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Mapa del Torbellino

Mapa del Torbellino, hecho por el Departamento Cartográfico

La Guerra de Badab, que se produjo entre el 901.M41 y el 913.M41, fue uno de los más insidiosos y peligrosos enfrentamientos internos que haya afectado al Imperio de la Humanidad en la historia reciente, que resultó ser más lamentable todavía por el hecho de que se produjo lo impensable. Debido a conflictivos lazos de honor, traición, política y codicia, varios Capítulos de Marines Espaciales se rebelaron contra el Imperio, lo que provocó un derramamiento de sangre y una guerra civil de pleno derecho, una guerra que lanzaría ejércitos enteros de los más poderosos guerreros del Imperio unos contra otros, causando como efecto secundario la pérdida de millones de vidas.

Todo ello fue el resultado directo del orgullo y la traición del Señor del Capítulo de los Garras Astrales, Lufgt Huron, el infame autoproclamado "Tirano de Badab". La carnicería causada a lo largo y ancho de los sistemas estelares de la Zona del Torbellino durante el conflicto fue tal que sacudió la fe y el orden de incontables mundos imperiales que nunca fueron tocados directamente por su violencia, causando que sujetos leales miraran con miedo a sus protectores Astartes. Los pecados y verdades ocultas que estuvieron tras la guerra fueron de tal calibre que un palio de secretismo y mentiras rodeó el conflicto incluso durante su desarrollo.

La rebelión fue al fin sofocada por la Inquisición y por aquellos Capítulos Astartes que se mantuvieron firmes en su deber hacia el Emperador de la Humanidad, aunque los instigadores del conflicto, los Garras Astrales, que se entregaron por completo al Caos a lo largo de la guerra, se volvieron Renegados. Sus supervivientes se convirtieron en la infame banda corsaria de Marines Espaciales del Caos conocida como los Corsarios Rojos. Los Corsarios Rojos están dirigidos por el traicionero Señor del Caos Huron Blackheart, un cruel Campeón del Caos Absoluto, irreconocible como el anteriormente noble Lufgt Huron. Blackheart y los Corsarios Rojos controlan hoy día un enorme imperio del Caos dentro de la fisura disforme conocida como El Torbellino en la Franja Este de la Galaxia. Desde allí, Blackheart planea su venganza sobre el Imperio y está preparándose para construir un nuevo imperio dedicado a los Poderes Ruinosos que hará avergonzarse al territorio que dominan las Legiones Traidoras en el Ojo del Terror.

Orígenes del conflicto[]

La Zona del Torbellino[]

Maelstrom - Segmentum Ultima

Mapa del Departamento Cartographica que detalla la Zona del Torbellino dentro del Segmentum Ultima.

La región de la galaxia conocida como la Zona del Torbellino, situada en la Franja Este en el Segmentum Ultima, fue explorada por primera vez durante la Gran Cruzada, en el 31º Milenio. Solo superado en tamaño y extensión por el Ojo del Terror, el Torbellino es una enorme Fisura Disforme que rasga tanto el Materium como el mismo tejido del Inmaterium. El Torbellino cubre un área de varios cientos de años luz de ancho, y su presencia está marcada por un enorme remolino de lenta rotación compuesto de nebulosas, polvo y materia estelar en el que incontables estrellas y mundos han sido engullidos para siempre por el Empíreo.

Durante la Gran Cruzada, los vastos ejércitos del Emperador de la Humanidad intentaron entrar en el Torbellino para purificarlo de las fuerzas malignas que acechaban allí. La riqueza de los mundos que rodeaban el Torbellino atrajo a la Humanidad hacia la Zona del Torbellino una y otra vez a pesar de los múltiples peligros y amenazas, existiendo muestras claras de presencia humana en la región desde la Era Oscura de la Tecnología. Al igual que a la Humanidad, la Zona del Torbellino también atrajo a sus enemigos en todas sus incontables y asquerosas formas. Se perdieron cientos de naves de guerra y miles de soldados en las primeras campañas de la Gran Cruzada. Teniendo que reconquistar el resto de la Galaxia, el Emperador declaró a la región como Purgatus. En los años que siguieron a la Herejía de Horus, el Primarca Roboute Guilliman de la Legión de Marines Espaciales de los Ultramarines decidió que los habitantes en la Zona del Torbellino representaban una amenaza demasiado grande para que la resentida estabilidad del Imperio en recuperación como para que fuera ignorada, por lo que ordenó que las regiones circundantes fueran reforzadas para contener cualquier ataque que pudiera proceder de dicha sección del espacio.

