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Señor de la Guerra Tiber Achilus Cruzada Achilus Cuenca de Jericho Flota Imperial Wikihammer

Tiber Achilus

"Todas las grandes hazañas son obra de grandes hombres. La nuestra es una galaxia moldeada por la voluntad de quienes tienen el coraje de mantener ardiendo la luz de la humanidad y vivo el sueño divino del Dios Emperador; un sueño de unificación, fe y dominio de la humanidad sobre nuestra galaxia, ahora y para siempre."

Inscripción en la pared del Cenotafio de Achilus

Tiber Achilus fue un Señor de la Guerra imperial y anteriormente un Lord Militante de la Guardia Imperial.

Introducción[]

Mucho de lo que ha sucedido durante la gran Cruzada imperial en la Brecha Jericho se puede depositar a los pies de un hombre: Tiber Achilus.

Durante su planificación y primeros años, el Lord Militante fue el catalizador de casi todos los movimientos que hicieron las fuerzas del Imperio dentro del sector, incluso influyendo en las decisiones y acciones de aquellos que sólo nominalmente están bajo su control, como la Inquisición, la Eclesiarquía, los diversos Capítulos de Marines Espaciales y los Vigías de la Muerte. Los eruditos e historiadores imperiales han utilizado a menudo un antiguo adagio al hablar de la Cruzada Achilus: "Si conoces al hombre, conocerás la misión". La verdad de esta sabiduría se puede ver en cada mundo fortificado, en cada victoria gloriosa y en cada derrota ignominiosa que marca sus nueve años al mando del intento del Imperio de reclamar la Brecha. Sin embargo, aquellos que profundizan en el hombre que era Tiber Achilus han encontrado más preguntas que respuestas y algunas coincidencias inquietantes y condenatorias en su historia.

Historia[]

Inicios[]

La historia de Tiber Achilus comenzó a miles de años luz de la Brecha Jericho y muchos años antes del descubrimiento de la puerta disforme por parte del Imperio. Nacido en el Sector Ixaniad, en el mundo colmena de Lordrium, Achilus era producto de una larga y noble línea de generales y comandantes que habían servido a los señores del sector Ixaniad durante siglos. Sin embargo, los lexógrafos de Lordrium registran su año de nacimiento como mezclado con profecías y presagios. Está registrado que en el día de su nacimiento hubo una convergencia inesperada de las siete lunas de Lordrium y un eclipse ondulante que duró casi una semana sobre la colmena en la que vivía. Otras señales incluyeron avistamientos de visitantes extraños a la colmena: hombres delgados y elegantes vestidos con túnicas que nunca  mostraron la cara y desaparecieron cuando alguien se les acercó. Se vieron naves extrañas en órbita, apareciendo solo en el borde de los barridos de sensores y desapareciendo antes de que se pudiera confirmar su existencia. Sin embargo, estos eventos peculiares no estaban asociados con el entonces infante Achilus, ya que a pesar de su alta cuna, él era solo uno de una docena de hijos de la línea Achilus y simplemente otro mocoso a los ojos de los nobles de Lordrium.

A medida que crecía hacia la edad adulta, Tiber Achilus comenzó a distinguirse de sus hermanos y hermanas poniéndose a la altura del gran legado de su nombre. Magistral espadachín y astuto estratega, se destacó en las filas del cuadro de oficiales de Lordrium como cadete, ganando una sangrienta reputación como duelista incluso antes de su segundo día de nombramiento. Mientras que sus hermanos sucumbían en gran medida a los vicios de la nobleza y la decadencia de su estilo de vida, Tiber se impulsaba a tener éxito con cada año que pasaba, como si supiera de alguna manera que existía una tarea para la que había nacido y que solo él podía completar. Su primer contacto con el combate llegó durante los disturbios de Redgarvi Ashlander en Lordrium, cuando era un oficial de veinte años del 38ª regimiento de la Fuerza de Defensa Planetaria de la colmena Korlo. Como en sus anteriores afanes, se granjeó rápidamente un nombre, asegurando los elevadores centrales de la Colmena en una serie de sangrientas batallas y brutales acciones de retención contra las hordas de Redgarvi. Por su coraje y su habilidad, recibió el Escudo de Plata de Lordrium y un lugar en los Sangrepura de Ixaniad, el regimiento personal del señor del sector.

