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Los Marines Espaciales del Caos, también llamados a veces Marines Traidores o Marines Renegados, son antiguos Marines Espaciales Leales al Imperio que han elegido traicionar al Emperador de la Humanidad y dedicar su alma al servicio del Caos y de sus horribles deidades.
Estos Astartes corruptos normalmente pertenecen a una de las 9 Legiones Traidoras que traicionaron al Emperador durante la antigua guerra civil conocida como la Herejía de Horus, librada hace más de 10,000 años estándar, mientras que otros proceden de Capítulos creados mucho después del fin de la Herejía y convertidos en Renegados. El Caos puede corromper a los Astartes de cualquier época y lugar, del mismo modo que su llamada de sirena lleva a muchos hombres menores a su condenación.
Durante la Herejía de Horus, la terrible guerra civil imperial que enfrentó a los Hermanos de Batalla de las 18 Legiones de Marines Espaciales conocidas entre sí, hubo dos facciones: los Leales, que siguieron sirviendo al Imperio y al Emperador, y los Traidores, que dieron la espalda a la confianza del Emperador y entregaron sus almas al oscuro servicio de los Poderes Ruinosos. Las Legiones Traidoras fueron dirigidas por el Señor de la Guerra Horus, antaño uno de los Primarcas y el hijo favorito del Emperador, que había sido corrompido por las promesas y engaños de los Dioses del Caos y sus propias carencias. Las Legiones Traidoras fueron el componente más poderoso de las fuerzas del Caos que participaron en la Herejía, pero también les siguieron las miríadas de Daemons de la Disformidad, numerosos Regimientos del Ejército Imperial, el Mechanicum Oscuro y cultistas del Caos procedentes de toda la Galaxia.
La carne y la servoarmadura de los Marines Espaciales del Caos a menudo se deforma y se retuerce en nuevas formas más oscuras e inhumanas bajo la influencia de las energías del Caos a las que se ven expuestas, haciendo que sus cuerpos muestren la nueva lealtad del Astartes Traidor. Los Marines Espaciales del Caos luchan por todo lo que antaño les estaba prohibido probar como sirvientes ascéticos del Emperador y guardianes altruistas de la Humanidad. El placer, la riqueza, y por encima de todo el poder de gobernar sobre sus compañeros en el nombre de los Dioses del Caos son las principales ambiciones y objetivos de todos los Marines Espaciales del Caos.
Ya sea un antiguo traidor o un renegado recientemente revelado, todos los Marines Espaciales del Caos son guerreros poderosos que matan sin piedad o duda.
Historia[]
Las Legiones Traidoras de los Marines Espaciales del Caos son 9 de las 20 Legiones de Marines Espaciales originales, creadas durante la Primera Fundación por el Emperador a partir de los genomas de sus veinte Primarcas a finales del M30 para que formaran la punta de lanza de la Gran Cruzada que forjaría el actual Imperio de la Humanidad. Hacia el final de ésta Horus, el Señor de la Guerra del Imperio y el Primarca de la XVI Legión, los Lobos Lunares (a los cuales, poco antes, el Emperador le permitió rebautizar como los Hijos de Horus para remarcar su carácter de primus inter pares entre los Primarcas), fue corrompido por el Caos e instigó la guerra civil galáctica conocida como la Herejía de Horus con la intención de derrocar al Emperador y ocupar su trono.
Tras la muerte de Horus a manos del Emperador a bordo de su Barcaza de Batalla Espíritu Vengativo durante la Batalla de Terra que puso fin a la Herejía, los restos de las 9 Legiones Traidoras huyeron, junto con las demás tropas imperiales que se habían entregado al Caos, a un área de la Galaxia en la que la Disformidad invade el Espacio Real, dando lugar a una tormenta de Disformidad perpetua conocida como el Ojo del Terror. Debido a la naturaleza del Caos, y a la inestabilidad temporal de la Disformidad, muchos de los mismísimos Marines Espaciales que se rebelaron contra el Emperador hace más de diez milenios siguen luchando hoy día contra el Imperio, recibiendo así una torturada inmortalidad por voluntad de los Poderes Ruinosos.
Las Legiones Traidoras han conservado sus antiguos nombres, con la única excepción de los Hijos de Horus, que fueron rebautizados de nuevo como la Legión Negra por su nuevo líder, Abaddon el Saqueador, antaño el principal lugarteniente de Horus y Primer Capitán de los Lobos Lunares. Además de Horus, otros dos Primarcas Traidores murieron poco después de la Herejía (Konrad Curze, de los Amos de la Noche, y Alpharius, de la Legión Alfa). Los seis Primarcas Traidores supervivientes fueron convertidos después en Príncipes Daemon por los Dioses del Caos a los que sirven. Estos Primarcas Daemónicos rara vez toman parte en los actos de sus Legiones o en los asuntos de la Galaxia. Cuatro de las Legiones Traidoras se han entregado en exclusiva a uno de los grandes Dioses del Caos, mientras que las demás sirven a los intereses del Caos en general, en la forma del Caos Absoluto. Debido a la naturaleza del Caos y de aquellos que eligen servirle, no mucho después de la Herejía todas las Legiones Traidoras, salvo los Portadores de la Palabra, dejaron en general de operar como organizaciones militares organizadas para degenerar en grupos de partidas de guerra separadas y a menudo enfrentadas. Los Marines Traidores que dirigen estas partidas de guerra, todos ellos poderosos Campeones del Caos, buscan su propia glorificación y la oportunidad de convertirse también en Príncipes Daemon mediante la obtención de victorias para la causa del Caos. Dada la volátil personalidad de los Dioses Oscuros, las partidas de guerra al servicio de uno de ellos en particular a menudo ven a las que sirven a la deidad rival de su patrón como objetivos incluso más apropiados para su ira que los sirvientes del Emperador. Con semejante actitud prevaleciendo entre los Astartes corrompidos, a menudo ha sido imposible para las Legiones Traidoras presentar un frente unificado contra el Imperio desde la muerte de
Horus, razón por la cual nunca han logrado una serie similar de éxitos militares en esos diez milenios. La cosa más parecida a una unidad que se ha visto entre los Marines Espaciales del Caos solo ha tenido lugar cuando Abaddon el Saqueador, actual Señor de la Guerra de la Legión Negra, ha lanzado una de sus periódicas Cruzadas Negras contra el espacio imperial con la intención de superar las defensas del Imperio en torno al Ojo del Terror y volver a marchar sobre Terra. Abaddon es el único Campeón del Caos desde Horus que ha sido capaz de obtener, aunque a regañadientes y por poco tiempo, la lealtad de todas las Legiones Traidoras, y ha encabezado 13 Cruzadas Negras contra el Imperio. La última, la 13ª Cruzada Negra, se inició en el 999.M41, y ha sido la más exitosa desde la Herejía de Horus. Las tropas del Caos lograron controlar una cabeza de puente en el Mundo Fortaleza de Cadia, aunque la Flota Imperial ha conseguido hasta ahora bloquear los movimientos navales de los guerreros de Abaddon e impedir que otras Fuerzas del Caos irrumpan en la Puerta de Cadia, la única ruta practicable por la Disformidad para salir del Ojo del Terror hacia el espacio imperial. Si los servidores del Caos lograran finalmente romper el bloqueo de la Flota Imperial, los Marines Espaciales del Caos podrían, al fin, marchar contra Terra por primera vez en diez mil años y derribar el reino del Emperador Cadáver para cobrar su venganza por los largos milenios de exilio. Entonces, la Galaxia temblará mientras los siervos de los Dioses del Caos reclaman para sí las almas de toda la Humanidad.
