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Legio Lysanda escudo

Escudo de la Legio Lysanda

La Legio Lysanda, o más comúnmente conocida como los Centinelas de la Frontera, es una Legión Titánica leal de la Collegia Titanica, una de las armas militares del Adeptus Mechanicus. Durante la Gran Cruzada, se le encomendó en no pocas ocasiones la tarea de proteger las fronteras del Imperio, vigilando los nuevos acatamientos hasta que las Flotas Expedicionarias empujaran los límites del Imperio hacia afuera. Dada su paciencia legendaria y que sus Princeps carecían a menudo de la sed de gloria mostrada por sus pares, destacaron en su misión. No obstante su personal percibe los trofeos de guerra que se les otorgan como el más alto honor y los exhibe con orgullo ante sus titanes para mostrar su dedicación al Imperio.

Historia

Origen y Gran Cruzada

A medida que la Gran Cruzada avanzaba y expandía las fronteras del Imperio, este entró en contacto con un número cada vez mayor de reinos hostiles, tanto xenos como de otro tipo, los cuales representaban una amenaza significativa. Además, y dada la naturaleza de las Flotas Expedicionarias, resultaba imposible que cada amenaza recibiera la debida atención nada más ser descubierta, por lo que en tales casos la contención se convirtió en el objetivo prioritario hasta que se pudiera reunir una fuerza adecuada. Así pues las fronteras más nuevas del Imperio, sistemas estelares recientemente llevados al acatamiento, se enfrentaban a la amenaza constante de invasiones o incursiones sin un sistema defensivo coherente. Conscientes de esto, en Terra se emitieron edictos exigiendo la fundación de fuerzas destinadas a vigilar los límites del espacio imperial. En el Segmentum Ultima, la fundación de la Legio Lysanda fue parte de la respuesta.

Formada a partir de titanes procedentes de una docena de mundos Forja, principalmente de Konor y Gantz, los "Centinelas de la Frontera", sus Princeps fueron seleccionados entre aquellos de mente aguda y humores fríos. Con 21 ingenios en el momento de su creación, la legio pronto demostró su valía rechazando una acometida de la Milicia Yuntari, una alianza de bandidos xenos y humanos que durante mucho tiempo había acosado a los mundos de la frontera oriental del Imperio, en especial a los cinturones mineros de Danticoh Prime. En las décadas siguientes, sus manípulos fueron enviados a más de una docena de mundos imperiales considerados vulnerables, cumpliendo su deber con eficiencia y paciencia hasta que las fronteras del Imperio se desplazaban hacia el exterior, momento en el cual una parte era adscrita a una flota expedicionaria, llevar al acatamiento a un nuevo mundo y reiniciar el ciclo de tutela.

En su papel de guardián temporal, la Legio Lysanda desarrolló una reputación de temperamento equilibrado tan precisa que muchos de los que sirvieron con ella afirmaron que sus princeps no podían enfadarse. De hecho, observaron que se requería que la tripulación potencial de un titán pasara por un período de soledad e introspección (siete días en el caso de los princeps) antes de ser ascendidos o pasar al mando de ingenios. Hubo poco rastro de sed de gloria, tan prominente en muchas otras, dado que a sus princeps les fue inculcada la creencia de que servían como contrapunto a los deseos y la lujuria por la batalla que normalmente poseían los Espíritus-máquinas de sus ingenios.

Grabados Aegis

Legio Lysanda esquema de color Warlord

Titán Warlord de la Legio Lysanda.

Los mundos asignados a la Legio Lysanda tenían un gran valor para los Princeps de los ingenios encargados de ello. De hecho, hay registros de que muchos se integraron en la cultura local, formando vínculos con sus gobernantes y caminando entre su gente. De alguna manera, los Centinelas de la Frontera sirvieron con una capacidad similar, aunque mucho menos influyente, que la de un Rememorador de la Gran Cruzada. Cuando llegaba el momento de la legio partiera de un planeta, la tripulación de cada ingenio grabado personalmente un recuerdo del mundo que habían protegido. Numerosas imágenes recuperadas de las locomotoras de la Legio Lysanda tomadas durante la Herejía de Horus muestran que muchos de los titanes de la legio desfiguraron parte de estos tallados; una muestra de los mundos traidores o víctimas de su ira.

