de espesos bosques y complejos agrícolas dispersos. La milicia local había descubierto un nido Tiránido en las profundidades del bosque, totalmente aislado, aunque cada día se iba haciendo más fuerte y más grande. Varias comunidades cercanas ya habían sido devastadas y las criaturas estaban cerca de alcanzar un número masivo de entes. Solo era cuestión de tiempo que se hicieran demasiado poderosas como para poder frenarlas. Ortan Cassius reunió a los guerreros que durante más tiempo habían combatido contra los Tiránidos y, junto con el Capitán Severus Agemman, empezó a entrenarlos en el combate en equipo y en el uso de las armas especiales que mejor funcionaban contra el peligro Tiránido.
Al llegar a Espandor, aún más comunidades habían sido arrasadas por los Tiránidos y las fuerzas de defensa locales se veían incapaces de eliminar a las criaturas cuando se retiraban al interior del bosque por miedo de caer en una emboscada. Los Ultramarines aterrizaron cerca de Cuenca de Konor, uno de los complejos agrícolas más grandes de Espandor y, por el momento, refugio de la aterrorizada población del planeta. Cassius organizó de inmediato a sus guerreros en tres destacamentos y, junto con el Capitán Agemman, los lideró al lugar del ataque Tiránido más reciente. Gracias a un Auspex modificado para detectar los rastros de feromonas Tiránidas, los Ultramarines lograron rastrear a los alienígenas hasta los más recónditos rincones del bosque. Siguieron el rastro durante muchos kilómetros hasta que al final llegaron ante una descomunal estructura bioorgánica entremezclada con los árboles parecida a una enorme colmena. Unas criaturas Tiránidas chirriantes surgieron de la colmena y atacaron a los Ultramarines, pero, debido a los lanzallamas y a las ráfagas contenidas de Bólter Pesado, los alienígenas se vieron obligados a retirarse y los guerreros de los Ultramarines los persiguieron hasta el interior de la propia colmena.
Dentro se extendía un laberinto de túneles hechos de un material gelatinoso y viscoso que proporcionaba un sinfín de escondites para las criaturas Tiránidas. Los Ultramarines fueron abriéndose paso con coraje y honor hacia el centro de la colmena aniquilando y quemando todo lo que se encontraban a su paso. En el corazón de la colmena descubrieron un ser herido que obviamente aún seguía actuando como una especie de monstruoso líder de los alienígenas. Lo único que había impedido a los Tiránidos extenderse por toda la superficie del planeta era el estado lisiado de la criatura, aunque los monstruos alienígenas que la protegían eran brutalmente feroces. Los Ultramarines se abrieron paso a diestra y siniestra por entre aquellas monstruosidades y fue el propio Capitán Agemman el que acabó con la criatura líder.
La experiencia obtenida en previos enfrentamientos contra los Tiránidos resultó ser de suma utilidad, ya que cada guerrero sabía exactamente por dónde atacar a sus enemigos para causarles el máximo daño y conocía muy bien el modo de actuar de los alienígenas. Tal era su destreza y tan bien entrenados estaban que en toda la batalla no se perdió ni a un solo guerrero. Después de exterminar a los alienígenas, se destruyó la colmena (y toda la zona de los alrededores) mediante un bombardeo orbital concentrado para garantizar que no quedara rastro alguno de los Tiránidos.
A su regreso a Macragge, nadie dudó de la valía de los Veteranos de las Guerras Tiránidas y todos los señores reconocieron formalmente su incorporación al Codex Astartes. La experiencia obtenida en los combates contra los Tiránidos no tardó en pasar a formar parte del entrenamiento de todos los Marines Espaciales de los Ultramarines y, desde entonces, a los que destacan en este campo se los asigna a unidades que probablemente se vean obligadas a combatir contra los Tiránidos para que así terminen de perfeccionar sus capacidades.
Doctrina de combate[]
Los cazadores de Tiránidos combaten con una mezcla equilibrada de armas de combate cuerpo a cuerpo y de disparo a largo alcance que resume la mejor táctica para derrotar a los Tiránidos. La munición especial de los Bólteres Pesados, denominada Munición Infierno, se desarrolló conjuntamente entre los Magos Biologis, el Adeptus Mechanicus y el Ordo Xenos. Estos proyectiles están diseñados para explosionar al contacto y arrojar miles de agujas impregnadas de un potente ácido mutagénico que es letal incluso para los Tiránidos. Los lanzallamas son una parte importante de su arsenal, pues este armamento tan poco discriminatorio resulta utilísimo contra los organismos Tiránidos de menor tamaño aunque no de menor peligro.
No obstante, un buen armamento nunca bastará por sí solo para detener un asalto Tiránido, de modo que cada guerrero se entrena hasta el más alto estándar para poder reconocer y atacar los puntos débiles de los organismos Tiránidos. También se perfeccionan los reflejos de cada guerrero hasta las más altas cotas de perfección a fin de que luchen mejor contra los Tiránidos en combate cuerpo a cuerpo. Además, los Veteranos de las Guerras Tiránidas se entrenan para emplear granadas perforantes en medio de un combate cuerpo a cuerpo, cosa que normalmente solo es posible al atacar vehículos acorazados. De esta forma, las criaturas Tiránidas de mayor tamaño, que son demasiado grandes como para poder ser derrotadas con armamento de combate cuerpo a cuerpo convencional, ahora pueden ser abatidas lanzándoles una granada contra un punto vital.
Los Veteranos de las Guerras Tiránidas se entrenan para actuar conjuntamente con otras escuadras de Marines Espaciales y así poder aprovechar sus habilidades especiales al máximo de su potencial para conducir las progenies más grandes de Tiránidos contra los cañones de las Escuadras de Devastadores o a las más pequeñas hacia las espadas de las Escuadras de Asalto. Después de haber triunfado en varios enfrentamientos de gran importancia, todo parece indicar que los Veteranos de las Guerras Tiránidas ya forman una parte inherente de las fuerzas de los Ultramarines.