El Sargento Guillermito, mascota de los Marines Espaciales, tiene el honor de patrocinar este espacio por orden del Capellán Cassius de los Ultramarines. ¡Pulsa sobre él y te acompañará a una Cruzada épica! ¡Lee más! ¡Sin piedad, sin remordimientos, sin miedo! |
"La galaxia es del Emperador y todo ser o cosa que lo ponga en duda es un enemigo que debe ser destruido."
- —El Gran Mariscal Helbrecht en la Batalla del Fuego y de la Sangre
El Gran Mariscal Helbrecht es la viva personificación de su Capítulo: formidable, despiadado y del todo intransigente. un ejemplo de tozudez y lealtad al Emperador, cualidades que son el sello del Capítulo de los Templarios Negros. Es un digno sucesor del legado de Sigismund, un guerrero feroz que preferiría morir a aceptar la derrota ante el Dios Emperador y que ha luchado contra algunos de los enemigos más monstruosos que han atacado a la Humanidad en milenios.
Fue nombrado Gran Mariscal en el 989.M41 tras la subyugación definitiva de los xenarcas de la Nebulosa de Sigilare.
Descripción[]
Helbrecht ascendió entre las filas del Capítulo con notable rapidez. Ya como neófito luchó en Peleregon IV durante la Cruzada de Vinculus, y destacó combatiendo a los cultos asesinos de ese mundo ignorante a la sombra del Gran Mariscal Ludoldus y sus camaradas. Luego, como Iniciado, se distinguió en el Risco Núcleomortal, luchando solo contra un alud interminable de organismos guerreros Tiránidos. Gracias a una brutalidad y fe inquebrantables y su excelencia estratégica, se ganó un lugar entre los Hermanos de Armas del Mariscal Daidin tras matar a un ente monstruoso y antinatural en Cephian IV. Aun después de dar el notable salto de suceder a Daidin como Mariscal de la cruzada, se mantuvo humilde, centrado y severo. Libró sus batallas ante los ojos del Dios Emperador y ganó sus victorias en nombre del Dios Emperador; en una galaxia tan oscura y plagada de enemigos, Helbrecht no tenía tiempo para la autocomplacencia.
El Mariscal no era dado a los elogios, pero, cuando subyugó a los Xenarcas de la Nebulosa de Sigilare, su leyenda ya se había extendido mucho entre el Capítulo. Helbrecht no solo era famoso por una lealtad y fe inquebrantables y una fuerza guerrera indomable: todos los compañeros le reconocían una excelencia estratégica, en especial en la esfera de la guerra en el vacío.
Cuando el Gran Mariscal Kordhel cayó en combate contra un campeón de Khorne, la decisión sobre su sustituto fue unánime. Helbrecht, por su parte, se mostró pragmatico ala hora de ponerse el manto del cargo. Ofreció oraciones de agradecimiento al Dios Emperador e hizo el voto solemne de defender el legado de Sigismund. Aceptó la Espada de los Grandes Mariscales, insignia del cargo y filo reliquia mortal del que se dice que contiene las astillas del arma que empuñara el propio Dorn durante las últimas batallas de la Herejía de Horus. Luego, sin más demora, el Gran Mariscal Helbrecht decretó varias nuevas cruzadas que ahondarían más que nunca en las sombras más oscuras de la galaxia y acabarían con la inmundicia y la corrupción que acechaban allí.
Desde que lo nombraran Gran Mariscal, Helbrecht ha liderado una cruzada tras otra, sin dejar nunca de limpiar la galaxia de enemigos de la Humanidad. Purgó los sistemas externos de las Estrellas Necrófago de los monstruosos Diablos Cythor. Lideró una magistral campaña de vacío durante la Tercera Guerra por Armageddon, destrozó las flotas orkas en órbita y luego prosiguió al Kaudillo Ghazghkull Thraka por las profundidades del vacío, jurando matarlo de una vez. Y aún lo persigue, adentrándose en el torbellino sangriento del imperio de los Orkos de Octarius...
Historia[]
Primeros años[]
El muchacho que se convertiría en Gran Mariscal nació en la subcolmena de Piedad. Sin él saberlo, el Custodio del Escudo Aquilano Grateíon Artabane se encargó de proteger su vida desde las sombras, hasta que finalmente fue reclutado por los Templarios Negros.
