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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Plantilla:MascotaImperioPatrocina

Una Fuerza Ejecutora es una formación ad hoc altamente especializada formada por los Asesinos Imperiales más mortíferos de todos los Templos. Son enviados por sus Maestros bajo las órdenes directas de los Altos Señores de Terra para acabar letalmente con sus objetivos. El primer uso conocido de una Fuerza Ejecutora fue durante los primeros días de la Herejía de Horus, tras la traición del Señor de la Guerra durante la Atrocidad de Istvaan III, bajo las órdenes directas de Malcador el Sigilita, Regente de Terra. Esta Fuerza Ejecutora inició un audaz intento de asesinato contra el Archi-Traidor Horus en el mundo de Dagonet. Finalmente, su intento de asesinato fracasó y todos los asesinos, excepto uno, fueron asesinados por los Traidores.

Historia

La organización secreta conocida como el Officio Assassinorum consta de varios ''Templos'' que entrenan asesinos humanos para conseguir los objetivos y proteger la seguridad del Imperio del Hombre. Aunque la Inquisición infunde el miedo en los corazones de todos los ciudadanos imperiales, tanto leales como corruptos, los letales discípulos del Officio Assassinorum infunden el miedo en los corazones de incluso los guerreros más diestros y curtidos en batalla. Silenciosos, mortales y despiadadamente eficientes, un asesino puede golpear como un escalpelo en el corazón del problema, eliminando rápida y hábilmente a aquellos que osan oponerse al Emperador. Impasibles e impersonales, un asesinato envía un claro mensaje a los herejes y apostatas, nadie está por encima de la justicia del Emperador. Sin embargo, hay ciertas circunstancias que requieren el uso de más de un asesino para lograr el objetivo.

Primera Fuerza Ejecutora

Después de conocer la traición de Horus en Istvaan III, a los Sires y Siress de los distintos Clados Imperiales Asesinos secretos, como eran conocidos originalmente los Templos en la época de la Gran Cruzada, Malcador el Sigilita, el secreto Maestro de los Asesinos, les asignó una misión. Esta era la abrumadora tara de eliminar al Archi-Traidor Horus; si podían lograr esta tarea monumental, podrían aplastar eficazmente la emergente rebelión contra el Emperador antes de que pudiese causar un daño mayor sobre el Imperio. Pero todos los intentos de asesinato contra el Señor de la Guerra renegado fracasaron. Aunque los agentes enviados por los Clados eran sus mejores alumnos y estaban a la altura de la misión, todos los intentos resultaron ser un fracaso. Los asesinos habían arrojados a sus estudiantes más talentosos a una picadora de carne, envíandolos a ciegas y a medio preparar. Cada ataque contra Horus estaba acabado, y este había menospreciado cada intento de asesinato sin previo aviso. Cada vez que los maestros de los Clados se reunían, se vieron forzados a escuchar con gravedad un catálogo de cada uno de estos fracasos.

Malcador the Sigillite (1)

Malcador, el Sigilita

Después del último intento fallido del Clado Venenum, se decidió una nueva estrategia. Con el consejo de un invitado especial en la forma de Constantin Valdor, el Capitán General de la Legio Custodes quienes servían como protectores personales del Emperador, el Maestro de los Clados se dio cuenta de que sus planes no tenían fallos, sino que simplemente no eran suficientes. Ningún asesino en solitario, sin importar como de bien estuviese entrenado, sin importan de que Clado procediera, podría alguna vez tener la esperanza de acabar con el Archi-Traidor él solo. Pero un grupo de asesinos, una fuerza de ejecución formada por una unidad de élite de asesinos de cada Clado escogidos para dicha misión, podría ser suficiente para tener éxito. Nunca se había dado ningún precedente para tal iniciativa, pues el Emperador nunca hubiese sancionado el asesinato de oficial político imperial. El despliegue de un asesino era un asunto delicado y nunca era tomado a la ligera. En el pasado, los Clados habían desplegado dos o tres de sus agentes en una misma misión cuando las circunstancias habían sido extremas, pero estos asesinos pertenecían al mismo Clado, e incluso esto ocurrió solo después de mucha deliberación. Sin embargo, debido a esta crucial y extrema situación, Malcador, sirviendo como Director Primus de los Clados, decidió que eran necesarias las medidas más drásticas para lograr el objetivo de los asesinos. Autorizó la creación de la primera Fuerza Ejecutora imperial.

