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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Por supuesto, muchos Inquisidores consideran que los Monodominantes poseen mentes increíblemente estrechas y rígidas, y afirman que a menudo hacen más daño que bien con los excesos de sus purgas. Los Inquisidores que creen en la incorporación de tecnología alienígena y artefactos disformes, entre otras ideas supuestamente heréticas, consideran que los Monodominantes se perjudican a sí mismos al negarse a utilizar tales herramientas.
 
Por supuesto, muchos Inquisidores consideran que los Monodominantes poseen mentes increíblemente estrechas y rígidas, y afirman que a menudo hacen más daño que bien con los excesos de sus purgas. Los Inquisidores que creen en la incorporación de tecnología alienígena y artefactos disformes, entre otras ideas supuestamente heréticas, consideran que los Monodominantes se perjudican a sí mismos al negarse a utilizar tales herramientas.
   
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;Amalatianos
;Amalathianos
 
 
Los albores del 41º Milenio fueron un periodo de reconstrucción espiritual y física para el [[Imperio]]. Se celebró un gran cónclave en el Monte Amalath de [[Gathalamor]], en el cual se reunieron millares de líderes y dignatarios militares, religiosos y políticos para renovar sus juramentos de lealtad al [[Emperador]] y a la [[Humanidad]]. Fue esta congregación la que empujó a [[Macharius]] a su conquista de casi un millar de mundos, y durante este periodo hubo una ola de optimismo dentro de la [[Inquisición]], cuyos miembros se convencieron de que todo volvía al cauce previsto por el Emperador, en contraste con el pesimismo que les había invadido antes y después del [[Era de la Apostasía|Reinado de Sangre]] y la [[Plaga del Descreimiento]].
 
Los albores del 41º Milenio fueron un periodo de reconstrucción espiritual y física para el [[Imperio]]. Se celebró un gran cónclave en el Monte Amalath de [[Gathalamor]], en el cual se reunieron millares de líderes y dignatarios militares, religiosos y políticos para renovar sus juramentos de lealtad al [[Emperador]] y a la [[Humanidad]]. Fue esta congregación la que empujó a [[Macharius]] a su conquista de casi un millar de mundos, y durante este periodo hubo una ola de optimismo dentro de la [[Inquisición]], cuyos miembros se convencieron de que todo volvía al cauce previsto por el Emperador, en contraste con el pesimismo que les había invadido antes y después del [[Era de la Apostasía|Reinado de Sangre]] y la [[Plaga del Descreimiento]].
   
Un gran número de [[Inquisidores]] se unieron al movimiento Amalathiano, creyendo que era su deber sagrado impedir que nada amenazase la fuerza que el Imperio estaba recuperando. Se esfuerzan por mantener el statu quo, buscando a cualquier persona o agencia que pudiera desestabilizar el poder del Imperio desde dentro o desde fuera. Les preocupan menos los crímenes más tradicionales como la [[mutación]], la brujería o la [[herejía]] religiosa, excepto cuando entran en conflicto con las instituciones del Imperio de la Humanidad. Tratan de mantener la rivalidad y las intrigas políticas entre las distintas Organizaciones Imperiales al mínimo, aferrándose al credo original de la Inquisición de que la unión hace la fuerza. El cambio es considerado la amenaza más grave, pues puede anunciar un desastre. Aunque otros Inquisidores pueden esforzarse por desencadenar una gran agitación o revelación que hará a la Humanidad escapar de sus actuales tribulaciones y entrar en una nueva edad de oro, los Amalathianos prefieren avanzar despacio, si es que el progreso es necesario en absoluto. Los Amalathianos acusan a los Inquisidores de otras filosofías de ser unos completos arrogantes por afirmar conocer la Voluntad Divina del Emperador. Los Amalathianos confían en que el Emperador lleve a cabo Su plan a Su manera como siempre lo ha hecho, y creen que la misión de la Inquisición es conservar el Imperio para que Él pueda actuar como mejor Le parezca; los mortales no han de tratar de adivinar los pensamientos del Emperador. En última instancia, el Imperio es el Emperador encarnado, y proteger al Imperio es proteger al Emperador.
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Un gran número de [[Inquisidores]] se unieron al movimiento [[Amalatiano]], creyendo que era su deber sagrado impedir que nada amenazase la fuerza que el Imperio estaba recuperando. Se esfuerzan por mantener el statu quo, buscando a cualquier persona o agencia que pudiera desestabilizar el poder del Imperio desde dentro o desde fuera. Les preocupan menos los crímenes más tradicionales como la [[mutación]], la brujería o la [[herejía]] religiosa, excepto cuando entran en conflicto con las instituciones del Imperio de la Humanidad. Tratan de mantener la rivalidad y las intrigas políticas entre las distintas Organizaciones Imperiales al mínimo, aferrándose al credo original de la Inquisición de que la unión hace la fuerza. El cambio es considerado la amenaza más grave, pues puede anunciar un desastre. Aunque otros Inquisidores pueden esforzarse por desencadenar una gran agitación o revelación que hará a la Humanidad escapar de sus actuales tribulaciones y entrar en una nueva edad de oro, los Amalatianos prefieren avanzar despacio, si es que el progreso es necesario en absoluto. Los Amalatianos acusan a los Inquisidores de otras filosofías de ser unos completos arrogantes por afirmar conocer la Voluntad Divina del Emperador. Los Amalatianos confían en que el Emperador lleve a cabo Su plan a Su manera como siempre lo ha hecho, y creen que la misión de la Inquisición es conservar el Imperio para que Él pueda actuar como mejor Le parezca; los mortales no han de tratar de adivinar los pensamientos del Emperador. En última instancia, el Imperio es el Emperador encarnado, y proteger al Imperio es proteger al Emperador.
   
