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Templanza es un mundo fronterizo del Sector Askellon.

Descripción[]

Mantener la creciente población del sector requiere cantidades interminables de alimentos y otros recursos e incluso los mundos agrícolas tienen sus límites. Los mundos fronterizos como Templanza ofrecen nuevas oportunidades a aquellos que son lo suficientemente fuertes como para desafiar sus peligros, y con el tiempo suficiente, estos fieles ciudadanos podrían elevar algún día su planeta al nivel de planetas como Cel o incluso Kalto. Sin embargo, Templanza es más que un recurso potencial, con cultos y recidivistas al acecho bajo su superficie, bandidos arqueotecnológicos en sus páramos y una oscura historia que se remonta a mucho antes de su fundación.

Al carecer de grandes masas de agua, Templanza es esencialmente un único continente que abarca todo el planeta. A través de este vasto paisaje, los agricultores cultivan y manejan rebaños de Grox en asentamientos aislados, donde la población apenas alcanzan algunos millares. Estas pequeñas granjas aisladas agrupan la mayoría de la población del mundo fronterizo.

La vida en una granja aislada es más peligrosa que dentro de los centros de población más grandes de Templanza. En los páramos, las infestaciones de moho mental pueden reclamar una comunidad completa, y pueden pasar años antes de que un grupo itinerante de Delegados de Bastión descubra los infestados restos desiertos. Las manadas de Grox salvajes pueden comer las cosechas de una comunidad (e incluso algunos de sus habitantes) durante la noche, dejándolas morir de hambre lentamente. Las sectas de bandidos a veces atacan ciudades pequeñas, presionando a los más fuertes para que presten servicio y dejando atrás solo a los más débiles y frágiles. Algunos asentamientos simplemente se evaporan, dejando nada más que manchas de sangre y desconocidas y viciosas estrías en las vacías estructuras prefabricadas. A medida que pasan los años, cada vez más ciudadanos mueren de forma inadvertida en las sombrías y rocosas tierras de labranza que no en cualquier otro lugar del planeta, y la vida existe como una deprimente batalla diaria para mantenerse alimentado y cuerdo.

Una fundación problemática[]

La inclusión de Templanza en los fragmentados registros planetarios del sector data de hace poco más de un siglo. Los registros del reconocimiento inicial del planeta siguen dispersos y la única información concreta dictamina que el motivo del asentamiento era la esperanza de que algún día pudiera llegar a convertirse en un generoso mundo agrícola. Numerosas pruebas apoyaban este objetivo, ya que Templanza es bastante fértil y carece de cualquier tipo de vida nativa compleja aparte del temido moho mental.

Los primeros pobladores de Templanza se originaron en Kalto y consistían en grupos familiares fuertemente unidos cuya experiencia agrícola los hacía ideales para el intacto paisaje de Templanza. Sus fuertes lazos con la Eclesiarquía también los convirtió en colonos modelo, y muchos esperaban que los fuertes lazos entre cada grupo familiar y su mutua devoción al Emperador mantuvieran al mundo agrícola en un camino seguro y recto hacia la productividad. Desafortunadamente, las inspecciones planetarias no reconocieron la extremadamente rocosa superficie del planeta. La tierra era fértil tal como se informó, tal vez más de lo esperado, pero el subsuelo bajo el delgado manto era duro e impedía cualquier transformación rápida para la agricultura pesada. Los informes que quedan de aquellos primeros meses después de su llegada hablan de formaciones rocosas quemadas o fundidas a causa de un evento cataclísmico desconocido, con cicatrices ígneas datadas de miles de años atrás. Su causa aún no ha sido explicada por lo que la especulación ha sugerido infinidad de motivos, desde masivos cambios sísmicos hasta terribles bombardeos orbitales. Algunos cuentan leyendas sobre actividades heréticas del pasado, guerras que abarcaron continentes y de los gritos agónicos de miles de millones de personas, elementos que sirvieron para crear un mito que ahora alimenta la doctrina del culto dominante en el planeta: los Hijos de Templanza.

