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Inquisidor y séquito

Inquisidor junto a su séquito

Aunque un Inquisidor es por sí mismo un poderoso guerrero y un erudito, sigue siendo un ser humano, con los límites de un ser humano. Debe enfrentarse a enemigos sin número, correr peligros desconocidos y superar muchos y formidables obstáculos mientras cumple con su misión. Por ello, un Inquisidor procurará buscar cómplices y la ayuda de otros. Como suele ocurrir con todo lo relacionado con la Inquisición, las razones para ello pueden ser innumerables, tantas como Inquisidores haya. Muchos Inquisidores ven a sus seguidores como meras herramientas, con habilidades y capacidades que ellos no poseen y de las que solo pueden disponer empleando a otros. Algunos ven a sus discípulos como una banda de compañeros, almas valerosas con las que compartir la pesada carga que representa la protección del Emperador y de la Humanidad. Otros simplemente desean verse comprendidos, por lo que, aunque tengan que trabajar en el anonimato y no recibir recompensa alguna, saben que hay quien conoce su gran labor. Para algunos, la asociación con un grupo de compañeros es un recordatorio de sus deberes, ya que estos representan un ejemplo corpóreo de la gente que tienen que defender, lo que les recuerda lo que comparten con el resto de la Humanidad y que han tenido que sacrificar para conseguir el éxito.

Inquisicion agente inquisitorial

Agente Inquisitorial

Un Inquisidor, en teoría, tiene a la totalidad de la Humanidad a sus órdenes. Puede solicitar Marines Espaciales y soldados de la Guardia Imperial, pedir la ayuda de guerreros especialistas como los Caballeros Grises y las Hermanas de Batalla. Y aún así, la naturaleza de sus tareas implica que demasiado a menudo deberá depender de sus propios recursos y capacidades. Si teme que un gobernante planetario se encuentre bajo la influencia de las malignas bestias del Caos, ¿a quién se dirigirá? Si el populacho de un planeta se ha alzado en una revuelta contra el Emperador, ¿quien le proporcionará ayuda? Por necesidad, el Inquisidor trabaja principalmente envuelto en la oscuridad y las sombras, su presencia no es reconocida, y sus acciones resultan invisibles. Por ello el Inquisidor y su banda de guerreros saben que deberán actuar en solitario contra los horrores de la Galaxia, ya que no pueden confiar en nadie más.

Existen muchas formas en las que el camino de una persona pueda cruzarse con el de un Inquisidor, haciendo que sus destinos queden entrelazados. Los hay que han sido rescatados por su señor, arrancados de las garras de la muerte y la tortura. Algunos quizá se enfrentaron a él en el pasado pero, tras contemplar su lúgubre tarea y su deber asignado, se convirtieron a la senda de la sabiduría y buscan la redención con su servicio. Algunos incluso pueden ser alienígenas, mercenarios atraídos a la causa del Inquisidor a cambio de riquezas, una causa compartida, o la promesa de recibir ayuda en sus propios momentos de peligro.

Un Inquisidor puede hacer uso de cualquier hombre o mujer, incluso de aquellos que han sido condenados y expulsados por la sociedad, y sus pares pueden encontrar un propósito dentro de la Inquisición. Los sirvientes más especializados, y los más dedicados, pueden ser reclutados, o incluso creados por la propia Inquisición para ayudar a sus sirvientes y agentes. De vez en cuando, un Inquisidor puede unir sus fuerzas a un hombre o mujer cuya misión coincida con la suya, empleando el sentido común para establecer un lazo entre ambos. Y también están los sicofantes y aduladores que se adhieren a los Inquisidores que actúan de manera más pública, formando a veces un séquito a veces bienvenido, pero por lo general odiado. Si un Inquisidor decide cumplir con la misión de otro Inquisidor, quien quizá falleciera antes de ver cumplidos sus objetivos, puede aceptar a aquellos individuos que seguían a su predecesor.

Por tanto, es una compleja red de destino y planificación la que une al Inquisidor con sus compañeros y seguidores, cada uno de los cuales reacciona a su situación a su propia manera, tal y como exija su moral y su personalidad.

