Wikihammer 40k

Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

LEE MÁS

Wikihammer 40k
Wikihammer 40k
12 084
páginas
Línea 53: Línea 53:
 
==Fuerzas dedicadas a Tzeentch==
 
==Fuerzas dedicadas a Tzeentch==
 
===Marines Espaciales del Caos===
 
===Marines Espaciales del Caos===
  +
* La [[Legión]] [[Marines Espaciales del Caos|Traidora]] de los [[Mil Hijos]] sirve exclusivamente a Tzeentch.
* The Thousand Sons Chaos Space Marines Legion serves Tzeentch exclusively.
 
   
 
* [[Los Flagelados]].
 
* [[Los Flagelados]].

Revisión del 12:02 17 feb 2012

Khorne medio sin fondo

Cerberus el Rebañacráneos, mascota de los Poderes Ruinosos, patrocina este espacio para honrar a sus demoníacos señores. Pulsa sobre él y te introducirá en los misterios del Caos.

¡Sangre para el Dios de la Sangre! ¡Visitas para los artículos del Caos!


Tzeentch1

Tzeentch, El Que Cambia Los Caminos, el Gran Mutador, el Gran Hechicero.

Tzeentch, también conocido como El Que Cambia Los Caminos, es el Dios del Caos del Cambio, la Evolución, la Intriga y la Hechicería, el que teje los hilos que conectan todas las acciones, tramas y sutiles intrigas en un juego de manipulación y subterfugio a escala galáctica. Al final de cada uno de esos hilos se encuentra la engañada alma de un títere humano; aquellos de sus sirvientes y agentes que creen que sirven al Señor del Cambio en pactos con un beneficio mutuo. La verdad es que todo acto de Tzeentch ha sido planeado con el fin definitivo de colocarse como el Poder del Caos preeminente en la Disformidad. Por supuesto, la misma naturaleza del Señor de la Entropía hace que, en caso de que obtuviese su triunfo, aún seguiría buscando crear perturbaciones y cambios.

En muchas formas, Tzeentch es el Dios Oscuro mejor y peor conocido de todos. Casi todos saben que es el Dios del Destino, los planes y maquinaciones, así como el Dios que ejemplifica la siempre cambiante naturaleza de la Disformidad. Sin embargo, Tzeentch no hace planes hacia un fin concreto (al menos uno que pueda ser comprendido), maquina sólo por maquinar. Siempre está construyendo, incluso mientras sus artefactos se deshacen por su propia complejidad. Al mismo tiempo, es el Dios del conocimiento y la comprensión, y sus devotos pueden ser aquellos que buscan un entendimiento mayor de un universo a menudo enigmático.

Tzeentch ejerce su influencia sobre el reino de los mortales mediante sutiles manipulaciones y engañosos planes. Las víctimas de su corrupción son Hechiceros atraídos por la promesa de conocimientos prohibidos, estudiosos en busca de conocimiento a toda costa, políticos tentados por el poder que aporta el conocimiento para superar a sus oponentes. El verdadero poder de Tzeentch es la hechicería, y como toda la hechicería fluye desde el Inmaterium, Tzeentch también es el amo de ese medio retorcido y caótico de energía psíquica.

Tzeentch personifica la tendencia de los mortales hacia la mutabilidad y el cambio, el impulso por evolucionar y manipular. Este espíritu está presente en la esencia de toda criatura viviente desde la primera división de células en el útero hasta el ansia final por sobrevivir. Es en los corazones de aquellos con el mayor deseo de prevalecer donde Tzeentch susurra su insidiosa promesa, ofreciendo la vida eterna a aquellos que no desean aceptar la muerte y el olvido como algo inevitable.

El número sagrado de Tzeentch es el nueve, y sus colores suelen ser el azul y el dorado, pero un arcoiris de colores siempre cambiantes también es apropiado, puesto que es el Señor del Cambio.

