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Marca de Khorne.

Khorne es el Dios de la Sangre, el Dios del Caos de la violencia y el asesinato, el dios guerrero cuyos aullidos de rabia insaciable retumban a través del tiempo y del espacio. Su gran trono de bronce está situado sobre una montaña de cráneos, en medio de un mar de huesos partidos y lagos de sangre: los restos de sus seguidores muertos en batalla y aquellos ejecutados en su nombre. Khorne es el Poder del Caos que personifica la violencia absoluta e insensata, destruyéndolo todo y a todos los que se pongan a su alcance, matando tanto amigos como enemigos.

Visión general[]

Las matanzas y la violencia saturan la galaxia pues, en todos los planetas, y en todo momento, se están desarrollando conflictos. Por lo tanto, Khorne es el más poderoso de los Dioses del Caos. Tiene a sus órdenes incontables ejércitos de Daemons y legiones de seguidores mortales.

Da igual cual de las muchas emociones que pueden desencadenar un conflicto sean la que lo hacen: la envidia, la rabia, el hambre, la avaricia el entretenimiento o, simplemente, la sed de poder. El conflicto parece, especialmente para la especie humana, inevitable, y ni siquiera las razas que se consideran iluminadas y pacíficas pueden negar que, gracias al conflicto, las civilizaciones avanzan.

Khorne es la representación de lo peor de los conflictos y de los peores conflictos, la lucha llevada hasta sus límites más sangrientos. Desde su Trono de Cráneos, su influencia se deja sentir en todos los enfrentamientos que se han desarrollado en la Galaxia y empuja a los guerreros a luchar, obtener lo que quieren por medio de la fuerza y a utilizar la violencia para expandirse. El Dios no necesita nada más para complacerle que el flujo de sangre en el Espacio real, y sus cultos deben asegurarse de que nunca falte, da igual quién muera para ello, pues al Dios le da igual de quién sea la sangre, solo que se derrame.

Sin embargo, y si bien todo conflicto le alimenta, solo los más sangrientos y violentos le sacian de verdad. Khorne exige masacres a nivel planetario, el asesinato de especies enteras y, especialmente, la guerra sin fin, necesaria para obtener la sangre y los cráneos que el Dios necesita para aumentar su poder. Preferiblemente, Khorne y sus seguidores prefieren el combate cuerpo a cuerpo que con armas de disparo, en parte al considerar que un combate es más gratificante cuanta mayor sea la posibilidad de que otro guerrero te derribe, y en parte porque muchos consideran como cobardía acabar con un enemigo desde lejos, sin notar su cuerpo ceder y su sangre derramándose.

Como dioses, Khorne necesita de la adoración de los mortales y de sus actos de barbarie para existir. Aunque seguiría siendo increíblemente poderoso incluso si cesasen a la vez todos los conflictos en media Galaxia, es celoso como todos los dioses, y no permitirá que su poder disminuya. Cuando la Galaxia está más tranquila, con menos conflictos desarrollándose, Khorne entra en furia y envía a sus legiones a derramar sangre, cerniéndose sobre mundos que se han vuelto complacientes en tiempos de paz.

A diferencia de los otros dioses, los métodos de Khorne se alejan de la manipulación sutil y los grandes planes. El Dios de la Sangre es mucho más directo y para él no hay plan que no se pueda lograr por medio de la acción directa o gracias a una voluntad de hierro.

Khorne considera que el resto de sus hermanos son más débiles que él y, dado que la Galaxia es un lugar repleto de violencia, bien es posible que sea así. Su principal rival es Tzeentch, el Gran Hechicero, protector de los hechiceros de la misma forma que Khorne lo es de los guerreros. Naturalmente, esta rivalidad no impide a Khorne unir fuerzas con Tzeentch, si eso hace posible un gran derramamiento de sangre. Combinados, los dos dioses disponen de más poder que cualquiera de los otros. De todos sus dioses hermanos, al que más desprecia Khorne es a Slaanesh, a causa del indulgente carácter del Príncipe del Caos, que es una auténtica afrenta a Khorne, pues considera que deprecia la guerra al convertirla en un placer pasajero. Se dice que, si Khorne pudiese alzar su espada y acabar con un solo hermano, auqnue eso significase el fin de todo, este sería el Dios del Placer. Sin embargo, Khorne está dispuesto a unir fuerzas con Slaanesh si es necesario hacerlo, por mucho que le irrite hacerlo.