Con el tiempo, el Imperio fue estableciendo poco a poco puestos de vanguardia imperial dentro de la Zona del Torbellino a lo largo del 38º y el 39º Milenio. Dichos puestos de vanguardia fueron ganando en importancia como vacilantes faros de influencia y fuerza para la Humanidad en la región. Los tres Sistemas Estelares más importantes, que constituían los eslabones de una distante cadena que permitía que los recursos de la Zona del Torbellino fluyeran hacia los cofres del Imperio, mucho más estables, eran Cygnax, Sagan y Badab. A medida que la situación del Torbellino se iba volviendo más y más volátil, esta ruta de comercio imperial fue estando cada vez más en peligro.

Pictocaptura Guerreros Mantis

Picto-imagen de los Guerreros Mantis durante la Defensa de Cygnax, alrededor del 557.M41.

A mediados del 41º Milenio, el altamente militarizado Mundo Colmena de Cygnax, ubicado en el Sistema del mismo nombre, era el mundo más habitado del sector norte de la Zona del Torbellino. Cygnax, que había sido desde hacía bastante tiempo un eje del control imperial de la región, era un mundo clave de gran valor estratégico, siendo a la vez un baluarte contra los atacantes y un puerto seguro para los comerciantes y las naves estelares imperiales. En el año 557.M41 se produjo el desastre cuando, con la brusquedad de una tormenta arrasadora, Cygnax sucumbió a la corrupción de su corazón y a los ataques del exterior. El planeta se precipitó rápidamente hacia una situación de sangrienta guerra civil entre la guarnición imperial y los nihilistas Cultos a la Muerte, apoyados por la intervención de la temible partida de guerra de los Marines Espaciales del Caos conocida como Los Renacidos. A pesar de la intervención del Capítulo de Marines Espaciales de los Guerreros Mantis, que se había establecido a su vez en el cercano Subsector del Cúmulo de Endymion, la tasa de muertes se elevó rápida y exponencialmente hasta alcanzar millones de víctimas. Los miembros de los Cultos a la Muerte consiguieron acceder a parte de la red defensiva de misiles de Cygnax, liberando en un arranque de furia suicida una tormenta de ojivas nucleares y de plasma sobre el mundo condenado, despedazando sus Colmenas y alterando la órbita del planeta por muchos años. El permanente invierno nuclear, la lluvia radioactiva y las alteraciones tectónicas resultantes aniquilaron toda forma de vida en Cygnax. Con la caída de dicho mundo clave, el control imperial del sector norte de la Zona del Torbellino se resquebrajó con rapidez. La pérdida de Cygnax, unida a otros reveses imperiales sufridos en la región en siglos anteriores, amenazaron las cadenas de suministro militar que se extendían desde Bakka y la misma Terra, forzando al Adeptus Terra a actuar.

Los Guardianes del Torbellino (587-715.M41)[]

Guardianes del Torbellino

Emblema de los Guardianes del Torbellino.

En el 587.M41, los Altos Señores de Terra emitieron un Edicto Imperial en respuesta de dichas terribles ataques, ordenando a varios Capítulos de Marines Espaciales que se establecieran en la Zona del Torbellino para proteger los intereses imperiales en el área y pacificar la región. En reconocimiento a su glorioso servicio anterior al Imperio, se otorgó al Capítulo de los Garras Astrales el alto honor de ser el mando principal de los recién formados Guardianes del Torbellino. Dicha fuerza incluyó a los Capítulos de los Lamentadores y la Guardia del Osario, ambos basados en flotas estelares, para que patrullaran las regiones exteriores, así como a los Guerreros Mantis, que estaban ubicados en el cercano Cúmulo de Endymion. Una vez establecida dicha fuerza, el Capítulo de los Garras Astrales tomó para sí una estación estelar de batalla situada en el estratégicamente vital Sistema Badab, que se convertiría en la Fortaleza-Monasterio y base de operaciones del Capítulo. Tras establecerse allí, se asignó de forma permanente un destacamento de la Armada Imperial con la misión de llevar a cabo misiones de búsqueda y destrucción, así como tareas de protección de convoyes. Dicho destacamento naval estabilizó con rapidez las zonas circundantes, purgando las áreas internas de los elementos heréticos y xenos que los infestaban. En poco tiempo las riquezas de la Zona del Torbellino volvieron a llenas las arcas del Imperio.

