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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Los Muertos Exiliados y el Astrópata Kai Zulane.

Los Muertos Exiliados eran un pequeño grupo de Marines Espaciales Renegados pertenecientes a las Legiones Traidoras, y que había formado parte de una guardia de honor de Astartes conocida como la Hueste Cruzada, basada en Terra en el periodo previo al inicio de la Herejía de Horus, en el M31. La Hermandad de Cruzados estaba compuesta por miembros procedentes de las 18 Legiones de Marines Espaciales. Cuando llegaron hasta Terra, a bordo de la fragata "Eisenstein", las noticias acerca de la traición al Emperador de la Humanidad cometida por el Señor de la Guerra Horus, la lealtad de los miembros de las Legiones que se habían unido a Horus quedó en entredicho, y pasaron a ser sospechosos a ojos de los guerreros de la Legio Custodes. Los Custodes encerraron a dichos Astartes en Khangba Marwu, también conocida como "La Cripta", un vasto complejo penal imperial subterráneo situado bajo la Cordillera del Himalaya. Tras liberarse, rescatar al Astrópata Kai Zulane de la Cripta y escapar del complejo penitenciario, los Muertos Exiliados se abrieron camino a través de Terra en un intento de fuga hacia sus respectivas Legiones. Al hacerlo, acabaron desencadenando el secreto escondido en la mente de Zulane, motivo por el que se le había encarcelado y que contenía en su interior la clave de la futura supervivencia del Imperio una vez superada la crisis provocada por la Herejía de Horus.

Historia

Gran Cruzada

Los miembros de los Muertos Exiliados formaron parte en el pasado de una Guardia de Honor de Astartes de élite, estacionados en Terra y conocidos como la "Hueste Cruzada". Dicha unidad estaba compuesta por integrantes de las 18 Legiones Astartes, y por lo general agrupaba a unos 30 miembros como mínimo. Aunque se exigía el servicio en la Hueste Cruzada de forma rotativa entre las Legiones que pertenecían a dicho cuerpo, la Hueste no exigía que hubiera entre sus filas un miembro de cada Legión de Marines Espaciales. La principal misión de la Hueste Cruzada era actuar como una Guardia de Honor que patrullara las fronteras del Palacio Imperial, actuando a la vez como representantes de sus respectivas Legiones en el corazón de la corte imperial. La rotación de los Astartes no solía ocurrir a menudo, por lo que algunos miembros de la Hueste Cruzada habían pasado casi 100 años terranos alejados de sus respectivas Legiones.

Herejía de Horus

Palacio Imperial Wikihammer

El Palacio Imperial en el periodo previo a la Herejía de Horus

A principios del 31º Milenio, el hijo pródigo del Emperador, el Señor de la Guerra Horus, cedió ante los seductores susurros del Caos e inició una guerra civil a escala galáctica contra el Imperio. Horus enfrentó a los Primarcas y a las Legiones entre sí. Cuando las horrendas noticias acerca de la traición de Horus llegaron a Terra y al Emperador, la Hueste Cruzada resultó automáticamente sospechosa de herejía y traición. Bajo las órdenes del Alto Custodio Constantin Valdor, Capitán General de la Legio Custodes, se reunió a un "equipo de caza" de guerreros Custodes para llevar a todos los miembros de la Hueste Cruzada ante la justicia, por la fuerza si era necesario.

Encarcelación

El equipo de caza enviado a arrestar a la Hueste Cruzada en sus cuarteles, conocidos como el Preceptorio, fue dirigido por un Cazador Vidente llamado Yagu Nagasena, quien trabajaba para las Hermanas del Silencio buscando psíquicos para sus Naves Negras. Nagasena y su siervo, Ulis Kartono, portador del gen anti-psíquico conocido como Gen Paria, reunió a una fuerza de 3000 soldados del Ejército Imperial bajo el mando del Mayor Maxim Golovko. Dicha fuerza estaba compuesta por el Regimiento de los Centinelas Negros de Golovko, un Regimiento de Jenízaros Atamanes, Lanceros y una escuadra de Custodios, un contingente bélico que Golovko consideraba lo bastante poderoso como para llevar a 30 Marines Espaciales ante la justicia. Sin embargo, Nagasena no estaba muy seguro de que dicha fuerza fuera a resultar suficiente.

Al no querer ningún derramamiento de sangre, Nagasena y Kartono organizaron una reunión con el Adepto Exemptus Atharva de la Legión de los Mil Hijos, uno de los Astartes al mando de la Hueste Cruzada. En dicha reunión, llevada a cabo en las mismas puertas del Preceptorio, Atharva dejó claro que tanto él como muchos otros miembros de la Hueste Cruzada encontraban insultante que Nagasena hubiera traído una fuerza tan reducida para capturarlos. Nagasena intentó razonar con Atharva, buscando convencer a Atharva y a la Hueste Cruzada de que uno era necesario ningún combate, punto con el que Atharva estuvo de acuerdo. Aunque dejó claro que él no participaría en ninguna clase de enfrentamiento, Atharva señaló que muchos otros Marines Espaciales, entre ellos los de la Legión de los Devoradores de Mundos, no se rendirían sin luchar. Poco después estalló una batalla que reclamó las vidas de 18 Astartes y cientos de los soldados del Ejército Imperial. Los 12 Astartes restantes de las Legiones sospechosas de la Hueste Cruzada fueron dominados, arrestados y llevados a la prisión imperial más temida de toda Terra, creada para mantener encerrados a los peores criminales de guerra de las Guerras de Unificación.

La Hueste Cruzada fue llevada al complejo penal subterráneo de máxima seguridad enterrado bajo las Montañas Himalaya, una prisión conocida oficialmente como Khangba Marwu, pero que recibía el nombre coloquial de "La Cripta". La Cripta había sido creada para mantener encerrados para siempre a los peores criminales de la Humanidad. Algunas de sus celdas incluso fueron creadas por el Emperador en persona para retener a sus peores enemigos, y entre ellas se encontraba una celda recién creada destinada a mantener para siempre contenido al mismo Horus. Los miembros supervivientes de la Hueste Cruzada fueron colocados en las celdas del Bloque Primus Alfa-Uno-Cero, en el que eran los únicos reclusos. Sus carceleros era Custodios y soldados de desembarco de élite del Ejército Imperial dirigidas por el Custodio Uttam Udar, quien actuaba como carcelero en jefe y alcaide de toda la instalación.

