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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Sensei1

Antes de que se estableciera el Imperio, y mucho antes de que Él fuese confinado a su trono de soporte vital, el Emperador vivió oculto entre Hombres ordinarios. Durante su vida, formó muchas familias, teniendo siempre cuidado de desaparecer y comenzar de nuevo, siempre que era posible. Los sensei son los descendientes de estos descendientes. Debe señalarse aquí que no todos los descendientes del Emperador son sensei, y que no muchos de ellos saben que portan sus genes. Sólo los sensei son inmortales y similares al Emperador - más fuertes, resistentes y rápidos que el resto de la Humanidad (en muchos aspectos, homólogos genéticos de los Marines Espaciales) pero estériles - mientras que la mayoría de sus descendientes son mortales y simplemente llevan sus genes. Pero de vez en cuando, nace un bebé de estas gentes que tiene extraordinarios poderes: un sensei.

Los sensei no son psíquicos convencionales, como los del Adeptus Astra Telepathica por ejemplo, pero son capaces de emplear energía positiva de la disformidad con resultados notables. Cuando los psíquicos normales emplean la energía de la disformidad para usar sus poderes, no sólo capturan energía positiva, sino también negativa. A veces un psíquico captura demasiada de esta última y se ve permanentemente afectado por ella, por ejemplo atrayendo Daemons o volviéndose loco. Pero los sensei son inmunes a las depredaciones de las malévolas entidades de la disformidad. No pueden experimentar odio, amargura o ira irracional; la discordia de estas emociones atrae hacia el individuo la atención de los Daemons. También son una Nulidad Psíquica, lo que les hace inmunes a los sentidos de los psíquicos.

Cuando un sensei usa sus poderes, canaliza energía de la disformidad a partir de la 'masa positiva' que es el Niño Estelar (ver debajo). Así, por ejemplo, un sensei puede aprovechar los poderes protectores del Niño Estelar para escudarse del daño a sí mismo o a sus compañeros. También puede enfocar esta energía positiva en forma de ataques que tienen devastadoras consecuencias sobre los enemigos daemonicos e incluso eliminar la mácula del Caos de forma total, de modo que incluso los más desagradables mutantes (incluyendo los Campeones del Caos) pueden verse libres de la corrupción. Los sensei no pueden lanzar bolas de fuego a sus enemigos porque tal poder deriva de la energía negativa de la disformidad.

Incluso un sensei puede no ser consciente de su verdadera naturaleza hasta que encuentra a otro de su estirpe. Simplemente es un hombre que no envejece. Solo cuando encuentra o es llevado ante otro sensei emerge la verdad. El nuevo sensei aprende que tiene otras habilidades: el poder para tocar la disformidad y canalizar en combate la energía obtenida; el poder de sentir a los Daemons y sentir perturbaciones en el flujo de la disformidad; el poder de permanecer oculto de cualquier otro psíquico. Una vez entrenado, el nuevo sensei es inducido en la 'Hermandad', y cargado con la responsabilidad del conocimiento de su destino: combatir el Caos. Él irá reclutando seguidores y esperará hasta la última y terrible batalla contra las fuerzas del Caos.

A lo largo de los milenios, los sensei se han ocultado de las masas de la Humanidad. Ignorantes de sus orígenes y su auténtico linaje, han sido perseguidos y vilipendiados como 'brujos' o 'daemons' por los humanos normales. Su único crimen: no envejecer. Su invisibilidad a los psíquicos les ha ayudado a esconderse entre la masa sin nombre de la Humanidad. En el cuadragésimoprimer milenio, pocos aparte de los Illuminati y la Inquisición son conscientes de su existencia, a no ser como relatos folklóricos sobre el 'Capitán Eterno' o el 'Inquisidor Errante.

