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El contenido de este artículo pertenece a la saga No Oficial de la Herejía de Dorn, que ha recibido el Sello de Calidad Wikihammer.

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Manipulados y traicionados primero por las Legiones Traidoras, y después por el Imperio, los Ultramarines combaten ahora contra ambos poderes. Desde su fortificado dominio del Segmentum Ultramar, la Legión y sus Capítulos Sucesores observan con lástima cómo el Imperio cae cada vez más en la superstición, la ignorancia y la corrupción. Basados firmemente en los inspirados principios organizativos de Roboute Guilliman, reúnen con paciencia sus fuerzas para el día en que invadirán Terra y reunificarán a la Humanidad bajo su propio benevolente gobierno.

Historia[]

Orígenes[]

Aunque se afirma comúnmente en el Imperio que los jóvenes Primarcas fueron abducidos y dispersados por la galaxia por los Poderes Ruinosos, el relato de la llegada de Roboute Guilliman a Macragge ha llevado al pueblo de Ultramar a dudar de la tradición heredada. Según la leyenda, el Cónsul Konor Guilliman, uno de los líderes planetarios de Macragge, recibió una visión de un noble niño solo en el bosque profundo, y de una brillante entidad, que después se supuso que era el mismísimo Emperador, que ordenó a Konor que lo guiase y protegiese. A la sombra de las poderosas Cataratas de Hera, hallaron al infante jugando entre los restos de su cápsula de gestación, y sintiendo el poder que había dentro del chico, Konor hizo lo que se le había ordenado. Llamó al niño Roboute, "El Grande", y lo crió como hijo suyo.

Los estudiosos imperiales afirman que simplemente el Emperador buscaba proteger a Sus hijos hasta que pudieran ser reunidos finalmente. Sin embargo, los Ultramarines creen que el Señor de la Humanidad preparó intencionadamente la dispersión para que los Primarcas pudieran experimentar la vida entre los humanos normales en sus años de formación. Además, proponen que estaba previsto que Guilliman fuese hallado y educado por Konor en su inigualable estilo de liderazgo y organización.

Como correspondía al hijo de un Cónsul, Roboute Guilliman fue educado intensamente, y rápidamente absorbió cada pizca de información disponible, antes de ocupar su lugar en el prestigioso Cuartel Agiselus en Ciudad Macragge. Allí fue entrenado en las artes militares, y en poco tiempo superó a sus compañeros e incluso a sus instructores. Sin nada más que aprender, se graduó, y retomó su puesto junto a Konor. Estaba claro que los dones de Guilliman para la organización y la práctica de la guerra serían muy útiles en la lucha contra los enemigos de Macragge tanto dentro del planeta como fuera de él. Demostrando que la fe depositada en él no estaba siendo desperdiciada, Guilliman obtuvo una serie ininterrumpida de victorias militares, que culminaron con la completa destrucción de las flotas piratas que tanto tiempo llevaban acosando las rutas espaciales entre Macragge y los sistemas cercanos con los que había mantenido el contacto.

En un banquete celebrado en honor de los logros de Guilliman, el otro Cónsul de Macragge, Gallan, propuso que se restituyera una antigua tradición de Macragge: tras lograr una gran hazaña para la nación, el héroe sería recompensado con la oportunidad de conquistar un territorio para sí mismo. Cualquier nueva tierra que pudiera conquistar para el reino, sería suya. Gallan propuso que Illyrium, el salvaje territorio septentrional de Macragge poblado por bandidos, sería el reto y la recompensa perfectos. Sus bárbaras tribus nunca habían sido pacificadas, y aunque atacaron a la expedición con una furia sin igual, en seis meses Guilliman había superado a cada uno de los líderes tribales en combate singular y se había ganado su respeto y lealtad.

La conclusión de esta aplastante victoria fue empañada por la noticia de que Konor había fallecido, y de que como único Cónsul restante, Gallan había tomado sus competencias y posesiones. Gallan envió sus condolencias, pero también ordenó a Guilliman y a sus tropas que abandonasen inmediatamente Illyrium para jurarle lealtad. Guilliman regresó como se le había ordenado, pero se horrorizó al ver el estado de abandono en que habían quedado las antiguas tierras de su padre adoptivo solo pocos meses después de pasar a manos del nuevo gobernante único, con lo que cuando se presentó ante Gallan, se negó desafiantemente a arrodillarse.

Ante los nobles reunidos, afirmó sin dejar lugar a dudas que Gallan no era el único Cónsul: ante ellos se encontraba el Cónsul de Illyrium, según las antiguas tradiciones que el mismo Gallan había invocado. Gallan no tenía más autoridad sobre él que las mismas estrellas. Con esto, Guilliman regresó al norte a la cabeza de su curtido y extenso ejército, y tras semejante despliegue de fuerza militar, Gallan no volvió a hablar de lealtades.

Libre de las ataduras de la tradición, Guilliman forjó su propia visión de la civilización. En una década, los antaño desolados páramos de Illyrium pasaron a ser el hogar de industrias y ejércitos que dejaban en mantillas a los del resto del planeta. En comparación, los estancados territorios de Gallan eran un área marginal. La reunión de padre e hijo y el traslado de la Decimotercera Legión Astartes al planeta no hicieron más que reforzar la posición de Guilliman como verdadero líder de Macragge.

