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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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"La victoria se gana mediante la aplicación precisa de una fuerza superior en el punto de máxima vulnerabilidad. Todo lo demás: hábiles maniobras, honor, gloria, destreza con las armas, todo es inútil en comparación. No importan las bonitas mentiras que mis hermanos puedan decir al contrario."

Perturabo, Primarca de los Guerreros de Hierro
Perturabo Guerreros de Hierro Forge World ilustración

El Primarca Perturabo durante la Herejía de Horus

Perturabo es el Primarca de la Legión Traidora de los Guerreros de Hierro. Él y su Legión se aliaron con el Caos durante la Herejía de Horus, y posteriormente fue ascendido al rango de Príncipe Demonio. Él, como sus Guerreros de Hierro, poseía una afinidad natural hacia el uso intensivo de la tecnología en combate y una lógica fría y desprovista de emociones al tratar con otras personas, pero carecía de fuerza de fe tanto en el Emperador como en los Dioses del Caos a los que luego juraría lealtad.

Historia[]

Juventud[]

El mundo en el que el Primarca de la IV Legión cayó cuando él y sus hermanos fueron dispersados por la galaxia fue Olympia. Un antiguo planeta colonizado por humanos en los límites del Segmentum Ultima, situado en el borde del núcleo galáctico opuesto a Terra, fue uno de varios mundos colonizados en esta región, que se cree fue muy populosa durante la etapa final de la Era Oscura de la Tecnología. Habiendo sobrevivido a la Era de los Conflictos prácticamente intactos, el conocimiento científico y la industria de Olympia habían revertido a un nivel, en general, pre-atómico, pero se estancaron a la vez que se desarrollaba una sofisticada cultura feudal.

Aunque relativamente rico en organismos y con una plétora de formaciones líticas y minerales, gran parte de sus materias fisibles y metales conductores habían sido minados en la antigüedad y exportados lejos del planeta, lo que imponía límites en el progreso tecnológico de Olympia. Complicando aún más la situación, los continentes de Olympia estaban dominados por cordilleras casi continuas, impidiendo la urbanización y la agricultura a gran escala. Estas condiciones únicas engendraron una cultura igualmente singular, que evolucionó en un fragmentado mapa de centenares de ciudades-Estado independientes y satrapías clientelares. Estas se enfrentaban incesantemente por los valles de montaña más fértiles, las mesetas más amplias y las vetas más ricas, tejiendo una cambiante red de poder y guerras. Conformaron una cultura secular y oportunista, dada a la búsqueda de riqueza, seguridad y dominancia, y desarrollaron sus artes de la guerra hasta lograr una maestría sublime en la construcción de fortalezas, el establecimiento de asedios y el trabajo de la piedra.

En Olympia, el poder era la capacidad de no solo tomar recursos, sino de defenderlos. El montañoso terreno, la abundancia de piedra de gran calidad y la artesanía necesaria para emplearla hicieron esencial la construcción de elaborados bastiones para guardar pasos vitales y ciudadelas para defender reservas de riqueza y alimentos. Estas defensas artesanales eran de una astucia asesina y una fuerza inexpugnable, y pronto se convirtieron en señas de identidad y poder para las más grandes de las ciudades-Estado y sus gobernantes, los doce más poderosos de los cuales eran conocidos por una antigua tradición como los Tiranos de Olympia.

La guerra en este dividido territorio era un juego complejo de astutos subterfugios políticos y asesinatos mezclados con asaltos a gran escala. Las incesantes guerras de Olympia se libraban entre ejércitos a menudo mercenarios de granaderos y soldados de asalto profesionales, y los asedios se llevaban a cabo con tanques trepadores blindados con acero, resonantes morteros de vapor e imponentes aeronaves exploradoras elevadas por gases volátiles. Los caudillos que dirigían las batallas de Olympia debían su escasa lealtad a las arcas de los Tiranos más ricos, individuos cuyo gobierno se basaba en el derecho de posesión, el soborno, el favoritismo, el estadismo y el miedo. Fue a la corte de uno de estos Tiranos, Dammekos de la ciudad-Estado de Lochos, a la que el joven Perturabo fue llevado.

Los detalles de este periodo inicial de la vida de Perturabo permanecen un tanto envueltos en el misterio, pues los únicos relatos conservados fueron entregados a los Iteradores imperiales años después de su recuperación, y ya entonces fueron tratados con desconfianza por el sesgo dejado por las endémicas intrigas de Olympia. La información más fiable indica que Perturabo fue recuperado de los rocosos territorios salvajes que rodeaban las ciudades-Estado por los guardias del Tirano.

