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Primarca Lion El'Jonson Wikihammer 40k

El Primarca Lion el'Jonson durante la Gran Cruzada.

Lion El'Jonson, a menudo llamado "el León" durante su vida, conocido también por el cognomen "El Primero" y los honoríficos "Primaris Angelus Mortis" y "Caballero de Nihilus", es el primarca de la I Legión de Marines Espaciales, los Ángeles Oscuros.

Tras los acontecimientos de la Herejía de Horus, El'Jonson y su flota cruzada regresaron a su mundo natal de Caliban. Inexplicablemente, fueron atacados por las fuerzas de los Ángeles Oscuros acuarteladas allí bajo el mando de su mentor y padre sustituto, Luther, a quien se había confiado la custodia de Caliban en ausencia del León.

Luther acabaría traicionando al León tras dejarse seducir por las ofertas del Caos, uniendo a su causa a buena parte de los Ángeles Oscuros que sus compañeros habían dejado atrás para guarnecer el mundo natal de la Legión y atacando la flota del León cuando éste regresó a Caliban.

La lucha titánica entre los dos antiguos amigos tuvo como resultado la destrucción de Caliban y la pérdida del primarca de los Ángeles Oscuros; además, la tormenta disforme que empezó a azolar al planeta, y que contribuyó a la destrucción del planeta, absorbió a los marines aliados de Luther y que también se habían aliado con los Poderes Ruinosos.

Conocidos ahora como los Ángeles Caídos entre sus antiguos hermanos de batalla de la Primera Legión, el objetivo primordial de los Ángeles Oscuros y de todos sus Capítulos Sucesores (conocidos colectivamente como los No Perdonados) tras la Segunda Fundación fue dar caza a cada uno de los Caídos y hacer que se arrepintieran de su traición al Emperador y al León.

Quizá uno de los mayores secretos del Imperio del Hombre, sólo conocido por el propio Emperador, era que el León seguía vivo y descansaba en estasis, enterrado en las profundidades de la fortaleza-monasterio móvil de los Ángeles Oscuros, La Roca. Allí esperó, completamente curado de las heridas que recibió durante la caída de Caliban, a ser despertado para liderar a los Ángeles Oscuros en una última cruzada para salvar a la Humanidad de todos los enemigos que la amenazan con la extinción.

El momento llegó con la Era Indomitus, durante la Campaña de las Arcas del Augurio. Cuando la sombra del Caos se cernía sobre la Galaxia, proyectada desde las enormes estaciones espaciales, el León se volvió a unir a sus hijos en el campo de batalla, y vaga ahora por la galaxia una vez más.

Vida[]

Juventud[]

Como ocurre con muchos de los conocimientos relativos a la Iª Legión y su maestro, existía una gran cantidad de rumores y pocos hechos sobre los primeros años del Primarca Lion El'Jonson.

Antes del comienzo de la Gran Cruzada, Lion fue robado de los laboratorios genéticos debajo del Himalazia y expulsado al espacio como los demás Primarcas, y acabó por aterrizar en el planeta Caliban, un mundo bello pero contaminado por el Caos debido a su proximidad al Ojo del Terror, específicamente en el Segmentum Obscurus.

Caliban era un planeta cuya superficie estaba cubierta en gran parte por inmensos bosques habitados por terribles y monstruosas bestias mutadas por el toque del Caos en los siglos posteriores al nacimiento del Dios del Caos Slaanesh debido a la proximidad del planeta al cercano Ojo del Terror. La cápsula de Jonson aterrizó en un área remota de Caliban, lejos de cualquier asentamiento humano. No hay registros sobre cómo sobrevivió o a qué se enfrentó en la jungla durante sus primeros años, un territorio en el que cualquier hombre normal no sobreviviría más de diez minutos. Vivió una década en la selva, solo y sin nadie que le ayudase.

Caliban en sí albergaba muchas órdenes de caballeros guerreros-aristócratas creadas para defender a su pueblo y las enormes fortalezas-monasterios en las que vivían para defenderse de las Grandes Bestias. Estos caballeros conservaban algunos aspectos de la antigua tecnología de Caliban, anterior a la Era de los Conflictos, y blandían primitivas pistolas de proyectiles y vestían sencillas servoarmaduras, muy similares a las que más tarde utilizarían las Legiones Astartes, que se transmitían de caballero a caballero.

A pesar de estos avances tecnológicos, Caliban seguía siendo una sociedad preindustrial cuyos guerreros iban a la guerra a caballo. Una de las organizaciones caballerescas más destacadas era conocida simplemente como "La Orden", y estaba formada por plebeyos y nobles por igual, mientras que las demás órdenes caballerescas procedían por tradición únicamente de la nobleza calibanita.

Más de 150 años terranos después, el joven Lion sería descubierto por una partida de caza de los caballeros de La Orden en las profundidades de los bosques de Caliban. En estos bosques habitaba una raza de criaturas ahora desconocidas en la galaxia, monstruosas armas quiméricas remanentes de la Era de los Conflictos, impulsadas por un hambre insaciable y plenamente capaces de convertir a un guerrero acorazado en una ruina de sangre y carne en cuestión de segundos.

Lion El'Jonson joven Caliban

Un joven Lion El'Jonson luchando en Caliban

No se sabe con certeza cuánto tiempo había sobrevivido el joven primarca solo en las verdes profundidades, pues el propio León rara vez hablaba de aquellos tiempos. Los caballeros que lo encontraron supusieron por su estatura y porte que no podía haber pasado más de una década estándar solo, pero el crecimiento y desarrollo de los primarcas no sigue el patrón de los humanos mortales, y no envejecen como lo hacen aquellos que no han sido tocados por el genio del Emperador.

El lapso de años estándar en el que el León merodeó por el mar de árboles de Caliban bien pudo haber sido mucho más largo de lo que puede comprenderse fácilmente, o igual no. De hecho, las leyendas de aquellas ciudades fortificadas que bordeaban el tramo de bosque donde se descubrió al primarca hablaban de un espíritu del bosque que rondaba las profundidades, un espíritu de pequeña estatura pero cuya forma era la de un hombre al que sólo se conocía por las misteriosas marcas que dejaba a su paso y que había existido durante casi un siglo estándar antes del descubrimiento de El'Jonson.

Independientemente de si el León había acechado el mundo-forestal de Caliban durante una década o un siglo terrano, ese tiempo había dejado su marca en él. Las profundidades sin luz bajo el dosel del bosque rebosaban de horrores, asesinos rapaces que a menudo emergían de las profundidades para cazar entre los pueblos y aldeas de la población humana de Caliban, que disminuía lentamente. Allí, entre las monstruosidades más repugnantes imaginables, el León pasó su infancia.

Aprendió a guardar silencio, para no dar ventaja a los que le acechaban, aprendió a luchar sólo cuando podía ganar, para no ser herido demasiado gravemente para sobrevivir, y aprendió que una vez iniciada la batalla sólo podía acabar en muerte, que el fuerte sobreviviría y el débil caería. Luchó por su vida sólo con sus propias manos y una determinación tan inhumanamente fuerte que le sirvió más que cualquier espada forjada en hierro.

El León no era un berserker salvaje, sino un cazador calculador que se regía por la lógica y no por la simple rabia. Cuando por fin fue descubierto por los caballeros de Caliban, lo consideraron tan peligroso que lo mejor sería matarlo, tratarlo como una de las Grandes Bestias del bosque, tan parecido era a ellas. Fue el juicio de un hombre el que lo llevaría al reino de la Humanidad y lo alejaría del de las bestias, y ese hombre se llamaba Luther.

Al final de ese largo tiempo se encontró con sus primeros humanos, un grupo de caballeros de La Orden. Mientras los caballeros se preparaban para matar a Jonson, uno de ellos, llamado Luther, sintió algo especial en este aparentemente salvaje ser, y evitó que los demás caballeros le atacasen. Luther y el grupo trajeron a Jonson de vuelta a su Fortaleza Monasterio.

Como campeón entre los guerreros que habían defendido a Caliban durante los largos años de la Vieja Noche, Luther llamó a su nuevo pupilo Lion El'Jonson, que significaba "el León, Hijo del Bosque" en el dialecto calibanita del Bajo Gótico, y lo educó como caballero de La Orden. Luther enseñó a El'Jonson las leyes y restricciones de La Orden, a impartir justicia como un hombre y no como una bestia, y le dio algo que el joven primarca nunca antes había tenido: una razón para luchar más allá de la simple supervivencia.

El'Jonson fue llevado a Aldurukh, la fortaleza-monasterio, anteriormente mencionada, más importante de la Orden, y se le enseñaron las costumbres humanas. El León aprendió a hablar increíblemente rápido y pronto dominó todos los aspectos necesarios de la cultura calibanita más rápido de lo que nadie, incluido Luther, su mentor, padre adoptivo y mejor amigo, creía posible. Pues por ejemplo aprendió a hablar a una velocidad impresionante, aunque nunca contó nada sobre sus primeros diez años de vida.

Jonson creció rápidamente y se adaptó a las costumbres de los habitantes del planeta, Luther y Jonson formaron una fuerte amistad, complementándose en habilidades y capacidades. Fue entonces cuando se descubrieron los principales dones de Jonson: era un estratega brillante, y nada podía detenerlo cuando se decidía a seguir un curso de acción. Juntos, los dos guerreros subieron por los rangos de La Orden y extendieron la fama de La Orden gracias a las misiones que emprendieron juntos.

En la cima de su reputación, El'Jonson dejó clara su extraordinaria ambición: convocó una gran cruzada para exterminar a las Grandes Bestias de Caliban, de modo que los habitantes de su mundo pudieran conocer por fin la paz y vivir libres del miedo.

Cruzada contra las Grandes Bestias[]

Lion en su juventud como Caballero de la Orden

Cuando las filas de La Orden se llenaron con nuevos reclutas, el León convó una gran cruzada para exterminar a estas bestias. Luther utilizó sus habilidades oratorias para convencer a muchos de los Grandes Maestres de otros monasterios de unirse a La Orden en esta batalla, por lo que al final, Lion y Luther, dedicaron una década estándar entera a la lucha y exterminio contra las Grandes Bestias.

El'Jonson no tardó en demostrar que no sólo era un guerrero y estratega superlativo, sino también un líder cuya tranquila confianza y férrea voluntad atrajeron a la Orden un número de reclutas nunca visto. Con cada victoria contra las Grandes Bestias del bosque, con cada cabeza caída plantada sobre los muros de las fortalezas de La Orden, más guerreros tomaban las armas con la esperanza puesta en algo más que la simple supervivencia.

El'Jonson no tardó en demostrar que no sólo era un guerrero y estratega superlativo, sino también un líder cuya tranquila confianza y férrea voluntad atrajeron a la Orden un número de reclutas nunca visto. Con cada victoria contra las Grandes Bestias del bosque, con cada cabeza caída plantada sobre los muros de las fortalezas de La Orden, más guerreros tomaban las armas con la esperanza puesta en algo más que la simple supervivencia.

Lion El'Jonson se situó al frente de esta nueva cruzada, no por elección, ya que siempre había sido taciturno y propenso a buscar la soledad, sino por acción, siempre se le encontraba al frente de cualquier batalla y sin miedo a decir lo que pensaba o actuar cuando otros dudaban. Por orden suya se abandonaron las viejas tradiciones que sólo permitían luchar a la nobleza entre las órdenes de caballería de Caliban, engrosando aún más las filas de La Orden a costa de cierta disensión entre las filas de los caballeros más tradicionales.

Cualquier orden de caballería calibanita que no siguiera el ejemplo de El'Jonson, como los Caballeros de Lupus de los Bosques del Norte, que temían como muchos que la destrucción de las Grandes Bestias acabara con el orden social tradicional de Caliban, fue destruida hasta el último hombre.

En el espacio de una década estándar, las filas de la Orden habían crecido hasta el punto de que fueron capaces de llevar la guerra por su supervivencia cada vez más profundamente en el propio mundo-forestal. Con Lion El'Jonson y Luther a la cabeza, desataron su cruzada para librar a Caliban de su maldición, llevando fuego y acero a la guarida de los monstruos que les habían perseguido durante generaciones incontables.

La guerra fue larga y sangrienta, con cientos de muertos por cada nido monstruoso incendiado, y muchos se cansaron de la matanza... todos menos el sombrío caballero El'Jonson. El León sabía que la misericordia no tenía cabida en la guerra, marcharse con su tarea sin terminar y con alguno de los enemigos aún con vida sería desperdiciar todas las vidas gastadas en su persecución. Sólo podía haber un fin y era la aniquilación total del enemigo por cualquier medio que fuera necesario.

El'Jonson puso a los caballeros a emboscar a las Grandes Bestias cuando venían a alimentarse, envenenó los estanques en los que bebían las criaturas e incendió vastas extensiones de bosque para hacerlas huir. No dio tregua al enemigo y lo cazó hasta que no pudo encontrar más, y cuando sus guerreros hablaban de sus proezas y victorias, era el miedo lo que teñía sus palabras tanto como el temor.

Algunos miembros de la aristocracia de Caliban, siguiendo la estela de los Caballeros de Lupus, temían sus nuevos métodos y su determinación lo suficiente como para declarar una rebelión abierta, algunos temiendo los cambios que había provocado en el pueblo de Caliban, ligado a las tradiciones, y otros simplemente buscando reclamar el poder que Lion El'Jonson había llegado a ejercer. Estos traidores a la causa de la salvación de Caliban fueron abatidos sin piedad, las filas de sus caballeros y soldados sacrificados en su totalidad y sus fortalezas derribadas como advertencia para los demás.