Segmentum Ultramar[]

Roboute Guilliman puso a sus hijos genéticos, a los que llamó Ultramarines en referencia a los profundos mares azules de Macragge, a trabajar en la reconquista de mundos humanos perdidos en nombre del Emperador. Primero vinieron los planetas con los que Macragge había seguido en contacto durante su aislamiento de Terra: Talassar, Calth, Quintarn y Tarentus. La incorporación de estos primeros planetas se convirtió en el modelo de las demás. La Legión se esforzó al máximo por evitar derramamientos de sangre civil innecesarios, incluso a riesgo de sufrir mayores bajas. Esto, junto con la forma en la que reparaban y mejoraban la infraestructura de cada planeta, hacía que con cada conquista obtenían un mundo estable, deseoso y ansioso por contribuir a la misión de Guilliman, en lugar de una población resentida que requiriese una guarnición para ser pacificada. De esta forma, los Ultramarines fueron capaces de obtener reclutas y material de un área cada vez mayor, y al hacerlo aumentaron su número a un ritmo sin igual entre las demás Legiones Astartes.

Los mundos bajo su control crearon fuertes lazos entre sí, con una identidad tan Ultramarine como imperial. Con cada nuevo mundo, estos planetas de "Ultramar" crecían en fuerza militar e influencia cultural. A menudo su reputación los precedía de tal modo, que las fuerzas invasoras eran recibidas por multitudes aclamadoras en lugar de por una resistencia armada. Finalmente, su expansión llegó tan lejos que entró en contacto con planetas sometidos por otras Expediciones imperiales. Reconociendo el superior funcionamiento de Ultramar en comparación con el estancado e ineficiente Administratum, un número cada vez mayor de ellos solicitó discretamente unirse a Ultramar. Incluso llegó a haber peticiones de algunos planetas de la Franja Este para que el Segmentum Ultima fuese renombrado "Segmentum Ultramar".

Esto llevó a amargas disputas entre el Administratum y los Ultramarines. La Legión fue acusada de instigar estas peticiones y de minar la autoridad del Imperio. Esto fue desmentido constantemente, si bien los desafiantes representantes de los Ultramarines dijeron que seguirían aportando su experiencia a aquellos planetas imperiales que lo solicitasen. La guerra verbal creció en intensidad hasta el punto de que, en la conferencia de Jhalta, oficiales de alto rango del Administratum acusaron a los Ultramarines de intentar tomar el control de planetas imperiales mediante subterfugios. Durante una discusión particularmente encendida, un miembro del Administratum incluso se atrevió a sugerir que habían dado la espalda al Emperador. Con el encuentro a solo segundos de degenerar en un enfrentamiento violento, el propio Guilliman entró en la sala. Su sobrehumano carisma y su presencia calmaron la tensa situación, y hacia el final de la conferencia, los representantes del Administratum habían aceptado como benignas las intenciones del Primarca. Muchos incluso estaban discutiendo teorías organizativas con él y tomando notas. Parecía que el malentendido había sido resuelto.

Istvaan V[]

Con el Administratum aparentemente pacificado, Guilliman se quedó impactado y horrorizado al recibir un comunicado secreto de Rogal Dorn que le advertía de que el Emperador había ordenado personalmente que él y toda su Legión de los Ultramarines fuesen ejecutados. A pesar de la naturaleza impensable de lo que Dorn estaba diciendo, el aspecto demacrado y dolorido de la mirada de su hermano le convenció de escuchar sus palabras.

Según Dorn, desde que el Emperador se había retirado a Terra, Se había aislado cada vez más, y esto había sido aprovechado por fuerzas siniestras para hacer que Se negase a ver incluso a Sus propios hijos. Dorn dijo que tras las puertas cerradas, los malentendidos con el Administratum habían sido manipulados hasta el punto de que su padre Se había convencido de que Guilliman estaba a punto de separarse del Imperio. La situación se había salido de control, y en un ataque de rabia, el Emperador había ordenado que una vasta flota de batalla fuese organizada para destrozar el Segmentum Ultramar. Dorn afirmó que cuando se comentó la preocupación por el hecho de que hermanos Astartes, e incluso hermanos Primarcas, iban a intentar matarse unos a otros, el Emperador había decretado que cualquiera que se opusiera a la orden sería declarado traidor y ejecutado.

Y así Dorn se había dirigido a los bordes del Segmentum Ultramar al mando de la flota imperial. La mente del Emperador, dijo, había sido nublada por mentiras y paranoias, y aunque Dorn había sido capaz de convencer a varios de los Primarcas durante el viaje, Corax, Fulgrim y Angron habían sido incapaces de razonar. Con todo lo repugnante que le resultaba, Dorn propuso que sus Legiones fuesen "neutralizadas" emboscándolas en el recientemente sometido planeta de Istvaan V. Dorn también reveló que los Portadores de la Palabra y la Legión Alfa habían sido enviados a golpear directamente el corazón del Segmentum Ultramar. Para sellar el trato, Dorn transmitió a Guilliman las rutas previstas de la Legión Alfa y los Portadores de la Palabra para que pudieran ser rastreados y combatidos con mayor facilidad.

Viendo que no tenía más opción, Guilliman aceptó con tristeza el plan de Dorn. Su Legión, apoyada por aquellas que Dorn había podido convencer de la locura del Emperador, aplastó a la Guardia del Cuervo, los Hijos del Emperador y los Devoradores de Mundos en Istvaan V. Al conocer sus códigos direccionales, los Ultramarines pudieron apuntar a las naves y Cápsulas de Desembarco antes de que la mayoría de sus ocupantes pudieran siquiera poner un pie en el planeta. Los pocos que sobrevivieron lucharon como leones, y aunque no eran rival para las fuerzas dispuestas en su contra, un puñado aún logró escapar de vuelta a la órbita para extender la noticia de la rebelión.