Las dificultades y la muerte marcaron las primeras décadas mientras la población luchaba por mantenerse. El moho mental se comía la tierra de cultivo, y se quemaron más cosechas de las que se recogieron. En varias ocasiones, el moho casi reclamó a toda la población lo que condujo al desarrollo apresurado de un "traje de moho" que mantenía a raya a las mortales esporas. La situación solo empeoraba durante los períodos de fuertes lluvias, ya que Templanza se vio afectada por largas tormentas que comenzaban sin previo aviso y se sucedían en un patrón no perceptible, otro detalle que las inspecciones planetarias no habían mencionado. El moho mental prosperaba en el lodazal originado en cada aguacero, e incluso con los trajes de moho, las infestaciones a menudo duraban meses y se cobraban cientos de vidas.

Para empeorar las cosas, el Pandemonium aisló Templanza del resto del sector casi tan pronto como llegaron los colonos. A medida que las cosechas fracasaban y el moho mental mataba a más familias, muchos se refugiaron en la superstición y la predicación apocalíptica. Los colonos se dividieron bajo el peso del total aislamiento, mientras el administrador Drest Ovidius se veía impotente para detener a cada nuevo agorero y sus legiones de hambrientos seguidores. A medida que los años se alargaban, Ovidius vio que su población había disminuído a menos de la mitad de su número original y desesperadamente se aferraba a cualquier idea para evitar el colapso total de la sociedad, incluso llegando a dedicar sus pocos astrópatas a un programa de transmisiones constantes en un esfuerzo que los acabó matando o lisiando a casi todos. Finalmente, el pequeño coro astropático quedó en silencio cuando una tormenta particularmente fuerte provocó la mayor infestación de moho mental de las que se tiene registro, y cuyas esporas psíquicas mataron a todos los astrópatas que quedaban en cuestión de días. Cuando los servidores más fieles de Ovidius quemaron los cuerpos para evitar nuevas infecciones, la gente de Templanza se atacó entre sí a la vez que secciones enteras de la hambrienta población renunciaban abiertamente al Emperador por haberlas abandonado.

Fue en aquel momento, cuando el futuro de Templanza como productivo mundo askelliano pendía de la cuerda floja, que llegó la Legión de los Doce. Por alguna razón, tal vez incluso por intervención divina, el Pandemonium se calmó y pocos días después una pequeña flota de transportes entró en la órbita de Templanza. Aparentemente, alguno de los desesperadamente exagerados gritos de ayuda de Ovidius habían sido escuchados, ya que la flota de rescate contenía una pequeña nave con un destacamento anormalmente grande de doce Adeptus Arbites. A pesar de los falsos pretextos que los había convocado al planeta, los Arbitradores se dividieron inmediatamente en pequeños equipos al ver el flagrante desorden reinante en los dispersos pueblos. El Adeptus Arbites pacificó a la población restante rápidamente, y en cuestión de semanas el casi colapso de Templanza quedó en el recuerdo, con cultivos replantados y los líderes rebeldes quemados en piras de promethium. El propio Ovidius desapareció durante la purga. Algunos sospechan que se exilió en los páramos y ahora vive como un anónimo pastor de Grox en una granja remota, mientras que otros creen que murió a manos de la feroz multitud. Con el líder de la colonia desaparecido y sin órdenes de reemplazo, los Adeptus Arbites dieron un paso inusual y formaron una autoridad provisional que ha regido hasta hoy sobre los principales asentamientos de Bastion y Baliza, así como sobre las atípicas granjas de Templanza.

Bastion[]

Arbites templanza mundo fronterizo

Miembro de la Legión de los Doce

Bastion es la capital del mundo fronterizo y el hogar de las primeras familias de Templanza. Construida desde cero por los primeros colonos del planeta, los registros del nombre original de Bastion desaparecieron después del levantamiento y la llegada de la Legión de los Doce. El nombre actual de la ciudad deriva de la prefabricada Fortaleza de Distrito que los arbitradores trajeron consigo, aunque si el nombre surgió por reverencia al Adeptus Arbites o de la segunda oleada de colonos que no conocían el nombre original, sigue siendo un misterio.

