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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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"¿Te atreves a llamarnos herejes? No puedes ver nada, tu vista es demasaido estrecha para percibir las verdaderas glorias de la tecnología en toda su miríada de formas. ¿Dónde estaba tu Omnissiah cuando nuestro sector quedó aislado y dado por muerto? En su ausencia hemos aprendido que existe mucho más que los dictados del Dios-Cadáver. Nosotros innovamos mientras tu únicamente copias. Nosotros descubrimos mientras te atrincheras. Nosotros aprendemos de todo mientras tu te niegas a pensar fuera de tus mezquinos recintos. Te compadecería si tuvieras alguna capacidad para apreciar la emoción. Es posible que con el tiempo te des cuenta de tu patético error de cálculo pero para entonces nosotros seremos como los mismos dioses."

Magos oscuro Celui Spehn, Señor de las Forjas de Platino

Samech es un Mundo Forja del Mechanicum Oscuro conocido como el “Mundo Forja Caído”.

Historia[]

Era de las Sombras[]

Durante la Era de las Sombras, cuando las tormentas de disformidad aislaron el Sector Jericho de un Imperio preocupado por cuestiones más urgentes, mundo tras mundo quedaron sumidos en la oscuridad y el desorden en un lento descenso que llevó al una vez orgulloso sector hacia el colapso y la decadencia. Para muchos planetas, la caída se produjo lentamente, una mera nota a pie de página para que los posteriores eruditos imperiales lo documentaran cuando el sector se convirtió en un dominio sin ley.

Sin embargo, en un planeta se produjo un acontecimiento que el Adeptus Mechanicus no deja que nadie olvide ya que, el que en su momento fuera un firme bastión del Culto Mechanicus, abrió fuego a traición sobre una flota exploradora formalmente reconocida. Para los seguidores del Dios Máquina, este simple acto fue la declaración de rebelión total de Samech, y suficiente para que hayan quedado condenados para siempre para ser destruidos. La verdad era mucho peor porque la luz del Omnissiah se había ido apagando lentamente en el mundo forja durante algunos siglos antes del infame evento. Cuando la Anomalía Hadex consumió el mundo con la energía de la disformidad muchos años después, las forjas estaban listas para abrazar a los Poderes Ruinosos y promover sus propios objetivos, así como para aliarse con razas alienígenas y usar fuentes arqueotecnológicas previamente prohibidas por Marte.

Samech se erige ahora como la principal fuente de armamento utilizado contra las fuerzas imperiales en el Saliente Acheros, creando profanas combinaciones de tecnología imperial autorizada, arqueotecnología no consagrada, creaciones impías del Caos e incluso el inhumano conocimiento de los xenos. Estas abominaciones representan la naturaleza real de Samech: un mundo donde nada está prohibido cuando se trata de acumular influencia y prestigio, de comerciantes dispuestos a negociar con cualquier persona o cosa siempre que se realice el pago y de agentes que siempre buscan tecnologías no descubiertas para explotar. No hay otra moral que la despiadada búsqueda de poder y supervivencia en un sector devastado por la guerra. Para el Adeptus Mechanicus, Samech es un espejo oscuro de sus propios sagrados mundos forja, uno que no se atreven a contemplar demasiado de cerca. Para los Vigías de la Muerte son un enemigo formidable que empuña maravillas tecnológicas y arcanas que la humanidad nunca ha conocido. Mientras Samech siga en pie, las perspectivas de éxito en el Saliente Acheros son tan tenues como los cielos ennegrecidos por el humo del planeta mismo.