Horus no había cumplido con las reglas de la guerra, ni tampoco se había opuesto al uso de una táctica que pudiese ofender a las sensibilidades más delicadas. En Istvaan III, había bombardeado a sus hermanos juramentados, incluso a sus propios guerreros deliberadamente. Nada, sin importar cuan vil fuera, estaba por encima suya. Los Asesinos decidieron que si para acabar con su enemigo, no podían limitarse por las normas morales que habían guiado a los Clados en el pasado. Tenían que atreverse a excederlas. Por lo tanto, se formó una selecta fuerza de choque de Asesinos. Denominada ''Fuerza Ejecutora'', la primera de su clase. Seis asesinos, uno por cada Clado, fueron agrupados juntos y se les dio la selecta misión de asesinar a Horus usando cualquier medida que fuese necesaria. Mientras tanto, el Apóstol Oscuro Erebus había decidido él mismo un atrevido plan de acción. Él creía firmemente que mientras que las Legiones Traidoras siguiesen a Horus, todo sería como debía ser y como los Dioses Oscuros habían prometido. La victoria estaba próxima, tal vez incluso antes de lo que cualquiera de ellos pudiese esperar, después del último intento de asesinato contra Horus, Erebus se había dado cuenta de una perogrullada de la guerra: si una táctica podía ser usada contra Horus, también podría ser usada por los Traidores contra el Emperador.

Miembros

Todos los miembros tenían el rango Epsilon-dan, el rango más alto al que puede aspira un asesino.

''Paria Negro''

Dentro de la historia Imperial, solo ha existido un ''Paria Negro''. Era un antiguo asesino imperial con el nombre en clave de ''Lanza''. Nacido como un humano Intocable, fue capturado por las Hermanas del Silencio y traído a Terra, donde el Clado Culexus experimentó sobre él aumentando sus habilidades en un intento de crear un Asesino Culexus más poderoso y letal. No se sabe si estas mejoras o sus habilidades antinaturales le hicieron un ''Paria Negro''. Lanza fue finalmente considerado demasiado inestable y peligroso por los maestros de su Clado para permanecer con vida. Fue puesto al cuidado de las Hermanas del Silencio y enviado a bordo de sus solitarios navíos, con rumbo al corazón de sol cercano. Desafortunadamente, el navío fue interceptado por la embarcación Traidora donde se encontraba el Apóstol Oscuro Erebus de la Legión de los Portadores de la Palabra. Abordando el navío de las Hermanas, los Portadores de la Palabra mataron a todo el mundo que se encontraba a bordo, con la excepción de Lanza.

Percibiendo la utilidad de un tal espécimen único, Erebus encontró un nuevo propósito para su prisionero. Obligó a Lanza a someterse a un doloroso y vil ritual caótico, en el cual un demonio menor del Immaterium fue vinculado al antiguo asesino imperial. Esta unión creó un predador extremadamente peligroso, un ''contra-psíquico'', capaz de redirigir un ataque psíquico directamente contra el lanzador. Para poder utilizar esta habilidad, el ''Paria Negro'' primero tenía que obtener una muestra de sangre de su objetivo. Esto era una pieza necesaria que le ayudaba a sincronizarse con las habilidades psicónicas de su objetivo para reflejar sus ataques. Dos años estándares después, tras los eventos de la Masacre del Desembarco en Istvaan V, Erebus encargó a su letal esbirro asesinar al Emperador. Lanza empleó una desorbitada cantidad de tiempo para llegar meticulosamente a su objetivo final, un documento que poseía un diminuta gota de la preciada sangre del Emperador de la Humanidad. Finalmente Lanza obtuvo este documento en el mundo de Dagonet, que lo puso en conflicto directo con la Primera Fuerza Ejecutora Imperial.