El Culto de Tzeentch

Tzeentch es conocido por muchos títulos por toda la galaxia, incluyendo El Que Cambia Los Caminos, el Amo de la Fortuna, el Gran Conspirador y el Arquitecto del Destino. Él es el Gran Hechicero, el Dios de la Hechicería y la Transformación, y el dueño del cambiante curso del destino y el tiempo. Tzeentch es, sin duda alguna, el más perturbador y menos comprensible de todos los Dioses del Caos. Su piel hierve con caras que cambian constantemente y que se ríen y burlan de todos aquellos que las miran. Cuando Tzeentch se digna hablar a otros seres, estas caras repiten sus palabras, a menudo con sutiles pero importantes diferencias de entonación y significado.

Los maquinadores e intrigantes se ven atraídos hacia Tzeentch, especialmente aquellos que necesitan poderes psíquicos o hechiceros para lograr sus fines. Políticos y líderes, Magísteres y Cultistas del Caos, todos ellos se ven atraídos a lo largo de los retorcidos caminos del destino, usando a Tzeentch para obtener sus sueños y aspiraciones, aunque todos acaban por tener un papel en las eternas maquinaciones de Tzeentch. Ningún hombre puede comprender por completo la naturaleza de los planes intrincadamente entretejidos de Tzeentch, e intentar hacerlo sólo puede llevar a la locura. Y aun así Tzeentch no tiene ningún gran plan, ni ningún objetivo definitivo por cumplir. Para Tzeentch el mero acto de maquinar y entretejer los breves destinos de los mortales es propósito suficiente. No hay un final para sus planes pues no desea que lo haya para la creación de cambios. Tzeentch no puede obtener ningún premio definitivo, pues obtenerlo sería el fin de la ambición, y por tanto el fin del Señor del Destino.

Aunque no posee seguidores tan numerosos u obvios como los de Khorne, Tzeentch tiene de todas formas un fuerte y firme control sobre las manos y las metnes de los mortales. De hecho, muchos mortales le sirven sin ni siquiera saberlo, al esconderse con engaños y falsos nombres la verdadera fuerza detrás de los sucesos. Los adoradores mortales de Tzeentch tienden a ser hechiceros, psíquicos, estudiosos y otros miembros educados de la élite que desean un poder y un conocimiento mayores. Algunos de estos adoradores se convierten en hechiceros muy poderosos, pero Tzeentch tiende a mutar a sus seguidores, y se dice que los niveles más altos de poder son difíciles de alcanzar para sus seguidores, pues a menudo se ven mutados hasta convertirse en las bestias sin mente llamadas Engendros del Caos antes de poder descubrir los misterios más potentes que ofrece el Señor de la Transformación. Aquellos que sí logran un gran poder al servicio de Tzeentch, no obstante, son enemigos extremadamente poderosos que suelen ser grandes Hechiceros del Caos a la vez que fuertes guerreros. Además, mientras que Khorne rechaza la hechicería, la intriga y la sutileza en todas sus formas, Tzeentch no tiene reparos en utilizar y manipular la fuerza bruta cuando le viene bien. Así, mientras que Khorne no posee hechiceros a su servicio, Tzeentch reúne ejércitos de guerreros de todas partes: cualquiera que genere un gran cambio, ya en sí mismo, ya en sus alrededores, puede ser objeto de la atención del Señor del Cambio.

La Legión Traidora de los Mil Hijos sirve exclusivamente a Tzeentch. Al inicio de la Herejía de Horus, su Primarca Magnus el Rojo intentó advertir al Emperador de la traición de Horus utilizando hechicería para saltarse las vastas distancias interestelares entre Prospero y Terra, pero el Emperador rechazó la advertencia como un engaño del Caos contra su amado hijo Horus. Envió a Leman Russ, Primarca de los Lobos Espaciales, junto con su Legión, a traer a Magnus a Terra para ser juzgado por su violación de la prohibición del uso de la hechicería (instaurada en el Concilio de Nikaea). Pero las órdenes de Russ fueron maliciosamente modificadas por Horus para hacer que los Lobos Espaciales atacasen directamente a los Mil Hijos y los obligasen a entregarse al Caos. Russ atacó y al final, el mundo de Prospero ardió. Algunos de los Mil Hijos, incluido Magnus el Rojo, lograron escapar con la ayuda de su nuevo patrón, Tzeentch, y se aliaron con Horus contra el Emperador para vengar todo lo que habían perdido en Prospero. Sin embargo, tras el lanzamiento del potente hechizo conocido como la Rúbrica de Ahriman, los Hermanos de Batalla de los Mil Hijos que o no tenían poderes psíquicos o apenas los poseían fueron reducidos a polvo, con sus almas atrapadas dentro de sus Servoarmaduras. Aquellos Mil Hijos que sí tenían grandes poderes los vieron aumentados aún más, y ahora guían a sus espectrales Hermanos a la guerra contra el Imperio de la Humanidad y el Emperador Cadáver que creen que les traicionó tanto tiempo atrás.