Al final de la cruzada contra las Grandes Bestias, con el Lion y Luther exhaustos por el terrible coste de la lucha, El'Jonson recibió los honores de la batalla y el título de Gran Maestre de la Orden. Aceptó el galardón sin fanfarrias, ya que tales excentricidades humanas aún parecían menos valiosas para el joven que se había hecho hombre entre monstruos. Comprendía poco el valor que algunos concedían a los títulos y las recompensas, pues sus hábitos sombríos y solitarios siempre lo habían mantenido alejado de los demás, y no veía el cambio que su ascenso había provocado en Luther.

Donde antes habían competido como iguales por el honor y la victoria, ahora el primarca había eclipsado a su mentor y hermano, dejándolo atrás mientras aceptaba a regañadientes la adulación del pueblo y la oferta de gobernar sobre todo Caliban. Fue una herida causada por ignorancia, ya que El'Jonson no vio la chispa de feroz orgullo que ardía en el interior de su hermano encenderse en celos ante sus triunfos, una herida que supuraría en los años siguientes.

Si el Emperador no hubiera llegado poco después de esta victoria, descendiendo de los cielos para reclamar a su hijo perdido, entonces tal vez esta herida podría haber sanado en la nueva paz de Caliban, pero no fue así.

El Emperador vino a colmar de nuevas glorias al León, otorgándole el mando de la Iª Legión, a la que rebautizó como los "Ángeles Oscuros" por un antiguo mito calibanita que hablaba de su sombrío aspecto, y nombrándole general del vasto ejército imperial que pretendía conquistar la galaxia.

Lion El'Jonson pronto partiría hacia la lejana Terra y su nuevo destino, llevando su estilo de guerra inflexible e implacable a las filas de las fuerzas imperiales. A él le correspondería el papel de vigilante en los límites de los dominios del Emperador, la perdición de monstruos y bestias y el portador de armas demasiado terribles para confiárselas a cualquier otro.

Él sería el frío e inevitable destructor, la fatalidad que una vez desencadenada no podría ser retirada, subvertida o retrasada; enseñado por las negras profundidades del bosque de Caliban el valor de la tenacidad fría y despiadada. Lion El'Jonson fue el primero de todos los primarcas, la guerra destilada en su esencia más cruda y fundamental, la muerte que caminaba como un hombre, y la galaxia cambiaría para siempre con su regreso.

Llegada del Emperador[]

"Y los ángeles de las tinieblas descendieron sobre piñones de fuego y luz... los grandes y terribles ángeles oscuros."

Antigua fábula calibanita

Poco después del éxito de la campaña contra las Grandes Bestias, en el 846.M30 el Emperador de la Humanidad y un pequeño grupo de exploradores de Sus Legiones Astartes procedentes de la I Legión llegaron a Caliban tras detectar las emanaciones psíquicas de uno de los primarcas. Desde el primer momento en que el Emperador desembarcó, El'Jonson sintió la profunda conexión que existía entre él y el Amo de la Humanidad, y le juró lealtad. A cambio, el Emperador nombró al León comandante de la Primera Legión de Marines Espaciales creada a partir de su genoma.

El Emperador había lanzado su Gran Cruzada tras el final de la Vieja Noche para reunir a todas las colonias perdidas de la Humanidad y restaurar el derecho de nacimiento de la Humanidad como gobernantes de la galaxia. Las Legiones de Marines Espaciales del Emperador purgaron sistemas estelares enteros de los opresores xenos de la Humanidad. A medida que la oleada de conquista del Imperio avanzaba por la galaxia, los exploradores imperiales informaron de que habían redescubierto el aislado mundo de Caliban en el Segmentum Obscurus y que en él vivía un hombre que probablemente era uno de los primarcas desaparecidos.

Sólo una pequeña guardia de honor de la Primera Legión acompañaría al Emperador a Caliban, ya que la Legión seguía dispersa por las zonas de guerra del frente de la Gran Cruzada. Apenas 500, en su mayoría veteranos de la Hueste de la Muerte, precederían al Amo de la Humanidad en su viaje para saludar a Su hijo perdido, el Caballero de Caliban conocido como "El León". Ataviados con las servoarmaduras negras azabache y los símbolos mortuorios que habían llegado a ser su marca, parecía como si los viejos cuentos de la leyenda y el mito calibanitas hubieran cobrado vida, una hueste de ángeles oscuros reuniéndose ante la fortaleza de La Orden y arrodillándose ante Lion El'Jonson.

En aquel fatídico encuentro inicial, la Legión se ganaría un nuevo título de manos del primero de los primarcas, pues éste consideró oportuno poner a prueba el temple de sus nuevos seguidores batiéndose en duelo personalmente con el capitán de la compañía. El León se enfrentó al guerrero con armadura Cataphractii y enfrentó su acero calibanita a la espada cubierta de campos de energía de su oponente y lo dejó herido en el polvo; el León les tomó la medida y ellos la suya y ambos aprendieron a respetar al otro. A partir de ese día, el primarca llamaría a los Astartes de la I Legión sus "Ángeles Oscuros", un título que pronto se extendió por toda la Legión.

En poco tiempo, el Emperador llegó a la fortaleza-monasterio de la Orden para reclamar en persona a su hijo genético perdido e incorporar formalmente a Calibán al Imperio del Hombre, cuyos vastos bosques serían talados para la industria y los primeros diezmos de reclutas reclamados entre su población para reponer las mermadas filas de la Primera Legión.

El día de la llegada del Emperador perduraría durante siglos en la leyenda calibanita. Su gran nave descendió de los cielos y dio la bienvenida a su hijo perdido al redil imperial.

Lion retrato Gran Cruzada

Retrato del Leon al inicio de la Gran Cruzada.

El Consejo de Maestros que gobierna la I Legión en la lejana Gramarye pronto oiría hablar de Lion El'Jonson, el hombre que era su primarca, y una vez más estaban divididos por la disensión. Aunque nadie dudaría de la palabra del Emperador de que este caballero de Caliban era su verdadero señor, estaban divididos por la vergüenza y el orgullo. Algunos sentían remordimientos por el estado de la Legión que heredaría su primarca, mientras que otros deseaban salir y traer una victoria adecuada como trofeo para poner a los pies de su nuevo señor.

Por toda la galaxia, las unidades dispersas de la Primera Legión reaccionaron de forma muy parecida: algunos destacamentos redoblaron sus esfuerzos y se lanzaron al combate con renovado celo para honrar a la Legión, mientras que otros intentaron abandonar sus campañas para viajar a Caliban y pedir perdón a su primarca retornado. El propio León fue llevado a Terra por el Emperador, para que conociera la guerra que el Amo de la Humanidad deseaba que llevara a cabo y el papel que desempeñaría para el Imperio en los años venideros.

Pronto, los Marines Espaciales de la Primera Legión que habían acompañado al Emperador a Caliban sometieron a los posibles aspirantes a Astartes de La Orden y de las demás organizaciones caballerescas a innumerables pruebas y competiciones marciales para medir su nivel de destreza marcial y su carácter. Sólo a los más fuertes y dedicados se les permitía pasar a la siguiente fase.

Muchos en la Orden susurraban que competían por un puesto en las filas de los Astartes. Pero estas pruebas también servían al propósito secundario de determinar si la cepa humana de Caliban era lo bastante pura genéticamente como para justificar su condición de mundo en el que la Primera Legión podría reclutar en los años venideros.

Mientras que las órdenes de caballería calibanitas se regocijaban en sus diferencias y a menudo recurrían al combate para resolver sus disputas, las Legiones de Marines Espaciales estaban unidas en propósito y voluntad. No se podía tolerar tal división y, a instancias del León y los Ángeles Oscuros, las órdenes caballerescas individuales se disolvieron y quedaron bajo el control de la Primera Legión.

Un movimiento tan drástico no se produjo de la noche a la mañana, y no podía pasar sin voces discordantes, pero cuando el León habló a favor de la unión de los caballeros y de la gloria que les correspondería al servicio del Emperador, la mayoría de esas voces se acallaron... la mayoría, pero no todas.

Más objeciones surgieron cuando los soldados del Ejército Imperial descendieron a la superficie de Calibán. Las pruebas de aspirantes de la I Legión ya habían identificado a los probables candidatos para ser reclutados en ese augusto cuerpo, pero la gran mayoría de la población del planeta aún podría servir al Emperador como tropas del Ejército Imperial.

En un periodo de tiempo inimaginablemente corto, la superficie de Caliban se transformó de un mundo de extensas tierras salvajes y castillos a uno de industria marcial que sonaba al ritmo de los martillos de las fábricas y el ruido de los pies calzados mientras su población se preparaba para la guerra interestelar.

Los siervos del Emperador habían descendido a Caliban con enormes máquinas de movimiento de tierras que talaban decenas de kilómetros de bosque al día y dejaban a su paso un suelo llano y sin vida, listo para plantar o construir. Siguieron minas, refinerías y manufacturas, listas para transformar los abundantes recursos del planeta en material bélico vital para la cruzada del Emperador.

Se construyeron ciudades para abastecer a los extensos emplazamientos industriales, que crecían hacia arriba y hacia afuera con cada año terrano que pasaba, a medida que los pueblos y aldeas tradicionales que rodeaban las fortalezas-monasterios se vaciaban y sus ciudadanos eran reubicados para servir mejor al Imperio.

Finalmente, llegó el día en que aquellos individuos cuyo valor había quedado demostrado más allá de toda duda, cuya resistencia, aguante y fuerza les había permitido superar las pruebas Astartes, estaban listos para engrosar las filas de la Primera Legión.

De Luther había llegado la noticia de que los Astartes habían hecho su selección final para el entrenamiento avanzado y la mejora genética necesaria para unirse a sus filas. Mediante la aplicación de la ciencia imperial y las maravillas de la semilla genética, estos aspirantes se transformaron durante los siguientes años estándar en hermanos de batalla de la Primera Legión, los recién rebautizados "Ángeles Oscuros".

Luther también había sido elegido por los Astartes para unirse a la Primera Legión, pero al igual que una gran parte de los reclutas iniciales de la Orden y otras órdenes de caballería calibanitas, era demasiado viejo para beneficiarse de la implantación de la semilla genética.

En su lugar, Luther, y otros como él, se habían sometido a una extensa serie de procedimientos de mejora genética, quirúrgica y bioquímica diseñados para aumentar su fuerza, resistencia y reflejos hasta niveles sobrehumanos. Eran más altos, más fuertes y más rápidos que los mortales, pero a pesar de todo no eran verdaderos Astartes.

A Luther y a los demás les resultaba difícil aceptar ese hecho, sabiendo que estaban rodeados de aquellos que una vez habían servido a sus órdenes como escuderos y caballeros menores, pero que ahora eran mucho más poderosos de lo que ellos jamás podrían llegar a ser.

Luther seguía sirviendo como segundo del León en la Legión, ganándose su puesto por méritos propios y alimentado por el deseo de demostrar su devoción al ideal imperial. Pero a pesar de sus éxitos, no podía escapar de su propia convicción interior de que de algún modo se le menospreciaba por no ser un Astartes de pleno derecho.

En cuanto a Lion El'Jonson, sus hermanos primarcas llegarían a llamarlo adusto y malhumorado, dado a los estados de ánimo sombríos y desatento a los consejos de los demás, pero él veía las cosas con sencillez y crudeza. En Terra se enteró de que la guerra que había librado en los bosques de Caliban, atormentados por monstruos, no había terminado, sino que sólo había empezado, pues la galaxia estaba repleta de monstruos a los que había que matar. Se dedicó a una sola tarea: matar.

No tenía tiempo para los ideales caballerescos de Sanguinius, para los odios arbitrarios de Mortarion o la obsesión por la belleza de Fulgrim, tal pasión sólo ofuscaba el verdadero objetivo: que los enemigos de la Humanidad fueran destruidos. Como el primero de todos los primarcas creados por el Emperador, era a la vez más y menos que sus hermanos: una fuerza primordial de destrucción cuyo único objetivo lo hacía más inhumano que incluso Magnus el Rojo.

El León podía enfrentarse a cualquiera de los suyos, enfrentarse a Fulgrim con sus espadas y paralizar las estrategias de Roboute Guilliman y, aunque algunos podían superarle en los detalles de algunas tareas, no había nadie que fuera igual a él en el ámbito más amplio de la batalla, nadie cuya voluntad pudiera igualar la sangrienta determinación del León. Su talento y su resuelta confianza, que algunos podrían calificar de arrogancia, le granjearon pocos amigos, pero le colocaron al frente de su Legión más rápido que a cualquiera de los primarcas que se redescubrieron antes que él.

Y la Legión que heredó necesitaba urgentemente a su primarca y un nuevo comienzo. Dispersa y fracturada, la Primera Legión seguía siendo una poderosa fuerza de combate, pero cuyo propósito se había perdido en los largos años de la Gran Cruzada. Antes de la llegada del primarca, habían sido mentores y guías de las Legiones más jóvenes, pero hacía tiempo que sus alumnos habían encontrado su propia sabiduría. Ahora Lion El'Jonson les concedería un nuevo propósito, uno acorde con los propios métodos del primarca y la visión que tenía para la Gran Cruzada del Emperador.