Herejía de Horus

La Herejía de Horus produjo cambios significativos en la Legio Lysanda, mucho más que a la mayoría de las leales. Provocó que se enfrentaran a amenazas no sólo externas, sino de buena parte de los mundos que juraron proteger. Tras décadas de servicio, docenas de mundos que estuvieron bajo su tutela ahora ardían por los fuegos de la guerra. Esto, por sí solo, fue suficiente para borrar cualquier noción de serenidad dentro de las mentes de muchos de sus princeps, los cuales se convirtieron en poco más que cáscaras sedientas de venganza, incapaces de descansar hasta que se lograra la justicia para con esos mundos caídos. Y para aquellos que se rebelaron, los Centinelas de la Frontera brindaron muerte a una escala tal que el alma de la legio se rompió para siempre.

Campañas notables

Gran Cruzada y Herejía de Horus

  • Cruzada de las Sombras (007-009.M31):
    • Batalla de Armatura (007.M31) .
  • Cruzada de Hierro (008-010.M31):
    • Incursión en Lysanda (ca. 008.M31) - Los Caballeros de la Casa Ærthegn participan en múltiples incursiones contra macrootransportes a través de Ultramar para cortar las líneas de suministro leales y negar el material para la Cruzada de Hierro. La más audaz de estas incursiones sigue siendo la del asalto a una nave de la Legio Lysanda. Los traidores vencieron a los nobles de la Casa Orhlacc que tenían la tarea de defenderla y capturaron los titanes en sus cunas.
    • Batalla de Úlltimo Puerto (ca. 009.M31).
    • Batalla de Ulixis (ca. 009.M31) - Ulixis fue el escenario utilizado por la Legio Infernus para dañar a Ultramar y causar el máximo daño posible a las fuerzas leales. Era uno de los principales productores de municiones en Ultramar y sabiendo que su destrucción supondría un duro golpe para el esfuerzo de los Ultramarines por repeler a los invasores, el Princeps Maximus Horgoth Nyr de los Maestros del Fuego atacó el planeta. En realidad, la invasión era el primer paso para tender una trampa a los leales. Cuando una fuerza combinada de la Legio Lysanda y la Legio Oberon llegaron en socorro, encontraron su superficie desprovista de ingenios traidores, a pesar de los informes. Fue entonces cuando los traidores activaron su trampa, tomaron el control de la órbita y desataron un feroz bombardeo orbital sobre los leales en la superficie. Aunque este fue devastador, la mayoría de las fuerzas leales se retiraron al sistema de cavernas subterráneas, lo que obligó a los Maestros del Fuego a una serie de batallas a cara de perro bajo Ulixis. Durante días los dos bandos lucharon en la oscuridad, destrozando las entrañas de Ulixis con su armamento. Fue dentro de la Guarida de Wyrms, una vasta caverna llena de los restos de las criaturas que habían tallado hace mucho tiempo las cavernas del planeta, donde el conflicto llegó a un punto crítico. El Princeps Raynal Hess en su Warlord Astra Obsurus, liderando un Manípulo Myrmidon de la Legio Lysanda, cargó para encontrarse con el Princeps Maximus Nyr y su Warlorld Mons Ingnum. Sin embargo, Hess no estaba al tanto de los refuerzos de Nyr, los cuales paralizaron las piernas del ingenio de Hess. Sin embargo, antes de que los traidores pudieran dar el golpe mortal, Hess sobrecargó el reactor de su unidad y la oscuridad total de la Guarida de Wyrms se convirtió en día. Tras la explosión, los Princeps aún operativos se sorprendieron al ver que la luz permanecía, ya que se había hecho un agujero en el techo de la caverna y una escalera de escombros y titanes destruidos conducía a ella. Más sorprendente aún fue el mensaje de que llegó por todos los canales: la flota leal había regresado con refuerzos y los traidores estaban en plena retirada. Kast reunió a la Legio Oberon y a los supervivientes de la Legio Lysanda e hizo retroceder a los traidores. Aunque Nyr y muchos de sus unidades lograron escapar, su control sobre Ulixis se desvaneció y los leales habían hecho retroceder a los Maestros del Fuego, destruyendo el mito de su invencibilidad.