Durante los muchos meses en los que la Hueste Cruzada estuvo encerrada en La Cripta, Atharva siguió comportándose de forma respetuosa con sus carceleros, sin amenazarlos ni amenazar a los guardias en modo alguno. A pesar de dicho comportamiento tranquilo, Atharva empleó sus habilidades psíquicas para sondear su entorno y las mentes de sus carceleros. A pesar de los amortiguadores psíquicos construidos en su celda, Atharva pudo acceder sin problemas a las mentes de los humanos normales que actuaban como sus guardianes, aunque no pudo leer sin ser detectado las mentes de los Custodios, mucho más poderosos.

Llegada de Magnus el Rojo

Mientras la Hueste Cruzada estaba prisionera dentro de La Cripta, el Primarca Magnus el Rojo intentó contactar con su padre, el Emperador, para advertirle de la traición de Horus y de sus planes para su inevitable insurrección. El Rey Carmesí descubrió dichos planes tras contactar con Horus en la Disformidad mientras que el Señor de la Guerra yacía entre la vida y la muerte en el Templo de la Logia de la Serpiente del Mundo Salvaje de Davin. Fue allí en donde los Poderes Ruinosos, actuando en concierto de forma inusitada, consiguieron corromperlo con éxito apelando a su ego y a su miedo de que el Emperador quisiera traicionar los ideales de la Gran Cruzada y declararse a sí mismo un dios. El intento de Magnus fracasó estrepitosamente, lo que provocó que el Emperador enviara a la Legión de los Lobos Espaciales a Prospero para devolver a Magnus a Terra encadenado. El Emperador estaba profundamente airado al considerar que la violación por parte de Magnus de los edictos imperiales establecidos en el Concilio de Nikaea, que prohibían el uso de poderes psíquicos y hechicería.

Magnus causó daños irreparables y masivos a los intentos del Emperador de abrir, en las profundidades de las entrañas del Palacio Imperial, las sendas de la Telaraña a la Humanidad, destruyendo las protecciones defensivas de las criptas del palacio, que permitieron que ciertas entidades de la Disformidad lanzaran una incursión en el  Espacio Real a través del portal a la Telaraña situado en Terra. Aunque debilitadas y fáciles de destruir, dichas criaturas de la Disformidad hicieron llegar una visión del resultado final de la Herejía de Horus a la mente de Aniq Sarashina, la Señora de la Scholastica Psykana, antes de que fueran destruidas por el General Maxim Golovko y sus Centinelas Negros. La oscura visión incluía el conocimiento de la imposibilidad de una victoria total del Imperio sobre Horus y las fuerzas del Caos. En lugar de ello, el Emperador se vería obligado a sacrificar Su continuado liderazgo sobre el Imperio para evitar la victoria total de Horus, lo que condenaría a la Humanidad a la servidumbre eterna a los Poderes Ruinosos, lo que acarrearía la extinción definitiva del género humano.

El coste de dicha salvación sería terrible. Sin la guía activa del Emperador, la Era Dorada del Imperio del Hombre finalizaría trágicamente, siendo sustituida por una era caracterizada por la superstición religiosa, el estancamiento tecnológico, la tiranía despiadada y la guerra sin fin. Sarashina no fue capaz de comunicar dicha visión al Emperador, ya que la exposición de su mente al poder en bruto de la Disformidad acabó con ella. En lugar de eso, Sarashina implantó dicha información en la mente del desprevenido Astrópata Kai Zulane. Zulane no fue capaz de extraer de su mente el mensaje, debido a su reciente periodo de inactividad como Astrópata. A causa de ello, Zulane fue llevado a La Cripta por los Custodios para que los interrogadores psíquicos arrancaran la información de su mente.

Aunque los intentos de Magnus de avisar al Emperador resultaron fatales tanto para él como para su Legión, estos permitieron que el Adepto Exemptus Atharva presenciara lo ocurrido al Astrópata Zulane y que entendiera que el conocimiento contenido en la mente de Zulane era de una importancia capital para la supervivencia del Imperio. Mientras que Atharva analizaba dicha información, Kai Zulane fue encerrado en una celda de La Cripta con dos interrogadores psíquicos, los Adeptos Hiriko y Scharff. Atharva descubrió rápidamente el paradero de Zulane empleando sus habilidades psíquicas. Fue entonces cuando Atharva se dio cuenta de que tenía que escapar de su celda, rescatar a Kai Zulane y escapar de Terra.

La Fuga de la Cripta

Escuadra Guardia Custodios Agricolus Adeptus Custodes Wikihammer

Los Adeptus Custodes, carceleros de la prisión de La Cripta

Durante la crisis que se desencadenó tras la ruptura de las defensas psíquicas del Palacio Imperial a manos de Magnus, los Custodios Uttam Udar y Sumat Tirtha estaban al mando de un grupo de soldados de asalto de élite del Regimiento de los Señores de la Tormenta Uralianos ocupado en la entrega de comida a los reclusos del Bloque Primus Alfa-Uno-Cero. La primera celda contenía la imponente figura del Sargento Tagore de los  Devoradores de Mundos. Tagore había estado alejado de su Legión durante casi 100 años, habiendo luchado junto a su Primarca, Angron, durante la participación de este último durante la Gran Cruzada. Como todos los Astartes de los Devoradores de Mundos, Tagore había sido sometido a psicocirugía y a los implantes neurocibernéticos conocidos como los Clavos del Carnicero, lo que los hacía crueles y tendentes a ataques de rabia y violencia incontroladas. Tagore insultó y amenazó a sus captores, sosteniendo que su celda no lo retendría para siempre. Tenía un resentimiento especialmente enconado contra el carcelero jefe, el Custodio Udar, habiendo prometido "...sacarle la espina dorsal por el pecho". La siguiente celda contenía a Atharva, quien seguía resistiéndose a responder a los sarcasmos y las provocaciones de sus captores, manteniéndose tranquilo y sereno. Atharva estaba, de hecho, penetrando en las mentes de los Señores de la Tormenta Uralianos en un intento de encontrar una mente apta para dominar, ya que Atharva no era lo bastante poderoso como para tomar control total de la mente de cualquier individuo.