El masivo recinto es la estructura más grande del planeta, aparte de la catedral abandonada de Thirdstone y, debido al llano paisaje de Templanza, su torre principal es visible a kilómetros en todas direcciones. El resto de edificios de Bastion rara vez superan los tres pisos, y cada almacén de viviendas y productos agrícolas relata las dificultades a las que tuvieron que enfrentarse los primeros colonos. La lluvia torrencial y la necesidad de quemar las infecciones de moho limitaron la capacidad de la población para construir estructuras más grandes y cada edificio contiene una mezcolanza de diferentes materiales. Los pisos de madera y metal ligero se colocan sobre cimientos de piedra casi al azar, y cada casa muestra un desvencijado desarrollo construido por necesidad sin seguir un plan o plantilla específica.

La mayoría de Templanza considera que la sociedad de Bastion es ideal, con una actividad delictiva limitada y la mayoría de sus ciudadanos demasiado preocupados por los rendimientos de los cultivos y el potencial crecimiento de moho como para que realmente les importe que los arbitradores gobiernen el planeta. En los casi setenta años desde su llegada, la famosa Legión de los Doce se ha reducido a siete, y su líder, la Procuradora Aureliana Vigdis, está ya en su segundo siglo de vida y rara vez abandona el recinto de la fortaleza.

Un gran cuerpo de delegados mantiene ahora el orden no solo en Bastion, sino también en Baliza, la segunda ciudad más grande del planeta y en los millares de dispersas granjas. Esta tarea se complica con cada temporada que pasa, a medida que Baliza crece y se hace más influyente. Muchas viejas supersticiones de la época del colapso de Templanza prevalecen en los límites externos, y los enfrentamientos entre los delegados y los cultos emergentes ocurren con frecuencia. Muchos dentro de Bastion consideran que es solo cuestión de tiempo antes de que deban evitar la rebelión abierta de su ciudad hermana, y el reciente incidente en Thirdstone no ha hecho más que avivar las llamas de la apostasía.

Siendo a partes iguales policiales y civiles, la mayoría de delegados son ex-agricultores. La dificultad de cultivar en Templanza es contínua, y durante los años particularmente magros, las filas de delegados se llenan con cientos de nuevos reclutas. La Procuradora Vigdis y los restantes miembros de la Legión de los Doce nunca se alejan de estas entusiastas personas, pero el tamaño de la fuerza de delegados dentro de Bastion provoca que los ciudadanos de Baliza estén nerviosos y resentidos.

Los delegados de Bastion forman la primera línea de defensa durante las infestaciones de moho mental. Ejercitándose constantemente en métodos efectivos para contrarrestar la letal plaga de Templanza, es común ver a escuadrones de delegados patrullar los patios de almacenamiento de productos agrícolas vestidos con pesados trajes ​​de moho y con los lanzallamas listos.

Recientemente, varias granjas han registrado quejas acerca de delgados excesivamente entusiastas que han quemado cosechas enteras sin pruebas contundentes de infestación. Con tantos miles de granjas diseminadas por la superficie de Templanza, la respuesta a estas quejas es lenta en el mejor de los casos.

Baliza[]

Imperio predicador hijos de templanza

Predicador de los Hijos de Templanza

Con la convulsión calmada y una relativa paz restaurada, una segunda oleada de colonos llegaron a Templanza. La Legión de los Doce observó el magullado estado de la capital y decidió establecer una nueva ciudad para albergar a los colonos entrantes y para expandir las tierras agrícolas tan desesperadamente necesitadas por la creciente población.

Situado a varios miles de kilómetros de Bastion, Baliza es una ciudad más ordenada y estructurada. Al carecer de una historia de devastación, sus edificios son más simples y limpios, construidos con rapidez y eficiencia para albergar a una población de tres millones de habitantes. Baliza se extiende sobre un área seis veces mayor que la capital pero lamentablemente, la explosión demográfica y el aumento de la expansión urbana se encuentran en el corazón de los principales problemas del orbe.