Sus primeros actos fueron fusionar muchas de las enseñanzas de la aristocracia tecnofeudal de Caliban con las del Hexagrammaton de la I Legión, fusionando lo mejor de Terra y Caliban para crear algo nuevo y más refinado, y reunir los fragmentos dispersos de su Legión. Con las primeras generaciones de reclutas tomadas de las filas de los dignos entre los caballeros de Caliban aún en proceso de implantación de semilla genética, adoctrinamiento hipnagógico y entrenamiento con fuego real, el León se preparó para embarcarse en una cruzada propia.

Con él se encontraban los 500 guerreros originales que habían llegado por primera vez a Caliban, así como los capítulos y grupos de batalla que le habían buscado para prometerle lealtad, además de compañías auxiliares creadas a partir de la población de Caliban para servir al Ejército Imperial, y un pequeño séquito de magos Mechanicum del Mundo Forja de Xana II, deseosos de ganarse el favor del nuevo primarca. En total sumaban 20.000 guerreros, quizás un tercio de la Legión, cada uno marcado por el nuevo comienzo al que se habían comprometido, adornado con la espada alada de los Ángeles Oscuros de Lion El'Jonson en lugar de las sombrías marcas de una era ya finalizada.

El León lideró esta hueste, buscando a las compañías de sus hijos genéticos que aún no habían encontrado el camino a su lado. Encontrar a esos guerreros dispersos en medio del caos de la Gran Cruzada, una guerra librada en toda una galaxia por diez mil millones de guerreros bajo las armas, no fue una hazaña pequeña y sólo fue posible gracias al genio del propio León y a las artes de los tecnólogos de Xana, que analizaron rápidamente los bancos de datos de la Divisio Militaris para discernir en qué campañas había sangrado y muerto la Primera Legión.

Para cualquier otra legión, la llegada de su recién redescubierto primarca podría haber sido motivo de estridentes celebraciones u ostentosos desfiles, pero no para la sombría primera. Las noticias de la llegada de Lion El'Jonson solían espolear a los guerreros de la Iª Legión a redoblar sus esfuerzos en la batalla, lanzándose sobre el enemigo sin importarles su supervivencia para que, cuando estuvieran ante su padre genético, pudieran ofrecerle los laureles de la victoria empapados en sangre.

Todas las compañías, curtidas en mil batallas, recibieron a su nuevo maestro con la misma reserva estoica, con silenciosa cortesía y breves pero solemnes votos de lealtad, y todas fueron puestas a prueba en combate por el propio primarca antes de unirse a las filas de su creciente séquito. Como era costumbre en el León, demostraba su valía con sus acciones y habilidades más que con palabras y vagas promesas, permitiendo que aquellos que pudieran dudar de él enfrentaran sus espadas a las suyas en un combate honesto. Nadie en la Legión podía cuestionar su derecho a liderar después de semejante prueba, aunque algunos pocos dentro de la Legión albergaban recelos ante los repentinos cambios que el primarca introducía en las doctrinas centenarias de la Legión y el cambio de autoridad que representaba.

En unos pocos años estándar, el León había reunido a la gran mayoría de su Legión, cerca de 100.000 guerreros, y los había conducido a la antigua fortaleza de la Primera Legión en Gramarye. Allí le esperaban el Consejo de Maestros y el Cónclave de Preceptores, entre las muchas glorias de la larga y gloriosa historia de la Primera Legión y la sabiduría acumulada en sus batallas. Aquí, rodeado de los polvorientos trofeos del pasado, Lion El'Jonson hizo que su Legión volviera a estar completa; se enfrentó al campeón ceremonial del Consejo de Maestros en el ring de honor, luchando contra Pyrhus Calagat, el maestro de la Hueste de Fuego, en un duelo de una hora que desde entonces se ha convertido en leyenda. Concluida esta prueba final, el primarca aceptó los títulos de Gran Maestre de la I Legión, las seis alas del Hexagrammaton y Alto Preceptor de las Órdenes Militantes de la I Legión, el primer guerrero en consolidar el liderazgo de toda la Legión bajo un mismo estandarte.

A los guerreros reunidos de los Ángeles Oscuros, cuyos juramentos se habían hecho ahora con sangre y sacrificio, el nuevo primarca les hizo un juramento propio, un juramento para sellar el pacto entre ellos. Este juramento está registrado en los libros del Consejo de Maestros: "Somos los Ángeles de la Oscuridad, para nosotros no hay paz, no hay más fin que la guerra y la muerte. No caminaremos por los salones dorados del futuro de la Humanidad, sino que permaneceremos firmes en las sombras del más allá. Mientras aún respiremos, este Imperio no caerá y no conoceremos la derrota, porque comprometo a cada guerrero, cada gota de sangre de la Legión en nombre de la victoria, cueste lo que cueste."

Reorganización de la Primera Legión[]

Una vez prestado juramento a su Legión, Lion El'Jonson vio el ascenso de sus Ángeles Oscuros, colocando nuevos maestros sobre cada una de las alas que había creado a partir de los huesos de las antiguas Huestes de la Legión y formalizando las diversas órdenes informales de los Ángeles Oscuros al estilo de las órdenes caballerescas de Calibán.

Con la primera afluencia de nuevos reclutas de Caliban listos para unirse a la Primera Legión, que incluía a aquellos guerreros más veteranos que, como Luther, habían optado por someterse al doloroso y poco fiable proceso de mejora cibernética y genética que les permitía alcanzar niveles de habilidad comparables a los de los verdaderos Marines Espaciales, Lion los incorporó rápidamente a esta nueva estructura, teniendo cuidado de asignar puestos y mandos basándose únicamente en el mérito y no en el origen o en la simple virtud del tiempo de servicio.

Varios antiguos compañeros de la Orden del León encontraron puestos en su círculo íntimo y, a pesar de las estrictas pruebas en las que insistió el León, algunos de los veteranos más veteranos no estaban muy contentos de ceder su autoridad a estos recién llegados. La antigua gran capilla de la Legión en Gramarye fue derribada y sustituida por una fortaleza más modesta para proteger la expansión industrial de ese mundo, pues aunque la Legión mantendría una gran fortaleza-monasterio en Caliban, su verdadero corazón y sede del poder sería el santuario de su primarca a bordo de su nave insignia, el antiguo Acorazado Razón Invencible de clase Gloriana.

Para muchos, esta revitalización de la Legión sirvió para disipar el malestar que durante tanto tiempo se había cernido sobre la Primera, desechando la vanagloria que había minado el valor de la victoria y abrazando la pureza de la visión del primarca; aunque para una silenciosa minoría de veteranos la repentina y chocante disolución de las viejas tradiciones y la introducción de nueva sangre calibanita dejó una persistente sensación de duda.

El León optó por enfrentarse a cualquier intransigencia con la estoica indiferencia que le caracterizaba, eligiendo sumergir a la Legión en la guerra y confiar en que su ejemplo disiparía cualquier duda. Dispersos bajo los maestros y caballeros-comandantes de la Legión puso a los Ángeles Oscuros a su tarea, mientras el primarca dirigía su propia flota para responder a una llamada de auxilio recibida recientemente por el recién instalado coro astropático de Caliban. Su destino era el lejano mundo de Karkasarn, donde la guarnición de Ultramarines había resistido el asedio durante más de ocho meses tras un repentino levantamiento contra el dominio imperial entre la población que vivía en las ruinosas salas del destrozado mundo-fortaleza.

Los rebeldes, desesperados, habían abierto bóvedas ocultas bajo la superficie del planeta y liberado un fago biogénico que había reconvertido a los desgarrados habitantes de su mundo en engendros retorcidos y hambrientos de sangre cuyas mentes habían quedado limpias de todo pensamiento excepto la necesidad de cazar y matar. Estas monstruosas creaciones mutantes cayeron sobre los desprevenidos guerreros de la XIIIª Legión con una ferocidad que hizo reflexionar incluso a los guerreros de las Legiones Astartes.

Con gran parte de la fuerza de la Gran Cruzada concentrada en el este galáctico, había pocas fuerzas disponibles para aliviar a los asediados Ultramarines y, dada la historia de Karkasam, pocos esperaban que los Ángeles Oscuros regresaran. Así que, cuando la Razón Invencible atravesó el Inmaterium y entró en el espacio real, con sus bahías de lanzamiento ya abiertas y preparadas para despegar, el Pretor Artaeon de la XIIIª, comandante de la guarnición Astartes, prácticamente invadida, perdió por un momento la famosa reserva estoica de los Ultramarines y gritó de alegría al verlo.

El propio León estaba al frente de la fuerza de socorro, abriéndose paso entre las hordas de flesh-ghola que amenazaban con arrollar a los Ultramarines. A la cabeza de 1.000 veteranos con armadura de ébano de la Ala del terror, el nuevo maestro de la Primera Legión hizo un rápido trabajo sobre el enemigo, una cortina de plasma sobrecalentado limpiando los muros y búnkeres de la fortaleza de los Ultramarines. Pisándole los talones llegó toda la fuerza de la flota, 10.000 guerreros transhumanos de los Ángeles Oscuros, y sus espadas hicieron huir al enemigo, que fue aniquilado mientras se acobardaba en sus madrigueras.

Cuando los Ultramarines salieron de sus fortificaciones para enfrentarse a ellos entre el mar de cadáveres y cenizas, lo hicieron con cierto temor, quizás esperando algún tipo de retribución por el último encuentro entre sus legiones en Karkasarn o la exigencia de ceder el mundo a la Primera Legión a cambio de su ayuda. Sin embargo, al León no le interesaban las viejas rencillas ni los asuntos chabacanos de elogios y honores, y una vez completada la matanza se marchó sin fanfarrias, dejando tras de sí tan sólo un estandarte vacío para señalar que los Ángeles Oscuros habían saldado su deuda con los Ultramarines. Que ésta fuera una de sus primeras batallas no fue casualidad, sino una declaración de intenciones. No iba a jugar a la política, no iba a construir imperios ni monumentos, estaba comprometido con la guerra y la muerte: matar a los enemigos del Emperador y nada más.

Y fue con esta doctrina en mente que Lion El'Jonson y sus Ángeles Oscuros asumieron sus deberes en los últimos días de la Gran Cruzada.

Lion kretschmann by slaine69

Lion El'Jonson, Primarca de la Primera Legión

La Gran Cruzada[]

"Hay una marea en los asuntos de los hombres, que tomada en la inundación, conduce a la fortuna. Si se omite, todo el viaje de su vida se ve envuelto en aguas poco profundas y en miserias. En un mar tan lleno estamos ahora a flote. Y debemos tomar la corriente cuando sirve, o perder nuestras empresas."
Atribuido al Emperador de la Humanidad, a las Seis Huestes en su embarque en las flotas expedicionarias durante el inicio de la Gran Cruzada, ca. 798.M30



Veinte Legiones de Marines Espaciales fueron creadas por el Emperador durante la Gran Cruzada para unirse y liderar Su búsqueda para unir a toda la Humanidad bajo la égida del Imperio del Hombre. La naciente proto-Legión, conocida como la Primus o Iª Legión (más tarde rebautizada tras una serie de cognomentos que incluían "Los Primeros", los "Ángeles de la Muerte" y los "Príncipes Sin Corona" como los Angelis Tenebraium o Ángeles Oscuros) fue la primera de esas Legiones originales de la "Primera Fundación" que se crearon al comienzo de la Gran Cruzada.

La Primera Legión fue elevada primero al servicio activo en un proceso escalonado de pruebas y ensayos antes de que se creara la fuerza activa completa mediante el reclutamiento masivo. Cada etapa de la creación dio lugar a una expansión de la implantación de la semilla genética en grupos progresivamente mayores de neófitos.

Durante las Guerras de Unificación en Terra, fueron la primera de las Legiones de Marines Espaciales en crearse y, por lo tanto, originalmente estaban bajo el mando del propio Emperador.

Sin embargo, una vez que el Emperador descubrió a Lion El'Jonson en Caliban, el primarca tomó el mando de la Legión de los Ángeles Oscuros que había sido creada a partir de su acervo genético, y se le concedió el mando de la 4ª Flota Expedicionaria de la Gran Cruzada.

Acatamiento de Molech[]

Una de las primeras campañas de Lion El'Jonson como comandante de la recién llamada Legión de los Ángeles Oscuros fue el Acatamiento Imperial del recién descubierto Mundo Caballero de Molech. Se trató de una masiva operación conjunta de Acatamiento entre múltiples Legiones Astartes, incluidos los Ángeles Oscuros, los Lobos Lunares, los Hijos del Emperador, los Cicatrices Blancas y miles de soldados del Imperialis Auxilia y diversos activos del Mechanicum y la Legio Titanicus.

Cyprian Devine, de la Casa Devine, fue nombrado Gobernador Planetario de Molech. En presencia de varios de sus hijos primarcas, el Emperador los condujo a una Puerta de la Disformidad oculta bajo tierra, donde procedió a utilizarla para entrar en el Reino del Caos y parlamentar con los Poderes Ruinosos.

Cuando por fin regresó, el Emperador parecía envejecido, pero mucho más poderoso. Entonces suprimió psíquicamente los recuerdos de Molech de Sus hijos y estacionó una gran fuerza de guarnición compuesta por casi 100 regimientos Imperialis Auxilia, tres cohortes de la Legio Titanicus, junto con destacamentos de dos Legiones de Marines Espaciales para proteger los secretos de la Puerta Disforme en Molech.

