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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Actualidad

El inquisidor Transamar entro en la sala acalorado, casi jadeando. En una de sus manos traía un hololibro, y arrastraba su famélico cuerpo casi a rastras. Allí estaban ellos, los Altos Señores de Terra, el Consejo que gobernaba el Imperio. El inquisidor casi no podía hablar y las únicas palabras que salieron de su boca fueron: Hemos sido engañados durante mucho tiempo.

Los Altos Señores lo miraron incrédulos, casi sin creerse lo que estaban escuchando.

- Explícate mejor inquisidor- dijo el representante de la Inquisición.

- Mi señor – le contesto el hombre- hace unos meses ocurrieron unos hechos, que seguidamente voy a relatarles, que para algunos de ustedes no han pasado inadvertidos.

El Gran Comandante de la Guardia se levantó y comenzó a andar hacia el lugar que ocupaba el inquisidor.

- Hace unos meses, una guarnición del Segmento Ultima informo de un ataque devastador de orkos. Solo eran unos pocos cientos de soldados de la Guardia que se enfrentaban a todo un Waaagh, formado por varios miles de esos salvajes verdes. Todo lo rápido que se pudo se envió a un regimiento de cadianos con base en Kar Duniash . Cuando llegaron informo su comandante unos hechos bastante irregulares. Casi la mitad de la guarnición había muerto a manos de los orkos, pero lo que más sorprendió fue lo que contaron los supervivientes.

- Mis Señores- dijo el inquisidor- cuando estaban derrotados, aparecieron unos marines espaciales.

- Exacto inquisidor- volvió a decir el Gran Comandante- , aparecieron una compañía de marines que masacraron con total efectividad a los salvajes.

- No es la primera vez que un capítulo de marines acude a una llamada de socorro de la Guardia- dijo el representante de la Inquisición.

- No mi señor, pero como juraron, ningún capitulo contesto a la llamada.

- ¡La Legión de los Malditos otra vez!- dijo el Eclesiarca del Adeptus Ministorum- he dicho cientos de veces que hay que terminar con ellos.

- Te equivocas hermano- dijo el Gran Comandante- no fueron ellos, sino algo completamente distinto.

- El relato del oficial de mayor rango fue grabado en una holocinta, que está en los archivos del Oficio.

El inquisidor apretó unos botones en su brazo y apareció la imagen de un hombre herido vestido de oficial de la guardia.

“Aparecieron de repente, y comenzaron a disparar contra los orkos, cargando con una escuadra de asalto. Vestían armaduras blancas, muy raras, con hombreras de color verde marino y detalles en dorado. La verdad es que nos salvaron el pellejo, se batieron con audacia y mataron al kaudillo orko casi en un abrir y cerrar de ojos, aunque estaba rodeado de noblez. La verdad es que fueron muy eficaces. Al terminar nos saludaron y se fueron”.

- Señores no existe ningún capitulo con esa librea. Rápidamente asigne a una inquisidora a la investigación del suceso, Mersadie Drem. que me informó durante un tiempo, aquí tengo su último informe.

Apareció la imagen de una joven, de veintidós años, vestida con una armadura de la eclesiarquia.

“Informe cuatro de la inquisidora Mersadie Drem para el inquisidor Transamar en Terra. Después de seguir varias pistas erróneas creo que he averiguado algo significativo. He consultado a un experto en astartes y no identifica el color de estos con ninguno conocido. Pero me ha dicho que le suena el color verde marino, que es un color que no lo usa ningún capitulo. Me ha dicho, que antes de la Herejía, solo una legión usaba ese color en sus armaduras, los Hijos de Horus. También me ha dicho que ninguno de ellos sobrevivió, todos están muertos o son traidores que siguen a Abaddon y su Legión Negra. Tambien me ha dicho que le choca el comentario del oficial a referirse a armaduras raras, tal vez signifique armaduras antiguas, reliquias. Se me olvidaba, la legión, antes de ser los Hijos de Horus, se llamaban los Lobos Lunares, que si llevaban armaduras blancas. Me hadicho que para más información consulte los escritos de Mersadie Oliton y de un tal Kyril Siderman”.

- Esto es lo último que supe de ella, hace aproximadamente un par de meses. Al no tener noticias de ella, investigue por mi cuenta y la verdad es que ella estaba en lo cierto.

Todos lo miraron con incredulidad.

- No puede ser- dijo uno- esos traidores…

- Mi señor, la verdad les va a resultar aun todavía más increíble, lo que he averiguado. Al parecer no es totalmente cierto lo que ha dicho el experto, ya que he descubierto que existen los Lobos Lunares. Si mis señores, existen, y han existido durante los últimos diez mil años. Pero todavía hay más, son supervivientes de los Hijos de Horus originales que fueron masacrados en Itssvan III, junto con las legiones Guardias de la Muerte, Hijos del Emperador y Devoradores de Mundos. Un reducido grupo de legionarios de todas estas legiones sobrevivieron en Isstvan III. Solo un poco más de un centenar.

