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{{MascotaNecronPatrocina}}[[Archivo:Pretoriano.jpg|thumb|270px|Pretoriano de la Triarca.]]Entre las [[Dinastías Necronas]], los Pretorianos se crearon con la responsabilidad de mantener el gobierno de la [[Triarca]], asegurándose de que tanto las guerras como las decisiones políticas se llevasen a cabo de acuerdo a lo que marcaban los antiguos códigos. Así, los Pretorianos de la Triarca aprendieron a actuar al margen de las estructuras políticas, ostentando el derecho y los medios para hacer cumplir su voluntad en caso de que un [[Líder Necrón]], un [[Líder Supremo Necrón|Líder Supremo]] o incluso un Phaeron contraviniesen con su comportamiento los edictos antiguos. Aparte, los Pretorianos de la Triarca cumplían con una responsabilidad aún mayor: asegurarse de que las Dinastías Necronas nunca cayesen, que sus códigos de ley y orden no desapareciesen en la oscuridad. Claramente, fallaron en el cumplimiento de esta última tarea, pues a todos los efectos y propósitos la Guerra en el Cielo provocó la destrucción de las Dinastías Necronas. Aunque los Pretorianos de la Triarca lucharon en primera línea durante ese cataclismo, sus esfuerzos no bastaron; y esa vergüenza cayó como una losa sobre los Pretorianos supervivientes, obligándolos a la hibernación. Cuando las últimas chispas de la Guerra en el Cielo cesaron, los Pretorianos de la Triarca se retiraron a los antiguos tronos de poder de los [[Necrontyr]], en la franja norte de la galaxia, para tratar de preservarlos de la venganza [[Eldar]].
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Desde esas fortalezas ocultas, los Pretorianos tramaron su venganza a la espera del día en que los Necrones emergieran para dominar la galaxia una vez más, cuando las leyes de antaño pudiesen volver a imponerse. No obstante, sabían que existía la posibilidad de que la tecnología de éstasis fallase, y de que sus congéneres durmientes nunca despertasen. Por este motivo, empezaron a viajar a lo largo y ancho de la galaxia haciéndose pasar por dioses de rostro adusto en innumerables mundos
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Desde esas fortalezas ocultas, los Pretorianos tramaron su venganza a la espera del día en que los Necrones emergieran para dominar la galaxia una vez más, cuando las leyes de antaño pudiesen volver a imponerse. No obstante, sabían que existía la posibilidad de que la tecnología de éstasis fallase, y de que sus congéneres durmientes nunca despertasen. Por este motivo, empezaron a viajar a lo largo y ancho de la galaxia haciéndose pasar por dioses de rostro adusto en innumerables mundos
 
primitivos. Allí, presentaron los códigos de los Necrontyr a los crédulos, moldeando culturas según sus propios ideales. Pocas civilizaciones adoptaron abiertamente las enseñanzas de los Pretorianos de la Triarca; muchas más fueron exterminadas por guerras, desastres naturales o vengativos exploradores del [[Mundo Astronave Alaitoc]], que querían ver fracasar la misión de los Pretorianos de la Triarca. No obstante, algunos fragmentos del saber y la arqueotecnología de la Triarca pervivieron, en mundos a los que los Necrones no volverían en miles de años.
 
primitivos. Allí, presentaron los códigos de los Necrontyr a los crédulos, moldeando culturas según sus propios ideales. Pocas civilizaciones adoptaron abiertamente las enseñanzas de los Pretorianos de la Triarca; muchas más fueron exterminadas por guerras, desastres naturales o vengativos exploradores del [[Mundo Astronave Alaitoc]], que querían ver fracasar la misión de los Pretorianos de la Triarca. No obstante, algunos fragmentos del saber y la arqueotecnología de la Triarca pervivieron, en mundos a los que los Necrones no volverían en miles de años.
   

Revisión del 16:15 27 oct 2012

Plantilla:MascotaNecronPatrocina

Pretoriano

Pretoriano de la Triarca.

