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{{Reglas
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|2=Kaldor Draigo
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|Nombre (Por defecto, el de la página) = [[Kaldor Draigo]]|puntos = 12|M2 = 5|HA2 = 2|HP2 = 2|F2 = 4|R2 = 4|H2 = 7|A2 = 5|L2 = 9|S2 = 2|equipo = Está armado con la ''[[Armas Némesis|Espada Titán]]'', un [[escudo Tormenta]], un [[bólter de asalto]], [[Granada de fragmentación|granadas de fragmentación]], [[Granada perforante|granadas perforantes]] y [[Granadas Antipsíquicos|granadas antipsíquicos]].|tipo = Cuartel General|tamaño = Personaje. Sólo puede haber una miniatura de este tipo en el ejército.|habilidades = *'''Y no conocerán el miedo''': Puedes repetir tiradas de Moral fallidas.
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*'''Cazador de Demonios''': Si esta unidad ataca en Fase de Combate a Demonios puedes repetir para herir.
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*'''Ritos de Desvanecimiento''': Cuando esta unidad manifiesta el poder psíquico Castigo tiene rango 12" en vez de 18". Adicionalmente el objetivo recibe sólo 1 Herida Mortal en vez del 1d3 aunque el resultado sea 10 o más en el chequeo psíquico, a menos de que el objetivo sea un Demonio en cuyo caso recibirá 3 Heridas Mortales.
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*'''Perdición del mal''': Toda unidad aliada de Caballeros Grises situada a menos de 6´´ de Lord Kaldor Draigo y que esté implicada en la Fase de Combate en un ataque contra un Demonio podrá repetir las tiradas de daño contra dicha miniatura.
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*'''Escudo Tormenta''': Lord Kaldor Draigo tiene una salvación por Invulnerable de 3+.
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*'''Señor del Capítulo''': Todas las unidades aliadas de Caballeros Grises situadas a menos de 6´´ de Lord Kaldor Draigo podrán repetir tiradas para impactar fallidas.
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*'''Emerger de la Disformidad''': Durante la Fase de Despliegue puede ubicarse a Lord Kaldor Draigo en la Disformidad en lugar de colocarlo en el campo de batalla. Al final de cualquiera de tus Fases de Movimiento Lord Kaldor Draigo podrá emerger de la Disformidad - se podrá colocar en cualquier parte del campo de batalla situada a más de 9´´ de cualquier miniatura enemiga.|psiquico = Puede intentar manifestar dos poderes psíquicos en cada Fase Psíquica aliada, e intentar negar dos poderes psíquicos en cada Fase Psíquica del enemigo. Conoce el poder ''Golpear'' y dos poderes psíquuicos de la disciplina Santic.|reglas = |keywordsf = Imperio, Adeptus Astartes, Caballeros Grises|keywordsu = Personaje, Infantería, [[Gran Maestre (Caballeros Grises)|Gran Maestre]], [[Exterminador]], [[Psíquico]], Lord Kaldor Draigo|bolterasalto = 24" / Fuego Rápido 2 / F4 / FP0 / D1|frag = 6" / Granada D6 / F3 / FP0 / D1|krak = 6" / Granada 1 / F6 / FP-1 / D3|arma5 = '''Espada Titán''' F+4 / FP-4 / D3|arma6 = '''Granadas Antipsíquico''' 6" / Granada D3 / F2 / FP0 / D1
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*Cada vez que saques un 6 para impactar con esta arma contra un Demonio o un Psíquico, el objetivo sufre una Herida Mortal en vez de daño corriente.}}
 
{{MascotaGuillePatrocina}}
 
{{MascotaGuillePatrocina}}
[[Archivo:372px-KaldorDraigo01.jpg|thumb|320px|Kaldor Draigo]]
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[[Archivo:Lord_Kaldor_Draigo_Caballeros_Grises.jpg|thumb|350px]]
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{{Cita|Cita=Defenderé a la Humanidad hasta mi último aliento, incluso si el Reino del Caos se vaciara y todas sus huestes se alzaran contra mí. Aun si los propios Dioses del Caos caminasen por este mundo, desenvainaría mi espada y me interpondría en su camino. Como Caballero Gris, no puedo hacer menos.|Autor=Lord Kaldor Draigo}}
'''Kaldor Draigo''' es el Supremo Gran Maestre del [[Capítulo]] de [[Marines Espaciales]] de los [[Caballeros Grises]] y un guerrero incalculable; portador de la Voluntad del [[Emperador]] hasta en lo más profundo de la [[Disformidad]]. Perdido en el Reino del [[Caos]] en el interior de la Disformidad durante al menos el último siglo estándar, en algunas veces ha sido capaz de regresar al espacio real para luchar a lo largo de sus Hermanos de Batalla en los Caballeros Grises durante peligrosas incursiones demoníacas. Pero un día cuando su Capítulo y los defensores del [[Imperio de la Humanidad]] conozcan su hora más oscura, regresará al reino mortal de forma permanente para liderarlos hacia la victoria.
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'''Kaldor Draigo''' es el [[Supremo Gran Maestre (Caballeros Grises)|Supremo Gran Maestre]] del [[Capítulo]] de [[Marines Espaciales]] de los [[Caballeros Grises]] y un guerrero incalculable; portador de la Voluntad del [[Emperador]] hasta en lo más profundo de la [[Disformidad]]. Perdido en el Reino del [[Caos]] en el interior de la Disformidad durante al menos el último siglo estándar, en algunas ocasiones ha sido capaz de regresar al [[espacio real]] para luchar junto a sus [[Hermanos de Batalla]] de los Caballeros Grises durante peligrosas incursiones demoníacas. Pero un día, cuando su Capítulo y los defensores del [[Imperio de la Humanidad]] conozcan su hora más oscura, regresará al reino mortal de forma permanente para liderarlos hacia la victoria.
 
Como Hermano de Batalla recién ordenado, desterró al [[Príncipe Demonio]] M'kar el Renacido y fue ascendido a filas para convertirse en el Gran Maestre del Capítulo. Pero incluso después de su batalla contra M'kar, Draigo ha sido maldecido a una vida en la [[Disformidad]], condenado a vagar por el Reino del Caos. Resulta dificil imaginar la fortaleza mental necesaria para soportar este tipo de existencia, pero el caso es que Draigo lo consigue.
 