Integrantes[]

Acólitos[]

Artículo principal: Acólito (Inquisición).

Casi todos los Inquisidores mantienen un círculo interior de guardaespaldas y guerreros. De donde sean reclutados dichos individuos dependerá del carácter del Inquisidor, y de la naturaleza de su trabajo. Algunos Inquisidores reclutan a sus seguidores sólo de las más glorificadas instituciones del Adeptus Terra: la Schola Progenium, las Legiones Skitarii o las Cámaras Militantes de la Eclesiarquía. Otros prefieren las reacciones afiladas como un cuchillo y los instintos viscerales de cazarrecompensas, mutantes de Subcolmena y forajidos de las fronteras del Imperio. No importa dónde o cómo sean reclutados, estos Acólitos deberán disponer de excepcionales cualidades de resistencia, determinación y lealtad hacia su señor, ya que se les confiarán muchas terribles tareas, y se esperará que destaquen positivamente en su cumplimiento.

El servicio como Acólito Inquisitorial está plagado de peligros, pero es también el primer rito de paso para aquellos que deseen seguir los pasos de su señor. Tal es así que muchos Acólitos acabarán convirtiéndose en Inquisidores novicios. De hecho, muchos de los más famosos, o infames, Inquisidores de la historia del Imperio proceden de orígenes verdaderamente humildes, y sus destinos cambiaron para siempre el día en el que se pusieron a sí mismos al servicio de su señor. No obstante, por cada Acólito que acaba alzándose hasta alcanzar cotas mareantes de poder, muchos morirán olvidados y sin nadie que recuerde su nombre en el desempeño de las gloriosas grandes obras de la Inquisición.

Sacerdotes del Ministorum[]

Artículo principal: Sacerdotes.

Siempre listos para el martirio sobre el altar de la victoria imperial, los Sacerdotes caminan voluntariamente hacia los fuegos de la guerra. Su apasionada oratoria y belicosos himnos de guerra pueden reforzar una línea de batalla frente a probabilidades aplastantes, o atraer a su rebaño a un frenesí apasionado en el que los hombres resisten a heridas mortales con una facilidad casi milagrosa. Ya se atribuya este fenómeno a la histeria de masas o a los manifiestos poderes del Emperador no resulta importante. Que funcione adecuadamente es todo lo que le importa a un Inquisidor.

Por lo general, los agentes más píos de las Ordos suelen mantener cerca a uno o dos Sacerdotes por costumbre. Cuando uno debe enfrentarse en combate contra lo demoníaco y lo impío, tener a tu lado a un hombre de fe puede representar la diferencia. Sin embargo, hay otros Inquisidores con inclinaciones mucho más radicales que suelen mantener cerca a un Sacerdote por motivos bastante más oscuros. Después de todo, las acciones de naturaleza más vil son más fáciles de perpetrar si están escondidas tras un velo de aparente piedad, y no todos los Sacerdotes predican siguiendo las mismas escrituras...

Cruzados[]

Artículo principal: Cruzado.

Algunos Inquisidores reclutan a Cruzados procedentes de la Guardia de Honor de los Cardenales Carmesíes, la más misteriosa de las muchas órdenes de la Eclesiarquía. Se dice que no existen guerreros más devotos en ninguna parte, salvo quizá dentro de las filas de las afamadas Hermanas de Batalla. Muchos son escogidos de entre los peregrinos que se agrupan por toda la Galaxia en dirección a la Basílica Carmesí, esperando contra todo pronóstico que su piedad y habilidad con las armas pueda llevarles hasta su ascensión. Ser seleccionado es un gran honor, aunque esto solo les lleva a una agotadora vida de ascetismo, perfección marcial y una muerte en batalla, que nadie llorará, en contra de las fuerzas de la herejía y la apostasía. No es muy probable que el destino de un Cruzado se diferencie demasiado estando al servicio de un Inquisidor. De todas formas, tal llamada garantiza la oportunidad de poner a prueba su espada y su escudo contra los mayores enemigos de la Humanidad, algo que para un Cruzado representa el mayor honor que se le puede conceder.