El culto a Khorne[]

La vida en la Galaxia es igual de miserable, brutal y traicionera para todos los sirvientes del Imperio, independientemente de la región del espacio en la que vivan. Ya sea para obtener poder para sí mismos, para proteger su planeta o para servir a una noción de justicia, el camino que lleva a adorar a Khorne es peligroso, pues el poder es adictivo y un sirviente del Dios de la Sangre siempre acabará queriendo más.

Los Cultos de Sangre de Khorne tienen numerosas formas, pero en general se definen por su predilección por la fuerza física, la perfección marcial y el derramamiento de sangre, apareciendo así cultos de cazadores, de asesinos o de guerreros. Muchos de estos cultos ni siquiera son conscientes de que estén adorando a un Dios, sino que para ellos se trata de una fuerza de la naturaleza o, simplemente, parte de la propia esencia de la humanidad.

Los seguidores del Dios no necesitan una excusa para hacer la guerra, pues el acto de combatir es recompensa suficiente. Cortar un cuello y sentir la sangre en la piel, matar antes de ser matado, estas emociones son lo que empuja a los fieles de Khorne a buscar una vida dedicada a la destrucción brutal y eterna. Aquellos que consiguen causar explosiones de violencia más brutales que los demás llaman la atención del Dios de la Sangre, que puede ofrecer mayor poder a sus seguidores. Pocos rechazan esta bendición y yugo, convirtiéndose en obsesos con la violencia, la sangre y los cráneos.

A pesar de que la humanidad es la especie que mayor poder concede a los Dioses del Caos, también hay otras que le rinden pleitesía. Los más beligerantes de entre los Orkos pueden abandonar a sus dioses para adorar a Khorne y otras especies, como los mercenarios Nekulli o los Rak'Gol también ofrecen sus almas al Dios de la Sangre.

En general, lo que Khorne pide de sus adoradores es simple: violencia, sangre y cráneos. A cambio, el Dios les concederá la fuerza para sus brazos y la furia para su corazón que sus adoradores desean.

Representaciones del Dios[]

Fortaleza Bronce Trono Cráneos Khorne

Khorne, Dios de la Sangre, Señor de la Batalla, sentado en su Trono de Cráneos en la Ciudadela de Bronce.

Si bien para un mortal es imposible dar forma física o conocer la verdadera apariencia de un Dios del Caos, Khorne es representado como un gigantesco guerrero equipado con una decorada armadura de metal negro del Caos y bronce, que empuña una gigantesca arma que resplandece con un feroz fuego interior, conocida como Portadesgracias. Su cuerpo es robusto y musculoso; su rostro es temible y animalístico, y observa con expresión bestial desde debajo de su pesado casco.

La runa de Khorne representa los rasgos estilizados de un cráneo, el símbolo de la muerte, y sus seguidores tienen preferencia por las armaduras y los estandartes de color rojo sangre.

Los colores que más se asocian con el Dios de la Sangre son el rojo, por la obvia relación con la sangre, y el bronce, por su asociación con la guerra, colores con los que se le representa a él, sus runas y que sus seguidores portan como símbolo de su dedicación y lealtad.

