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Simbolo del Ordo Hereticus

"¡Te lo advierto, descendiente de la Humanidad! El Universo es un lugar grande y terrible y tú no eres más que una mota de polvo. ¡Pero no dejes que tu aparente insignificancia te ciegue al deber! Horrores sin límites se sientan bajo la fina capa de civilización que la humanidad ha llevado a las estrellas. Oscuros terrores secretos bailan en el límite de la percepción, monstruos ocultos que esperan y traman por su momento a la luz de las estrellas. Cada hombre, mujer y niño del Imperio lleva en sí las semillas gemelas de nuestra derrota. El gen inestable es una bestia mutante esperando entrar en erupción, el pensamiento inestable de un Evidente Hereje. El Mutante lleva su herejía en el exterior, el Traidor esconde la suya en su alma. ¡No confíes en nadie! ¡Teme a todos! Cualquiera de tus compañeros puede llevar a la marca. La Voluntad del Emperador por sí sola no te puede proteger. ¡Debes ser fuerte! ¡Debes unirte a la cruzada y tomar tu lugar en la incesante lucha!"

Inquisidor Tannenberg, Ordo Hereticus

El Ordo Hereticus, también conocido como los Cazadores de Brujas, es la segunda de las tres grandes Ordos de la Inquisición. Su función específica es la protección de la humanidad de sí misma, por la lucha contra las amenazas internas tales como la traición, la mutación, la herejía y las "brujas". Su Cámara Militante es el Adepta Sororitas.

Fundación[]

El Ordo Hereticus nació de las cenizas de la Era de la Apostasía con la intención de proteger a la Humanidad contra el enemigo interior. Mientras que la Inquisición controla todos y cada uno de los aspectos del Imperio en general, la preocupación básica del de los Cazadores de Brujas, es la detención y el juicio del psíquico no autorizado, del hereje y el mutante.

Dado que la misión expresa del Adepta Sororitas y del recién formado Ordo Hereticus estaban tan íntimamente relacionadas, no pasó mucho tiempo antes de que los deberes y la jerarquía de ambas organizaciones pasaran a tener el mismo santo propósito. A pesar de que el Adepta Sororitas seguiría siendo para siempre el principal brazo armado de la Eclesiarquía, también se convirtió en la cámara militante del Ordo Hereticus.

Los Cazadores de Brujas nacieron como un control del Ministorum, para asegurarse de que ningún otro hombre como Vandire puediera adquirir el nivel de poder y control que tuvo.

Papel[]

Inquisicion adrastia ordo hereticus

Adrastia, Inquisidora del Ordo Hereticus

"La sabiduría es el prolegómeno del miedo."

Máxima del Ordo Hereticus

El Ordo Hereticus es una división de una organización ya de por sí envuelta en velos de misterio, es el guardian de la Humanidad, el vigilante de las puertas que la protege tanto de sus propias debilidades como de las amenazas que vienen de afuera. Los Cazadores de Brujas del Ordo Hereticus son individuos siniestros y temidos, con la piel pálida por los largos días que pasan en las cámaras de tortura de las fortalezas de la Inquisición o por las semanas que dedican a consultar textos antiguos que tratan de lo hereje y de sus maquinaciones.

La llegada de un Inquisidor del Ordo Hereticus es recibida siempre con la misma dosis de temor que de respeto, ya que nadie sabe dónde posará su penetrante mirada y sobre quién podrían llegar a caer sus sospechas.

Además de supervisar a la Eclersiarquía para garantizar que las guerras de fe no sobrepasen su mandato o que su gran número de cardenales no reunen más poder del que consideran necesario, los Cazadores de Brujas vigilan de cerca muchas otras organizaciones imperiales: el Adeptus Arbites, los Adeptus Astartes, y hasta a los mismos miembros de la Inquisición. Supervisan la pureza tanto doctrinal como física y no hay nadie que escape a su juridicción. Hace falta ser muy valiente para cruzarse en el camino de un inquisidor del Ordo Hereticus, pues solo por oponerse a un miembro de esta organización, un individuo puede ser condenado y declarado hereje y Extremis Diabolus.

Adepta Sororitas[]

Portada Codex Adepta Sororitas 6ª Edición

Hermanas de Batalla en combate.