   
 
== Historia==
 
== Historia==
La historia de Kaldor Driago empezó durante la incursión de [[Demonios]] en el mundo Imperial de Acralem en 799.M41. El [[Príncipe Demonio]] [[M'Kar el Renacido]] y su ejército de Demonios de la Disformidad habían invadido el planeta, e intentaron no solo Acralem, sino todo el [[Sector]] Vidar del que formaba parte. Contra tal terrible desafío demoníaco tan solo los Caballeros Grises pudieron defender al Imperio de forma efectiva. Reunidos por 9 Regimientos de la [[Guardia Imperial]] y las Compañías de Marines Espaciales sacados de los Capítulos de [[Caballeros Astrales]] y los [[Desgarradores de Carne]], la 3ª Hermandad de los Caballeros Grises vino al rescate de Acralem con Draigo entre sus filas.
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La historia de Kaldor Draigo empezó durante en el mundo de [[Acralem]], durante la incursión demoníaca del 799.M41. El [[Príncipe Demonio]] [[M'kar]] ''el Renacido'' había aparecido desde el Reino del [[Caos]] liderando un ejército de [[Demonios]], y su intención era llevar a la ruina no sólo a Acralem, sino a todo el [[sector Vidar]]. Resultaba inevitable que los [[Caballeros Grises]] se interpusieran ante tal amenaza. La Tercera [[Hermandad]] de los Caballeros Grises, en cuyas filas luchaba Draigo, descendió al planeta junto con nueve [[regimientos]] de la [[Guardia Imperial]] y una fuerza de [[Marines Espaciales]] de los [[Capítulos]] de los [[Caballeros Astrales]] y los [[Desgarradores de Carne]].
   
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Lo que les esperaba allí era una de las más terribles batallas del siglo. Hoy día hay pocas dudas de que si los Caballeros Grises no hubiesen participado, Acralem habría caído, pues fue su ataque contra la fortaleza disforme de M'kar lo que hizo cambiar el devenir de la campaña. Allí, el nombre de Kaldor Draigo, un Hermano de Batalla recién ordenado, entró en la historia. Fue Draigo quien propinó a M'kar el golpe que acabó con él, y que por tanto envió a toda su horda de vuelta a la [[Disformidad]]. Sin embargo, antes de caer el Demonio aguantó lo suficiente como para lanzar una vengativa maldición a su asesino:
[[Archivo:M1720137a_99060107064_KaldorDraigo02_873x627.jpg|left|thumb|328px|Lord Kaldor Draigo]]
 
Si no hubieran estado presentes los Caballeros Grises, hay poca duda que Acralem hubiera caído ante la horda de Demonios. La ola fue solo contrarrestada cuando los Caballeros Grises lanzaron un ataque inesperado contra la fortaleza de Disformidad del Príncipe Demonio M'kar. Fue en esta terrible batalla en la que, por primera vez, Draigo se dio a conocer cuando él mismo le asestó el golpe de muerte a M'kar. Sin su líder, los Demonios que habían invadido Acralem fueron expulsados a la Disformidad. Aunque el Príncipe Demonio que aún mantuvo su presencia en el espacio real por tiempo suficiente como para lanzar una terrible maldición sobre Draigo:
 
   
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{{Cita|Cita=Sí, mortal, hoy la victoria es tuya, pero te lo advierto: si alguna vez vuelves a pisar este mundo, tú y todos tus seguidores sufriréis una maldición que durará diez mil años.|Autor=M'kar ''el Renacido'', al Caballero Kaldor Draigo}}
''¨La victoria es tuya en este día mortal, pero ten por sabido que si pones un pie en este mundo de nuevo, tú y aquellos que te sigan caminarán con la condenación durante diez milenios".''
 
   
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La victoria en Acralem hizo que Draigo fuese ascendido por aclamación hasta el rango de [[Justicar]], el primero de muchos ascensos y promociones a lo largo de su carrera. Durante dos siglos, Draigo sirvió a su Capítulo y al [[Emperador]] con una entrega intachable, recibiendo unos niveles de honor y gloria que superaban con creces los de cualquier otro Caballero Gris anterior a él, salvo quizás el propio [[Janus]] (el principal fundador del Capítulo, cuyas hazañas dieron forma al [[Imperio]] en sus días más oscuros). Kaldor Draigo se convirtió en [[Supremo Gran Maestre (Caballeros Grises)|Supremo Gran Maestre]] a principios del 901.M41, tras la muerte del anterior [[Señor del Capítulo]] a manos del [[Primarca]] Demonio [[Mortarion]], y su primera decisión en el cargo fue grabar el nombre de su antecesor en el putrefacto corazón de Mortarion; un insulto que este jamás ha olvidado.
[[Archivo:Kaldor_draigo.jpg|thumb|332px|Lord Kaldor Draigo]]
 
Por su parte en la victoria en Acralem, Draigo fue ascendido al rango de Justicar -la primera de tales ascensiones entre los Caballeros Grises. Durante más de 200 años Terranos, Draigo sirvió a su Capítulo y al Emperador con distinción infalible. Ganó honores inigualados por ningún Caballero Gris con anterioridad, salvo quizás el mismo Janus, uno de los fundadores del Capítulo cuyas hazañas han ayudado a reformar el Imperio durante los tiempos oscuros de la [[Herejía de Horus]]. Draigo se alzó al final para convertirse en el Supremo Gran Maestre de los Caballeros Grises en el 901.M41, posterior a la muerte del anterior señor del Capítulo a las manos del [[Primarca Demonio]] [[Mortarion]]. El primer acto de Draigo como nuevo Supremo Gran Maestre fue grabar el nombre de su predecesor sobre el corazón enfermizo de Mortarion, un insulto que el [[Primarca]] de la [[Guardia de la Muerte]] ha jurado vengar.
 