La mente más apta para ser influida resultó ser la de Natraj, de los Señores de la Tormenta Uralianos. Aunque era leal al Emperador y al Imperio, Natraj deseaba abandonar el servicio en el Ejército Imperial para cuidar de su esposa y de sus muchos hijos. Atharva convenció psíquicamente a Natraj para que pensara que podía abandonar el Ejército Imperial si mataba a sus compañeros carceleros. Natraj apuntó con su Rifle de Plasma y disparó contra el abdomen del Custodio Tirtha, acabando con él. El Custodio Udar acabó rápidamente con Natraj con el  Bólter Artesanal del extremo de su Lanza Guardiana, pero eso solo inició un tiroteo con los demás soldados de los Señores de la Tormenta, a quienes Atharva había convencido psíquicamente de que Udar era un enemigo. Mientras que Udar estaba ocupado de defenderse de algunos de los más letales y mejor dirigidos soldados del Imperio, Atharva forzó psíquicamente a otro Señor de la Tormenta Uraliano, Tejas Dozyna, para que le quitara el anillo de identificación al fallecido Tirtha y que lo empleara para abrir la puerta de la celda de otro de los prisioneros.

Momentos después de que el Custodio Udar acabara con los restantes Señores de la Tormenta Uralianos, Dozyna abrió la puerta de la celda de Tagore, quien salió de la misma y volvió a jurar que le arrancaría la espina dorsal a Udar. Tagore y Udar se enzarzaron en un feroz combate cuerpo a cuerpo que provocó una cantidad inhumana de de castigo y daños a cada uno de los guerreros. A pesar de estar separados por su coraza y sus armas, Tagore consiguió igualar con facilidad la habilidad y entrenamiento de Udar a base de la pura brutalidad y furia inducida por sus implantes neurales. Mientras Udar estaba ocupado defendiéndose de los brutales ataques de Tagore, Atharva escaneó psíquicamente el Bloque Primus Alfa-Uno-Cero, determinando qué miembros de la Hueste Cruzada serían útiles para su fuga y su intento de rescate. Atharva escogió quienes deberían ser liberados, y convenció psíquicamente a Dozyna de que los liberara. Dozyna liberó a Severian de los Lobos Lunares, a Argentus Kiron de los Hijos del Emperador, a Urhu Gythua de la Guardia de la Muerte, a los gemelos Devoradores de Mundos Asubha y Subha, y, finalmente, a sí mismo.

De forma lenta pero segura, Tagore comenzó a imponerse en su pelea con Udar. A pesar de estar armado y equipado con su armadura, Udar no fue capaz de resistir a la imparable avalancha de golpes de un Astartes mejorado con los implantes neurales y la psico-cirugía de Angron. La muerte de Udar se produjo cuando su Lanza Guardiana fue partida en dos por un poderoso golpe del Sargento de los Devoradores de Mundos, quien aprovechó una debilidad en la defensa del Custodio para lanzar un golpe que atravesó sin trabas la armadura y la caja torácica de Udar, arrancándole parte de su espina dorsal, tal y como había prometido.

Antes de partir en pos del rescate de Zulane, los Astartes de la Hueste Cruzada se entretuvieron en aprovisionarse de armas y munición que rapiñaron de los abatidos Señores de la Tormenta y Custodios. Tagore cogió la mitad superior de la destrozada Lanza Guardiana de Udar, Subha recogió un fragmento afilado quebrado de la cuchilla de otra de las Lanzas Guardianas, Severian cogió para sí una enorme espada a dos manos, que en sus enormes manos no era mucho más grade que un gladius, y Argentus Kiron cogió una Carabina de Plasma. Atharva, Asubha y Urhu Gythua eligieron seguir adelante desarmados.

Sabiendo que no podrían escapar así como así del enorme complejo de La Cripta, con sus miles de defensas,  Atharva penetró en la mente del recientemente fallecido Uttam Udar. Aunque ya estaba muerto, el cerebro de Udar seguía manteniendo un pequeño nivel de actividad debido a la actividad bioeléctrica residual. Atharva recuperó y memorizó rutas de escape, así como la estructura, emplazamientos de armas, códigos de seguridad y contraseñas del complejo, así como la lista de fuerzas de seguridad y el número de efectivos de cada una que servían en La Cripta. Atharva también descubrió que algunas puertas y barreras precisaban de identificaciones retinales y de voz por parte de Udar, así que el miembro de los Mil Hijos decapitó a Udar, disculpándose por la profanación mientras la cometía.

Rescate de Kai Zulane

En otra sección de La Cripta, el Astrópata Kai Zulane estaba siendo sometido a torturas físicas y psíquicas constantes a manos de los Adeptos Hiriko y Scharff. Dichas torturas estaban comenzando a cobrarse su precio, agostando lenta y dolorosamente la mente y alma del Astrópata. Durante la última sesíon de tortura, Atharva penetró en la mente del Adepto Scharff y empleó sus poderes para influenciarle y hacer que liberara a Zulane. Desafortunadamente dicha acción no resultó tan sencilla como influir en las mentes de los Señores de la Tormenta, ya que Scharff era un psíquico relativamente poderoso, estando por tanto entrenado para resistir a las intrusiones psíquicas. A pesar de la resistencia de Scharff, Atharva fue capaz de obligarle a liberar Zulane e intentar sojuzgar a Hiriko, quien logró hacerse con una aguja hipodérmica con la que atravesó el ojo de su compañero interrogador, matándolo. Sin embargo, Hiriko fue incapaz de impedir que Zulane escapara, ya que los Marines Espaciales aparecieron antes de que pudiera reaccionar. Fue entonces cuando los Astartes de la Hueste Cruzada se dieron cuenta de que era unos forajidos para el Imperio al que habían servido antaño, motivo por el que Atharva les otorgó el nombre de "Muertos Exiliados".

