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Tiranidos venóntropo ataque

Un Venóntropo acaba con un destacamento de soldados de la Guardia Imperial

"Pasad más de un minuto dentro de esa nube y acabareis sangrando por los ojos, los oídos y la boca, rezando para que acabe vuestro dolor."

Capitán Ascote, señalando a un Venóntropo a sus hombres en la Batalla de los Doce Puentes

Los Venóntropos (Venomthropes en inglés) sirven como dispensadores vivientes de armas químicas para las Flotas Enjambre Tiránidas.

Descripción[]

"Hermano Codiciario Taelon, como solicitó he obtenido y asegurado muestras de los cadáveres de un pelotón de la Guardia Imperial que entró en contacto con Venóntropos durante la incursión en Avalon. Debido a la extrema naturaleza tóxica de las muestras, y de los propios cuerpos, he tenido que transportarlas dentro de ataúdes de estasis, la única forma segura de detener por completo la expansión de los patógenos. También he tomado en consideración sus preguntas acerca de la naturaleza de las toxinas Tiránidas y su propensión a la producción de toxinas biológicas. Del mismo modo que algunos organismos específicos de la antigua Terra, parece ser un rasgo innato de los Tiránidos el resultar venenosos para todas las demás formas de vida que no procedan de la misma rama del árbol evolutivo que ellos. Su carne no puede ser consumida o empleada como medio de sustento por las criaturas no Tiránidas, e incluso aquellos que sobreviven a las heridas causadas por los Tiránidos suelen sucumbir ante las toxinas inherentes a su toque. Este rasgo, por supuesto, puede observarse en toda su extensión en el Venóntropo, y a lo largo de mis años sirviendo en los Guardianes de la Muerte me he encontrado con pocas criaturas que dispusieran de un conjunto de toxinas y habilidades de síntesis de toxinas como estas criaturas. Incluso los laboratorios más avanzados del Adeptus Biologis tendrían grandes problemas para crear o replicar venenos tan virulentos con la potencia o en la cantidad en las que puede generarlas un sólo Venóntropo. Solo puedo imaginar que esta habilidad del Venóntropo, y de los Tiránidos en general, procede de su oposición a toda forma de vida que no sea la suya propia, y a su imperativo natural para la dominación biológica. Si imaginamos a nuestra galaxia como a un ser vivo, entonces podemos asegurar que los Tiránidos son un veneno que corre por sus venas."

Hermano Apotecario Dynis

Son criaturas errabundas, de cuerpo delgado y tentáculos flagelantes del Venóntropo que gotean con una incesante multitud de extraños venenos. De hecho, estas toxinas son tan potentes que se cree que el mismo roce de un Venóntropo es capaz de producir la muerte.

Son silenciosos salvo por el ruido a modo de látigos que hacen sus tentáculos en el aire y el inexorable siseo de los gases nocivos que expulsa fuera a través de las chimeneas que hay sobre su caparación blindado.

Bajo el denso caparazón del Venóntropo existe una red de voluminosas vejigas llenas de gas que le permiten desplazarse flotando y empleando los zarcillos tentaculares rematados por garfios para arrastrar su cuerpo más ligero que el aire a través de cualquier superficie. Estas vejigas de gas representan asimismo su principal arma, ya que emiten amarillentas y vaporosas nubes tóxicas y repugnantes compuestas por esporas, que son en realidad un organismo devorador y necrotizante, altamente sofisticado y completamente letal para todos los organismos no Tiránidos, y que suelen ser lo bastante densas como para ocultar a los organismos Tiránidos de las proximidades. Cualquier clase de exposición a esta sustancia provocará en la víctima arranques incontrolables y espasmódicos de movimientos convulsivos, a la vez que nauseas y asfixia, convirtiéndose automáticamente en una presa fácil tanto para el Venóntropo como para cualquier otra criatura Tiránida que acierte a pasar por las cercanías. Si debido a la mala suerte, o a una estupidez supina, la víctima de esta forma de ataque se mantuviera dentro de la nube durante un periodo igual o superior a un minuto, los hongos devoradores que componen el gas arraigarán en su organismo, extendiéndose a una velocidad de vértigo y destruyendo a su paso todo tejido orgánico hasta convertir a la víctima en una pila gorgoteante de flemas y fluidos infecciosos que se asfixia en sus propios esputos. Mientras el desventurado objetivo se desploma y colapsa sobre sí mismo, el Venóntropo utilizará sus tentáculos para coger los pedazos más apetitosos de lo que reste de la víctima y devorarlos con sus ahítas fauces.