   
Doscientos años Terranos desde el día que Draigo había derrotado a M'kar en Acralem, una señal de angustia Astropática traía terribles noticias a [[Titán (planeta)|Titán]] de que Acralem había sido invadida por los demonios de nuevo. Una vez se tuvo conocimiento de esto, Draigo supo sin duda que M'kar había renacido, y esto era el intento del Príncipe Demonio de llevar a cabo la maldición que había lanzado sobre él. Draigo prohibió a sus camaradas Caballeros Grises de ir a Acalem, ya que caerían presa del destino que él esperaba y que debía cargar en solitario. Sus Hermanos de Batalla a pesar de su desacuerdo con la última orden de su señor, ninguno desobedeció. Draigo entonces viajo a Acralem solo para encontrar su destino. Él hablo poco a los defensores del Imperio ya asentados en el planeta, pues su triste propósito era claro tal como de nuevo pisaba los campo de batalla de la memoria que ahora estaba inundada de sangre fresca. Durante el asedio al Castillo Gorseth Draigo liberó la potente llama psíquica que diezmó a los demonios y a los [[Zombies de la Plaga]], y destruyó a la decadente abobinación de [[Nurgle]] que había liderado el asalto. En el Valle de Trebarin, Draigo aseguró la retaguardia Imperial solo en la parte más estrecha del paso, y mantuvo a ralla a la horda demoníaca mientras se retiraba el 922º Regimiento de las [[Tropas de Choque de Cadia]]. Los supervivientes de la batalla recordaban que era Draigo quien había salvaguardado el paso durante dos días, y nunca se retiró o se cansó.
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Doscientos años después de la victoria de Draigo en Acralem, una señal astropática de emergencia trajo a [[Titán (luna)|Titán]] la noticia de que Acralem había sido invadido de nuevo por Demonios. Al enterarse de esto, Draigo supo sin la menor duda que M'kar había renacido, y que la intención del Príncipe Demonio era hacer cumplir la maldición que en su día lanzara sobre él. Con una determinación escalofriante, Draigo prohibió a su Capítulo involucrarse en lo que estaba ocurriendo en Acralem, pues no quería que nadie más cayera víctima de una maldición que sólo le correspondía cargar a él. Sus [[Hermanos de Batalla]] no se mostraron satisfechos con esta orden, pero hasta donde él supo ninguno de ellos la desobedeció. Sin embargo, Draigo no estaba dispuesto a abandonar a aquel planeta a su suerte: en vez de ello se subió a una nave, y se dirigió a encontrarse con su destino completamente solo.
   
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Así fue como Kaldor Draigo volvió una vez más a Acralem. El Señor de los Caballeros Grises era hombre de pocas palabras, pero era fácil detectar en su cara la más siniestra y absoluta determinación mientras cruzaba los arrasados campos de batalla del planeta, despertándolos con una nueva oleada de masacres: en el asedio al Castillo Gorseth, fue Draigo quien liberó la llamarada [[psíquica]] que barrió a un ejército entero de Demonios, y también fue él quien a continuación abatió a la putrefacta abominación que los comandaba. En el valle de Trebarin, fue Draigo quien aguantó la retaguardia imperial en la parte más estrecha del paso, manteniendo a raya a las hordas demoníacas mientras el 912º de [[Cadia]] se replegaba. Los supervivientes de aquella retirada contaron más tarde que Draigo había resistido en el pedregoso corredor durante dos días, sin fallar ni un golpe y sin dar ni un paso atrás. Sería difícil determinar cuál de los dos bandos sentía una mayor aprensión por Lord Kaldor Draigo, si los Demonios (por el terrorífico índice de bajas que habían tenido que sufrir a manos suyas) o los soldados y oficiales de la Guardia Imperial (que lo único que veían era a un silencioso bruto enfundado en una armadura enorme bañada de pies a cabeza en sangre de Demonios muertos).
[[Archivo:Draigo_2_Wikihammer_40K.jpg|thumb|left|300px]]
 
La segunda confrontación entre Draigo y M'kar tomo lugar en la cima del Pico de Sombra, frente a la Fisura de Disformidad por la que el Príncipe Demonio extraía su impío poder. Así como la Guardia Imperail luchó contra las horripilantes hordas demoníacas, Draigo buscó a su antiguo enemigo, porque sabía que la muerte de M'kar conllevaría una vez más el final de los planes demoníacos de conquista sobre sus antiguos maestros, tal como ocurrió dos siglos atrás. En el borde de la fisura donde luchaban se veía al Príncipe Demonio lanzando maldiciones e insultos contra Draigo, pero sus palabras y brujerías no tenían efecto sobre el alma pura del Caballero Gris. De nuevo, Draigo convocó la llama psíquica santificadora del Emperador, a pesar de eso M'kar se reía mientras se chamuscaba su carne, y Draigo no pudo dar paz a su inmortal adversario para siempre. La espada de M'kar, Llama de Disformidad, brilló con la oscuridad y liberó un terrible golpe con esa espada demoníaca que impactó gravemente, partiendo por la mitad de punta a punta a la [[Espada Némesis]] del Caballero Gris y haciendo que éste hincara su rodilla. M'kar gritaba en voz alta ante su victoria, y se preparó para asestar el golpe de muerte con su espada corrupta.
 
   
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La confrontación final entre Draigo y M'kar tuvo lugar en la cima del Pico Sombrío, frente al ondulante portal disforme del que el Príncipe Demonio extraía sus impías energías. Mientras los [[Guardias Imperiales]] combatían al resto de la horda, Draigo buscó directamente a su antiguo enemigo, pues sabía que la muerte de M'kar frustraría sus planes de conquista igual que ya había ocurrido tantos años atrás.
[[Archivo:Lord_Kaldor_Draigo_Caballeros_Grises.jpg|thumb|340px]]
 
Pero Draigo no estaba aún derrotado. Rugiendo con un grito de batalla suyo, se alzó y, con ambas manos lanzó los restos sesgados de su espada al corazón de M'kar. Con ese golpe, Draigo liberó a Acralem de su condenación por segunda vez. Como la muerte reclamaba el cuerpo de M'kar, también lo hacía la Disformidad que se había convocado. Las energías de la fisura succionaron de forma rápida a los aullantes demonios de su ejército, incapaces de mantener un ancla en el [[espacio real]] sin la fuerza de la fisura, desvanecida en la nada. Pero, antes de que el portal se cerrara por completo, con su últimas fuerzas, M'kar lanzó sus garras contra la garganta de Draigo y se llevó al Caballero Gris al interior de la fisura. A pesar de eso, la vida de Kaldor Draigo no terminó ese día pues sobrevivió al pasaje de la Disformidad y al [[Reino del Caos]] . Hombres inferiores se hubieran vuelto locos al llegar a los dominios de los [[Dioses del Caos]], donde la misma realidad ha sido corrompida por los instrumentos de condenación. A pesar de eso la mente de Draigo se ha endurecido ante las seducciones del [http://es.warhammer40k.wikia.com/wiki/Categor%C3%ADa:Caos Caos] y ha resistido largamente en este reino donde ningún otro mortal podría conseguirlo.
 