Dorn y sus Legiones se prepararon para abandonar Istvaan, pero antes de separarse los dos hermanos se reunieron una última vez. Guilliman ofreció a las Legiones renegadas asilo dentro del Segmentum Ultramar. Dorn le agradeció la oferta, pero dijo que debía regresar a Terra para explicar sus actos al Emperador. Dorn le advirtió que aquellos que manipulaban a su padre eran expertos en el arte de tergiversar la verdad, y que la misma gente que había susurrado falsedades contra los Ultramarines sin duda empezaría a extender propaganda contra Dorn y sus camaradas en los siguientes meses. Le llegasen las noticias que le llegasen, Dorn urgió a Guilliman a recordar su amistad y a confiar en él.

Tras esto, Guilliman les deseó buen viaje y buena suerte. Aunque deseaba ardientemente regresar a Terra y ayudar a liberar a su padre de las fuerzas malignas que Le rodeaban, Ultramar seguía estando bajo ataque de dos Legiones Astartes enteras. Cada Marine y, de hecho, cada ciudadano del Segmentum Ultramar sería necesario para derrotarlas.

Ultramar, fortaleza[]

Ultramar se movilizó para defenderse, cortando los viajes, el comercio y la comunicación con el Imperio. Las noticias que se filtraban hablaban de una guerra civil total, y como Dorn había predicho, sus fuerzas eran retratadas en términos espeluznantes. Eran acusadas de haber perpetrado actos de horribles excesos, torturas y genocidios. Había incluso fantásticas historias de hechicería, magicks y demonios, que solo reforzaron su creencia en la desesperación de los enemigos de Dorn.

Dentro de sus propias fronteras, la flota de los Portadores de la Palabra se dirigió de cabeza hacia el corazón del Segmentum Ultramar. Gracias al aviso de Dorn, los Ultramarines fueron capaces de reunir fuerzas suficientes para interceptar a sus naves antes de que alcanzaran Macragge. Al negársele su objetivo primario, la flota de Lorgar pasó a atacar a cualquier planeta que se encontró. Sembraron la estrella de Calth con arcanos minerales que apagaron su fuego celestial y sumieron el planeta en una noche eterna y gélida. A Quintarn no le fue mucho mejor: con la amenaza de los fanáticos pendiendo sobre sus cabezas, todos sus habitantes se vieron obligados a arrancarse los ojos. Incluso hoy día, Quintarn es conocido como el “Mundo de los Ciegos”. Lo que a la Legión de Lorgar le faltaba en habilidad táctica, lo compensaba más que de sobra con su furia religiosa y su fanática determinación de no rendirse nunca, sin importar el coste. Causaron daños horrendos, y los Ultramarines tuvieron que hacer grandes esfuerzos simplemente para evitar que los Portadores de la Palabra masacrasen poblaciones civiles enteras.

El enfoque marcial de la Legión Alfa era radicalmente diferente, aunque igual de letal. Mientras que el asalto de Lorgar era un ariete demoledor que arrasaba todo a su paso, Alpharius era un veneno debilitante que se extendía insidiosamente por el Segmentum Ultramar. Los enemigos parecían estar en todas partes, haciendo fallar las estructuras de mando de cada planeta que tocaban mediante asesinatos, desinformación, terrorismo y sabotaje. Peor aún, eran como fantasmas: trabajaban mediante redes de agentes humanos, y eran enloquecedoramente difíciles de combatir abiertamente. En cualquier otro reino que no fuese Ultramar, semejante estrategia habría provocado una parálisis generalizada y arrojado a cada planeta a un egoísta aislacionismo, pero las enseñanzas organizativas de Guilliman les hicieron capear la tormenta.

Finalmente, Guilliman acorraló a Alpharius en el planeta Eskrador. Para pillar desprevenido a su hermano, Guilliman abandonó su habitual cautela táctica y en su lugar intentó vencer a Alpharius en su propio juego. Tomando al enemigo por sorpresa, el ejército de Guilliman golpeó a sus enemigos desde varias direcciones al mismo tiempo, superándolos y cortando toda posible vía de escape. La arrinconada Legión Alfa no tuvo más opción que librar una batalla convencional, y si bien luchó con fiereza, no eran rival para los Ultramarines.

Tras un duelo que pareció durar horas, Roboute Guilliman ejecutó finalmente a Alpharius por sus crímenes al pie de los acantilados de Amanthi. Más que una catarsis, Eskrador resultó ser una victoria pírrica para los Ultramarines. Muchos grandes héroes de Ultramar, como el Capitán Orar y Lord Kharta, Regente de Talassar, murieron para lograrla, y sin embargo la pérdida de su Primarca no detuvo ni frenó siquiera el cáncer de insurrecciones que la Legión Alfa había extendido por todo el Segmentum.

Mejores noticias llegaron cuando los Portadores de la Palabra interrumpieron sus ataques a los mundos centrales de Ultramar y pusieron rumbo de vuelta al Imperio. Parecía que la voluntad de luchar de los fanáticos se había roto. Con el tiempo se reveló que esto había sido provocado por la muerte del Emperador, aunque parecía que Dorn y su bando de la guerra civil también habían sido derrotados. A pesar de todo lo ocurrido, Guilliman aún lloró la muerte de su padre, pero sabía que esto era solo una pausa en el conflicto. Herido y sangrante como estaba el Imperio, solo era cuestión de tiempo que su vengativa mirada se posara en ellos. La producción militar fue redoblada, y se tendió un metafórico “Telón de Acero” en torno al Segmentum Ultramar.