Artículo principal: Adepta Sororitas

El Adepta Sororitas, también conocida como la Hermandad o las Hijas del Emperador, son una organización dedicada a la adoración del Emperador. Aunque hay muchas órdenes diferentes dentro de la hermandad, las más conocidas son las órdenes militantes, que forman el brazo armado del Ministorum.

Después de la Era de la Apostasía, la Eclesiarquía tenía prohibido por el Decreto Pasivo, mantener cualquier fuerza de "hombres armados". Pero gracias a su interpretación literal, el Ministorum fue capaz de encontrar una laguna en el decreto, por lo que pudo mantener a la Hermandad como su brazo armado.

El Adepta Sororitas y Los Cazadores de Brujas formalizaron su alianza en lo que se llamó la Asamblea de Nephilim, donde se declaró que las Órdenes de la Hermandad se pondrían a disposición del Ordo Hereticus, siempre y cuando recibieran la orden de un Inquisidor debidamente nombrado.

Las funciones que lleva a cabo el Adepta Sororitas lo convierten en la cámara militante ideal del Ordo Hereticus, el cual valora su fervor y entregra por encima de los de cualquier otra organización. Las Hermanas se encuentran al servicio de la Inquisición llevando a cabo purgas de pureza por todas las organizaciones imperiales, persiguiendo clérigos apóstatas, desafiando a los Capítulos de Marines Espaciales del Caos, vigilando a los prisioneros más peligrosos del Ordo y actuando como guardias de las infames naves negras. estos y otros mil deberes son los que se confían a las más pías de las sirvientes del Emperador.

Extremistas y Puritanos[]

Inquisidora ordo hereticus wikihammer

Inquisidora del Ordo Hereticus

"Si la Ordo Hereticus quisiera la imagen de Keeler habrían asaltado el palacio, tomado, pasado a todos por la espada y arrasado el lugar desde la órbita."

Gregor Eisenhorn. Inquisidor de la Ordo Xenos

Como en todos los demás ordos de la Inquisición, en el Ordo Hereticus conviven una multitud de opiniones distintas sobre cuál es la mejor manera de hacer cumplir la voluntad del Emperador. Hay quien describe estas visiones en términos de puritanos y extremistas, si bien, como con toda clasificación esta resulta demasiado simplista. Al contrario de los otros ordos, en los que la distinción entre extremistas y puritanos es más nítida, las diferencias que distinguen un Cazador de Brujas extremista de uno puritano están mucho menos claras.

En el Ordo Hereticus existen todo tipo de filosofías distintas y , tal y como suele ocurrir, cuanto más extremas son las creencias de una facción, más tiende a parecerse esta a su postura opuesta. Para aquellos que llegan siquiera a enterarse del trabajo que realiza el Ordo Hereticus, la imagen del Cazador de Brujas es la de un severo guardián de la Humanidad, una figura paternal muy rigurosa que protege a los que no pueden protegerse a sí mismos de las brujerías oscuras, de la herejía y de la mutación. Un Cazador de Brujas se ocupa de castigar a todo el que atreva a tener contacto con la brujería y las blasfemias contra el Emperador, así como a los miembros de la Eclersiarquía que dejen de dedicarse al servircio del Emperador para saciar sus ansias de poder. Los Inquisidores del Ordo Hereticus son individuos incorruptibles y puros que inspiran admiración y temor y que castigan a toda encarnación de maldad con estrictas pero justas sentencias. Son implacables en su persecución de los enemigos de la Humanidad y, a pesar de que para alcanzar sus objetivos puedan verse obligados a sacrificar a miles de inocentes, estas no son si no pérdidas insignificantes cuando el precio del fracaso es la destrucción del Imperio.