Fue durante los siguientes cuarenta años al servicio de los Sangrepura que Tiber Achilus ganaría una reputación en todo el sector, llegando incluso a convertirse en un comandante conocido en los cercanos Sectores Scarus y Calixis por su papel en campañas limítrofes. Fue durante aquellos años en los que se enfrentó al Devorador de Almas Khraven, a los Hijos de la Sombra Sangrante y al Colectivo Ylarian en las profundidades de las Estrellas del Halo y en el borde del sector Ixaniad. Estrella emergente de la Guardia Imperial y aliado leal de la Armada, Achilus viajó muchísimo y estableció contactos con las casa nobles y las organizaciones imperiales de la región. Los que lo conocían decían que poseía un aura a su alrededor, un carisma o una presencia natural que parecía atraer a aquellos que se encontraban a su alrededor y los hacía sentir a gusto. Este extraño efecto actuaba tanto sobre amigos como sobre detractores y, de los muchos años que sirvió en los Sangrepura, ninguno de sus compañeros tuvo nada malo que decir de él ni parecía tener enemigo alguno. Es este un hecho remarcable entre la estructura militar imperial y prácticamente único entre su clase.

Fue durante este período de ascensión que ocurrió uno de los incidentes más inusuales que rodearon a Achilus. Ocurrió mientras llevaba a cabo una campaña en el Sector Formoria contra los Khrave y sus aliados, purgando los condenados siete sistemas Sydratie. Después de derrotar a una flota de vanguardia khrave sobre el planeta Taryo, ordenó que un batallón de Sangrepuras descendiera a tierra para eliminar a cualquier xenos que hubiera aterrizado escapando de la lucha. Taryo era un planeta inexplorado, cubierto de laberintos de cañones helados y túneles de hielo, por lo que Achilus se vio obligado a dividir su fuerza de desembarco en pelotones para encontrar a los xenos supervivientes. Después de horas de búsqueda, Achilus y los hombres que lo acompañaban se perdieron, tropezando con unas antiguas ruinas de arquitectura extraña pero familiar. Casi de inmediato, fueron atacados por exploradores Eldar y su pelotón fue derribado en cuestión de minutos, dejando solo a Achilus y algunos de sus hombres con vida. Un informe secreto de uno de estos supervivientes (recopilado años después por el Ordo Xenos) relata lo que sucedió a continuación. Aparentemente, cuando la líder de los exploradores xenos se inclinó sobre el herido Achilus para rematarlo, ella pareció detenerse, mirando más de cerca al general antes de volverse hacia sus hombres e indicarles que se retiraran. Nunca se documentó por qué ocurrió aquello y Achilus nunca habló de ello, sin embargo, los testigos oculares juran que cuando la extraterrestre miró a Achilus, pareció reconocerlo.

Primer Lord Militante de la Cruzada[]

Para liderar una Cruzada Imperial, un comandante debe tener más que experiencia, carisma y favor. Para tal empresa no es suficiente que un hombre sea el mejor en su campo o el más idolatrado entre sus compañeros, debe haber algo más. Cuando se descubrió la puerta disforme y los primeros susurros de Cruzada comenzaron a colarse entre los escalafones del Imperio, Achilus se sintió atraído por la causa, encendido por la justicia de conquistar la Brecha Jericho y devolver sus mundos a la luz del Dios-Emperador. Era como si este fuera el momento de grandeza que había estado esperando, y típico de su confianza y empuje, no perdió tiempo en reunir apoyos y aliados para hacer realidad su sueño.