Diferencias entre los Astartes Leales y Traidores[]
Todos los hombres poderosos pueden elegir si dedican sus vidas a contribuir al bien mayor o a causar dolor a su prójimo, y los Marines Espaciales no son diferentes de otros mortales en ese aspecto. Modificado genéticamente en la adolescencia para convertirlo en un guerrero sobrehumano, y armado y blindado con la tecnología más avanzada del Imperio, un Marine Espacial está pensado para ser el defensor definitivo de la Humanidad. No solo está su cuerpo protegido contra las armas de sus enemigos, sino que también su mente ha sido endurecida mediante potentes métodos de psicoacondicionamiento y adoctrinación para eliminar todo miedo, dolor y tentación. Convertirse en Astartes es renunciar a la vida y las ambiciones propias en favor del servicio al Emperador y a la Humanidad, y dedicarse enteramente a este único propósito para siempre jamás. Aquellos que viven a salvo tras el escudo de valor creado por los Marines Espaciales nunca podrán entender por completo la verdadera enormidad del sacrificio que los Astartes han hecho por sus congéneres humanos, pues han sacrificado su propia humanidad al servicio de aquellos a quienes han jurado proteger.
Cuando un Astartes es corrompido, cae más profundamente que otros mortales. Una vida entera dedicada a la autonegación y a la frugalidad es simplemente arrojada a un lado, y el Marine Espacial desarrolla su recién estrenada independencia en obra y pensamiento hasta el extremo. Liberado de las ataduras de la disciplina, las tradiciones y las responsabilidades que definen al Adeptus Astartes, un Marine Espacial del Caos puede satisfacer cualquier capricho, sea de derramar sangre, de descuartizar, de entregarse a placeres sensuales largo tiempo negados, de cumplir ambiciones propias, obtener amor, o simplemente venganza. Dando rienda suelta a sus deseos personales largo tiempo suprimidos, sus increíbles poderes físicos y su fuerza mental pueden servir para llevar a cabo los actos más malévolos, sin el estorbo de ningún tipo de sentimiento de piedad o de culpa. Cuando la voluntad de un Astartes se rompe finalmente, el resultado es catastrófico, pues su propósito y su psique se derrumban en un violento torbellino de ansias acumuladas y desatadas.
Al haber sido creados para el combate, la mayoría de Marines Espaciales del Caos se entregan primero a la única cosa que han llegado a conocer: la guerra. Aunque sus ideales y objetivos hayan sido abandonados, sus cuerpos sobrehumanos y sus habilidades tácticas y estratégicas siguen intactos. Liberados de la necesidad de obedecer órdenes y realizar misiones impuestas por otros, un Marine Espacial Traidor puede convertirse en un asesino frío y psicópata sin moral ni control. Persigue esta vida sangrienta hasta el extremo, glorificándose en el poder de su cuerpo genéticamente mejorado y en la habilidad que le proporciona de descargar muerte y miseria sobre aquellos a los que una vez protegió.
Algunos Marines Espaciales del Caos nunca pasan de esta fase y siguen siendo Renegados, corsarios y piratas sedientos de sangre por el resto de sus largas vidas. Otros, libres ahora de explorar las tentaciones de la Galaxia que los rodea, amplían sus horizontes y experiencias mentales. Antaño un servil engranaje de la maquinaria de su Legión o Capítulo a las órdenes de un distante Emperador, un Marine Espacial del Caos podría llegar a ansiar la oportunidad de ser un amo más que un sirviente, esclavizando naciones y planetas enteros a su propio servicio y al de los Dioses del Caos. Otros prefieren perseguir otros caminos, como el estudio de textos ilícitos, o desarrollar una pasión por conocimientos técnicos o hechizos prohibidos a los siervos del Imperio. Otros prefieren infligirse placer y dolor, empujando a sus cuerpos y mentes hasta su límite y más allá, desesperados por obtener una recompensa sensual que ningún mortal, ni siquiera los Astartes, estaría preparado para experimentar.