Los Amalathianos trabajan duro para arrancar de raíz las facciones y cultos que podrían desestabilizar y poner en peligro el poder de las organizaciones imperiales, los [[Comandantes Imperiales]], los líderes militares, etcétera. A estos los apoyan abierta y activamente, dándoles una libertad tremendamente amplia de movimientos para que protejan sus propios puestos, siempre y cuando no amenacen al estatus o el poder de otras organizaciones o individuos. Se muestran profundamente cautos ante cualquier cambio, y se adhieren firmemente a las creencias dominantes de su tiempo y sociedad.
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Los Amalatianos trabajan duro para arrancar de raíz las facciones y cultos que podrían desestabilizar y poner en peligro el poder de las organizaciones imperiales, los [[Comandantes Imperiales]], los líderes militares, etcétera. A estos los apoyan abierta y activamente, dándoles una libertad tremendamente amplia de movimientos para que protejan sus propios puestos, siempre y cuando no amenacen al estatus o el poder de otras organizaciones o individuos. Se muestran profundamente cautos ante cualquier cambio, y se adhieren firmemente a las creencias dominantes de su tiempo y sociedad.
   
La facción Amalathiana puede encontrarse en todos los Ordos de la Inquisición, y cada uno de sus miembros se esfuerza por proteger al Imperio de los peores estragos de los [[alienígenas]], cultos, cismas religiosos y mutaciones. Trabajan bien con agentes de otras agencias imperiales, ya que los intereses del [[Adeptus Mechanicus]], los Comandantes Imperiales, el [[Ministorum]] y otras organizaciones son también los intereses de la Inquisición. Cooperan particularmente bien con el [[Adeptus Arbites]] y las fuerzas de seguridad locales, cuyo deber es imponer la ley imperial y la local, con lo que defienden el poder del propio Imperio.
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La facción Amalatiana puede encontrarse en todos los Ordos de la Inquisición, y cada uno de sus miembros se esfuerza por proteger al Imperio de los peores estragos de los [[alienígenas]], cultos, cismas religiosos y mutaciones. Trabajan bien con agentes de otras agencias imperiales, ya que los intereses del [[Adeptus Mechanicus]], los Comandantes Imperiales, el [[Ministorum]] y otras organizaciones son también los intereses de la Inquisición. Cooperan particularmente bien con el [[Adeptus Arbites]] y las fuerzas de seguridad locales, cuyo deber es imponer la ley imperial y la local, con lo que defienden el poder del propio Imperio.
   
 
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;Recongregadores
 
;Recongregadores
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Según la filosofía de la Recongregación, el [[Imperio]] se ha vuelto corrupto y decadente. Ya no sirve al propósito para el que existe, y funciona a pesar de sus enormes organizaciones en lugar de gracias a ellas. Con el tiempo, la maraña de facciones políticas, burocracia y las inmensas estructuras del Imperio deben ser desarticuladas y reconstruidas de una nueva forma que funcione mejor para la [[Humanidad]]. Si se permite que el Imperio continúe estancado, acabará por caerse a pedazos y la Humanidad caerá presa de los innumerables peligros a los que se enfrenta. Los [[Recongregadores]] intentan desestabilizar las organizaciones imperiales desde dentro, reemplazando a los líderes y figuras de poder corruptos y/o conservadores con otros con opiniones más radicales y un deseo de cambio. La mayoría, no obstante, prefieren evitar el exceso de agitación, y no buscan destruir por completo sino alterarlo sutilmente y moldearlo de acuerdo a su voluntad. Intervenir demasiado de forma directa podría suponer la caída prematura del Imperio, y el inconmensurable desastre que eso conllevaría.
[En construcción, disculpen las molestias.]
 
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Como es de esperar, los Recongregadores suelen encontrarse sobre todo en el [[Ordo Hereticus]], donde pueden descubrir individuos potencialmente útiles para sus planes. A menudo apoyan a sectas y aquelarres antiimperiales, alterando con frecuencia sus filosofías para que se ajusten a las suyas en la medida de lo posible. No les importa llevar a cabo actos extremos cuando es necesario, si estos provocan la respuesta necesaria y el cambio deseado.
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Como puede imaginarse, los Recongregadores chocan a menudo con los que creen en la filosofía [[Amalatiana]], ya que ambas creencias son diametralmente opuestas. Esto puede llevar a conflictos entre Inquisidores de las dos facciones, en los que uno trabaja para desestabilizar o derrocar a una persona concreta o a una organización, y el otro se esfuerza por mantenerlo en el poder.
   
