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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Para aquellos que desafían al Imperio, sólo el Emperador puede juzgar sus crímenes. Sólo en la muerte pueden recibir el juicio del Emperador.

Gobernar el Imperio galáctico de la Humanidad requiere una autoridad absoluta, y ésta necesita ser reforzada por el uso de un poder total. En su forma más vasta, el poder significa ejércitos de guerreros, máquinas de guerra y naves de combate, pero también puede ser aplicado de forma más sutil para conseguir los objetivos deseados. Coacción, soborno, amenazas, chantaje o asesinato son armas a disposición de quien gobierna.

Para ello, el Imperio ha desarrollado varias instituciones para estudiar, perfeccionar y explotar estas armas al máximo; antiguas instituciones que se remontan más allá de la Gran Cruzada hasta el nacimiento del Imperio. Una de tales organizaciones es el Oficio Asesinorum. El Oficio Asesinorum, o Departamento de Asesinos, es una de las organizaciones más secretas del Imperio. Su oculto Gran Maestre es uno de los Altos Señores de la Tierra, el grupo de individuos increíblemente poderosos cuyas decisiones afectan a incontables billones de personas en todo el Imperio.

Sólo los Altos Señores de la Tierra pueden dar la autorización final para el empleo de los Asesinos, por miedo a que sus propias armas puedan ser empleadas en su contra. Se dice que en el pasado los Altos Señores emplearon a los asesinos para sus propios fines, y un reinado de terror se extendió incluso por la propia Tierra.

En las anárquicas Guerras de Vindicación, el propio Gran Maestre de los asesinos cayó ante la hoja de uno de sus súbditos. Desde entonces los Altos Señores han tenido especial cuidado en controlar el Oficio Asesinorum de tal forma que, en teoría, sólo los traidores y los herejes tienen que temerlo.

El Oficio Asesinorum es considerado por lo pocos individuos que conocen su existencia como el arma definitiva de destrucción y diplomacia. En un Imperio que se extiende por toda la Galaxia, hay muchos que piensan que pueden desafiar a la autoridad central. Algunos simplemente buscan su independencia del Culto Imperial y de un Imperio gobernado por doce hombres sin rostro en nombre de un Emperador muerto. Otros han caído bajo la dominación de los Genestealers o han sido seducidos por las promesas del Caos. Este es el campo de batalla de los Asesinos. Los perdidos y los ambiciosos, los idiotas y los pervertidos, deben ser purgados por el bien de la Humanidad.

No se puede permitir que haya herejes enfrentados al Imperio o sus estúpidas ideas se esparcirían por la Galaxia como una infección cancerígena, destruyendo lo que ya es una organización muy frágil. Los Gobernadores Planetarios de todo el Imperio deben comprender que el abuso de su poder resultará en su enfrentamiento con la justicia de la espada y la pistola. Algunos pueden evitar a los Jueces de los Adeptus Arbites, otros pocos pueden derrotar a la Guardia Imperial y los Adeptus Astartes, pero hasta ahora ninguno ha podido escapar del Oficio Asesinorum.


El Arte de la Muerte

Los Asesinos comienzan su entrenamiento en la juventud, cuando son elegidos de entre la progenie de mundos muertos, sociedades salvajes y las más peligrosas ciudades colmena del Imperio. El entrenamiento comienza incluso en la propia nave que regresa a la Tierra, con los instructores del Oficio poniendo a prueba sin piedad a sus pupilos. Los débiles o atolondrados son eliminados antes incluso de subirse a las naves, y en el viaje subsiguiente los cobardes o que tengan poco estómago son eliminados mediante tests de determinación y disciplina.

Los reclutas deben sobrevivir con poca comida o aire durante días. Deben enfrentarse mutuamente sin cesar en combates con y sin armas, en condiciones de oscuridad total o luz cegadora, desde gravedad cero a presiones insoportables, calores sofocantes o frío polar. Cuando llegan a la Tierra suelen quedar apenas una décima parte de los que comenzaron el viaje, aunque en ocasiones las naves han llegado vacías al demostrarse que ninguno de los reclutas era digno de semejante puesto.

A su llegada a la Tierra los nuevos son dividios entre los Templos ocultos del Oficio Asesinorum. Sus entrenamientos se vuelven entonces más rigurosos, ya que cada templo lleva a sus hombres y mujeres al límite. Los días se pasan combatiendo con máquinas de combate capaces de aplastar a un hombre, luchando a muerte con otros iniciados o especializándose en el uso de diversas armas y técnicas marciales.

Cada Templo tiene sus maneras y secretos antiguos, cubriendo cada uno un aspecto distinto del arte del asesinato. Hay muchos templos, algunos de los cuales son conocidos y muchos otros que permanecen en total secreto. Un ejemplo de los más ocultos es el Templo Culexus, que emplea temibles asesinos psíquicos. Por ello, cuando los Altos Señores de la Tierra eligen sus herramientas entre los letales discípulos del Oficio Asesinorum, se aseguran de que les sirven solamente las más selectas y eficientes máquinas vivientes de matar.


Templos

Icono de esbozo Por orden de la Sagrada Inquisición este artículo debe ser mejorado para adaptarse al Código de Estilo del Círculo de Terra so pena de crucifixión para su autor. Si usted es el autor, por favor, no se mueva de la terminal en la que se encuentra, un acólito del Ordo Hereticus se dirige a su posición.
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