   
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En el extremo de una gran falla, el caballero y el Demonio hicieron por fin chocar sus armas, ambos utilizando todas las tácticas a su disposición para superar las defensas de su enemigo. Todo el campo de batalla temblaba con el sonido de su titánico duelo, con el clamoroso choque de una plateada [[Armas Némesis|espada Némesis]] contra un filo demoníaco de metal disforme. El Príncipe Demonio lanzaba constantes insultos y maldiciones a Draigo, pero ni sus palabras ni sus hechicerías hacían la menor mella en el Señor de los Caballeros Grises. De todos modos, las llamas santificadas de la espada de Draigo tampoco lograban más que hacer reír a M'kar, y Draigo sabía que no iba a poder mantener para siempre el ritmo de combate de su adversario. En efecto, de pronto el filo de M'kar brilló con una oscura llamarada disforme, y el Príncipe Demonio descargó un golpe mucho más poderoso que ningún otro de los que lo habían precedido. Draigo interpuso su propia espada para bloquear el ataque y el arma demoníaca impactó contra ella con un golpe sordo, partiéndola por la mitad y obligando al Caballero Gris a hincar una rodilla en tierra. M'kar rugió de satisfacción, y viendo su inminente victoria alzó el brazo de nuevo para asestar a su enemigo el golpe de gracia.
[[Archivo:Kaldor_draigo_2.jpg|thumb|left|300px|Lord Kaldor Draigo]]
 
Durante un tiempo desconocido Draigo vagó por los rincones aterradores del Reino del Caos. En su camino estaban esparcidos demonios de todo tipo de tamaños y formas, quienes buscaban matarlo o seducirle a la oscuridad, pero Draigo salió victorioso de todos. En la cima de las Cascadas de Sangre, donde los flujos sanguíneos de los campeones caídos de [[Khorne]] se vierten en un abismo sin fin, Draigo dio muerte al gran Devorador de Almas Kar'voth. Con el fuego plateado del Emperador extinguió la marca demoníaca del hacha masiva del [[Grandes demonios|Demonio Mayor]] y utilizó los restos fundidos para reforjar su propia Espada de Energía Némesis, que se había roto en su combate final contra M'Kar el Renacido en Acralem. Liberó su poder psíquico de nuevo entre las junglas putrefactas en el dominio jardín de [[Nurgle]], y durante un largo tiempo después los vientos del Reino del Caos llevaron la peste a carbón producida por haberse quemado la vegetación demoníaca. En un viaje a través de los Prados Susurrantes, seis hermanas demoníacas, las siervas elegidas de Slaanesh conocidas como [[Diablillas de Slaanesh|Diablillas]], buscaron tentar a Draigo con promesas de gloria, poder y toda miríada de riquezas ansiadas por la ambición mortal. A pesar de sus tentaciones no pudieron arraigarse en su alma incorruptible, e hizo huir a las Diablillas entre los campos de alabastro del dominio del Principe de Placer. A las puertas de la Ciudad Inevitable, el Señor de la Transformación [[M'Kachen|M'kachen]] le ofreció a Draigo un camino de vuelta a casa no aceptaría ningún pacto hecho con un agente demoníaco Maestro de la Brujería. Como respuesta, el Caballero Gris derrumbó los muros de la ciudad y dejó al [[Grandes demonios|Gran Demonio]] con forma de pájaro de [[Tzeentch]] sepultado entre sus ruinas.
 
   
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Sin embargo, Draigo todavía no estaba derrotado. Respondiendo al Demonio con su propio rugido de guerra, se volvió a levantar, y agarrando con ambas manos lo que quedaba de su espada partida la clavó con todas sus fuerzas en el pecho de M'kar, atravesando su negro corazón. Con aquel único pero poderoso golpe, Draigo logró liberar a Acralem por segunda vez. En cuanto el cuerpo de M'kar inició sus estertores de muerte, el portal disforme que había convocado empezó a deslavazarse, sus energías se fueron dispersando y, uno por uno, los aullantes Demonios de la horda fueron desapareciendo. Aun así, antes de que el portal se cerrase por completo, M'kar tuvo tiempo para cometer un último acto de venganza: con sus últimas fuerzas el Príncipe Demonio agarró a Draigo por el cuello y lo arrastró consigo hacia el portal que ya se desmoronaba por completo. Así fue como Kaldor Draigo abandonó el mundo de los mortales para entrar directamente en la leyenda.
Los demonios no siguieron dando caza allí por donde pasaba Draigo después de que estuviera atrapado durante un largo periodo de tiempo en el Reino del Caos. El Caballero Gris les había probado una y otra vez su completa resistencia a la corrupción del Caos y había dejado como muestra unos cuantos millares de demonios destruidos en su despertar en el que solo los más seguidores locos de Khorne continuaron buscándolo para luchar en combate. Que algo pudiera existir en el Reino del Caos que fuera completamente inmune a la voluntad de los Dioses del Caos era una nueva situación imposible en un dominio definido por lo imposible. Mientras los [[Dioses Oscuros]] no pudieron destruir ni corromper a Draigo, tampoco pudo el Caballero Gris ganar ninguna victoria importante contra el poder del Caos en el interior del dominio definido por sus energías anárquicas. Todos los demonios que Draigo mató siempre eran renacidos en nuevos cuerpos, la jungla demoníaca de Nurgle de hongos y plantas putrefactas regresaba de sus cenizas del capricho preocupado del Señor de la Plaga, incluso los muros derruidos de la Ciudad Inevitable fueron restaurados de forma eventual por sí mismos, de bloque derruido a bloque derruido.
 