Aspecto

Como corresponde al Señor de la Transformación, la apariencia de Tzeentch cambia constantemente. En ocasiones, sin embargo, se presenta como una figura demoníaca: su rostro arrugado asoma desde su pecho, de tal forma que su cabeza está conectada directamente a su torso. Dos grandes cuernos se alzan desde su cabeza, y se encuentra rodeado de una arremolinada niebla perpetua. Su piel muta constantemente y está cubierta de caras siempre cambiantes que se burlan de aquellos que las miran. Cuando Tzeentch habla, estas caras repiten todas sus palabras, pero a menudo con diferencias sutiles e importantes en su significado.

En otras ocasiones, puede presentarse con otro aspecto totalmente distinto, o simplemente como una nube de energía que cambia de color y de forma constantemente. Tzeentch suele ser visualizado como la serpiente que se retuerce y enrosca para representar el cambio constante.

Rivalidades

El principal rival del Señor de la Hechicería es Nurgle, el Señor de la Plaga. Mientras que Tzeentch busca construir y evolucionar constantemente, el Señor de la Putrefacción sólo desea derribar y disolver, romper y destruir. En innumerables ocasiones los intrincados planes de Tzeentch han sido desbaratados por la maligna influencia de Nurgle, y los siervos demoníacos y mortales de los dos Dioses del Caos se enfrentan tan a menudo entre ellos como contra sus enemigos mutuos del Imperio. A pesar de la rivalidad de Tzeentch con el Abuelo Nurgle, es el Dios del Caos con mayor influencia sobre los demás Poderes Ruinosos. En ocasiones, los Dioses del Caos deben unirse y actuar conjuntamente si quieren que sus planes individuales den fruto, y siempre es Tzeentch quien negocia estas escasas alianzas del Caos Absoluto. Sin embargo, Tzeentch nunca actúa por altruismo, y puede garantizarse que cada vez que interviene para unir a los Poderes del Caos lo hace sólo con sus propios fines en mente.

Demonios de Tzeentch

Como sucede con todos los Dioses del Caos, una hueste de Demonios sigue al Señor del Cambio. Los Demonios de Tzeentch suelen tener una apariencia aviar, o estar mutados hasta el punto de ser irreconocibles.