El Gran Mariscal Helbrecht encarna las cualidades de la terquedad y la lealtad inquebrantable al Emperador de la Humanidad inherentes al Capítulo de los Templarios Negros. Nada más comenzar la carrera de Helbrecht estuvo claro que estaba destinado a la grandeza. Fueron sus cualidades de terquedad y determinación obstinada las que lo elevaron por encima del resto de los Astartes de su capítulo. Tras el sometimiento final de los xenarcas de la Nebulosa Sigilare, Helbrecht fue elegido Gran Mariscal, en el 989.M41. Su ascenso en los Templarios Negros fue tan rápido como su deseo de matar a los enemigos del Emperador, impresionando a sus compañeros con su ferocidad. Helbrecht sirvió en la Cruzada de Vinculus que tuvo lugar en el 833.M41. Siendo un humilde Neófito en aquel momento, Helbrecht fue simplemente un testigo de los dramáticos acontecimientos de la campaña. Bajo el mando del legendario Gran Mariscal Ludoldus, los Templarios Negros lucharon junto con el Inquisidor Vinculus y las Hermanas de Batalla de la Orden de la Rosa Ensangrentada contra guerreros de un Culto a la Muerte del Caos sobre el arruinado mundo de Peleregon IV. Helbrecht fue adscrito a los Hermanos de la Espada de élite después de que matara a un vampiro disforme que había llegado al poder y tomado el control del mundo colmena de Cephian IV. Como parte de la Cruzada del Gran Mariscal Daidin, Helbrecht luchó con valentía y furioso entusiasmo durante décadas, llegando al final al rango de Mariscal y el mando de la Cruzada a la muerte de Daidin.
Batalla de Schrödinger VII[]
En el 930.M41, las fuerzas del infame Líder Supremo Imotekh Señor de las Tormentas, Faerón de la poderosa Dinastía Sautekh, descendieron sobre las llanuras heladas del mundo helado imperial de Schrödinger VII. Los Necrones expulsaron a los defensores locales hasta sus refugios en las laberínticas minas de cryonita, pero no pudieron evitar que el coro astropático enviara un himno de socorro. El contraataque llegó rápidamente, manifestado como una fuerza de ataque de los Templarios Negros bajo el mando del Mariscal Helbrecht. Imotekh no fue pillado por sorpresa tan fácilmente, y ya había reordenado a sus ejércitos de inmortales en una configuración defensiva formidable.
Helbrecht lideró el asalto, el cual pretendía ser una un ataque alfa paralizante, pero en cambio fue mitigado por una serie de emboscadas impecablemente planificadas sobre las Cápsulas de Desembarco y zonas de aterrizaje de las Thunderhawk. Cuando las cavernas congeladas se hicieron eco el rugido de las explosiones, decenas de Templarios Negros y Necrones por igual fueron arrojados a los ríos de cryonita fundida. Al final, Imotekh y Helbrecht se trabaron en combate singular en mitad de un puente de hielo trufado de estalactitas. En la batalla posterior, Helbrecht, impulsado por el fanatismo y el odio a los xenos, logró dar una docena de golpes mortales a Imotekh, pero cada vez la necrodermis del Faerón fue capaz de reparar los daños en cuestión de segundos.
A pesar de ser el mejor espadachín, Helbrecht no logró asestar un golpe verdaderamente decisivo sobre su oponente, y cuando el duelo se resolvió cuando el Mariscal se derrumbó bajo el asalto del Líder Supremo, la sangre fluía de una veintena de heridas graves. Sin embargo, en lugar de acabar con su oponente, Imotekh bajó su dáculus y simplemente cortó la mano derecha de Helbrecht para recordar al Mariscal su "merecida derrota". Helbrecht rugió con furia y dolor cuando Imotekh le lanzó desde el puente de hielo al suelo de la caverna helada. Los Templarios Negros supervivientes se reagruparon rápidamente a lado de su Mariscal caído y ejecutaron una retirada táctica, dejando Schrödinger VII en manos del Señor de las Tormentas.
Después de esta humillante derrota, Helbrecht hizo un juramento de venganza contra los Necrones en general, e Imotekh en particular, y prometió que la próxima vez que se encontrasen sólo uno dejaría el campo de batalla con vida.
