Wikihammer 40k

Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

LEE MÁS

Wikihammer 40k
Registrarse
Advertisement
Wikihammer 40k
12 054
páginas
Impriwars banner

Todoestrategia banner

Icono de esbozo Este artículo debe ser actualizado con información de nuevos Codex y publicaciones oficiales. La información que contiene puede no seguir vigente o estar incompleta. Disculpen las molestias.


Simbolo hermanas del silencio

Icono de las Hermanas del Silencio

"Somos Mudas pero no sin Poder,

Somos Silentes pero no sin Resolución,

Somos Intocables pero no sin Valor,

Somos Hermanas de un solo Padre,

Somos rastreadoras y daremos con nuestra Presa,

Somos Guerreras, ay de aquel a quien nos Oponemos,

La Marca del Emperador está en nuestra frente,

Los que tratan con la Disformidad deben temernos,

¡Nosotras impartimos Su Juicio y Venganza!"

Gestos MDVI de los Protocolos Anatema, comúnmente llamados el Panegírico Dorado

La Hermandad Silenciosa del Gran Diezmo, también llamadas Hermanas del Silencio (Sisters of Silence en inglés), Buscadoras de Brujas, Azote Pálido, Las Desalmadas, las Doncellas Nulas, las Eyrine o Hijas del Abismo, son una orden paramilitar formada por mujeres dotadas del gen Paria, y especializada en la búsqueda, captura y supresión de psíquicos. Aunque pertenecen oficialmente al Adeptus Astra Telepathica, sólo responden antre el Trono Dorado y conforman la guarnición de las temidas Naves Negras para llevar el Gran Diezmo de psíquicos de todo el Imperio hasta Terra. Sus dominios originales eran la Ciudadela de Somnus (su cuartel general, en la Luna), la Estructura Orbital Magadan (muelle fortificado de las Naves Negras, en el Sistema Solar), Frío Alfa (prisión fortificada en la órbita de Titán) y las localizaciones secretas de Estrella Uno, Puerto Silencioso y Taceant Astra, que se creía eran sistemas del Segmentum Solar destinados al procesamiento seguro del Gran Diezmo. No obstante, el advenimiento de Roboute Guilliman y la partida de las flotas de la Cruzada Indomitus supuso un cambio radical en su modus operandi.

A lo largo y ancho del gran Imperio de la Humanidad, las Hermanas del Silencio son figuras misteriosas y temidas. Han entrado en el folclore y las supersticiones de miles de mundos humanos, a pesar de los esfuerzos del Imperio por negar tal tontería, y es fácil entender por qué. Cabalgando por el oscuro vacío entre las estrellas a bordo de las temidas Naves Negras, la Hermandad Silenciosa recauda el Gran Diezmo, conocido por algunos como el "Tributo de Psíquicos" o la "Caza Interminable". Cada una de sus integrantes es una Nulidad Psíquica, un ser que inspira horror por donde pasa debido a su particularidad única. Cosechan a aquellos humanos con el "don" de los poderes psíquicos, sean niños o adultos, entregados por los gobiernos que los reúnen por la Ley Imperial o acechados y cazados hasta el último rincón de sus mundos. No hay dónde esconderse de las Hermanas del Silencio, ni argumento que las pueda convencer, ni forma de desviarlas. Por edicto del Emperador van y vienen como fantasmas entre las estrellas, y golpean como el segador de las leyendas contra cualquiera que intente impedírselo.

La Caza Interminable[]

"Cuando era un niño en Gehenna, recuerdo las historias de las doncellas blancas: fantasmas terroríficos que vendrían por la noche a robar a los nacidos brujos y a los niños que habían hecho cosas terriblemente malas. Se decía que podían encontrar a los malvados sin importar la profundidad a la que se escondieran en la colmena, ni a qué aguja olvidada trepasen. Cuando crecí, llegué a creer que tales cosas no eran más que supersticiones, pero ahora que soy un oficial de la Gran Cruzada, y he sangrado en los campos de batalla de una veintena de mundos, he descubierto que mis temores de la infancia eran ciertos, y bastante correctos."

Memorias del Teniente Coronel Gudrun Ceax, retirado, del 227º de Rifles de Gehenna

Se dice con justicia que las Hermanas del Silencio (su designación oficial más común) son una de las Órdenes más herméticas y misteriosas de los sirvientes del Emperador. Son una organización encubierta que ha servido como el brazo armado del Adeptus Astra Telepathica desde su fundación, dentro del cual son conocidas, al menos en la documentación formal, como la "Divisio Investigates", un término bastante oscuro que cubre un universo oculto que muy pocos han tenido el poder o la autoridad suficiente para contemplar. Aunque son marcadamente diferentes en su naturaleza y origen, tienen mucho en común en ese aspecto con el Adeptus Custodes, en concreto en el alcance de su autoridad legal, que hasta donde alcanza su misión es prácticamente absoluta sobre la miríada de poderes y señoríos del Imperio y sus cientos de miles de mundos habitados por humanos. Asimismo, la Hermandad Silenciosa destaca también por tener el derecho y el deber de recorrer libremente los santuarios interiores de las Criptas Imperiales, dominio soberano y exclusivo del Emperador y su Casa, por deseo y licencia del Señor de la Humanidad. Este es un derecho que comparten solo con el Adeptus Custodes.

Los deberes de las Hermanas del Silencio son múltiples y complejos, pero básicamente son guerreras-investigadoras, cazadoras y carceleras. Su misión es buscar, aprehender y procesar psíquicos procedentes de la población humana del Imperio, y entregarlos al Adeptus Astra Telepathica para su evaluación y disposición. Como parte de esta tarea infinita, también han de cazar psíquicos renegados y destruir a aquellos considerados demasiado peligrosos para vivir. Esta es una misión arriesgada, muy superior a las capacidades de cualquier fuerza policial o militar formada por simples humanos, pero se ve posibilitada no solo por la habilidad marcial de la propia Hermandad, sino sobre todo por su naturaleza de Nulidades Psíquicas.