La mayor operación llevada a cabo durante dicha época se produjo durante la Campaña del Flagelo, que se prolongó desde el 640.M41 al 651.M41. En dicha operación, los Garras Astrales y sus aliados llevaron a cabo una serie de grandes operaciones militares que golpearon profundamente el corazón del Torbellino en un intento de llevar la lucha hasta el enemigo. Aunque al principio los Marines Espaciales tuvieron éxito, su invencibilidad acabó con la abrupta retirada del Capítulo de la Guardia del Osario. El Adeptus Terra decidió romper los lazos del Capítulo con los Guardianes, enviándolos a la Cruzada de Thanatos, en la Regiones Veladas. Dicha pérdida repentina dio fin de forma efectiva a la campaña. Los Garras Astrales pidieron por ello que se asignara un Capítulo de reemplazo, pero su petición fue denegada. Menos de dos décadas más tarde, los Guardianes sufrieron una serie de reveses y una alta tasa de bajas entre algunos de sus aliados, lo que abrió un abismo en las relaciones entre el amplio Imperio y los Guardianes del Torbellino durante dicho periodo. Pronto los Guardianes se vieron duramente presionados por un brusco incremento en el número de incursiones demoníacas y de ataques de bandas de corsarios, forzándolos a adoptar cada vez más veces una posición defensiva y acabando de forma radical con todas las operaciones en las cercanías del Torbellino.

Una vez más se produjo el desastre cuando una serie de ataques Orkos procedentes del Torbellino golpearon profundamente al Sector Badab durante la Batalla de Iris Infernal. El Señor del Capítulo de los Garras Astrales, Rovik Blake, actuó en contra de sus propias órdenes y doctrina y se lanzó en persecución de los Orkos de regreso al Torbellino. Tras haber dirigido a los Garras Astrales durante dos siglos, cayó en combate singular contra el Kaudillo Orko Vorg Manburna, forzando con ello a retirarse a los Garras Astrales. Durante su regreso al Sistema Badab, el Capitán de la 3ª Compañía de los Garras Astrales, Lufgt Huron, fue ascendido a Señor del Capítulo por voto unánime de sus pares en el 715.M41. Se convirtió en el guerrero más joven en la historia del Capítulo en conseguir un rango tan alto. Los historiadores imperiales señalan hoy día que un hombre con un carácter tan voluble no debería haber tenido opción de ascender hasta tomar el mando de un Capítulo de Marines Espaciales. Sin embargo Lufgt Huron ya había probado para entonces ser un guerrero excepcional así como un hábil estratega y un líder carismático. Reorganizó rápidamente los despliegues estratégicos del Capítulo e instituyó la política de expansión de la flota del Capítulo, que se encontraba gravemente disminuida en potencia y número de naves, añadiendo a sus filas naves corsarias capturadas en agresivos asaltos. También instituyó una más que cuestionable política de tierra quemada contra sus enemigos, incrementando las reservas de armas de Exterminatus del Capítulo. A consecuencia de ello muchos Mundos Fronterizos, que habían albergado naves renegadas en el pasado, se convirtieron en cascarones sin vida.

El alzamiento de un Tirano (718.M41)[]

Tirano de Badab

Retrato de Lufgt Huron, Señor del Capítulo de los Garras Astrales y Tirano de Badab, antes de su caída en el Caos, hallado en la mansión de la familia Pyzentos, en el planeta Eshunna.