Durante décadas, el único contacto que tuvieron con las tropas imperiales fueron las insidiosas insurrecciones y actos de guerrilla inspirados por la Legión Alfa, y algunos se atrevieron a pensar que serían dejados mayormente en paz. Guilliman, sin embargo, se mantuvo inamovible en su decisión de mantener la vigilancia. Su constancia se vio recompensada cuando el martillazo imperial cayó en forma de Cruzadas en masa. Mediante una meticulosa planificación, habilidad y valentía, rechazaron cada ataque. La tasa de muertes fue horrenda, perdiéndose poblaciones planetarias al completo, pero Ultramar, como siempre, perduró.

Viendo cómo crecían la corrupción e ineficacia del Imperio tras la muerte del Emperador, Guilliman refinó y codificó sus pensamientos en su obra maestra sobre organización, el Codex Ultramar. Además de recoger cómo las autoridades civiles debían estructurarse, también decretaba que su propia Legión debería ser dividida en unidades autosuficientes más pequeñas para cubrir las vastas áreas de espacio que debía proteger. Las Grandes Compañías fueron reorganizadas y rebautizadas como Capítulos, dándose a sus Señores una autonomía mucho mayor. De esta forma, Guilliman creó una estructura fuertemente conectada con los planetas que protegía, pero que a la vez podía solicitar apoyo al resto de Ultramar en caso de enfrentarse a una amenaza muy superior, como las Cruzadas imperiales.

Esto fue puesto a prueba cuando fueron atacados por formas odiosamente pervertidas de Marines Espaciales que vestían las insignias de las Legiones a cuyo lado habían luchado en Istvaan. Esta invasión se vio acompañada por una explosión de extraños y brutales cultos dentro de sus fronteras. Aunque esto se atribuyó en un principio a un nuevo plan de la Legión Alfa, pronto se hizo evidente que era algo mucho más peligroso, cuando los Bibliotecarios de la Legión descubrieron tardíamente la verdadera y horrible naturaleza de la Disformidad. Por si la realidad de la posesión demoníaca, de la existencia de los Poderes Ruinosos y de la capacidad de estos para corromper incluso a los Astartes no era lo bastante impactante, también quedaron destrozados al darse cuenta de cómo Dorn los había manipulado a ellos y a su punto de vista de la guerra. Se hizo terriblemente evidente que los “fantásticos cuentos” que se extendían desde las fronteras imperiales, historias que habían sido ignoradas como simple propaganda negra, contenían una amarga dosis de verdad.

El descubrimiento de cómo le había usado Rogal Dorn fue devastador para Guilliman. Dorn había aprovechado bien el aislamiento de Ultramar respecto a Terra y el malentendido con el Administratum para sus propios fines. La confianza de Guilliman en su hermano había sido empleada para hacerle cómplice de la destrucción de tres Legiones Leales en Istvaan V, y empujarle a elegir el bando equivocado en el alzamiento contra el Emperador. Las manos de Guilliman estaban manchadas con la sangre de su padre, y esto le hizo caer en una terrible depresión y una angustiosa introversión. Esta situación preocupaba profundamente a sus hombres, y cuando reapareció en escena, hizo dos anuncios. El primero fue afirmar la dolorosa certeza de que la historia se repetía a sí misma. Siempre se había creído que la muerte de Konor había sido accidental, pero a la luz del plan de Dorn de aislar a Guilliman en su intento de matar al Emperador y apoderarse del trono, los actos de Gallan se hicieron mucho más claros. Desde su envío al lejano Illyrium, a la velocidad con la que tomó el control, todo indicaba que obviamente el hombre que le había adoptado también había sido asesinado. Al ser comprobadas, las afirmaciones de Guilliman fueron pronto probadas, y el nombre de Gallan y el de su familia fueron maldecidos por toda Ultramar.

El segundo anuncio de Guilliman fue incluso más impactante. Debían sanar la herida entre el Segmentum Ultramar y el Imperio. A pesar de toda la sangre que había sido derramada, debían reunificarse para destruir al Caos, el Gran Embaucador. Para gran consternación de sus lugartenientes, Guilliman inició las negociaciones con los que gobernaban en lugar del Emperador, y el planeta Prandium fue elegido como el lugar del que debería haber sido un histórico encuentro.

En vez de eso, fue el lugar de una cobarde emboscada bajo la bandera de la tregua, y la última y mejor esperanza para la paz entre los reinos fue destrozada. La delegación imperial les engañó con palabras cálidas, y las discusiones entre ambos bandos parecían ir bien, hasta que los Astartes imperiales atacaron en masa a sus anfitriones Ultramarines sin piedad alguna. Guilliman era el objetivo de su ira. En su informe final como líder de la Guardia de Honor del Primarca, Kaisus explicó que se había logrado abrir camino a través de la marea de cuerpos, solo para ver a Fulgrim de los Hijos del Emperador derribar a su señor Guilliman de un golpe por la espalda. Los dos quedaron entonces ocultos tras una nube de acre humo de ficelina, y cuando este se disipó, ambos habían desaparecido.

Los dos habían sido abducidos a la órbita, y aunque los Ultramarines persiguieron a las flotas imperiales todo el camino hasta la frontera y más allá, no pudieron rescatar a su Primarca. Solo más tarde descubrieron la horrible verdad: las fuerzas imperiales habían atrapado a Guilliman en un campo de estasis un momento antes de su muerte como una tortura especial, y que había sido llevado a Terra como un macabro trofeo de guerra.