- ¿Cómo es posible esto?, ¿Cómo durante diez mil años ha pasado esto?- dijo el Gran Comandante.

- Señores, les voy a contar algo, algo que les resultara increíble, como me lo resulto a mí, pero es cierto, y está a la vista de todo el mundo.

- ¿Quién se atrevería a hacer esto?- dijo el Señor del Administratum, con voz grave y enfadada- ¿Qué traidor osaría hacer esto?

- Valdor, por orden expresa del mismo Emperador- le contesto el inquisidor-. Fue la última voluntad del Emperador antes de ser sentado en Trono Dorado. Quería recompensar a aquellos que más lealmente le habían servido durante la Herejía. He accedido a unos archivos que han permanecido en secreto durante diez mil años, escritos por Siderman, que relatan una reunión entre Valdor y los cinco capitanes supervivientes de Isstvan III.

El inquisidor pulso un botón y apareció un hombre anciano, con aspecto venerable y cansado.

“Soy Kyril Siderman y este es mi último escrito. Mersadie Oliton lo recoge para que alguien en el futuro, pueda comprender el porqué de que Constantin Valdor tomo esta decisión. Lo que les voy a relatar sucedió hace bastantes años, justo después de finalizar la traición del Señor de la Guerra, Horus, cuando fue derrotado por el Emperador en la Barcaza Espíritu Vengativo.

Valdor vino a verme para invitarme a una reunión secreta que tendría lugar en su nave capital con una serie de personas a quienes siento el orgullo de conocer. Estas personas son, el capitán de la séptima compañía de los Guardias de la Muerte, Nathaniel Garro, el capitán de la primera compañía de los Hijos del Emperador, Saul Tarvitz, el capitán Erhlen de los Devoradores de Mundos, el capitán de la tercera compañía de los Lobos Lunares, Iacton Qruze y el también capitán de la décima compañía de los Lobos Lunares y miembro del Mournival, Garviel Loken.

Quería mi opinión de ellos, aquellos que salvaron mi vida durante los luctuosos hechos ocurridos en Isstvan III, de los que fui protagonista en primera persona. Si porque este viejo, fue quien vio, junto con la aquí presente Mersadie Oliton y la siempre respetada Santa, Euphati Keeler, testigos de la infame traición que cometió Horus a nuestro Emperador. Vi como bombardeo a sus hombres con bombas víricas en ese planeta y como después asesino a sangre fría a todos los iteradores y rememoradores de la 63 Expedición. En esa nave fuimos salvados por el capitán Qruze, quien se enfrentó al asesino enviado por Horus, y fuimos llevados a la fragata Eisenstein al mando del capitán Garro, y como, luchando contra la disformidad nos llevó de vuelta a casa, a Terra. Una vez aquí me consagre a ser la voz de la Santa, y solo abandoné una vez esa tarea, cuando fui requerido por el Regente para este servicio, mi último servicio que voy a relatarles.

Entre en el salón, y allí estaban los cuatro. Salude a Tarvitz y a Erhlen, y abrace a Garro y Qruze. Oculto en las sombras estaba Garviel, a quien vi más hundido y apesadumbrado que nunca, me acerque a él con lágrimas en mis ojos y lo abrace. También vi lágrimas en sus ojos, y me pareció extraño, ya que los astartes no tienen sentimientos como nosotros, los humanos mortales. Pero Garviel había cambiado, el sufrimiento de esos últimos años lo había cambiado y había perdido toda su ilusión por vivir. Su mundo se había destrozado, todo en lo que creía se había desmoronado delante de él. Aquello había destrozado al integro Garviel, un hombre al que quería como a mi propio hijo, el hombre que me había salvado de morir en el Espíritu Vengativo.

Hable con él un rato corto hasta que apareció Valdor. Vestía una sencilla túnica, ya que aquello no era una reunión formal. Con una voz casi inaudible nos habló.

- Han pasado hechos que han cambiado nuestro mundo, hechos que nos han probado hasta límites que ninguno de nosotros esperábamos. Han muerto compañeros, amigos, seres queridos por todos nosotros, pero debemos seguir adelante con valor y renovado ímpetu. Lo primero, señores es agradecerles todo lo que han hecho por nosotros, como han luchado y muerto por defender el Imperio. También darles las gracias a vosotros, al capitán Garro, al capitán Tarvitz, al capitán Erhlen, al capitán Qruze y al capitán Loken. Sin ustedes no lo hubiéramos logrado.

- ¿Que hemos logrado?- respondió Loken, con resentimiento-, vivir esta pesadilla, ver cómo ha muerto el Emperador y como han caído la mayoría de sus hijos que le permanecían leales. La Legión ha muerto, Guilliman ha matado el espíritu de la Legión y la ha convertido en un juguete para los políticos.