En el 718.M1, un golpe fallido en el Mundo Colmena de Badab Primaris inició una guerra civil frustrada, que acabó cuando los Garras Astrales llegaron y aplastaron brutalmente el conflicto. En su conclusión, los responsables tras el golpe fueron llevados ante Lufgt Huron para ser juzgados. Consciente de las lecciones aprendidas en Cygnax, el Señor del Capítulo decidió encargarse personalmente del asunto, imponiendo el orden de forma rápida una vez más. En esta ocasión usó a los Garras Astrales de una forma más brutal, ejecutando una gran parte de la clase regente del planeta y purgando a aquellos considerados moralmente reincidentes. Tomando para sí el manto del mando como regente planetario, Lufgt Huron se autoproclamó "Tirano de Badab", reclamando los mundos habitados cerca del área habitable del espacio circundante del Sistema Badab como feudo de su Capítulo. Con sus siguientes acciones, intentó replicar el ejemplo y precedente del reino soberano de Ultramar y la carta de fundación de los Guardianes del Torbellino. Los Sistemas cercanos fueron pronto purgados por completo de sus clases regentes. En las décadas posteriores, se establecieron en el área un cierto número de "bastiones centinela" bajo el mando de los Garras Astrales. Los aliados políticos y sirvientes escogidos por el Tirano fueron colocados en posiciones de importancia, convirtiendo el Sector Badab en un imperio autocontenido, dirigido por los Garras Astrales.

Para reforzar aún más su poder, llevó a cabo una masiva reorganización de las irregulares, y en ocasiones aislacionistas Fuerzas de Defensa Planetaria nativas de la región en lo que se convertiría en la Legión del Tirano. Siguiendo una estructura unificada de mando dichas fuerzas seguían ahora unas reglas estándar dictadas por Huron. Los Garras Astrales asignaron destacamentos para entrenar aún mejor a los miembros de la Legión del Tirano, con la vista puesta en eliminar a los elementos débiles escondidos en sus filas. En poco tiempo, la Legión del Tirano probó su valía al rechazar múltiples asaltos de corsarios, lo que liberó a los Garras Astrales de la tarea de mantener una posición defensiva. El Capítulo fue capaz de llevar a cabo una serie de ataques relámpago en las zonas circundantes para dañar y destruir áreas controladas por herejes y xenos. Con el aumento constante de las victorias de Huron, la limitación de las actividades corsarias y el incremento de la producción industrial hasta cotas nunca antes vistas, la fama del "Tirano" de los Garras Astrales creció hasta llegar más allá de las fronteras de la Zona del Torbellino.

Espoleado por sus éxitos, Huron hizo que sus sirvientes entregaran una extensa y formal petición a Terra, estableciendo un caso detallado con el objeto de pacificar por completo el Torbellino y las áreas circundantes, lo que beneficiaría enormemente al Imperio a largo plazo. Para ello, Huron abogaba por el despliegue de varios Capítulos extra de Marines Espaciales y su ascenso a las filas de los Guardianes, llegando incluso al punto de sugerir que se llevara a cabo una Fundación adicional para cubrir las necesidades de su plan. Por desgracia, la petición de Huron fue rechazada sin que pudiera ser expuesta en su totalidad bajo el fundamento de que las necesidades del Imperio podían cubrirse mejor de otras formas.

Los Garras Astrales flaquean[]

Insurreccion de Badab

Los Garras Astrales llevando a cabo operaciones de contra insurgencia - Badab Primaris, aprox. 781.M41