Las Hijas del Anatema[]

El rasgo más singular de la Orden es que todas y cada una de sus integrantes es una "Intocable", una rara mutación del género humano cuyo reflejo en la Disformidad es muy diferente del resto, cuyas mentes son inmunes a los asaltos de los psíquicos y cuya presencia es anatema para aquellos dotados de poderes psíquicos. Mientras que el reflejo disforme de un ser corriente brilla como una llama, el de un Intocable es un enorme vacío, un agujero negro que atrae la fuerza vital de otros hacia una profunda en insondable nada. Su mera proximidad es suficiente para provocar incomodidad y dolor a los psíquicos, y de hecho suelen provocan una aversión irracional a toda criatura viviente sin importar su fuerza de voluntad. Es una reacción simple e irresistible a la "incorrección" fundamental del Intocable o, como se suele decir de forma imprecisa, a su "carencia de alma". Este curioso y macabro fenómeno va más allá de la simple incomodidad, como la que uno podría sentir ante un maniquí o autómata que imita a la Humanidad pero permanece sin vida: es un efecto sobrenatural atestiguado, que parece afectar profundamente a las percepciones subconscientes de todos los seres vivos, haciéndoles ver a estos seres como algo maligno y contrario al orden natural de la existencia. Parece haber grados perceptibles en este efecto, que varían de individuo en individuo, siendo este fenómeno "más intenso" en unos Intocables que en otros, y las Hermanas del Silencio son reclutadas de entre los más poderosos.

También hay que decir que la perturbación causada por un Intocable es evidente no solo para la Humanidad, sino para todas las otras formas de vida y especies xenos encontradas, en mayor o menor grado. Hay numerosos incidentes registrados en los que los inquietantes efectos de las Nulidades Psíquicas humanas han sido suficientes para desconcertar a los salvajes y brutales Orkos, mientras que para los Eldars, una raza psíquica por excelencia, la presencia de un Intocable humano les provoca un agudo horror existencial.

El poder más potente y quizás impactante de los Nulos, no obstante, es lo que los hace perfectos cazadores y asesinos de psíquicos: los Intocables como las Hermanas del Silencio son prácticamente imposibles de afectar con poderes disformes. Sus mentes no pueden ser invadidas, sus percepciones no pueden ser alteradas y sus cuerpos no pueden ser poseídos. Incluso las manipulaciones más toscas pero más directas del entorno o la energía ambiental por parte de un psíquico, como las llamas conjuradas por la piromancia o los escombros arrojados mediante telequinesis, se ven dificultadas o incluso anuladas por completo en presencia de un Intocable. En Nulidades como las Hermanas del Silencio, escogidas específicamente por la fuerza de su don, sus mentes son para los psíquicos aullantes abismos de oscuridad que no solo deshacen las energías arrojadas en su contra sino que interfieren activamente con el flujo de la Disformidad a su alrededor. La profunda fobia que provocan se extiende a psíquicos tanto humanos como xenos, así como a las entidades y criaturas del Empíreo, y su mera presencia es una toxina debilitante para ellos.

Además, hay algunas Hermanas Silentes en el seno de la Hermandad que, mediante un entrenamiento y prácticas arcanas cuya naturaleza nunca se ha revelado a extraños, son capaces de desarrollar sus capacidades "nulas" hasta el punto de que son lo bastante intensas como para hacer que cualquier uso de poderes psíquicos en su presencia sea extremadamente peligroso. Estas Hermanas son las "Damas del Olvido", y dentro de su Orden son los cimientos de una fuerza de élite encargada no de aplicar día a día el Gran Diezmo, sino de destruir a los psíquicos libres de nivel Alfa y de entrenar sin cesar para batallas de este letal calibre.

Las Buscadoras de Brujas y sus obras[]

La Hermandad Silenciosa es una organización de alcance y secretismo singulares. Su tamaño exacto es desconocido, pues aunque nominalmente forma parte del Adeptus Astra Telepathica siempre ha gozado de amplia independencia para llevar a cabo su deber. Mientras el Adeptus Custodes protegía directamente al Señor de la Humanidad, las Hermanas del Silencio fueron claves para la realización de las grandes obras secretas proyectadas por Él. Hacia finales de la Gran Cruzada aún mantenían una fuerte presencia tanto en la propia Terra como en sus cuarteles generales en la Luna, la Ciudadela de Somnus (una instalación cedida por los antiguos cultos selenitas) y la Estructura Orbital de Magadan (la estación de atraque orbital fortificada usada por las Naves Negras para descargar su contenido en el Sistema Solar, y vedada a todas las demás). También se considera indiscutible que gran parte de la criba y el procesamiento del Gran Diezmo no se lleva a cabo en el Sistema Solar, sino en varios sistemas aislados y prohibidos de las cercanías; un cambio comprensible respecto a los primeros días del tributo, dada la enorme escala que ha adquirido la operación con la expansión del Imperio, y al potencial peligro para la seguridad que representa la concentración de tantos psíquicos sin entrenar en una misma área. Estos sistemas estelares administrados por el Adeptus Astra Telepathica solo son conocidos por otras ramas del Imperio como designaciones codificadas, vagas y cambiantes. De hecho, tal es el grado de hermetismo que rodea al Gran Diezmo, que solo los Navegantes de la Liga de las Naves Negras saben la localización de estos mundos de procesamiento y de los diversos puertos, estaciones de recolección y puestos avanzados dispersos por todo el Imperio, y hasta ellos pasan sus vidas en el interior de biocrisoles sellados, hogares-prisión que se incineran automáticamente si sus sellos llegan a ser dañados: tal es el inestimable valor que se atribuye al Gran Diezmo.

El Voto de Tranquilidad[]

