"He oído sus argumentos muchas veces. Me horrorizan. La creencia radical es herética."
- —Gregor Eisenhorn, Inquisidor de la Ordo Xenos
Los Radicales son una facción política y filosófica de la Inquisición Imperial. Apartándose de los más conservadores Puritanos, los pragmáticos Inquisidores Radicales consideran que cualquier método es aceptable siempre que cumpla con su cometido inquisitorial. Por tanto, siguen las doctrinas imperiales solo en espíritu, creyendo que el fin justifica los medios, y valoran poco el respeto firme a las convenciones. Algunos, realmente hacen suyos y emplean recursos prohibidos, entre ellos la propia Disformidad, como armas para combatir a los enemigos de la especie humana. A menudo tratan de combatir el fuego con el fuego, usando al Caos o tecnología xenos, empleando Huéspedes Demoníacos, o cometiendo otros actos que pueden ser considerados heréticos por sus hermanos más conservadores. Sus experimentos con estas fuerzas prohibidas a menudo lleva a que sean declarados herejes, o a que sucumban al propio poder que intentaban someter.
Descripción[]
La carrera de los Inquisidores son tan únicas como sus, a menudo, personalidades extremas, pero la trayectoria hacia el radicalismo dentro del Ordo Malleus tiende a seguir etapas ampliamente reconocibles que, aunque sólo sea en retrospectiva, los compañeros de un inquisidor caído evidencian en su vida.
Un primer paso muy común es simplemente la adquisición de conocimiento. La virtuosa persecución llevada a cabo por una mente pequeña, limpia e ignorante es un lujo que los inquisidores deben dejar de lado antes de asumir su posición: todos deben conocer a su enemigo.
Es raro el inquisidor que pueda ceñirse a la lectura más estrecha de esa máxima, aprendiendo solamente las generalidades más amplias, teniendo acólitos que desmonten cada nueva observación de su contexto de modo que un creciente volumen de conocimientos no tiente sus mentes con la promesa de secretos. La mayoría de los Inquisidores lo encuentran esencial para su capacidad para conocer tipos y nombres demoníacos y para estudiar tratados e historias de casos infames.
A menudo no se detienen ahí, porque es un impulso básico del ser humano la necesidad de entender, de encajar experiencias en el marco de mundo conocido y conocible. Una vez que un inquisidor ha presenciado el transformador poder del demonio de primera mano, viene el terrible instinto de intentar darle sentido, reducir la blasfemia incognoscible de la Disformidad a algo que se asemeje a una sana visión de la realidad. Durante esta búsqueda de comprensión, las primeras gotas de conocimiento prohibido sienten muy bien. Parecen refundir el enemigo en algo racional y controlable, y es asi como la influencia del enemigo comienza a distorsionar el juicio del inquisidor y a pudrir su mente.
Cuando el conocimiento es poder, el camino corto para adquirir tal conocimiento y usarlo parece perfectamente racional.
Si un inquisidor no se negaría a usar el nombre verdadero de un demonio para conducirlo de vuelta al Inmaterium (y muy pocos lo harían), entonces empleando un poco más de prácticas de adivinación esotéricas para descubrir dicho nombre verdadero parecería una transigencia pequeña y razonable. Cuando esa investigación descubre también una forma de prever la próxima manifestación del demonio, ¿cuántos miembros de una organización que se enorgullece de un pragmatismo despiadado por una causa superior decidirían que el fin justifica estos medios? De esta manera, los pasos comienzan a conducir hacia el abismo.