A mediados del 700.M41, los envíos de los diezmos exigidos de semilla genética a los Magos Invigilia del Adeptus Mechanicus comenzaron a ser incompletos y cada vez más infrecuentes. Aunque al principio era un motivo para preocuparse, era algo que solía ocurrir a menudo, especialmente entre los Capítulos de Marines Espaciales desplegados en áreas fronterizas o en Cruzadas sencillamente porque el Capítulo podía tener una necesidad temporal de retener y conservar su semilla genética para reponer las bajas provocadas en el campo de batalla. Pero a medida que las omisiones persistían y se hacían casi constantes, el Mechanicus comenzó a sospechar que algo más oscuro estaba sucediendo. Esto finalmente acabó siendo cierto en el caso de los Garras Astrales, ya que las pruebas concluyeron en que su primer gran pecado contra las tradiciones de los Astartes acabarían por precipitar la caída del Capítulo en la herejía. El Tirano, a ver como se denegaban repetidamente los refuerzos solicitados para su asistencia y la de los Guardianes del Torbellino a la hora de llevar a cabo sus tareas, en un arranque de arrogancia y orgullo, buscó expandir sus fuerzas hasta alcanzar la fuerza de una de las Legiones de Marines Espaciales de antaño. Una mayor investigación en profundidad descubrió que los Apotecarios de los Garras Astrales estaban llevando a cabo experimentos heréticos relacionados con la creación y maduración aceleradas de los zigotos que conformaban los implantes típicos de un Astartes. Aunque no cosecharon demasiados éxitos, los Garras Astrales consiguieron aumentar sus efectivos hasta llegar a ser casi 3500 Hermanos de Batalla.

En el 729.M41, los servidores de Lufgt Huron entregaron a los Altos Señores de Terra un documento de solicitud formal para purgar y someter por completo el Torbellino y las áreas circundantes. Para conseguir dicho objetivo, el documento requería un despliegue masivo de Marines Espaciales dentro de los Guardianes del Torbellino. La petición de Huron fue de nuevo desestimada sin llegar a ser escuchada en su totalidad, de nuevo bajo el argumento de que las necesidades del Imperio podían cubrirse mejor de otras formas.

El Cisma de Badab (748-900.M41)[]

En protesta por varias peticiones adicionales denegadas relacionadas con la redistribución de los recursos de la Zona del Torbellino, unidas al aumento de las cuotas demandadas por el Administratum, Lufgt Huron retuvo los diezmos planetarios de Badab Primaris pagados al Administratum, bloqueando el paso de mercancías por su reino en protesta por el fracaso de los Adepta a la hora de concederles a él y a sus aliados los recursos suficientes para regir en el Torbellino. Rechazando el papel de los Garras Astrales como defensores de la Zona del Torbellino, el Tirano pronto comenzó a desviar los recursos industriales y humanos que tenía a sus disposición para reforzar las defensas del Sector Badab así como en aumentar los destacamentos de flota del Torbellino y en fortificar algunos mundos clave bajo su mando. Dichas defensas, basadas en instalaciones espaciales, circundaban las áreas interior y exterior del Sector Badab, siendo conocidas como el Anillo de Acero.

En Badab Primaris, el Tirano ordenó la demolición de la antigua ciudadela de los dominantes regentes, erigiendo en su lugar el legendario e increíblemente fortificado Palacio de las Espinas, según sus especificaciones y diseño personales. El choque entre la apropiación del diezmo imperial del Administratum y los antiguos derechos de los comandantes Astartes para defender el Imperio de la Humanidad por todos los medios necesarios pronto recibió el nombre de Cisma de Badab, y duraría casi un siglo y medio, durante el cual los Garras Astrales y los Guardianes del Torbellino siguieron llevando a cabo sus habituales operaciones militares en un volátil entorno de tensiones agravadas con las autoridades del Administratum y el Segmentum.

La pérdida súbita de los vitales suministros industriales y comerciales se sintió profundamente en el Sector Kathargo. Durante más de once siglos los Señores y Gobernadores Planetarios de Karthan tuvieron en sus manos las reglas para la distribución de la producción industrial de la Zona del Torbellino y la protección y traslado de la misma desde la fortaleza de suministros de Sagan, controlada por el Administratum, y de ahí hasta el Segmentum Ultima occidental y más allá. Aislados por las vastas distancias, los Karthan se habían vuelto displicentes y decadentes, protegidos por la sangre y el trabajo de los reinos circundantes, trabados en discordias sin fin.