Esta atrocidad destruyó para siempre cualquier posibilidad de reconciliación entre los dos reinos. Estaba claro que no se podría confiar nunca en el Imperio, y que este no descansaría hasta que cada mundo y ciudadano de Ultramar fuese esclavizado. Por lo que pudieron extraer de sus agentes encubiertos y de refugiados que cruzaban la frontera, el Imperio estaba atrapado en una espiral descendente de superstición, corrupción, ineficiencia y brutalidad. Sin el Señor de la Humanidad, el Imperio estaba muriendo lentamente, pero como cualquier bestia malherida, aún podía ser letal en sus estertores de muerte.

El Ascenso de Ultramar[]

DornianUltra1

Ultramarine del Capítulo de Orfeo equipado con servoarmadura Mk. 16 "Damocles".

Más allá de recuperar mundos conquistados por las Cruzadas imperiales y aumentar las defensas contra el siguiente asalto, había un consenso generalizado en que las fronteras del Segmentum Ultramar debían expandirse. La tarea de arrebatar sistemas a la mano muerta del mal gobierno imperial fue encargada principalmente a Capítulos Sucesores recién fundados que, como su Primarca antes que ellos, conquistaron nuevos territorios para demostrar su valía. Aunque las fronteras del Segmentum Ultramar han crecido y decrecido durante los milenios, estos Capítulos jóvenes y agresivos han sido la causa de la gradual expansión del reino.

Aunque no es más que una fracción del tamaño del Imperio, el Segmentum Ultramar sigue siendo ordenado, productivo y eficiente, lo que le permite sostener a sus vastas fuerzas armadas. También es un reino ilustrado, tolerante y culto, muy alejado de la represión prejuiciosa y estrecha de miras del Imperio. Por esto los refugiados se arriesgan tanto por acudir en busca de asilo, y la población lucha tan duramente para evitar ser devuelta al corrupto y brutal Imperio.

También ha habido muchas peticiones a lo largo de los milenios para que Ultramar emprendiese su propia cruzada. No solo para liberar mundos fronterizos, sino para lanzar un ataque profundo hacia el podrido corazón del Imperio y detener los ataques de una vez por todas. Otro motivo añadido es el ardiente deseo de derribar las puertas de Terra y recuperar finalmente el cuerpo de Guilliman de su prisión de estasis. Muchos piden con pasión esta liberación, bien para dejarle morir con dignidad, bien para curarle y que pueda dirigir la reunificación de toda la Humanidad en una nueva era de iluminación.

La última de estas peticiones se produjo hace más de dos siglos, en el 740.M41. Un gran número de nuevos Capítulos Sucesores acababa de ser fundado, y el Señor de Macragge, Marneus Calgar, parecía decidido a decretar una cruzada así para rescatar a su Primarca. Este valeroso plan, sin embargo, fue abortado con la llegada de la Mente Enjambre Tiránida desde más allá del borde galáctico. Estos implacables alienígenas devoraban todo a su paso, desnudando mundos enteros hasta la roca madre en su hambre. Esta primera Flota Enjambre, designada “Behemoth”, solo fue detenida por un despliegue de fuerzas por todo el Segmentum, y por el sacrificio de la mayor parte de la Flota de Batalla de Calth. A pesar de esto, los Tiránidos tuvieron éxito allí donde el Imperio había fracasado tantas veces, llegando a desembarcar en la superficie de Macragge. Enemigos y aliados aprovecharon por igual la devastación, produciéndose un avance de los Orkos, el Imperio e incluso los anteriormente amistosos T'au sobre territorios de Ultramar.

Esto detuvo en seco todas las peticiones de un ataque sobre Terra, y durante un breve espacio de tiempo el reino de Ultramar se contrajo. Estos sucesos fueron sonoramente calificados de “juicios del Emperador” por la Eclesiarquía imperial, y estos insultos crecieron hasta un nivel febril en la última década con la aparición de una segunda Flota Enjambre, llamada “Kraken”.

Pero el Segmentum Ultramar hace lo que siempre ha hecho: perdurar. Reforzados por las lecciones aprendidas en la lucha contra los Tiránidos, y potenciados por la tecnología robada en sus guerras con los T'au, los Ultramarines volverán a alzarse, aún más fuertes por haber superado estas pruebas.

Semilla genética[]

Como corresponde al legado de Roboute Guilliman, todos y cada uno de los diecinueve implantes de su semilla genética operan al mismo nivel sobresaliente de eficiencia que cuando fueron creados por primera vez. Jamás tocada por la naturaleza corruptora de los Poderes Ruinosos, y libre de los rituales supersticiosos del Adeptus Mechanicus, su semilla genética es sin duda la más pura de todas las Legiones Astartes. Sus métodos optimizados de cultivo de implantes y de selección de aspirantes minimizan los rechazos y aseguran que los Ultramarines puedan cubrir las bajas y producir nuevos Astartes a un ritmo asombroso.

Para garantizar que la alta calidad de la semilla genética Ultramarine se mantiene, todos los Capítulos de la Legión envían regularmente muestras de la suya como tributo a una instalación enterrada profundamente debajo de la fortaleza polar septentrional de Macragge. Allí es probada y analizada en busca de cualquier signo de desvío o deriva genéticos, y después catalogada y almacenada. Este proceso ha resultado ser la salvación de las reservas genéticas de Capítulos que sufrieron pérdidas catastróficas, y ha sido la base de la fundación de nuevos Capítulos Sucesores encargados de expandir las fronteras del Segmentum Ultramar.

