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Una sola asesina [[Callidus]] bastó para acabar con el Consejo de los Nueve, y con ello se puso en marcha la invasión de los [[Ángeles Sangrientos]]. Todas las ciudades portuarias y las bases industriales sufrieron graves desperfectos, todos los servicios esenciales quedaron gravemente dañados, y todas las principales bases militares fueron destruidas. El ejército del [[Imperio]] sufrió pocas bajas al encontrarse con una resistencia mínima en las ciudades. Al parecer la población civil había sido advertida de la invasión; cientos de miles de habitantes habían huido, presumiblemente hacia las montañas y los desiertos.
   
 
Los Ángeles Sangrientos se enfrentaron a pequeños grupos aislados del [[FDP|ejército planetario]] de Obzidión, y las milicias armadas constituían la única resistencia encontrada, dado que el grueso de las tropas estaban reuniéndose en la capital para plantear la defensa. Sin embargo, a pesar de la feroz resistencia presentada, el ejército de Obzidión fue derrotado por los [[Marines Espaciales]]. Dando por finalizada la operación de castigo, se evacuó a todos los efectivos leales posibles de Ciudad Obzidión, para llevar a cabo el bombardeo planetario que arrasaría por completo la ciudad.
 
Los Ángeles Sangrientos se enfrentaron a pequeños grupos aislados del [[FDP|ejército planetario]] de Obzidión, y las milicias armadas constituían la única resistencia encontrada, dado que el grueso de las tropas estaban reuniéndose en la capital para plantear la defensa. Sin embargo, a pesar de la feroz resistencia presentada, el ejército de Obzidión fue derrotado por los [[Marines Espaciales]]. Dando por finalizada la operación de castigo, se evacuó a todos los efectivos leales posibles de Ciudad Obzidión, para llevar a cabo el bombardeo planetario que arrasaría por completo la ciudad.

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Obzidión era un rico mundo imperial que se secesionó del Imperio de la Humanidad y fue sometido a Exterminatus tras entregarse al culto a Nurgle.

Historia

Antecedentes

Obzidión era un planeta rebosante en sustancias petroquímicas, lo que acabó reportando una enorme riqueza a su población. Era tan rico y estaba tan bien situado, que algunos de sus habitantes pensaron que podían existir sin la intervención del Imperio. Por ello, un grupo de los líderes más influyentes del planeta, que reunía a las fuerzas militares, políticas, económicas y religiosas del Obzidión, se unieron para crear el Consejo de los Nueve: el General Zhator, el Almirante Charduz, el Visir Balal, la Hermana Madre Marachel, los Prefectos Uphron y Gaanst, el magnate Phan-Tor, el Prelado Abralan y el Arzobispo Mahaak.

En teoría, querían poner en práctica el plan para independizarse del Imperio al considerarse lo suficientemente ricos y poderosos como para negarse a pagarles impuestos y no necesitar nada de él. En la práctica, todo aquello tenía un objetivo mucho más siniestro cuyas consecuencias serían catastróficas para toda la galaxia...

Sociedad Obzidión

Secesión

Consejo de los Nueve

Consejo de los Nueve

Uno de los primeros movimientos del Consejo de los Nueve fue renegar del culto Imperial y del Dios-Emperador y jurarle lealtad y devoción a Nurgle. A cambio de su ayuda y divina protección, el consejo consagró todos los templos de Obzidión para el culto del Señor de las Plagas. Para ello, los líderes espirituales de los Nueve llevaron a cabo una cruzada evangélica por todas las ciudades más importantes del planeta, reuniendo a los habitantes de las poblaciones cercanas en las plazas de las ciudades para escuchar sus incendiarios sermones de rebelión, apostasía contra el Emperador, y fomentando el culto al padre Nurgle.

Obviamente, todo aquello acabaría llegando inevitablemente a oídos del Imperio. Cuando se conoció la noticia de la insurrección del Consejo de los Nueve, el Imperio inició la operación Golpe de Martillo: una gigantesca campaña de invasión para recuperar el planeta Obzidión. El Comandante Tammuz Belarian, que era originario del planeta y cuya lealtad hacia el Emperador era incuestionable (a pesar de los falsos rumores de un supuesto “Consejo de los Diez”), fue nombrado Gran Comandante Supremo de esta operación. Para poder conseguir que la invasión fuera un éxito, el Imperio reunió una gigantesca flota capaz de desembarcar las tropas de tierra y abastecerlas a las considerables distancias interplanetarias.