El secretismo es mucho más que el lema y el método de la Hermandad Silenciosa: es el centro de su mismo ser. Una vez concluido su entrenamiento y confirmado su ingreso en la Hermandad, un proceso que empieza cuando son reclutadas en la infancia. La hermandad recluta a sus Intocables de muchas fuentes que varían de Vigilia en Vigilia. Algunas han terminado en el Gran Diezmo, sus mundos tan ansiosos de deshacerse de ellas como de sus peligrosos psíquicos. Miembros de la Inquisición y Comerciantes Independientes de largas distancias entregan algunas de ellas a la Hermandad y persisten rumores de líneas de sangre genéticamente estables ocultas a los ojos de Terra y protegidas por la propia Hermandad. Las Intocables empiezan sus rigurosos deberes como novicias, y sólo cuando han demostrado ser dignas de los altos estándares de la Hermandad son iniciadas por completo, siendo el último paso el llamado Voto de Tranquilidad. Esta solemne dedicación a su deber hasta la muerte toma forma en la asunción de un voto de silencio, el cual da a la Divisio Investigates su nombre más común. A partir de ese momento, ninguna Hermana del Silencio pronuncia una sola palabra durante el resto de su vida, ni siquiera ante el dolor del golpe de una espada o del impacto de una bala, lo que demuestra su estoica resolución. Ningún secreto puede ni será jamás revelado por las Hermanas del Silencio, y jamás pronunciarán palabras de perdón o clemencia. Asimismo, refuerzan el simbolismo de este voto absoluto con la gorguera blindada similar al rastrillo de una fortaleza que forma parte de su armadura, el cual, a menudo combinado con una calavera, se ha convertido en el identificador de la Orden en la iconografía del Imperio. La comunicación entre las Hermanas del Silencio se hace mediante una serie compleja de formas de lenguaje por signos llamado Marcaideas, que van desde jergas tácticas altamente eficientes y abruptas diseñadas para el campo de batalla, las Marcabatallas, a formas detalladas diseñadas para expresar de modo claro y preciso conceptos y acciones estratégicas, pasando por sistemas enormemente complejos y sofisticados, pensados para tratar abstracciones filosóficas y técnicas. Esta última gama es necesaria porque las Hermanas del Silencio son una organización que no solo se dedica a la realización del Gran Diezmo, sino también a la investigación, la persecución, los interrogatorios y los juicios. También poseen, y deben expresar cuando es necesario, un conocimiento enciclopédico sin igual sobre los psíquicos y la Disformidad, que solo ellas, debido a su carácter de Nulidades, son capaces de guardar con seguridad. En las escasas ocasiones en que se hace necesaria la comunicación con grupos ajenos a sus filas, se logra principalmente mediante la participación de acólitas de la Hermandad que aún no han contraído el voto de silencio y que actúan como intérpretes prologantes o "Proloquors". También se ha observado el uso de sistemas tecnolinguis que permiten transcribir la estructura simbólica de los gestos de las Hermanas mediante máquinas de interpretación y, en casos extremos, expresarla como una vocoseñal a través de servoautómatas. Asimismo, las Hermanas Silentes están adiestradas en muchas otras formas de comunicación gestual y no verbal, como los signos de batalla de los Astartes, el voidsys y el graph-binarc, para conversar con otras fuerzas militares del Imperio directamente si surge la necesidad.

Historia[]

Orígenes: La fundación de la Divisio Investigates[]

Por sorprendente que parezca, las pruebas sugieren, al menos superficialmente, que la Hermandad Silenciosa no formaba parte del patrón de fuerzas del Imperio diseñado por el Señor de la Humanidad, por lo menos en su forma actual. No obstante, hay quienes rebaten esto, afirmando que lo que se convertiría en las Hermanas del Silencio ya existía en las sombras desde hacía mucho, aguardando su momento. Sea como fuere, es indudablemente cierto que cierto número de los llamados Intocables sirvieron bajo los estandartes de la Unificación, pero las pruebas apuntan a que lo hicieron a cierta distancia tanto del propio Emperador, como de su ayudante y ministro Malcador el Sigilita, que entonces era el visir del Señor del Relámpago, ya que ambos eran psíquicos de prodigioso poder, y de hecho el futuro Emperador era ya el mayor psíquico que ha conocido la Humanidad. Estos sirvientes "desalmados" eran, según los rumores que persisten de aquella época, agentes encubiertos y asesinos, y escasos en número, más que una orden militar como tal. De hecho, el único caso similar a las Hermanas del Silencio en la historia de la Antigua Terra puede encontrarse en los registros akáshicos de una era y tono totalmente distintos: los "Vacíos" que se ganaron una oscura fama sirviendo al Rey Innombrable (que, según algunas leyendas, también era un Nulo) en los terribles siglos perdidos de la Era de los Conflictos de Terra, antes de la venida del Emperador.

Las primeras cosechas[]

Durante las Guerras de Unificación, hubo que hacer frente a muchas amenazas terribles nacidas de la brujería psíquica y de la posesión por entidades Disformes, pero se combatió contra ellas directamente, superándolas con el poder del Emperador y con la fuerza bruta de Sus guerreros, aunque en ese último caso el coste en vidas siempre era terrible y desproporcionado. Cuando la Gran Cruzada empezó a abandonar los límites del Sistema Solar y las primeras misiones de la Liga de las Naves Negras siguieron sus pasos para cobrar el Gran Diezmo en las conquistas iniciales, se emplearon nuevos cuerpos paramilitares de investigación y ejecutores para llevarlo a cabo sobre el terreno, dirigidos por una cábala de psíquicos leales de nivel Primaris reclutados de la Scholastica Psykana (la primera versión de la Divisio Investigates), y su cosecha era entregada directamente en Terra.

Aunque según todos los registros estaba bien armada y equipada, el historial de esta nueva Orden militante no estuvo libre de fracasos, a medida que el Imperio llegaba a abarcar primero docenas, luego docenas y por último cientos de sistemas habitados, y el esfuerzo empezó a pasar factura. Pronto quedó patente, con el paso de los años, que las bajas mortales, los casos de derrumbe psicológico y las tragedias sangrientas que rodeaban o implicaban a la Divisio Investigates eran demasiado frecuentes para ser soportables. Los informes a disposición del Consejo de Terra indican que en aquella época se sabía que hacía falta una solución mejor para el problema de la captura y control de los psíquicos, pero al estar la Gran Cruzada aún en su infancia, sus futuros rasgos aún no estaban fijados y mucho seguía en estado de flujo, y muchos de los propósitos del Emperador aún no habían quedado claros o encontrado su forma definitiva. También se dice que en ese tiempo se propusieron varias soluciones radicales al Emperador y Sus consejeros, pero antes de que se tomara una decisión, el asunto alcanzó su clímax con el Cataclismo de Pentacanaes.

Una plaga de locura[]

Un mundo colmena de tipo solar empobrecido pero con una sociedad relativamente estable, a apenas unas semanas de distancia de Terra a través de las mareas del Empíreo, Pentacanaes había sido una baratija temprana y fácil de conquistar para la Gran Cruzada. Luchando por mantener a duras penas una base tecnológica industrial, su única ventaja era un fondeadero espacial, y el único recurso que podía ofrecer al Imperio era su vasta población humana, que se contaba por decenas de miles de millones de vidas.