Libertad

Una vez con Kai Zulane en su poder, los Muertos Exiliados iniciaron su fuga de La Cripta. Atharva adoptó de forma natural el papel del líder del grupo debido a su conocimiento de la disposición interna de la La Cripta, aparte de ser el único motivo por el que Zulane había conseguido sobrevivir hasta el momento. Durante la fuga quedaron de manifiesto ante los miembros del equipo las características y rasgos de personalidad de cada Astartes. Atharva era el líder natural gracias a su enfoque metódico y tranquilo a todos los problemas. Tagore apenas lograba mantener a raya su naturaleza violenta y su sed de sangre, pero incluso él admitió que Atharva era el mejor candidato para tomar el mando. A pesar de ser gemelos idénticos, Asubha y Subha eran muy distintos entre sí:  Subha, apodado "el Carnicero," tenía una tendencia incontrolada hacia la violencia y el salvajismo, mientras que Asubha, apodado "el Asesino" era capaz de controlar su furia y buscar un enfoque táctico para resolver los problemas, algo bastante raro en un Devorador de Mundos. Argentus Kiron y Urhu Gythua mantenían una íntima amistad. Gythua recibía el apodo de "Goliath" debido a su tamaño y a su capacidad de absorber sin demasiados problemas los disparos enemigos, mientras que Kiron proseguía con la continua búsqueda de la perfección y belleza que definía a la mayoría de sus camaradas entre los Hijos del Emperador. Severian, apodado "el Lobo", se convirtió en el elemento independiente y solitario del grupo, luchando en solitario en lugar de hacerlo codo con codo con sus Hermanos de Batalla.

Poco después de rescatar a Zulane, los Muertos Exiliados se encontraron con el primer grupo importante de defensas, una puerta de dos metros de espesor rodeada de Servidores de Armamento y emplazamientos cenitales de armas. Después de reconocer a los Muertos Exiliados como a una amenaza, todas las armas abrieron fuego sin previa advertencia. Por suerte, los fugados lograron protegerse con las puertas de las celdas del corredor, lo que les permitió resistir a la granizada de fuego automático. Atharva, protegido por un escudo cinético que rechazaba los proyectiles sólidos y las descargas de láser, logró avanzar poco a poco hacia la puerta que se alzaba ante él. Canalizando su considerable poder psíquico a través de la decapitada cabeza del Custodio Udar, Atharva desconectó las armas y abrió la puerta empleando la voz e impronta retinal de Udar para engañar a los scanners de seguridad de la prisión.

Durante la fuga de La Cripta, los Muertos Exiliados tuvieron que enfrentarse a muchas más defensas, desde emplazamientos automáticos de armas hasta escuadras de Soldados de Asalto del Ejército Imperial. Durante el intento de fuga, cada uno de los Astartes de los Muertos Exiliados hizo uso de sus talentos individuales para derrotar a la oposición. Durante las emboscadas preparadas por los carceleros, Severian golpeó desde las sombras antes de que se dispararan las trampas, mientras que Tagore y Asubha rechazaban cada uno de los asaltos a base de feroz fuerza y salvaje sed de sangre, y Subha protegía la débil forma de Kai Zulane con su propio cuerpo masivo. Mientras los disparos llenaban los pasillos, Kiron abatió a sus enemigos con precisos disparos a la cabeza de su Carabina de Plasma. Cada vez que los fugados se veían frenados por las descargas de disparos, Gythua avanzaba entre los disparos, las barricadas y las tropas enemigas, aparentemente ileso a pesar del daño que tuvo que soportar. Ninguna de las defensas de La Cripta pudieron resistir ante el grupo, ya que Atharva desactivaba y abría todas las puertas activando psíquicamente la cabeza de Udar cada vez que se hacía necesario, y haciendo uso liberal de su anillo de identificación Custodes.

Abriéndose camino a la fuerza entre los diversos retenes de guardia, Servidores de Artillería y emplazamientos fijos de armamento, los Muertos Exiliados y Kai Zulane consiguieron finalmente llegar a la entrada de La Cripta, saliendo al frío aire montañoso de Terra por primera vez en muchos meses.

Vuelo de huida

La alegría de lograr fugarse de La Cripta pronto se vio reemplazada por la necesidad de evitar a una enorme y creciente fuerza militar del Ejército Imperial que se acercaban para establecer un bloqueo en torno a la prisión antes de que los fugados consiguieran alejarse. Atharva analizó con rapidez la situación y dejó claro que la única posibilidad de escapar para los Muertos Exiliados era emplear una lanzadera de escolta Cargo-9 para moverse por Terra. Tras abordar la lanzadera, Asubha declaró con audacia que "era capaz de hacerla volar dormido". Haciendo honor a su palabra, puso en el aire la aeronave justo cuando las primeras escuadras de soldados imperiales alcanzaban el área de aterrizaje y abrían fuego.

Una vez en el aire, tres Cazas clase Firelance despegaron para rastrear a la lanzadera y abatirla. El Jefe de Escuadrilla Ptelos Requer pilotó el caza de vanguardia y dirigió al grupo a bordo del "Luz Oriental", mientras que sus compañeros pilotos, Tobias Moshar y Osirin Falk pilotaban, respectivamente, los cazas "Arca de Prometeo" y "Sombra Crepuscular". Los cazas alcanzaron fácilmente a la relativamente lenta lanzadera, a la cual tuvieron pronto al alcance de sus misiles. Requer fue el primero en fijar un blanco, pero justo cuando estaba disponiéndose a abatir a la desarmada lanzadera, Atharva penetró en su mente y le ordenó psíquicamente para que apuntara con los misiles a sus compañeros pilotos. Aunque Requer abatió a sus compañeros de ala, consiguió resistirse a la dominación psíquica de Atharva lo suficiente como para lanzar un misil a la lanzadera. Poco antes de que el misil impactara, Atharva forzó mentalmente a Requer para que estrellara su caza contra la ladera de una montaña. Con la parte posterior y una de las alas de la lanzadera en muy mal estado por el impacto del misil, Asubha no tuvo más opción que intentar un aterrizaje forzoso en el terreno llano más cercano.