 
;Istvaanianos
 
;Istvaanianos
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El mayor conflicto que engulló a la [[Humanidad]] fue la Gran [[Herejía]] que comenzó con el [[Atrocidad de Istvaan III|bombardeo vírico]] de [[Istvaan III]] por el [[Primarca]] [[Horus]]. Aunque la [[Herejía de Horus]] provocó la destrucción de mundos enteros y una devastación a una escala nunca vista antes ni después, hay algunos [[Inquisidores]] que la ven como uno de los momentos en los que se forjó el futuro del [[Imperio]] y la Humanidad. De la Herejía de Horus surgieron las grandes reformas militares que disolvieron las [[Legiones]] de [[Marines Espaciales]] y dividieron a la [[Armada Imperial|Armada]] y la [[Guardia Imperial|Guardia]], así como la Ascensión del [[Emperador]], la creación del [[Ministorum]] y muchos otros sucesos que definirían el Imperio actual.
[En construcción, disculpen las molestias.]
 
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El objetivo de los [[Istvaanianos]] es reforzar a la Humanidad a través de la adversidad, ya que están convencidos de que la Humanidad saca sus mayores fuerzas en momentos de agitación y conflicto. Los periodos de mayor turbulencia han generado los mayores avances en tecnología, fe y dominación galáctica. ¿Acaso no purgó la Herejía de Horus a aquellos Marines que no eran leales al Emperador? ¿No preparó la [[Era de la Apostasía]] la venida de [[Sebastian Thor]] y la reforma de la Eclesiarquía? ¡También las grandes batallas libradas por los ejércitos de [[Macharius]] brillaron como una gran antorcha en los oscuros tiempos de principios del 41º Milenio! Estos son los argumentos que plantean. Los Istvaanianos afirman que la Humanidad solo muestra su verdadera fuerza interior cuando es sometida a las mayores pruebas. Con este fin, los Istvaanianos se esfuerzan por propagar conflictos y disputas por el bien del futuro de la Humanidad. Los Istvaanianos avivan las llamas de la guerra y el odio para que la Humanidad permanezca vigilante y sus guerreros sigan preparados y alerta, de tal modo que nadie crea que ya se ha hecho todo lo que se podía hacer. Siguen un credo grandilocuente y descarado, que presume de su belicismo e inspira a quienes les rodean a luchar con un celo feroz por sí mismos y por el resto de la Humanidad. Enfrentan a facción contra facción y mundo contra mundo para que los supervivientes sean más fuertes.
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Los Istvaanianos causan problemas allí donde van, aprovechando las fobias y prejuicios de los [[Comandantes Imperiales]], los oficiales militares y la población para generar superstición, suspicacia y violencia. Cooperan bien con los cultos desestabilizadores y terroristas, y buscan asociarse con cultos violentos proimperiales. Con bastante frecuencia ayudan a estas sociedades y sectas secretas a acumular poder antes de revelar la amenaza que representan a las autoridades, animando a los fieles a tomar antorchas y espadas para purgar la corrupción que se escondía entre ellos. Los Istvaanianos se encuentran en todos los Ordos de la [[Inquisición]], y todos ellos recalcan los terrores y peligros que encarnan las fuerzas a las que se enfrentan.
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Los demás miembros de la Inquisición no confían en los Istvaanianos, y siempre cuestionan sus motivos y sus planes. Sus opositores argumentan que, en lugar de reforzar a la Humanidad, las destructivas actividades de los Istvaanianos debilitan y desestabilizan al Imperio, amenazando al bastión en el que se basa la supervivencia de la Humanidad. Demasiado a menudo ocurre que un Inquisidor investiga un culto o individuo [[hereje]] dedicado a oponerse o destruir al Imperio, y después descubre que está siendo patrocinado o dirigido por un Istvaaniano que ha promovido su rebelión para lograr sus propios fines. Muchos de estos encuentros acaban en conflictos físicos, ya que los Istvaanianos son completamente despiadados y sanguinarios.
   
 
;Conclusiones principales
 
;Conclusiones principales

Revisión del 23:08 2 mar 2020

Emblema de la Sagrada Inquisición

Emblema de la Sagrada Inquisición Imperial.

CLASIFICACIÓN: OMEGA OSCURO

FECHA: 657.M41

AUTOR: >Clasificación de seguridad no válida<

ASUNTO: Informe sobre los actuales bloques de poder en el seno de la Inquisición

RECEPTOR: Representante Inquisitorial, Senatorum Imperialis

Como habéis solicitado vos, nuestro representante ante los Altos Señores, he recopilado este breve resumen del mapa político y los bloques de poder dentro de nuestra gran organización. Puede obtener información más detallada si así lo solicita.