  • Los Horrores (Rosas o Azules) son los Demonios Menores de Tzeentch más abundantes, una masa siempre cambiante de carne, extremidades y orificios flamígeros. Los Horrores son capaces de desatar potentes ataques psíquicos contra sus enemigos.
  • Los Incineradores son Demonios Menores ligeramente más poderosos, con numerosas fauces abiertas que expulsan las terribles llamas que obviamente les dan nombre. A menudo luchan junto a los Horrores, y como ellos, son capaces de desatar explosiones mágicas de energía contra sus enemigos.
  • Los Aulladores son Bestias Demoníacas parecidas a mantas raya que se lanzan en picado sobre el enemigo y lo cortan con sus afilados colmillos, aunque prefieren emitir un profano chillido que hiere y aterroriza a la mayoría de mortales.
  • Los Señores de la Transformación son los Grandes Demonios de Tzeentch, normalmente con aspecto de grandes figuras humanoides con cráneo y alas de pájaro, y con un vasto intelecto y poder hechicero. Sus cuerpos, especialmente sus alas, suelen ser multicolores. Disparan poderosas explosiones de rayos y fuego disforme.
  • Los Discos de Tzeentch son una mezcla de energía psíquica, metal y un Demonio Menor, con forma de disco, y a menudo son utilizados como transportes por los Campeones mortales de Tzeentch. Son capaces de atacar a los enemigos cercanos con rayos o fuertes tentáculos.
  • Los Escribas Azules de Tzeentch son dos Horrores, llamados P'tarix y Xirat'p, a quienes el Gran Hechicero ha ordenado aprender todos y cada uno de los hechizos existentes, pues en cada hechizo se encuentra un fragmento perdido de Tzeentch que este desea recuperar. Los Escribas viajan sobre su Disco de Tzeentch a través de los dominios de los mortales y los Demonios, atando los fragmentos perdidos de su Dios con pergamino y tinta. Tzeentch les concedió una inteligencia superior, pero con salvaguardas contra la traición: P'tarix puede transcribir las sílabas de los hechizos mágicos con las profanas runas del Caos, pero no puede leer lo que él mismo escribe, y Xirat'p puede leer las notas de su hermano, pero no puede entenderlas. Debido a esto, Xirat'p puede lanzar hechizos leyendo los manuscritos de P'tarix, pero no puede predecir qué hechizo va a lanzar. Así, los Escribas Azules generan una gran destrucción en combate, desatando un bombardeo de efectos psíquicos aleatorios sobre cualquiera que los amenace.
  • El Cambiante es un Demonio que personifica la faceta entrometida, embaucadora y tramposa de la psique de Tzeentch. Puede tomar la forma de otros seres, desde el más pequeño de los insectos al más enorme de los Grandes Demonios. Nadie, salvo quizás el propio Tzeentch, conoce la verdadera forma del Cambiante, pues siempre va vestido con un hábito y encapuchado incluso en su propia forma, la cual podría haber olvidado hasta él mismo. No sólo puede imitar la forma de otro ser, sino que también puede adoptar sus conductas y personalidad de una form tan perfecta que incluso los Dioses Oscuros pueden ser engañados. En toda la Creación, sólo hay una entidad a la que no puede duplicar: el propio Gran Dios Tzeentch. El Gran Maquinador no permitiría que ningún ser le robase su identidad, ni siquiera por un momento.

Máquinas Demoníacas de Tzeentch

Una Máquina Demoníaca es un vehículo en parte tecnológico y en parte demoníaco. Aquellas dedicadas a Tzeentch incluyen:

  • Señor del Fuego.
  • Torre Plateada de Tzeentch.
  • Ala de Condenación.

Fuerzas dedicadas a Tzeentch

Marines Espaciales del Caos

Seguidores destacados de Tzeentch

  • Magnus el Rojo - Primarch of the Thousand Sons, now a powerful Daemon Prince.
  • Kairos Tejedestinos - one of the mightiest of Tzeentch's Lords of Change.
  • Escribas Azules - A pair of Blue Horrors of Tzeentch.
  • Ahzek Ahriman - One of the most powerful Sorcerors of the Thousand Sons.

Corrupción de Tzeentch

Tzeentch is the Changer of Ways, the Chaos God of Sorcery and Intrigue who perhaps most directly embodies the heart of what Chaos itself represents as a universal force. Fewer individuals and Chaos Cults fall to the temptations offered by Tzeentch than to the other Ruinous Powers, as the benefits the Lord of Sorcery offers are less tangible and immediate than the sensory pleasures of Slaanesh, the diseased immortality of Nurgle or the bloodthirsty strength of Khorne. Instead, the worship of Tzeentch appeals most to those who value knowledge, especially secret, forbidden knowledge and the power that it brings. Of course, the individuals most likely to be tempted into the service of Tzeentch are psykers, who already possess the secret and feared ability to tap the limitless power of the Warp to reshape reality. Tzeentch offers psykers the knowledge required to achieve unlimited heights of psychic ability through the practice of the powerful arcane psychic techniques known to the Imperium of Man as "sorcery." For many, the forbidden knowledge Tzeentch offers is just too tempting to pass up and before they know it, they have been ensnared within the Grand Schemer's tangled webs and find themselves as just another unwitting pawn in his Chaotic plots. No less a personage than the Primarch Magnus the Red found it impossible to steer clear of Tzeentch's tempations as his overwhelming desire to protect his Thousand Sons Legion's precious knowledge of the Warp and sorcery ultimately led him into the embrace of the Changer of Ways.

