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Necromunda

Necromunda, originalmente Araneus Prime.

Las Guerras de Araneus fueron dos conflictos distintos ocurridos en la época de la Gran Cruzada y librados por la Legión Astartes de los Puños Imperiales en la Continuidad de Araneus, una serie de planetas cercanos al Sistema Solar.

Historia[]

Primera Guerra de Araneus[]

Los mundos de la Continuidad de Araneus eran una serie de planetas cercanos al Sistema Solar que habían mantenido lazos entre sí debido a una serie de antiguas puertas Disformes de origen desconocido. Gobernados por una casta de tecno-nobleza desde el mundo de Araneus Prime, en el corazón de la red de portales, la Continuidad era un reino de hierro y hambrienta industria. Mundos oceánicos alimentaban con sus algas a planetas que no habían engendrado plantas naturales en miles de generaciones. Las minas penetraban profundamente en las cortezas de docenas de planetas, y los orbes descartados de lunas despojadas de todo recurso giraban bajo capas de ceniza y polución. A menudo la propia tecno-nobleza se aferraba aún a las sedes de su poderío industrial, viviendo en torres que se alzaban kilómetros por encima de las férreas cordilleras de sus ciudades mundiales.

El Imperio y este reducto de la Humanidad entraron en contacto por accidente. Un escuadrón perdido de naves que volvían de la Persecución Gehenial tuvo que emerger de la Disformidad en uno de los sistemas periféricos de la Continuidad. Antes de que pudieran volver a la Disformidad, el escuadrón fue rodeado, abordado y tomado por guerreros con implantes biónicos. Los gritos del Astrópata del escuadrón resonaron por el Inmaterium, y lejos de allí el Imperio los escuchó y posó su vista sobre los mundos de Araneus.

Se envió primero a una flota de enviados, que pudo volver con la respuesta de la Continuidad a las exigencias de vasallaje del Emperador. Claramente incrédulos ante las afirmaciones de los enviados de que representaban a un imperio mayor que el suyo, los tecno-nobles se negaron a inclinarse ante el Emperador, pero le invitaron a unirse a la Continuidad como tributario. Como respuesta, el Imperio llamó a los Puños Imperiales.

La dirección de la guerra recayó en Hashin Yonnad, Comandante de la 39ª Guardia de Inwit. Yonnad era un guerrero de gran experiencia, nacido en uno de los mayores mundos vasallos del Cúmulo de Inwit antes de que este se convirtiera en parte del Imperio, y muchos le consideraban uno de los mejores estrategas del Imperio. Puesto a menudo al frente de flotas y asedios, planeó meticulosamente y ejecutó sus estrategias con una rapidez brutal. Como en otras ocasiones, Yonnad dispuso y preparó sus fuerzas con el mayor de los cuidados. Tras meses de reunir fuerzas, la flota de Yonnad partió de Tallarn por última vez, con miles de naves transportando a más de 20000 Puños Imperiales y a millones de tropas del Ejército Imperial y el Mechanicum por la Disformidad.

Todas las fuerzas de Yonnad golpearon a la vez en un sistema periférico de la Continuidad, que cayó en un solo día. Antes siquiera de que la Continuidad pudiera darse cuenta de lo que había pasado, las fuerzas de Yonnad ya estaban avanzando de nuevo. Sabedor de la existencia de la red de puertas Disformes por el relato de los enviados, Yonnad las usó como medio de ataque. Tras tomar uno de los portales, sus fuerzas se dividieron según lo previsto y atacaron desde las mismas rutas que usaba el enemigo. Tan pronto como llegaban a un nuevo sistema atacaban, aseguraban la puerta y aguardaban lo suficiente para fortificar sus nuevas posiciones antes de saltar hacia el siguiente sistema. La Continuidad trató de responder, pero cada vez que contraatacó se encontró sus propias puertas defendidas contra sus fuerzas, y sin importar cuántas bajas causaran al Imperio, estas siempre sufrían mucho más.

En cuestión de dos meses la Continuidad quedó reducida al mundo central de Araneus Prime. Aislada de su imperio, la tecno-nobleza de las torres de hierro alzó la vista y se encontró la oscuridad de la noche quebrada por la luz de la flota imperial. Entonces se rindieron, y el sol se alzó al día siguiente sobre la capital de otro imperio anexionado.

Segunda Guerra de Araneus[]

La guerra es la interacción de la buena y la mala suerte, o eso afirman algunos. Pocos habrían dudado de esa verdad el día en que los primeros mundos de la recién anexionada Continuidad de Araneus murieron. Cayeron justo cuando los Iteradores descendían a la superficie de esos planetas y sus habitantes despertaban a la nueva realidad de sus vidas. Extrañas naves alienígenas emergieron de las puertas Disformes, con pequeñas naves oscuras rodeando hinchados buques gigantes. ¿Quién fue aquel enemigo que llegó con tanta furia y ninguna advertencia? ¿Por qué escogió atacar en ese momento? No se supo entonces, y actualmente solo se pueden hacer suposiciones sin posibilidad de comprobarlas. Unos pocos relatos hablan de una oscuridad más profunda que la del vacío, de relámpagos vivos y cromo envuelto en llamas. Lo que se sabe con seguridad es que no vinieron a conquistar sino a destruir. Seis sistemas ardieron cuando sus estrellas estallaron y quedaron reducidas a frías cenizas.

Mientras caían los sistemas, las naves imperiales corrían ante la tormenta de destrucción como heraldos de su llegada. Con el dominio que acababa de conquistar desvaneciéndose, Hashin Yonnad vio que o bien defendía algunos mundos o los perdería todos, y que incluso si ganaba el coste sería terrible. Escogió pagar ese precio. Las naves se lanzaron por las restantes puertas para llevar sus órdenes a quienes debían ejecutarlas. Cuando el enemigo desconocido apareció en sistema tras sistema, se encontró con los Puños Imperiales. Los defensores sabían que no había esperanzas de sobrevivir, pero la supervivencia no era la victoria. Cuando llegaron más enemigos, detonaron las ojivas que habían colocado en cada portal, y la luz de cada explosión brilló como una nueva estrella tanto en el vacío como en la Disformidad.

Sin sus portales, los enemigos desconocidos simplemente se desvanecieron. Quizás se disolvieron en el vacío o murieron en las llamas de las propias puertas. Sea como fuere, su avance se detuvo en Araneus Prime cuando su puerta estalló. El precio pagado por los Puños Imperiales y sus vasallos había sido suficiente, pero por los pelos. Todos los sistemas de la Continuidad murieron excepto uno, y a cambio de las vidas de miles de Puños Imperiales y miles de millones de humanos Araneus Prime sobrevivió, pero a duras penas. La muerte de su puerta Disforme y el ataque del enjambre de naves xenos que habían penetrado las líneas de los Puños Imperiales había cambiado la forma del planeta. Su superficie había quedado desgarrada por un fuego antinatural, su ciudad mundial se había resquebrajado y deshecho en ceniza y polvo, y en medio surgían las raíces quebradas de sus grandes torres como dientes partidos.

Al mirar los restos carbonizados rescatados de la pira, el Imperio dio al planeta un nuevo nombre, uno que encajaba con un mundo llevado al umbral de la muerte pero aún vivo: Necromunda.

Fuentes[]

  • The Horus Heresy III.
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