Guerra en el horizonte (780-900.M41)[]

Lamentadores Campaña de Lycanthos Drift

Picto-grabación del Capítulo de los Lamentadores durante la Cruzada de la Ira, Mundo de Crow, aprox. 869.M41

Liberados de su vergonzosa tarea de guarnición, los Garras Astrales colaboraron en la conclusión de la infame Rebelión del Cuarto Cuadrante, que había afectado al Imperio durante varias décadas. Reuniendo una fuerza de combate mixta compuesta por varias Compañías de los Capítulos de los Garras Astrales, los Halcones de Fuego, los Cicatrices Blancas y la Guardia Celestina, respaldados por regimientos de la Guardia Imperial de Kol-Sec y de los Korps de la Muerte de Krieg y los Titanes de la Legio Venator, Lufgt Huron fue elegido como líder de la fuerza de combate por unanimidad. Bajo su inspirada guía, la fuerza de combate erradicó despiadadamente el densamente protegido Sistema Lycanthos de toda presencia de las Legiones Traidoras y del Caos en poco más de un año. Sin embargo, Stibor Lazaerek, Señor del Capítulo de los Halcones de Fuego, siguió albergando rencor por el hecho de que se le hubiera concedido a Huron el liderazgo total, a pesar de la antigüedad de Lazaerek como Señor del Capítulo. Dicho rencor se enconaría en los años siguientes hasta que finalmente trajera consigo el amargo fruto de la amargura.

En el 821.M41, una masiva fuerza incursora Orka procedente del Torbellino fue interceptada y destruida en una serie de batallas, que tuvieron lugar en el Sistema Khirab, en el Cúmulo de Endymion, y que implicaron a una fuerza combinada de los Guardianes del Torbellino. Durante la batalla Lufgt Huron acabó con Rakka, el Kaudillo Orko, en combate singular, siendo por ello aclamado como un héroe por la gente de Endymion.

En el 869.M41, a instancias de su Gran Mariscal, los Templarios Negros declararon una Cruzada de la Ira en el Torbellino, asaltándola desde su frontera Este. Entretanto, los Garras Astrales, los Lamentadores y los Guerreros Mantis lanzaron sus propios asaltos desde las fronteras Sur y Noreste. Gracias en no poca medida a la brillante planificación estratégica de Huron así como al valor de los Guardianes del Torbellino y de los Templarios Negros, consiguieron una sorprendente victoria contra 23 Mundos Fortaleza alienígenas y heréticos. Por desgracia, eventos de mayor amplitud pusieron un fin prematuro a los planes de los Garras Astrales, ya que se requirió a los Templarios Negros para que se dirigieran al asediado reino de Ultramar tras la Primera Guerra Tiránida. Habiendo sufrido ya masivas bajas durante la campaña, los Capítulos Guardianes se vieron forzados a retirarse del Torbellino, para ira de Huron.

Durante esa época, Lufgt Huron estuvo especialmente taciturno y retraído durante su regreso desde el Torbellino, tan pronto encerrándose en los archivos de su Capítulo durante días enteros sin querer ver a nadie, o manteniendo silenciosas vigilias en solitario en el Panopticon-Solar de la Fortaleza-Monasterio, mirando durante horas sin parpadear a holosferas que mostraban imágenes de la Zona del Torbellino. Algunos observadores sostienen que fue durante esa época cuando Lufgt Huron se corrompió y cayó en desgracia. Al negársele una y otra vez cumplir las metas por las que llevaba una vida luchando, se le había negado igualmente su ascenso a la gloria, que le fue arrancada hasta la última brizna por aquellos a los que debía lealtad y pleitesía, acabó por trastornarse, aunque quizá se hubiera rendido al falso orgullo y a la arrogancia. Algunos de los detractores del Tirano llegaron lo bastante lejos como para sugerir que, durante la Cruzada de la Ira, mientras se encontraba en las profundidades del reino de pesadilla del Torbellino, ciertas promesas viles o manchadas por la Disformidad se abrieron camino reptando hasta hundirse en su corazón.

La situación se agravó una vez más, no solo en la Zona del Torbellino sino en el Imperio al completo, debido a la destrucción y desbandada de las defensas del Segmentum Ultima a causa de la amenaza de la Flota Enjambre Behemoth, como también por las guerras y rumores de guerras que amenazaban con estallar en lugares tan lejanos como el Ojo del Terror y las Estrellas Necrófago, por las revueltas galácticas y por otros muchos fenómenos extraños. En poco tiempo las crisis se siguieron y solaparon unas con otras. En los últimos años del octavo siglo del 41º Milenio, Lufgt Huron pudo ver cómo la Zona del Torbellino se escurría de entre sus dedos y como las duramente ganadas victorias de los Guardianes quedaban reducidas a la nada. En un intento de reforzar su presa, se mantuvo ajeno al hecho de que todo el mundo se estaba movilizando contra él. No pasó mucho tiempo antes de que el melancólico Tirano de Badab iniciara un violento conflicto, y de que el Imperio, una vez más, se viera forzado a derramar la sangre de los suyos.