Como ha sido siempre el caso en el seno de nuestras Órdenes desde que comenzaron los registros de que disponemos, ciertas filosofías e interpretaciones de nuestra divina misión han movido a los agentes de nuestra organización. La popularidad de distintos puntos de vista y creencias crece y decrece con el paso de las décadas, y por ello es imperativo disponer de informes regulares sobre estas estructuras políticas dentro de la Inquisición, así como sobre el nivel de interferencia que ejercen sobre los actos de nuestros agentes y la consecución de nuestros objetivos. Ninguno de nosotros desea que se repitan las Herejías Donorianas ni el Cisma de Caetris, y todos nos esforzamos por evitar un retorno a los métodos vistos durante la Anticruzada de Apolloch y el Pogromo de Valanrin.

Como sabéis, la interpretación de la Divina Voluntad del Emperador siempre está marcada por la división, y nuestros agentes, aunque dedicados por completo a su misión tal como ellos la entienden, no son menos inclinados a establecer definiciones personales del Propósito del Emperador, de nuestro deber manifiesto y de la manera en que puede o debería ser llevado a cabo. Como ocurre con el resto de la Humanidad, los individuos con opiniones similares se reúnen ocasionalmente, compartiendo aquello que sus creencias tienen en común. Es imposible decir con precisión cuántas de estas organizaciones informales (a las que me referiré en lo sucesivo como "facciones") pueden hallarse dentro de las Órdenes de la Santa Inquisición del Emperador, pero he logrado aislar unas pocas que actualmente ostentan mucho favor entre nuestros agentes y puede decirse que poseen cierto peso político dentro de la organización.

Como veréis, la disparidad entre las creencias de algunas facciones es tan extrema que se puede decir que están fundamentalmente enfrentadas entre sí. Como nadie está ni por encima ni por debajo de la mirada siempre vigilante del Inquisidor, no es raro que los Inquisidores de distintas facciones se investiguen mutuamente y se declaren Excommunicate Traitoris los unos a los otros.

Aunque los que pertenecemos a la jerarquía superior debemos esforzarnos por permanecer imparciales a fin de ofrecer una guía clara y consistente y de evitar vernos involucrados en estas luchas internas, en ocasiones es necesario que intervengamos (la Purga de Laskar es quizás el ejemplo más documentado de esto). Estas diferencias de opinión son defendidas con tanta firmeza por algunos de nuestros operativos que no solo llevan a conflictos morales internos, sino también a luchas físicas. El necesario hermetismo de la obra de la Inquisición hace que esto sea prácticamente imposible de predecir o prevenir, y debemos estar siempre listos para responder y minimizar los efectos y secuelas de estos graves asuntos.

No obstante, no podemos imponer un criterio ni adoctrinar a nuestros agentes en este aspecto, pues es esa misma individualidad, fuerza de mente y de fe y sentido de la responsabilidad personal lo que les permite llevar a cabo las terribles tareas que les pedimos. La Inquisición no necesita máquinas insensibles, sino hombres capaces de razonar que tengan el valor de actuar de acuerdo a sus convicciones.

En el resumen siguiente he dividido las facciones mencionadas en dos amplios bandos. Están las tradicionalmente apodados "Puritanos" y las facciones mencionadas en informes previos como "Radicales". Los Puritanos defienden la Tradición y los dictados del Emperador al pie de la letra, tal y como estos son impuestos a la población y los siervos del Emperador en general siempre que es posible. Son ellos los que defienden las creencias más extendidas entre las organizaciones del Imperio, y se puede decir que se adhieren a los valores tradicionales predicados por el Ministorum y consagrados en el corazón de la Ley Imperial. Los Radicales, desde su posición privilegiada de Inquisidores, creen que son libres para poner en práctica el espíritu y la intención tras los Juicios del Emperador, y se puede decir sin temor a error que consideran los métodos que emplean algo secundario respecto al cumplimiento de sus deberes y la consecución de sus objetivos. La gran mayoría de los ciudadanos imperiales les consideraría herejes por su comportamiento, pero nosotros, observadores más sabios y expertos, podemos ver que hay poderosos argumentos que sustentan sus puntos de vista y su metodología. En cualquier caso, los extremismos de cualquier tipo deben ser vigilados de cerca, no sea que se conviertan en una obsesión autodestructiva.

FACCIONES PURITANAS
Thorianos

Los Thorianos tienen sus orígenes en la Era de la Apostasía y en el derrocamiento de Lord Vandire por Sebastian Thor. Para algunos Inquisidores era evidente que Thor era movido por un propósito divino, y que estaba imbuido de parte del poder y el carisma del propio Emperador. Su creencia es que el Emperador camina entre nosotros. Arrancado del mundo físico por las heridas que le infligió Horus, debe escoger de nuevo recipientes que lleven a cabo Su obra, como hacía antes de la Era de los Conflictos. La carne conservada en el Trono Dorado no es el Emperador, pues él se mueve siguiendo Su Divina Voluntad, infundiendo Su poder en aquellos a quienes escoge. Pero estos son cuerpos frágiles y mortales que solo pueden poseer una fracción del poder del Emperador, y que están destinados a morir finalmente por heridas o a una edad avanzada. Pero ¿y si el Emperador pudiera recibir un cuerpo que no envejeciese ni muriese, que pudiera ser Su forma física para toda la eternidad? Los Thorianos creen que algo así es posible, y que el Emperador aguarda a que Su nuevo cuerpo sea hallado o creado. En esencia, un nuevo Emperador será creado para llevar a la Humanidad hacia su destino y a la conquista de la galaxia.