La Batalla de Macragge[]

La fortaleza defensiva del polo norte de Macragge fue el lugar donde se libró la batalla más sangrienta de la historia del planeta. En el cénit del ataque de la Flota Enjambre Behemoth al planeta, incontables millones de organismos Tiránidos fueron dispersados como semillas por toda la tierra. Enjambres aparentemente infinitos convergieron en la fortaleza polar septentrional, muy por debajo de la cual se encontraba un almacén de semilla genética de la Legión, razón por la que los Ultramarines nunca podían dejar que cayera. Aunque la Primera, Tercera y Séptima Compañías del Capítulo de Macragge cayeron hasta el último hombre en su defensa, su sacrificio no fue en vano. Dio tiempo suficiente para que el resto del planeta se movilizara y exterminase a los invasores xenos. No solo salvaron el legado genético de los Ultramarines, sino que también previnieron el horror que habría provocado que la Mente Enjambre se hubiese alimentado de una reserva tan rica de información biológica. Reconociendo la vulnerabilidad de confiar en un único almacén, desde entonces los Ultramarines han construido bastantes más. No hace falta decir que el número y localización de estos lugares están entre los secretos mejor guardados del Segmentum.

Mundos natales[]

El Segmentum Ultramar ocupa una vasta porción del este galáctico, y con cada año que pasa se expande cada vez más sobre el ruinoso Imperio. Junto con los beneficios tecnológicos que aporta el ingreso en Ultramar, la Legión también importa su cultura y valores y los entreteje sin fisuras con los de la sociedad original. Esto hace que aunque el Segmentum Ultramar comprenda una vasta variedad de culturas diferentes, desde los salvajes cazadores de cabezas de Nuevo Posul a los aeronautas de las ciudades flotantes de Doromus Minor, cada una está atada, con gran afecto, a Macragge.

Como corresponde al planeta en el que su Primarca, Roboute Guilliman, aterrizó de niño, Macragge sigue siendo el corazón del Segmentum Ultramar. La Fortaleza-Monasterio aún domina las tierras septentrionales de Illyrium, y desde allí el Señor del Capítulo gobierna con benevolencia. Como todo mundo dentro de su cultura, Macragge da cobijo a muchas grandes academias militares, y por los salones de estas reverenciadas instituciones han pasado incontables generaciones de Astartes y de guardias del Segmentum. La academia más venerada es el Cuartel Agiselus en Ciudad Macragge, donde el mismísimo Guilliman fue entrenado.

Aunque Macragge acoge al primero y mayor de los Capítulos Ultramarines, muchos otros planetas como Orfeo y Ulixis tienen el honor de servir como base a una de las fracciones de la Legión original, o a uno de sus muchos Sucesores posteriores. De los mundos del núcleo de Ultramar, el planeta congelado de Calth y el mundo santuario de Prandium, donde Guilliman cayó en batalla, han sustentado monasterios capitulares. A lo largo de los milenios, Calth ha crecido hasta convertirse en un muelle orbital solo inferior a los astilleros de la Flota del Segmentum en Kar Duniash. Después de que la Flota Enjambre Behemoth se acercase tanto a devorar Macragge, un Capítulo Sucesor, los Lamentadores, fue fundado en Prandium. Tristemente, tanto ellos como otro Sucesor, los Cuchillas de Guilliman, encargados de guardar la frontera externa, fueron destruidos por completo en la Segunda Guerra Tiránida por la Flota Enjambre Kraken.

A pesar de que ahora está muy adentro de las fronteras del Segmentum Ultramar, Istvaan V ha seguido siendo un objetivo frecuente de los ataques imperiales. Aunque se ha convertido en un respetable mundo fortaleza, aún mantiene una atracción especial para las fuerzas comandadas por los Hijos del Emperador o los Devoradores de Mundos. Tristemente, parecen incapaces de comprender que los Ultramarines fueron tan víctimas de la Gran Traición de Dorn como lo fueron ellos.

Desde el cisma que dividió a la Humanidad, los mundos fronterizos con el Imperio han sido rodeados con plataformas de defensa y son patrullados constantemente por flotas de guerra. Esto ha sido comparado con un “Telón de Acero”, y ciertamente es una barrera formidable, pero a pesar de los mejores esfuerzos de la Flota de Ultramar, aún se cuelan fuerzas incursoras para atacar a los mundos más pacíficos que se encuentran al otro lado. Hay incluso guerras dentro de las fronteras del Segmentum, desde escaramuzas contra los T'au más allá del Golfo de Damocles y la omnipresente amenaza de las infestaciones Orkas, a los insidiosos alzamientos populares provocados por la Legión Alfa y por los esbirros del Caos. Cada Ultramarine y cada Sucesor conoce demasiado bien los peligros a los que se enfrenta el Segmentum, pero con coraje y honor, perdurarán.

Doctrina de combate[]

DornianUltra2

El Capítulo de Macragge lucha contra el Imperio T'au.

"Hermanos míos, nos hemos vuelto complacientes. Sí, nuestra tecnología es superior a la del Imperio, pero nuestros avances han venido en pequeñas mejoras, continuas mejoras evolutivas, en vez de en los saltos hacia delante que serán necesarios para derrotar a la siguiente Flota Enjambre, o para romper finalmente el equilibrio con el Imperio y recuperar Terra por toda la Humanidad.

"Mirad a los T'au. En los milenios que hemos pasado enfrentándonos al Imperio y a los Poderes Ruinosos ellos han pasado de habitar en cuevas a dominar tecnologías que en algunos casos superan incluso a nuestro propio entendimiento. Por sus ataques sin provocación previa por todo el Golfo de Damocles, los T'au han hecho nulos y vacíos sus tratados con nosotros, incluidos aquellos sobre el uso de su armamento.