Armeros Jokaero[]

Artículo principal: Jokaero.

Los Jokaero son fornidos xenos de pelaje anaranjado con dedos retráctiles en sus manos y pies, muy similares en aspecto a los orangutanes de la antigua Terra. Sin embargo, su apariencia primitiva es completamente engañosa. Los Jokaero son tecnosabios sin igual, y disponen de una comprensión innata de las máquinas y los sistemas tecnológicos. Si se les da el suficiente tiempo, y los suficientes fragmentos de aleaciones y circuitos, un Jokaero puede construir casi cualquier cosa, desde una nave estelar a un sintetizador de comida.

Si un Jokaero es atraído al servicio de un Inquisidor, dejará rápidamente su huella en las armas y equipamiento del séquito, llevando a cabo mejoras menores (y a veces sorprendentes). No todas las modificaciones que lleve a cabo mejorarán la eficacia del equipamiento personalizado, ya que en ocasiones estas modificaciones solo hacen que el artículo en cuestión le parezca "estar bien hecho" al Jokaero. Esto suele ser frustrante en bastantes ocasiones para los aliados de la criatura, quienes pueden enfurecerse bastante si sus armas, autorizadas por el Mechanicus, son alteradas tan sólo para satisfacer las preferencias estéticas de un xenos. Sin embargo, muy pocos rechazarán su ayuda. Con unos breves momentos de inspiración, un Jokaero puede convertir incluso una humilde Pistola Láser en algo formidable. O sencillamente puede decidir añadir alguna clase de lazada decorativa al cañón del arma. Es imposible predecir que harán a continuación.

Psíquicos[]

Artículo principal: Psíquicos.

Cada Psíquico dispone de habilidades diferentes, siendo capaz de manipular las energías de la Disformidad de manera única. Algunos son capaces de conjurar abrasadores rayos de ectoplasma que pueden abrir agujeros en las fortificaciones enemigas, o envolver a las filas agrupadas del enemigo en rugientes llamas. Otros emplean sus mentes para invocar cúpulas de energía defensiva que protejan a sus camaradas de los disparos o lo hagan invisibles. Cuando sirven en primera línea del combate, los Psíquicos pueden empuñar letales Armas de Energía, que chisporrotean con el poder contenido y con las que son capaces incluso de arrancar las mismas almas de sus enemigos aullantes. Sean cuales sean sus talentos particulares, los Psíquicos son tan letales para el enemigo como enervantes para sus aliados, ya que sus poderes psíquicos pueden convertirles en armas antinaturales que evocan superstición y terror.

Muchos Psíquicos, a pesar de todo, son defensores a ultranza del Imperio. Luchan a favor de un reino que les odia y les teme, obteniendo fuerzas de la adversidad y demostrando su lealtad con cada una de sus victorias. Los Inquisidores no suelen tener los prejuicios de la gente común, y si una gran reserva de saber y conocimiento. Por ello, son muchos los Inquisidores que reclutan a uno o más Psíquicos para su causa, ya que sus poderes son tanto versátiles como poderosos. Muchos pueden llegar a tratar a estos brujos con mucho más respeto y comprensión de la que les ofrecería cualquier otro amo imperial, ya que muchos miembros de la Inquisición son Psíquicos por derecho propio. Aun así, para algunos, y en especial para los Inquisidores pertenecientes a la Ordo Hereticus, los Psíquicos sigue siendo mutantes que deben ser odiados sin importar cuales puedan ser sus verdaderas lealtades. Para estos hombres, si necesitan de verdad utilizar los servicios de un Psíquico, utilizan sus habilidades pero sólo con el mayor disgusto y reticencia, y el desafortunado mutante se verá sometido a tormentos sin fin por el simple pecado de existir.

Huéspedes Demoníacos[]

Artículo principal: Huésped Demoníaco.