El número ocho también está asociado con Khorne, ha sido así desde que la disformidad hizo eco por primera vez de su furia. Su afinidad por la figura, se refleja fuertemente en la organización de sus legiones, desde el número de filas de Devoradores de Almas hasta el número de cohortes en una legión completa. Es un número que aparece en todo el dominio del Dios de la Sangre en el inmaterium, ya que ocho enormes torres rodean la Ciudadela de Bronce, y un Daemon asesinado en el espacio real, debe completar ocho tareas antes de que Khorne los considere dignos de volver a darles forma. En las batallas más cruentas del gran juego, siempre es la octava marea la más poderosa. Incluso sus adoradores mortales reconocen y reverencian el número sagrado, usándolo en sus rituales de invocación empapados de sangre y tallándolo en su carne en horribles ceremonias. También repercute en asuntos más pequeños, como el número de sílabas en el nombre de un Desangrador o el número potencial de mutaciones que un Campeón del Caos afín podría tener.

Daemons[]

Devorador Almas

An'ggrath el Desatado, Señor de los Devoradores de Almas.

Para que haya guerras, tiene que haber guerreros, y los Daemons de Khorne representan los aspectos más brutales y destructivos de las razas mortales. Su propia esencia es el asesinato y la matanza y, cuando se materializan en el Espacio real, lo hacen como criaturas bestiales y musculosas, de pieles rojas y rasgos animalísticos.

  • Juggernauts de Khorne - Bestias encerradas en corrales de bronce. Sólo los más fuertes y valientes de los Campeones del Dios pueden montar una de estas poderosas criaturas.
  • Aplastadores de Khorne - Forman la caballería de Khorne, poderosos Desangradores montados en imparables Juggernauts.
  • Mastines de Khorne - Estas bestias daemónicas son los cazadores del Dios de la Sangre, capaces de perseguir la esencia de sus presas a través de la Disformidad y el espacio real.

Ejércitos que adoran a Khorne[]

Los seguidores de Khorne, son siempre feroces guerreros, ya que el Dios de la Sangre aborrece la magia: los Hechiceros son especialmente valorados como sacrificios a su insaciable sed de sangre. Los seguidores de Khorne consideran que pueden justificar su vida de asesinatos de numerosas formas con el honor, la bravura y el orgullo marcial. Sin embargo, los adoradores más fanáticos de Khorne saben que el Dios de la Sangre sólo desea ver matanzas salvajes en su nombre, y que todo lo demás son justificaciones y parafernalia.

Los mayores campeones de Khorne se encuentran entre aquellos que llevan milenios combatiendo la Guerra Eterna. Muchos de ellos veteranos de la Herejía de Horus, han combatido en cientos, si no miles de campañas y, dado que tienen sus bases en la Disformidad, la disparidad en el transcurrir del tiempo entre las dos dimensiones les permite guerrear de manera que parece eterna para los habitantes del Espacio real.

Caos tropas de khorne ataque

Hordas de Khorne

Entre los más poderosos se encuentran:

  • La Hermandad de la Sangre.
  • Los Sabuesos de Abaddon.
  • Los Puños de Bronce.
  • La Estirpe Asesina.
  • Engullidores de Sangre.
  • Juramento al Cráneo.
  • Espadas Salvajes.
  • Los Ocho Cicatrices.
  • Bestias de Bronce: Rugientes manadas de rechinantes Ingenios Daemónicos encabezan las cargas de las Bestias de Bronce. Se abren camino a través del enemigo como las garras de un monstruo todopoderoso, dejando solo cadáveres aplastados y devastación ardiente a su paso. Tras estos monstruos de metal llegan las Hermandades Daemónicas, aullando alabanzas a Khorne mientras graban la runa del Dios de la Sangre en los cuerpos de sus víctimas y consagran la carnicería en su nombre.
  • Ungidos en Sangre.
  • Espadas de Furia.
  • Cosecha.
  • Rabia.
  • Pacto de Sangre: Culto de guerreros del Caos altamente organizado, devoto a Khorne.

El Reino de Khorne[]

Fortaleza de khorne

Fortaleza de Khorne

Khorne es el dios de la Guerra y el derramamiento de sangre, y su reino es una fortaleza de bronce que representa a la masacre y la rabia pura. Está construido sobre cimientos de asesinato y conflicto, y es el origen de todas las formas de batalla y conquista. Este reino empapado en sangre resuena constantemente con los rugidos de Khorne, el entrechocar de las armas y el restallar de los látigos.