Ser un Marine Espacial del Caos es en definitiva sentir un poder casi divino sobre otros seres, especialmente sobre los compañeros de uno. Al haber estado libre durante décadas, si no siglos, de la experiencia del miedo, y al liberarse ahora también de la responsabilidad, un Marine Espacial del Caos no teme ni la venganza ni el castigo por sus actos. Para la mayoría de Marines Espaciales del Caos, hace mucho que sus recuerdos de un pasado heroico se perdieron entre los ríos de sangre y el éxtasis de las nuevas sensaciones, y todo pensamiento sobre el futuro no es más que un ansia semisoñada de más poder, más matanza, más placer, más dolor.
Dedicándose a sí mismo en cuerpo y alma a los Dioses Oscuros, un Astartes no encuentra solo a un patrón que aprueba y favorece su nueva vida, sino que de hecho le recompensará de acuerdo a cuánto profundice en la oscura senda que ahora camina. Para alguien cuya existencia estuvo definida una vez por la autonegación y la obediencia absoluta, la euforia de esta verdadera libertad puede ser un intoxicante incluso más potente que el orgullo que antaño sintió por ser aceptado entre los Marines Espaciales del Emperador.
Es esta tentación la que siempre llama a todos los Marines Espaciales Leales. No pueden afirmar que ignoran su existencia, pues las enseñanzas de su Capítulo y los Capellanes de este les recuerdan diariamente su propósito y sus deberes. Ningún Marine Espacial se aparta por casualidad de estos lazos anteriormente bienvenidos, sin importar lo que ocurra en su vida. Para que un Astartes pase a servir al Caos, debe tomar conscientemente la decisión de seguir un camino radicalmente diferente, de elegir la profana libertad en lugar del recto servicio. Una vez hecha, es una decisión que no puede ser replanteada, pues a partir del momento en que un Marine Espacial renuncia a su servicio al Emperador, está verdaderamente perdido e irrevocablemente condenado.
Los Marines Espaciales del Caos tienen los mismos orígenes genéticos que los Marines Espaciales Leales (la semilla genética creada por el Emperador a partir de los genomas de los 20 Primarcas), y por tanto poseen las mismas habilidades físicas que sus contrapartidas incorruptas. Debido a su lealtad al Caos, los Marines Espaciales del Caos Veteranos a menudo sufren mutaciones extremas (o "dones" del Caos, según su punto de vista). Los Marines Traidores son virtualmente inmortales debido a sus estancias en la Disformidad, y sus milenios de experiencia les proporcionan niveles de maestría táctica y habilidades de combate que los, en comparación, jovencísimos Marines Leales nunca llegarán a perfeccionar al mismo nivel antes de morir en combate.
Los Marines Espaciales del Caos están equipados con los antiguos modelos de servoarmadura y armas que poseían cuando traicionaron al Imperio al inicio de la Herejía de Horus, básicamente los mismos que utilizan los Marines Leales actuales (con algunas diferencias en términos estéticos). A finales del M41, unos 10000 años estándar tras la Herejía, el Imperio de la Humanidad ha hecho unos pocos y en su mayoría minúsculos avances tecnológicos, debidos a la recuperación de PCE procedentes de la Era Oscura de la Tecnología, aunque en general el Imperio se ha estancado o incluso ha retrocedido respecto al nivel tecnológico de la Gran Cruzada. Los Marines Espaciales del Caos tienen muchísimo menos acceso a ese puñado de innovaciones, y en general solo pueden acceder a ellas capturando piezas de enemigos derrotados, a no ser que sean Renegados más recientes y ya fuesen equipados con ellas en el momento de su rebelión. Por ejemplo, la Legión Traidora de los Guerreros de Hierro es famosa por capturar y utilizar modelos imperiales más modernos de tanques y vehículos blindados. Aunque los Marines Traidores posean tecnología más antigua que los Leales, lo compensan con la capacidad de invocar Daemons desde el Inmaterium y de emplear tecnología daemónica, como los Ingenios Daemónicos, así como el poder sin límites de la arcana hechicería practicada sin miedo a los límites o a la corrupción.
Dado que todos los Marines Espaciales del Caos han dedicado sus almas al Caos, tienen un miedo terrible a la muerte, pues saben que sus almas serán consumidas por los Poderes Ruinosos a menos que se ganen el raro ascenso a la categoría de Príncipes Daemon. Los Dioses del Caos no se preocupan realmente más por sus sirvientes Astartes que por el resto de mortales que los adoran. Disfrutarían viéndolos sufrir eternamente en sus reinos dentro del Inmaterium si ese fuera su capricho. Los adoradores de Khorne están malditos por una eterna rabia combinada con la imposibilidad de matar, los de Nurgle son consumidos eternamente por la desesperación y los terribles dolores de una muerte odiosa, los de Slaanesh serán torturados por el puro placer del Príncipe del Caos hasta el fin de los tiempos, y los sirvientes de Tzeentch solo conocen una locura infinita mientras sus almas cambian constantemente de forma y el conocimiento del universo que ansían queda siempre más allá de su alcance. En teoría, aquellas almas que eligen servir al Caos Absoluto o bien son compartidas, o bien los distintos Dioses luchan entre sí por ellas.
Solo la promesa de la vida eterna como Príncipes Daemon, un dudoso honor obtenido mediante un éxito sin tacha en una larga carrera al servicio del Caos, reafirma a aquellos mortales que entregan sus vidas y almas al Caos. Este miedo a la muerte, sin embargo, no frena ni detiene en absoluto el cruel poder de los Marines Espaciales del Caos, quienes están bastante seguros de que el poder que han recibido de los Dioses Oscuros a cambio de sus almas les dará el poder sobre sus congéneres, como corresponde por derecho a todo Astartes, y la oportunidad de ganar las suficientes glorias para aplacar a los Dioses del Caos y reclamar la inmortalidad daemónica que estos ofrecen como la recompensa definitiva.
Campeones del Caos[]
Artículo principal: Campeón del Caos.