    • Aguas Oscuras (ca. 009.M31) - A pesar de su derrota en Espandor, las legios leales estaban erosionando significativamente la fuerza de sus enemigos en los Quinientos Mundos. Frustrado por su fracaso, Horgoth Nyr recurrió a sus aliados para aumentar sus esfuerzos, especialmente a los señores de la Legio Mordaxis, a quienes ordenó perseguir y destruir a las fuerzas de Mechanicum en las regiones occidentales de los Quinientos Mundos. Aquí, sus espías pasaron a primer plano y siguiendo los informes de aquellos infiltrados entre las filas leales, la flota de la Legio Mordaxis zarpó hacia Zarathusa Secundus. Habitantes de un remoto mundo acuático, las gentes de Zarathusa vivían en ciudades flotantes, cuyas tecnologías ancestrales les permitían cosechar la riqueza geotérmica del planeta. Los leales habían pacificado recientemente un levantamiento provocado por células del Mechanicum Oscuro en el planeta, y las secuelas de esa guerra aún eran evidentes en sus mares poco profundos. Las bestias mecánicas marinas de Zarathusa yacían oxidadas en su fondo marino, y la principal masa terrestre ecuatorial, apodada por los leales como Atolón Aquila, había sido reducida a ruinas. Bajo los cielos verde pálido de Zarathusa, la Legio Lysanda, los caballeros de la Casa Vornherr y las divisiones del Ejército Imperial esperaban la extracción. Para el comandante de la legio, Tesarius Solomere Krane, la campaña había sido fácil, y su Reaver Purantum Bellos apenas había visto batalla. Esperando en las playas blanquecinas del atolón, los leales observaron cómo comenzaban a descender desde el espacio los primeros macrotransportes sobre senderos de fuego. Cuando los dichos estaban a unos pocos kilómetros de distancia, Krane y sus compañeros se dieron cuenta de que algo andaba mal. De alguna manera su red de vox había sido saboteada, emitiendo susurros traicioneros que aseguraban a sus oficiales de comunicaciones que todo iba bien incluso cuando los traidores les cerraban el lazo alrededor del cuello. Los transportes llegaron a estar tan cerca que los defensores podían ver los escudos de la Legio Mordaxis en sus cascos. Cuando el primer módulo de aterrizaje se estrelló contra el mar a pocos kilómetros de distancia, las tripulaciones de la Legio Lysanda corrieron a despertar a sus titanes. Los caballeros de Vornherr atravesaron la arena y se adentraron en el oleaje para formar una línea provisional, mientras los regimientos del Ejército Imperial se atrincheraron lo mejor que pudieron. En su punto más profundo, los mares de Zarathusa tenían poco más de cien metros de profundidad y en la mayoría de las regiones, como las aguas alrededor del atolón, apenas los diez. Cuando los titanes traidores emergieron de sus naves de desembarco, lo hicieron con el agua hasta la cintura y las olas rompiendo contra sus pechos blindados. Inmediatamente, el aire fue destrozado por el fuego de las armas y la playa golpeada por la artillería. Más alarmante para los leales que el fuego enemigo era el fluido aceitoso que se filtraba de los titanes de Mordaxis al mar, extendiéndose a su alrededor como sangre empapando un campo de batalla. A la cabeza de la Legio Mordaxis, Senorme Hakoth Rul yacía postrado en el trono de mando de su Warlord Marca de Rum, convertido en un guiñapo a merced del espíritu-máquina de su ingenio. Rul solo deseaba la destrucción de sus enemigos y difundir la maldición que portaba. Por eso sus titanes llevaron sus reactores al límite sobre Zarathusa y descargaron su plasma corrupto en sus