La caída[]

Con la llegada de la Era de las Sombras, la oscuridad se extendió por el sector Jericho y ningún mundo quedó a salvo. Al igual que en la mayoría de los sectores imperiales, los planetas eran muy interdependientes entre sí y, a medida que el viaje entre ellos se hacía más peligroso, cada mundo comenzó a caer en el desorden. La disminución del contacto con otros mundos generó descontento e incertidumbre. Para Samech, una mundo de avanzada del Dios Máquina y dirigido por el más devoto de los Tecnosacerdotes, la incertidumbre era una semilla cancerosa tan poderosa como cualquier asalto directo de los poderes oscuros. Mientras que otros mundos cayeron a lo largo de largas décadas, Samech se mantuvo firme en su servicio al Omnissiah y Su Imperio, pero lentamente su Quórum de Magos comenzó a cuestionar este curso de acción. Su sistema estaba bajo frecuentes ataques de asaltantes, tanto humanos como xenos, deseosos de saquear sus obras. ¿Y dónde estaba el Imperio para defenderlos? Sus forjas requerían materias primas incluso cuando su carne débil todavía requería nutrientes orgánicos. ¿Dónde estaban los mundos aliados en los que confiaban para comerciar? Era lógico concluir que Samech solo podría sobrevivir a través de la autosuficiencia.

Se desarrollaron nutrientes sintéticos para sostener a los servidores y a sus amos. El planeta mismo fue saqueado en busca de cualquier material que pudiera proporcionar. Las forjas se redirigieron a la fabricación de emplazamientos de macrobaterías masivas y estaciones de defensa orbital para proteger el planeta, así como naves de vacío y poderosas máquinas de guerra para repeler las naves enemigas a distancia. Se exploraron todas las vías para nuevas armas, sin importar el progreso del nivel de consagración o la falta de aprobación del lejano Marte. Samech ya no sería la presa fácil de un sector hundido en la barbarie. Los ataques eran cada vez mayores y los Magos no veían nada más que enemigos de Samech por lo que se abría fuego de forma rutinaria contra cualquier nave que penetraba en el sistema. Sus comunicaciones astropáticas eran ignoradas, ya que podrían ser intentos de adormecer las defensas antes del ataque. Samech se mantuvo en pie donde otros mundos caían por lo que cualquier medio que se requiriera para conseguirlo estaba suficientemente justificado.

La Flota Exploradora que se acercó a Samech en aquel fatídico día en 325.M40 no tenía forma de saberlo, solo que estaban agradecidos por haber llegado a un refugio seguro después de que las tormentas de disformidad casi destrozaran sus naves. La red de defensa de Samech los catalogó solo como uno más de una serie de asaltantes, aunque más hábiles que la mayoría en su duplicación de los antiguos códigos de autorización del Mechanicus. Se colocó una trampa que atrajo a las naves dañadas hacia lo que parecían ser estaciones de reparación. Fue solo cuando estaban demasiado cerca como para retirarse que los tubos de acoplamiento se revelaron como cañones impulsores de masa lineal y los dispositivos de cristal que brillaban como ventanas no eran sino lentes de lásers de defensa. La flota fue aniquilada pero no antes de que pudiera lanzar un desesperado grito a la disformidad denunciando la traición. Se necesitaron muchos años para que la palabra se filtrara de regreso al Imperio, pero el resultado fue tan inexorable como la gravedad: Samech fue declarado Apóstata Máxima.

El mismo Samech sólo sabía que una posible flota atacante había sido destruida. Que pareciera ser de origen marciano era irrelevante; en ese momento, el Quórum de Magos consideraba a Samech como independiente de aquellos a quienes no les importaba lo suficiente como para ayudar a los suyos. Si Marte y el Imperio le habían dado la espalda, Samech se guiaría a sí mismo. Con Jericho cayendo cada vez más profundamente en el desorden, las fuerzas de Samech comenzaron a atacar a otros planetas porque en medio de semejante anarquía las cosas no podían ser de otra forma. La seguridad del planeta parecía estar creciendo pero ocurrió otro evento que cambiaría a Samech para siempre, uno que nunca podrían haber previsto: cuando la Anomalía Hadex estalló como una explosión volcánica de funestas energías disformes, Samech quedó engullido en la zona del espacio abisal donde el empíreo se derramó descontrolado en la realidad.