Bajo un gobierno imperial que desbancó a la escuálida mezcla de reyezuelos y confederaciones enfrentados que habían dominado el planeta anteriormente, Pentacanaes creció hasta convertirse primero en un puesto de avanzada fronterizo, y luego en una parada obligatoria para las Flotas Expedicionarias, con centenares de regimientos del Ejército Imperial estacionándose temporalmente allí antes de ser redesplegados al frente. Durante este periodo, muchos de los jóvenes más capaces y aptos también respondieron a la llamada de la Gran Cruzada, despojando así al planeta de su flor y nata para fundar nuevos regimientos propios. El resultado final fue un planeta en proceso de lenta pero constante putrefacción desde dentro. El vicio y la corrupción económica echaron raíces en las sombras de las vastas pistas de aterrizaje y complejos de barracones, mientras que en las subcolmenas y los arrabales del núcleo profundo, ignorados por la riqueza que había obtenido la casta superior del planeta y dejados sin esperanzas ni perspectivas de mejorar su situación, empezaron a enconarse oscuras creencias y extraños cultos a pesar de los mejores esfuerzos de los Iteradores desplegados en el planeta y de las purgas lanzadas para sofocarlos. Al final, el Gobernador recibió información de inteligencia sobre un culto apocalíptico particularmente peligroso, que se llamaba a sí mismo "El Banquete Final" y había echado raídes en un sector de desolados suburbios conocido como la Distempora. El culto resistió con violencia todos los intentos de destruirlo, y los rumores de confianza decían que estaba dirigido por una "sagrada familia" con el poder de "obrar milagros". La Liga de las Naves Negras fue debidamente informada, y la próxima vez que una de las naves del Diezmo llegó a la órbita de Pentacanaes, un quinteto de cañoneras pesadamente armadas fue enviado a descender al sector de la Distempora con una amplia fuerza de la Divisio Investigates para acabar con el culto y apoderarse de sus líderes, que fueron considerados in absentia como psíquicos rebeldes. No se sabe con seguridad qué ocurrió después, pero las cañoneras y sus tripulaciones nunca regresaron, y en cuestión de horas toda la Distempora estaba destrozada por un cataclismo de horrible e irracional derramamiento de sangre. Este se extendió como un incendio, y en unas pocas horas todo el hemisferio sur de Pentacanaes estaba en llamas y hundido en una marea infinita de revueltas, salvajismo y matanzas. Quedó claro que algún tipo de fuerza psíquica había sido desatada en Pentacanaes, en forma de una plaga de locura que se había apoderado de quizás un cuarto entero de la población al extenderse desde la Distempora como una úlcera. Los afectados se convertían en monstruos, seres inhumanos empeñados en perpetrar atrocidades y destrucción salvaje.

Se declaró el estado de emergencia y las unidades del Ejército Imperial acantonadas en Pentacanaes fueron movilizadas para acordonar los sectores afectados, pero ni siquiera esas tropas podían resistir los ataques, y lo que era peor, pronto muchos de los soldados empezaron a sucumbir a la locura. El Gobernador de Pentacanaes también fue víctima, y tuvo que ser ejecutado por sus guardaespaldas cuando intentó matar a sus propios hijos al caer en la demencia. La autoridad pasó entonces al oficial de mayor rango en la órbita, el amo de la misma Nave Negra que había desatado la masacre: el Capitán Gigan D'antes. Se había alertado a unidades de la VI Legión Astartes, los futuros Lobos Espaciales, y estaban acudiendo desde Terra, pero tardarían días en llegar, y Gigan D'antes llegó a la conclusión de que Pentacanaes no disponía de tanto tiempo. Ni siquiera la desesperada medida de efectuar disparos orbitales con macrocañones y lanzas pudo detener la expansión de la anarquía por el planeta, y donde quiera que mirase el Capitán D'antes, todo era desbaratado. Ninguna de las fuerzas desplegadas podía resistir mucho tiempo en ese mundo condenado ante aquella locura nacida de los poderes psíquicos. Ninguna de ellas, excepto una, como descubrió con sorpresa.

Registradas en la lista de regimientos acantonados como las Hijas del Cuervo, o más formalmente como el 5º Regimiento de Infantería Irregular Forzosa de 9-13, eran un ejército formado a partir de una cultura tecnobárbara matriarcal procedente de un ignoto mundo salvaje de los límites meridionales del Segmentum Solar, tan desconocido que ni siquiera tenía un nombre de verdad en los registros, y solo era designado como 9-13. Recientemente reclutado y enviado a servir en la Gran Cruzada, y arribado apenas unas semanas antes para ser redesplegado, el regimiento aún no había tenido ningún servicio activo, pero los escasos informes disponibles indicaban que varias quejas poco definidas habían sido hechas contra sus miembros por parte de las otras tropas alojadas junto a ellas, se habían registrado numerosos incidentes de conflictos, y los Señores de la Disciplina habían sido enviados a menudo para sofocar las peleas entre las nativas de 9-13 y el resto de soldados. Enviado junto al resto del Ejército Imperial al extenderse la marea de locura, el pequeño regimiento no solo había resistido los ataques, sino que había hecho retroceder a la horda de afectados, y ni una sola de sus combatientes había sufrido contaminación psíquica. Ni una.

Para Gigan D'antes, experto en el saber de la Scholastica Psykana, solo podía haber una explicación: las Hijas del Cuervo, o al menos una proporción muy significativa de ellas, eran Intocables. Era algo sin precedentes, y que sin duda debería ser investigado posteriormente, pero por ahora ofrecían un medio para salvar a un planeta asediado por la locura. Organizando rápidamente todo el apoyo aéreo que pudo, y usando siempre que fue posible pilotos de su Nave Negra para aportar mayor resistencia contra la creciente tormenta psíquica, Gigan abrió camino a las Hijas del Cuervo, jugándoselo todo a una carta y transportando por los aires a todo el regimiento, reforzado y armado hasta los dientes, y despejó una zona de desembarco en el mismo corazón de la pesadilla, las profundidades del sector de la Distempora. Allí se enfrentaron a los transfigurados horrores que habían sido desatados por las mentes combinadas de la "sagrada familia" del culto, y los mataron. El efecto fue similar al de extinguir un fuego arrojando un explosivo a su interior. Una onda expansiva psíquica rugió por todo el planeta. Muchos de los afectados simplemente murieron piadosamente, al detenerse sus corazones y destrozarse sus cerebros cuando se cortó aquel lazo parasítico. Otros, menos afortunados, quedaron catatónicos, pero muchos más aún seguían delirando, aunque ahora estaban verdaderamente locos, y no eran marionetas de alguna fuerza maligna. La úlcera de locura había sido arrancada de raíz, y donde antes había habido un propósito oscuro, ahora solo reinaban la anarquía y el desastre.

Sería necesaria la llegada de la VI Legión para someter Pentacanaes de nuevo, y al final se contabilizaron mil millones de muertos y medio planeta quedó convertido en una cáscara carbonizada. Para entonces hacía mucho que las supervivientes de las Hijas del Cuervo se habían marchado a bordo de la Nave Negra de D'antes, mientras que en el otro extremo del Segmentum Solar, se dice que docenas de Naves Negras aparecieron en los cielos del planeta designado 9-13, y al marcharse dejaron un mundo medio vacío.