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A diferencia de lo que muchos pensaron, la historia de Kaldor Draigo no acabó aquel día, pues el Señor de los Caballeros Grises sobrevivió a su viaje hacia el Reino del Caos. Cualquier hombre menos preparado que él habría enloquecido en el mismo momento de acceder a los dominios de los [[Dioses del Caos]], un lugar donde la condenación de las almas acecha en cada esquina. Sin embargo, la mente de Draigo estaba completamente endurecida contra la locura y las seducciones de la Disformidad, y contra todo pronóstico resistió donde en teoría ningún hombre debería ser capaz de resistir.
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Durante eras incontables vagó Draigo por aquel terrible paraje, siguiendo un camino lleno de todo tipo de Demonios que buscaban matarle, o seducirlo y atraerlo a la oscuridad. Pero Draigo pudo con todos ellos. En las Cataratas de Sangre, donde el acre fluido de los campeones caídos de [[Khorne]] se precipita incesantemente hacia el vacío, Draigo acabó con el gran [[Devorador de Almas]] Kar'voth. Tras eso, el Caballero Gris usó sus llamas purificadoras para limpiar de toda corrupción la gran hacha de la bestia, y usó sus restos fundidos para reforjar su espada, aún rota tras el enfrentamiento contra M'kar el Renacido, hacía ya tanto tiempo. En las retorcidas y hediondas junglas de los dominios de [[Nurgle]], Draigo liberó una vez más las llamas santificadas, y durante largo tiempo los vientos de la Disformidad sólo transportaron un fétido aroma a quemado, y los torturados gritos de la demoníaca vegetación que crecía allí. Mientras cruzaba los Prados Susurrantes seis doncellas, las hermanas elegidas de [[Slaanesh]], intentaron tentarle con promesas de gloria, poder y todas las riquezas que pudiese desear un hombre de carne y hueso, pero sus palabras no hicieron mella en el alma de Draigo, que recurrió a su espada y dejó los desmembrados restos de las [[Diablillas]] esparcidos sobre aquella planicie de hierba negra como el alabastro. A las puertas de la Ciudad Inevitable, el [[Señor de la Transformación]] [[M'kachen]] ofreció a Draigo un camino de vuelta a casa, y en respuesta el Caballero Gris derrumbó los muros de la ciudad dejando al Demonio sepultado bajo las ruinas.
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Todos estos actos, y muchos otros que sucedieron tanto antes como después, ayudaron a forjar la nueva leyenda de Kaldor Draigo, pero esta vez en un lugar donde las leyendas son la materia de la que está hecha la vida misma. Con el paso del tiempo, los Demonios fueron dejando de inquietar a Draigo. El Caballero Gris había probado hasta tal punto su resistencia total a la corrupción, y había dejado tantos miles de cadáveres de Demonios a su paso, que actualmente ya sólo los más insensatos siervos de Khorne se atreven a seguir su rastro e intentar matarle. El hecho de que "algo" (en este caso "alguien") pueda existir en el Reino del Caos y a la vez sea inmune a la voluntad de los Dioses de la Corrupción se antoja como una imposibilidad en un lugar plagado de cosas imposibles. No obstante, si bien los Dioses Oscuros no son capaces de expulsar a Draigo, hay que decir que Draigo tampoco logra ninguna victoria relevante contra ellos: todos los Demonios a los que aniquila vuelven inevitablemente a materializarse en cuerpos nuevos, la vegetación de las junglas de Nurgle crece y se renueva de manera constante a partir de sus cenizas, e incluso los muros de la Ciudad Inevitable volvieron a alzarse por sí solos después de haber sido derruidos.
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Pese al tiempo transcurrido desde la desaparición de Lord Draigo, el mundo mortal aún no le había olvidado. Cuando el Profeta de Jostero forjó una alianza con el Demonio [[N'Kari]], trajo una porción del Reino del Caos al [[espacio real]], y Draigo se materializó con ella. Así, Kaldor Draigo pudo reunirse brevemente con su Capítulo, pues una Hermandad de Caballeros Grises llegó poco después a Jostero para combatir la amenaza de N'Kari. Para Draigo, estaba claro que había pasado mucho tiempo desde su marcha, pues no conocía a ninguno de aquellos guerreros. Sin embargo, todos lo recibieron como a un hermano, y lucharon juntos codo con codo con él para eliminar al demente Profeta de Jostero y desterrar a sus aliados demoníacos.
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Sin embargo, una vez más la victoria de Draigo fue amarga, pues en cuanto el portal se cerró, el Caballero Gris se vio transportado de vuelta al Reino del Caos. Aunque había ayudado a salvar Jostero, no había sido capaz de salvarse a sí mismo. Desde entonces ese ha sido el destino de Draigo, que se repite en un bucle incesante: vagar por el Reino del Caos durante periodos de tiempo de duración desconocida, con ocasionales y breves visitas al mundo real para librar una nueva batalla, tras la cual vuelve a verse atrapado en el Reino del Caos. Resulta difícil imaginar la fortaleza mental necesaria para soportar este tipo de existencia, pero el caso es que Draigo lo consigue. A día de hoy sigue vagando por las yermas estepas del Caos, en lucha eterna contra los Dioses Oscuros.
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Desde que la [[Gran Fisura]] desgarró al Imperio, Kaldor Draigo ha encontrado el camino de vuelta al espacio real con una frecuencia cada vez mayor. Algunos de los [[Gran Maestre (Caballeros Grises)|Grandes Maestres]] creen que, a la vez que la Cicatrix Maledictum destrozó el velo entre la realidad y la Disformidad, también debilitó los lazos que retienen a Draigo en el Reino del Caos. Otros creen que las fuerzas del Caos que cegaban la visión del Supremo Gran Maestre han quedado dispersas ahora entre las dimensiones, y que por ese motivo Draigo puede percibir las necesidades de aquellos a los que lidera a lo largo y ancho de la galaxia. Sea cual sea el motivo, una cosa es segura: Kaldor Draigo ha aparecido para ayudar a sus Caballeros Grises en múltiples ocasiones desde la apertura de la fisura. Ha sido visto luchando incluso en zonas de guerra situadas en extremos opuestos de la galaxia. Quizás la apertura de la grieta permitirá su regreso, o quizás selle su destino para siempre. Los [[Prognosticador]]es no están de acuerdo en este asunto, y el propio Draigo no dedica su tiempo a meditar sobre tales asuntos. Utiliza el poco tiempo del que dispone para cazar a los horribles engendros vomitados por la Gran Fisura, y la más importante de sus presas es su antiguo enemigo, el Primarca Demonio Mortarion, que asesinó a su predecesor.
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==Armamento==
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Kaldor Draigo va armado con una [[armadura de Exterminador]] Aegis, un [[bólter de asalto]], un [[escudo tormenta]] y [[granadas de fragmentación]], [[perforantes]] y [[Granadas antipsíquicos|antipsíquicos]]. Sin embargo, su arma principal es una [[Armas Némesis|espada de energía Némesis]] artesanal llamada ''[[Espada Titán]]''.
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==Miniaturas==
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<gallery type="slideshow" widths="500" position="center">
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Kaldor Draigo.jpg|Kaldor Draigo sin yelmo (5ª Edición).
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Miniatura marines Kaldor Draigo detalle.jpg|Kaldor Draigo con yelmo (5ª Edición).
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[[Archivo:Draigo_Wikihammer_40K.jpg|thumb|300px|En la [[Disformidad]]]]
 