- Te comprendo Loken, pero esto es algo que debía hacerse. Ningún hombre podía tener tanto poder en sus manos.

- He mandado a miles de hombres durante la Gran Cruzada, todos los que estamos aquí lo hemos hecho, y antes fuimos mandados como legionarios astartes. Esto no es para mí, nunca volverá a ser para mí.

- De eso hablaremos después capitán. Ahora hablemos de otra cosa, de vosotros, mis amigos. Tengo órdenes para todos, las últimas órdenes dadas por el Emperador antes de ser sentado en el Trono Dorado. Nadie las sabe excepto yo ya que nuestro Señor se comunicó conmigo de forma telepática antes de ser sentado en el Trono. Ahora me está hablando, como si estuviera en esta habitación, diciéndome lo que debéis hacer.

Capitanes, haced la última voluntad de nuestro Señor. Capitán Garro, tú y tus hombres demostrasteis valor y algo más, os enfrentasteis a un maremágnum de muerte y podredumbre, una vez te dije que necesitaba hombres como tú para una misión, y esta no ha hecho nada más que empezar. Tú y tus hombres formareis un cuerpo de elite, que reclutara astartes de todos los capítulos para luchar e investigar al alienígena. Capitán Qruze, el más noble, entrenaras a una nueva raza de astartes, para luchar y purgar al hereje y al impuro. Capitan Tarvitz, tu, el más honrado, el que sostuvo su juramento a nuestro Señor hasta el final, formaras junto con tus hombres lo que llamaremos El Circulo Interior Secreto de los Adeptus Custodes, algo que ni siquiera el futuro Capitán General conocerá, solo yo, seréis los Protectores del Emperador, los únicos que lo protegerán y partirán con el cuándo renazca para combatir el Caos.

- Si me lo permite Capitan General, yo y mis hombres tenemos una misión de sangre- dijo Erhlen- debemos vengar a nuestros compañeros muertos por Angron. No parare hasta darle muerte.

Valdor asintió, hizo una pausa, tomo aliento y continuó.

- A ti, capitán Loken te daré la tarea más difícil. Serás el guante de acero envuelto en terciopelo del Emperador. Tú y tus Lobos Lunares seréis la única Legión que continuara viva, en secreto, preparándose para enfrentarse al enemigo. Tú y tus hombres formareis la punta de lanza que atravesara el Caos, seréis los guardianes del Imperio y no responderéis de vuestros actos ante nadie, ni Señores, ni Comandantes. Seréis totalmente independientes y tendréis todo lo que necesitéis en vuestras manos. Pero primero tendréis que fortaleceros, necesitáis crecer y convertiros en algo temible que asuste al Caos solo con pronunciar vuestro nombre.

- Solo somos nueve, contando conmigo, diez con Iacton, ¿que podremos hacer?

- Tú ya sabes lo que hacer, y lo decidirás en su momento, ahora solo tenéis que prepararos, montar una base secreta e iniciar vuestras acciones.

- Yo no pue…

- Si puedes chico- dijo Qruze-, sabes lo que hacer, siempre lo sabes. Tú fuiste quien descubrió todo, fuiste quien revelo la traición.

- Si no lo puedes hacer por ti, hazlo por los caídos, por los que murieron en Itssvan III- dijo Garro.

- Por Tarik- dijo Saul.

- Por Tarik- repitió Garviel-, por Jubal, por Udon, por todos los Lobos que murieron leales en Isstvan. Allí estará nuestra base, y juro que llegara un día en el que Ezekyle pagara por todo lo que nos hizo allí, lo juro por todos ellos.

Después de aquello nunca más vi a los cuatro. Tampoco sé lo que les paso, pero en mi fuero interno, sigo pensando que somos protegidos y guardados por los mejores hombres, los mejores astartes que existieron nunca. También yo me retiro, ya estoy viejo y cansado, he visto mucho en esta vida, he visto el amor, el terror, la muerte y la vida. Todos formamos parte de esta tragedia, que espero que un día se resuelva de la única forma, que la Galaxia este en paz, pero todavía queda mucho para eso, solo hay guerra y sufrimiento, pero estoy tranquilo, sé que cuando yo muera este mundo estará protegido por estos hombres, mis amigos.”

La imagen desapareció. Un silencio recorrio la sala. Nadie oso decir nada, solo el Capitán General del Adeptus Custodes logro decir algo.

- No…lo…sabia, no puedo creerlo, el propio Valdor, dentro de mí…

- Esto es lo que he descubierto, Mis Señores y creo que es lo más importante ahora es decidir que va a pasar. Pero creo que esa decisión no la tenemos que tomar ninguno de los que estamos aquí. Ya fue tomada hace diez mil años por nosotros. Sospecho que la inquisidora Drem ha desaparecido porque se acercó demasiado a ellos, y la verdad no sé qué le habrá sucedido. Tal vez ese tal Garro, o Qruze lo sepan, yo desde luego no.

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