Aquí la historia presenta aún más anomalías y curiosidades, ya que aunque Achilus era un hombre de gran poder e influencia, incluso él debería haber tenido que librar una larga lucha para ganarse los corazones y las mentes de tres sectores, así como el favor de los Altos Señores de Terra para ordenar su empeño de liderar la Cruzada. Por lo general, un nido de víboras político de este tipo podría tardar años en resolverse, ya que las familias nobles y los comandantes militares peleaban con uñas y dientes solo para obtener la posibilidad de hacer una petición a los Altos Señores. En el caso de Tiber Achilus, solo costó unos meses. En ese momento se vio como producto de su gran carisma y de las conexiones que Achilus debía haber tenido, por lo que parecía mostrar su capacidad para mantener unidas las muchas facciones que formarían la Cruzada, favoreciéndolo para el puesto. Sin embargo, una mirada más cercana reveló algo más que la lengua persuasiva de un comandante muy querido, ya que hubo algunos casos de cambios completos de postura o de la personalidad de oponentes particulares.

Incluso la breve serie de asesinatos (típico de muchos ascensos significativos dentro del Imperio) parecía tanto mostrar como ayudar a Tiber Achilus. Sin embargo, para mejor o para peor, en los primeros meses tras la formación de la Cruzada, Tiber Achilus fue nombrado Lord Militante.

Tiber Achilus solo iba a liderar la Cruzada durante nueve años y supervisó apenas el comienzo de su avance en la Brecha. En ese tiempo demostró ser un comandante capaz con una fuerte presencia entre las fuerzas imperiales, manteniendo unidas las distintas organizaciones y a los oficiales bajo su control.

Perdido en la Disformidad[]

La muerte de Achilus iba a resultar tan interesante e inusual como su vida, envuelta en misterio y extrañas circunstancias. En el año 786.M41, durante un viaje de rutina desde Alphos a Karlack que la nave del Lord Militante, la Proclamación de Ira, se perdió en la disformidad. Aunque la disformidad es siempre un lugar peligroso, y nunca se puede decir que se está completamente a salvo al atravesarla, Achilus y su nave se perdieron en un viaje que debería haber tomado unos días como máximo y en una ruta disforme tan concurrida y estable como cualquier otra dentro del sector. Todavía se desconoce porque de los doce barcos de su flota sólo se perdió la Proclamación de Ira ya que todos los demás llegaron a Karlack completamente ilesos. Los informes de los otros capitanes y de sus Navegantes varían en cuanto a lo que sucedió con la nave, unos dicen que fue tragado por un vórtice repentino en la disformidad, otros que su Campo Geller debía haber fallado permitiendo a los horrores disformes consumirlo. Incluso hubo algunos que informaron que Achilus y su nave habían salido de la disformidad al espacio real, desapareciendo en algún lugar de las vacías profundidades entre mundos. Cualesquiera que fuera la verdadera causa, la Proclamación de Ira desapareció completamente y Achilus fue considerado perdido.

No dispuestos a aceptar tal explicación de la muerte del Lord Militante, muchas agencias e individuos buscaron respuestas, entre ellas la Inquisición. Una investigación secreta dirigida por la inquisidora Kya Tellemain del Ordo Malleus pasó los siguientes años examinando registros y buscando pistas. Al principio, Tellemain estaba convencida de que la desaparición de Achilus había sido obra del Stigmartus y los Dioses Oscuros, un elaborado complot para robar al Imperio uno de sus grandes líderes. Incluso descubrió fragmentos de pistas que parecían apuntar en la dirección que esperaba que llevara la investigación. Desafortunadamente, tales indicios siempre fracasaban, y solo encontraba más rumores y mentiras cuanto más profundo cavaba. Sin embargo, el más perturbador de los indicios y el que le obsesionó durante toda su investigación, fue descubrir que el asesino Eldar Syndilian había sido avistado en Alphos solo unas horas después de la partida del Lord Militante. Nunca pudo confirmar de forma taxativa el avistamiento o establecer por qué había estado allí (el alienígena no dejó pistas y no hizo ningún ataque si de hecho había estado presente). Tellemain solo podía preguntarse qué papel pudo haber tenido el explorador en la muerte de Achilus, ¿y por qué?