Para los tecnosacerdotes, era un infierno, y a menudo de manera literal. Encontrarse ante fuerzas que no podían ser cuantificadas o controladas y únicamente ser tratadas cuidadosamente mediante acuerdos para no sufrir destinos peores que la simple muerte, fue el último chasquido de una rueda dentada que alejó Samech de su propósito original. Fusionado ahora para siempre con el éter, Samech hizo lo que mejor había hecho durante los siglos pasados: se adaptó y sobrevivió.

Tuvo lugar un vigoroso debate que culminó con una serie de guerras civiles casi devastadoras. Sin embargo, ninguna de las partes se atrevió a dañar las forjas cuidadosamente mantenidas que dominaban la superficie y las profundidades de la corteza evitando de este modo que Samech cayera en la descomposición como tantos otros mundos. El resultado dio a luz un nuevo sistema de gobierno liderado por la facción más capaz de demostrar que era superior a los demás en el mando tecnológico. Las naves aprendieron a navegar por el inestable espacio que ahora rodeaba el planeta y realizaron expediciones dondequiera que hubiera nuevas tecnologías o mercados donde sus propias maravillas pudieran ser intercambiadas por materias primas y nuevos esclavos para trabajar las forjas. Cada vez con más frecuencia buscaban arqueotecnología antigua o conocimiento arcano para ayudar a sus propias facciones a establecer el dominio sobre sus rivales.

Ninguna fuente era demasiado extrema por lo que los agentes de Samech establecieron vínculos con razas xenos en la Brecha Jericho, muchas de las cuales el Imperio aún no ha encontrado. Su propio sistema no fue descuidado y toda el área estaba protegida con defensas incomparables en todo el sector y minas de disformidad esparcidas por los bajíos empíreos circundantes. Más importante aún, los pactos con los Dioses Oscuros les otorgaron a los Magos y sus facciones el poder de controlar su nuevo entorno a cambio de suministrando a los huestes de guerra del Caos armamento y máquinas de guerra. Fue el comienzo del nuevo papel de Samech en la Brecha Jericho y los tecnosacerdotes están arrogantemente orgullosos de que un Imperio que los había abandonado esté ahora aterrorizado por su existencia.

El camino del Pozo de Hierro[]

Cualquier observación de Samech revelaría inmediatamente su origen como mundo forja. Cada planeta y planetoide del sistema alberga extensas operaciones mineras, con enormes máquinas que extraen menas y minerales para alimentar las forjas. Los masivos cargueros los conectan a todos con el propio Samech, un mundo cubierto por un manto perpetuo de oscuras nubes grises. Bajo las nubes se hallan sus fuente: chimeneas tras chimeneas que se elevan incluso hasta las cubiertas de nubes más bajas y arrojan su espeso humo en el aire acre. No se puede ver ningún signo de la superficie original del orbe ya que todo el planeta está cubierto de capas de fábricas y manufactórums, fundiendo, creando o forjando noche y día (aunque hay pocos que puedan diferenciar la hora teniendo en cuenta dicha atmósfera). Figuras vestidas con túnicas deambulan sin dilación inútil inmersos en sus tareas y sus telas expuestas permiten vislumbrar ingeniosas mecadendritos o miembros metálicos. Un examen más detenido revela aún más de la naturaleza real de Samech. Naves de xenos se mueven por el sistema comerciando abiertamente sin sufrir represalias. Grandes huestes esclavas hacen funcionar la cruel maquinaria, aplastadas hasta convertirse en pulpa en caso de que sus piernas no los sostengan. Los mutantes caminan libremente por las metálicas vías que conectan los complejos sin ser molestados por los vigilantes biologis que buscan la pureza.