Habían estado siguiendo relatos de un extraño y maravilloso muchacho que vagaba entre los asentamientos periféricos menores y las comunidades marginales, ganándose la vida tanto luchando como mercenario, como trabajando de artesano con un talento fenomenal a pesar de su gran juventud, y sin detenerse en ningún lugar antes de continuar su camino.

Las historias sobre el chico habían alcanzado la corte de Lochos, y Dammekos, un gobernante astuto y sagaz, se había sentido lo bastante intrigado para enviar a sus hombres a averiguar si había algo de verdad en ellas, y si así era, cómo aprovecharlas para su beneficio. Al ver al extraño joven en persona, Dammekos le puso a prueba, presenciando por un lado su capacidad para derrotar a guerreros dos veces más grandes que él y mucho más veteranos, y por otro su habilidad para resolver cualquier acertijo planteado por los eruditos del propio Dammekos, quien quedó tan impresionado que le ofreció un puesto en su corte. El chico y el Tirano cerraron un trato: obediencia, lealtad y servicio por parte del muchacho, y por la del Tirano, patrocinio y protección, además de acceso al mejor entrenamiento militar y educación que los recursos de Lochos podían poner a su disposición.

Los relatos posteriores no se ponen de acuerdo con qué sucedió después. Muchos presentan al joven como un prodigio de aptitud sorprendente y hasta inhumana, que pasó su vida en un interminable régimen de entrenamiento militar y devorando cualquier información y saber que le era presentado, o que descubría el mismo. Otros hacen veladas referencias a un frío distanciamiento en el chico, que crecía rápidamente, y se negaba a integrarse en las complejas interacciones sociales de la corte (aunque claramente la entendía bien) y a aceptar cualquier afecto por parte de los miembros de la casa y familia del Tirano, que le adoptó posteriormente siguiendo las leyes y costumbres de la nobleza olympiana. Ya entonces había algunos en la corte que temían al observador y antinaturalmente fuerte e inteligente muchacho, y puede que algunos planeasen ya su muerte. Sin embargo, estos primeros enemigos y sus complots se han perdido para la Historia, salvo por el hecho de que fracasaron puesto que el chico creció y prosperó en la corte del Tirano, aumentando cada año en inteligencia y poderío físico.

Al alcanzar la mayoría de edad, el joven adoptado escogió un nombre por el que sería conocido en su vida adulta, pero contraviniendo la costumbre no quiso honrar a la familia que le había acogido tomando uno de los nombres de su venerada historia, como se esperaba. En su lugar, eligió un antiguo nombre que le había gustado desde hacía mucho, y que algunos afirmaban que había encontrado en un texto olvidado anterior a la caída de la Humanidad, escrito en un lenguaje que solo el chico, con su precoz habilidad, había logrado traducir: Perturabo.

No divulgó cuál era su significado. Ahora Perturabo se dedicó a la guerra, y en esto tuvo mucho con qué ocuparse. Dammekos era un Tirano poderoso, pero él y su reino estaban rodeados de rivales y amargas vendettas por todas partes, y al haber pronunciado un juramento irrompible, los enemigos de Dammekos eran ahora los de Perturabo. Recibiendo primero mandos menores, el joven Primarca ascendió por las filas de los ejércitos de su casa adoptiva a un ritmo terrorífico. Las victorias se sucedieron bajo sus órdenes y su leyenda creció, al igual que el número de mercenarios y artesanos de la guerra que acudían a ponerse bajo la égida de Dammekos en su ansia de éxitos y botín. Pero Perturabo aportó a Lochos más que simples éxitos militares, y desde el principio su genio destacó no solo en la guerra, sino también en la invención. Habiendo absorbido con una lucidez sobrehumana todas y cada una de las ciencias y artesanías de Olympia, pronto las superó en todos los niveles y surgió de sus aposentos un río de planos y descubrimientos que abarcaban desde revolucionarias máquinas hasta tratados de arquitectura y de métodos de producción, pasando por obras pioneras de medicina y astronomía. Pero fue principalmente por sus logros en la guerra por lo que nació la oscura fama de Perturabo, y así nació su leyenda como el “Martillo de Olympia”. Nuevas armas, municiones y máquinas de asedio nunca imaginadas hasta entonces fueron confeccionadas por las manos de Perturabo, y en unos pocos años, fueron ellas y la autoridad de Perturabo como nuevo caudillo de los ejércitos del Tirano Dammekos, los que hicieron de Lochos el dominio más poderoso y temido de Olympia, con un centenar de otras ciudades sometidas a su control directo, y muchas más obligadas a obedecer a su gobernante.