Un Huésped Demoníaco es un espíritu de la Disformidad atado mediante ritos y ceremonias al cuerpo de un mortal. Algunos son creados tan sólo para que un Inquisidor pueda interrogar a entidades demoníacas acerca de la Disformidad y de sus poderes. Otros son lacayos esclavizados, invocados y encadenados para servir dentro del séquito de un Inquisidor. Cuando se emplea a los Huéspedes Demoníacos de esta última forma, estos pueden resultar ser combatientes terroríficos, capaces de utilizar toda clase de capacidades sobrenaturales al servicio de su amo.

Aún así, a pesar de todo el poder que pueda tener un Huésped Demoníaco, solo los Inquisidores más seguros de sí mismos llegarían a pensar en crear a una de estas criaturas, y muy pocos dejarían que estuvieran próximos a la anarquía del campo de batalla. Los Demonios no suelen servir de forma voluntaria, y las protecciones y geas que permiten controlarlos no son siempre de fiar. Aún peor, no importa cuán servil pueda aparentar ser una de estas criaturas. Por su misma naturaleza, toda acción llevada a cabo por un Demonio suele estar enfocada hacia la destrucción de aquellas cosas que hasta los Inquisidores más radicales tienen en gran estima. En caso de que el Demonio consiguiera liberarse de sus cadenas, obtendría un gran deleite en cobrarse venganza sobre todas aquellas almas desafortunadas que tuvieran la desgracia de encontrarse cerca, lo que inevitablemente suele incluir al Inquisidor que pensó en encadenarlo.

Místicos[]

Artículo principal: Místico.

Los místicos son psíquicos menores, elegidos por su inflexible fuerza de voluntad y su completa impasividad ante las tentaciones demoníacas. Si bien carecen de la fortaleza mental necesaria para invocar la furia destructiva empleada por otros psíquicos, siguen pudiendo conjurar una señal psíquica constante. Aunque sea infinitesimalmente menor en escala, esta señal no es muy distinta en naturaleza al Astronomicón, y puede ser utilizada como baliza de guía para las tropas que respondan a la llamada de un Inquisidor. De hecho, muchos Inquisidores mantienen coros enteros de místicos estacionados en los mundos más aislados del Imperio, a fin de poder coordinar mejor el cumplimiento de sus planes y el refuerzo de sus ejércitos. Más de una vez los místicos han resultado cruciales para completar la misión de un Inquisidor. Después de todo, el destino de todo un Sector puede depender de un retraso de apenas unos minutos...

Arcoflagelantes[]

Artículo principal: Arcoflagelantes.

La arcoflagelación es una sentencia que se aplica sobre aquellos que han sido encontrados culpables de una multitud de crímenes contra el Emperador, y es considerado como un destino mucho peor que la misma muerte. Mejorado y potenciado mediante extensas cirugías físicas y reacondicionamiento mental, el cuerpo de un Arcoflagelante recibe como implante inyectores de estimulantes químicos, así como un letal conjunto de flagelos, cuchillas y látigos de adamantio. Un yelmo pacificador proyecta himnos calmantes y las imágenes de los santos en el cerebro del Arcoflagelante para mantenerlo sedado y bajo control hasta que se diga una orden de activación. Una vez se da la orden, se bombearán drogas de combate por todo el cuerpo del Arcoflagelante, lo que afinará sus sentidos, atizará su ferocidad y negará el dolor de sus heridas. El Arcoflagelante se convertirá en una máquina asesina fuera de control, obediente sólo al Inquisidor que la mantiene bajo su yugo. En este estado un Arcoflagelante es capaz de enfrentarse a un gran número de oponentes, abriendo un rojizo camino de destrucción entre los enemigos del Inquisidor, sin que exista ningún pensamiento de autoconservación por su parte. En caso de que el Arcoflagelante sobreviva al combate, podrá darse una segunda orden que le devolverá instantáneamente a un estado de plácida calma hasta la próxima vez en que haya que desencadenar su furia.

Asesinos de Culto de la Muerte[]

Artículo principal: Asesino del Culto de la Muerte.