Sin embargo, aunque existen muchísimos enemigos contra los que combatir, las maneras de combatirlos son igualmente numerosas y no es extraño que algunos Cazadores de Brujas utilicen las propias armas del enemigo para combatirlo. Para algunos, estos inquisidores son extremistas, mientras que para otros son herejes. Hay muchos Cazadores de Brujas que cuentan con poderes psíquicos o que utilizan el poder de brujas encadenadas para cumplir sus objetivos y dar caza a sus presas, y estos sirvientes del Emperador no pueden considerarse malignos. Contra los pregones de los extremistas de que en la batalla por el alma del Emperador deben emplearse todas las armas posibles, los puritanos debaten que tan solo considerar esa medida implica condenarse a uno mismo. A los extremistas se los puede llamar así tanto por sus métodos como por el uso de los poderes psíquicos y tales individuos no desechan la posibilidad de utilizar brujas para perpretar actos malignos con los que colaborar en la causa mayor.

A pesar de todo, estas diferenciaciones no son más que los puntos de conflicto mas evidentes entre los Cazadores de Brujas. Aparte de las amenazas exteriores como la brujería y la mutación, el Ordo Hereticus tiene que vigilar constantemente a la Eclersiarquía para garantizar que no aparezca ningún otro tirano como el demente Señor Vandire que suma al Imperio en una segunda Era de la Apostasía. Mantener un contacto tan estrecho con la Eclersiarquía entraña sus peligros; de hecho, algunos inquisidores han sido seducidos por sus riquezas y el prestigio que puede aportar dicha afiliación. Ciertamente, ha llegado a darse el caso de que un inquisidor del Ordo Hereticus persiga a otro que se ha relajado en el cumplimiento del deber y ha permitido que los clérigos corruptos del Ministorum se excedan en su autoridad y declaren guerras de fe para cumplir sus propios fines.

Más conflictivos todavía son los inquisidores que se niegan a dar crédito a la hipocresía inherente de su profesión. Una de las tareas más importantes que desempeña el Ordo Hereticus es la caza y exterminio de las brujas y de los psíquicos no autorizados, aunque resulta una cruel ironía que la prolongada existencia del Imperio dependa de los seres que portan estos poderes. Los psíquicos son los que hacen posible la comunicación interestelar, el viaje por la disformidad y los que sostienen, además, la mismísima esencia del Emperador con sus vidas. Sin los psíquicos el Imperio se derrumbaría y se fragmentaría en un millar de reinos estelares aislados que, sin la guía del Emperador, no tardarían en caer presa de los malvados habitantes de la disformidad.

Para los Cazadores de Brujas ultrapuritanos, estos psíquicos, es decir, los navegantes, los astrópatas, los psíquicos autorizados, e incluso los bibliotecarios de los Marines Espaciales, deberían ser injuriados y perseguidos igual que cualquier otra bruja y es en este punto en el que sus creencias dan un giro para convertirse en ultraextremistas.

 Inquisidores notables del Ordo Hereticus[]

  • Halanor Kurtecz. Tenía poderes psíquicos. Se había hecho tratamientos juvenat de rejuvenecimiento, de enmascaramiento, de ocultación. Encargada de dar caza al considerado en ese momento como el gran hereje, Gregor Eisenhorn, acusado de Extremis Diabolus. El propio Eisenhorn quedó asombrado de como Kurtecz y sus camaradas le habían engañado para salir de su escondite. Los miembros de su séquito estaban bien armados, con armas pesadas como un cañón de rotación y pistolas automáticas, eran poderosos y rápidos. Además estaban protegidos contra ataques psíquicos. Uno de sus hombres iba armado con una daga curvada, cuya fuerza había sido amplificada de forma acrecentada. Estos agentes eran hombres diseñados para ser asesinos.

Armamento y equipo[]

Los grupos asesinos de la Ordo Hereticus van equipados con las siguientes armas:

  • Dagas torcidas. En cuerpo a cuerpo los agentes del Ordo Hereticus blandían dagas torcidas.
  • Trampa cibernéticas controladas psíquicamente. En caso de poder preparar una emboscada, lanzaban del tejado o parte elevada de una estancia varias calaveras cibernéticas controladas psíquicamente y armadas con rayos láser con las que pulverizar a sus víctimas.

 Fuentes[]

  • Codex: Cazadores de Brujas. (3ª Edición).
  • Dark Heresy: Reglamento (Juego de Rol).
  • Dark Heresy: Ascensión (Juego de Rol).
  • Gathering Storm I: Fall of Cadia (7ª Edición).
  • The Keeler Image, por Dan Abnett. Una historia de Eisenhorn.
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