Mecanismos de múltiples extremidades patrullan las vigas que conectan las agujas de las forjas sin necesidad de ser controlados por tecnosupervisores. Y sin estar ocultos, evidentes incluso ante una mirada casual: los Poderes Ruinosos. Runas y glifos de profano significado ensucian las paredes, declarando el patrocinio de los dioses oscuros. Incluso los tecnosacerdotes llevan estas marcas en su carne ya que su lealtad al Dios Máquina fue purgada de sus sinapsis. Las propias forjas arden con los olores de la sangre y la carne quemada, alimentadas tanto con almas como con promethium y acero. La bendita rueda dentada ha desaparecido y en su lugar, hay lascivos cráneos de metal engastados en una diadema de dientes puntiagudos.

Sin embargo, lo peor para cualquier leal sirviente del Omnissiah sería posiblemente la sensación de desorden. No existe una adecuada estructura lógica para el mundo. Las ciudades-forja se elevan de manera aleatoria, tambaleándose hacia los cielos o hundiéndose hacia las profundidades de la corteza planetaria por el capricho de su señor. En otros lugares, las fábricas yacen en ruinas, colapsadas por un combate interno que sería inaudito en una verdadera colonia de Marte. Samech es más que un simple mundo forja caído, es un planeta en constante tensión entre docenas de forjas rivales, cada una de las cuales lucha y maquina por el dominio del mundo. Solo la forja que pueda intimidar, sobornar y demostrar irrefutablemente su dominio de toda la tecnología es apta para gobernar Samech y su magos se autoproclama Señor de los Hornos. Tal regla se extiende únicamente mientras otra forja no la derribe mediante su propia exhibición de armamento más poderoso, alianzas con xenos y huestes de guerra del Caos o acceso a arqueotecnología perdida.

Las forjas oscuras[]

Las forjas son tan variadas como la miríada de materias primas que queman, mastican y transforman en armas y vehículos por los que Samech se ha vuelto infame. Algunas, como Forja Hexal, conservan en muchos sentidos sus antiguas formas de pausado estudio y cuidadoso refinamiento, con su extensa colección (celosamente guardada) de raros patrones tecnológicos que les permiten retener mercados valiosos. Si bien de ninguna manera propugna acercarse a la estrechez de miras del Adeptus Mechanicus, sus tecnosacerdotes aún ven el valor de la deliberación y la precaución. Su mercancía es siempre de la más alta calidad, por lo que muchos de sus clientes también les suministran un diezmo de guerreros para ayudar a defender el distrito y garantizar la entrega regular de sus suministros.

Sin embargo la mayoría siente lo contrario, desesperada por extender su alcance tecnológico a donde sea que pueda llegar en su búsqueda del poder. Forja Dimeris ha dado luz a herejías que caminan y quizás incluso piensan como hombres. El distrito de Delos Thuvial ha producido motores prismáticos que brillan con luces antinaturales y obtienen energía a través de drenar energía vital. La Forja Irradial parece haber dominado la infusión del alma con la máquina para crear ingenios daemónicos de furia y acero. Aún más imprudente en su búsqueda de conocimiento es el Puente Cambered, donde los tecnoherejes estudian las interacciones de la tenue membrana que une la realidad al empíreo. Sus réplicas de las erupciones disformes para dominar mejor el Mar de las Almas, han destruido varios asteroides pequeños y partes de una luna. La mayoría posee flotas de exploradores que deambulan por la Brecha Jericho en busca de nuevas especies xenos para explotar, arqueotecnología para saquear y civilizaciones para esclavizar, chocando con frecuencia con los equipos de Vigías de la Muerte que actúan para contrarrestar sus objetivos y los comerciantes independientes que buscan hacer exactamente lo mismo, pero en nombre del Emperador.