El nacimiento del silencio[]

Los sucesos del Cataclismo de Pentacanaes son un caso aislado en el historial del Imperio sobre los orígenes de las Hermanas del Silencio, y para muchos observadores está claro que 9-13 y su botín de Intocables fueron la base de la renovación de la Divisio Investigates. O eso parece. No pasó mucho tiempo sin que algunos dudasen de la veracidad de ese relato, o al menos de su importancia. Algunos observadores encuentran sospechoso que esta historia se conserve siquiera en las crónicas de la Gran Cruzada, cuando todo lo demás que rodea a la Hermandad Silenciosa está rodeado de secretismo. Otros simplemente afirman que se trata de una versión manipulada de los hechos. De hecho, el Lord Militante Luca Kulga especuló un siglo después en su tratado Batallas Notables del Segmentum Solar que quizás todo el incidente de Pentacanaes había sido prediseñado como una especie de sangriento experimento, una prueba de campo cuyos resultados fueron obtenidos a través del sacrificio deliberado de mil millones de vidas. Si fue así, ¿quién fue responsable? ¿Los señores de la Divisio Astra Telepathica, o directamente el Emperador? En tal caso, la respuesta se vuelve imposible de conocer.

Algunos insisten en que los orígenes de la Hermandad Silenciosa son aún más antiguos, bien por ser concebidas por el Emperador, bien por proceder de alguna agencia perdida de la Era Oscura de la Tecnología, y que quizás aguardaba solo a alcanzar una masa crítica de Intocables para actuar, o al menos para operar abiertamente. Sea como fuere, en un número impreciso de años, pero no más de cuatro décadas tras el inicio de la Gran Cruzada, la Divisio Investigates se convirtió en sinónimo de una nueva Orden militante, la de las Hermanas del Silencio. Única entre las organizaciones del Imperio, esta Orden se componía de miles de Doncellas Nulas que solo respondían ante el Emperador. El Gran Diezmo incluyó desde entonces a las niñas Intocables junto con los psíquicos, para reforzar sus filas al tiempo que cosechaban mundos. Con una estructura totalmente independiente y dominada por una disciplina férrea, este brazo militar de la Divisio Astra Telepathica operó con una eficiencia despiadada y bajo un voto inamovible de silencio y secretismo, algo que pronto les dio su apodo entre las autoridades imperiales con las que trataban, y se convirtieron en objeto de miedo y respeto para el Imperio por el cual pasaban como fantasmas para realizar su oscura cosecha.

La realidad es que poco se conoce de los orígenes de la Hermandad. Algunos sugieren que el Emperador promovió su fundación al inicio de la Gran Cruzada, meintras que otros asientan sus orígenes en las mencionadas culturas tecnobárbaras. Bandas de estas temibles cazadoras operaban en el Palacio Imperial, donde tenían acceso a áreas prohibidas a todos salvo al Emperador y su guardia de élite, los Custodios. Informes fragmentados hablan de grandes fuerzas de la Hermandad partiendo de Sol en peregrinaciones de venganza junto a otros cazadores de terrorífico renombre. Fueras cuales fueran sus heroicas hazañas, o los peligros psíquicos de los que protegieron a la Humanidad en aquellos lejanos días, hoy están olvidados o se conocen como poco más que apócrifos. No obstante, como corolario al registro oficial del Cataclismo de Pentacanaes se puede decir con seguridad que ese mundo colmena sigue existiendo, aunque es un reino arrasado y medio vacío de oscuridad y cenizas, marcado por la antigua tragedia y dejado de lado hace mucho por la expansión del Imperio por la galaxia. En cuanto al mundo designado 9-13, ningún astro así aparece enumerado en el Cartographica Imperialis: el número simplemente no está en sus listas.

Herejía de Horus[]

[En construcción, disculpen las molestias.]

Tras la Herejía[]

El Alzamiento de la Bestia[]

[En construcción, disculpen las molestias.]

41º Milenio[]

Al final del Asedio del Sistema Fenris, se sabe que los Altos Señores de Terra recibieron noticias del ataque del Primarca Demonio Magnus el Rojo de los Mil Hijos, y en respuesta enviaron un pergamino con sus 12 sellos sagrados a las profundidades del Palacio Imperial, donde por primera vez tras milenios de trabajar en las sombras, las Hermanas del Silencio se aprestaron para una guerra abierta.

Era Indomitus[]

Tras la herejía de Horus y el internamiento del Emperador en el Trono Dorado, las Hermanas del Silencio supervivientes quedaron sin guía. Con gran parte de su orden muerta, perdida o dispersa durante la Herejía o la tumultuosa Persecución que la siguió, las Hermanas que quedaron estaban esparcidas a lo largo y ancho de la galaxia, cuando no prácticamente confinadas entre los mamparos de las Naves Negras. Según pasaron los milenios, su secretismo provocó que hubiera quienes las creyeran disueltas y que la defensa que habían proporcionado se había perdido sin remisión, deducidas a los aterradores mitos de aquellas figuras que visitaban periódicamente los mundos Imperiales en busca de los psíquicos perseguidos y los parias rechazados. Aunque la Hermandad se recuperó con lentitud, estaba fracturada. La mayoría se reunió en torres-convento aisladas y solitarios fortines, continuando con su deber, mientras que algunas se embarcaron en solitarias cruzadas, ignorantes del destino de otras de su clase. Todo esto cambiaría con el regreso del Primarca Roboute Guilliman.

Guilliman recordaba bien el valor que su padre confería a las Doncellas Nulas. Con la amenaza de la Gran Fisura ahora eran más necesarias que nunca, así que declaró el Anatema Dispensatus, enviando emisarios a aquellas hermanas que habían luchado con él en la Batalla de Luna. El decreto llamaba a las Hermanas del Silencio que aún luchaban en los sectores alrededor del mundo-trono. Mientras su Cruzada Indomitus tomaba forma y las primeras flotas eran reunidas, partidas de Hermanas Silentes convergieron en Terra desde todas direcciones. Cada grupo aislado se había enfrentado a diferentes desafíos durante generaciones, adaptándose para superarlas según dictaba la necesidad. Las tácticas, símbolos y tradiciones de cada grupo eran muy diferentes del resto, pero su sentido del deber común seguía nítido. Las huestes de Hermanas Silentes en Terra fueron creciendo hasta casi los tres millares, y Guilliman las declaró la Vigilia Indomitus. Serían las primeras de una creciente red de Vigilias a lo largo del Imperium, cada una con autoridad explícita para llevar a cabo su ancestral deber. La Vigilia Indomitus se dividió en cuadros, o grupos, y cada uno se unió a los grupos de batalla de las flotas de la Cruzada Indomitus.