Grandes sectores de la población de Baliza se ven a sí mismos como los verdaderos líderes planetarios. Les molesta la presencia continuada de los arbitradores, y con unos exitosos rendimientos en los cultivos y el aumento de sus manadas de Grox, la ciudadanía de Baliza no entiende por qué debe responder ante una ciudad más pequeña y menos exitosa. Los delegados de Bastion solo empeoran la situación, ya que la población los ve como poco más que matones contratados, y numerosas bandas ofrecen recompensas por las cabezas de delegados capturados. A pesar de las amenazas, las bandas son poco más que un espectáculo secundario en comparación con la emergente actividad cultista en Baliza. Decenas de aspirantes a predicadores se sitúan diariamente ante grandes reuniones de granjeros enojados predicando la "verdad" sobre la Legión de los Doce, que el Pandemonium demostró el desprecio del Emperador por Templanza y que existen otros poderes antiguos más que dispuestos a cumplir todos y cada uno de los deseos de los agricultores.

El mayor de estos cultos se autodenomina los Hijos de Templanza. Originariamente era una organización benéfica dedicada a ayudar a las granjas a recuperarse después de períodos de fuertes lluvias. pero empezaron a advertir sobre la pecaminosa historia de Templanza y hablaban sobre un inevitable ajuste de cuentas donde los malvados y perezosos desaparecerán en la agitación del Pandemonium. Predicaban cómo los años de rebelión contra el Imperio y los actos inmundos de los últimos milenios eran el origen del moho mental, algo que tiene poco sentido dada la relativa corta historia del mundo fronterizo. Poco después de aquello, comenzaron las explosiones. Artefactos explosivos y bombas de esporas diseñadas especialmente detonaron en Bastion y Baliza en una campaña de terror que duró semanas. Las subsiguientes infestaciones de moho costaron la vida a miles de habitantes pero donde quiera que las infecciones se enconaban los Hijos deTemplanza emergían para aliviar el sufrimiento de los afligidos.

Cuando la población de Thirdstone, la última ciudad creada en Templanza, desapareció de la noche a la mañana, los Hijos reclamaron el evento como una reivindicación de sus creencias. Baliza elevó entonces a muchos de los líderes del culto a puestos prominentes, ya que decenas de agricultores temerosos reforzaron las filas de la secta, abriéndose a la sabiduría de sus "profetas". Desde ese fatídico día, la secta no ha dejado de crecer, y ahora las filas de los Hijos sobrepasan en número a las de los Delegado de Bastion. Reacia a convertir los disturbios en una guerra civil a gran escala, la Procuradora Vigdis mantiene un alto nivel de paciencia con las actividades de los Hijos. Además, con una representación anormalmente baja de miembros del Adeptus Ministorum en Templanza desde el incidente de Thirdstone, Vigdis necesita a alguien que maneje el bienestar espiritual de su gente y hasta que el Pandemonium se calme de nuevo y llegue un mayor número de colonos, los Hijos de la Templanza siguen siendo su única opción.

Vestidos con túnicas blancas con bordados dorados, a primera vista los cultistas de los Hijos de Templanza parecen casi benignos. Con cálidas sonrisas y brazos extendidos, hablan de la paz del Emperador y las bendiciones de la Sagrada Terra. Sin embargo, cualquiera que pase tiempo con ellos pronto escucha su verdadero mensaje: retribución, muerte inevitable y sufrimiento sin fin por los pecados del pasado. El aislamiento de Templanza y la contínua malevolencia del Pandemonium hacen que el culto sea un problema algo aislado, pero algunos se preocupan por su mensaje y sus tácticas apocalípticas. Los vínculos del culto con el peculiar incidente en Thirdstone solo sirve para causar más preocupaciones e incluso ha llamado la atención fuera de Templanza.

Thirdstone[]

"Ese es el viejo camino a Thirdstone. Ya nunca más vamos allí. La gente que emprende esa ruta, no regresa jamás."