Los Cultos de la Muerte pueden encontrarse en muchos mundos imperiales, reclutando a sus miembros por igual de entre navajeros de albañal y nobles diletantes. Todo lo que estos cultos requieren de sus miembros es que demuestren tener una habilidad excepcional con las armas de filo, y que se dediquen con lealtad fanática a los dictados del culto para el resto de sus vidas. Aunque muchos Cultos de la Muerte son creados por el Caos, y ofrecen servidumbre tan sólo a Khorne, el Dios de la Sangre, otros están fanáticamente dedicados al Credo Imperial, y ofrendan al Emperador a aquellos a los que asesinan, en pago parcial de la deuda de sangre que la Humanidad le debe.

El arte de la espada es primordial para muchos Asesinos de los Cultos de la Muerte. Los diferentes tipos de incisiones, laceraciones y estocadas, las armas con que se infligen y la localización en la que dichas heridas son causadas tienen un significado especial a la hora de dedicar la muerte de la víctima y su alma al Emperador. No resulta demasiado sorprendente que muchos Inquisidores tengan en los Asesinos de los Cultos de la Muerte como a algunos de sus más valiosos seguidores potenciales, ya que la Galaxia puede ofrecer pocos enemigos a los que no puedan aplastar con la enloquecida prensa del combate cuerpo a cuerpo.

Servidores[]

Artículo principal: Servidores.

Resistentes por naturaleza, infaliblemente leales y prácticamente inmunes por completo a las tentaciones ofrecidas por los Demonios, los Servidores están considerados por algunos Inquisidores como los asistentes perfectos. No solo es posible que la incorruptible mente cibernética de un Servidor pueda actuar como almacén de todos los datos y registros del Inquisidor, sino que su forma física puede verse mejorada para utilizar temibles armas. No obstante, el uso de Servidores no está exento de detractores, ya que estos necios hombres-máquina carecen de toda imaginación e iniciativa, y no poseen ninguna capacidad de raciocinio más allá de la que les otorgan los fríos unos y ceros de la lógica.

En caso de que un Inquisidor quedara incapacitado o se viera separado de sus Servidores, lo más seguro es que acabaran desconectándose, completando la última de las órdenes previas del Inquisidor antes de quedar a la espera, con sus mentes bloqueadas, esperando a recibir nuevas instrucciones. Una vez dicho esto, cualquiera que ha presenciado como un Servidor de combate caminaba a través de un infierno de fuego demoníaco para aplastar el cráneo de su conjurador, o defender su posición con fuego de Bólter Pesado cuando todos los demás han huido, encontraría muy pocas objeciones que presentar en contra de la letalidad determinada de estos morbosos cyborgs.

Operativos inquisitoriales[]

La Galaxia es un lugar enorme y, en ocasiones, un Inquisidor deberá enfrentarse a varios problemas a la vez en diferentes localizaciones. Cuando el despliegue de una fuerza militar completa sería demasiado lento, pues puede llevar meses, si no años, el despliegue de agentes de su séquito puede lograrse en mucho menos tiempo, y actuar de manera más clandestina.

Sin embargo, raramente un Inquisidor comanda personalmente una misión, pues su atención es necesaria para organizar operaciones a mayor escala. Por esto, suelen poner a sus Interrogadores al mando de un Operativo Inquisitorial, Comandos especialistas formados por miembros de sus séquitos y encargados de obtener información o cumplir un objetivo para su señor.

Transportes disponibles[]

Rhino[]

Artículo principal: Rhino.