Los Thorianos buscan las formas en que la energía y la conciencia interactúan con la Disformidad, y se transfieren de la una a la otra. Indagan los secretos de la posesión y la manifestación de Demonios y de otras entidades disformes, tratando de descifrar las reglas que gobiernan la relación entre la Disformidad y el universo material. Su sueño es que un día encontrarán un anfitrión adecuado para la magnificencia del Emperador, y que mediante oraciones y rituales serán capaces de guiar Su espíritu hacia Su nuevo cuerpo, permitiendo al Emperador caminar de nuevo entre Su pueblo.

Los Thorianos se encuentran sobre todo entre las filas del Ordo Malleus, donde pueden estudiar el poder de las criaturas disformes en el mundo material, desentrañando así la capacidad del Emperador de manifestar Su Divina Voluntad en nuestro universo. Un número respetable se encuentra en el Ordo Hereticus, donde el cumplimiento de su deber les permite averiguar todo lo posible sobre Sebastian Thor y otros Santos poderosos de la larga historia del Ministorum. Hay bastantes cultos y facciones Resurreccionistas en el seno de la Eclesiarquía, los cuales conforman una red muy útil y una fuente de hombres de a pie para los Inquisidores Thorianos. Relativamente pocos se encuentran en el Ordo Xenos, aunque hay algunos que creen que la respuesta para alcanzar los objetivos de los Thorianos se encuentra en la sofisticada tecnología psíquica utilizada por los Eldars y otras razas antiguas.

Los oponentes de los Thorianos afirman que incluso si fuera posible resucitar al Emperador en un nuevo cuerpo mortal, causaría un cisma por todo el Imperio más peligroso que cualquier herejía o guerra civil anterior. Los creyentes en la resurrección y los escépticos se enfrentarían con violencia, y gran parte del Imperio sería destruida en una gran guerra de fe. Aun en el caso de que esto no ocurriera, nadie sabe qué cambios sufrió el poder del Emperador en el momento de Su Ascensión, ni si los perdería al verse confinado de nuevo en una forma física, ni lo que es más importante: ¿cómo funcionaría el Astronomicón si el Emperador pudiera moverse libremente una vez más?

Es este riesgo para los mismos cimientos del Imperio lo que más preocupa a los oponentes de los Thorianos, y muchos creen que no son riesgos que merezca la pena tomar. Los Thorianos afirman que para llevar a la Humanidad a la siguiente fase de su evolución, el Emperador debe ser capaz de liderar a Su pueblo, tanto física como espiritualmente.

Monodominantes

Fue el Inquisidor Goldo, en el tercer siglo del 33º Milenio, quien redactó el tratado Monodominación: El Derecho del Hombre a Gobernar la Galaxia en el Sagrado Nombre del Emperador. En este extenso documento, recopiló sus muchas experiencias y comentarios sobre sus casi cuatrocientos años de servicio al Imperio. Su conclusión final venía a declarar que la única forma de que los siervos leales del Emperador sobrevivieran en la galaxia sería destruyendo antes todo lo demás. En aquel momento, esta visión abiertamente pesimista tuvo pocos simpatizantes, y se dijo que era la obra de un Inquisidor devoto pero anciano que se venía abajo y perdía la fe en la capacidad humana para prevalecer. Sin embargo, varios siglos después el Inquisidor Jeriminus de Paelutia revivió el tema de la Monodominancia y juró hacer realidad la visión de Goldo, y desde entonces esta postura ha disfrutado de diversos grados de popularidad entre los Inquisidores.

Los Monodominantes tienen un objetivo sencillo: destruir para siempre a los enemigos del Emperador. Los Monodominantes no muestran la menor tolerancia hacia ningún tipo de comportamiento heterodoxo. No hay excusas para la herejía, para quien contemple la posibilidad de la herejía, ni para quien sea cómplice de herejes. La herejía incluye la mutación, la desviación religiosa, los alienígenas, los psíquicos y cualquier otro ser que no encaje con su visión del siervo imperial leal. Solo hay un castigo para la herejía en la filosofía Monodominante: la muerte. La Humanidad está librando una guerra por la supervivencia racial, y los Monodominantes esperan que si matan a los suficientes alienígenas, psíquicos, mutantes y herejes, al final la selección natural prevalecerá y la Humanidad alcanzará su merecida posición de poder absoluto.