Necesitando volver a capturar a los Muertos Exiliados y evitar que la información contenida en la mente de Kai Zulane cayera en manos de Horus y las Legiones Traidoras, quienes podrían emplear dicha información para derrotar al Emperador, Yagu Nagasena formó otro equipo de caza, compuesto de Ulis Kartono el Asesino, el General Maxim Golovko del Ejército Imperial, la Adepta Hiriko, el Custodio Saturnalia y la Astrópata Athena Diyos, apoyados de nuevo por los Centinelas Negros de Golovko.

La Ciudad de los Suplicantes

Asubha consiguió estrellas la dañada lanzadera en la Ciudad de los Suplicantes, una enorme y destartalada  ciudad construida a la sombra del Palacio Imperial cuyo propósito era albergar a los millones de peregrinos que viajaban desde todos los lugares de Terra para entrar en el Palacio Imperial y ver al Emperador. Con un influjo tan grande de gente que alojar, el Palacio Imperial no podía lidiar con la masa de peregrinos e inmigrantes, especialmente durante el periodo en el que el Emperador estuvo fuera del planeta embarcado en su Gran Cruzada. Debido a la necesidad a cubrir, se construyó, rápidamente y con cualquier material disponible, una mega-ciudad en las cercanías del Palacio para alojar a todos los inmigrantes. Debido a la rapidez y materiales con las que fue construida, la ciudad era una amalgama de cientos de diferentes estilos arquitectónicos y preferencias culturales. Careciendo de cualquier clase de apoyo económico para sus residentes, la Ciudad de los Suplicantes era un ghetto destartalado en el que la mayoría de sus habitantes vivían sumidos en la más absoluta pobreza, esperando que llegara el día en el que finalmente fueran llamados para una audiencia con el Emperador de la Humanidad.

La Ciudad de los Suplicantes estaba controlada por un sindicato criminal especialmente brutal conocido como el Clan Dhakal. Los miembros del Clan Dhakal eran matones corpulentos que dominaban la Ciudad de los Suplicantes mediante una brutal combinación de miedo y salvaje violencia. Muchos de los residentes creían que ni siquiera los guerreros de la Legio Custodes se atrevían a penetrar en la Ciudad de los Suplicantes, por lo que el  Clan Dhakal tenía el control absoluto, sin verse desafiados en ningún momento por las fuerzas que mantenían la ley imperial. El Clan Dhakal estaba dirigido por su miembro más temido, el hombre conocido como Babu Dhakal, el cual era aún más imponente físicamente hablando que un Astartes. Existía un buen motivo que explicaba el tamaño antinatural y la habilidad de combate innata de dicho individuo: Babu Dhakal fue en el pasado Arik Taranis, un guerrero sobrehumano mejorado genéticamente que luchó por el Emperador durante las Guerras de Unificación.

En realidad, Dhakal y sus guerreros más próximos eran en su totalidad supervivientes de los Guerreros Trueno, los soldados imperiales mejorados genéticamente empleados por el Emperador en el pasado como predecesores de los Astartes. Por desgracia para Dhakal y sus hombres, sus cuerpos habían empezado a degradarse  físicamente a gran velocidad, ya que los patrones genéticos empleados para su creación en los primeros días de las Guerras de Unificación eran defectuosos y estaban llenos de imperfecciones. Eran dichas imperfecciones las que habían forzado al Emperador a reiniciar desde cero su obra para crear a los soldados sobrehumanos perfectos, una tarea que había desembocado finalmente, a finales del M30, en la creación de los Primarcas, en primer lugar, y de las Legiones de Marines Espaciales a posteriori.

En uno de los momentos más oscuros de la historia imperial, justo después del final de las Guerras de Unificación, el Emperador ordenó a las fuerzas militares imperiales que capturaran y eliminaran a los restantes Guerreros Trueno, ya que el Emperador creía que ya habían cumplido con su función y que sus imperfecciones genéticas acabarían convirtiéndolos en una amenaza para el nuevo Imperio que habían ayudado a crear con su sacrificio. Cuando se completó la purga de los Guerreros Trueno, el Emperador hizo que la máquina propagandística imperial esparciera la falsa historia de que Arik Taranis y los demás Guerreros Trueno habían muerto heroicamente en la batalla final de las Guerras de Unificación, la Batalla del Monte Ararat.

En realidad, Taranis y algunos de sus compañeros supervivientes habían logrado escapar de la purga, viéndose forzados a penetrar en el submundo del crimen para sobrevivir, asumiendo nuevas identidades mientras sus defectuosas matrices genéticas provocaban que sus cuerpos comenzaran a deteriorarse, al revés que con sus primos Astartes, que disfrutaban de una mayor esperanza de vida. Taranis, oculto bajo la identidad de Babu Dhakal, mantuvo a salvo a los demás Guerreros Trueno como los amos y señores de la élite criminal de la Ciudad de los Suplicantes, mientras buscaban desesperadamente una forma de detener la obsolescencia programada en sus cuerpos. Taranis se volvió tan hábil como cualquier Magos del Mechanicus en lo referente a las ciencias genéticas. Creía que, si conseguía hacerse con una muestra de ADN Astartes, podría ser capaz de aplicar ingeniería inversa sobre el logro del Emperador salvando las vidas de los restantes Guerreros Trueno antes de que su decadencia celular llegara demasiado lejos.

Después de que la lanzadera de los Muertos Exiliados se estrellara en la Ciudad de los Suplicantes, Kai Zulane despertó para descubrir, con sorpresa, que había sobrevivido al encontronazo contra el suelo. Uno a uno, los demás miembros de los Muertos Exiliados salieron de entre los escombros de la lanzadera, ensangrentados pero vivos. El único miembro que no sobrevivió a los masivos daños fue Gythua, quien había sido empalado por la espalda por una pieza de los restos de la aeronave. Tras un corto debate en el que discutieron si dejar atrás o no a Gythua, los Muertos Exiliados decidieron liberarlo de la espiga de metal, tras lo que se internaron en la Ciudad de los Suplicantes, llevando entre ellos el herido cuerpo de Gythua.