El Transporte Blindado de Tropas Rhino es uno de los vehículos más venerados al servicio del Imperio. Sus orígenes residen en lo más profundo y espeso de las nieblas del tiempo, cuando el Hombre levantó por primera vez su mano hacia las estrellas y comenzó el largo proceso de colonización. Poco ha cambiado en el diseño del Rhino desde aquellos días del feliz pasado, ya que su óptimo equilibrio de capacidad de transporte, blindaje y maniobrabilidad fue juzgado prácticamente perfecto por el Adeptus Mechanicus. No resulta ser una gran sorpresa que el Rhino sirviera antaño como el principal transporte para los ejércitos de toda la Humanidad. Por desgracia, desde aquellos oscuros días, muchos secretos de la construcción de los Rhinos se han perdido, e incontables miles de vehículos han quedado inutilizados por la falta de reparaciones. A pesar de ello, algunos augustos cuerpos como el Adeptus Astartes o la Inquisición tienen pocos problemas en disponer de los suficientes Transportes Blindados de Tropas Rhino como para cubrir sus necesidades. Por eso, muchos Inquisidores escogerán este fiable e intrépido transporte para llevarles a través de peligrosas zonas de guerra, confiando en su versatilidad y facilidad de reparaciones para conseguir sobrevivir. Aunque algunos Inquisidores se apoderarían sin más de cualquier Rhino que estuviera disponible de encontrarse necesitados de uno de estos vehículos, muchos prefieren disponer de su propio parque personal de vehículos, que por lo general dispone de varios de estos transportes entre sus filas.

Chimera[]

Artículo principal: Chimera.

El Chimera es uno de los más prolíficos y populares transportes blindados empleados por las fuerzas del Imperio. Es resistente, versátil y fácil de producir en grandes cantidades. Durante miles de años ha sido de conocimiento público que el Chimera puede acabar con objetivos mucho más pesados que él mismo en un tiroteo. El propio tanque incorpora una gran variedad de sistemas de armas antipersona, mientras que los pasajeros pueden aportar más potencia de fuego disparando desde la espaciosa escotilla superior y los conjuntos de Rifles Láser situados en sus flancos.

A lo largo de los milenios, el Chimera ha sido utilizado en incontables zonas de guerra, demostrando su adaptabilidad una y otra vez. Sus sistemas de vocoproyectores de alta ganancia y encriptación segura, que normalmente permiten que el tanque pueda ser utilizado como vehículo de mando para la Guardia Imperial, pueden ser aprovechados por un Inquisidor cuando ha de comunicarse con sus sicarios, interrumpir rituales e interceptar comunicados enemigos. Las capacidades anfibias del tanque pueden resultar ser una baza sorprendente para un Inquisidor, permitiendo que tanto él como su partida de guerra se aproximen al enemigo desde una dirección inesperada.

Todos estos factores, combinados con la espaciosa capacidad de transporte del Chimera, convierten al tanque en una opción atrayente para muchos agentes de las Ordos, que les proporciona una fiable base de operaciones desde la cual poder desarrollar su labor.

Land Raider[]

Artículo principal: Land Raider.

El Land Raider sigue siendo una de las máquinas de guerra más destructivas desplegadas por los ejércitos del Imperio. Protegido por planchas soldadas de blindaje de ceramita y adamantio, el Land Raider es inmune a todo lo que no sea el armamento más devastador. Su propio armamento es igualmente impresionante: dos Cañones Láser acoplados y dos Bólteres Pesados acoplados permiten al Land Raider aniquilar por igual a los vehículos y escuadras de infantería del enemigo. Cuando se combina este armamento y protección con suficiente capacidad de transporte como para llevar a un Inquisidor y a toda su partida de guerra, el Land Raider es más una fortaleza móvil que un simple tanque.

Los Land Raiders no son apreciados como transportes por todos los Inquisidores. Estos vehículos no han sido creados con el sigilo en mente, como demuestra su total falta de sutileza, su gran altura y sus laterales en forma de cuña. Sin embargo, para aquellos Inquisidores con una mentalidad más militarista, en especial los pertenecientes a la Ordo Malleus, quienes en muchas ocasiones han de combatir contra la vasta y letal amenaza de los Demonios, el Land Raider es un vehículo ideal. Al ser capaz de llevar a un Inquisidor y a toda su partida de guerra hasta el corazón de cualquier zona de guerra y de proveer a dichas fuerzas con una impresionante cantidad de fuego de cobertura mientras desarrollan su misión, incluso un solo Land Raider puede representar la diferencia entre detener un ritual de invocación en mitad del proceso, o perder un mundo entero ante la marea de Demonios desencadenados.