Segundo y tercer Xenocidios Rangdanos[]

A continuación, los Ángeles Oscuros participaron en las vitales campañas de los últimos Xenocidios de Rangda. Lucharon junto a Titanes de la Legio Gryphonicus, la Legio Vulturum y la Legio Kydianos, así como otras fuerzas del Mechanicum xanita del Mundo Forja de Xana II.

El conflicto comenzó en el 862.M30, cuando los Rangda, ese terror xenos que se creía extinguido desde hacía mucho tiempo en el Primer Xenocidio Rangdano, cayeron sobre los confines septentrionales del Imperio en cantidades inimaginables. Durante casi una década según el calendario de Terra, los veteranos de la Primera Legión, ahora los Ángeles Oscuros, lucharon para mantener a raya a un enemigo que amenazaba con consumir todos los mundos de la Humanidad.

El León forjó su propia leyenda en aquellos tiempos oscuros, una figura sombría de muerte y venganza que descendió sobre los Rangda con una furia fría: En los primeros y terribles años estándar del conflicto, cuando el Imperio parecía perdido en una marea de demonios xenos y sus esclavos, el León se mantuvo erguido en medio de la carnicería. No era un héroe dorado como su hermano Sanguinius, ni una figura de humor negro como Horus Lupercal, sino más bien una roca silenciosa, inquebrantable en la tormenta. No inspiraba lealtad ni ninguna otra virtud. Más bien iba allí donde el enemigo era más fuerte, acorazado por su orgullo y confianza, y arrastraba a otros con él por el simple honor de permanecer a su lado.

Las batallas se prolongarían durante casi una década estándar, con la participación de unas nueve Legiones de Marines Espaciales, que asolaron las colonias humanas de los sectores septentrionales del Imperio. Los Lobos Espaciales sufrieron la pérdida de unos 5.000 Astartes sólo durante el asedio de Xana, y los Ángeles Oscuros, reunidos una vez más casi en su totalidad, sufrieron sus propias bajas.

Los Ángeles Oscuros se lanzaron sobre sus enemigos y quebraron su mayor fuerza en innumerables batallas contra los viles xenos en el borde de las Estrellas del Halo. Esta campaña culminó en el Tercer Xenocidio Rangdano hacia el 890.M30, que supuso la pérdida de las vidas de 50.000 Marines Espaciales de los Ángeles Oscuros, empleadas en evitar la destrucción de quizás todo el norte del Imperium por la amenaza alienígena del borde exterior.

En la ruptura de la gran ciudadela de Vorksag, durante el vasto choque de naves estelares sobre Morcar y la Batalla de Morro, que duró siete semanas estándar, en la que tres compañías de Ángeles Oscuros resistieron a más de un millón de sirvientes con grilletes neuronales Rangdanos, la victoria se compró a costa de sus vidas y con la sangre de la antigua Legión, pues cuando por fin se proclamó la victoria y la amenaza de Rangda fue vencida por última vez, los Ángeles Oscuros no eran más que una décima parte de su antiguo número.

Algunos dicen que la antigua Legión luchó para demostrar que era digna de su nuevo amo, otros que se desangraron para enmendar su fracaso a la hora de destruir a los Rangda cuando se enfrentaron por primera vez en la Batalla de Advex-mors, y unos pocos susurran que el León los envió a la masacre para poder reemplazarlos por guerreros calibanitas más dóciles.

Cierto o no, el León recurrió a Caliban para reponer las filas de su Legión. Una vez rechazada la plaga de Rangda, la primera afluencia de verdaderos marines espaciales calibanitas entró en las filas de la Legión, donde antes sólo habían sido unos pocos compañeros mayores del primarca, ahora estaban dispersos por todas las alas y órdenes de la Legión.

Eran una nueva raza de guerreros para la Primera Legión, guiados más por la tradición y el ritual que sus antepasados y sin el peso del orgullo que había sido la piedra angular de los veteranos terranos. Tras el Segundo Xenocidio Rangdano, fue esta Legión cambiada la que salió a continuar sus trabajos y a llevar la guerra a los enemigos más acérrimos.

Desde Caliban se extendieron por las estrellas, ya que, a diferencia de muchos de sus hermanos, tomaron pocas fortalezas, salvo los solitarios santuarios que albergaban el conocimiento de la Legión. Cada una de sus flotas expedicionarias estaba destinada a un rincón diferente del Imperio, para patrullar los lugares oscuros donde aún se podían encontrar monstruos. El León tomó el mando de una de esas flotas, no más grande ni más grandiosa que cualquier otra, pues esperaba que cada una fuera un motor de muerte capaz de derrotar a cualquier enemigo, y puso rumbo al mundo conocido por los cartógrafos imperiales como Sarosh.

Debido a las grandes pérdidas sufridas por la Primera Legión durante los Xenocidios Rangdanos, en el 899.M30, la Legión de Ultramarines estaba a punto de convertirse en la mayor Legión de Marines Espaciales, con unos 166.000 legionarios.

El León y el Lobo[]

A medida que las Legiones de Marines Espaciales hacían aumentar las fronteras del Imperio, cada primarca se esforzaba por sobresalir a los ojos del Emperador y ninguno más que Leman Russ, primarca de los Lobos Espaciales. Sólo Horus Lupercal y Lion El'Jonson podían reclamar más victorias que Russ y esto era una frustración constante para él.

Duelo

Duelo de honor entre Lobos Espaciales y Ángeles Oscuros

Fue en el mundo de Dulan, en el 870.M30, donde los Lobos Espaciales luchaban junto a los Ángeles Oscuros, donde las cosas llegaron a un punto crítico. Este incidente iniciaría la rivalidad milenaria entre los Ángeles Oscuros y los Lobos Espaciales. El gobernador planetario de Dulan, Durath, había afrentado al Emperador sacrificando a miles de sacerdotes a su Demonio patrón. Además, había denunciado al Primarca Lobo Espacial Leman Russ como "el perrito faldero del Emperador" y juró alimentar con su corazón a su mascota Grox.

En respuesta, Leman Russ juró que arrancaría la cabeza de los hombros del líder rebelde, y exigió que se le permitiera lanzar un ataque inmediato sobre el cuartel de los rebeldes. Esta impaciente petición fue denegada, pues el León había pasado días reuniendo datos de inteligencia sobre las defensas del cuartel, y Russ sólo pudo mirar desde el suelo cómo Lion El'Jonson mataba al líder rebelde en lo alto de los muros de la fortaleza. Tras la batalla, Russ irrumpió en las salas del cuartel para buscar a El'Jonson y desahogar su frustración. Durante la discusión Leman Russ golpeó a Lion El'Jonson en la cabeza y ambos se entregaron a un combate a puñetazos de un día y una noche, sin que hubiera un ganador claro. Cuando los dos finalmente se separaron, Russ empezó a reírse, divertido por lo absurdo de las causas por las que estaban peleando. Al León no le hizo gracia. Considerando que el primer golpe de aquella pelea había sido traicionero, y que ahora se estaba burlando de él, El'Jonson dejó inconsciente de un golpe a Leman Russ.

El Primarca de los Lobos Espaciales fue sacado de la cámara por sus hombres, y cuando recuperó la consciencia, los Ángeles Oscuros ya habían dejado el planeta para partir a otras campañas. Russ juró que vengaría aquella afrenta a su honor, y hasta este día los dos Capítulos luchan duelos de honor en recuerdo de este suceso. Algunos dicen que estos duelos han creado un respeto mutuo y unos lazos más fuertes entre los Capítulos.

La Batalla del Feudo de Dulan y la infame disputa entre los Ángeles Oscuros y los Lobos Espaciales es una historia que se ha contado muchas veces. En esencia, siempre se cuenta como una simple historia, pero que ha sido objeto de varias narraciones, cada una de las cuales ha tenido su propia agenda, y rara vez esa agenda ha sido la simple verdad. Los detalles de la batalla son bien conocidos, como se indica en el relato más común.

El relato del Lobo y el León[]

Leman Russ y Lion El'Jonson fueron asignados a la conquista del mundo de Dulan y, mientras los Lobos Espaciales esperaban y asediaban, los Ángeles Oscuros organizaron un asalto repentino que les permitió reclamar el honor de la victoria final. Al enterarse de esto, la mayoría de las veces se afirma que Leman Russ montó en cólera y agredió a su hermano, lo que dio lugar al legendario duelo entre ambos que, según se rumorea, los Capítulos Sucesores de sus Legiones recrean cada vez que se reúnen. Esto ha llevado a la suposición popular de un rencor amargo entre los Lobos Espaciales y los Ángeles Oscuros, una sensación de mala voluntad duradera provocada por este único incidente aislado que ha sido aceptado por la historia como un hecho.

Sin embargo, esas dos Legiones y sus posteriores Capítulos Sucesores lucharon juntos en varias ocasiones, tanto antes como después de la Batalla de Dulan, sin rencor y en muchos casos con un notable sentido de camaradería compartida. De hecho, a menudo se ha señalado que los dos primarcas, Lion El'Jonson y Leman Russ, tenían un carácter muy parecido, aunque a menudo lo expresaban de forma diferente. Ambos eran prácticos hasta la médula, con poco tiempo para la frivolidad o los excesos de la civilización. Ambos valoraban la franqueza por encima de la necesidad política y juzgaban a los hombres y mujeres por sus acciones más que por sus palabras. Pero, por encima de todo, los dos primarcas otorgaban el máximo valor a la lealtad, consideraban sus juramentos como lazos de hierro y reservaban el odio más profundo para aquellos que renegaban de sus votos.

Siendo esto cierto, arroja una extraña luz sobre los acontecimientos de Dulan y el rencor que supuestamente los originó. No cabe duda de que ambos se pelearon, pues demasiadas fuentes coinciden en ello; que alguno de los dos llegara a guardar rencor es inverosímil. En todo caso, el historial de los dos primarcas sugiere un profundo vínculo de confianza y respeto mutuo.

Juntos habían visto el fin del imperio Rangdano, habían conquistado mil mundos y vencido a algunos de los enemigos más terribles que se habían enfrentado al Imperio. Dulan parece haber representado una de tantas pruebas; una prueba que permitió a ambos medirse y una prueba que se repetía a menudo cuando ellos o sus guerreros se encontraban, pero que se repetía sin el rencor que a menudo se le atribuye. No existe mayor símbolo de la lealtad entre las dos Legiones, los Lobos de Fenris y los Caballeros de Caliban, que en los últimos días de la rebelión contra el Emperador, el propio Horus tembló al ver a las dos Legiones reunidas como hermanos de armas, listas para enfrentarse a las fuerzas que asediaban Terra.

Subyugación de Sarosh[]

La 4ª Flota Expedicionaria de los Ángeles Oscuros, bajo el mando del Lion El'Jonson, participó en el Acatamiento continuado de Sarosh (oficialmente codificado como Sigma Cinco-Uno-Siete pero conocido por los Ángeles Oscuros como Cuatro-Tres, el tercer mundo llevado al Acatamiento por la 4ª Flota Expedicionaria), que anteriormente había estado comandado por un oficial de la Legión de las Cicatrices Blancas.

Lion El'Jonson acudió en respuesta a una petición de ayuda de su hermano, Jaghatai Khan. De todos los primarcas, el Khan era el más cercano al León, ya que a pesar de sus diferencias cada uno apreciaba la naturaleza honesta y franca del otro, por lo que el León no estaba dispuesto a ignorar su llamada.

Los Sarosi --gobernados por una burocracia planetaria-- habían expresado recientemente su interés en formar parte del Imperium, y los Imperiales estaban ansiosos por permitirles la entrada, creyendo que estas gentes parecían poseer las mismas creencias seculares que ellos en la Verdad Imperial. Pero había transcurrido más de un año estándar y los Sarosi aún no estaban cerca de lograr un completo Acatamiento, disculpándose constantemente ante el gobernador planetario Imperial elegido para su mundo, Harlad Furst, de que su burocracia estaba ralentizando el proceso.

Pero los Sarosi (sin mencionarlo a la expedición Imperial) adoraban en secreto a entidades del Caos en la Disformidad a las que llamaban los "Melachim", y veían la postura antirreligiosa de la Verdad Imperial del Imperio como un mal no reprimido.

Después de que la flota de los Ángeles Oscuros llegara a la órbita para acelerar el proceso de Acatamiento, el Lord Alta Exacter, líder de la burocracia Sarosi, que había sido invitado a bordo de la Razón Invencible para reunirse con el primarca, denunció a El'Jonson y al Emperador en la propia cara del primarca a bordo de la nave insignia de los Ángeles Oscuros, y El'Jonson respondió atravesando con su espada de energía el cuerpo del fanático líder Sarosi.

Pero la delegación Sarosi también había traído un dispositivo nucleónico oculto a bordo de su lanzadera, con la intención de asesinar a toda la estructura de mando de la flota, incluido El'Jonson, de un solo golpe; sin embargo, Luther y un Bibliotecario subalterno llamado Zahariel El'Zurias consiguieron expulsar la lanzadera al espacio, causando sólo daños menores a la nave insignia. Luther admitió a Zahariel que había descubierto el artefacto antes y que había considerado brevemente permitir que matara a su más viejo amigo, en gran parte debido a los celos que habían empezado a crecer en su alma.