Por desgracia para el grupo de fugitivos, su presencia en la Ciudad de los Suplicantes no pasó desapercibida durante mucho tiempo. Poco después de abandonar los restos de la lanzadera, Babu Dhakal supo de la llegada de los fugitivos y envió tras ellos a un grupo de los Guerreros Trueno del Clan Dhakal, dirigidos por su mano derecha, Ghota. El Custodio Yagu Nagasena y su equipo de caza también alcanzaron los restos de la lanzadera poco después de que los fugitivos se hubieran puesto en camino hacia la ciudad. La Astrópata Athena Diyos fue capaz de determinar hacia donde se dirigían los Muertos Exiliados al poder detectar el aura psíquica de Zulane. Mientras que Nagasena quería capturar con vida a los Muertos Exiliados y encerrarlos de nuevo en La Cripta, Dhakal exigió a Ghota que trajera con vida al menos a un Astartes para poder cosechar la semilla genética del guerrero, analizarla mediante ingeniería inversa y crear una nueva matriz genética capaz de prolongar las vidas de los Guerreros Trueno.

Tras atravesar las laberínticas madrigueras de la Ciudad de los Suplicantes durante un buen rato, los Muertos Exiliados descansaron en un destartalado y abandonado bloque de habitáculos. Mientras Severian y Kiron vigilaban, los demás Astartes intentaron ayudar al mortalmente herido Gythua, quien no parecía ser capaz de sobrevivir a las heridas que había recibido. En este punto, Asubha se dio cuenta de que Nagasena y su equipo de caza eran más que capaces de verles y oírles a través de los pirateados implantes ópticos de Zulane, una mejora cibernética bastante común para aquellos Astrópatas cuyas habilidades psíquicas hubieran quemado sus retinas abocándolos a la ceguera total. Dicho conocimiento procedía del entrenamiento de Asubha con los Tecnomarines de su Legión, por lo que arrancó los implantes de Zulane. Debidos a las muchas heridas de Zulane y a que su lugar de reposo seguramente ya sería conocido por los cazadores Custodes, Atharva forzó a los Muertos Exiliados a volver a moverse para encontrar a un quirurgo (un médico) que pudiera tratar a Zulane y Gythua.

Los Muertos Exiliados acabaron por descubrir la ubicación de la casa de un quirurgo llamado Antioch. Tras penetrar en su casa y convencerlo de que no trabajaban para el Clan Dhakal, Antioch procedió a examinar a Kai Zulane. Antioch trató las heridas en torno a las cuencas oculares de Zulane causadas cuando Asubha le arrancó los ojos augméticos, tras lo que vendó la cabeza de Zulane y le suministró unos calmantes. A pesar de que no sabía nada de la fisiología Astartes, los Muertos Exiliados exigieron a Antioch que examinara y ayudara a  Gythua. El diagnóstico de Antioch fue que Gythua no sobreviviría a las heridas sufridas, y que no había nada que pudiera hacer por el Astartes de la Guardia de la Muerte.

Los Guerreros del Trueno

Mientras Antioch examinaba al resto de los heridos, Severian descubrío a un grupo de enormes guerreros, armados y equipados con armaduras, que se aproximaba. Avisó al resto de los Muertos Exiliados del inminente peligro, y Antioch les informó de la existencia del criminal Clan Dhakal y como dominaban la Ciudad de los Suplicantes como su propio feudo. Poco después, Ghota y sus hombres habían dejado bloqueada la única ruta de huida de los Muertos Exiliados de casa del quirurgo. Ghota gritó que sólo buscaba a los Marines Espaciales y que nadie más saldría herido si los Astartes salían tranquilamente y por su propio pie. Los Muertos Exiliados no tenían ninguna intención de rendirse a alguien a quien consideraban un criminal, así que abrieron fuego contra los Guerreros Trueno que les rodeaban. Tagore y los gemelos se lanzaron a la carga al combate, destrozando a los Guerreros Trueno, quienes probaron ser un desafío mayor que los demás guerreros con los que se habían enfrentado los Astartes, mientras que Severian se movía entre las sombras y llevaba a cabo sus ataques de incursión. Desde dentro de la casa de Antioch, Atharva disparaba por sus manos poderosas descargas de energía psíquicas mientras protegía a Zulane con un escudo cinético psíquico. Kiron disparaba continuas descargas con la Carabina de Plasma del Ejército Imperial que había recogido, derribando a un objetivo con cada disparo.

Poco después del comienzo del tiroteo, Argentus Kiron apuntó su último disparo contra el líder de los Guerreros Trueno, Ghota. Kiron disparó, pero los reflejos mejorados de Ghota le permitieron apartarse y esquivar sin problemas el letal disparo de plasma. Ignorando la advertencia de Atharva, Kiron se lanzó contra Ghota, furioso porque hubiera arruinado su perfecto historial de derribos. Kiron intentó aporrear a su oponente con su ahora inútil Carabina de Plasma, pero no tuvo efecto en el mayor y más pesadamente blindado Ghota. Al mismo tiempo, Ghota se esforzaba, debido a los movimientos ágiles y fluidos de Kiron, en golpear al Hijo del Emperador con su masivo Martillo de Trueno. Mientras los dos guerreros mejorados genéticamente peleaban, los Devoradores de Mundos y Severian acabaron con el último Guerrero Trueno de Gotha y presenciaban maravillados al combate cuerpo a cuerpo que se desarrollaba ante ellos, sin querer intervenir por no insultar el honor de Kiron. Por desgracia para Kiron, Ghota consiguió ganar ventaja al conseguir desequilibrar y derribar al Astartes de los Hijos del Emperador. Antes de que Kiron consiguiera ponerse de pie, Ghota blandió sobre su cabeza su Martillo de Trueno y lo estrelló contra la hombrera de Kiron con una fuerza casi imposible. El golpe reventó el hombro y el brazo de Kiron y lo incrustó contra el suelo presa de un dolor agónico.