Las docenas de victorias militares de Perturabo no trajeron la paz a Lochos, no obstante, sino solo dominación y la creciente amenaza interior del asesinato y el envenenamiento. Se cree que se llevaron a cabo muchos grandes intentos de acabar con la vida del Señor de Hierro de Lochos, tanto por los Tiranos subyugados, que pensaban correctamente que sin Perturabo la supremacía de Lochos se derrumbaría, como por los que se decían familiares y amigos de Perturabo, pero que en secreto le temían y le envidiaban con odio. El Primarca, ahora desarrollado por completo, se alzaba por encima de todos ellos en estatura e intelecto, pero le importaban poco las baratijas y fruslerías del poder, y nada en absoluto las falsedades de la corte. Distante, orgulloso y justamente cauto de amigos y enemigos por igual, Perturabo fue representado cada vez más en los registros de la época como un caudillo particularmente sangriento hasta para los estándares de su mundo, para el que la piedad era un concepto extraño, y que respondía a cualquier insulto con violencia letal. La máscara de verdugo de acero y la antigua heráldica “Kaveatkos”, que advertía a los transgresores del peligro de muerte, se convirtieron en los signos y sellos de Perturabo, y prometían un salvaje castigo a quienes le fallaran en su servicio, del mismo modo que prometían la muerte a sus enemigos.

Hay que destacar que a pesar del hecho de que si hubiera querido, Perturabo podría haber derrocado a su “señor” Dammekos y haberle reemplazado como Tirano, nunca lo hizo. Al parecer, el Primarca no rompería su palabra ni su trato voluntariamente, y Dammekos, aun con toda su vanidad y corrupción, tuvo cuidado de no darle nunca razón ni pretexto para hacerlo. Se cree que quizás, obedeciendo a su juramento, habría dejado morir al anciano Dammekos de forma natural si no era provocado, algo que no debería tardar en suceder dados los licenciosos excesos del Tirano, y después habría tomado Lochos y toda Olympia para sí.

Lo que habría hecho con su mundo entonces solo puede imaginarse, pues nunca ocurriría, ya que una nueva estrella había aparecido en los cielos: el Emperador había venido a por su hijo perdido.

Cuando el Emperador llegó a Olympia durante la Gran Cruzada, Perturabo se sometió de inmediato a la voluntad del Señor de la Humanidad y desbancó al Tirano de Lochos como mayor gobernante del planeta. Perturabo también recibió el mando de la Legión Astartes de los Guerreros de Hierro, que había sido creada a partir de su genoma. Se dice que Dammekos pasó sus últimos años reuniendo fuerzas para intentar retomar el poder de manos de Perturabo y el Imperio. Dammekos fracasó, pero creó una corriente de descontento político anti-imperialista en el pueblo de Olympia que acabaría por acosar a Perturabo y a sus Guerreros de Hierro tiempo después.

La Gran Cruzada[]

"Decidles que la ruina ha llegado a su mundo. Muerte, desesperación y roja guerra... Decidles que sus esperanzas y su orgullo han quedado en nada. Decidles que sus susurros vacíos caen en saco roto: Sus dioses están muertos, asesinados por la razón humana. Decidles que los Ángeles de la Muerte han llegado. Decidles que nada puede salvarlos ahora"

Perturabo, Primarca de los Guerreros de Hierro
Primarca perturabo guerreros hierro

Perturabo dirige a sus Astartes durante la Gran Cruzada

Tras su sumisión al Emperador, Perturabo dirigió a sus Guerreros de Hierro en una cruzada relámpago contra el cercano planeta de Roca de la Justicia y sus heréticos Jueces Negros. Los Guerreros de Hierro fueron creando ciudadelas por las regiones que conquistaban para el Imperio. Pequeños grupos de Marines Espaciales eran dejadas atrás en estas posiciones para servir de guarniciones al Imperio, pero a Perturabo le sentaba mal tener que dividir a su Legión mientras el resto de Primarcas no lo hacía. Con el paso del tiempo, los Guerreros de Hierro se vieron estereotipados dentro del Imperio, e incluso entre las demás Legiones, como el mejor ejército para los asedios y las guarniciones, pero al final los Guerreros de Hierro acabaron tan agotados por los constantes asedios y las masacres que inevitablemente venían después, que simplemente empezaron a disfrutar de las matanzas que debían llevar a cabo cuando sus asediados oponentes se negaban a rendirse. Puede que fuera el Señor de la Guerra Horus quien mantuviese a la Legión encasillada en ese papel para facilitar la conversión al Caos del cada vez más resentido Primarca de los Guerreros de Hierro.