Los racimos de tentáculos a modo de látigos que componen sus extremidades principales le permiten, además de desplazarse, el poder atrapar a sus enemigos y arrastrarlos al interior de la nube venenosa, en donde los retiene hasta que cesan sus débiles intentos de huida, devorándolos a continuación sin prisa y a placer. Ya que no son combatientes tan poderosos como los Guerreros Tiránidos o los Mántifex, los Venóntropos dependen principalmente de sus venenos, esperando sólo una leve resistencia de sus presas una vez se aproximan lo suficiente como para envolverlos con su nube o tocarlos con sus mortíferos tentáculos.

Los Venóntropos no solo resultan letales para las demás formas de vida no Tiránidas, sino también para cualquier entorno en el que entran. Con el tiempo, el miasma de esporas tóxicas infecta el suelo y el aire de cualquier planeta que sea lo bastante desafortunado como para sentir su venenoso toque, que hace que se vuelva hostil hasta para las formas de vida indígenas que albergaba anteriormente. La Mente Enjambre emplea este aspecto del Venóntropo al reunirlos en grandes cantidades y desencadenarlos sobre una región para ir envenenándola de forma gradual, haciendo cada vez más difícil para las formas de vida no Tiránida el seguir planteando resistencia. Los Venóntropos pueden llegar a ser especialmente letales en áreas cerradas o subterráneas, en donde sus toxinas pueden saturar los sistemas de ventilación e infectar los purificadores de aire, haciendo que los pasillos y cámaras de una fortaleza o nave estelar se vuelvan letales para su guarnición o tripulación. 

En un esfuerzo para combatir estas tácticas, el Adeptus Mechanicus ha intentado repetidamente estudiar a los Venóntropos para intentar descubrir métodos para proteger a sus tropas contra sus venenos, o para descubrir posibles antídotos para ellos. Hasta ahora no han tenido ninguna clase de éxito a la hora de proteger de forma eficiente a largo plazo a las fuerzas del Imperio, ya que tan pronto como se encuentra un nuevo método o antídoto para contrarrestar las capacidades de los Venóntropos, las criaturas se adaptan rápidamente para contrarrestar dichos descubrimientos.

A pesar de que los Venóntropos no disfrutan de ninguna conexión innata con la Mente Enjambre, los poderosos instintos alimenticios los convierten en las unidades batidoras perfectas para el descontrolado avance Tiránido, ya que fuerzan a los comandantes de las fuerzas enemigas a tomar la problemática decisión de destinar tropas a ocuparse de los Venóntropos o dejar que estas criaturas campen a sus anchas por el campo de batalla. Esta segunda opción suele resultar algo suicida, ya que las toxinas de los Venóntropos acabarán contaminando el terreno que les rodee a tales niveles que la vida indígena del planeta, los nutrientes de su superficie e incluso la misma atmósfera acabarán destruidos, dejando a su paso un mundo yermo y extinto que tan sólo servirá como alimento para la poderosa máquina de guerra Tiránida.

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Fuentes[]

Extraído y traducido de Lexicanum Alemán, Lexicanum Inglés y Wikihammer 40K UK.

  • Deathwatch: Mark of the Xenos (Juego de Rol).
  • Códex: Tiránidos (5ª y 8ª Edición).
  • White Dwarf Weekly nº 42.
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