Los rebeldes de Sarosh serían aplastados por su traición, doblegados rápidamente por el poderío de los Ángeles Oscuros y los ejércitos del Imperio, pero la victoria dejaría un sabor amargo para muchos. Tras los combates, algunos cuestionaron la facilidad con la que los Sarosi se habían infiltrado en las defensas de la Primera Legión, y aunque nadie calificaría lo ocurrido de traición, hubo quien puso en duda su devoción por el nuevo camino de la Legión.

Tras la Campaña de Sarosh, el León envió a Luther y a varios cientos de Ángeles Oscuros, principalmente calibanitas, de vuelta a su mundo natal. Luther, Zahariel y otros quinientos Ángeles Oscuros escogidos entre los veteranos de Terra y Caliban iban a regresar a Caliban, no en el exilio, pero tampoco en triunfo. Luther, al final, sintió que habían sido exiliados...

Allí debían servir como fuerza de guarnición, los supervisores del santuario del León y continuar con el reclutamiento de nuevos Marines Espaciales en la Legión entre la población calibanita. Debían dejar atrás la Gran Cruzada, independientemente de su legado de años estándar de servicio en el bosque calibanita o entre las estrellas.

Esta era la determinación del León, que dejaría de lado incluso a los que más quería en nombre del deber. Algunos lo llamarían arrogancia y otros, en retrospectiva, temeridad, pero así era siempre el León. No era la fría lógica de la batalla, preferida por algunos de los primarcas, sino el orgulloso imperativo del deber y la excelencia: que aquellos que flaqueasen fuesen apartados, sin importar lo justificado o pequeño que fuese el fallo, y que los dignos se hiciesen más fuertes a través de las pruebas a las que se enfrentaban.

Cincuenta años después, y tras un gran éxito en el reclutamiento, entrenamiento y equipamiento de nuevos Ángeles Oscuros, Luther y sus lugartenientes se enfrentaron a una rebelión abierta por todo Caliban. Después de que el Bibliotecario Zahariel investigase, se descubrió que Caliban estaba siendo plagado por nuevos monstruos, y que la insurgencia creada contra ellos incluía a antiguos Caballeros de La Orden que creían que Lion los había traicionado.

En el centro de todo el asunto estaba una misteriosa cábala de hechiceros terranos, conectados de alguna forma con la aparición de los monstruos disformes y los retorcidos cuerpos de no-muertos. Al enterarse de la rebelión de Horus contra el Emperador, Luther declaró la independencia de Caliban y su oposición tanto a Terra como al León, aunque tardaría un tiempo en llegar esa noticia al León...

Últimos días de la Cruzada[]

Con este credo de fuerza y excelencia, la Primera Legión, los Ángeles Oscuros, vivieron y murieron, continuando la labor del Emperador en los últimos días de la Gran Cruzada. Dondequiera que la marea de la conquista Imperial se ralentizase, allí estaban ellos, con sus espadas brillantes y su firme resolución contra los peores horrores de la galaxia. Lion El'Jonson, ya separado de los bosques de Calibán y firme creyente en el sueño del Imperio Humano encarnado en su padre genético, luchó en todo momento.

No dedicó tiempo a desfiles, a la construcción de fortalezas ni a pequeñas disputas con sus parientes, sino que fue estoicamente de batalla en batalla. Él y su Legión empezaron a rehuir las reuniones de la Gran Cruzada y el compañerismo de sus hermanos entre las Legiones Astartes, despreciando a aquellos que se preocupaban por tales frivolidades mientras quedaban enemigos poderosos y fuertes contra los que poner a prueba su temple. A medida que pasaban los años y las guerras, crecía la distancia entre los Ángeles Oscuros y las demás Legiones del Imperio; pocos de los primarcas se tomaban la molestia de buscar a su solitario hermano mientras él y su Legión seguían afilando sus espadas.

Empezaron a olvidar las hazañas que él y sus guerreros habían llevado a cabo, pues rara vez hablaba de ellas. Todos excepto uno.

Horus Lupercal, siempre vigilante, prestaba mucha atención a su hermano y a las acciones de su Legión. En una ocasión había intentado unir a la Primera Legión a él, sólo para descubrir que sus costumbres eran un escudo contra su influencia y su orgullo un obstáculo para su manipulación. Sus logias guerreras y las de Lorgar no encontrarían aceptación entre las filas de los Ángeles Oscuros, ya que los preceptores de las Órdenes Militantes y los rectores de las alas del Hexagrammaton las rechazaban por considerarlas inútiles e inferiores. Los Ángeles Oscuros no eran y nunca podrían ser comandados por Horus, ni antes, ni después de que este cayese al Caos.

El amo de los Ángeles Oscuros era como su Legión, una roca en la que Horus Lupercal no podía encontrar ninguna grieta o resquicio en el que clavar sus púas, ninguna correa psicológica por la que pudiera guiarlo por los caminos de su propia elección. El León no era muy querido entre la hermandad de los primarcas, pero tenía el respeto de todos y cada uno de sus hermanos, y más que eso, tenía la confianza de su padre, el Emperador, y las llaves de los ocultos y antiguos arsenales de Terra.

Si el Emperador tuviera que elegir a uno solo de entre sus primarcas para liderar, para ponerse a la cabeza de la Gran Cruzada, entonces Lion El'Jonson era una elección fácilmente comprensible, y esto preocupaba al maestro de los Lobos Lunares. Así que, cuando la conquista de Ullanor Prime se cernió ante Horus en el 000.M30, se aseguró de ver al León y a la Iª Legión desviados a campos de batalla lejanos y no le ofreció ninguna invitación al gran Triunfo de Ullanor que siguió.

Así fue que cuando Horus fue coronado como Señor de la Guerra del Imperium el León no estuvo presente, una victoria para la mente codiciosa del nuevo Señor de la Guerra. Sin embargo, éste fue uno de los pocos errores de cálculo cometidos por el sagaz intelecto del caudillo que era Horus. Contaba con que todos los hombres de poder pensaran como él, pero aunque el León y el Lobo Lunar compartían muchos rasgos, no eran iguales.

Cuando las noticias del nuevo rango de Horus llegaron a Lion El'Jonson, éste no se detuvo en sus campañas, ni ofreció felicitaciones ni lamentó su propia fortuna y esto, más que la reacción de cualquiera de sus otros primarcas hermanos, hizo reflexionar al Señor de la Guerra. Cuando los pensamientos de Horus se volvieron más tarde hacia la rebelión y la traición tras su caída ante el Caos en el Templo de la Logia de la Serpiente en Davin, es probable que fuera el León a quien señalara como una de las mayores amenazas para sus planes.

Los Ángeles Oscuros eran numerosos y hábiles en todas las artes de la guerra, con acceso a las armerías de Terra y antiguas armas Psyarkanas prohibidos a todos los demás, y su primarca era tan inflexible como el hierro, leal más allá de toda duda al Emperador y lo bastante resuelto como para alzarse contra cualquier amenaza al gran sueño de su padre de la Unidad Humana.

Al igual que todos los primarcas, el Señor de la Guerra no sentía miedo como los mortales inferiores, pero la idea de enfrentarse a Lion El'Jonson en batalla abierta le daba que pensar, y si no se entregaba a la causa de los Traidores, entonces debía ser destituido.

Había tres Legiones de Marines Espaciales que Horus quería apartar del camino de su herejía antes de que comenzara. A los Cicatrices Blancas esperaba preservarlos para su propio uso, a los Ángeles Sangrientos esperaba destruirlos o corromperlos, pero a los Ángeles Oscuros esperaba desterrarlos, enviarlos lo suficientemente lejos como para que, cuando pudieran regresar, su sombrío negocio estuviera completo.

Pero no fue así, porque el León regresaría al Imperio como el sol regresa al horizonte cada mañana, cegador e implacable, y alcanzaría el corazón de su hermano caído. Horus había liberado a una bestia igual a cualquiera que acechara en los bosques de Caliban que dominan el mundo o en la silenciosa oscuridad entre las estrellas, una bestia que desgarraría el Imperio aunque sólo fuera para conseguir una victoria de cenizas y sangre.

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Ángeles Oscuros durante la Herejía de Horus

Herejía de Horus[]

Inflexibles, tecnológicamente capaces, despiadados e insulares, los Ángeles Oscuros en la época de la Herejía de Horus volverían a ser una Legión poderosa y altamente independiente, acostumbrada a operar por su cuenta para llevar a cabo campañas a gran escala y acciones de Acatamiento.

Por ello, el temor a la intervención de la Iª Legión llevó a las maquinaciones de Horus a asegurarse de que, cuando sus traicioneros planes llegaran a buen puerto, los Ángeles Oscuros hubieran sido enviados a los bordes exteriores del Imperium, donde no podrían interferir, al menos durante un tiempo.

Sin embargo, a medida que avanzaba la Herejía de Horus, el poder de esta Legión se hizo patente, arrasando a los Amos de la Noche en múltiples ocasiones durante la Cruzada de Thramas y desatando una destrucción sin precedentes durante los últimos años de la Herejía, cuando aplastaron un mundo traidor tras otro en toda la zona galáctica meridional.

Supresión de la Liga Gordiana[]

Durante el año 200 de la Gran Cruzada, 998.M30, la Legión de los Ángeles Oscuros estaba llevando a cabo una campaña de Acatamiento Imperial contra los Mundos Escudo de la llamada Liga Gordiana, una confederación de mundos humanos aliados con xenos degenerados.

Jonson estaba de campaña en los Mundos Escudo de la Liga Gordiana cuando recibió la noticia de la traición de Horus, junto con los Devoradores de Mundos del Primarca Angron, la Guardia de la Muerte de Mortarion y los Hijos del Emperador de Fulgrim. También recibieron noticias de la atrocidad cometida contra el mundo condenado de Istvaan III, cuando Horus ordenó bombardearlo víricamente para eliminar a los Astartes Leales que quedaban de las cuatro Legiones Traidoras aún activas en él, convirtiéndolo en un Mundo Muerto sin ninguna traza de vida de algún marine leal.

El Señor de la Guerra sabía que el Emperador respondería con toda la fuerza de que disponía. Jonson creía que el despliegue de los Ángeles Oscuros en los Mundos Escudo por orden de Horus formaba parte de un esfuerzo por dispersar lo más posible a los servidores más leales del Imperio para minimizar el número de Legiones a las que Horus tendría que enfrentarse en un momento dado.

Aun así, la fuerza de ataque de siete Legiones de Marines Espaciales ordenada al Sistema Isstvan en respuesta a la traición del Señor de la Guerra supuso una grave amenaza para la supervivencia de Horus, mientras se dirigían hacia su base de operaciones avanzada (FOB) en el mundo de Isstvan V.

Batalla de Diamat[]

Las fuerzas de El'Jonson estaban demasiado inmersas en los Mundos Escudo de la Liga Gordiana para responder rápidamente a la traición de Horus; las mejores estimaciones del personal del primarca indicaban que tardarían casi ocho meses estándar en concluir sus operaciones ofensivas, incluso de emergencia, y reposicionarse para un ataque contra Isstvan V.

Incluso si pudieran moverse más rápidamente, los agentes de Horus podrían alertar al Señor de la Guerra a tiempo para organizar un contraataque. Sin embargo, Jonson creía que una fuerza pequeña y bien seleccionada podría lograr lo que una Legión entera no podría.

El primarca emitió órdenes para que muchos de los escuadrones de reserva de los Ángeles Oscuros se reabastecieran y prepararan para su despliegue inmediato en el Sistema Tanagra. Su objetivo principal era asegurar el Mundo Forja de Diamat.

No podían permitirse el lujo de dejar que el Señor de la Guerra adquiriera los considerables suministros y artillería necesarios para fortificar el mundo de Isstvan V contra la fuerza de ataque Leal que se aproximaba.

El'Jonson dirigiría personalmente la expedición a Diamat, con un grupo de batalla de quince naves de guerra. El secreto era vital, ya que el primarca era consciente de que era más que probable que los agentes del Señor de la Guerra estuvieran siguiendo los movimientos de los Ángeles Oscuros. El'Jonson fue a Diamat para asegurarse varias poderosas máquinas de asedio continentales conocidas como Ordinatii; enormes piezas de artillería que podían devastar las fortificaciones más poderosas.

La pequeña flota de naves de los Ángeles Oscuros llegó al Sistema Tanagra sólo cinco días después de la destrucción de la fuerza de desembarco de Horus en el puerto estelar de Xanthus. Sin forma de proteger de los Astartes de El'Jonson las máquinas de asedio almacenadas en los depósitos de Diamat, el almirante de la flota de asalto no tuvo más remedio que retirarse al Sistema Isstvan. El gambito final del Señor de la Guerra había fracasado.

Tras esta pequeña victoria en la Batalla de Diamat, El'Jonson se reunió con su hermano primarca, Perturabo, de la Legión de Guerreros de Hierro, a bordo de su buque insignia, la Razón Invencible. Perturabo informó a Jonson de que la IVª Legión se dirigía al Sistema Isstvan, para enfrentarse al Señor de la Guerra y sus Legiones Traidoras en las negras arenas de Isstvan V.

Ferrus Manus y la Legión Manos de Hierro se les habían adelantado, hambrientos de reclamar la venganza del Emperador contra Horus. Perturabo mintió a El'Jonson, explicándole que había esperado que su Legión pudiera aprovisionar sus naves en el puerto estelar de Xanthus, sobre Diamat, antes de continuar hacia la zona de combate. Por supuesto, ahora no podían, ya que la Iª Legión había destruido el puerto orbital.