Guilliman ordenó la restaruración de la ciudadela Somnus en Luna, la antigua fortaleza de las Hermanas que había sido abandonada durante la Herejía de Horus y ahora yacía derrumbada. Nombró a la Hermana Asurma, del convento del planeta Yllax, Hermana Comandante de una Sororidad Silenciosa al completo. Asurma prometio ampliar sus rangos y nunca jamás volver a permitir que el poder de su Orden se viera debilitado por otros cuerpos imperiales. Ahora queda mucho trabajo por hacer a medida que se construyen nuevas prisiones fortaleza para el creciente número de psíquicos tomados por el Gran Diezmo y las torres abandonadas, antaño en las manos de las Hermanas, eran restauradas.

La Vigilia Indomitus estableció Vigilias satélite en el Segmentum Solar, con la esperanza de que prosperarían lo bastante como para poder unirse a las flotas de la Cruzada más adelante. Algunas de estas Vigilias no estuvieron preparadas para cuando su grupo de batalla asignado pasó por sus puestos, afectadas por calamidades o forzadas por las circunstancias a partir por sus propios medios. Algunas aguardaron en la oscuridad durante años y nunca se llegó a ellas pues las fuerzas de la Cruzada fueron divididas o retrasadas; aún a pesar de la visión logística sobrehumana de Guilliman, tales tragedias burocráticas siguieron atormentando a la Era Indomitus. Aunque muchas mas Vigilias se unieron a sus grupos de batalla asignados y demostraron su valía cuando sus naves se extendieron aún más por el atribulado Imperium. La presencia de las Hermanas ayudó a calmar las turbulentas tormentas disformes alrededor de los grupos de batalla, permitiéndoles hacer progresos mucho más allá de lo que sus líderes hubieran esperado. Se contactó con cónclaves perdidos de Hermanas Silentes, que habían continuado infatigables con su deber durante generaciones. Se establecieron Vigilias allá donde fueron encontradas bajo la responsabilidad de llevar a cabo el deber de la Hermandad en un área determinada, nunca más solas sino operando de nuevo bajo la plena autoridad del Trono Dorado. Algunas eran pequeñas, con jurisdicción sobre un puñado de sistemas. otras podían reunir varios cientos de guerreras Intocables y desde entonces han seguido creciendo más aún, sus esferas de responsabilidad extendidas a sectores enteros. Ahora estos baluartes de la Hermandad como la Vigilia de Darius III, la Vigilia de la Nebulosa Segriates y la Vigilia del Cinturón de Orshan son conocidos mucho más allá de sus fronteras.

Reestablecido el contacto con sistemas y sectores a lo largo del fragmentado Imperium, y con la declaración del Anatema Dispensatus ya conocida, más Vigilias se fundan allá donde las Hermanas del Silencio son redescubiertas.

Doctrina de combate[]

Además de poseer habilidades únicas como Nulidades, las Hermanas del Silencio también son una fuerza paramilitar altamente entrenada e implacable, bien equipada para cumplir su misión y experta en superar cualquier oposición que encuentren en el cumplimiento de su deber juramentado, ya sean espectadores engañados, soldados bajo control mental, hordas de cadáveres reanimados psíquicamente, o incluso cultos armados asentados en el corazón de la casta gobernante de un planeta. Las Hermanas del Silencio son tan despiadadas, comprometidas y habilidosas como cualquier otra fuerza armada humana del Imperio, al tiempo que la fría oscuridad de sus mentes les convierte en un enemigo más terrible que ningún otro para la bruja, el psíquico renegado y los corruptos por la Disformidad.

Debido a sus particulares deberes, su entrenamiento y sus tácticas se centran en el combate a corta distancia y en las guerras de gran intensidad en inferioridad numérica y terreno desconocido, y su habilidad para luchar en tales condiciones es suprema. El miedo es desconocido en ellas, pues su acondicionamiento y sus experiencias les exponen a horrores que ni siquiera un veterano de las fronteras del Imperio podría resistir. La gloria y el honor, tal y como son entendidos normalmente, valen poco para las Hermanas del Silencio, pues la suya es una vocación más elevada, y solo les importa lograr sus objetivos. Por todo esto, el sigilo, la vigilancia encubierta y la tortura son armas probadas y habituales en su repertorio, y conocen bien el valor del misterio, la sorpresa, la admiración y el terror para su trabajo. Invocarán sin reparos la autoridad que les ha concedido el Emperador para utilizar o desechar a cualquier intermediario o agencia del Imperio que necesiten, y aunque evidentemente tratan de evitar provocar daños colaterales durante la persecución de sus objetivos, son irrelevantes en caso de necesidad.

Más allá de su entrenamiento extremo y de su disciplina táctica fríamente racional, también hay algo deliberadamente bárbaro y arcano en las tropas de las Hermanas del Silencio. Esto no pretende simplemente inspirar miedo, aunque lo logra perfectamente, sino que también les da un aspecto distintivo y singular, así como una intensidad letal en el combate que rara vez se encuentra fuera del Adeptus Astartes. Esta barbarie salvaje e intencionada se expresa de muchas formas, desde los nombres totémicos escogidos para designar sus unidades tácticas en los despliegues, hasta el diseño estético de su ornamentado equipo de combate, que está diseñado para imitar las imágenes de guerreros de eras pasadas sin dejar de igualar el funcionamiento de la mejor servoarmadura, pasando por sus largas melenas, que se dice que no se cortan nunca a menos que se les escape una presa que habían jurado atrapar.

Organización[]

Antes de la Herejía[]

La Divisio Investigates era una organización con una estructura similar a la fusión de una agencia de las fuerzas de la ley y una sociedad secreta u orden militar secular de la antigüedad. Como ocurría con tantas otras cosas cercanas al centro de la obra del Emperador, sus métodos y disposiciones eran prácticamente inaccesibles para los extraños, salvo por algunos rangos abiertos y divisiones observables que podían ser vistas por los que eran llamados a combatir a su lado.

Por esto, era imposible conocer el número total de Hermanas del Silencio, pero una simple extrapolación lógica a partir del tamaño mínimo teórico que la Liga de las Naves Negras debía tener para poder ejecutar el Gran Diezmo revela que debía haber decenas de miles de cazadoras de brujas activas. El alto mando visible de la Orden englobaba tres puestos superiores, cuyas ocupantes eran conocidas por la jerarquía del Imperio en el momento del estallido de la Herejía de Horus, pero sin duda había otros que no eran conocidos fuera de la propia Hermandad.