Agricultor Primus Orna Everild

Según la idea original de la Procuradora Vigdis, los pocos miembros de la Eclesiarquía sobre Templanza y un consejo de agricultores de alto nivel, Thirdstone iba a ser la nueva joya del planeta. Diseñado con el deseo de llevar el mundo fronterizo a su siguiente fase de desarrollo, Thirdstone serviría como nuevo centro eclesiarquico. Los rumores insinuaban que una vez completada, la Legión de los Doce podría cedería su plena autoridad planetaria al líder del contingente del Adeptus Ministorum en el planeta, el diácono Christof Mannicus.

Sin embargo, los problemas obstaculizaron la construcción de Thirdstone, incluso antes de la primera ceremonia de inauguración. Los Hijos de Templanza declararon el plan como una abominación y que el sitio escogido estaba sobre las ruinas de los peores pecados de Askellon. Los sermones diarios pregonaban que construir la ciudad sobre lo que llamaban la "Fundación Pecaminosa", solo aceleraría el juicio del Emperador, y que si Vigdis cumplía con sus planes, la nueva ciudad compartiría el mismo destino que "aquellos que habían llegado antes". Congregaciones de cultistas detenían los convoyes de materiales, y los avisos falsos de brotes de moho mental ralentizaron la construcción a paso de tortuga. Cualquier persona que se hubiera unido a los trabajos de construcción comenzó a recibir amenazas, aunque siempre de forma indirecta y nunca con suficientes pruebas como para implicar a los Hijos. Los Delegados de Bastión hicieron lo que pudieron para mantener la construcción en marcha y rastrear a los alborotadores pero la influencia del culto, especialmente con la gente de Baliza, hizo casi imposible cualquier tipo de represión pública.

Finalmente, ni siquiera las protestas diarias frenaron la construcción y, tras dos años, el diácono Mannicus inauguró oficialmente Thirdstone con una larga serie de bendiciones y sermones de una semana de duración. Sin embargo, semanas después de que los visitantes de la inauguración se hubieran marchado, todas las personas en Thirdstone desaparecieron, aparentemente de la noche a la mañana.

La explicación sigue siendo el misterio más perdurable del mundo fronterizo, pero todos los ciudadanos saben dónde estaban cuando se supo la noticia del repentino vacío de la ciudad. La Procuradora Vigdis ordenó a todos los miembros de la Legión de los Doce más un gran contingente de Delegados de Bastión investigar y esclarecer la verdad de lo sucedido. Los arbitradores encontraron una ciudad prístina con todo en orden pero desprovista de cualquier criatura viviente. Se encontraron platos a medio comer y velas encendidas dentro de las silenciosas casas y los libros de oraciones y los humeantes quemadores de incienso yacían dentro de la vacía catedral. Thirdstone era una ciudad fantasma y los arbitradores y delegados tuvieron que regresar a Vigdis sin ninguna explicación clara.

Los Hijos de la Templanza se echaron a las calles de Baliza y sus imparables y estridentes lamentos de recriminación eran tan vehementes que si no fuera por la dedicación de los delegados de Bastión la calamidad de Thirdstone podría haber desencadenado otro colapso social. Aquel fatídico día, Templanza pasó de ser un mundo fronterizo aferrado al borde de la grandeza a una curiosidad askeliana, especialmente para el Adeptus Mechanicus, que envió varios equipos de reconocimiento para observar Thirdstone y determinar, de ser posible, qué fue de su población. Varios Inquisidores también conocieron el suceso, pero la imprevisibilidad del Pandemonium dificultaba cualquier investigación importante.

En los decenios transcurridos desde ese día, Thirdstone siguió siendo una zona en cuarentena, tan intacta como el día en que todos desaparecieron. La Procuradora Vigdis teme ahora que cualquier intento de repoblar la ciudad podría resultar en otra tragedia, y muchos creen que la reclusión autoimpuesta de la anciana arbitradora es también resultado del incidente de Thirdstone. Por su parte, los Hijos de Templanza aún predican su reivindicación, y sus líderes proclaman en cada esquina de Baliza profecías sobre nuevos castigos divinos por llegar.

Fuentes[]

  • Dark Heresy: Enemies Within (Expansión juego de rol)