Después del conocimiento abstracto vienen las prácticas concretas y los artefactos prohibidos. Mientras los Inquisidores del Ordo Malleus y sus acólitos estudian diligentemente cómo eliminar las creaciones de la disformidad, tanto inanimados como "vivos", muchos artefactos que caen en sus manos, por una razón u otra no pueden simplemente ser destruidos. Algunos fueron construidos tan poderosamente que están más allá de las habilidades de la Inquisición para desmontarlos, mientras que otros son demasiado peligrosos para destruirlos (hay casos en los registros de tales esfuerzos que acabaron horriblemente mal, liberando demonios encarcelados o creando grietas en la disformidad). Tales objetos deben mantenerse sellados de manera segura. Pero del mismo modo como con el conocimiento, tales dispositivos remueven la memoria, convirtiéndose en fuente de fascinación. Desde quemar libros a sellar artefactos, un Inquisidor comienza a racionalizar la preservación de los adornos contaminados por la disformidad de su destrucción, luego los guarda para estudiar, luego los oculta secretamente a sus colegas y luego van agregando elementos a sus colecciones disformes.
Los inquisidores racionalizan fácilmente la colección de una biblioteca herética o la suma de un dispositivo o un ritual prohibido a un arsenal. Sólo unos pocos son impulsados al extremo o atraídos por sus propios pensamientos oscuros hacia el último arco descendente del radicalismo, llegando al actual tráfico de criaturas de la disformidad. Hay muchas maneras conocidas de atrapar y atar un demonio, y los radicales que los utilizan, por supuesto, defienden tales tácticas. Señalan el poder que les otorga para combatir a estos enemigos, incluso reivindicando una especie de justicia simbólica en ello.
También afirman que un demonio atado es una pequeña porción de fuerza robada a los Poderes Ruinosos, debilitándolos lo justo para que no pueda regresar al Inmaterium y reunirse con su maestro. Aquellos que se extienden entre el radicalismo y la herejía directa incluso dicen que los demonios desatados son una amenaza mixta, convenciéndose de que los Inquisidores pueden tratar y aprender de tales entidades como si fueran simplemente de otro tipo de principado mortal. Los inquisidores que llegan a este punto, sin importar cómo proclamen su superior perspicacia u objetivos más altos en defensa de la humanidad, seguramente han perdido los últimos rastros de su parentesco con la raza humana y están entrando en la rama de la condenación.
Sectas Radicales conocidas[]
- Antiquarti: Originarios de un grupo que se separó de los Ocularianos y liderados por el inquisidor Thaddeus Hakk, se centran en descubrir patrones y eventos en el pasado para predecir el futuro.
- Phaenonitas: Malevolente facción escindida del pensamiento Xanthita, vilipendiados incluso por sus compañeros radicales, y que han sido declarado Excommunicate Traitoris por el Ordo Malleus. Se dedican al derrocamiento del Dios-Emperador y los Poderes Ruinosos por igual, buscando un nuevo futuro para la humanidad a través de la fusión blasfema de la carne, la máquina y los poderes de la Disformidad en un nuevo modo de existencia. Se creía que habían desaparecido para siempre pero han resurgido nuevamente y han tomado una nueva y peligrosa forma en el Sector Calixis.
- Ultra-Radicales: Estos inquisidores, que no tienen un nombre para su doctrina, son una sub-facción radical extrema de los Resurreccionistas. Creen que la ascensión final del Emperador hacia el Inmaterium y por lo tanto, su capacidad para finalmente destruir el Caos, requiere la muerte de su cuerpo en el espacio real, ya que aquí está atrapado en una forma debilitada. Dado que estos radicales esencialmente están pidiendo la muerte del Emperador, se sabe que el Adeptus Custodes persigue sin piedad a los Inquisidores de esta facción cada vez que se identifican o se detectan sus actividades.
Inquisidores Radicales destacados[]
- Ordo Hereticus - Silas Hand, Ernst Stavros Killian, Dahwrin, Briseis Ligeia.
- Otros - Moriana.
Fuentes[]
Extraído y traducido de Lexicanum Inglés.
- La Inquisición (Libro de Trasfondo).
- Deathwatch: Mark of the Xenos (Juego de Rol).
- Dark Heresy: Enemies Beyond (Expansión Juego de Rol).
- Codex: Adeptus Custodes (8ª edición).
- Xenos, por Dan Abnett.