A pesar de eso Draigo obtendría otra oportunidad de regresar al espacio real. Cuando el [[Hereje]] conocido como el [[Profeta de Jostero]] forjó una alianza con el [[Demonios del caos|Demonio]] [[N'kari]] exportó una porción del [[Reino del Caos]] en el mundo mortal, y Draigo se encontró forzado a moverse allí también. Draigo se reunió de forma breve con su [[Capítulo]], ya que una Hermandad de los [[Caballeros Grises]] había llegado a [[Jostero]] a combatir el desafío de N'kari. Draigo había permanecido alejado en el tiempo tan bien como en el espacio durante peregrinación por la Disformidad, porque no reconocía a ninguno de esos guererros, aunque ellos le nombraban como su Hermano de Batalla, así lucharon codo con codo hasta que el loco Profeta de Jostero fue derrotado y sus aliados demoníacos se desvanecieron del reino mortal. Desafortunadamente, la victoria de Draigo probó ser vacía ya que cuando el portal de Disformidad fue cerrado, el Caballero Gris se encontró el mismo succionado a través de la fisura y atrapado de nuevo en el Reino del Caos, tal como la maldición de M'kar requería. Había ayudado a proteger el mundo de Jostero, pero su propia salvación aún continuaba más allá de sus posibilidades. Este desenlace se ha repetido de forma continua desde entonces: Draigo camina por el Reino del Caos durante indeterminados períodos de tiempo, algunas veces regresando al espacio real durante breves lapsus de tiempo antes de ser atrapado de nuevo en la Disformidad después de obtener una victoria para la [[Humanidad]]. Es difícil imaginar la fortaleza de mente, cuerpo y alma que le permite a Kaldor Draigo aguantar tantas dificultades y esperanzas truncadas año tras año, aunque nunca se ha rendido ni su espíritu se ha roto. Camina por el Reino del Caos hasta estos días, y nunca terminará su guerra eterna contra los Poderes Ruinosos mientras su aliento permanezca en su cuerpo.
 
Pero los Caballeros Grises conocen una cosa: Un día, cuando su Capítulo y los defensores del [[Imperio de la Humanidad|Imperio de los Hombres]] más le necesiten, Kaldor Draigo regresará al reino de los mortales.
 
==Armamento y Equipo==
 
Lord Kaldor Draigo va equipado con una Armadura de [[Exterminador]] de los Caballeros Grises. Está armado con un [[Bólter|Bólter de asalto]], un Escudo de Tormenta,[[Escudo de Asalto, |&nbsp;]][[Granada de fragmentación|Granadas de fragmentación]], [[Granadas Krak]] y [[Granadas anti-psíquicos]]. Su arma principal, sin embargo, es una [[Armas Némesis|Espada de Energía Némesis]] llamada ''Espada Titán'', la cual tiene su filo forjado por maestros armeros, y reforjada con el arma purificada de un gran demonio. Es un arma extremadamente poderosa contra demonios, capaz de herir gravemente incluso a los más poderosos [[Grandes demonios|Grandes Demonios]] y [[Príncipe Demonio|Príncipes Demonio]] de los [[Dioses Oscuros]].
 
 
==Fuentes==
 
==Fuentes==
 
*Codex: Caballeros Grises (5ª Edición).
 
*Codex: Caballeros Grises (5ª Edición).
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[[Categoría:Héroes y Villanos]]
 
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*Codex: Caballeros Grises (8ª Edición).
[[Categoría:Marines Espaciales]]
 
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[[en:Kaldor Draigo]]
[[Categoría:Milenios Oscuros tras la Herejía]]
 
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[[ru:Калдор_Драйго]]
[[Categoría:Caballeros Grises]]
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[[Categoría:Personajes Caballeros Grises]]
 
[[Categoría:Reglas Caballeros Grises]]

Revisión del 11:44 27 jun 2018

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Lord Kaldor Draigo Caballeros Grises

"Defenderé a la Humanidad hasta mi último aliento, incluso si el Reino del Caos se vaciara y todas sus huestes se alzaran contra mí. Aun si los propios Dioses del Caos caminasen por este mundo, desenvainaría mi espada y me interpondría en su camino. Como Caballero Gris, no puedo hacer menos."

Lord Kaldor Draigo

Kaldor Draigo es el Supremo Gran Maestre del Capítulo de Marines Espaciales de los Caballeros Grises y un guerrero incalculable; portador de la Voluntad del Emperador hasta en lo más profundo de la Disformidad. Perdido en el Reino del Caos en el interior de la Disformidad durante al menos el último siglo estándar, en algunas ocasiones ha sido capaz de regresar al espacio real para luchar junto a sus Hermanos de Batalla de los Caballeros Grises durante peligrosas incursiones demoníacas. Pero un día, cuando su Capítulo y los defensores del Imperio de la Humanidad conozcan su hora más oscura, regresará al reino mortal de forma permanente para liderarlos hacia la victoria.

Historia

La historia de Kaldor Draigo empezó durante en el mundo de Acralem, durante la incursión demoníaca del 799.M41. El Príncipe Demonio M'kar el Renacido había aparecido desde el Reino del Caos liderando un ejército de Demonios, y su intención era llevar a la ruina no sólo a Acralem, sino a todo el sector Vidar. Resultaba inevitable que los Caballeros Grises se interpusieran ante tal amenaza. La Tercera Hermandad de los Caballeros Grises, en cuyas filas luchaba Draigo, descendió al planeta junto con nueve regimientos de la Guardia Imperial y una fuerza de Marines Espaciales de los Capítulos de los Caballeros Astrales y los Desgarradores de Carne.

Lo que les esperaba allí era una de las más terribles batallas del siglo. Hoy día hay pocas dudas de que si los Caballeros Grises no hubiesen participado, Acralem habría caído, pues fue su ataque contra la fortaleza disforme de M'kar lo que hizo cambiar el devenir de la campaña. Allí, el nombre de Kaldor Draigo, un Hermano de Batalla recién ordenado, entró en la historia. Fue Draigo quien propinó a M'kar el golpe que acabó con él, y que por tanto envió a toda su horda de vuelta a la Disformidad. Sin embargo, antes de caer el Demonio aguantó lo suficiente como para lanzar una vengativa maldición a su asesino:

"Sí, mortal, hoy la victoria es tuya, pero te lo advierto: si alguna vez vuelves a pisar este mundo, tú y todos tus seguidores sufriréis una maldición que durará diez mil años."