La guerra en el reino de Khorne nunca tiene fin, incluso aunque no haya enemigos presentes contra los que luchar. Los Devoradores de Almas dirigen hordas de Daemons del Caos las unas contra las otras, tanto para perfeccionar sus habilidades como para saciar las ansias de combate que todos los Daemons de Khorne sienten.

El propio reino refleja el caracter colérico de su señor. Sus cielos carmesíes están continuamente azotados por tormentas y vientos de pura rabia que azotan sus cordilleras y llanuras, arrancando grandes trozos de roca y tierra y arrojándolos a miles de metros de distancia. La propia superficie parece luchar contra el cielo, pues terremotos de enorme escala fisuran el suelo y hacen que chorros de bronce fundido salgan disparados hacia el cielo, haciendo arder las nubes y cesando la tormenta momentáneamente, y nuevas montañas están continuamente apareciendo, algunas perforando el cielo y otras funcionando como protección contra los vientos.

Los ríos de sangre hirviente, procedente de los que han muerto sirviendo a Khorne, también intentan conquistar el territorio, surgiendo de debajo de la superficie y dividiendo el territorio, tragándose todo lo que encuentren a su paso. La tierra, en respuesta, intenta cerrar las orillas encima del río, o disparan magma desde los volcanes, evaporando la sangre y cerrando el curso como una cicatriz. Estos ríos de sangre dividen los territorios del Reino de Khorne entre sí y, continuamente, se reproducen y crean nuevas separaciones.

Territorios conocidos del Reino de Khorne[]

La sombría sala de los cráneos de Khorne está iluminada por un gran pozo de fuego donde llamas oscuras consumen las almas de los cobardes que huyen del combate. La sala del trono se encuentra en la torre central de la Ciudadela de Bronce, el castillo de Khorne. Decoradas con mármol de vetas rojas, las paredes metálicas de la fortaleza están manchadas de sangre y vísceras; y decoradas con pinchos en los que se encuentran empalados cráneos y cuerpos sangrantes. El foso no está lleno de agua, sino de la sangre hirviendo de aquellos que han perdido la vida en la guerra.

A la sala del Trono de Cráneos se accede atravesando la ciudadela, pasando la Escalera Bastión y los ocho Pilares de Hierro. El trono está rodeado de los cráneos de aquellos asesinados en nombre de Khorne, amontonados y sujetando el Trono. Los cráneos más cercanos al dios son de sus campeones favoritos, aquellos que han muerto tras miles de campañas al servicio de su señor.

Alrededor de su reino se extienden kilómetros de tierras yermas, cañones de hirviente sangre y de desiertos de hueso. Estas tierras son constantemente patrulladas y vigiladas por los Mastines de Khorne, que devoran a todo aquel que ose acercarse, ya sea mortal o Daemon, todos quedan convertidos en cadáveres después de un crujido de huesos y un gruñido bestial. Los Mastines pueden perseguir cualquier rastro, pese al omnipotente olor a sangre y azufre.

Este desierto está partido por una grieta de kilómetros de profundidad, el Cañón de la Muerte, del que brota sangre como si de una herida en la Disformidad se tratase. De esta grieta se dice que una vez a Khorne le consumió una rabia de tal magnitud, que agarró a su Portadesgracias y, de un solo golpe, lo partió para toda la eternidad.

Una cadena de volcanes siempre humeantes rodea el reino formando el denominado Anillo de la Muerte, también conocido como la Rabia de Khorne. Los rugidos de rabia de Khorne hacen entrar los volcanes en erupción y temblar el suelo. Los volcanes explotan con la ira del Señor de la Sangre vomitando ríos de lava tan calientes como la furia de Khorne. Los volcanes actúan como defensa contra quienes intenten invadir el Reino de Khorne, vomitando lava y bronce fundido contra los atacantes, provocando deslizamientos de roca y apareciendo demonios de roca y bronce viviente, aplastando y abrasando al enemigo.