Batalla Obzidión

La primera fase de la operación consistía en enviar a asesinas Callidus para ejecutar a los nueve traidores. Simultáneamente, los Ángeles Sangrientos atacarían de forma rápida y contundente las ciudades de Gazantep, Urm, Sirit y Mardio, en los desiertos meridionales, y los puertos occidentales de Bandizar e Izmion. Esta acción era necesaria para reprimir la revuelta y obligar a las fuerzas de defensa de Obzidión a salir de Ciudad Obzidión. La propia capital estaba protegida por un campo de energía generado por el Caos, mantenido por el maligno poder del traidor Consejo de los Nueve, así que la muerte de los Nueve sería la señal para iniciar el asalto planetario, evacuar a la población que todavía era leal, y para el posterior bombardeo de la capital, que debía ser arrasada hasta los cimientos para que sirviera como ejemplo para todos aquellos que pensasen en rebelarse contra el Imperio y adorar a los Dioses del Caos.

Invasión

Caída de Obzidión

Una sola asesina Callidus bastó para acabar con el Consejo de los Nueve, y con ello se puso en marcha la invasión de los Ángeles Sangrientos. Todas las ciudades portuarias y las bases industriales sufrieron graves desperfectos, todos los servicios esenciales quedaron gravemente dañados, y todas las principales bases militares fueron destruidas. El ejército del Imperio sufrió pocas bajas al encontrarse con una resistencia mínima en las ciudades. Al parecer la población civil había sido advertida de la invasión; cientos de miles de habitantes habían huido, presumiblemente hacia las montañas y los desiertos.

Los Ángeles Sangrientos se enfrentaron a pequeños grupos aislados del ejército planetario de Obzidión, y las milicias armadas constituían la única resistencia encontrada, dado que el grueso de las tropas estaban reuniéndose en la capital para plantear la defensa. Sin embargo, a pesar de la feroz resistencia presentada, el ejército de Obzidión fue derrotado por los Marines Espaciales. Dando por finalizada la operación de castigo, se evacuó a todos los efectivos leales posibles de Ciudad Obzidión, para llevar a cabo el bombardeo planetario que arrasaría por completo la ciudad.

Sin embargo, aquello no resultó ser más que una estratagema de los servidores de Nurgle.

La asesina Callidus que había asesinado a todos los miembros del Consejo de los Nueve descubrió que su complot iba mucho más allá de una simple rebelión. El Consejo había previsto por completo aquella respuesta del Imperio ante sus acciones. Por ello, habían reunido a la inmensa mayoría de la población civil del planeta en las gigantescas catacumbas que sus antepasados habían construido bajo la capital, donde supuestamente estarían a salvo cuando Nurgle desatara su divino castigo sobre los esclavos del Emperador. La feroz resistencia que los Ángeles Sangrientos habían encontrado en la capital no había sido más que una acción dilatoria para conseguir el tiempo suficiente para que todo el mundo se reuniera en las catacumbas.

Destrucción Obzidión

En realidad, los ciudadanos imperiales de Obzidión habían sido engañados. Aunque ninguno lo sabía, todos iban a ser sacrificados al Caos, aprovechando los propios bombardeos para ello. El estertor de la muerte de millones, dirigido por las almas de los nueve servidores del Caos, abriría un agujero a la Disformidad, un auténtico banquete para Nurgle, creando una discontinuidad en el espacio real y, aunque no sería tan grande como el original, provocaría la aparición de un nuevo Ojo del Terror.

Por fortuna para el Imperio, la asesina Callidus, junto a dos Ángeles Sangrientos, evitaron que ocurriera eso. Tuvieron que enfrentarse a numerosos peligros: cultistas del Caos, Marines de Plaga, Portadores de Plaga, e incluso al propio Consejo de los Nueve reencarnado en un putrefacto Demonio. Sin embargo, a pesar de todo, consiguieron retrasar el bombardeo el tiempo suficiente y destruir a N'greel B'haan, el Demonio de Nurgle encargado de llevar a cabo aquel demencial plan. Desgraciadamente, no pudieron evitar la destrucción de Obzidión y la muerte de millones de personas.

Imágenes

Fuentes

  • Tácticas Obvias (Cómic), por David Pugh.
  • White Dwarf 46-62 (Edición española).