Dagonet

A medida que avanzaba la Herejía de Horus y la noticia del levantamiento galáctico de Horus se propagaba a lo largo de la galaxia, numerosos mundos empezaron a caer en la anarquía ya que la población empezó a dividirse sobre si debían permanecer leales al Emperador o unirse al Señor de la Guerra. Dagonet fue uno de estos mundos, donde Horus Lupercal fue solo superado por el Emperador es ser aclamado por la gente del planeta; por todas partes se levantaron estatuas en honor a Horus, y los dagoneti hablaban de él como ''el Libertador''. Como los registros históricos recogían, en los primeros años de la Gran Cruzada, Dagonet había languidecido bajo la opresión de un corrupto y venal sacerdote-rey quien gobernaba el planeta a través del miedo y la superstición. Horus, a la cabeza de su Legión de Lobos Lunares, había venido a Dagonet y liberado el mundo, logrando la hazaña gastando un solo cartucho de munición, el único proyectil que disparó fue el que acabó con el tirano. La victoria fue uno de los triunfos más celebrados del Señor de la Guerra, y aseguró que sería venerado por siempre como el salvador de Dagonet. Los clanes dagonetis habían comenzado el levantamiento contra el Imperio cuando la Herejía de Horus comenzó.

Asesina Iota

Asesina Iota

El Gobernador Imperial emitió una declaración formal de apoyo para la causa de Horus. Los nobles del mundo se habían declarado a favor de Horus y rechazado la ley de Terra. La gente común fueron los únicos que resistieron en nombre del Emperador. Las calles dela ciudad capital dagoneti estaban teñidas de sangre, soldados luchaban contra soldados y milicias luchaban contra las guardias de los clanes. Los que pudieron huir del sistema estelar llenaron cada crucero con lo que pudieron coger con sus manos. No era de extrañar que los clanes aristocráticos quienes habían gobernado el planeta hubiesen dado sus estandartes a Horus en vez de a un distante Emperador que nunca había puesto un pie en su mundo.

La Fuerza Ejecutora pronto descubrió la futura localización donde se encontraría Horus. Agentes imperiales operando en cubierto en el Sector Taebian informaron que había una gran probabilidad de que Horus estaba planeando llevar su buque insignia, el Espíritu Vengativo, al planeta de Dagonet para mostrar su estandarte. Los Clados creyeron que las fuerzas del Señor de la Guerra usarían Dagonet como un punto de apoyo desde donde asegurar la lealtad de todos los planetas del Sector estelar Tebian. Dagonet era un mundo clave en la estructura político-económica del Sector Taebian, y si caía completamente bajo la sombra de Horus, entonces marcaría el inicio de un efecto dominó, pues planeta tras planeta a lo largo del mismo eje de comercio haría lo mismo. Cada punto de apoyo leal en este sector del espacio estaba en riesgo. Un navío imperial fue capaz de escurrirse en la Disformidad y llegar a Dagonet, mucho más rápido que una flota entera de represalia. Seis Asesinos, los mejores de sus Clados, podrían traer la muerte. La Fuerza Ejecutora se integró en Dagonet y estableció múltiples líneas de ataque. Cuando Horus llegara allí, habrían acabado con su dominio. El asesinato de Horus bajo esta coyuntura desestabilizaría a las fuerzas Traidoras y rompería la rebelión antes de que pudiese avanzar sobre el Segmentum Solar.

La Fuerza Ejecutora eludió satisfactoriamente todas las detecciones y fue capaz llegar a Dagonet sin ser detectada. La Fuerza Ejecutora reunió información para determinar que había ocurrido exactamente en Dagonet. En los primeros momentos de la insurrección, se enviaron señales desesperadas a las Legiones de Marines Espaciales y sus flotas; pero estas no habían sido respondidas. Los cruceros estelares del almirantazgo y las Legiones tenían sus propias batallas que librar lejos del Sistema Taebian. Ellos no intervendrían. A pesar de todo el fuego y la destrucción que la caída de Dagonet y sus mundos hermanados podían llegar a causar, había conflictos mayores que dirigir; ninguna cruzada de héroes estaba en camino para acudir al rescate. La guerra civil en Dagonet era una derrota, y aquellos quienes se alzaban en nombre del Emperador los que morirían. A través del planeta, las fuerzas que portaban el estandarte de Horus estaban a pocos días de someter cualquier resistencia. Dagonet ya estaba perdido. La chaquetera nobleza de este planeta no necesitaron ver a Horus para unirse bajo su bandera. Su influencia se cernía sobre Dagonet como un eclipse tapando el sol. Estaban luchando en su nombre por temor a él, y esto era suficiente. Y cuando los Traidores finalmente ganaron, el trabajo de Horus ya estaría hecho. Esto mismo estaba ocurriendo a través de toda la galaxia, en todos los mundos demasiados lejos del Emperador y la ley de Terra. Cuando Dagonet cayó, Horus haría acto de presencia en este lugar y seguría adelante, un paso más cerca de las puertas del Palacio Imperial.