Los Monodominantes son muy militantes y recurren a la solución final del Exterminatus con mucha más frecuencia que otros Inquisidores. Son una facción abierta, que usa su presencia para extender y avivar la xenofobia y el odio y empuja a hordas de ciudadanos frenéticos a purgar sus propias filas de los inmundos e impuros herejes que amenazan su futuro. Son absolutamente despiadados e implacables, inflexibles e intolerantes. Son generalmente los miembros más jóvenes y exaltados de la Inquisición, y cargan a través del Imperio dejando devastación a su paso. Su confianza en su filosofía es casi inamovible y, con mucha más frecuencia que otras facciones, atacarán a Inquisidores con una visión menos fundamentalista si se cruzan en su camino: desde su punto de vista, y no sin cierta razón, ser miembro de la Inquisición no es excusa para la herejía.

Los Monodominantes pueden encontrarse en todos los Ordos de la Inquisición, y es bastante frecuente que no se asocien a ninguna, ya que consideran todas las herejías igual de amenazantes. Los Inquisidores que creen en la filosofía Monodominante tienden a asociarse con los cultos y credos más militantes y violentos del Imperio, como los Redencionistas, y pueden recurrir sin inconvenientes a los recursos del Ministorum para conseguir sus fines.

Por supuesto, muchos Inquisidores consideran que los Monodominantes poseen mentes increíblemente estrechas y rígidas, y afirman que a menudo hacen más daño que bien con los excesos de sus purgas. Los Inquisidores que creen en la incorporación de tecnología alienígena y artefactos disformes, entre otras ideas supuestamente heréticas, consideran que los Monodominantes se perjudican a sí mismos al negarse a utilizar tales herramientas.

Amalatianos

Los albores del 41º Milenio fueron un periodo de reconstrucción espiritual y física para el Imperio. Se celebró un gran cónclave en el Monte Amalath de Gathalamor, en el cual se reunieron millares de líderes y dignatarios militares, religiosos y políticos para renovar sus juramentos de lealtad al Emperador y a la Humanidad. Fue esta congregación la que empujó a Macharius a su conquista de casi un millar de mundos, y durante este periodo hubo una ola de optimismo dentro de la Inquisición, cuyos miembros se convencieron de que todo volvía al cauce previsto por el Emperador, en contraste con el pesimismo que les había invadido antes y después del Reinado de Sangre y la Plaga del Descreimiento.

Un gran número de Inquisidores se unieron al movimiento Amalatiano, creyendo que era su deber sagrado impedir que nada amenazase la fuerza que el Imperio estaba recuperando. Se esfuerzan por mantener el statu quo, buscando a cualquier persona o agencia que pudiera desestabilizar el poder del Imperio desde dentro o desde fuera. Les preocupan menos los crímenes más tradicionales como la mutación, la brujería o la herejía religiosa, excepto cuando entran en conflicto con las instituciones del Imperio de la Humanidad. Tratan de mantener la rivalidad y las intrigas políticas entre las distintas Organizaciones Imperiales al mínimo, aferrándose al credo original de la Inquisición de que la unión hace la fuerza. El cambio es considerado la amenaza más grave, pues puede anunciar un desastre. Aunque otros Inquisidores pueden esforzarse por desencadenar una gran agitación o revelación que hará a la Humanidad escapar de sus actuales tribulaciones y entrar en una nueva edad de oro, los Amalatianos prefieren avanzar despacio, si es que el progreso es necesario en absoluto. Los Amalatianos acusan a los Inquisidores de otras filosofías de ser unos completos arrogantes por afirmar conocer la Voluntad Divina del Emperador. Los Amalatianos confían en que el Emperador lleve a cabo Su plan a Su manera como siempre lo ha hecho, y creen que la misión de la Inquisición es conservar el Imperio para que Él pueda actuar como mejor Le parezca; los mortales no han de tratar de adivinar los pensamientos del Emperador. En última instancia, el Imperio es el Emperador encarnado, y proteger al Imperio es proteger al Emperador.

Los Amalatianos trabajan duro para arrancar de raíz las facciones y cultos que podrían desestabilizar y poner en peligro el poder de las organizaciones imperiales, los Comandantes Imperiales, los líderes militares, etcétera. A estos los apoyan abierta y activamente, dándoles una libertad tremendamente amplia de movimientos para que protejan sus propios puestos, siempre y cuando no amenacen al estatus o el poder de otras organizaciones o individuos. Se muestran profundamente cautos ante cualquier cambio, y se adhieren firmemente a las creencias dominantes de su tiempo y sociedad.

La facción Amalatiana puede encontrarse en todos los Ordos de la Inquisición, y cada uno de sus miembros se esfuerza por proteger al Imperio de los peores estragos de los alienígenas, cultos, cismas religiosos y mutaciones. Trabajan bien con agentes de otras agencias imperiales, ya que los intereses del Adeptus Mechanicus, los Comandantes Imperiales, el Ministorum y otras organizaciones son también los intereses de la Inquisición. Cooperan particularmente bien con el Adeptus Arbites y las fuerzas de seguridad locales, cuyo deber es imponer la ley imperial y la local, con lo que defienden el poder del propio Imperio.