mares, infectando con su ícor negro todo lo que entraba en contacto. En la playa, Krane luchó por mantener la zona de aterrizaje mientras sus Moderati intentaban cortar las señales que bloqueaban la red vox y contactar con su flota. Si se veían obligados a hacerlo, los titanes y los caballeros leales podrían retirarse al mar, pero la infantería y sus tanques no tenían salida. El Atolón Aquila tendría que ser defendido el mayor tiempo posible, por lo que los primeros titanes traidores se encontraron con una resistencia salvaje en cuanto salieron del agua. Un Rapier de la Legio Mordaxis intentó abrirse camino a través de los caballeros de Vornherr, pero fue perseguido por un Estandarte de Cerastus que desgarraron las piernas del titán y lo ensartaron incluso mientras caía. El escaso follaje que tenía el atolón estaba en llamas, mientras que secciones enteras de la playa se habían convertido en vidrio por el calor de las armas apocalípticas de la Legio Mordaxis. Purantum Bellos y el resto de su manípulo interceptaron a los primeros titanes enemigos, y entonces cayó el primer titán leal. Abrumado por el fuego enemigo, el Reaver Príncipe de Hierro cayó sobre una rodilla, su cañón de fusión era una ruina humeante y su láser siguió escupiendo muerte hasta que su reactor explotó. Los caballeros demasiado cerca para escapar de la explosión fueron reducidos a escoria. Tan pronto como cayó el Príncipe de Hierro, un Warhound fue silenciado, seguido rápidamente por otro. Con una fuerza abrumadora, la Legio Mordaxis salió del mar aplastando a todos ante ellos. Krane y su legio podrían haberse mantenido firmes, a pesar de que no recibían respuesta alguna de su flota, si no fuera por la visión de los caballeros de Vornherr atrapados en la marea corrupta. Las armaduras se retorcían como insectos moribundos mientras la maldición se filtraba en sus trajes, enloqueciendo a sus pilotos por el dolor insoportable que recorría sus tronos de mando. Sin ningún tipo de mando formal, las fuerzas leales comenzaron a retirarse. Merced a su velocidad y tamaño, los titanes leales entraron al océano por el lado más alejado del atolón. Algunos regimientos del Ejército Imperial llegaron a sus naves de transporte acuáticas, pero dado su pobre blindaje y velocidad eran presa fácil de los titanes enemigos. Fieles a sus votos, los Vástagos de la Casa Vornherr se mantuvieron firmes y fueron destruidos y comprar tiempo para las fuerzas leales en retirada. Como si supieran que los leales no tenían a dónde ir, la Legio Mordaxis no ejecutó una persecución, sino que destruyó el Atolón Aquila y convirtió sus zonas de aterrizaje en brillantes llanuras de cristal. Durante las semanas siguientes, los titanes y otras fuerzas leales supervivientes fueron perseguidas por los mares poco profundos de Zarathusa. Lysanda y sus aliados libraron numerosas batallas alrededor de los fuertes de los arrecifes, las profundidades del océano y las ciudades flotantes del mundo. Durante este tiempo, los traidores también esparcieron el veneno de su maldición hasta cubrir miles de kilómetros cuadrados de océano. El final de la guerra sobrevendría en las ruinas de la Estación de Perforación Profunda, donde el Princeps Tesarius Krane se puso al fin en contacto con la flota leal y se esforzaría por salvar a tantos de sus ingenios como pudiera antes de que Zarathusa fuera completamente consumida. Bajo de pórticos y torres de minería rotas, Krane esperaba a que los transportes descendieran, formando un anillo defensivo alrededor de la zona de aterrizaje improvisada. Sin que Krane lo supiera, los Magos del otro extremo del canal vox eran traidores y lo que quedaba de las naves de la Legio Lysanda eran poco más que escombros flotando en órbita alta. Mucho más tarde, los leales se enterarían del destino de Zarathusa Secundus y sus defensores, aunque no antes de que los restos corruptos del Purantum Bellos fueran encontrados en Drooth II, junto con las armaduras de caballero ennegrecidas de docenas de Vástagos de la Casa Vornherr, esclavizados por la maldición de la Legio Mordaxis.