En las pendientes interiores de estos serrados volcanes se encuentran las Forjas de Khorne. Se dice que aquí se encuentran las almas de aquellos guerreros que murieron en la cama, condenados a trabajar eternamente para Khorne, y que los maestros de las forjas esclavizan las almas de aquellos que mueren en el Anillo de la Muerte. Grandes chimeneas emiten nubes de humo que se mezclan con los vapores de los volcanes para asfixiar los cielos rojo sangre con la maquinaria bélica. Estos torvos edificios mantienen a sus infinitos guerreros armados y listos para la batalla.

Aquí también se encuentran los Corrales de Bronce, los establos de los Juggernauts. Tras abombados y agrietados muros más gruesos que cualquier fortificación mortal, se guardan estas bestias. Se precisan muros tan gruesos porque nada inferior podría resistir al envite de estos monstruos metálicos. Los Juggernauts luchan entre sí destripándose los unos a los otros para establecer su superioridad.

En las laderas de los volcanes se erigen enormes bastiones. Excavados en granito negro, se elevan kilómetros a la redonda de fortalezas que protegen el reino de su señor. Grandes Cañones Infernales esperan las órdenes de Khorne para escupir los fuegos de la guerra contra los Reinos de otros Dioses. Poderosas fortalezas defienden las almenas del Anillo, atestadas de las infinitas legiones de Khorne. Exhortada por el Dios, esta marea de sangre se ve azuzada por los Grandes Daemons de Khorne, los sangrientos Devoradores de Almas, que les mandan a ampliar el reino de su señor.

Lejos del Anillo de la Muerte, en el interior del Reino, se encuentran los Pozos de Sangre, cráteres que se forman de manera natural a lo largo de un tiempo indeterminado, sean momentos o milenios. Cuando estos aparecen, Khorne envía a sus sirvientes al Espacio real para cosechar la mayor cantidad de sangre posible, con los métodos más violentos, destructivos y devastadores que puedan, que se acumula en los Pozos, mezclada con bronce fundido y una parte de la esencia asesina de Khorne. Es de los Pozos de Sangre donde se forman los Daemons de Khorne, como Desangradores, los daemons de las forjas y otras entidades menores.

Todos los ríos que dividen los diferentes territorios del Reino de Khorne desembocan en el mismo lugar, un enorme acantilado de varios miles de metros de alto. En la base de este muro, toda la sangre se acumula en el conocido como Lago de la Masacre, mayor que cualquier océano que exista en el Espacio real y poblado por criaturas imposibles, como leviatanes de bronce y hueso o dragones de sangre sólida. El propio lago parece querer atrapar y devorar a aquellos que se acerquen mucho a su superficie para saciar su ansia de matanza. Es en la orilla más lejana de este océano donde se sitúa la Ciudadela de Bronce.

Siervos más notables[]

  • Angron - Primarca de los Devoradores de Mundos, ahora ascendido a un poderoso Príncipe Daemon.
  • An'ggrath - El Devorador de Almas más poderoso y favorecido de Khorne.
  • Ka'Bandha - Un poderoso Devorador de Almas que luchó contra Sanguinius dos veces durante la Herejía de Horus.
  • Skarbrand - Antaño el daemon favorito de su dios patrón, fue privado de todo raciocinio por su osadía. No obstante, en su actual estado bestial, ha derramado más sangre que nunca en nombre de Khorne, y es un Gran Daemon extremadamente peligroso.
  • Doombreed - Un antigüo príncipe daemon que luchó en la barcaza de batalla de Horus durante la herejía.

Pictografías[]

Fuentes[]

  • Realm of Chaos - Slaves to Darkness.
  • Codex: Demonios del Caos (4ª Edición).
  • Codex: Marines Espaciales del Caos (8ª edición).
  • Codex: Hermandades Demoníacas de Khorne (7ª edición).
  • Codex: Devoradores de Mundos (9ª edición).
  • Black Crusade: The Tome of Blood (juego de rol), pp. 6 - 10.
  • Pandorax, Capítulo 6