En el Inmaterium, los pensamientos y emociones similares de los seres inteligentes de la Galaxia confluyen como los arroyos que bajan por una montaña. Forman corrientes y flujos de angustia y deseo, estanques de odio y océanos de orgullo. Durante miles de millones de años estándar, estas mareas y olas de energía psíquica han fluido incesantemente por la Disformidad, y tal es su poder que han acabado por formar criaturas talladas a partir de la energía del Empíreo. Estas entidades instintivas y sin forma fueron ganando una consciencia rudimentaria de sí mismas, y así nacieron los Dioses del Caos: grandes presencias psíquicas compuestas de los mejores sueños y las peores pesadillas de los mortales de la Galaxia. A medida que las razas inteligentes de la Galaxia prosperaban y crecían, sus esperanzas y sueños, su rabia, sus conflictos, sus amores y sus odios alimentaron todos el crecimiento de los Dioses del Caos y nutrieron su poder. Finalmente, los Dioses alcanzaron los sueños de los mortales para exigir sus oraciones y su servidumbre.
Un Dios del Caos solo puede aumentar su poder mediante las acciones y pensamientos colectivos de los mortales, sin importar su especie de origen. Aquellos que adoran a un Dios del Caos y se comportan de una forma que alimenta a su naturaleza psíquica son recompensados con extraños dones, mutaciones, poderes psíquicos extraordinarios y en ocasiones con la mayor recompensa: la ascensión al rango de Príncipe Daemon inmortal. Del mismo modo que los Dioses del Caos se enfrentan entre sí dentro de la Disformidad y el Reino del Caos, así lo hacen también sus seguidores en el universo material. Los vencedores de estas batallas obtienen más poder de sus amos, aunque las maquinaciones y naturalezas de los Dioses del Caos hacen que a menudo la victoria sea innecesaria, bastando solo con los actos de sacrificio y la batalla en sí.
Cuando los devotos del Caos mueren, sus energías psíquicas, sus almas en la Disformidad, no se disuelven hacia un destino desconocido, ni son destruidas, ni devoradas por Daemons, como ocurre con las de otros mortales. En vez de eso, sus almas son tragadas por el poder colectivo de los Dioses, alimentándolos y aumentando el eterno poder del Caos.
Aunque incontables millones de seres inteligentes adoran a los Dioses del Caos bajo una miríada de disfraces, nombres y facetas distintos, para la mayoría de los que sirven al Caos, los Dioses Oscuros simplemente ofrecen la oportunidad de obtener más poder y riquezas en un universo donde tales cosas son rara vez conseguidas fácilmente. Pero hay unos pocos hombres y mujeres que dedican sus vidas a convertirse en verdaderos guerreros de los Dioses del Caos. Para estos fieles, la llamada del Caos es incluso más fuerte. Los Campeones del Caos tienen una fe profunda y ferviente en los Poderes Ruinosos, y su entrega es total: en cuerpo y alma, en esta vida y más allá.
Aquellos que se dedican al servicio del Caos están condenados a una existencia de "todo o nada" como Campeones del Caos al servicio de uno de los Dioses Oscuros, o incluso del Caos Absoluto. La recompensa para aquellos que agradan a su Dios es el poder definitivo; para los que fracasan, el olvido eterno. Para obtener grandeza a los ojos de su Dios, los Campeones del Caos llevarán a cabo cualquier acto, sin importar lo inmoral, loco o vil que sea. Un Campeón del Caos no solo reza y venera a los Dioses del Caos, jura entregar su vida y su alma a su servicio, intercambiando su propia esencia a cambio de poder y recompensas. Con los conocimientos prohibidos y la fuerza que concede el Caos, un Campeón puede dirigir ejércitos, conquistar mundos enteros y lograr la grandeza y hasta la inmortalidad. Al mismo tiempo, los Dioses que deciden favorecer a este Campeón pueden emplear su influencia sobre él, de forma que mientras él aumenta sus propias ambiciones, al mismo tiempo aumenta la dominancia y los planes de sus patrones. Los Campeones del Caos son los líderes de las Fuerzas del Caos, y en su mayoría son Marines Espaciales del Caos, aunque otros tienen orígenes mucho más mundanos. Es una gran ironía que las mismas habilidades que convierten a los Marines Espaciales en los mayores defensores del Imperio sean también grandes ventajas para los que se han convertido en los guerreros más potentes de los Dioses del Caos.
Las alteraciones genéticas que convierten a un humano en Marine Espacial también hacen a los Astartes más resistentes a los efectos mutadores de la exposición a las energías del Caos, lo que permite a un Marine Traidor sobrevivir mejor a las atenciones de sus caprichosos patrones. Igual que sus cuerpos se benefician de los cambios implementados por las antiguas tecnologías diseñadas por el Emperador, sus mentes también son afiladas hasta lograr una concentración y una fuerza de voluntad impresionantes. Estas cualidades son un gran punto de partida para un hombre que desee convertirse en Campeón del Caos. Aquellos que carecen de claridad de pensamiento, del acero mental necesario para tener éxito, pronto serán engullidos y perdidos en la constante anarquía del servicio al Caos, o rápidamente derrocados y asesinados por subordinados y camaradas más ambiciosos e inflexibles. Al Caos le importa bien poco la lealtad: el poder se concede a aquellos lo bastante fuertes como para reclamar sus recompensas.