Entre las Dinastías Necronas, los Pretorianos se crearon con la responsabilidad de mantener el gobierno de la Triarca, asegurándose de que tanto las guerras como las decisiones políticas se llevasen a cabo de acuerdo a lo que marcaban los antiguos códigos. Así, los Pretorianos de la Triarca aprendieron a actuar al margen de las estructuras políticas, ostentando el derecho y los medios para hacer cumplir su voluntad en caso de que un Líder Necrón, un Líder Supremo o incluso un Phaeron contraviniesen con su comportamiento los edictos antiguos. Aparte, los Pretorianos de la Triarca cumplían con una responsabilidad aún mayor: asegurarse de que las Dinastías Necronas nunca cayesen, que sus códigos de ley y orden no desapareciesen en la oscuridad. Claramente, fallaron en el cumplimiento de esta última tarea, pues a todos los efectos y propósitos la Guerra en el Cielo provocó la destrucción de las Dinastías Necronas. Aunque los Pretorianos de la Triarca lucharon en primera línea durante ese cataclismo, sus esfuerzos no bastaron; y esa vergüenza cayó como una losa sobre los Pretorianos supervivientes, obligándolos a la hibernación. Cuando las últimas chispas de la Guerra en el Cielo cesaron, los Pretorianos de la Triarca se retiraron a los antiguos tronos de poder de los Necrontyr, en la franja norte de la galaxia, para tratar de preservarlos de la venganza Eldar.


Desde esas fortalezas ocultas, los Pretorianos tramaron su venganza a la espera del día en que los Necrones emergieran para dominar la galaxia una vez más, cuando las leyes de antaño pudiesen volver a imponerse. No obstante, sabían que existía la posibilidad de que la tecnología de éstasis fallase, y de que sus congéneres durmientes nunca despertasen. Por este motivo, empezaron a viajar a lo largo y ancho de la galaxia haciéndose pasar por dioses de rostro adusto en innumerables mundos primitivos. Allí, presentaron los códigos de los Necrontyr a los crédulos, moldeando culturas según sus propios ideales. Pocas civilizaciones adoptaron abiertamente las enseñanzas de los Pretorianos de la Triarca; muchas más fueron exterminadas por guerras, desastres naturales o vengativos exploradores del Mundo Astronave Alaitoc, que querían ver fracasar la misión de los Pretorianos de la Triarca. No obstante, algunos fragmentos del saber y la arqueotecnología de la Triarca pervivieron, en mundos a los que los Necrones no volverían en miles de años.

Pretorianos de la triarca

Escuadra de Pretorianos de la Triarca equipados con Varas del Pacto.

En la actualidad, a medida que más y más Mundos Necrópolis se activan, los Pretorianos han visto una oportunidad de expurgar su fracaso. Están recorriendo la Galaxia de un Mundo Necrópolis a otro, para tratar de volver a enlazar los fragmentos perdidos de las Dinastías Necronas. Será un proceso largo e interminablemente lento, porque el tamaño de la galaxia es muy vasto y las localizaciones de muchos mundos Necrones se han perdido, pero los Pretorianos de la Triarca han demostrado tener la paciencia necesaria para buscar dichos planetas, y la determinación férrea para cumplir su misión una vez los encuentran. Tras contactar con un Mundo Necrópolis e incorporarlo a las recién fundadas dinastías, una hueste de Pretorianos de la Triarca es asignada a perpetuidad a ese mundo, a fin de gobernar sus protocolos y actuar en su defensa. Así pues, las formaciones de Pretorianos suelen encontrarse al frente de las batallas, como primera línea de defensa contra los invasores. Ningún noble rechazaría esta ayuda, pues los Pretorianos de la Triarca no han perdido ni una pizca de habilidad en combate con el paso de los milenios.

Los Pretorianos de la Triarca suelen combatir en las oleadas iniciales de una refriega, a menudo prefiriendo sobrevolar el campo de batalla con su equipo retropropulsado. Desde allí vigilan a la espera del momento en que su intervención pueda causar el mayor impacto, pero también observan las acciones del enemigo. Aunque los Pretorianos de la Triarca comparten el desdén habitual de los Necrones por cualquier otra raza que no sea la suya, siempre permanecen vigilantes por si descubren a un oponente marcado hace miles de años por su influencia. A veces, cuando localizan a tales criaturas las declaran "enemigos honorables", con los que deben observarse los antiguos códigos de batalla. Esto puede resultar un tanto frustrante para un comandante de ejército, porque a veces pueden resultar una obstrucción para el desarrollo de la batalla, pero ni el Némesor más insensato se atrevería a desafiar los deseos de un Pretoriano de la Triarca.

Fuentes

  • Codex: Necrones (5ª Edición).

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