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Plantilla:MascotaNecronPatrocina

Necron Inmortal

Inmortal Necrón disparando su carabina tesla.

"Con una docena de legiones de Inmortales bajo mi mando, podría incluso destruir las propias estrellas. Y me basta con una sola legión para aplastar tu patético planeta."

Imotekh, El Señor de la Tormenta, Phaeron de la Dinastía Sautekh y Regente de Mandrágora

Los Inmortales son la infantería pesada de los ejércitos Necrones. Antes de la biotransferencia los Inmortales ya eran la élite de las tropas Necrontyr y marchaban al frente de sus conquistas galácticas. Renacidos con cuerpos incansables de metal, ahora forman las tropas de choque de los ejércitos de un mundo necrópolis. Mientras que los Guerreros Necrones son carne de cañón, los Inmortales son mucho más valiosos para sus Líderes Supremos, y son desplegados en consecuencia. Pesadamente armados y acorazados, no se detendrán ante nada hasta que hayan cumplido los designios de su señor, y a menudo se les ve en el corazón de una ofensiva aplastante o un contraataque demoledor. Las legiones de Inmortales son un eco de lo que fueron antaño, pues billones de ellos perecieron en el ocaso de la Guerra en el Cielo. Sin embargo, pervivieron millones y ahora aguardan en sus mundos necrópolis para reconquistar la galaxia.

Descripción

Inmortal necron

Inmortal Necrón con bláster gauss.

Cuando los Necrones conquistaron la galaxia por primera vez, lo hicieron con la implacable e inquebrantable ayuda de las legiones de Inmortales. Formados a partir de las castas guerreras de los Necrontyr, estos curtidos veteranos eran la élite de los ejércitos de las Dinastías, unos guerreros renacidos en incansables cuerpos de metal. Durante centenares de años, los Inmortales fueron el azote de todos los enemigos que se interponían entre los Necrones y la dominación galáctica. Ahora, las legiones de Inmortales no son más que una pálida reminiscencia de lo que fueron antaño, pues resultaron destruidos a trillones durante los últimos compases de la Guerra en el Cielo. Sin embargo, varios billones de ellos sobrevivieron, y ahora aguardan a ser despertados de sus tumbas para iniciar la reconquista de la galaxia.

Como tropas de choque de los ejércitos de los mundos necrópolis, los Inmortales tienen una gama más amplia y una mayor capacidad de reacción que los Guerreros Necrones, ya que han conservado gran parte de su experiencia táctica y estratégica. En muchos sentidos, la transferencia de los Inmortales a cuerpos y mentes máquina ha agudizado aún más su eficacia para hacer la guerra. Una falange de Inmortales a la que se deje actuar con total autonomía se esforzará por lograr la victoria usando cada táctica y estratagema que tenga a su disposición. Esto no quiere decir que los Inmortales no tengan defectos, ni mucho menos. El más destacable de ellos es su incapacidad para aprender y adaptarse a nuevas tácticas de combate. En las raras ocasiones en las que deban enfrentarse a una situación bélica que no se puede resolver usando ninguna de las ancestrales tácticas registradas en sus bancos de memoria, aplicarán la contraestrategia que consideren más parecida, independiente de si es o no la más adecuada. Por suerte estas tesituras resultan bastante insólitas, pues a pesar de los avances tecnológicos la estrategia militar ha cambiado muy poco desde los días de la Guerra en el Cielo.

En el interior de los circuitos de cada Inmortal yace una chispa del soldado mortal que una vez fue. Aunque queda fuertemente suprimido por los protocolos de obediencia a sus señores, los Inmortales recuerdan el triunfo del combate y el placer de acabar con sus enemigos. La transición de la carne mortal al metal alienígena inmortal solo ha profundizado el odio de los Inmortales hacia sus enemigos. Liberados de debilidades como los remordimientos o la lástima e incapaces de sentir miedo a la muerte, matan sin dudar. El único deseo de un Inmortal es cumplir la voluntad de su Líder Supremo y reclamar gloria para los Necrones.