Perturabo preguntó a El'Jonson cómo se había enterado de la existencia de las máquinas de asedio ordinatii. Jonson le explicó que las había descubierto cincuenta años antes, cuando estudiaba la historia de la Gran Cruzada y vio una referencia a ellas en un despacho de Horus enviado al Emperador.

Horus había encargado las colosales máquinas de asedio a los maestros de Diamat durante el largo asedio a los estados-fortaleza xenos de Tethonus. Los maestros forjadores tardaron mucho más de lo previsto en terminar las máquinas de guerra. Para cuando estuvieron terminadas, la campaña en Tethonus ya llevaba un año y medio y Horus se había trasladado a otras conquistas.

Así que las armas se guardaron en un depósito en Diamat para el día en que el Señor de la Guerra viniera a reclamarlas. Pero entonces ocurrió la Atrocidad de Isstvan III. Cuando Jonson recibió la noticia de la perfidia de Horus, sabía que si Horus quería triunfar en su rebelión, acabaría por enfrentarse al Emperador en Terra, pues mientras el Emperador siguiera a salvo en el interior del Palacio Imperial, Horus nunca podría ganar realmente y convertirse en el nuevo amo de la Humanidad.

Para que Horus triunfara, el Emperador tenía que morir. Y eso significaba un largo y costoso asedio a Terra. Por lo tanto, el Señor de la Guerra vendría a reclamar las máquinas de asedio de Diamat.

El'Jonson informó a su hermano de que no podría acompañar a la flota Leal a Diamat, ya que tenía que darse toda prisa para llegar a los Mundos Escudo de la Liga Gordiana y preparar al resto de la Iª Legión para el viaje a Terra. De hecho, pensó que sería mejor que nadie fuera de Perturabo, él mismo y los demás primarcas supieran que el León estaba allí. No quería que el Emperador creyera que había hecho algo en Diamat con un motivo oculto.

Perturabo estuvo de acuerdo en que era una elección prudente y muy humilde. El'Jonson explicó que sus acciones se hicieron por el bien del Imperio, no por elogios, ni por poder.

Pero El'Jonson confesó a su hermano ciertos celos. Creía que Horus se había convertido en el hijo predilecto del Emperador sin otra razón que el destino. De haber sido el primero de los primarcas, El'Jonson creía que en su lugar habría sido el Señor de la Guerra. Lion sabía para sus adentros, al igual que lo pensó el Lobo de Fenris, que la declaración del Emperador a Horus como Señor de la Guerra demostraba que sin lugar a dudas era su hijo favorito.

El León también creía que Horus sería inevitablemente derrotado y que el Emperador tendría que elegir rápidamente a un nuevo Señor de la Guerra si quería continuar la Gran Cruzada. Pidió el apoyo de Perturabo.

Los dos primarcas llegaron finalmente a un entendimiento -El'Jonson concedió permiso a los Guerreros de Hierro para tomar posesión de las máquinas de asedio cuando les conviniera- con una condición. El'Jonson hizo prometer a su hermano que daría un buen uso a los Ordinatii.

Perturabo aseguró a su hermano que así sería, sin dejar entrever que ya había jurado su adhesión a la rebelión de Horus y que participaría sólo unos meses después en la Masacre del Desembarco en Isstvan V, donde tres Legiones Leales fueron destruidas casi por completo.

Cruzada de Thramas[]

LIon El'Jonson vs Mechanicum Oscuro 30k

Tras la victoria de la Masacre del Desembarco, Horus convocó una reunión de los primarcas de 8 de las Legiones Traidoras (menos la participación del primarca de la Legión Alfa, Alpharius) a bordo de su buque insignia, el Espíritu Vengativo.

Cinco de los primarcas, incluidos cuatro que habían luchado en Isstvan V, se reunieron en persona, entre ellos Horus, Fulgrim, Angron, Mortarion y Lorgar. Tres aparecieron mediante el uso de emisores hololíticos que transmitían sus señales a través de la Urdimbre, entre ellos Perturabo, Konrad Curze y Magnus el Rojo, que hacía poco que se había unido a los Traidores tras el Asedio de Próspero, cuando los restos rotos de su XV Legión habían sido transportados por el propio Tzeentch al Ojo del Terror, al ahora conocido como Planeta de los Hechiceros.

Los Mil Hijos, amargados por lo que percibían como una traición del Emperador, se convirtieron voluntariamente en la novena Legión Traidora. El consejo de primarcas Traidores hizo sus planes para el siguiente paso en su guerra contra el Emperador y luego cada Legión siguió su camino de acuerdo con su papel asignado.

En el 007.M31, la flota de Konrad Curze partió rumbo al planeta de Tsagualsa, un mundo remoto en la Franja Oriental que yacía envuelto en la sombra de un gran cinturón de asteroides. Desde allí, las tropas del terror de la Legión de los Amos de la Noche iniciarían una campaña de genocidio contra los bastiones imperiales de Heroldar y Thramas, sistemas estelares que, de no ser tomados, dejarían vulnerables a los ataques los flancos de la ofensiva del Señor de la Guerra en Terra.

Esta campaña también retrasaría el refuerzo de los Leales por parte de la Legión de los Ángeles Oscuros. El Sistema Thramas era de particular importancia, ya que comprendía varios Mundos Forja del Mechanicum cuya lealtad seguía siendo hacia el Emperador.

Esta campaña, conocida como la Cruzada de Thramas, se prolongó durante casi tres años estándar. En un intento de convencer a su hermano Lion El'Jonson para que se uniera a la causa de Horus, el Acechante Nocturno dejó una baliza en la ruta de patrulla de una de las naves de los Ángeles Oscuros.

La baliza estaba preparada para transmitir coordenadas con antelación, para que los dos primarcas pudieran encontrarse y parlamentar en el planeta de Tsagualsa. el Acechante Nocturno quería doblegar a su antiguo hermano, ya fuera mental o físicamente, o ambas cosas, para conseguir sus objetivos.

Los primarcas fueron acompañados a la reunión por dos guerreros de sus guardias de honor personales. La reunión comenzó de forma bastante amistosa entre ambos, que conversaron con relativa civilidad. Esta amistad sólo duró hasta que el Amo de la Noche calumnió a El'Jonson y, en respuesta, el León golpeó a su antiguo hermano.

Este enfrentamiento degeneró en una pelea sin cuartel entre los dos bandos. Mientras Curze estrangulaba a El'Jonson, uno de los guardias de honor de los Ángeles Oscuros atravesó con su espada la espalda del Cazador Nocturno, salvando la vida de su primarca.

Finalmente, ambas legiones enviaron refuerzos en respuesta a este incidente. Cada bando arrastró a sus respectivos primarcas del lugar del combate. Ambos primarcas sobrevivieron a este brutal enfrentamiento y continuaron la contienda entre sus legiones por el control del subsector Aegis.

Batalla de Perditus[]

En el 008.M31, los Ángeles Oscuros recibieron información de un mensaje astropático del cercano Sistema Perditus sobre movimientos de Traidores. Inmediatamente se desplazaron para interceptarlos. A su llegada, interrumpieron el conflicto de un mes de duración entre la 98ª Clan-Compañía de Manos de Hierro, liderada por Casalir Lorramech y un gran contingente de la Guardia de la Muerte, dirigido por el Primer Capitán Calas Typhon.

Ambos bandos habían estado luchando por un antiguo dispositivo sensible, conocido como el Motor Tuchulcha. Este dispositivo formaba parte de un triunvirato de dispositivos sensibles similares (otro era el Ouroboros y el Corazón de Plagas) que, combinados, podían crear grietas temporales que tendían puentes entre el espacio y el tiempo.

Por sí solo, el Tuchulcha era capaz de realizar saltos disforme precisos y extremadamente eficaces. Ante la perspectiva de luchar contra la totalidad de la flota de la Primera Legión, mucho mayor, ambos bandos se retiraron de la superficie del planeta a petición del León.

Desconfiando de los motivos de ambos bandos, especialmente de los del Primer Capitán de la Guardia de la Muerte, Calas Typhon, el León impidió que el artefacto cayera en manos de la Guardia de la Muerte. Jonson procedió al servicio de sus propias ambiciones y requisó el artefacto para su propio uso.

El León ordenó la destrucción de Perditus, para consternación de ambos comandantes. Utilizó el Motor Tuchulcha para realizar un salto Disforme, pero durante su estancia en el Immaterium, los Ángeles Oscuros se vieron acosados por demonios.

El León reinstauró el cuerpo de Bibliotecarios de su Legión para luchar contra estas nefastas criaturas creadas en la Disformidad. Como esto era una violación directa del Decreto Absoluto del Emperador en el Concilio de Nikaea, provocó una disputa dentro de la Legión que finalmente llegó a un punto crítico cuando el León enfurecido mató al Capellán Nemiel.

Durante el fragor de la Batalla de Perditus, el León se encontró con el Gran Demonio de Tzeentch conocido como Kairos Tejedestinos, que intentó convertir al primarca a la causa de los Poderes Ruinosos, pero fracasó estrepitosamente, ya que no tenía nada que pudiera convencer al León de su causa.

El León le dijo a la asquerosa criatura que la lealtad absoluta al Emperador era recompensa suficiente, y empaló al Señor del Cambio a través de su negro corazón. Al mismo tiempo, preguntó burlonamente al demonio si había "previsto" su derrota.

Acechando al Acechante Nocturno[]

"¡CERCA! -la presa gritó hacia el cazador.- ¡TAN CERCA, Y SIN EMBARGO FRUSTRADO!"

Konrad Curze al descubrir que Lion casi lo atrapa.

Utilizando el Motor Tuchulcha por segunda vez, los Ángeles Oscuros fueron capaces de ejecutar una emboscada meticulosamente planeada contra la flota de los Amos de la Noche mientras ésta se encontraba en tránsito por el Subsector Tsagualsa, que rompió la retaguardia de la Legión de los Amos de la Noche e hirió mortalmente a su primarca tras haberse enfrentado una vez más a su hermano Lion en un combate mortal.

Gracias a la hábil coordinación y magnífica ejecución del León, la flota de los Amos de la Noche fue devastada, perdiendo docenas de naves capitales y aproximadamente una cuarta parte de su flota de la Legión ante el asalto de los Ángeles Oscuros.

Por desgracia, el resto de la flota de los Amos de la Noche huyó de la ira de los Ángeles Oscuros, llevándose consigo a su primarca gravemente herido antes de que el León pudiera poner fin a su desdichada vida.

Más tarde, tras un periodo de recuperación, Curze, su Primer Capitán Sevatar y los Atramentar de élite de los Amos de la Noche dirigieron una desesperada acción de asalto de abordaje contra el buque insignia de los Ángeles Oscuros, la Razón Invencible. El resultado fue la muerte de todos los Atramentar menos una docena y la captura de Sevatar y los restantes supervivientes, y a Curze atrapado en la Razón Invencible, huyendo y matando por toda la nave.

Konrad Curze huyó de la ira de El'Jonson, evadiendo a los Ángeles Oscuros durante meses terranos enteros, acechando las sombras dentro de las entrañas de su nave insignia, y continuó sembrando el terror y el caos entre la tripulación mortal.

El primarca de los Amos de la Noche también mató a todos los equipos de cazadores asesinos enviados por el León para darle caza. Tras perder varios escuadrones de Ángeles Oscuros, el propio León emprendió la caza de Curze, acechándolo por toda la Razón Invencible durante las siguientes dieciséis semanas estándar.

Solo una vez, una sola vez, tuvo el León de matar a su hermano para siempre: Curze, ya totalmente convertido en un animal, estaba acechando encima del portal de una compuerta enorme, mirando hacia abajo, esperando por su hermano. Sus visiones proféticas del primarca traidor por una sola vez le habían fallado, y Curze se iba a dar cuenta demasiado tarde.

El León se percató de esto, y, lenta y silenciosamente, se acercó a su hermano a pesar de portar una armadura pesada; alzó su arma y decidido, procedió a avanzar para asestar un golpe definitivo a su hermano que tantos problemas le había causado. Pero el destino es caprichoso, pues un súbito sonido de radio-frecuencia vox salió disparada de la gorgera del León, alertando rápidamente a Curze de la presencia de su hermano.

Por un segundo, Curze se quedó asombrado, callado y con la boca abierta, al siguiente segundo soltó carcajadas de monumental locura mientras se burlaba de su hermano y escapaba por la misma compuerta que había estado vigilando segundos atrás.

El León soltó un suspiro, lleno de frustración, respondió su Vox exigiendo saber porque habían roto el silencio operacional. Sus hombre rápidamente le informaron de una luz en el vacío, una luz en la disformidad que los navegantes insistían en seguir. El León, intrigado y frustrado, decidió volver al puente de su acorazado para averiguar que diablos había causado que sus hombres le desobedezcan.

Un Imperio que se Olvidará[]

Con la torrencial Tormenta de Ruina, que bloqueaba la luz del Astronomicón y hacía casi imposible el viaje disforme, el Imperio quedó partido por la mitad durante gran parte de la Herejía de Horus, tras la Batalla de Calth. Los Ángeles Oscuros se dieron cuenta de que no podían volver a Terra para ayudar en su defensa, ni siquiera utilizando el motor Tuchulcha.