Caída de la Conquistador Inevitable[]
Helbrecht tendría la oportunidad de cumplir su juramento de venganza en el 985.M41, cuando su flota cruzada detectó actividad Necrona sobre el mundo de Davatas. Moviéndose rápidamente para interceptarla, Helbrecht se regocijó cuando su presa fue identificado como la Conquistador Inevitable, la Nave Sepulcro clase Pirámide y nave insignia de Imotekh. Marchando a toda prisa, la Barcaza de Batalla de los Templarios Negros Sigismund logró asestar golpes paralizantes en la matriz de propulsión de dicha nave, dejándola varada. Con la intención de vengarse de su oponente personalmente, Helbrecht ordenó una teleportación y un asalto con torpedos de abordaje de inmediato sobre la Nave Sepulcro, y en pocos minutos las cubiertas de la Conquistador Inevitable se llenaron de Templarios Negros sedientos de venganza. Por desgracia, Helbrecht ni siquiera tuvo la satisfacción de ver a su oponente: mientras que el orgullo de Imotekh le instó a luchar, la lógica se impuso y el Señor de las Tormentas se teleportó a sí mismo y muchos de sus activos más valiosos de su nave insignia a sus Naves de Escolta no trabadas. Los Necrones se retiraron rápidamente de los combates y se fugaron con éxito. Furioso y lleno de una rabia impotente, Helbrecht sólo pudo obtener cierta satisfacción al garantizar la destrucción total de la Conquistador Inevitable, colocándola en un curso de colisión con la estrella más cercana. El frustrado Helbrecht reafirmó su juramento de venganza, jurando una vez más que vería muerto a Imotekh. Los Templarios Negros con cierta familiaridad con los Necrones temieron que su Mariscal hubiera mordido más de lo que podía masticar. Aunque Helbrecht era ciertamente capaz de superar al Faerón en combate singular, evitar que el demonio mecánico se teleportara a un lugar seguro y destruir a Imotekh para siempre resultaría una hazaña imposible para un solo Capítulo de Marines Espaciales, por más determinación y fanatismo que poseyera.
Ascensión al mando[]
Cuando el Gran Mariscal Kordhel fue asesinado por un frenético paladín de los Poderes Ruinosos, los Mariscales de los Templarios Negros se reunieron para elegir un nuevo líder. Helbrecht fue elegido de forma unánime y fue presentado como nuevo Gran Mariscal al tiempo que empuñaba la Espada de los Grandes Mariscales que señalaba su rango (la reliquia más importante de los Templarios Negros). Se dice que la hoja de esta poderosa espada contiene fragmentos del arma que llevaba Rogal Dorn cuando acompañó al Emperador a la Barcaza de Batalla de Horus. Las leyendas de los Templarios Negros cuentan que Dorn quebró su espada con su rodilla y juró no volver a emplearla tras sentirse culpable por no haber podido salvar al Emperador. Fue Sigismund quien decretó que el arma que empuñaran los Grandes Mariscales debería llevar partes de la espada de Dorn cuando fuese forjada para recordar siempre a los miembros del Capítulo de su deber de expiación.
Helbrecht organizó inmediatamente una Cruzada contra los Diablos de Cythor de las Estrellas Necrófago y atacó esta región asolada del espacio, un lugar del que nunca había regresado ninguna expedición. En solo ocho años, la xenopoblación de los sistemas periféricos había sido exterminada y la Cruzada empezó su avance hacia el planeta natal de los alienígenas. No obstante, cuando llegaron a él, los Templarios Negros se encontraron con que el planeta natal estaba vacío. No había rastro alguno de los alienígenas... Antes de que se pudiera encontrar alguna respuesta para aquel misterio, del planeta Armageddon llegó una desesperada petición de ayuda en la que se informaba a Helbrecht de la vuelta del Kaudillo Orko Ghazghkull Thraka. El Gran Mariscal se retiró a la más secreta de las cámaras del Cruzado Eterno para contactar con el Mariscal Ricard de la Cruzada de Dimaris y el Mariscal Amalrich de la Cruzada de Tiberior y organizar una nueva Cruzada.
Las tres Cruzadas de Templarios Negros se reunieron en Fergax, desde donde partieron hacia el Segmentum Solar tras llevar a cabo los rezos y oraciones debidas al Emperador. Nada más llegar al Sistema Armageddon, Helbrecht fue elegido como líder de las fuerzas del Adeptus Astartes debido a su experiencia como comandante de flotas de gran tamaño, mientras que los Mariscales Ricard y Amalrich tomaron tierra en Armageddon junto con sus Cruzadas. La guerra que se desarrolló en el espacio fue muy dura y Helbrecht lideró muchos de los abordajes a Pezioz Orkos y, junto con la flota del Almirante Parol, inutilizó las naves de los Orkos.