    • Batalla de Drooth II (010.M31) - Esta batalla representó el enfrentamiento final entre las fuerzas traidoras de Horgoth Nyr y las leales de Dae Vergos, poniendo fin a la Cruzada de Hierro. Aunque los primeros habían logrado muchas victorias, Nyr y sus fuerzas estaban diezmadas y perseguidas. Su historial de conquistas y matanzas en Ultramar se veía empañado, a ojos de sus seguidores, por su incapacidad para erradicar todo rastro de la Legio Praesagius. A medida que Ultramar se recuperaba, Nyr supo que debía resolver la batalla entre Vergos y él mismo. Comprometidos a atraer a su enemigo, los traidores quemaron una docena de mundos para que Vergos siguiera el rastro. Reuniendo lo que quedaba de las unidades comprometidas con la Cruzada de Hierro, los leales zarparon hacia Drooth II y la batalla que les esperaba. Conocido por sus ardientes desiertos minerales parecidos a la arena, el planeta estaba ocupado en origen por una estación de investigación y un puesto de escucha, colocadas allí por los Ultramarines para vigilar el borde este de Ultramar. Este puesto de avanzada fue invadido por el Mechanicum Oscuro en cuanto la guerra envolvió a Ultramar y se convirtió en un manufactorum corrupto, capaz de producir armas infundidas con poderes extraídos del Immaterium. Fue aquí donde Nyr decidió oponerse a las fuerzas leales, consciente de que el velo entre dimensiones era delgado y en el caso de hallarse en dificultades, llamarían a las criaturas del otro lado. En preparación para la llegada de los leales, las defensas del puesto de avanzada fueron reforzadas, negando el desembarco directo desde la órbita. Vergos eligió sus zonas de aterrizaje en consecuencia, y la Legio Praesagius se posó en el desierto, a 600 kilómetros de las defensas traidoras y protegido por la curvatura del planeta. Desembarcos similares tuvieron lugar en todo el puesto de avanzada, en los que la Legio Lysanda y la Legio Oberon tomaron posición junto con varios Titanes Psíquicos de la Cámara Occedentalis. A una señal de Vergos, los ingenios caminaron y en todos los flancos del puesto de avanzada, docenas de titanes se batieron en brutales intercambios de disparos. Con una velocidad y fuerza antinaturales, los traidores cayeron sobre los leales, desgarrándolos como bestias salvajes. Pero a diferencia de la Batalla de Calth los leales estaban preparados. Los majestuosos y oscuros Warlords del Ordo Sinister desataron torrentes de energía psíquica contra las fuerzas traidoras, pero fueron tomados desprevenidos por manadas de Warhound de la Legio Audax, derribándolos con sus Garras Ursus. A pesar de la carnicería y los titanes en llamas, el Warlord de Vergos, el Orgullo de Konor, se abrió camino hacia el corazón del puesto de avanzada y por fin se enfrentó a su némesis: el Princeps Maximus Horgoth Nyr y su Warbringer Mons Ingnum. Pero mientras los dos luchaban, Vergos se dio cuenta de que el ingenio de Nyr mostraba una resistencia antinatural que le permitió levantarse como un resucitado cuando cayó. Al no ver otras opciones, Vergos disparó el Cañón Volcán restante de su ingenio sobre las cerraduras magnéticas que sujetaban el elevador de gravedad del puesto de investigación, lo que provocó que la enorme estructura colapsara sobre sí misma y cayera sobre el campo de batalla, matando tanto a Nyr como a Vergos. Aunque la Herejía de Horus se prolongaría durante años, la Cruzada de Hierro terminó ese día en Drooth II.