RADICALES
Xanthitas

El Xanthismo es una de las filosofías más antiguas de la Inquisición, y recibe su nombre del Maestro Inquisidor Zaranchek Xanthus, que fue ejecutado por hereje a principios del 32º Milenio. Xanthus fue acusado de adorar al Caos, y aunque defendió con vehemencia su inocencia, acabó por ser quemado por un equipo de otros Inquisidores. Durante todo el proceso, Xanthus había insistido en que seguía siendo puro, aunque admitía haber utilizado en ocasiones las fuerzas de la Disformidad y del Caos para conseguir sus fines. Fue su firme postura de que ese poder podía ser controlado sin la corrupción espiritual del usuario lo que otros Inquisidores retomaron posteriormente. El objetivo final de los Xanthitas es poner el poder del Caos al servicio de la Humanidad. Creen que el Caos no puede ser derrotado, pues no es más que un reflejo de la propia Humanidad. No obstante, las energías y poderes creados por su existencia pueden ser vueltos a favor de la Humanidad, en lugar de ser sus enemigos. Esto no significa que defiendan entregarse al Caos, sino capturar su esencia y dedicarla a propósitos útiles en vez de destructivos. Del mismo modo que la Disformidad (y, por lo tanto, el Caos) permite al viaje disforme, a la astrotelepatía y a los psíquicos trabajar en pro de la Humanidad, también otras facetas del Caos pueden ser controladas y domadas para cumplir con la Voluntad del Emperador por los Xanthitas.

Entre los Xanthitas hay quienes sostienen creencias aún más extremas, los conocidos como Horusianos. Los Horusianos ven al Primarca Horus, que fue un grandioso ser imbuido de un inmenso poder del Caos, como una oportunidad desperdiciada. Creen que se puede crear un nuevo Horus e investirlo con una gran cantidad de energía de la Disformidad, pero dedicarlo a unir a toda la Humanidad para mejorar su situación en lugar de a esclavizarla para el Caos. La mayoría de los demás Inquisidores consideran que los Xanthitas, y en particular los Horusianos, caminan por el borde de un precipicio. En la Inquisición se suele tener a los Xanthitas por personajes arrogantes y peligrosos, que juegan con poderes que no comprenden del todo. Los Inquisidores Puritanos guardan un odio especial hacia los Horusianos, a quienes ven como los peores herejes por creer que pueden crear un nuevo Emperador. Sin embargo, al ser una de las filosofías más antiguas de la Inquisición e incluir entre sus filas a algunos de los Inquisidores más eruditos y poderosos, es valiente o temerario el Inquisidor que se enfrenta en solitario a los Xanthitas. Casi siempre, como ocurrió en el caso del propio Xanthus, una célula de Inquisidores unirá sus fuerzas para actuar contra un Xanthita concreto, exponer sus supuestas herejías y aplicar justicia.

Sus investigaciones sobre los Demonios y la Disformidad llevan a muchos Xanthitas y Horusianos a convertirse en miembros del Ordo Malleus, y con frecuencia establecen asociaciones con cultos del Caos. Se sabe que han llegado a crear sus propias sectas dedicadas a desentrañar antiguos misterios y profundizar en conocimientos arcanos.

Recongregadores

Según la filosofía de la Recongregación, el Imperio se ha vuelto corrupto y decadente. Ya no sirve al propósito para el que existe, y funciona a pesar de sus enormes organizaciones en lugar de gracias a ellas. Con el tiempo, la maraña de facciones políticas, burocracia y las inmensas estructuras del Imperio deben ser desarticuladas y reconstruidas de una nueva forma que funcione mejor para la Humanidad. Si se permite que el Imperio continúe estancado, acabará por caerse a pedazos y la Humanidad caerá presa de los innumerables peligros a los que se enfrenta. Los Recongregadores intentan desestabilizar las organizaciones imperiales desde dentro, reemplazando a los líderes y figuras de poder corruptos y/o conservadores con otros con opiniones más radicales y un deseo de cambio. La mayoría, no obstante, prefieren evitar el exceso de agitación, y no buscan destruir por completo sino alterarlo sutilmente y moldearlo de acuerdo a su voluntad. Intervenir demasiado de forma directa podría suponer la caída prematura del Imperio, y el inconmensurable desastre que eso conllevaría.

Como es de esperar, los Recongregadores suelen encontrarse sobre todo en el Ordo Hereticus, donde pueden descubrir individuos potencialmente útiles para sus planes. A menudo apoyan a sectas y aquelarres antiimperiales, alterando con frecuencia sus filosofías para que se ajusten a las suyas en la medida de lo posible. No les importa llevar a cabo actos extremos cuando es necesario, si estos provocan la respuesta necesaria y el cambio deseado.

Como puede imaginarse, los Recongregadores chocan a menudo con los que creen en la filosofía Amalatiana, ya que ambas creencias son diametralmente opuestas. Esto puede llevar a conflictos entre Inquisidores de las dos facciones, en los que uno trabaja para desestabilizar o derrocar a una persona concreta o a una organización, y el otro se esfuerza por mantenerlo en el poder.