Cuando la nave capitana de la flota de Ghazghkull se retiró de Armageddon, Helbrecht juró perseguir al Orko hasta el final. El Comisario Yarrick, Héroe de Armageddon, pidió a Helbrecht que se le concediera el honor de acompañar a los Templarios Negros en su búsqueda. El respeto del Gran Mariscal por el venerable Comisario era tan profundo que su petición fue satisfecha.
La Gran Fisura[]
Cuando la Gran Fisura atravesó la galaxia, la flota de los Templarios Negros estaba muy dispersa. Fue mientras se reunían para continuar con la obsesiva persecución del Kaudillo Orko Ghazghkull por parte de Helbrecht cuando el Primarca Guilliman apareció. Aunque el Gran Mariscal Helbrecht dio la bienvenida tanto al Primarca como a los nuevos Marines Primaris que se unieron a su Capítulo, disponían de poco tiempo para el consejo de guerra – aunque en realidad había poca necesidad pues el Gran Mariscal Helbrecht conocía su forma de pensar.
Con la fuerzas del Caos extendiéndose y gran parte del Imperio aislado, Guilliman se frustró, pero antes de partir le recordó a Helbrecht el significado de la hoja que portaba. La espada llevada por el Gran Mariscal Helbrecht es un símbolo de oficio, un arma utilizada por cada uno de los Grandes Mariscales desde Sigismund. Escarmentado por la mayor perspectiva de Roboute Guilliman, el Gran Mariscal Helbrecht envió cruzadas inmediatamente para ayudar a cada mundo eclesiarcal que se encontrara a su alcance.
Armamento[]
- Armadura artesanal.
- Armadura de Exterminador (Opcional).
- Espada de los Grandes Mariscales - Se dice que la hoja de esta poderosa espada contiene fragmentos del arma que llevaba Rogal Dorn cuando acompañó al Emperador a la Barcaza de Batalla de Horus. Las leyendas de los Templarios Negros cuentan que Dorn quebró su espada con su rodilla y juró no volver a emplearla tras sentirse culpable por no haber podido salvar al Emperador. Fue Sigismund quien decretó que el arma que empuñaran los Grandes Mariscales debería llevar partes de la espada de Dorn cuando fuese forjada para recordar siempre a los miembros del Capítulo de su deber de expiación.
- Puños de los Asistentes.
- Combiarma.
- Bólter (Opcional).
- Halo de hierro.
- Sellos de Cruzado - Los Sellos de Cruzados son fichas de cera o metálicas con los votos de piedad y bendiciones del Capítulo inscritos en tiras de pergamino colgante que son otorgados a los Marines Espaciales que han demostrado determinación, fanatismo y coraje.
- Honores de Exterminador.
- Granadas de fragmentación y perforantes.
Miniatura[]
Fuentes[]
- Codex: Templarios Negros (4.ª Edición). Páginas 44-5 y 53.
- Codex: Templarios Negros (9.ª Edición). Páginas 16, 20-2, 34 y 70.
- Codex: Marines Espaciales (6.ª Edición). Páginas 51, 53 y 116.
- Codex: Marines Espaciales (7.ª Edición).
- Codex: Marines Espaciales (1.º de la 8.ª Edición). Páginas 42, 45 y 106.
- Codex: Armageddon (3.ª Edición). Pagina 24.
- Codex: Necrones (5ª Edición). Páginas 26-27 y 55.
- Codex: Adeptus Custodes (9.ª Edición). Página 29.
- Suplemento ¡Waaagh! Ghazghkull (7.ª Edición). Páginas 26-27 y 34.
- Despertar Psíquico: Fe y Furia (8.ª Edición). Páginas 42-3 y 45.
- War Zone Octarius 2: Critical Mass (9.ª Edición). Páginas 15-7.
- Index Astartes II. Página 54.
- White Dwarf Monthly N.º 312 (diciembre de 2005). Página 23.
- White Dwarf 313 (enero de 2006). Página 79.
- Helsreach, por Aaron Dembski-Bowden.
- Helbrecht: Knight of the Throne (Novela), por Marc Collins.
- Helbrecht: The Crusader (Relato corto), por Guy Haley.
- Warhammer Community - Helbrecht Returns: The High Marshal Who Leads His Crusades from the Front (20 de septiembre de 2021).