"Ha llegado el momento de dejar a un lado nuestro orgullo y nuestras preconcepciones y usar esta nueva fuente de tecnología para reforzar nuestras flotas, nuestras defensas y nuestros Astartes. Si no lo hacemos, si en lugar de eso continuamos tímida y ciegamente como siempre lo hemos hecho, caeremos inevitablemente ante los enemigos que nos rodean.
"

Señor del Capítulo Marneus Calgar, tras la Primera Guerra Tiránida

Maestro de la organización y la estrategia, Roboute Guilliman recogió las bases de estas enseñanzas en su Codex Ultramar. Este es un tomo completísimo, que cubre no solo la organización militar y de los Astartes, sino también aspectos civiles como el gobierno y el comercio. El Codex enfatiza un enfoque equilibrado de combinación de armas para la guerra, pero también es lo bastante flexible como para reconocer que hay ocasiones, como cuando Guilliman derrotó a Alpharius, en las que hace falta un comportamiento más extremo. Guilliman animó a que los comandantes posteriores hicieran añadidos al texto original para reconocer la aparición de nuevos enemigos o desarrollos en las tácticas o el armamento.

Cada uno de los Capítulos Sucesores de la Legión tiene su propia copia del Codex, cada una con diferentes cambios y añadidos para reflejar sus propias circunstancias y experiencias. La versión original e inalterada, escrita por la propia mano de Guilliman, está guardada en la cámara más profunda de la Fortaleza-Monasterio de Macragge, y como su autor, se conserva en un campo de estasis. Esta reliquia de valor incalculable solo es mostrada coincidiendo con el nombramiento de un nuevo Señor del Capítulo. Al colocar su mano derecha sobre el frágil libro, simboliza su intención de gobernar según los principios y deseos de su Primarca.

Los ejemplos más importantes de cambios al Codex anotado del Capítulo de Macragge son aquellos relacionados con los mejores usos de la tecnología de armamento pesado de inducción, y con las tácticas extensivas desarrolladas para combatir a la amenaza extragaláctica de los Tiránidos. Antes de que los Bibliotecarios del Capítulo permitan hacer cualquier añadido al Codex, el potencial autor debe ser capaz de recitar y de mostrar un profundo entendimiento del texto original de Guilliman. De esta forma, la filosofía e intenciones del Primarca para el Codex han sido protegidas a lo largo de los milenios.

El Señor del Capítulo Calgar sintió el zumbido de anticipación entre su tripulación del puente cuando la Seditio Opprimere quedó completamente preparada para la batalla. El último combate de la Barcaza de Batalla había tenido lugar en la defensa de Prandium frente a la Flota Enjambre Kraken, y aunque había servido con valor, ni siquiera su sacrificio definitivo había sido suficiente para salvar al planeta de ser consumido. Le había faltado potencia de fuego, y eso era justamente lo que acababa de proporcionársele. No se trataba solo de otra mejora en sus lanzas y cubiertas de disparo, sino de un reequipamiento general con tecnología totalmente nueva. Los aceleradores lineales superpesados tenían cadencias de disparo asombrosas, y eran tan devastadores disparando a largas distancias como a quemarropa. Calgar había avisado a sus colegas Señores de Capítulo tras la Primera Guerra Tiránida, pero solo unos pocos habían querido escucharle. Ser el Señor del Capítulo de Macragge daba una gran influencia sobre los demás Capítulos, pero no el poder de controlarlos. Según la tradición, que se remontaba al desafío de Guilliman al Cónsul Gallan, cada Señor de Capítulo tenía una autoridad absoluta sobre su propio territorio, y la inercia de la Historia era difícil de superar. El concepto de evolución gradual se había convertido en la norma en el Segmentum Ultramar, e incluso ante amenazas terribles, las ideas y enfoques revolucionarios eran rechazados, a pesar de que Guilliman aplicó teorías semjantes en incontables ocasiones. Solo en Macragge, los escribas habían regresado de los archivos cargando montones de informes de desarrollos armamentísticos pioneros que habían sido rechazados por los sucesivos Señores del Capítulo por considerarlos demasiado radicales. Avances que habrían podido salvar incontables vidas habían sido apartados en silencio y olvidados. Solo podía imaginar qué maravillas descansaban enmoheciéndose en las cámaras de los demás Capítulos... Solo pensarlo parecía una traición a su Primarca, pero en parte culpaba al Codex Ultramar. La obra maestra de Guilliman era tan útil y amplia que en algunos casos parecía haber sustituido a la necesidad de pensamiento independiente. Había aplicado las innovaciones más prometedoras, combinadas con las mejores ideas aprendidas de los T'au, para resucitar a la Seditio Opprimere. Ante semejante escepticismo, sin embargo, parecía que solo una prueba completa y aplastantemente exitosa sacudiría la complacencia de los otros Señores de Capítulo. Como el sistema augur mejorado de la nave había predicho, el trío de Cruceros imperiales surgió de la Disformidad. Era hora de poner a prueba su nueva nave, y el principio en general.