Persecución[]

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Miniatura de un Sensei

Los sensei son tratados como 'bandoleros' y 'vagabundos' por el Imperio. Una escuadra de erradicación encargada de la caza de un sensei y sus seguidores tomará control de la administración regional bajo el mando de un poderoso Inquisidor, y etiquetarán a los forajidos locales, es decir, los aventureros sensei, como bandidos sedientos de sangre. La Inquisición busca debilitar a los sensei y hasta ahora lo está logrando. En consecuencia, los sensei son nómadas por naturaleza, y sus seguidores juran votos de secreto.

El Imperio considera a los sensei y sus seguidores como peligrosos bandidos, nihilistas y psíquicos que, si no están de hecho en tratos con el Caos, están debilitando el baluarte que el Imperio ha erigido contra su amenaza. Como consecuencia, los sensei operan fuera de la ley. Se ocultan en cavernas subterráneas o en las profundidades de las ciudades, o dirigen a luchadores por la libertad ocultos en bosques y montañas. Algunos navegan los mares como piratas y operan desde islas secretas o caletas. Otros navegan por el espacio como piratas de otro tipo, abordando y robando las naves de carga Imperiales que se mueven pesadamente entre los mundos. En todas partes defienden al pobre frente al rico, al oprimido contra el opresor. Se ven a sí mismos como enemigos tanto del Caos como de la represión. Los sensei son héroes que vagan por la Galaxia, a veces en compañía de una selecta banda de aventureros que a veces son poderosos héroes en sí mismos. Luchan contra la opresión y la injusticia allí donde se encuentre. La Inquisición ve esto como una amenaza pero aunque mucha de la represión Imperial está justificada, otra no lo está. Los Inquisidores, poderosos como son, dan caza a los grupos de sensei conocidos y a menudo les dan muerte.

Los Sensei y los Illuminati[]

18472 sm-Artwork, Chaos, Copyright Games Workshop, Rogue Trader

Sensei y su grupo de seguidores.

La hermandad de los Illuminati son una pequeña y flexible fuerza dentro del Imperio. Sus miembros son una gente en verdad muy especial: han sobrevivido a la Posesión Daemonica, han sobrevivido al Caos, y han logrado un equilibrio que ha eludido incluso a los Eldar. Son los Illuminati los que ayudan a proteger y escudar a los sensei de miradas no deseadas. Pero los Illuminati no son lo que parece.

Los Illuminati tienen un interés completamente distinto en los sensei. La Humanidad caerá a menos que el Emperador se renueve; en consecuencia, los Illuminati están manipulando los acontecimientos hasta llegar a una situación en la que esto sea posible. Los Illuminati, con su propia existencia cuidadosamente envuelta en misterio, han buscado y protegido a los sensei, incluso ayudándoles a establecer su secreta 'Larga Búsqueda' de Caballeros sensei que combatirán en la 'batalla final contra el Caos'. Los sensei, sin embargo, han sido embaucados. No habrá batalla final contra el Caos, la batalla para la que se están preparando, solo incertidumbre. La incertidumbre recae sobre el Emperador. ¿Cuánto tiempo resistirá? Los Illuminati planean reunir a los sensei cuando Su poder esté claramente declinando, y sacrificarlos al Emperador para que Este vuelva a ser completo de nuevo. Los Caballeros sensei ignoran este plan, y también lo desconoce el Emperador pues si lo supiera, se rendiría demasiado pronto.

El Emperador y la muerte viviente[]

Tras su combate con Horus, el Emperador yació moribundo: la energía psíquica que le había mantenido durante tantos milenios estaba consumiéndose. La inmortalidad del Emperador ya no existía, y el peso de la edad descendía sobre él. Su cuerpo se contrajo y sus huesos crujieron, sus ojos se hundieron en el cráneo y su piel se oscureció hasta que todo lo quedaba dentro de su armadura era una momia marchita.