Sombras de guerra[]

La Destrucción de la Flota del Tributo (901.M41)[]

Destruccion Flota Diezmo Imperial

La Flota del Tributo Imperial es atacada por los Garras Astrales - 901.M41 aprox.

Con los juicios preliminares al Sistema Badab en las Cortes Temporales del Segmentum pesando a favor del Administratum, una flota de investigación imperial que incluía a representantes de los Adeptus Mechanicus, los Biologis Inviglia y los Señores del Administratum del Sector Kathargo, fue enviada a Badab para exigir la entrega del diezmo de Badab y los requisitos de semilla genética del Capítulo. En circunstancias que no pueden ser completamente confirmadas o explicadas, la flota de de investigación fue atacada y destruida en su totalidad, ya que intentó abrirse camino a través del llamado Anillo de Acero del Sistema Badab con el fin de presionar en sus demandas. Ninguna nave sobrevivió y más de 20.000 servidores del Imperio se perdieron.

Pronto se produjeron demandas y contra-demandas a raíz del modo en el que se desencadenó esta tragedia. Lufgt Huron, entregando el informe de su propio dominio de Badab sobre el asunto a las autoridades del Segmentum, firmemente insistió que la flota fue atacada sólo después de negarse a alejarse frente a la autoridad justa de los capitanes del Sistema. Dentro del Sector Kathargo, la indignación por el incidente rápidamente se extendió, y los vínculos comerciales que antes se habían mantenido entre la Zona del Torbellino y el Sector Kathargo se rompieron abruptamente o fueron sujetos a un escrutinio más duro.

La Gobernadora Tanit Koenig del Sector Karthan se trasladó para censurar fuertemente al Capítulo de los Garras Astrales, haciendo a la vez peticiones para la detención y el juicio de Huron por semejante traición contra el Imperio. Por el peso del sufrimiento y el derramamiento de sangre en otras partes, la maraña de demanda y reconvención cayó en oídos sordos. Además, Lufgt Huron era el amo legítimo de un reino permanentemente en pie de guerra, un baluarte contra los xenos y el Caos, y en el nivel más básico estaba autorizado para defender esos dominios. Sin pruebas contundentes, el cargo de homicidio premeditado e intencional contra los servidores del Imperio sería casi imposible de probar en este caso. Durante los próximos tres años, los Comandantes Imperiales de Karthan se encargaron de enviar dos expediciones punitivas en la Zona del Torbellino, pero ambas flotas se perdieron en circunstancias no confirmadas, supuestamente sin llegar nunca al Sistema Badab. Se sospechaba de la intervención de los Garras Astrales y sus aliados.

Incapaces de imponer su voluntad con decisión, los señores de Karthan, cada vez más desesperados y más cerca de la bancarrota, trataron de evitar Badab por sí mismos, tomando rutas mucho más largas y peligrosas para poder acceder a los diezmos perdidos directamente para compensar su déficit. En el 903.M41 los agentes de los comandantes imperiales de Karthan comenzaron a difundir propaganda, tanto en la audiencia del Segmentum como en el Senatorum Imperialis a cualquiera que quisiera escucharla. En la medida en que el Administratum local continuó presionando a los Altos Señores de intervenir directamente, los Guardianes del Torbellino continuaron armándose para la guerra y llevando a cabo redadas en la Zona del Torbellino, mientras que simultáneamente continuaron aumentando las defensas dentro del mismo Sector Badab.

La Secesión del Torbellino (903.M41)[]

Guerreros Mantis Bellerophon Fall

Picto-captura, grupo de asalto de los Guerreros Mantis - Zona de Guerra de Bellerophon's Fall, 904.M41 aprox.