Finalmente, la presión del nuevo Lord Militante junto con las preocupaciones apremiantes de la Cruzada pusieron fin a la investigación de Tellemain. Las historias oficiales registraron que Achilus y su embarcación se habían perdido debido a un fallo del campo Geller; un accidente fortuito que no podía haberse previsto. Curiosamente, sin embargo, la propia Tellemain desapareció poco después de que se cerrara la investigación, desapareciendo en una misión en las profundidades del Saliente Orpheus. Los rumores dentro de la Inquisición especulan que fue silenciada por lo que sabía de la muerte del viejo Lord Militante. Sea cierto o no, el día que desapareció, sus Acólitos al otro lado de la Brecha se escondieron, como si supieran que ellos también pronto serían perseguidos por lo que habían descubierto.

El legado[]

La muerte de Tiber Achilus ha sido en muchos sentidos solo el comienzo de su papel dentro de la Cruzada. Además de prestar su nombre a la gran empresa del Imperio, su memoria se ha convertido en la piedra angular de la moral y la dedicación al deber de muchos de los cruzados. Incluso se ha convertido en una tradición, entre muchos de los oficiales de alto rango tanto de la Guardia Imperial como de la Armada, jurar sus votos ante el Cenotafio de Achilus en Karlack antes de aceptar sus puestos, comprometiendo su lealtad a la Cruzada ante la tumba de su padre. Aparentemente, Tetrarchus parece abrazar esta forma de honor que le otorgó su predecesor, aunque en realidad tiene poco control sobre el ritual o la gran popularidad que ha ganado entre las filas. En la Guardia Imperial, los hombres favorecen a los oficiales que han hecho sus promesas en el Cenotafio de Achilus, los regimientos responden bien a aquellos que han buscado el favor del "Viejo" antes de embarcarse en misiones de combate. La Armada es un poco diferente, la mayoría de los capitanes se sienten más seguros sabiendo que un hombre con la bendición de Achilus los dirige.

Además de su persistente presencia en las mentes de los comandantes de los cruzados, también persisten los rumores de que Achilus ha dejado otro legado más siniestro. Se rumorea que existe un culto dirigido por sus oficiales más leales, hombres y mujeres depuestos por Tetrarchus durante el Consejo de las Cenizas y que todavía se oponen al control de la Cruzada por parte del nuevo Lord Militante. Conocidos como los Hijos de Achilus, se dice que ocupan posiciones en todas las flotas y ejércitos de la Cruzada, a veces directamente bajo el control de un veterano del Consejo de las Cenizas, a veces sin conexión aparente con esta vieja guardia, aunque leales a pesar de todo. No se consideran traidores al Imperio (al menos a sus propios ojos) pero los Hijos de Achilus trabajan de manera sutil para socavar la fuerza de Tetrarchus dentro del sector, embrollando la logística, ralentizando las transferencias de tropas e incluso transmitiendo inteligencia falsa o errónea para hacer parecer al nuevo Lord Militante un tonto o un incompetente.

El Ordo Hereticus investigó los rumores sobre el culto de oficiales descontentos dentro de la Cruzada, aunque hasta la fecha sus esfuerzos no han dado resultado. Esto puede significar que los rumores son solo rumores, o posiblemente que la infiltración de los Hijos de Achilus es mucho más profunda de lo que incluso la Inquisición podría haber sospechado. Siempre dispuestos a favorecer la respuesta más paranoica, varios Inquisidores han elegido esta última opción y mantienen abiertas las investigaciones sobre los Hijos. Sin embargo, en un sector plagado de sedición alienígena y verdadera herejía, la mayoría solo puede prescindir de unos pocos acólitos de bajo rango para un esfuerzo tan frívolo. Hasta ahora, potencialmente, sus acciones pueden haber costado miles de vidas, pero en el caos de una Cruzada Imperial en toda regla, tales errores militares ocurren regularmente y atraen poca atención. Sin embargo, se dice que los Hijos de Achilus están intensificando sus operaciones y actualmente están planeando algo trascendental para poner en la puerta de Tetrarchus, algo que incluso él no podrá ignorar.

Fuentes[]

  • Deathwatch: Reglamento, págs. 331-349 (Juego de Rol).
  • Deathwatch: Rising Tempest.
  • Deathwatch: The Achilus Assault (Juego de Rol).