Se suele afirmar que Perturabo envidiaba terriblemente a Rogal Dorn, Primarca de los Puños Imperiales. A Perturabo le fastidiaban los constantes recordatorios de Dorn sobre la perfección de las defensas creadas por su Legión en el Palacio Imperial de Terra a las órdenes del Emperador. El resto de Primarcas tampoco trataba con cercanía a Perturabo. Esta frialdad por su parte pudo haberse debido a su increíble dominio sobre la tecnología y las tácticas de asedio usadas por su Legión, mucho más avanzadas que cualquier cosa que a los demás Primarcas pudiera gustarles o que quisieran imitar. Perturabo es mencionado como el "camarada" que diseñó el mejor plan para evitar las defensas del Zeñor de la Guerra Mashogg, un Kaudillo Orko atacado por Leman Russ, Primarca de los Lobos Espaciales, y Jaghatai Khan, Primarca de los Cicatrices Blancas.

La Herejía de Horus[]

Primarca perturabo wikihammer

El Primarca Perturabo luchando en la Herejía contra los Puños Imperiales

Perturabo estaba dirigiendo a sus Guerreros de Hierro en una campaña para purgar las Madrigueras Hrud del planeta Gugann cuando recibió la noticia de que su mundo natal, Olympia, se había levantado en armas contra el Imperio. Dammekos hacía mucho que había muerto, pero los demagogos olympianos habían recogido su ideario y unido al pueblo contra el gobierno del Emperador. La idea de ser el único Primarca que no podía controlar el mundo natal de su propia Legión consternó a Perturabo. El Señor de la Guerra Horus, que ya se había entregado a los Poderes Ruinosos, aprovechó al máximo la oportunidad regalándole un Martillo de Energía llamado Rompeforjas, que había sido el arma personal del Primarca Leal Ferrus Manus, a quien el Primarca Traidor Fulgrim decapitaría poco después en la Masacre del Desembarco en Istvaan V. La entrega de este presente selló un pacto de amistad entre Horus y Perturabo. Perturabo purgó Olympia ciudad por ciudad, superando las fortalezas que él mismo había construido y sin perdonar la vida a nadie que se le opusiera. Para cuando la masacre acabó, cinco millones de olympianos habían sido asesinados, y el resto había sido cruelmente esclavizado por los Guerreros de Hierro. Perturabo observaba en un frío silencio. Después de que encendieran las piras para limpiar el planeta de cadáveres, los Guerreros de Hierro se dieron cuenta de lo que habían hecho. Ya no eran los salvadores del Imperio: de destruir a los Hrud habían pasado a cometer genocidio sobre su propio pueblo. Perturabo comprendió que el Emperador nunca le perdonaría lo que había hecho. Fue en este momento cuando las perturbadoras noticias del estallido de la Herejía de Horus y las nuevas órdenes para los Guerreros de Hierro llegaron a Olympia. Leman Russ y sus Lobos Espaciales habían atacado a Magnus el Rojo y su Legión de los Mil Hijos en su planeta natal Prospero por orden del Emperador. Horus, junto con sus Hijos de Horus y otras Legiones (la Guardia de la Muerte, los Hijos del Emperador y los Devoradores de Mundos) se habían rebelado contra el Señor de la Humanidad, y el Imperio estaba al borde de la guerra civil. Las nuevas órdenes de Terra establecían que los Guerreros de Hierro debían unirse a otras seis Legiones en Istvaan V para aplastar a Horus y sus partidarios. El resultado de esa batalla fue que los Guerreros de Hierro, los Amos de la Noche, los Portadores de la Palabra y la Legión Alfa se pasaron al bando de Horus por sorpresa y acabaron casi por completo con los Manos de Hierro, los Salamandras y la Guardia del Cuervo.