Milagrosamente, consiguieron fijar la baliza del extraño artefacto alienígena conocido como Pharos, en el mundo de Sotha, que guió a la flota de la Primera Legión a través de la disformidad hasta Macragge, la capital del Reino de Ultramar.

Allí fueron recibidos por Roboute Guilliman y Sanguinius, cuya Legión de Ángeles Sangrientos también fue guiada al Reino de Ultramar por el Pharos.

Los tres primarcas fueron decisivos en la fundación del "Imperium Secundus" como medio de continuar la lucha contra los Traidores y asegurar la gran obra del Emperador. Guilliman proclamó a Sanguinius heredero legítimo del Emperador y lo declaró nuevo gobernante del Imperium Secundus.

Lion El'Jonson fue nombrado Lord Protector de este nuevo imperio de la Humanidad y comandante supremo de todas sus fuerzas militares, un título similar al de Señor de la Guerra. Por desgracia, la fundación del Imperium Secundus se vio empañada cuando Curze escapó de la Razón Invencible y arrasó Macragge, decidido a sembrar el terror y el caos.

Finalmente, Guilliman y el León se enfrentaron al acorralado Curze. Sus intentos de matarlo fueron infructuosos, ya que el primarca de los Amos de la Noche había tendido una astuta trampa. Derribó una capilla entera sobre los dos primarcas mediante el uso de explosivos colocados y huyó del lugar.

Guilliman y el León sólo se salvaron gracias a la intervención directa del Herrero de Guerra de los Guerreros de Hierro Leales, Barabas Dantioch, que se comunicaba con Guilliman en el momento del ataque a través de un portal abierto por el Pharos. Por instinto, el herrero atravesó el portal y puso a salvo a los dos primarcas en Sotha.

Batalla de Zepath[]

Sintiéndose directamente responsable de los estragos causados por el Acechante Nocturno en Macragge, el León siguió persiguiendo obsesivamente a su díscolo ex hermano durante los dos años estándar siguientes. En el 011.M31, El'Jonson pudo rastrear una pequeña pista sobre el paradero de Curze hasta el Sistema Zepath, que había caído en manos de los Portadores de la Palabra y los Devoradores de Mundos durante la Cruzada de las Sombras.

Farith Redloss, el lugarteniente electo del Ala del Terror de los Ángeles Oscuros, fue el encargado de dirigir la búsqueda de Konrad Curze en el mundo de Zepath. Los Ángeles Oscuros descubrieron rápidamente los horrores perpetrados por los Portadores de la Palabra para sus oscuros rituales en ese planeta.

Finalmente, los Ángeles Oscuros participaron en múltiples enfrentamientos contra las fuerzas de ambas Legiones Traidoras, que culminaron en la capital, Numentis. Las fuerzas Traidoras fueron completamente aniquiladas por los victoriosos Ángeles Oscuros y el mundo quedó al cuidado de su población superviviente.

Mientras tanto, otro destacamento de Ángeles Oscuros al mando del Capitán Ormand reforzó a los Lobos Espaciales contra la Legión Alfa en la Nebulosa Alaxxes, mientras que otro al mando de Corswain recibió el encargo del León de dar caza a Calas Typhon tras la Batalla de Perditus.

El Exilio de un León[]

Mientras continuaba su obsesiva caza del escurridizo Acecchante Nocturno, el León y Guilliman chocaban continuamente sobre política, especialmente en lo referente a la seguridad de Imperium Secundus. Estaban especialmente enfadados por la mejor forma de abordar la aparición de rebeldes en Macragge, que el León estaba seguro de que Curze había instigado.

Tras un atentado suicida contra un convoy Astartes, el León recurrió a la Iª Legión para establecer la ley marcial en Macragge. Seguro de que Curze se ocultaba en la región rebelde de Illyrium, el León abogó por el uso de un bombardeo orbital masivo de saturación de la región para asegurar la muerte de Curze.

Ante la resistencia del Emperador Sanguinius y de Guilliman, el León optó por desplegar las Alas del Terror de su legión para eliminar a Curze y a los rebeldes.

Durante un ataque a la ciudad de Alma Mons, el León finalmente acorraló al escurridizo primarca de los Amos de la Noche y ambos llegaron a las manos. Tras un brutal enfrentamiento, el León salió victorioso y preguntó a su hermano por qué se había alejado del Emperador, a lo que Curze simplemente respondió: "¿Por qué no?"

Curze continuó explicando que había un monstruo en su cabeza al que no podía detener. Aunque por fin tenía a Curze a su merced, el León no se atrevió a matar a su hermano y volvió a golpearle.

Lion El'Jonson versus Konrad Curze

Lion El'Jonson enfrentándose a Konrad Curze

Luego arrancó la mochila de Curze de su placa de combate, lo levantó por encima de su cabeza y golpeó brutalmente al Acechante Nocturno contra su rodilla, rompiendo la columna vertebral de Curze y paralizándolo, tan macabramente parecido a como un Lobo le rompió la espalda a un Cíclope Rojo. El León llevó al gravemente herido Konrad Curze ante Sanguinius y Guilliman para ser juzgado.

Más tarde se celebró un Triunvirato en el que Curze defendió sus acciones, pero se negó a admitir su culpabilidad. Dado que cada uno de los primarcas había sido creado para desempeñar una función específica, Curze argumentó que simplemente estaba actuando de acuerdo con su propia naturaleza, y por lo tanto no había cometido ningún crimen.

El primarca de los Amos de la Noche dividió aún más a Guilliman y al León al acusar a este último de ordenar en secreto bombardeos orbitales, violando directamente las órdenes de Guilliman de evitar víctimas civiles. Enfurecido, el León intentó matar a Curze, pero fue detenido por las palabras de Sanguinius mientras Guilliman arrebataba la Espada del León de El'Jonson y le rompía la hoja en el muslo blindado en su furia.

El'Jonson estaba furioso, pero Sanguinius destituyó al Lord Protector, poniendo fin al Triunvirato. El León fue desterrado del Imperium Secundus. Despidiéndose, los Ángeles Oscuros se retiraron de Macragge sólo unas horas después.

De pie en la cámara del Motor Tuchulcha a bordo de la Razón Invencible, el León meditaba sobre los acontecimientos recientes. Se cuestionaba sus acciones en el transcurso de las últimas décadas: el destierro de Luther, la muerte de Nemiel y otras decisiones de las que había llegado a arrepentirse.

Mientras los Ángeles Oscuros hacían los últimos preparativos para regresar a Caliban, el León volvió a la cámara del Motor Tuchulcha. Le ordenó a Tuchulcha que teletransportara a sí mismo y a Holguín, "Portador de la Muerte", el comandante de los Ala de Muerte, de vuelta a Macragge.

Mientras Sanguinius se preparaba para ejecutar a Curze por sus crímenes, tanto el León como su lugarteniente se teletransportaron directamente a la cámara y le dijeron a Sanguinius que se detuviera. Mientras las tropas entraban en la sala, exigiendo la rendición del León, El'Jonson explicó sus razones para la intrusión.

Razonó que Curze tenía la capacidad de ver visiones precognitivas de futuros potenciales, y repitió la afirmación del Acechador Nocturno de que su muerte llegaría un día a manos de un asesino enviado por el Emperador. Si esto era cierto, razonó el León, entonces era una prueba de que el Emperador seguía vivo más allá de la barrera de la Tormenta de Ruinas.

Sanguinius sabía que la explicación del León era cierta, ya que reconocía que sus propias visiones precognitivas de su inevitable muerte también acabarían por cumplirse. Cuando Guilliman exigió saber qué sería de Curze, el León se arrodilló ante sus dos hermanos y prometió que sería el carcelero de Curze.

Curze permaneció cautivo a bordo de la Razón Invencible y de vez en cuando el León le visitaba para hablar con él en un intento de recabar información de sus visiones proféticas, pero el Acechador Nocturno rara vez se mostraba cooperativo.

Segunda Batalla de Davin[]

A raíz de estas revelaciones, el Imperium Secundus fue abolido por los tres primarcas como un desafortunado error. Los tres primarcas dirigieron a sus legiones en un intento de atravesar la Tormenta de Ruina y llegar a Terra para defender al Emperador ahora que sabían que aún vivía.

Una vez en la Tormenta de Ruina, la flota Lealista combinada se topó con una variedad de horrores transmitidos por la Disformidad y con la noticia de una entidad que propagaba la destrucción conocida como el "Peregrino". Ni siquiera el Motor Tuchulcha se mostró capaz de navegar por la Tormenta de Ruina, lo que frustró al León. Durante la Batalla de Pyrrhan, El'Jonson comandó a los Ángeles Oscuros Astartes mientras Sanguinius recibía una visión y se daba cuenta de que tenía que ir a donde realmente había comenzado la Herejía de Horus, el mundo de Davin.

A través de un arduo viaje, finalmente llegaron a Davin, el nexo de la continua Tormenta de Ruinas en el espacio real, y se enfrentaron a una vasta hueste Daemónica en y sobre el mundo en lo que sería recordado como la Segunda Batalla de Davin.

A regañadientes, Roboute Guilliman y el León aceptaron confiar en Sanguinius, pero ambos habían pensado simplemente destruir el odiado mundo al llegar desde la órbita. Después de que la flota emergiera sobre Davin, Sanguinius sorprendió a El'Jonson abordando la Razón Invencible y llevándose consigo al aún cautivo Konrad Curze.

Sanguinius esperaba utilizar las habilidades proféticas de Curze para determinar qué debía hacer en Davin que pudiera ayudar a salvar al Emperador. Sanguinius ordenó un asalto terrestre masivo sobre el mundo, y el León enfurecido estuvo a punto de ordenar que Davin fuera sometido a una acción Exterminatus independientemente de la presencia de Sanguinius sobre él. En el último momento, El'Jonson cedió, e inmediatamente se sintió horrorizado por lo que había estado a punto de hacer. Se dio cuenta de que algún poder externo estaba intentando obligar a los primarcas a seguir el camino de la condenación, y siguió a Sanguinius hasta la superficie de Davin.

En aquel polvoriento mundo, Sanguinius quedó atrapado en un portal a la Disformidad y luchó contra el demonio Madail mientras Guilliman y el León intentaban desesperadamente llegar hasta él. Se desató una cruenta batalla tanto en Davin como sobre él en el vacío, donde la nave insignia en funciones de Guilliman, la Samotracia, fue destruida en órbita por la nave daemónica Veritas Ferrum.

Durante la batalla terrestre en el infame Templo de la Logia de la Serpiente de Davin, donde Horus había sido corrompido por primera vez por el Caos, Guilliman y El'Jonson consiguieron por fin luchar como compañeros y hermanos. Juntos derribaron un enorme Aplastador de Almas.

Finalmente, Sanguinius pudo escapar y las fuerzas de los Marines Espaciales evacuaron el mundo a la órbita. Davin fue destruido por Torpedos Ciclónicos, y con su ancla en el espacio real desaparecida, la flota Daemónica se desvaneció de nuevo en el Empíreo y donde Davin había estado una vez, una brecha en la Tormenta de Ruina era ahora visible. El camino conducía directamente a Terra, pero tras un estudio más detallado se hizo evidente que Horus había previsto que esta ruta a Terra podría abrirse para los Leales y la había bloqueado con un guantelete de múltiples flotas Traidoras. Guilliman y el León acordaron distraer el bloqueo mientras Sanguinius y la flota de los Ángeles Sangrientos se dirigían directamente a Terra.

Sanguinius y la flota de los Ángeles Sangrientos corrieron entonces directamente hacia Terra a través de la abertura, como era su destino en las visiones precognitivas de Sanguinius, mientras Guilliman y el León El'Jonson dirigían a las Legiones de Ultramarines y Ángeles Oscuros en ataques de distracción contra las flotas Traidoras, ataques que permitieron a los Ángeles Sangrientos escabullirse a través del cordón, pues ese era su destino manifiesto.

Paso de los Ángeles, una Cruzada de la Venganza y un regreso rampante a Terra[]

El León no se había quedado obviamente de brazos cruzados mientras el bendito ángel Sanguinius se dirigía solo a Terra. Logró reunir el equivalente a 40 capítulos de Ángeles Oscuros y los envió en sus naves más rápidas tras el ángel para apoyar a Terra. Liderados por Corswain, el destacamento de los Ángeles Oscuros llegó al espacio solar y se unió con la maltrecha flota solar comandada por Niora Su-Kassen. Días después de la llegada del Senescal, la luz de Astronomicón parpadeó y lentamente se apagó junto con las esperanzas de que Guilliman y el León lograsen llegar a tiempo a Terra ahora sin el faro psíquico. Gracias a un plan urdido por el Senescal y por la Almirante Su-Kassen, lograron usar a la propia nave del Emperador, la Imperator Somnium, para romper el bloqueo hereje (debilitado por la partida de Perturabo) y así una fuerza de ataque de 10.000 marines espaciales Ángeles Oscuros aterrizaron en la Montaña Hueca en la mismísima Terra y lograron reactivar exitosamente el Astronomicón.

Pero... Esto el León no lo sabría, durante el tiempo que transcurrió entre el apagado y la posterior activación del Astronomicón, el León temió que Terra hubiera caído en manos de Horus, El'Jonson se volvió nihilista y, en lugar de avanzar hacia Terra, se comprometió a vengarse destruyendo todo el territorio de los traidores que pudiera. Utilizando la racionalización de atacar los mundos natales de los traidores con la esperanza de atraer refuerzos lejos de Terra hacia sus tropas, El'Jonson supervisó la destrucción de Chemos y Barbarus en una purga rencorosa apodada el "Paso de los Ángeles". Sin el Astronomicón, los Ángeles Oscuros siguieron dependiendo del Motor Tuchulcha para guiarse a través de la Disformidad.

