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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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La caída del Imperio, aunque no instantáneamente, fue brutal y rápida. El Astronomicón se hizo pedazos, farfulló, y murió. Mundos enteros y flotas perdieron todo contacto unos con otros. Esta acción por sí sola no había causado el colapso del Imperio, pero acompañada del repentino surgimiento de Tormentas Disformes y levantamientos, sin duda lo hizo.

Así como el Imperio se fragmentó, también lo hizo cada Capítulo de Marines Espaciales en mayor parte. De golpe, todos los Marines en campaña a través del Imperio perdieron inmediatamente el contacto con su mando central, y también perdieron sus Fortalezas de Capítulo. Diez mil años de cartas disformes se volvieron obsoletas en tan solo un segundo.

Por pura buena suerte de tener a todos sus Marines concentrados en un lugar, o por la habilidad de sus Navegantes, algunos capítulos lograron reunir fuerzas casi comparables a sus números pre-cataclismo. Sin embargo, serán cubiertos en una sección posterior.

La mayoría de los capítulos fueron completamente destrozados, como los Cicatrices Blancas o las Águilas de la Perdición, por ejemplo. Así, cada una se fragmentó en sus partes constituyentes, fueran estas compañías o meras escuadras. Dichas compañías fueron conocidas inicialmente como Compañías Huérfanas, que intentando desesperadamente buscar en los cielos a sus hermanos perdidos, se lanzaron a través de la galaxia casi a ciegas, con sus Navegantes y Astrópatas ya muertos o heridos. Algunas de las unidades más pequeñas, como las de tamaño de escuadras, fueron cogidas por piratas oportunistas, o imperios renegados, ansiosos por una dosis rápida de venganza contra el ahora caído Imperio.

Sin embargo, las partidas más grandes sobrevivieron, a través de agallas y destreza en el combate. Incluso con la pérdida de muchos, la mayoría de estas bandas de Marines Espaciales parecían casi nada afectados por la perspectiva de un universo sin Él. Podrá parecer extraño, pero una cita del Hermano Burber, la Espada del Águila, uno de los líderes de una fuerza de Marines Espaciales, puede de alguna manera explicar esta forma de pensar:

"¿Me preguntas que por qué lucho? No por Él. Ya no. ¿El gran monolito de la autoridad imperial acaso? ¡No, y repito, no! Luchamos por una pregunta. Es posible que se burlen, pero nuestra pregunta es la que nos impulsa, más allá del sentido o la razón, cuando la esperanza y el miedo han muerto. La pregunta que nos impulsa es esta: ¿Qué más tenemos? ¿Qué otra cosa?"

Podemos ver que los Marines se habían disociado completamente de su fragmentado padre. Ellos, desde entonces, luchaban por el solo propósito de luchar, quizás temerosos (no, ansiosos sería más adecuado) sobre qué harían sin propósito.

Sean cuales sean las razones, estas llamadas 'Compañías Libres' necesitaban suministros y equipos, si querían continuar en la lucha a largo plazo. Los Adeptus Astartes comenzaron a alquilarse a cualquiera que pudiera permitirse suministrarles con munición, reparaciones de sus armaduras, y grandes cantidades de comida y calorías. Estos 'Astartes de alquiler' fueron empleados contra imperios rivales, incursiones xenos y levantamientos percibidos como demoníacos. Su única condición era que solo luchaban para seres humanos auténticos. Imperios liderados por mutantes, como por ejemplo, el Imperio de los Infames, fueron rechazados repetidamente por todas excepto las más inescrupulosas de las Compañías Libres.

Otras Compañías menos honrosas, se dedicaron a saquear colonias humanas, tomando lo que necesitaban, y quemando lo demás, siendo sus razones: ¿Quiénes son estos mortales para negarnos mejores suministros? ¿Por qué deberíamos proteger a estos débiles que se rehúsan a ayudarnos? ¿Era castigo lo que seguramente merecían? Compañías Libres formadas desde fragmentos de los Marines Malevolentes fueron particularmente infames por esto. Para el M46, muchas de las Compañías Libres eran indistinguibles de las legiones de renegados caóticos como los Amos de la Noche o los Colmillos Oscuros. Solo los fragmentos de la Guardia del Cuervo, que siempre fueron utilizados para combates en grupos dispares y dispersos, mantuvieron su dignidad y honor sobre algún nivel permanente. Ellos eran quienes respondían súplicas desesperadas por ayuda, y las robaban solo de sus enemigos, rehusándose a asaltar a compañeros post-Imperialistas, haciéndose así de una reputación terrible entre imperios corrompidos por el Caos u otras fuerzas oportunistas.

Aún así, eran solo un capítulo, entre muchas miles de otras Compañías Libres, que plagaban una galaxia presa del pánico y dividida.

Los Adeptus Astartes no conocían el miedo. Sin embargo, como se puede suponer, tampoco conocían la misericordia…

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