Tras aquel terrible combate, los Guerreros de Hierro fueron desatados por el Imperio como completos devotos del Caos, y Perturabo disfrutó de la oportunidad de luchar de una forma que no implicase enormes asedios ni agotadoras guerras de desgaste. Debido a sus numerosos despliegues por toda la Galaxia, docenas de Herreros de Guerra tomaron el control de los planetas que guarnecían y exigieron tributos para financiar y mantener la rebelión. Un gran contingente acompañó a Perturabo a Terra, donde este supervisó el bombardeo y asedio del Palacio del Emperador, deleitándose perversamente en la destrucción de las defensas levantadas por Rogal Dorn y sus odiados Puños Imperiales.

Tras la Herejía[]

Tras huir de Terra junto con el resto de Legiones Traidoras después de la muerte de Horus, Perturabo aprovechó la oportunidad de vengarse de los Puños Imperiales con una trampa especialmente diseñada en el planeta Sebastus IV. La trampa se conoció como la Fortaleza Eterna, un enorme bastión rodeado por veinte millas cuadradas de búnkeres, torres, campos de minas, trincheras, trampas antitanque y reductos que fueron colocados de forma que, en conjunto, pareciesen una Estrella del Caos de ocho puntas. Al oír de la existencia de esta fortaleza supuestamente inexpugnable que defendían los odiados rivales de su Legión, Rogal Dorn declaró públicamente que "sacaría a rastras a Perturabo de su agujero y lo traería de vuelta a Terra en una jaula de hierro".

Rogal Dorn esperaba una batalla honorable, pero nunca la hubo. Empezando por aislar a las cuatro Compañías de Puños Imperiales desembarcadas de su apoyo orbital, Perturabo comenzó a dividir cuidadosamente a su enemigo y a destruirlo pieza por pieza. Algunos Puños Imperiales lograron penetrar las defensas y alcanzar el centro de la Fortaleza Eterna, sólo para encontrarse que no había un reducto central, sino simplemente un espacio abierto vigilado por aún más defensas. La fortaleza era un señuelo sin ningún valor real, rodeado por veinte millas de mataderos sin salida. Hacia el sexto día del asedio, los Puños Imperiales luchaban individualmente, sin apoyo, utilizando los cuerpos de sus propios Hermanos de Batalla como cobertura.

El asedio de la Fortaleza Eterna, más tarde conocido simplemente como la Batalla de la Jaula de Hierro, duró otras tres semanas. La salvación llegó con Roboute Guilliman y sus Ultramarines, que expulsaron a los Guerreros de Hierro, pero el asedio dejó a Rogal Dorn con el alma rota, y a los Puños Imperiales, incapaces de luchar durante diecinueve años estándar mientras reconstruían sus fuerzas. La semilla genética de más de 400 Puños Imperiales fue capturada por los Guerreros de Hierro y después sacrificada a los maléficos propósitos de los Dioses del Caos, un logro por el que Perturabo fue elevado al rango de Príncipe Demonio del Caos Absoluto por la rara aclamación de todos los Poderes Ruinosos.

Tras esta victoria, los Guerreros de Hierro se retiraron al Ojo del Terror como el resto de Legiones Traidoras, y tomaron posesión de un nuevo Mundo Demoníaco llamado Medrengard, convirtiéndolo en un terrible Mundo Fortaleza que gobernaron desde vastas torres y castillos. Hoy, los Guerreros de Hierro dedican toda su lealtad a Perturabo, por haberles salvado de lo que ellos creen que habría sido un sacrificio injustificado en el nombre del Falso Emperador de la Humanidad.

Armamento[]

Durante la Gran Cruzada y la Herejía de Horus, Perturabo vistió una armadura de Exterminador única y personalizada conocida como el Logos. Esta incluía una amplia variedad de sistemas de apoyo y control de tropas, una baliza de teleportación y dos armas de cuatro cañones acopladas a las muñecas. Tras la Masacre del Desembarco en Istvaan V, Horus le regaló el martillo Rompeforjas del difunto Ferrus Manus para sellar definitivamente su alianza contra el Emperador, y él modificó la artesanía original de Fulgrim para adaptarlo a su estilo de lucha. En ocasiones iba al combate a bordo de un Shadowsword modificado conocido como el Atormentador.

Miniatura[]

Imagen[]

Fuentes[]

Extraído y traducido de Wikihammer 40K UK.

  • Codex: Marines Espaciales del Caos (2º de 3ª Edición y 4ª Edición).
  • White Dwarf N° 257 (Edición australiana).
  • Index Astartes I.
  • The Horus Heresy I.
  • The Horus Heresy III.
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