La más famosa de estas posiciones era la de Dama Comandante, la oficial de campo más veterana de la Hermandad Silenciosa. Este título recaía en una de las guerreras de renombre más siniestro del Imperio: Jenetia Krole, también conocida en los mitos populares como la "Reina Desalmada". De igual importancia para la ejecución del Gran Diezmo era el rango de Señora de las Naves Negras, la gran almirante de la flota de la Divisio Investigates: Varonika Sulath. La última era la Nemesis Praxia, Ebon Naroda, guardiana suprema del saber acumulado y los dominios terrenales de la Divisio Investigates, y responsable última del entrenamiento de sus acólitos.

Las reclutas ascendían primero por los rangos Primero, Segundo y Tercero de las Acólitas, coloquialmente llamadas "hermanas-novicias", que aún no habían sido iniciadas formalmente en la Orden. Una vez tomado el Juramento de Tranquilidad, pasaban a ser Hermanas del Silencio, y eran conocidas por los Rememoradores de la Gran Cruzada con el melodramático título de "Doncellas del Vacío". Estas se dividían en función de su papel táctico y de su progresiva veteranía: Buscadoras, Fiscalizadoras y Vigilantes. Otras se especializaban en el manejo de Ciber Perros (Perseguidoras), el pilotaje de aeronaves y navíos espaciales (Aquilai Astra) y la investigación e imposición del orden (Questora).

Por encima de este nivel, la jerarquía de la Orden se bifurcaba ante los observadores externos en dos grupos distintos: la Cámara del Olvido y la Cámara del Juicio. La primera era una subfacción militar de élite, formada por las Nulidades más poderosas y las Vigilantes más capacitadas para el combate, y de cuyas filas procedían las Damas del Olvido y las Damas Centura, comandantes de campo de la Orden. La otra sección era, si cabe, aún más temida. Comprendía a las temidas Juezas Silenciosas del Excruciatus, cuya misión era evaluar los actos de los culpables e inocentes en relación a los casos de ocultamiento de psíquicos al Diezmo, determinar la presencia de poderes psíquicos en un ciudadano, y si los poseía, juzgar si el acusado debía ser recogido por el Diezmo, o ejecutado como un peligro para la Humanidad.

Las Hermanas del Silencio operaban en la mayoría de casos en formaciones paramilitares relativamente pequeñas y muy especializadas, conocidas como Cuadros-Compañía, bajo el mando de una Comandante de Cuadro, por lo general una Dama del Olvido de rango Centura, o una de las Juezas Silenciosas. Por debajo de este nivel la fuerza se dividía en varios sub-cuadros, identificados por designaciones codificadas cuya nomenclatura parecía totémica, si no directamente bárbara, para los extraños. Esto escondía su compleja naturaleza y la red de disciplina estratégica y despliegues que hacían de los Cuadros-Compañía unas fuerzas extremadamente flexibles y dedicadas en combate.

Era Indomitus[]

A cada Vigilia se le conceden altos niveles de autonomía. El número de sus guerreras depende del área que deben cubrir y de la población de sus mundos y algunas de las Vigilias más grandes se cuentan por miles. La mayoría de Vigilias tienen sede en sus torres-convento, normalmente un puesto fortificado en el corazón de su territorio, aunque aquellas que acompañan a las flotas de la Cruzada nominan una de sus naves principales como su torre-convento. La mayoría de cazadoras juramentadas pasan poco tiempo en sus torres-convento, sus guerreras en constante movimiento entre las Naves Negras, siguiendo el rastro de la brujería de sistema en sistema, y persiguiendo brujas a la fuga.

Cada Vigilia mantiene los colores que sus Hermanas fundadoras elaboraron durante milenios de aislamiento, desde el azul oscuro y la plata brillante de la Vigilia de Hrav-Ulan al blanco hueso y el rojo sangre de la Vigilia Solar Exterior. Cada Vigilia divide a sus soldados en cuadros, y a cada uno de estos grupos se le da una designación única antes de tomar los colores históricos de la Vigilia. Los cuadros son cuerpos similares a compañías, aunque es raro que luchen como tales. Dado que las Vigilias están ligadas a mantener los deberes de la Hermandad a lo largo de una extensión del Imperium en particular, cada uno de sus cuadros lleva a cabo facetas particulares de dichos deberes. Algunos cuadros investigan el incumplimiento del Gran Diezmo, a otros se les encomienda la caza de psíquicos humanos huidos de la justicia. En áreas de alto riesgo, una Vigilia dedicará varios cuadros al mismo deber. La Vigilia Triventina, por ejemplo, encargada de la pureza psíquica de las rutas de comercio Triventinas al noroeste de Nocturne, asigna cinco cuadros completos a las guarniciones de las Naves Negras de la región, lo que les ha permitido mantener la alta frecuencia de sus recogidas de diezmos. Durante la ejecución de su deber especificado, un cuadro tiene acceso a todos los recursos, activos y piezas de equipo arcano a disposición de su Vigilia.

Garras del Emperador[]

Las formaciones conocidas como Garras del Emperador se forman al combinarse una fuerza de Custodios y de Hermanas del Silencio.

Reclutamiento[]

Ahora que vuelven a ostentar una posición de importancia en el Imperium, reclutar es mucho más fácil para las Hermanas del Silencio y casi todas las Vigilias están creciendo. El Gran Diezmo es una de las fuentes, ya que los habitantes de muchos mundos no saben diferenciar entre los poderes de una Nulidad y los de un psíquico. Las Hermanas tienen como deber detectar posibles candidatas durante sus misiones y, en esta era de expansión, muchas lo hacen con gran entrega. Algunas Hermanas del Silencio buscan Parias que no pueden reclutar, por ejemplo por una enfermedad, ya que aún pueden ser peligrosas en manos del enemigo, y pueden servir como Asesinas Culexus o Guardianas del Alma en el Palacio del Emperador.

Las Hermanas del Silencio reciben a muchas reclutas de los Inquisidores, y se rumorea que la Sororidad está protegiendo secretamente a ciertos linajes y controlando a muchos más. Se dice que las Hermanas lo hacen para mantener una fuente garantizada de reclutas, independiente del resto del Imperium. Algunos incluso hablan de reproducción selectiva para, de alguna manera, maximizar la probabilidad de nacimientos de Nulidades con un cierto nivel de potencia, si tal cosa fuera posible. Las reclutas de la Sororidad Silenciosa deben superar pruebas brutales y dominar habilidades bélicas, así como aprender a aumentar u oprimir las auras de sus habilidades, y muchas mueren en el proceso.