Land Raider Cruzado[]

Artículo principal: Land Raider Cruzado.

Un rompelíneas sin parangón, el Cruzado puede atravesar las formaciones enemigas para desembarcar a un Inquisidor y a su partida de guerra en el corazón del ejército del enemigo. En lugar de Cañones Láser, el Cruzado está armado con Bólteres Huracán para poder abatir hordas enteras de herejes, cultistas y mutantes. El Cruzado dispone, asimismo, de una capacidad de transporte mejorada al reclamar el espacio ocupado generalmente por los voluminosos generadores de energía para los Cañones Láser, disponiendo de espacio suficiente hasta para la más extravagante o masiva partida de guerra inquisitorial.

Land Raider Redentor[]

Artículo principal: Land Raider Redentor.

Un ataque llevado a cabo en los entornos traicioneros y llenos de escombros de una ciudad en ruinas o un templo derrumbado puede representar el tipo de batalla más agotador. Dado que puede haber combatientes escondidos tras cada sombra, el fuego es la forma más adecuada de purgar y purificar nidos de corruptos herejes. Para ese tipo de batallas es para lo que fue creado el Land Raider Redentor. Las barquillas del Redentor incorporan colosales proyectores de llamas que envían promethium ardiente sobre el grueso del enemigo, un castigo especialmente apreciado por los más fanáticos Inquisidores de la Ordo Hereticus.

Razorback[]

Artículo principal: Razorback.

El Razorback es una variante pesadamente armada del Transporte Blindado de Tropas Rhino, que sacrifica algo de su capacidad de transporte para poder incorporar armamento instalado en torreta, por lo general dos Cañones Láser o Bólteres Pesados acoplados. Los Razorbacks cumplen un doble papel como transportes y como emplazamientos móviles de armas, siendo ideales para aquellos Inquisidores que prefieren partir al campo de batalla con una partida de guerra pequeña aunque selecta. Los Razorback, que cuentan con la resistencia y adaptabilidad del Rhino, pero con la potencia de fuego de un Tanque de Batalla ligero, cubren a la perfección las necesidades de estos Inquisidores.

Valquiria[]

Artículo principal: Valquiria.

El Transporte de Asalto Valquiria es una nave bimotor de ataque bien armada. La resistente coraza y la versátil capacidad de carga del chasis del Valquiria se combinan con los poderosos motores y el manejo estable de la aeronave, lo que la convierte en una elección popular para cubrir un amplio número de papeles en el campo de batalla. Dado que sus motores vectorizados le permiten aterrizar y despegar en vertical, estas versátiles aeronaves pueden girar y maniobrar con eficacia en los rigores del combate aéreo a baja altura, o mantenerse en vuelo estacionario mientras las tropas descienden haciendo rappel desde su bodega. Alternativamente, todos los Valquiria están equipados con suficientes paracaídas gravitatorios para todos los pasajeros, permitiendo despliegues eficaces, aunque un tanto peligrosos, a altas velocidades. Una vez se combina esto con la capacidad de transporte de la aeronave, que es la misma que la de un Transporte Blindado tipo Chimera, no resulta difícil ver por qué tantos Inquisidores aprecian a los Valquiria como un medio para transportar a su partida de guerra de forma rápida a donde haga más falta.

Una vez que la partida de guerra ya ha sido desplegada, el Valquiria puede actuar como una cañonera excelente, volando a baja altura para proveer de un devastador fuego de cobertura o ascendiendo con rapidez para poder desempeñar tareas de patrulla de combate aéreo y de intercepción de amenazas que se acerquen. Una cantidad innumerable de herejes han visto como su victoria se convertía en una súbita y aterrorizada ruina cuando la sombra de un Valquiria inquisitorial ha caído sobre ellos, y los atronadores cañones y misiles lanzados desde debajo de las alas de la aeronave han aplicado el juicio del Emperador sobre los indignos.

Fuentes[]

  • Codex: Cazadores de Demonios (4ª Edición).
  • Codex: Inquisición (6ª Edición).
  • Kill Team - Cenizas de fe.
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