
Irruptor Kataphron en combate
Mucho más grandes y poderosos que los servidores empleados por el resto del Imperio, los Irruptores Kataphron (Kataphron Breacher Battle Servitors en inglés) no nacen sino que son montados. Cumpliendo el papel de escudos y arietes vivientes, son usados por los Tecnosacerdotes para destrozar las líneas y fortificaciones enemigas en su insaciable búsqueda de nuevas tecnologías que asimilar. Absolutamente letales en las distancias cortas, sus torsos pesadamente blindados y sus orugas cubiertas abren un brutal camino a través de cualquier cosa que se les oponga.
Descripción[]
Un Tecnosacerdote Dominus puede llamar a un cuerpo de servidores de batalla para protegerlo en combate. Entre las piezas de artillería vivientes más grandes y potentes se encuentran los Irruptores Kataphron, servidores de batalla que superan muchas veces en tamaño y poder a los suministrados para el uso del resto del Imperio. Absolutamente letales a corta distancia, los Irruptores Kataphron no nacen sino que son construidos, y cada mejora está diseñada para la máxima letalidad. Son fácilmente reconocibles por los gruñidos de sus unidades motrices, las crueles pinzas hidráulicas y los cañones mortales montados en el hombro. Sin embargo, el componente más vital de todos está dentro. Muchos de los componentes carnosos de los servidores se cultivan en cubas, pero pronto se descubrió que estas sustancias orgánicas artificiales no podían vincularse adecuadamente con la descomunal maquinaria del Irruptor Kataphron. Después de algunos experimentos, se averiguó que las construcciones solo funcionaban correctamente cuando estaban centradas alrededor del alma de lo que no era solo un hombre vivo, sino uno particularmente violento. La parte del Irruptor Kataphron que una vez fue humana no muestra emoción, pero responderá por instinto a los imperativos bináricos de los Tecnosacerdotes. Sin embargo, el proceso de convertirse en un servidor de batalla preserva algo del espíritu agresivo, y la promesa de masacre parece acelerar las voluminosas máquinas humanoides.
En batalla los Irruptores Kataphron retumban al mando de sus amos Tecnosacerdotes, cumpliendo los roles de escudo viviente y ariete por igual. Diseñados originalmente para romper líneas de batalla enemigas y fortificaciones, son de gran utilidad para aquellos adeptos que desean apoderarse de un valioso artefacto en las garras de los que serían usurpadores. A medida que se acercan a la línea del frente, las salvas lanzadas por el enemigo caen como granizo alrededor de los Irruptores con poco efecto; las gruesas placas superpuestas que cubren las partes orgánicas de los servidores de batalla les hacen casi invulnerables al fuego de las armas pequeñas a medida que avanzan. Una vez que suenan las alarmas de proximidad, devuelven el fuego con descargas helicoidales de energía de los pesados rifles voltaicos o los retorcidos y rasgados campos de los cañones de torsión. Mientras el enemigo se dispersa desordenadamente, los Irruptores aceleran, chocando contra las líneas enemigas para aplastar y matar con garras hidráulicas y voltaicas. Bajo los caprichos de los Tecnosacerdotes, ciudades e incluso mundos enteros se han convertido en polvo bajo las inmisericordes huellas de estas semi-criaturas.
Aunque los Irruptores Kataphron son potentes, resultan fáciles de reemplazar y pueden reunirse por miles si es necesario. Todos los mundos forja crean estas construcciones medio máquina de guerra a diario, y en sus biohangares hay apilados fila tras fila de servidores Kataphron inactivos esperando el comando binárico para despertar. En la batalla se usan de manera cruel y, a diferencia de los robots reliquia de la Legio Cibernética, los restos destrozados de los servidores Irruptores Kataphron destruidos se consideran nada más que chatarra. Su supervivencia es algo de poca importancia, y un Tecnosacerdote los usará sin mayor reflexión de la que haría un Marine Espacial en gastar un cargador de proyectiles de bólter.
Armamento[]
Su aspecto refleja a la perfección la tecnocéntrica naturaleza del Adeptus Mechanicus: solo media cabeza y parte de su torso sigue siendo humano. Pueden ir armados con rifles voltaicos, cañones de torsión, garras voltaicas, garras hidráulicas, culebrinas de plasma, cañones pesados grav, blásteres de fósforo o lanzallamas cognis.
Estas máquinas están también equipadas con petos rompedores Kataphron, poderosas armaduras cibernéticamente mejoradas de una aleación de metal de titanio y plastiacero que desvían tanto hojas como balas.
Miniaturas[]
Fuentes[]
- Codex: Culto Mechanicus (7ª, 8ª, y 9º Edición).