Organización[]

La vasta escala del Segmentum Ultramar hizo necesario que Guilliman dividiese su Legión en unidades mucho más autónomas. En lugar de Grandes Compañías, se crearon los Capítulos de los Ultramarines, cada uno formado por diez Compañías de cien Hermanos de Batalla cada una. Cada Capítulo recibió como feudo un área del espacio, y se le encargó asegurar su buen gobierno y defensa. Los nuevos reclutas proceden de la población local para reforzar aún más los lazos que los unen. Escogidos entre los jóvenes más prometedores, normalmente venidos de las academias militares basadas en la tradición de Macragge, estos aspirantes son enviados a la Décima Compañía, o Compañía Exploradora, donde son rigurosamente entrenados, probados y operados para implantarles los órganos necesarios para convertirlos en Hermanos de Batalla completos. De allí pasan a una de las cuatro Compañías de Reserva, donde se les entrena en las artes de la guerra, pilotando vehículos, proporcionando apoyo de fuego pesado, combatiendo cuerpo a cuerpo con pistola bólter y espada sierra, o –la piedra angular del Capítulo– en las Escuadras Tácticas armadas con bólteres.

Las Compañías Segunda a Quinta son la principal fuerza de combate en primera línea del Capítulo. Siguiendo el enfoque equilibrado recogido en el Codex, lo ideal es que cada una de estas Compañías de Batalla contenga seis Escuadras Tácticas, apoyadas por dos Escuadras de Devastadores y dos Escuadras de Asalto. La Primera Compañía del Capítulo está formada por los Veteranos. Ya vayan vestidos con armaduras de Exterminador, o con servoarmaduras, estos Marines reciben las misiones más letales, y su ejemplo inspira a todos los que los rodean a realizar grandes hazañas de heroísmo. Aunque un Capítulo de los Ultramarines se compone nominalmente de solo mil guerreros Astartes, estos son solo la punta de la lanza. El Señor del Capítulo es a efectos prácticos el Gobernador Militar de cada mundo bajo su dominio, y por tanto tiene autoridad sobre cada uno de sus Guardias de Ultramar, naves espaciales y Auxiliares, de forma que cuando los Ultramarines van a la guerra, también lo hacen ellos.

El Librarium[]

La coordinación de un reino tan grande como el Segmentum Ultramar es una tarea monumental, pero es una a cuya altura están los rígidamente organizados hijos de Guilliman, y ninguno es más vital para esto que los que forman parte del Librarium de cada Capítulo. Sin acceso al ritual de la Comunión de Almas para producir Astrópatas, solo los poderosos psíquicos Astartes del Librarium tienen la capacidad y resistencia a la Disformidad necesarias para comunicarse a lo largo y ancho del Segmentum. Los psíquicos fuertes son especialmente valorados en Ultramar, aunque el peligro de los psíquicos “salvajes” o débiles es bien conocido. La mayoría son eliminados, pero algunos aún acechan en la periferia de la sociedad. Es la responsabilidad de los Bibliotecarios detectar el rastro de estos descarriados, pues ciudades enteras se han perdido ante incursiones demoníacas debido a la mente indefensa de un único psíquico rebelde.

Capítulos Sucesores de los Ultramarines[]

El concepto de Capítulo Sucesor nació de los años de juventud de Guilliman en Macragge. Después de probarse a sí mismo, fue enviado a las tierras salvajes y se le dio la oportunidad de conquistar un territorio para sí mismo. La misma oportunidad ha sido concedida a los héroes de los Ultramarines a lo largo de los milenios, y cientos de nuevos Capítulos han sido creados, separándolos de la Legión original y enviándolos a guarnecer las salvajes fronteras del Segmentum Ultramar. Los Marines que se separan de la Legión para formar estos nuevos Capítulos lo hacen por varias razones. Algunos, como los Hijos de Guilliman y los Cónsules Blancos, fueron fundados por Astartes ansiosos por retarse a sí mismos y por emular a Roboute Guilliman. Otros, como los Mortificadores adoradores de la muerte, lo hicieron para ganar una mayor autonomía y aceptación de sus ideas. Aunque estos Sucesores visten heráldicas y colores distintos de los de los Ultramarines, y pueden desviarse, a veces enormemente, de las normas del gran Codex de Guilliman, todos están unidos en su apoyo a los ideales del Segmentum Ultramar.

Creencias[]

Por encima de todas las cosas, la Legión venera a Guilliman y a sus enseñanzas, y al Segmentum Ultramar que crearon juntos. Creen que su destino manifiesto es extender los límites del Segmentum Ultramar para que un día incluya todos los mundos de la Humanidad. El equivocado y corrupto Imperio caerá inevitablemente y ellos lo absorberán, ya sea mediante una lenta expansión o con un solo golpe contra Terra para derribar el régimen de una vez por todas.

Ven al Emperador como a uno de los mayores hombres jamás nacidos, y como el padre del Primarca. Sin embargo, a pesar de las proclamas de la Eclesiarquía, saben que el Emperador lleva mucho tiempo muerto, y no respetan a los incompetentes rufianes que gobiernan en Su nombre. Por todo esto, su actitud hacia el Imperio es de disgusto y lástima más que de odio. Su verdadero odio está reservado a los sirvientes de los Dioses del Caos, y especialmente a los Astartes Traidores, que han abandonado toda apariencia de humanidad. No obstante, solo cuando tengan todos los recursos de la Humanidad, serán finalmente capaces de expulsar a los Poderes Ruinosos de la galaxia.

Grito de guerra[]

Cada Capítulo es libre de elegir su propio grito de guerra, aunque "¡Por Guilliman, y por la mayor gloria de Ultramar!" es el favorito del Capítulo de Macragge.

Leer más[]

Herejía de Dorn - Historia y Legado de la Traición de Dorn (No Oficial).

Fuentes[]

Extraído y traducido de The Dornian Heresy - The Legio Imprint, creado por el foro Bolter and Chainsword.

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