Fuerza material

Dado que la Legio Lysanda rara vez fue reunida para la guerra, es casi imposible determinar un recuento exacto de su fuerza. La estimación, basada en los mundos conocidos que guarnecieron en los años anteriores al estallido de la Herejía de Horus la Legio Lysanda, la clasifica como una legio de grado Tertius, capaz de desplegar al menos 53 ingenios, con un máximo estimado de 72. Debido a su relativa juventud, no tenía acceso a modelos raros, confiando su potencia de fuego a los clásicos. Sin embargo, la naturaleza caótica de la Herejía de Horus, combinada con el predominio de la captura de ingenios, promulgada por muchas legios, pudo haberles dado la oportunidad de poner operativos modelos como el Warmaster.

Titanes notables

Warhound

  • Ardentor - El Ardentor fue uno de los varios ingenios que se desplegaron en el mundo Guerrero de Armatura durante la Cruzada de las Sombras. Durante la lucha por el planeta, el Ardentor se hizo famoso por casi matar al Primarca de los Portadores de la Palabra, Lorgar Aureliano. Observando la batalla desde la órbita, la capitana Lotara Sarrin, de la nave insignia de los Devoradores de Mundos Conquistador, ordenó al Warhound de la Legio Audax Syrgalah que destruyera al Ardentor. Acercándose al Ardentor desde su flanco abierto, Syrgalah usó su Garras Ursus y arponeó el torso del titán, empalando la cabina y matando al instante a toda la tripulación.

Reaver

  • Príncipe de Hierro - Destruido al detonar su reactor por fuego enemigo intenso durante la defensa de Zarathusa Secundus, dentro de la Cruzada de Hierro.
  • Parantum Bellos - Ingenio del comandante de la defensa de Zarathusa Secundus, dentro de la Cruzada de Hierro. Fue corrompido tras la batalla.
  • Ira Desplegada - Anteriormente conocido como Llama Argéntea, su transformación fue en cuerpo y alma cuando se desató la Herejía de Horus. Para adecuarse a su nuevo propósito, su armamento fue enfocado a la aniquilación total, y en la Batalla de Ulixis fue líder de un manípulo corsario que acechaba los túneles planetarios.

Warlord

  • Astra Obsurus - Lideró un manípulo Lysanda Myrmidon durante la Batalla de Ulixis. Fue destruido cuando su Princeps, Raynal Hess, hizo detonar su reactor para llevarse consigo varios ingenios enemigos.
  • Señor de las Virtudes - Fue el líder de un manípulo Vilicus durante la Cruzada de Hierro, con siete bajas confirmadas antes de acabar la misma. Uno de sus movimientos preferidos es reducir su potencia al mínimo, esperar oculto a los traidores a emboscar, y luego volver a la vida como un relámpago.

Personajes notables

Princeps

  • Tesarius Solomere Krane - Comandante de Purantum Bellos, destacado en la Cruzada de Hierro.
  • Raynal Hess - Comandante de Astra Obsurus. Se sacrificó en la Batalla de Ulixis, dentro de la Cruzada de Hierro.
  • Maxamillien Delantyr - Comandante de Ardentor. Muerto de la Batalla de Armatura.

Moderati

  • Ellas Hyle - Moderati Primus de Ardentor. Muerto de la Batalla de Armatura.
  • Kei Adaras (KIA) - Moderati Secundus de Ardentor. Muerto de la Batalla de Armatura.

Fuentes

  • Adeptus Titanicus: Loyalist Legios. Páginas 156 a 161.
  • Adeptus Titanicus: Shadow and Iron. Páginas 8-11, 13-15, 20, 28-30, 59, 61, 66 y 70-71.
  • Traidor, por Aaron Dembski-Bowden. Capítulos 5 y 6.