Mientras Kiron agonizaba, Ghota alzó su Martillo de Trueno para asestar el golpe de gracia, pero el arma quedó inmovilizada. Cuando Ghota se giró para ver que ocurría, descubrió que Gythua se encontraba tras él agarrando el cabezal del Martillo de Trueno para evitar que diera el golpe fatal. A pesar de su considerable fuerza, Ghota fue incapaz de liberarse de la presa del Astartes de la Guardia de la Muerte. Gythua dejó claro que no iba a permitir que el matón acabara con su amigo. Ghota se dio cuenta de que las posibilidades estaban en su contra cuando los demás Muertos Exiliados se acercaron a donde estaba, así que se retiró con una maldición y un gruñido. Tan pronto como Ghota huyó, Gythua se desplomó en el suelo junto al agonizante Kiron, diciendo que no le dejaría morir solo. Antes de que los restantes Muertos Exiliados pudieran hacer algo, tanto Orhu Gythua como Argentus Kiron expiraron debido a sus graves heridas.

Creyendo que sus perseguidores en el grupo de caza de Nagasena se verían atraídos por el tiroteo, Atharva sugirió que los fugitivos se pusieran de nuevo en movimiento. Tagore dijo que no dejaría atrás los cuerpos de Gythua y Kiron para que fueran mutilados y rapiñados, y pidió al quirurgo Antioch si había algún lugar al que los Muertos Exiliados pudieran llevar los cadáveres de sus camaradas caídos para ser incinerados. Antioch les habló del Templo del Dolor, un enorme edificio eclesial dedicado al culto del Lectio Divinitatus, en donde la gente de la Ciudad de los Suplicantes acudía para incinerar a sus muertos y rogar al Emperador.

El Templo del Dolor

The Templo del Dolor, like the rest of the Ciudad de los Suplicantes, was built from many different materials and was an amalgamation of different styles of architecture from a wide range of eras and cultures. The Templo del Dolor was adorned and surrounded by statues, most of them representing death in some way. The Temple was run and maintained by a man named Pallidas Novandio who acted as the priest of the church with the charitable assistance of the Navegante Roxanne Castana of House Castana, a powerful noble family of the Navis Nobilite.

As los Muertos Exiliados entered the Templo del Dolor, Yasu Nagasena and his grupo de caza arrived at quirurgo Antioch's house to find over 30 dead Guerreros Trueno. Not wanting any more trouble, Antioch informed Nagasena of los Muertos Exiliados's location and plans. Despite this help, Mayor General Golovko executed Antioch for aiding the Traitors.

Upon entering the Templo del Dolor, los Muertos Exiliados were greeted in the same way they were at Antoch's, with hatred and insults due to their resemblance to the warriors of Clan Dhakal. After convincing Novandio and his people that they were not there to harm them, the surviving members of los Muertos Exiliados took the bodies of Gythua and Kiron to the cremation furnace, declining help and leaving Zulane behind, stating that this was a private matter for Astartes only. As the Marines Espaciales walked away, Kai Zulane was reunited with Roxanne Castana, the only other survivor of a horrific Disformidad accident aboard the Ultramarines vessel Argo. It was this incident that had left Zulane inactive as an Astrópata.

After burning their deceased, los Muertos Exiliados returned to the main section of the temple. Atharva noticed that Zulane was staring at a particular statue. The statue was an unfinished one with no face that Novandio had named the "Angel sin Rostro." Due to their psychic abilities, both Zulane and Atharva can see a slight haze surrounding the faceless head of the statue. Atharva comments that it is most likely a trapped Disformidad creature, but most likely a rather weak one that cannot escape without help.

Outside the Templo del Dolor, Nagasena's Hunt Team and the Centinelas Negros surrounded the temple and blocked all exits save for the main entrance. Just as Nagasena was about to order the attack, he was informed that two more figures were approaching the temple. Custodio Saturnalia informed Nagasena that he has received orders from the 'highest possible authority' that all within the Templo del Dolor are to be killed due to their involvement with los Muertos Exiliados and for their devotion to the illegal Lectio Divinitatus cult. Nagasena's Hunt Team had become a "Equipo de Eliminación".

Batalla final

As the Outcast Dead conversed with the various members of the Temple of Woe, two figures arrived at the entrance to the temple. They were Babu Dhakal and Ghota. As they entered the temple, Atharva was informed that a small shuttle was kept docked to the upper levels of the temple by Novandio, and he commanded Severian to slip away to find and prepare the shuttle.

Realising that another fire-fight with the Outcast Dead would end with similar results, Dhakal tried a different approach -- diplomacy. Dhakal stated that all he wanted was the gene-seed of a single Astartes so that he could stop his and his fellow Thunder Warriors' bodies from rapidly degrading. Dhakal promised no more fighting and no more death, so long as the Outcast Dead complied with his wishes. Before any deal could be made, the Black Sentinels burst into the temple through the entrances and the ceiling. When the Black Sentinels entered the temple, they flung smoke grenades which quickly enveloped the temple in a thick blanket of smoke. As the Black Sentinels killed Astartes, Thunder Warrior and civilians alike, the Outcast Dead and Babu Dhakal fought side-by-side. Due to the thick blanket of smoke, the members of the Outcast Dead were soon separated and Zulane and Castana were left to their own devices.

Zulane and Castana started to stumble and crawl their way across the smoke-filled temple in an attempt to escape. Unfortunately for them, they accidentally stumbled into Nagesena and his psychically blank Assassin, Kartono. Just as Nagasena was about to kill the pair, Sergeant Tagore burst out of the smoke and rammed into Nagasena. This distraction was enough to allow Zulane to make his escape, but not without Kartono pursuing him. As Kortono chased after Zulane, Tagore and Nagasena commenced the unavoidable melee. Nagasena's skill with his sword allowed him to land several blows that left Tagore slashed and bleeding, but the Seer Hunter proved no match for an Astartes, let alone a World Eater in a stimm-enhanced killing spree. Tagore easily battered aside Nagasena's sword and lifted him off the floor by his throat while throttling him one-handed. As Nagasena started to feel his life drain away, there was a blinding flash and Tagore's grip suddenly relaxed. Tagore dropped his enemy and slumped to the floor dead; a huge, gaping wound in his stomach and chest from Major General Golovko's smoking Plasma Gun.