Mientras recogían información y decidían sobre el mejor plan de actuación, dos de los miembros de la Fuerza Ejecutora decidieron comenzar un plan de acción diferente. La asesina Venenum Jenniker Solam se había distraído de su misión debido a los problemas de los Dagoneti leales quienes continuaron su desesperada guerra contra la nobleza del planeta, partidaria de Horus. Los dagoneti la introdujeron en los prohibidos escritos del Lectio Divinitatus que postulaba la adoración del Emperador de la Humanidad como un ser divino, el único, el verdadero Dios de la humanidad. Solam se convirtió en una conversa dispuesta de este movimiento religioso emergente y prometió ayudar a los dagoneti con su problema. Su interés en ayudar a la gente de Dagonet y su nueva espiritualidad generó fricción con el resto de la Fuerza Ejecutora, por lo que se despidió amablemente del grupo, y la misión de asesinar a Horus continuó sin ella. La asesina Culexus Iota, quien mostró gran interés en la misión de Solam, la siguió. La pareja de asesinos pronto se enfrentaron al ''Paria Negro'' conocido como Lanza. Dándose cuenta de la extrema amenaza de una criatura como tal, las dos asesinas atacaron al asesino Traidor. En la subsiguiente batalla Solam fue herida mortalmente. Iota utilizó su Animus Speculum, desatando su innata habilidad anti-psíquico sobre Lanza, hiriéndolo gravemente en el proceso. Aunque Iota finalmente tomó la delantera, sus esfuerzos fueron inútiles, pues Lanza fue capaz de tomar una gota de su sangre derramada. Esto permitió al asesino Traidor usar su bloqueo genético, usando sus propias habilidades innatas para reflejar el ataque de Iota sobre ella, hiviendo a la asesina en el crisol de sus propios poderes.

La agonizante Solam fue encontrada por su hermano Eristede Kell, un asesino Vindicare y el líder de la Fuerza Ejecutora. Solam hizo prometer a Kell que acabaría con el Asesino Traidor, no por venganza, si no en nombre del Dios-Emperador. La Fuerza Ejecutora logró salvar la bobina de memoria de Iota de su Animus Speculum y revisar su confrontación con la criatura conocida como Lanza. Dándose cuenta de la terrible amenaza que el Asesino representaba, la misión de los Asesinos se volvió doble, asesinar a Horis y matar a la criatura que había matado a su camarada.

Momento de la Verdad

La Legión Hijos de Horus llegó finalmente al Sistema Dagonet. El Espíritu Vengativo se estableció en órbita sobre el mundo de Dagonet. El navío había traído una fuerza militar de tal intención mortífera y propósito letal que el planeta y sus gentes nunca habían conocido algo similar, en toda su historia documentada. Y este solo era el primero. Otros cruceros estelares no tardarían en aparecer. Esta era la visita concedida a la Dagonet por los Hijos de Horus, la punta de la hoja de la espada forjada para intimidar e impresionar. Más abajo, en la superficie del planeta, a través del mármol blanco de la Plaza de la Liberación, un respetuoso silencio calló sobre la multitud que se había reunido. Un completo silencio cayó sobre los dagoneti, mientras miraban al cielo y esperaban la llegada de su redentor, el dueño de su nueva lealtad. Su dios de la guerra; Horus, Señor de la Guerra Horus. En este momento, la Fuerza Ejecutora estaba en posición. El asesino Vindicare Kell esperaba en la posición perfecta, listo para la llegada del Señor de la Guerra. La Callidus evaluó con la mirada las nerviosas líneas de los soldados de las Fuerzas de Defensa Planetaria dagoneti y a los nobles, situados atrás, en los relucientes escalones de la gran sala. El Gobernador Nicran estaba allí entre ellos, esperando con cada otro dagoneti a la tormenta que estaba a punto de empezar. De repente, hubo una explosión de fanfarria de las trompetas de una banda militar, y el Gobernador Nicran dio un paso adelante. Cuando él habló, un altavoz que había en su trono amplificó su voz. ''¡Gloria para los Libertadores!'' gritó. ''¡Gloria para el Señor de la Guerra!, ¡Gloria para Horus!''. La multitud reunida elevó sus voces en un estruendoso eco.