Armamento[]

En términos de armamento y equipo, la Divisio Investigates siempre ha estado particularmente bien servida, quizás solo por detrás del Adeptus Custodes en términos de escala y personalización de su arsenal. Desde muy antiguo ha mantenido una miríada de armas y sistemas tácticos adecuados a sus necesidades, desde los fieles bólters de sus unidades de Perseguidoras y los lanzallamas purificadores de las Rastreabrujas hasta los letales montantes de verdugo, las monstruosas espadas de energía de las Vigilantes. La Divisio Investigates también tiene acceso a grandes reservas de armas avanzadas y especializadas, como armas de agujas alquímicas de barrena láser, que pueden tanto dejar a un objetivo comatoso para su captura como matarlo, y a un escaparate de venenos obtenidos de un millar de mundos. Aunque las Hermanas del Silencio pueden emplear todos los diseños de vehículos PCE del Imperio, y a menudo dependen de ellas en el cumplimiento de su deber, a finales de la Gran Cruzada estos fueron sustituidos por vehículos gravíticos únicos equipados con sofisticados sistemas de encubrimiento y sigilo, más adecuados para sus necesidades. Sin embargo, tras su reaparición pública a finales del M41, se ha podido observar que ya no los emplean, y que prefieren desplegarse a bordo de los Rhinos de las Doncellas Nulas, de cientos o miles de años de antigüedad. Además de esto, la Orden tiene acceso a tecnologías mucho más arcanas, prácticamente inimaginadas fuera del Adeptus Astra Telepathica, entre las que destacan armas antipsíquicas y disruptoras que, según se dice entre susurros, fueron creadas para ellas por la mano del propio Emperador.

Naves Negras[]

La Liga de las Naves Negras es uno de los órganos principales del Adeptus Astra Telepathica y el medio por el cual los frutos del Gran Diezmo son recolectados y entregados. Cada mundo con una población permanente es visitado por estas temidas naves, que acogen en sus desconcertantes y cerradas cámaras a todos los psíquicos que las autoridades del planeta han arrestado. Parte prisión, parte cámara de torturas, los arcanos dispositivos y la tripulación especialmente seleccionada de una Nave Negra son suficientes para contener a la mayoría de su cargamento, aunque sigue habiendo un inmenso riesgo. Por este motivo, escuadras de la Hermandad Silente suelen formar la guarnición de las Naves Negras. Se mantienen a distancia de los oficiales psíquicamente sensibles, que no pueden soportarlas, y en lugar de ello guardan las cámaras inferiores donde se contiene la cosecha más peligrosa, aquellos cuyo potencial no se puede predecir. Las distancias, la amenaza de ataques y la casi imposibilidad de navegar a través de partes del Imperium significan que algunos mundos pueden ver una Nave Negra menos de una vez por generación. Los horripilantes relatos imbuidos en la consciencia colectiva y el miedo a su inminente llegada pueden provocar la histeria en las poblaciones, volviéndose unos contra otros para asegurarse de tener alguien a quien entregar cuando la hora llegue. En estos disturbios anárquicos, una bruja oculta puede pasar desapercibida o incluso aumentar de poder en la mortal oleada de emociones. A su llegada, la guarnición silente de una Nave Negra puede necesitar desplegar sus fuerzas para proteger a los agentes del Adeptus Astra Telepathica o para extraer a aquellos que más se encogen en su presencia. Se trata de una flota de naves espaciales de diseño único y tamaño y poderío considerables, generalmente variantes de clases de Cruceros y Cruceros de Batalla de largo alcance. Están pesadamente armadas, bien defendidas, preparadas para realizar operaciones prolongadas y, ante todo, equipadas con sistemas que les permiten viajar sin ser detectadas por señales o auspexes si es necesario. Su número total es objeto de conjeturas, pero ya a finales de la Gran Cruzada debía alcanzar varios miles. Son una sombra sobre las estrellas del Imperio, van y vienen pasando prácticamente desapercibidas y no responden a ninguna autoridad ni propósito salvo el Gran Diezmo, incluso en épocas tan tumultuosas como la propia Herejía de Horus o la Cruzada Indomitus. La localización y capacidad de muchos de sus astilleros y muelles orbitales son secretos, y las naves están altamente automatizadas, reduciendo la necesidad de desplegar una tripulación humana que podría ser puesta en peligro por su carga y permitiendo realizar viajes de larga duración sin reaprovisionarse si es necesario. Son por naturaleza un infierno para cualquier psíquico llevado a bordo, ya que su estructura está entretejida con sistemas que bloquean y reprimen la conexión de los psíquicos con la Disformidad, y también cuenta con numerosas celdas para su internamiento, castigo e interrogatorio, así como criocriptas y cámaras de estasis para almacenar a los sujetos más peligrosos. Las Naves Negras más grandes y poderosas también transportan cantidades limitadas de armas destinadas a Exterminatus, generalmente torpedos ciclónicos rompemantos y ojivas de vórtice en lugar de armas biológicas, ya que estas les permiten ejecutar tanto protocolos de destrucción planetaria como aniquilaciones de regiones concretas si una crisis provocada por psíquicos rebeldes amenaza con desatar una fisura Disforme en el planeta. Afortunadamente, tales incidentes son inusuales.

Heráldica[]

Aunque raramente se inscribe en el equipo de batalla de la Hermandad, el icono de la organización se adjunta a veces a las escrituras, holomandatos y pergaminos de la Vigilia. La silueta del yelmo de las Doncellas Nulas aparece con el Oculus Magnus del Adeptus Astra Telepathica superpuesto. Aquellos que conocen ambas instituciones creen que el símbolo es un mero reconocimiento de la posición de la Hermandad en esa enorme institución psíquica. Otros se preguntan por qué una organización repleta de aquellos que temen a la Hermandad Silente les dedicaría tal honor.

Elementos conocidos[]

Miembros[]

[En construcción, disculpen las molestias.]

Naves[]

Miniaturas[]

Galería[]

Fuentes[]

  • The Horus Heresy VII.
  • Codex: Adeptus Custodes (9ª Edición) pg 37.
  • Warzone Fenris II: Wrath of Magnus.
  • Index Imperialis Hermanas del Silencio, revista White Dwarf - Octubre 2019

Por revisar: Visiones de la Herejía, La Huida de la Eisenstein, Los Mil Hijos, Prospero en Llamas, Cuentos de la Herejía - La Voz, The Silent War - Ghosts Speak Not, The Primarchs - The Serpent Beneath, The Beast Arises IX: Watchers in Death, The Beast Arises XI: Shadow of Ullanor, Gathering Storm III: Rise of the Primarch, Codex: Hermanas de Batalla (7ª Edición).

Advertisement