Even non-psykers can find themselves pawns in Tzeentch's endless games of intrigue when they discover that if they make use of the heretical knowledge offered by the Chaos God, just this once, they can perhaps better their station in life or that of their loved ones. Imperial nobles and politicians are often drawn into Tzeentch's web through the edge over their rivals he offers in the form of knowledge and the power it can provide. Yet the lower classes also provide fertile ground for the Lord of Sorcery. In a society that is as difficult and repressive as that of the Imperium, it can be all too easy to give in to the blandishments of a charismatic heretical preacher who promises salvation and prosperity if one will just agree to follow a particular path towards "enlightenment." It is in just this way that many Tzeentchian Cults are begun across the galaxy. Many normally pious and good-hearted subjects of the Emperor, tired of the mindless, back-breaking labour and elite disdain that dominates life on so many Imperial worlds, are easily swayed to join various "mystery cults." These cults slowly draw these folk ever tighter into a web of Tzeentchian corruption until too late they discover they have become the corrupt servants of Chaos. While Tzeentchian corruption is the least common form of Chaotic perversion found across the Imperium, it is also the most feared by the Inquisition, for its adherents are the most powerful of Chaotic servants and the best at concealing both themselves and their complex schemes from the light of the Emperor.

El Laberinto de Tzeentch

The Maze of Tzeentch is Tzeentch's realm within the Warp. This maze is woven from the raw fabric of magic, threaded upon deceit and conspiracy. Of all the landscapes of the Warp, this domain is by far the most bizarre and incomprehensible. The Maze's presence is felt across all of the daemonic realms. Interchanging, shifting avenues made of pure crystals of every colour crisscross Tzeentch's realm. Hidden pathways built from lies and schemes lead out from the maze and infiltrate the dominions of other gods, binding together the fractious Realms of Chaos. The maze itself has no daemonic defenders. Its own illusory passages are enough of a barrier to any intruder not possessed of the strongest mind imaginable. Its glittering corridors reflect not only light but also hope, misery, dreams and nightmares. The labyrinth does not merely reflect but also distorts, pulling apart hope and purpose turning them into insanity and despair. Driven by Tzeentch's unconscious schemes, the labyrinth constantly moves and rearranges. Those lost within the maze's reaches will wander for eternity with their minds shattered, their dreams broken upon the wheel of their own failed ambition. At the centre of the maze, hidden from those who have not the insane insight to find it, stands the Impossible Fortress. The architecture of the bastion is constantly replaced by new and ever more maddening spires, gates and walls. doors and other entrance points yawn open like starving mouths, before clamping for eternity moments later, barring all access. Within the Fortress time and space does not exist at all and gravity shifts and changes, or disappears all together. Lights of every colour, some even unknown in the real universe, springs from the shifting walls. For mortals, who are so locked in their physical ways, the fortress is impenetrable. Men are driven insane, while their bodies might implode or be pulled apart by the forces unleashed by Tzeentch's passing thoughts. Even immortal daemons cannot easily endure the twisted horror of the Impossible Fortress and only the Lords of Change can safely navigate its corridors, and tread the secret paths that lead to the inner sanctum of the fortress, the Hidden Library, where Tzeentch, the puppet master himself resides, eternally plotting.

Fuentes

Extraído y traducido de Lexicanum y Wikihammer 40K UK.

Codex: Marines Espaciales del Caos (2º de III Edición, y IV Edición).

Codex: Demonios del Caos (IV Edición).

Realm of Chaos - Slaves to Darkness.

Realm of Chaos - The Lost and the Damned.

Liber Chaotica.