Finalmente, el León ordenó a la flota de los Ángeles Oscuros que se dirigiera a Deliverance, el mundo natal de la Legión leal de la Guardia del Cuervo, donde Corvus Corax y Leman Russ, de la Legión de los Lobos Espaciales, estaban reuniendo sus fuerzas. El León se apresuró a cuestionar la ausencia de Corax de los principales frentes de la guerra, pero su ira fue rápidamente sofocada por Russ, quien señaló que la propia supervivencia de los Lobos Espaciales seguía siendo un activo de gran valor aunque Terra permaneciera fuera de su alcance.

Russ declaró que se uniría a la llamada "Cruzada de la Venganza" de El'Jonson, incluso con guerreros Lobos Espaciales equipados con las nuevas Servoarmaduras Corvus Mark VI producidos en Kiavahr. Sin embargo, Corax se mostró cauteloso a la hora de comprometer a su maltrecha Legión en lo que consideraba un despilfarro innecesario de recursos por un beneficio puramente emocional, y sólo asignó una pequeña fuerza expedicionaria de la Guardia del Cuervo para acompañar a los Lobos Espaciales y a los Ángeles Oscuros.

Finalmente, todas las fuerzas leales pusieron rumbo a Terra, incluídos los Ángeles Oscuros bajo las órdenes del León, pero llegaron demasiado tarde para influir en el resultado del Asedio de Terra.

El Emperador fue herido de muerte por Horus, y ahora está atrapado en los sistemas de soporte vital del Trono Dorado, el Emperador jamás volvería a dirigir a la humanidad nunca más.

Retorno a Caliban[]

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Ángeles Oscuros combatiendo durante la Caída de Caliban

Jonson, destrozado por no haber podido salvar a su padre y por la incapacidad de sus hijos de defender a Terra, regresó a Caliban poco después del final del asedio por primera vez en muchos años estándar para reforzar a sus Ángeles Oscuros y recuperarse de la conmoción de la Herejía. Caliban llevaba mucho tiempo aislada del cuerpo principal de la Legión debido a los efectos de la Tormenta de Ruina y las demás tempestades que habían asolado el Immaterium durante los peores días de la Herejía de Horus.

Cuando las naves capitales de los Ángeles Oscuros llegaron a la órbita calibanita, recibieron una salvaje salva de fuego defensivo desde la superficie. La flota se retiró y el León intentó averiguar qué estaba pasando. Se enteró por una nave mercante que pasaba por allí de que Luther había envenenado las mentes de la guarnición de Marines Espaciales del mundo y había tomado el control. El'Jonson sólo podía verlo como la mancha del Caos, una vez más, ejerciendo su corrupción, ahora sobre el alma de su más viejo amigo y antiguo mentor. La furia del León se desató y el planeta sufrió. Ordenó un bombardeo orbital sistemático del planeta, para librar al mundo del Caos para siempre.

El planeta ardió y las defensas fueron reducidas a polvo. Jonson dirigió personalmente a sus tropas contra los defensores, que se habían refugiado en la Fortaleza Monasterio de La Orden. Jonson encontró a Luther y vio que había sido corrompido por completo, sin que hubiera sobrevivido casi nada de su viejo amigo.

Luther, ahora un Campeón del Caos, había sido elevado a una fuerza igual a la del primarca gracias a los "dones" de los Dioses del Caos y ambos se enfrentaron en un combate como no se volvería a ver. Arrasaron el monasterio a su alrededor, pero el planeta también estaba sufriendo terribles daños. El bombardeo empezó a agrietar la superficie del planeta, pero los Ángeles Oscuros de la órbita eran incapaces de ver el daño que estaban causando.

Primarca Lion El- Johnson

Lion El'Jonson luchando en La Roca mientras su mundo natal se destroza

La batalla final[]

La batalla entre Luther y Jonson fue titánica, pero acabó con un ataque psíquico que hirió de muerte al León. Luther se dio cuenta en ese momento de lo que había hecho en su cólera y sus celos, como si se le hubiera quitado un velo de los ojos. Cayó al suelo, sin ganas de luchar más, pero era demasiado tarde para Lion. Los Dioses del Caos, enfurecidos, se dieron cuenta de que habían vuelto a ser derrotados, y enviaron una enorme tormenta Disforme para destrozar la superficie del planeta. Entonces el agonizante planeta se rompió bajo la tensión, destruyendo todo excepto el monasterio de La Orden, que había sido protegido por potentes campos de fuerza defensivos. y aún seguía en pie sobre el asteroide más grande de los restos de Caliban.

El resto de los Ángeles Oscuros que habían sido convertidos por Luther al Caos fueron absorbidos por la Disformidad y dispersados por la galaxia. A partir de ese momento fueron llamados los "Ángeles Caídos" o simplemente "los Caídos". Los Ángeles Caídos se dispersaron por el espacio y el tiempo, y Calibán se desgarró bajo la presión del asalto de los Poderes Ruinosos.

Cuando los Ángeles Oscuros descendieron a las ruinas, encontraron a Luther murmurando que Jonson había sido llevado por los Vigilantes de la Oscuridad y que algún día regresaría y le perdonaría sus pecados. Los Ángeles Oscuros no pudieron encontrar ningún rastro de su Primarca. Los Ángeles Oscuros que habían seguido a Luther fueron absorbidos por la Disformidad y dispersados por la Galaxia, ahora conocidos como los Ángeles Caídos.

El Destino de Jonson[]

El que fue el secreto definitivo del Capítulo, que sólo unos pocos conocían, es que, enterrado aún más profundamente en La Roca, Jonson yacía durmiendo, esperando junto a los Vigilantes de la Oscuridad a que llegase la hora en que sea necesitado de nuevo, para dirigir a los Ángeles Oscuros en una nueva y mayor cruzada.

Era Indomitus[]

"Les enseñaré a temer la oscuridad en la que habitan, y a temer a las sombras que creen sus aliadas, pues no hay mayor terror cazando el vacío estigio que el León de Calibán."

Lion El'Jonson tras su despertar en la Era Indomitus en el 41º Milenio.
Lion el'Jonson tras su despertar.

En la Era Indomitus, durante la Campaña de las Arcas del Augurio, Lion El'Jonson despertó por fin de su sueño de diez mil años en el corazón de La Roca. Mientras que el fuerte de su hermano, el primarca Roboute Guilliman, son los asuntos de mando y administración, una tarea que lleva a cabo con aplomo, Lion El'Jonson siempre fue, ante todo, un guerrero, un cazador y asesino. Ahora que ha despertado en una galaxia de oscuridad y locura, camina entre las estrellas en una misión de venganza.

De algún modo, el Primarca se movió entre los mundos del Imperium Nihilus por la Disformidad, apareciendo allí donde más se le necesitaba. La verdadera naturaleza de este viaje empírico sólo la conoce el propio Primarca pero, mientras dormía bajo La Roca, sus sueños a menudo volvían a los bosques calibanitas de su juventud. ¿Podrían haberle llevado en su inquieto sueño a otros mundos los fantasmas de ese mismo reino arbóreo, muertos en la destrucción de Caliban? No es un secreto que esté dispuesto a desvelar, pero conoce perfectamente las aplicaciones prácticas de esta capacidad de aparecer como de la nada a través de la Disformidad.

El Protectorado del León[]

Mucho antes de que su regreso llegara a oídos de la galaxia, la leyenda del León había empezado a extenderse de planeta en planeta dentro del espacio imperial: mundos desconectados unidos por una figura misteriosa que acechaba desde pasadizos envueltos en niebla para abatir temibles monstruos como si fueran paja. Algunos lo conocían como el "Gigante Encapuchado" o el "Caballero Implacable", o incluso erróneamente como el "Emperador Encarnado", y su llegada siempre era anunciada por una aparición de antiguos bosques que se desvanecían en el éter. Ya fuese en Mundos feudales, como cuando acabó con el Draco de Gorvagghan o en Mundos colmena, como el asesinato del tirano Uhrlen el Esclavizador, el León apareció misteriosamente para acabar con la mácula del Caos allí donde fuese necesario, devolviendo la esperanza a los habitantes del Imperium Nihilus.

Poco a poco, el León fue reuniendo a algunos de sus hijos perdidos, los Ángeles Caídos, y juzgando su carácter. A aquellos que consideraba demasiado corruptos para poder redimirse les ejecutaba sin piedad; por el contrario, si consideraba que el Ángel Oscuro podía arrepentirse de volver su espalda al Emperador, le permitía unirse a él. Así, se rodeó de Legionarios arrepentidos, a los que renombró Alzados, que le acompañaban en sus misiones. En numerosas ocasiones se le vio aparecer acompañado de figuras con armaduras negras o color hueso, que luchaban a su lado.

Arcas del Augurio[]

Después de que Luis Dante, Señor del Capítulo de los Ángeles Sangrientos, tuviese noticias de los rumores sobre la aparición de Lion, comenzó a buscar al Primarca. Finalmente, ambos entraron en contacto en un planeta del Imperium Nihilus y, tal vez por decisión del León o convencido por Dante, ambos embarcaron en el Crucero de Asalto Ira de la Absolución y marcharon a toda velocidad hacia el Sistema Idolatros, donde las fuerzas de los No Perdonados se habían reunido para detener a Vashtorr.

Cuando el Primarca Angron se manifestó en Rocainfame, el planetoide que el Arquífice había creado a partir de los restos de Caliban, y parecía que las esperanzas de los imperiales estaban perdidas, Lion apareció ante sus hijos para enfrentarse contra la criatura que una vez fue su hermano. Pese a que Angron era físicamente más poderoso, el León era uno de los Primarcas más hábiles, si no el más hábil, en combate, y su infancia en Caliban le había enseñado cómo enfrentarse a enormes y feroces monstruos. Ambos Primarcas se enfrentaron, con Angron lanzando enormes tajos contra el León, que solo podía pararlos con el Escudo del Emperador o desviarlos con su espada. Viendo que necesitaría astucia para derrotar a Angron, Lion le atrajo a los bosques de maquinaria del planeta, donde lanzó rápidos ataques antes de desvanecerse para volver a golpear desde otro ángulo. Finalmente, la astucia de Lion pudo más que la ferocidad de Angron y, aprovechando una carga feroz del Ángel Rojo, utilizó su propia fuerza contra él, empalándolo con su arma y derribándolo al suelo. Angron fue rematado cuando el León aplastó su rostro con el Escudo del Emperador y, una vez más, desterrado al Inmaterium.

Lion vs Angron Arks Of Omen 9ª edición

Enfrentamiento entre Angron y Lion.

Con todo, ni siquiera su aparición consiguió frenar los planes de Vashtorr, solo salvar a sus hijos. Replegándose a órbita, vio como el Motor Discordante del Arquífice abría una brecha en la realidad, transportando Rocainfame a la Telaraña. Ya habiéndose presentado ante el Imperio, Lion fue reconocido por sus hijos, y nombrado "Caballero de Vigilus".

Armamento[]

Watcher in the dark

Vigilante de la Oscuridad portando el Yelmo del León

Lion El'Jonson iba a la batalla revestido con la Panoplia Leonina y armado con el Fusil Actinaeus, una arcaica arma de plasma de dos cañones, amén de la Espada del León o la Hoja del Lobo, sus espadas favoritas. Otras armas muy valoradas por el León eran Esperanza y Desesperación, dos espadas bastardas de puño y medio para los seres humanos normales, obra de un maestro armero calibanita.

Hay también otras reliquias asociadas con el primarca, la más famosa de las cuales es el Yelmo de Lion, una pieza de Servoarmadura que solo los Supremos Grandes Maestres de los Ángeles Oscuros tienen el derecho y honor de portar, y que emite un poderoso campo de fuerza que protege a su portador y aliados cercanos.

Tras su despertar en la Era Indomitus, Lion ya no porta sus antiguas armas, sino que marcha a la batalla con una enorme espada de energía de exquisita factura llamada "Lealtad" y el "Escudo del Emperador", una reliquia de Auramita perteneciente al Señor de la Humanidad, cuyo poder le permite reflejar el daño dirigido hacia su portador. También porta el Combi-plasma "Arma Luminis".

Etimología[]

  • El nombre de Lion El'Jonson se inspira en el del poeta inglés Lionel Johnson, autor de "El Ángel Oscuro".
  • En su primera mención, en Warhammer 40,000: Rogue Trader, el nombre se escribía "Lyyn Elgonsen". En un artículo de una White Dwarf de 1987 también es mencionado como "Lynol Jacobsen o Jonsen", haciendo referencia a que han sobrevivido muy pocos datos de los principios de la historia de los Ángeles Oscuros.

Miniatura[]

Imágenes[]

Fuentes[]

  • White Dwarf 488 (mayo de 2023), pp. 20-23.

Extraído y traducido parcialmente de Lexicanum Inglés.

  • White Dwarf N.º 96 (Edición inglesa).
  • Codex: Ángeles de Muerte (2ª Edición).
  • Codex: Ángeles Oscuros (4ª Edición).
  • Codex: Lobos Espaciales (5ª Edición).
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