Istvaanianos

El mayor conflicto que engulló a la Humanidad fue la Gran Herejía que comenzó con el bombardeo vírico de Istvaan III por el Primarca Horus. Aunque la Herejía de Horus provocó la destrucción de mundos enteros y una devastación a una escala nunca vista antes ni después, hay algunos Inquisidores que la ven como uno de los momentos en los que se forjó el futuro del Imperio y la Humanidad. De la Herejía de Horus surgieron las grandes reformas militares que disolvieron las Legiones de Marines Espaciales y dividieron a la Armada y la Guardia, así como la Ascensión del Emperador, la creación del Ministorum y muchos otros sucesos que definirían el Imperio actual.

El objetivo de los Istvaanianos es reforzar a la Humanidad a través de la adversidad, ya que están convencidos de que la Humanidad saca sus mayores fuerzas en momentos de agitación y conflicto. Los periodos de mayor turbulencia han generado los mayores avances en tecnología, fe y dominación galáctica. ¿Acaso no purgó la Herejía de Horus a aquellos Marines que no eran leales al Emperador? ¿No preparó la Era de la Apostasía la venida de Sebastian Thor y la reforma de la Eclesiarquía? ¡También las grandes batallas libradas por los ejércitos de Macharius brillaron como una gran antorcha en los oscuros tiempos de principios del 41º Milenio! Estos son los argumentos que plantean. Los Istvaanianos afirman que la Humanidad solo muestra su verdadera fuerza interior cuando es sometida a las mayores pruebas. Con este fin, los Istvaanianos se esfuerzan por propagar conflictos y disputas por el bien del futuro de la Humanidad. Los Istvaanianos avivan las llamas de la guerra y el odio para que la Humanidad permanezca vigilante y sus guerreros sigan preparados y alerta, de tal modo que nadie crea que ya se ha hecho todo lo que se podía hacer. Siguen un credo grandilocuente y descarado, que presume de su belicismo e inspira a quienes les rodean a luchar con un celo feroz por sí mismos y por el resto de la Humanidad. Enfrentan a facción contra facción y mundo contra mundo para que los supervivientes sean más fuertes.

Los Istvaanianos causan problemas allí donde van, aprovechando las fobias y prejuicios de los Comandantes Imperiales, los oficiales militares y la población para generar superstición, suspicacia y violencia. Cooperan bien con los cultos desestabilizadores y terroristas, y buscan asociarse con cultos violentos proimperiales. Con bastante frecuencia ayudan a estas sociedades y sectas secretas a acumular poder antes de revelar la amenaza que representan a las autoridades, animando a los fieles a tomar antorchas y espadas para purgar la corrupción que se escondía entre ellos. Los Istvaanianos se encuentran en todos los Ordos de la Inquisición, y todos ellos recalcan los terrores y peligros que encarnan las fuerzas a las que se enfrentan.

Los demás miembros de la Inquisición no confían en los Istvaanianos, y siempre cuestionan sus motivos y sus planes. Sus opositores argumentan que, en lugar de reforzar a la Humanidad, las destructivas actividades de los Istvaanianos debilitan y desestabilizan al Imperio, amenazando al bastión en el que se basa la supervivencia de la Humanidad. Demasiado a menudo ocurre que un Inquisidor investiga un culto o individuo hereje dedicado a oponerse o destruir al Imperio, y después descubre que está siendo patrocinado o dirigido por un Istvaaniano que ha promovido su rebelión para lograr sus propios fines. Muchos de estos encuentros acaban en conflictos físicos, ya que los Istvaanianos son completamente despiadados y sanguinarios.

Conclusiones principales

Como podéis imaginaros, pueden ocurrir situaciones tensas y conflictos abiertos cuando se encuentran miembros de facciones con puntos de vista opuestos, y la naturaleza hermética en la que deben operar nuestros agentes hace que sea imposible hacer juicios concretos. Ha habido ocasiones en el pasado en que han estallado guerras abiertas en el seno de la Inquisición, aunque estas han sido afortunadamente escasas y siempre han quedado ocultas a ojos del grueso de la población. Como ocurre con todas estas filosofías, no obstante, una idea no puede ser destruida nunca de verdad, de ahí los amargos extremos a los que algunos Inquisidores llegan a recurrir para erradicar lo que, con más o menos acierto, consideran herejía arraigada entre nuestras filas.

En suma, semejante dedicación debe ser promovida, y la diversidad de pensamientos e iniciativas siempre ha sido más valorada en nuestra organización que la adhesión a credos y reglas escritas. Se prefiere la manipulación cuidadosa de nuestros agentes y la obtención de información sobre sus facciones, y deberíamos continuar observando en lugar de imponer dictados, como siempre ha sido nuestra forma de actuar en estos asuntos.

Permanezco, como siempre, vuestro más fiel sirviente y Guardián,

NOMBRE OMITIDO...AUTORIZACIÓN DE SEGURIDAD NO VÁLIDA...PERMANEZCA EN LA TERMINAL PARA SU VERIFICACIÓN.....................................................................................................................................................

Fuentes

  • Inquisitor: The Battle for the Emperor's Soul (Juego de Especialista).