M'kar el Renacido, al Caballero Kaldor Draigo

La victoria en Acralem hizo que Draigo fuese ascendido por aclamación hasta el rango de Justicar, el primero de muchos ascensos y promociones a lo largo de su carrera. Durante dos siglos, Draigo sirvió a su Capítulo y al Emperador con una entrega intachable, recibiendo unos niveles de honor y gloria que superaban con creces los de cualquier otro Caballero Gris anterior a él, salvo quizás el propio Janus (el principal fundador del Capítulo, cuyas hazañas dieron forma al Imperio en sus días más oscuros). Kaldor Draigo se convirtió en Supremo Gran Maestre a principios del 901.M41, tras la muerte del anterior Señor del Capítulo a manos del Primarca Demonio Mortarion, y su primera decisión en el cargo fue grabar el nombre de su antecesor en el putrefacto corazón de Mortarion; un insulto que este jamás ha olvidado.

Doscientos años después de la victoria de Draigo en Acralem, una señal astropática de emergencia trajo a Titán la noticia de que Acralem había sido invadido de nuevo por Demonios. Al enterarse de esto, Draigo supo sin la menor duda que M'kar había renacido, y que la intención del Príncipe Demonio era hacer cumplir la maldición que en su día lanzara sobre él. Con una determinación escalofriante, Draigo prohibió a su Capítulo involucrarse en lo que estaba ocurriendo en Acralem, pues no quería que nadie más cayera víctima de una maldición que sólo le correspondía cargar a él. Sus Hermanos de Batalla no se mostraron satisfechos con esta orden, pero hasta donde él supo ninguno de ellos la desobedeció. Sin embargo, Draigo no estaba dispuesto a abandonar a aquel planeta a su suerte: en vez de ello se subió a una nave, y se dirigió a encontrarse con su destino completamente solo.

Así fue como Kaldor Draigo volvió una vez más a Acralem. El Señor de los Caballeros Grises era hombre de pocas palabras, pero era fácil detectar en su cara la más siniestra y absoluta determinación mientras cruzaba los arrasados campos de batalla del planeta, despertándolos con una nueva oleada de masacres: en el asedio al Castillo Gorseth, fue Draigo quien liberó la llamarada psíquica que barrió a un ejército entero de Demonios, y también fue él quien a continuación abatió a la putrefacta abominación que los comandaba. En el valle de Trebarin, fue Draigo quien aguantó la retaguardia imperial en la parte más estrecha del paso, manteniendo a raya a las hordas demoníacas mientras el 912º de Cadia se replegaba. Los supervivientes de aquella retirada contaron más tarde que Draigo había resistido en el pedregoso corredor durante dos días, sin fallar ni un golpe y sin dar ni un paso atrás. Sería difícil determinar cuál de los dos bandos sentía una mayor aprensión por Lord Kaldor Draigo, si los Demonios (por el terrorífico índice de bajas que habían tenido que sufrir a manos suyas) o los soldados y oficiales de la Guardia Imperial (que lo único que veían era a un silencioso bruto enfundado en una armadura enorme bañada de pies a cabeza en sangre de Demonios muertos).

La confrontación final entre Draigo y M'kar tuvo lugar en la cima del Pico Sombrío, frente al ondulante portal disforme del que el Príncipe Demonio extraía sus impías energías. Mientras los Guardias Imperiales combatían al resto de la horda, Draigo buscó directamente a su antiguo enemigo, pues sabía que la muerte de M'kar frustraría sus planes de conquista igual que ya había ocurrido tantos años atrás.

En el extremo de una gran falla, el caballero y el Demonio hicieron por fin chocar sus armas, ambos utilizando todas las tácticas a su disposición para superar las defensas de su enemigo. Todo el campo de batalla temblaba con el sonido de su titánico duelo, con el clamoroso choque de una plateada espada Némesis contra un filo demoníaco de metal disforme. El Príncipe Demonio lanzaba constantes insultos y maldiciones a Draigo, pero ni sus palabras ni sus hechicerías hacían la menor mella en el Señor de los Caballeros Grises. De todos modos, las llamas santificadas de la espada de Draigo tampoco lograban más que hacer reír a M'kar, y Draigo sabía que no iba a poder mantener para siempre el ritmo de combate de su adversario. En efecto, de pronto el filo de M'kar brilló con una oscura llamarada disforme, y el Príncipe Demonio descargó un golpe mucho más poderoso que ningún otro de los que lo habían precedido. Draigo interpuso su propia espada para bloquear el ataque y el arma demoníaca impactó contra ella con un golpe sordo, partiéndola por la mitad y obligando al Caballero Gris a hincar una rodilla en tierra. M'kar rugió de satisfacción, y viendo su inminente victoria alzó el brazo de nuevo para asestar a su enemigo el golpe de gracia.

Sin embargo, Draigo todavía no estaba derrotado. Respondiendo al Demonio con su propio rugido de guerra, se volvió a levantar, y agarrando con ambas manos lo que quedaba de su espada partida la clavó con todas sus fuerzas en el pecho de M'kar, atravesando su negro corazón. Con aquel único pero poderoso golpe, Draigo logró liberar a Acralem por segunda vez. En cuanto el cuerpo de M'kar inició sus estertores de muerte, el portal disforme que había convocado empezó a deslavazarse, sus energías se fueron dispersando y, uno por uno, los aullantes Demonios de la horda fueron desapareciendo. Aun así, antes de que el portal se cerrase por completo, M'kar tuvo tiempo para cometer un último acto de venganza: con sus últimas fuerzas el Príncipe Demonio agarró a Draigo por el cuello y lo arrastró consigo hacia el portal que ya se desmoronaba por completo. Así fue como Kaldor Draigo abandonó el mundo de los mortales para entrar directamente en la leyenda.

A diferencia de lo que muchos pensaron, la historia de Kaldor Draigo no acabó aquel día, pues el Señor de los Caballeros Grises sobrevivió a su viaje hacia el Reino del Caos. Cualquier hombre menos preparado que él habría enloquecido en el mismo momento de acceder a los dominios de los Dioses del Caos, un lugar donde la condenación de las almas acecha en cada esquina. Sin embargo, la mente de Draigo estaba completamente endurecida contra la locura y las seducciones de la Disformidad, y contra todo pronóstico resistió donde en teoría ningún hombre debería ser capaz de resistir.