Liberado de su cuerpo, el poder psíquico del Emperador, su alma, fue proyectado a la deriva por las mareas de la disformidad para ser transportado por las contracorrientes y remolinos aleatorios del Mar de Almas hasta que llegara un tiempo en que estuviese preparada para renacer. Aunque los Poderes del Caos dieron cacería sin descanso al alma del Emperador, no pudieron hallarla. El Empíreo es inmenso, y sus energías dispersas y en cambio. Al igual que los chamanes de tiempos antiguos, el Emperador era uno con la totalidad de la disformidad, así que su alma se fundió en ella con facilidad y así permaneció oculta de los Poderes del Caos. El cuerpo del Emperador fue recogido y colocado en una máquina de soporte vital. Aunque estaba muerto, bajo cualquier interpretación común de la palabra, algunas de sus células aún vivían, y proporcionaron un nexo a través del cual su espíritu podía comunicarse con el universo material. Mientras su cuerpo estaba relativamente fresco, podía ser animado, y no era decir poco. Gracias a esto, el Emperador pudo supervisar la construcción de una máquina especial de soporte vital psíquico llamada el Trono Dorado.

Incluso el Trono Dorado no puede mantener vivas por siempre a las células del cuerpo 'muerto' del Emperador. A lo largo de los milenios, el vínculo entre su alma y su cuerpo se ha vuelto cada vez más tenue. Y peor aún, los Poderes del Caos han comenzado a infiltrarse en su mente, plantando semillas de duda, disolución y miedo. Es imposible decir cuánto tiempo podrá sobrevivir el Emperador en estas condiciones. Es improbable que siquiera él sepa realmente cuánto tiempo le queda antes de que el leve hilo que le une a su cuerpo físico se rompa por la debilidad, o finalmente se vea desgarrado por la locura.

El Niño Estelar[]

Los humanos que quedaron a cargo del Imperio no tenían un conocimiento real de lo que le había sucedido al Emperador. El concepto de que podría renacer de nuevo se les apareció entonces. Para los dirigentes Imperiales, el Emperador sigue vivo, aunque su cuerpo fue destrozado por poderes indiscutibles. Pero puede ser sólo una cuestión de tiempo antes de que el nexo entre el cadáver del Trono Dorado y el alma del Emperador en el Empíreo se vea cortado; sólo parte del alma del Emperador existe en el Trono Dorado.

Mientras el espíritu del Emperador vagaba por la disformidad, gradualmente se fue disolviendo en el flujo de energía, regresando a la fuerza cósmica de la naturaleza de la disformidad en su forma incorrupta. Sólo un minúsculo núcleo de la humanidad del Emperador permaneció intacto, como un niño pequeño cabeceando en la marea de una tormenta colosal dentro de una pequeña balsa de juncos.

Así fue como el alma del Emperador fue proyectada a la deriva en la disformidad. Mientras Su alma sobreviva aún hay esperanza para la humanidad.

Así, el alma del Emperador se unió a la masa cósmica de energía positiva y su considerable espíritu le dio forma al fin: el Niño Estelar. Esta energía positiva ha existido desde el amanecer del tiempo, cuando dominaba la disformidad, pero con la evolución y subsiguiente desarrollo de la humanidad, esta superioridad ha flaqueado de modo que ahora predomina lo negativo y tiene mucho de lo que alimentarse con un Imperio en guerra continua.

El Niño Estelar existe ahora como una entidad de suprema pureza, bien, amor, felicidad y esperanza y sólo en ocasiones los psíquicos entran en contacto con ella, mediante el uso de poderes curativos por ejemplo, y no saben nada acerca de ella. Sólo unos pocos elegidos aprendieron este secreto con el curso de los milenios, y se convirtieron en la hermandad secreta conocida como los Illuminati. Los Illuminati aguardan el nacimiento del Niño Estelar y la segunda venida del Nuevo Hombre. Saben que su conocimiento les hace peligrosos herejes a los ojos del Imperio, y en consecuencia mantienen un estricto secreto sobre sus actividades.

Aunque mucho del alma del Emperador yace dentro del Niño Estelar, él no sabe de los sensei ni de su relación con ellos. Él no puede ver algo que no existe para sus sentidos psíquicos, y los sensei no tienen razones para creer que están emparentados con el Emperador (y mucho menos saber de la masa positiva conocida como el Niño Estelar)

Fuentes[]

  • Realm of Chaos: Slaves to Darkness (1ª Edición).
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