Hay un puñado de pequeñas fábricas controladas por sus propios trabajadores, siervos y esclavos que quizás hayan derrocado a sus amos o funcionarios de los tecnosacerdotes que decidieron que era más lógico que sus señores Magos no interfirieran en sus operaciones. Mientras se completen los contratos, hay poca oposición, aunque tales forjas siempre corren el riesgo de ser conquistadas por poderes más legítimos. La Forja subterránea de Kith está literalmente bajo tierra, robando recursos y extrayendo poder de donde pueden para mantener sus hornos encendidos. Trafican con todo, sin importar los contratos establecidos y son la pesadilla de las otras forjas. Sus fábricas son regularmente destruidas por lo que deambulan por la antigua infraestructura que desciende hacia las profundidades del planeta, reconstruyéndose a partir de antiguas forjas y operaciones mineras olvidadas.

Finalmente, todas las forjas están subordinadas (al menos de palabra) al Señor de los Hornos. Es su fragua la que gobierna Samech, pero es una regla que requiere una prueba constante de dominio y la disposición para usarla. Sabe que cada uno de sus forjas vasallas lo reemplazaría ansiosamente si tuviera la oportunidad. Cada Señor de los Hornos nada a través de las corrientes de poder que se filtran por todo el mundo forja como un tiburón de sangre, buscando la debilidad de los demás ya que todo Magos está siempre dispuesto a abandonar las viejas alianzas en caso de que las nuevas resulten más gratificantes. El Señor de los Hornos aviva sus rivalidades, agitando sus animosidades al mismo tiempo que dirige sus energías contra el odiado Imperio y sus cobardes y débiles sirvientes del muerto Marte. Tal es el camino de Samech, y tal es su éxito que sus colores de sangre carmesí y gris carbón se encuentran en todo el Saliente, desde frenéticos servidores de combate hasta armamento mortal y enormes máquinas de guerra.

El Señor de los Hornos mantiene su muy aumentada cabeza por encima de sus rivales asegurándose de que sus agentes personales sean los primeros en descubrir nuevas tecnologías para el poder de su forja. Estos agentes recorren el Saliente en sus infames naves araña, explorando incluso el Arrecife Negro o los mundos devorados al borde de la Deriva en busca de riquezas tecnológicas que puedan explotar. Cada agente es un representante poderoso y único de su señor, inteligente, astuto, armado con el equipo saqueado de cien mundos y respaldado por poderosos séquitos de servidores de combate. Al igual que su maestro, cada uno lucha por ponerse en primer lugar ante los ojos de su señor, con el objetivo de que algún día se le conceda su propio gobierno de forja. Junto con los agentes de otros hornos, son un recordatorio constante del alcance que tiene Samech a través del Saliente. Dondequiera que el Imperio explore, las naves carmesí ya han estado allí o se acercarán pronto.

Distritos Forja[]

La poderosa armada del Caos que defiende Samech muestra una apariencia de defensa unificada pero bajo la oxidada atmósfera, la realidad es bastante diferente. Los Distritos Forja de este corrupto planeta son una frenética colección de territorios en disputa, constantemente en guerra a causa de los recursos y patrones tecnológicos. A continuación se presentan algunos de los poderes más destacados del mundo forja:

Forja Dimeris[]

La Forja Dimeris sostiene que la mente es solo un patrón eléctrico, un espíritu máquina inferior en una carcasa orgánica que puede ser aprovechada con los ritos tecnológicos adecuados. Algunos afirman que pueden crear psíquicos a partir de hombres normales, y este rumor es perpetuado por la gran cantidad de magos psíquicos y tropas encontradas sirviendo a Dimeris. También se dice que los maestros de este Distrito Forja pagan a muy buen precio las joyas espirituales de los circuitos infinitos Eldar y que poseen la capacidad de crear algoritmos cogitadores que imitan la personalidad y el conocimiento de un ser vivo con una precisión profana.

Forja Irradial[]

La mayoría de los distritos en Samech están tocados por los poderes ruinosos de alguna manera, pero los Magos de la Forja Irradial han obsequiado sus almas al Caos con un abandono voluntario. Sus magos persiguen los secretos más peligrosos de la disformidad cultivando alianzas con hechiceros y discípulos de los Dioses Oscuros. La Forja Irradial es infame por la corrupta tecnología infundida por la disformidad que surge de sus fundiciones. Proporciona una parte sustancial de los profanadores de la Brecha, así como la mayoría de sofisiticadas naves de guerra fusionadas con Daemons encontrados en la órbita de Samech.