Partidas de Guerra del Caos[]
Salvo por unos pocos Campeones dedicados al más puro servicio a Khorne, los Campeones del Caos no viven ni luchan en solitario. Otros seguidores del Caos son atraídos hacia ellos, ya sea mediante la voluntad de los Dioses o mediante el tirón generado por la gloria y reputación del propio Campeón. Estos grupos forman las partidas de guerra del Caos y pueden variar muchísimo de tamaño, desde un puñado de individuos a huestes inmensas que rivalizan en tamaño y poder con un Regimiento de la Guardia Imperial. Los Campeones del Caos más exitosos lideran vastos ejércitos de guerreros entregados a su causa. Para los Marines Espaciales del Caos, estas partidas de guerra están compuestas principalmente por camaradas con los que lucharon codo con codo en sus Legiones Traidoras o en sus Capítulos Renegados. Aun así, no es raro que Renegados con historias muy distintas encuentren una causa común dentro del servicio a los Poderes Ruinosos, pues el Caos no reconoce ni jerarquías ni estructuras, solo los resultados. Estas partidas de guerra compiten entre sí tanto como luchan contra los xenos y contra las fuerzas del Imperio. Los recursos son preciados y difíciles de obtener en el Ojo del Terror y el Torbellino, y el control de ciudades, continentes y mundos es vital para mantenerse en el poder. Lo más valorado sobre todas las otras cosas es el favor de los Dioses del Caos. Los Campeones y sus partidas de guerra deben demostrar continuamente su dedicación a sus patrones, pues los Dioses Oscuros son la personificación de la pregunta "¿qué has hecho tú por mí últimamente?"
Los Campeones ganan recompensas de sus Dioses destruyendo a los enemigos de su patrón y teniendo éxito en oscuras misiones y búsquedas. En los Mundos daemónicos del Ojo del Terror, cientos de partidas de guerra se enfrentan en batalla para superarse unas a otras y conseguir apoderarse de artefactos daemónicos, conocimiento arcano, armas y máquinas de guerra abandonadas en la Herejía de Horus y objetos procedentes de la Caída de los Eldar. Son lanzados a un conflicto eterno como sacrificios a sus Dioses y para ganarse el poder de invocar Daemons en favor de su causa. Cuando no se enfrentan unas con otras, las partidas de guerra son una amenaza errante, pues son bandas nómadas de guerreros que solo buscan matar y saquear. Desde bases ocultas en campos de asteroides y sobre las superficies de lunas desiertas, a bordo de naves mantenidas laboriosamente en funcionamiento desde la Gran Cruzada, observan y esperan a que aparezca su presa, reuniendo fuerzas allí donde se pueda descargar un nuevo golpe al despreciado Imperio de la Humanidad y a su odiado Emperador Cadáver.
Ascensión[]
Al final, todos los Campeones del Caos se enfrentan a uno de tres posibles destinos. Una vida de guerra constante es peligrosa y la mayoría morirán en el campo de batalla, olvidados por su Dios como un fracaso más, pero inmortalizados en la leyenda por sus restantes seguidores y camaradas. Estos Campeones no son más que sacrificios ensangrentados al Caos, que nunca cumplirán sus objetivos y ambiciones.
Un Campeón del Caos que sobreviva a muchas batallas irá consiguiendo poco a poco más favor de su Dios elegido, y será recompensado. Estos premios tienen distintas formas: algunos Campeones "recibirán" más seguidores; otros más inclinados a la hechicería podrían aprender potentes técnicas psíquicas; y todos los Campeones acabarán por exhibir poderes extraños e inhumanos. La mayoría de los "dones" concedidos por los Dioses del Caos toman la forma de cambios físicos y genéticos: las mutaciones. Algunas mutaciones son beneficiosas, mientras que otras son inocuas, y otras, directamente debilitantes.
Aunque tales cambios pueden convertir a un Campeón del Caos en un guerrero terrible, se arriesga a recibir tantos "dones" y a mutar tanto, que pierda el control sobre sí mismo y degenere en la odiosa criatura conocida como Engendro del Caos. Ni siquiera el sobrehumano y genéticamente mejorado cuerpo de un Astartes puede soportar tanta corrupción genética y poder antinatural. Cuando se alcance este límite, el Campeón estará perdido para siempre, pues se convertirá en un Engendro farfullante y sin mente. Enloquecidos, los Engendros del Caos no son más que monstruos aullantes y animalescos formados por carne torturada y mutada. La mayoría mueren pronto y entre horribles dolores, al ser sus cuerpos desgarrados por mutaciones galopantes e incontrolables cuando el poder del Caos se manifiesta por completo en ellos. Aquellos que no mueren al momento son o bien abandonados por sus partidas de guerra para que vaguen por los Mundos daemónicos hasta que alguien los mate, o bien son conservados como mascotas y bestias de guerra por los que una vez fueron sus seguidores.
Pero el tercer destino de un Campeón del Caos es la recompensa por la que todos los seguidores del Caos entregan sus vidas: la ascensión a la demonicidad. La recompensa definitiva es la transformación en un Príncipe Daemon de su Dios patrón. Su carne es convertida en la inmaterial sustancia de la Disformidad, y toda su vida mortal es abandonada. Un seguidor del Caos que se convierte en Príncipe Daemon es un guerrero inmortal y todopoeroso que servirá a su Dios por toda la eternidad y nunca conocerá la muerte o el miedo de nuevo. Algunos Príncipes Daemon dejan atrás a sus seguidores y se unen a las legiones de pesadilla de los Daemons del Caos para acosar planetas a lo largo y ancho del tiempo y el espacio como personificaciones del poder de sus Dioses. Otros eligen permanecer como líderes de su partida de guerra, al poseer ahora una eternidad para deleitarse en la adoración de sus esbirros y ganar quizá incluso más poder de manos de los Dioses del Caos a los que tan bien han servido.
Ejércitos de Marines Espaciales del Caos[]
Las Legiones Traidoras[]
Cada una de las 9 Legiones Traidoras lucha utilizando un estilo diferente de guerra, definido por la cultura y naturaleza de cada una. Además, cuatro de ellas (los Hijos del Emperador, los Devoradores de Mundos, los Mil Hijos y la Guardia de la Muerte) están dedicadas exclusivamente al servicio de uno de los cuatro grandes Dioses del Caos (Slaanesh, Khorne, Tzeentch y Nurgle, respectivamente). Las otras cinco Legiones (los Guerreros de Hierro, los Amos de la Noche, la Legión Negra, los Portadores de la Palabra y la Legión Alfa) sirven esencialmente a los intereses de todos los Poderes Ruinosos en conjunto (el Caos Absoluto).