Durante eras incontables vagó Draigo por aquel terrible paraje, siguiendo un camino lleno de todo tipo de Demonios que buscaban matarle, o seducirlo y atraerlo a la oscuridad. Pero Draigo pudo con todos ellos. En las Cataratas de Sangre, donde el acre fluido de los campeones caídos de Khorne se precipita incesantemente hacia el vacío, Draigo acabó con el gran Devorador de Almas Kar'voth. Tras eso, el Caballero Gris usó sus llamas purificadoras para limpiar de toda corrupción la gran hacha de la bestia, y usó sus restos fundidos para reforjar su espada, aún rota tras el enfrentamiento contra M'kar el Renacido, hacía ya tanto tiempo. En las retorcidas y hediondas junglas de los dominios de Nurgle, Draigo liberó una vez más las llamas santificadas, y durante largo tiempo los vientos de la Disformidad sólo transportaron un fétido aroma a quemado, y los torturados gritos de la demoníaca vegetación que crecía allí. Mientras cruzaba los Prados Susurrantes seis doncellas, las hermanas elegidas de Slaanesh, intentaron tentarle con promesas de gloria, poder y todas las riquezas que pudiese desear un hombre de carne y hueso, pero sus palabras no hicieron mella en el alma de Draigo, que recurrió a su espada y dejó los desmembrados restos de las Diablillas esparcidos sobre aquella planicie de hierba negra como el alabastro. A las puertas de la Ciudad Inevitable, el Señor de la Transformación M'kachen ofreció a Draigo un camino de vuelta a casa, y en respuesta el Caballero Gris derrumbó los muros de la ciudad dejando al Demonio sepultado bajo las ruinas.

Todos estos actos, y muchos otros que sucedieron tanto antes como después, ayudaron a forjar la nueva leyenda de Kaldor Draigo, pero esta vez en un lugar donde las leyendas son la materia de la que está hecha la vida misma. Con el paso del tiempo, los Demonios fueron dejando de inquietar a Draigo. El Caballero Gris había probado hasta tal punto su resistencia total a la corrupción, y había dejado tantos miles de cadáveres de Demonios a su paso, que actualmente ya sólo los más insensatos siervos de Khorne se atreven a seguir su rastro e intentar matarle. El hecho de que "algo" (en este caso "alguien") pueda existir en el Reino del Caos y a la vez sea inmune a la voluntad de los Dioses de la Corrupción se antoja como una imposibilidad en un lugar plagado de cosas imposibles. No obstante, si bien los Dioses Oscuros no son capaces de expulsar a Draigo, hay que decir que Draigo tampoco logra ninguna victoria relevante contra ellos: todos los Demonios a los que aniquila vuelven inevitablemente a materializarse en cuerpos nuevos, la vegetación de las junglas de Nurgle crece y se renueva de manera constante a partir de sus cenizas, e incluso los muros de la Ciudad Inevitable volvieron a alzarse por sí solos después de haber sido derruidos.

Pese al tiempo transcurrido desde la desaparición de Lord Draigo, el mundo mortal aún no le había olvidado. Cuando el Profeta de Jostero forjó una alianza con el Demonio N'Kari, trajo una porción del Reino del Caos al espacio real, y Draigo se materializó con ella. Así, Kaldor Draigo pudo reunirse brevemente con su Capítulo, pues una Hermandad de Caballeros Grises llegó poco después a Jostero para combatir la amenaza de N'Kari. Para Draigo, estaba claro que había pasado mucho tiempo desde su marcha, pues no conocía a ninguno de aquellos guerreros. Sin embargo, todos lo recibieron como a un hermano, y lucharon juntos codo con codo con él para eliminar al demente Profeta de Jostero y desterrar a sus aliados demoníacos.

Sin embargo, una vez más la victoria de Draigo fue amarga, pues en cuanto el portal se cerró, el Caballero Gris se vio transportado de vuelta al Reino del Caos. Aunque había ayudado a salvar Jostero, no había sido capaz de salvarse a sí mismo. Desde entonces ese ha sido el destino de Draigo, que se repite en un bucle incesante: vagar por el Reino del Caos durante periodos de tiempo de duración desconocida, con ocasionales y breves visitas al mundo real para librar una nueva batalla, tras la cual vuelve a verse atrapado en el Reino del Caos. Resulta difícil imaginar la fortaleza mental necesaria para soportar este tipo de existencia, pero el caso es que Draigo lo consigue. A día de hoy sigue vagando por las yermas estepas del Caos, en lucha eterna contra los Dioses Oscuros.

Desde que la Gran Fisura desgarró al Imperio, Kaldor Draigo ha encontrado el camino de vuelta al espacio real con una frecuencia cada vez mayor. Algunos de los Grandes Maestres creen que, a la vez que la Cicatrix Maledictum destrozó el velo entre la realidad y la Disformidad, también debilitó los lazos que retienen a Draigo en el Reino del Caos. Otros creen que las fuerzas del Caos que cegaban la visión del Supremo Gran Maestre han quedado dispersas ahora entre las dimensiones, y que por ese motivo Draigo puede percibir las necesidades de aquellos a los que lidera a lo largo y ancho de la galaxia. Sea cual sea el motivo, una cosa es segura: Kaldor Draigo ha aparecido para ayudar a sus Caballeros Grises en múltiples ocasiones desde la apertura de la fisura. Ha sido visto luchando incluso en zonas de guerra situadas en extremos opuestos de la galaxia. Quizás la apertura de la grieta permitirá su regreso, o quizás selle su destino para siempre. Los Prognosticadores no están de acuerdo en este asunto, y el propio Draigo no dedica su tiempo a meditar sobre tales asuntos. Utiliza el poco tiempo del que dispone para cazar a los horribles engendros vomitados por la Gran Fisura, y la más importante de sus presas es su antiguo enemigo, el Primarca Demonio Mortarion, que asesinó a su predecesor.

Armamento

Kaldor Draigo va armado con una armadura de Exterminador Aegis, un bólter de asalto, un escudo tormenta y granadas de fragmentación, perforantes y antipsíquicos. Sin embargo, su arma principal es una espada de energía Némesis artesanal llamada Espada Titán.

Miniaturas

Fuentes

  • Codex: Caballeros Grises (5ª Edición).
  • Codex: Caballeros Grises (8ª Edición).