Unaware of their sergeant's death due to the sight and sound dampening smoke, the World Eaters twins, Asubha and Subha, slaughtered their way through scores of Black Sentinels until they came face-to-face with the Custodian Saturnalia. The twins and the Custodian quickly engaged in a vicious combat that claimed all their lives. Saturnalia's training and lifestyle as a Custodian proves to be his advantage as he was capable of holding his own against two Astartes. His superior skill allowed him to inflict many wounds on the twins with his Guardian Spear, but Saturnalia slowly started to tire against the constant barrage of attacks coming from the tireless twins. The twins different styles of fighting overcame the disadvantage they had against one of the Emperor's superhuman praetorians; Subha's brutal and savage style allowed him to find weaknesses in Saturnalia's defences, which Asubha then exploited these openings with his calm and methodical strikes. As he began to lose the advantage in the melee, Saturnalia fired the Master-crafted Bolter on the end of his Guardian Spear into Subha, shredding the World Eater's chest and killing him. This act was Saturnalia's downfall, as it enraged Asubha into an unstoppable fit of violence and revenge. Asubha struck Saturnalia to the floor in his rage and delivered the final blow from his salvaged Guardian Spear. Asubha cleaved Saturnalia's head in two, but as he jumped onto the prone Custodian, Saturnalia raised his spear, which pierced Asubha through the heart. With the Custodian dead, the dying Asubha placed his weapon into the hand of his dead brother and promised that they would walk the "Crimson Path" together.

On the other side of the temple, Kartono caught up with Zulane, only to be blocked by Adept Exemptus Atharva but Atharva was instantly stripped of his psychic powers by Kartono's possession of the Pariah Gene. Atharva allowed Zulane to escape further into the dense smoke as he squared off against Kartono. The Assassin lept into the air, drawing a sword as he did so. Shocked by the Assassin's speed, Atharva barely managed to dodge the attack. Despite his training within the Officio Assassinorum, Kartono was pushed back by Atharva. As he recovered from his injuries, Kartono put on a strange helmet with an eye-like piece positioned on his forehead. Before Atharva could determine what the device was, it started firing black bolts of negative psychic energy into Atharva's chest, draining his psychic powers and bringing him to his knees. With this advantage, Kartono leaped onto Atharva and started raining strikes from his sword into the Thousand Son's chest and stomach. With the last of his powers, Atharva psychically reached out and freed the trapped Warp creature within the Faceless Angel statue.

El Ángel Sin Rostro

The Warp creature emerged from its prison and descended upon the survivors of the battle. The Faceless Angel appeared as a floating spectre wearing a black, hooded cloak that cleared away the smoke with its explosive entrance into realspace. The Faceless Angel descended upon the nearest Black Sentinels, killing them with a touch by literally ending their life processes. The Faceless Angel proceeded to glide around the temple killing all it touched, including Pallidus Novandio, who walked willingly into its grasp proclaiming it his saviour in an act of delusion. As the Faceless Angel bore down on Kai Zulane and Roxanne Castana, it screeched and convulsed from an unseen barrage of pain. The Warp creature was cast back into its prison within the Warp as a new group entered the Temple of Woe. Surrounded by a squad of bodyguards drawn from the Sisters of Silence, the Primarch Rogal Dorn had come.

Possessed of the same Pariah Gene as Kartono, the psychic void that surrounded the Sisters of Silence had enveloped the Faceless Angel and cast it back into the Warp. As the Primarch entered the temple, all fighting ended and the surviving Black Sentinels backed off their targets. With his immense master-crafted Bolt Pistol aimed at Atharva, the remaining member of the Outcast Dead, Dorn demanded that the Thousand Son step aside and allow Kai Zulane to be taken prisoner once again. Atharva defiantly refused, only to be shot in the head by Dorn. With the last of the Outcat Dead slain, Dorn ordered the remnants of the Kill-team to fall back and leave Zulane to him. As Nagasena turned to take his leave, he notices that Roxanne Castana stood by Zulane and was slowly unravelling the bandana that covered her Navigators' third eye. With a cry of warning, Nagasena moved towards Zulane, but arrived too late. Kai Zulane looked into his friend's third eye and into the Warp itself, an act which killed him instantly. With Kai Zulane dead and his secret apparently lost to the Imperium forever, Rogal Dorn turned to Seer Hunter Yasu Nagasena and stated that his hunt was not over, for the Luna Wolf Severian was not amongst the dead and had to be found and slain at all costs.

Across the Petitioner's City, Babu Dhakal and Ghota stood within Dhakal's laboratory, as Dhakal triumphantly revealed that he had discovered the genetic secret that would extend the lives of all the remaining Thunder Warriors for centuries.

Miembros

  • Orhu Gythua de la Guardia de la Muerte - Muerto como consecuencia de las múltiples heridas sufridas durante la huida de los Muertos Exiliados.

Conflicto cronológico

Según la cronología establecida anteriormente, Magnus el Rojo se manifestó en Terra por medios heréticos inmediatamente después de la caída de Horus al Caos en Davin, y considerando sus palabras un intento de traición, el Emperador envió a Leman Russ y a sus Lobos Espaciales a traerlo de vuelta a Terra para juzgarle. Durante el año que duró el viaje de la VI Legión, Horus se entrevistó con Russ, quien aún le creía leal, y le convenció de que atacase directamente a Magnus pues el Emperador había cambiado teóricamente de opinión. Entretanto se produjo la Batalla de Istvaan III, y poco después Nathaniel Garro logró convencer a Rogal Dorn de la verdad de la traición del Señor de la Guerra.

Sin embargo, en la línea narrativa de Los Muertos Exiliados de Graham McNeill se producen antes la Masacre del Desembarco en Istvaan V y la muerte de Ferrus Manus que la desastrosa advertencia de Magnus al Emperador y el envío de la flota de castigo de Russ.

Fuentes

Extraído y traducido de Wikihammer 40K UK.

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