Los Capítulos Renegados[]
Artículo principal: Capítulos Renegados.
Con el paso de los siglos desde la Herejía de Horus, las fuerzas del Caos han crecido aún más gracias a aquellos Marines Espaciales procedentes de Fundaciones posteriores que se han apartado del servicio del Emperador para perseguir sus propios objetivos. Según los registros actuales del Ordo Malleus de la Inquisición, aproximadamente 50 Capítulos Leales o partes de ellos se han convertido en Renegados en los 10 milenios transcurridos desde la Herejía. Algunos ejemplos son los Hijos de la Malicia, Los Condenados de Lord Caustos, los Transgresores, los Barones del Trueno y los Garras Astrales (conocidos como los Corsarios Rojos desde su rebelión contra el Imperio, llamada la Guerra de Badab). Aquí se puede encontrar una lista más completa.
Liberados del dogma imperial y de las tradiciones de su Capítulos, estos llamados Marines Renegados se entregan por completo a la complacencia de las necesidades de sus cuerpos sobrehumanos y sus mentes militares. Casi siempre se convierten en corsarios, piratas y mercenarios, usando sus habilidades de combate sin igual para acumular riqueza y poder, alzándose como amos tiránicos de flotas piratas y de mundos fronterizos desolados. Al explorar su nueva libertad fuera de la disciplina y el estricto propósito del Adeptus Astartes, estos Marines Espaciales se vuelven inevitablemente en algún punto hacia los Dioses del Caos para obtener aún más poder. A partir de este punto, están destinados a caminar por la senda del Campeón del Caos igual que cualquiera de los Traidores originales de la Herejía de Horus. Estos Renegados son hombres perseguidos, odiados por todos los demás Capítulos de Marines Espaciales, que consideran su principal deber ante el Emperador destruir a cualquier Astartes Renegado para que su vil vergüenza y deshonor no dejen una mancha negra en todos los Marines Leales que nunca se han apartado del Emperador ni de su deber para con la Humanidad en favor de objetivos más egoístas.
Aunque nunca será igual en tamaño o poder a una de las Legiones Astartes originales, un Capítulo moderno es una fuerza militar poderosa por derecho propio, y cuando uno se hace Renegado al completo, representa una grave amenaza para el Imperio. Con todos los recursos de un Capítulo Astartes a su disposición, los Renegados destruyen ejércitos, conquistan mundos y saquean Sectores enteros del Imperio. Tales actos garantizan una respuesta extrema por parte de las fuerzas imperiales, por no mencionar la de los demás Capítulos Leales. Que un Marine Espacial tenga que luchar contra otro Astartes es una de las mayores pruebas de fe, y estos conflictos intestinos a menudo tienen un efecto terrible en otros Capítulos cercanos. En estas circunstancias, tales guerras entre Capítulos suelen escalar rápidamente, bañando mundos enteros en sangre. Ocasionalmente, aquellas fuerzas enviadas a acabar con el Capítulo renegado pueden acabar, en parte o al completo, corrompidas, y unirse a aquellos a los que debían destruir. Un ejemplo de un resultado tan infame tuvo lugar a finales del M34, durante la Sublevación de Obscura: a lo largo de 400 años estándar, se produjeron numerosas rebeliones separatistas que agitaron gran parte del Segmentum Obscurus, y al menos 7 Capítulos de Marines Espaciales rompieron sus votos hacia el Emperador y se dedicaron a saquear y arrasar cientos de esos mundos imperiales. De estos Capítulos, dos de ellos, los Hijos de la Venganza y los Guardias Plateados habían luchado en principio de parte del Imperio, pero se convirtieron en Renegados tras la lucha con el Concilio Libre de Hannedra II.
Acciones notables[]
M30-M31 Era de la Traición[]
- La Herejía de Horus: La galaxia queda desgarrada por la rebelión. Horus y sus Primarcas Traidores devastan a las Legiones Astartes y casi derrocan al Emperador de la Humanidad. Al final, las fuerzas son expulsadas de Terra.
- Caída de un Primarca: Fulgrim, el Primarca Daemon de los Hijos del Emperador, dirige a sus ejércitos hedonistas en un ataque lleno de odio contra los Ultramarines en Thessala. Entre la arremolinada niebla rosada del favor de Slaanesh, Fulgrim caza a su hermano Primarca Roboute Guilliman y lucha contra él en combate singular. Aunque Guilliman es verdaderamente poderoso, su oponente es un gigante serpentino hinchado de poder daemónico, y cada uno de sus cuatro brazos sostiene una espada envenenada. Guilliman es derribado por un tajo en la garganta. Sus Marines Espaciales lo sacan de allí y colocan su cuerpo en un campo de estasis antes de que los venenos de Fulgrim puedan matarlo del todo. Durante diez largos milenios, Guilliman permanece en el mismo umbral de la muerte.
- Comienza la Larga Guerra: Sedientos de venganza, los Marines Espaciales del Caos atacan al Imperio desde las profundidades del Ojo del Terror. Los adeptos del Administratum se quedan horrorizados al descubrir que el número de sus invasiones aumenta con cada década.
M32-M39 Era de la Venganza[]
- La Maldición de Perturabo: El Primarca Daemon Perturabo pervierte los ocho rituales de la posesión, volviéndolos contra sus enemigos. Invocando a Nurgle, Perturabo imbuye su maldición con propiedades contagiosas y la libera en los sistemas mecánicos de Arduo, un mundo forja vasallo. El Caos se extiende a través de las máquinas, y los manufactorums empiezan a cambiar. Al octavo día, cables gigantescos surgen de la tierra, Ingenios Daemónicos cazan a los vivos, y catedrales industriales sostenidas por muchas patas recorren los desiertos. El planeta es purgado de todos los seres de carne y hueso.