Dessen[]

Dessen, uno de los distritos más pequeños de Samech, posee unos pocos territorios en las agrietadas montañas del polo norte del planeta. Este pequeño aquelarre tecnológico se especializa en los misterios del fotón. Las armas de Dessen se venden a cambio de pequeñas fortunas ya que sus hololitos son tan realistas que pueden engañar a simple vista y sus generadores de sombras pueden traer la noche a todo un campo de batalla. Debido a su pequeño tamaño, Dessen no puede beneficiarse de una voluminosa producción por lo que solo fabrica productos personalizados, obras maestras que venden por sumas asombrosas. Su clientela principal son asesinos y campeones del Caos de élite del Saliente Acheros, pero como en todo Samech, tratan con cualquiera que pueda pagar sus precios.

Distrito Anterior[]

Muchos distritos forja explotan las inusuales mareas magnéticas de Samech pero ninguno tan magistralmente como el Distrito Anterior. Esta experiencia fue impulsada por la necesidad ya que el enorme distrito está ubicado en uno de las regiones con mayor carga electromagnética del planeta. Los vientos polarizados y las intensas tormentas de rayos azotan constantemente el agrietado terreno. La vegetación y el subsuelo se doblan bajo las fuerzas opuestas de los depósitos de piedra imán y las mareas magnéticas del planeta. Solamente al domesticar el electromagnetismo, los Magos pudieron proteger sus forjas y modificar el violento clima convirtiendo esa fuente de devastación en una capa de defensa. El distrito también alberga uno de los más grandes contingentes exploratorios de Samech, lo que los convierte en un enemigo frecuente de los Vigías de la Muerte.

Unión Libre de la Visión[]

La Unión Libre de la Visión no está regida por una tecnocracia sino por siervos. Siglos atrás, los esclavos y trabajadores se levantaron en armas y masacraron a sus amos mecánicos. Sin embargo, las vidas se extinguen más fácilmente que la superstición. La fe de la gente en la divinidad de la máquina solo ha hecho que aumentar en ausencia de los tecnosacerdotes. Como pobres en una mansión dorada, los Visionarios Libres luchan por sobrevivir en un laberinto de metal lleno de maravillas tecnológicas que no se atreven a tocar. Sus talentosas tecnomáquinas pueden reparar y operar algunas de las herramientas y armas más básicas y las autodefensas de la fragua la mantienen segura. Sin embargo, las fábricas automatizadas y las huestes de servidores siguen siendo objetos silenciosos de adoración y miedo. Cuando se necesitan sustanciales rituales de reparación, la Unión Libre a veces intercambia sus servicios como discretos intermediarios a los distritos vecinos.

Situación actual[]

Lo más parecido a un jefe supremo que posee ahora Samech es el Señor de los Hornos. Su forja es la más poderosa del planeta y ha construido una inmensa red de forjas vasallas. Para mantenerse en el poder, el Señor de los Hornos alimenta las rivalidades entre el resto de tecnosacerdotes del planeta y redirige sus energías contra el odiado Marte.

Samech es ahora una importante fortaleza del Caos y un inmenso depósito de avanzadas y prohibidas armas para sus ejércitos en el Segmentum Ultima. Uno de los más infames compradores de armas es el Herrero de Guerra Koros de los Guerreros de Hierro. Koros y Samech han forjado una alianza impía de colaboración mutua.

Ver también[]

Fuentes[]

Extraído y traducido de Lexicanum Inglés.

  • Deathwatch: El Asalto Achilus, págs. 91-93.
  • Deathwatch: Primera Fundación, pág. 94.
  • Deathwatch: Mark of the Xenos, pág. 88.
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