Los Inmortales son capaces de hablar, aunque lo hacen en un tono monótono y carente de emoción que resulta aún más frío que las voces huecas de los Líderes Supremos. Esto les permite no solo reportar informes de batalla clínicamente precisos, sino también transmitir órdenes a los Guerreros Necrones, un factor que suele aumentar la eficacia de toda la línea de batalla. No obstante, fuera de estos parámetros los Inmortales son (en el mejor de los casos) conversadores limitados, a menudo víctimas de los bucles recurrentes de la lógica y los protocolos del lenguaje formal, en lugar de saber transmitir de manera directa la información relevante. Si un Inmortal se ve ante una pregunta o concepto que no entiende, simplemente no responderá, un rasgo que a menudo lo único que consigue es que los Líderes Supremos Necrones especialmente arrogantes se recreen aún más en sus intrincados soliloquios retóricos. La arenga de un Némesor a sus tropas antes de una batalla puede llegar a hacerse interminable, mientras escudriña a sus silentes Inmortales buscando algún atisbo de entendimiento, y ellos a su vez le observan con una paciencia nacida de la más absoluta incomprensión, esperando solemnemente a que les dé la orden de lanzarse al combate una vez más.

Los Inmortales compensan su falta de flexibilidad estratégica gracias a una gran durabilidad y potencia de fuego. Sus armaduras son mucho mejores que las de los Guerreros Necrones, y pueden soportar una tormenta de disparos de bólteres pesados y de cañones de asalto sin sufrir más que unas pocas manchas negruzcas. La amenaza que supone un Inmortal no finalizará ni siquiera tras haberlo abatido, ya que sus sistemas de autorreparación son más eficientes que los de otros guerreros de primera línea. Pocos enemigos son capaces de resistir el fuego en contraataque de los Inmortales. Un solo disparo de bláster gauss puede atravesar casi cualquier tipo de armadura y arrancar la piel de los huesos; y cuanto más se acercan los Inmortales a su objetivo, menor será el intervalo entre andanadas. Llegado a ese punto, todo lo que el enemigo puede hacer es tratar de buscar cobertura, aunque por lo general eso no le dará más que una mínima esperanza de supervivencia. Nadie puede esconderse de los Inmortales: sus blásteres gauss escudriñarán cada recoveco y ranura hasta que solo queden cenizas.

Las falanges de Inmortales llevan las mismas marcas que los Guerreros Necrones, aunque muchos muestran una banda honorífica en el cráneo para reflejar su estatus. Lucen el Ankh de la Triarca con orgullo, ya que sus mentes reconocen el símbolo de su antiguo imperio. Al igual que los guerreros menores, los Inmortales llevan los colores de sus superiores sobre el ankh, y una falange especialmente favorecida podría mostrar los colores de su Phaeron, lo que puede implicar que forman parte de su legión personal o que están actuando bajo el auspicio de uno de sus Líderes Supremos más preciados. Asimismo muestran en sus hombreras los mismos glifos de falange que otras legiones para identificarse en el campo de batalla, derivados de los glifos dinásticos de su gobernante. Como soldados favorecidos, algunas falanges concretas pueden mostrarlos pintados con los colores dinásticos como recompensa por sus logros o para honrar a su señor.

Armamento

Las falanges de Inmortales se componen de entre 5 y 10 miembros, todos ellos armados con blásteres gauss o carabinas tesla. Cada falange puede escoger desplegarse en una Guadaña de la Noche.

Trasfondo antiguo (3ª Edición)

Los Inmortales se encontraban entre los siervos de la raza Necrontyr más favorecidos por los C'tan y fueron los primeros de su clase en renunciar a su cuerpo mortal y maldito para convertirse en Necrones sin alma. Implacables gigantes de metal, el brillo de sus cuerpos relucientes es fruto del desgaste provocado por el paso del tiempo. Sus cráneos de metal siembran el miedo en los corazones de sus enemigos y su avance sepulcralmente silencioso resulta mucho más aterrador que un grito de batalla sediento de sangre.

Miniaturas

Fuentes

  • Codex: Necrones (Ediciones 3ª, 5ª y 7ª).
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