- El Destrozo: El Mundo Astronave de Lugganath es atacado por una flota psíquicamente protegida de los Hijos del Emperador. Las naves Eldars destruyen la primera oleada de cazas, pero las naves de desembarco de los Marines Espaciales del Caos logran abrir una brecha en las defensas del Mundo Astronave por pura superioridad numérica. Tras una dura lucha en el abordaje, se instala una baliza de teleportación en la Plaza de la Reflexión y los Hijos del Emperador empiezan a desplegarse en masa. Los Eldars sellan rápidamente la brecha, pero tardan demasiado en descubrir las verdaderas intenciones de sus enemigos. En el corazón de la plaza, varios centenares de Marines Ruidosos combinan el efecto de sus armas sónicas para producir una cacofonía que resuena a la vez en el espacio real y en la disformidad. El daño causado en la arquitectura psicorreactiva del Mundo Astronave es extremo, provocando que sus finas torres se derrumben sobre la batalla que ruge bajo ellas.
- El Amanecer Rojo de Iriad IV: Iriad IV, un mundo industrial fortificado, es invadido por una horda de Devoradores de Mundos. El Capitán Revellion de los Caballeros de Ébano dirige a su Capítulo contra sus primos traidores. La batalla asola el planeta hasta que solo queda el equivalente a una Compañía de guerreros en cada bando. Mientras que los Devoradores de Mundos no sienten la menor preocupación por sus pérdidas, Revellion se desespera por la muerte de tantos de sus hombres. Pronunciando un oscuro juramento, abandona a sus fuerzas para combatir al enemigo en solitario. Horas después, el Capitán surge de las sombras cubierto de sangre de la cabeza a los pies. Cuando derriba al último de los Devoradores de Mundos, los Marines Espaciales supervivientes lanzan gritos de victoria, aunque su sensación de triunfo pronto se convierte en cenizas. En un frenesí, Revellion se abre camino a través de los restantes Caballeros de Ébano. Pero no se detiene ahí: distrito tras distrito es arrasado a medida que el pacto del Capitán con Khorne da sus frutos de forma lenta pero terrible. La población de Iriad IV es evacuada y el planeta declarado perditas.
- La Gran Degeneración: Tras la incesante violencia del xenocidio de la Campaña de Quietus, el Capítulo de los Aniquiladores sucumbe finalmente a una sangrienta psicosis. Aquellos de sus miembros que aún son capaces de actuar racionalmente se reúnen en su fortaleza-monasterio con la esperanza de encontrar la absolución. Sin embargo, en vez de redimirles de sus pecados, sus corrompidos Capellanes les hacen participar en un ritual que abre sus almas de par en par a la influencia daemónica. Todos y cada uno de los miembros del Capítulo son poseídos en el transcurso de una sola noche, transformándose en monstruosidades blindadas medio daemónicas. Llamándose a sí mismos Bestias de Aniquilación, los hermanos vuelven a ir a la guerra, aunque esta vez es el Imperio quien siente su ira.
- La Cruzada Insondable: La tormenta disforme Dionys se extiende por la galaxia, contaminando con sus energías fantasmagóricas una gran cantidad de sistemas estelares. Además de miles de millones de ciudadanos imperiales, no menos de treinta Capítulos de Marines Espaciales son declarados corruptos por el carismático San Basillius. Este señor de la Eclesiarquía plantea una elección a los acusados: buscar la redención en el Ojo del Terror, o ser exterminados. Todos los Capítulos condenados, conocidos como los Juzgados, escogen sin excepción embarcarse en una cruzada redentora destinada a purgar los mundos daemónicos del Ojo del Terror. En el interior de esa gran fisura disforme, algunos Capítulos desaparecen o son destruidos, mientras que otros se vuelven renegados para sobrevivir. Los más resolutos de los Juzgados regresan al Imperio ensangrentados pero indómitos tras casi ochocientos años, y descubren que su acusador, el propio San Basillius, es un siervo de los Poderes Ruinosos. La muerte del santo corrupto es rápida.
M40-M41 Era de la Apoteosis[]
- Espadas de Doble Filo: Los agentes de la Legión Alfa se infiltran en los suburbios de las colmenas de Ghorstangrad, mundo natal de los Espadas del Emperador. Mediante un adoctrinamiento subliminal de las sectas y bandas dominantes, la Legión Alfa siembra filosofías anormales y resortes subconscientes en los potenciales Marines Espaciales. Aunque muchos de estos jóvenes son rechazados por los Bibliotecarios y Capellanes, algunos sí son reclutados por el Capítulo, convirtiéndose en una amenaza acechante que ni siquiera los propios reclutas conocen. Casi tres siglos después, la Legión Alfa lanza una invasión contra Ghorstangrad y se enfrenta a los Espadas del Emperador. La Legión emplea ataques psíquicos que despiertan las personalidades latentes de los infiltrados inconscientes que se encuentran entre los Marines Espaciales defensores. En cuestión de horas, el Capítulo se desintegra en una maraña de facciones enfrentadas, algunas de las cuales se unen a los invasores. Los Espadas del Emperador son exterminados, Ghorstangrad es arrasado y los almacenes de semilla genética del Capítulo son saqueados. La Legión Alfa se retira a la Franja Este con sus filas reforzadas por nuevos renegados.
- La 1ª Guerra de Armageddon: Las fuerzas imperiales desplegadas en el mundo estratégicamente vital de Armageddon se esfuerzan por contener una rebelión que se extiende tanto por Armageddon Prime como por Armageddon Secundus. En el cénit de la guerra civil, un pecio espacial entra en el sistema y vomita una horda del Ojo del Terror, dirigida por Angron y un gran número de partidas de guerra de Devoradores de Mundos. Angron y sus ejércitos se abren un sangriento camino a través de Armageddon Prime. La conquista de Armageddon parece inevitable hasta que el Primarca Daemon se detiene para atraer más energía del Caos al planeta. Durante esta pausa, las fuerzas imperiales reciben refuerzos no sólo de los Lobos Espaciales del cercano Fenris, sino también de la 1ª Hermandad de los Caballeros Grises. Aunque la siguiente batalla le cuesta la vida a casi todos los Caballeros Grises, Angron es expulsado de vuelta a la Disformidad.