Los Hijos de Horus se teleportaron sobre la superficie del planeta. El más alto de los guerreros sobrehumanos, cuyo equipo de batalla estaba adornado con mayores galas que las de los otros, dio un paso adelante. Estaba cubierto con cadenas de honor y laureles de combate, y sobre sus hombros llevaba un dolman metálico hecho a partir de minerales extraídos de las profundidades de Cthonia; el Manto del Señor de la Guerra, forjado por los capitanes de Horus como un símbolo de su fuerza y voluntad inqueebrantable. Desenvainó una pistola bólter bañada en oro, levantándola por encima de su cabeza; y tras esto realizó un único disparo al aire, el proyectil estalló como un trueno. El mismo sonido que sonó sobre Dagonet el día que fueron liberados. Antes de que el casquillo vacío pudiese golpear el mármol bajo sus pies, la multitud estaba gritando su fidelidad. ¡Gloria para Horus! El guerrero gigantesco enfundó su pistola y se quitó su casco, levantándolo para que el mundo pudiese ver su rostro. Era el momento de la verdad. El asesino Vindicare colocó su punto de mira en el centro de la boca del casco del Señor de la Guerra. No había duda, no había margen de error. El Asesino disparó su rifle Exitus. El proyectil golpeó en la garganta de su objetivo, reduciendo la carne en átomos, sobrecalentando los fluidos en vapor, hirviendo la piel y vaporizando los huesos. El único sonido fue la caída del cuerpo sin cabeza cuando golpeó contra el suelo, la sangre brotaba a través del mármol blanco y el resplandeciente manto del Señor de la Guerra. Horus estaba muerto.

Pero los Asesinos de la Fuerza Ejecutora habían sido engañados. Horus había enviado a un sustituto, un chivo expiatorio. El Vindicare había asesinado a Luc Sedirae, el Capitán de la 13ª Compañía de los Hijos de Horus. Aunque el guerrero que Kell había disparado llevaba el manto del Señor de la Guerra, la toga única que pertenecía al propio Señor de la Guerra, había sido una treta. En su ira, los Hijos de Horus se volvieron contra la población de Dagonet y comenzaron a masacrarlos.

Caos Horus herejia garra combate

Horus, el Señor de la Guerra

En medio del caos y la anarquía de la masacre de toda la población de Dagonet, Kell finalmente rastreó a Lanza y con la ayuda y el sacrificio de sus compañeros asesinos, consiguió finalmente sonsacar y matar al ''Paria Negro''. Kell descubrió que era el único superviviente de la Primera Fuerza Ejecutora imperial. El asesino Vindicare despegó de Dagonet y decidió realizar un último intento de asesinato contra el Señor de la Guerra. Realizó un ataque suicida sobre el buque insignia de Horus. Kell puso su propio nave en rumbo directo contra el puente de mando del Espíritu Vengativo, donde pareció encontrar su destino cuando se eyectó al espacio una vez alcanzó a su objetivo, en un último intento vano de realizar un disparo sobre Horus mientras este estaba mirando al espacio desde la cubierta de observación blindada del navío de batalla. El intento de asesinato de la Fuerza Ejecutora había fracasado.

Como consecuencia de los eventos acontecidos en Dagonet, Horus confrontó a Erebus dentro de su sala de audiencias. Horus reprendió al Apóstol Oscuro por su audaz plan de asesinar al Emperador, declarando que cuando el momento oportuno finalmente llegase, él, y solo él sería que acabaría con el Señor de la Humanidad.

Fuentes

Extraído y traducido de Warhammer 40 Uk.

  • Némesis, por James Swallow.
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