- La Caída de Nova Terra: Los hijos de Guilliman liberan Nova Terra de un ataque Tiránido. Posteriormente, la Escuadra Constantinus da caza a los restos de la Flota Enjambre, y en el proceso descubre cultos Genestealers entre las familias nobles de la capital. Toda la clase dirigente es ejecutada. Para horror de los Ultramarines, la enfurecida población se alza contra sus liberadores Marines Espaciales. Agotada su paciencia, el Sargento Constantinus culpa al Imperio de haberle convertido en un monstruoso asesino y denuncia al Emperador. Constantinus jura llevar a la población de Nova Terra a un futuro mejor, y su convicción resulta infecciosa. A medida que su oratoria echa raíces en medio de la anarquía, su agenda de disciplina marcial queda grabada en el tejido de la civilización novaterrana. El antiguo régimen es derribado y se alzan estatuas a Constantinus el Libertador en su lugar. Pronto llegan otros sirvientes de los Poderes Ruinosos, atraídos por la anarquía y el derramamiento de sangre. La megalomanía del Sargento rebelde sigue creciendo hasta que hunde a todo el sector en una guerra. La rebelión sólo acaba cuando Constantinus es eliminado por agentes del Oficio Asesinorum.
- La Guerra de Badab: Lugft Huron, Señor del Capítulo de los Garras Astrales, se proclama Tirano de Badab y se escinde del Imperio. Estalla una guerra entre sistemas de once años, en la que se involucran más de una docena de Capítulos del Adeptus Astartes. El reinado de Huron acaba por ser liquidado, pero a pesar de sufrir graves heridas, logra escapar al Torbellino.
- Los Genocidios Vaxhallianos: Los renegados del Caos conocidos como Los Purgadores desatan su odio contra todos los seres vivos sobre el fértil mundo imperial de Vaxhallia. Los habitantes del planeta sufren pronto enfermedades consuntivas y una terrible hambruna. En un solo mes, los Purgadores provocan la muerte de no menos de catorce mil millones de ciudadanos imperiales.
- Los Lobos, rechazados: Reuniendo a cinco Compañías de Lobos Espaciales, al 301º de Cadia y al 14º de Tallarn, el condecorado Inquisidor Pranix intenta reconquistar los nueve Mundos Huecos de Lastrati de manos de los Corsarios Rojos. Las Cápsulas de Desembarco de los Lobos Espaciales se estrellan en la superficie cubierta de algas de los Mundos Huecos, y la guerra pronto resuena por los túneles que los conectan. Huron Blackheart derrumba secciones previamente seleccionadas de sus redes de portales con fría precisión, aislando y destruyendo a gran parte del ejército imperial enviado contra él. Ambos bandos sufren graves pérdidas, y los invasores se retiran desordenadamente.
- Cráneos para el Trono de Cráneos: Al haber acumulado tantos cráneos humanos que no sabía qué hacer con ellos, Roghrax Manosangre de los Devoradores de Mundos jura coleccionar un cráneo de cada especie guerrera de la galaxia. La obra maestra de Manosangre adquiere un nuevo giro dramático con la llegada de los Tiránidos. Apresurándose a la Franja Este, el maníaco coleccionista de trofeos lleva a su flota directamente al rumbo de la Flota Enjambre Kraken. Encantado de poder hacerse con calaveras tan grandes y variadas, cosecha un macabro botín de Tiránidos.
- El Gran Despertar: Una oleada de actividad psíquica atraviesa el Imperio, despertando los poderes durmientes de los psíquicos latentes de toda la galaxia. La sobrecarga de energía abre centenares de fisuras disformes, y muchos mundos caen ante incursiones daemónicas. Los Mil Hijos son vistos en números sin precedentes mientras el apocalipsis psíquico sigue su curso.
- Los Hijos del Torbellino: Una flota de Marines Espaciales del Caos emerge del Torbellino con más de treinta pecios espaciales infestados de Daemons. La flota hace caer de rodillas a los sistemas Chogoris, Kaelas y Sessec al establecer un control absoluto sobre sus rutas espaciales.
- La Caída de Vilamus: Después de que una serie de incursiones obliguen a los Marines Errantes a guarnecer su fortaleza-monasterio con una sola Compañía, Huron Blackheart envía a sus aliados de los Amos de la Noche a infiltrarse en el bastión y desactivar sus escudos de energía y láseres de defensa. Teleportándose desde la órbita baja, sus Exterminadores del Caos lanzan un asalto brutal contra el Apothecarion de la fortaleza mientras Huron Blackheart se dirige a robar las reliquias del Capítulo. Atrapados en un dilema y superados táctica y numéricamente, los Marines Espaciales no logran repeler la invasión. Los Corsarios Rojos se retiran con casi toda la semilla genética del Capítulo, condenando a los Marines Errantes a una lenta e inexorable muerte.
- La Gran Fisura: Los principales agentes de los Dioses Oscuros se unen en una única y gran causa, aunque pocos de ellos se dan cuenta de que sus labores se complementan hasta que sus esfuerzos producen espectaculares resultados. Estallan guerras, se completan rituales cósmicos, y la barrera entre el espacio real y la Disformidad queda debilitada a lo largo de una falla en el tejido de la realidad. Los propios cielos se rasgan, y la Cicatrix Maledictum se abre de par en par.
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Fuentes[]
Extraído y traducido de Wikihammer 40K UK.
- Codex: Marines Espaciales del Caos (Ediciones 3ª, 4ª y 8ª).
- Codex: Marines Espaciales (Ediciones 4ª y 5ª).
- Codex: Ojo del Terror (3ª Edición).
- Trilogía de Eisenhorn, por Dan Abnett.
- Cielo Muerto, Sol Negro, por Graham McNeill.
- Shadow War: Armageddon. Kill Team.