Para responder a las continuas amenazas al control de su dominio, Lufgt Huron emitió los infames Artículos de la Justa Secesión, que también fueron firmados y ratificados por los Señores de los Capítulos de los Lamentadores y de los Guerreros Mantis. Estos documentos fueron diseñados para cortar formalmente los diezmos directos de la Zona del Torbellino a los Sectores vecinos. En apoyo de su causa, el documento citado, tanto como el decreto que fundó a los Guardianes del Torbellino y la prerrogativa de antiguos derechos y títulos de los Astartes en su defensa, pesaron mucho en su favor. Estos artículos también solicitaron una investigación exhaustiva sobre el Sector Karthan, afirmando la soberanía histórica y legal de los Capítulos implicados de Marines Espaciales sobre la interferencia externa por los Adepta inferiores, y declarando una vez más su voluntad de defender la Zona del Torbellino de cualquiera que lo amenazara.

A medida que la situación se desarrollaba, los Karthan amenazaron con una guerra total, pero carecían de medios para hacerlo solos. En cambio, solicitaron ayuda para montar un ataque al Departamento Munitorum y al Mando Naval del Segmentum, en Ryza, pero ambos organismos se negaron rotundamente y les informaron que el asunto era una "disputa interna". Ante las negativas, el propio Sector Kathargo envió un número creciente de tropas a sus Regimientos de FDP. Para alcanzar sus objetivos, la Sátrapa de Karthan envió varios llamamientos directos y abiertos a varios Capítulos de Marines Espaciales con quienes había mantenido tratos anteriores. La Sátrapa se había dado cuenta rápidamente que solamente con otros Marines Espaciales podía de verdad podía esperar enfrentarse contra Marines Espaciales en una batalla abierta. El Capítulo de los Halcones de Fuego fue el primero en responder a su causa.

La Guerra de Badab[]

Estalla la tormenta (904.M41)[]

A petición directa de la Sátrapa de Karthan, se solicitó que el Capítulo de Halcones de Fuego del Adeptus Astartes investigaran las desapariciones de naves de Karthan en las áreas al sur galáctico de los Páramos de Golgotha (las cuales hacía frontera con las extensiones norteñas de la Zona del Torbellino). En el pasado el Capítulo de los Halcones de Fuego habían usado los vastos muelles orbitales del mundo capital de Karthan, Sidon Ultra, para recopilar suministros. La naturaleza volátil y belicosa del Capítulo de Halcones de Fuego era extensamente conocido, y es muy probable que esto también fuera un factor en el razonamiento de la Sátrapa de Karthan para hacer esta petición. Esta arrogancia y capricho monumental probarían pronto ser desastrosos.

Manejando misiones de buscar y destruir en los Páramos de Golgotha, el Comandante-Caballero Stibor Laezerek consintió a despachar varias naves a la zona norte del Torbellino. Una de estas naves, el Heraldo Rojo, entró al Cúmulo de Endymion en el 904.M41. Esta región antigua del espacio se encontraba bajo la administración del Capítulo de los Guerreros Mantis, uno de los Capítulos Astartes que pertenecían a la alianza, creada por el Tirano, de los Guardianes del Torbellino. Cuando el Heraldo Rojo entró al Sistema Galen, fue interceptado y rodeado por naves de los Guerreros Mantis. Siempre feroces y orgullosos, fueron provocados por las negativas y amenazas de los Halcones de Fuego y abrieron fuego, lisiando al crucero solitario. Con este singular acto salto la chispa que encendería el conflicto a gran escala entre Capítulos de Marines Espaciales que se produciría poco tiempo después. Los Guerreros Mantis abordaron y capturaron el Heraldo Rojo, pero no sin una extremadamente brutal batalla, cuyo resultado fue un enorme número de bajas para ambos bandos. Menos de 20 Halcones de Fuego fueron capturados con vida, y ninguno se rindió, pero su lucha ayudó a ganar tiempo para que un mensaje astropático fuera enviado en dirección a su Capítulo, advirtiendo de su suerte y contra quienes luchaban.

Después de conocer el destino del Heraldo Rojo, el Señor del Capítulo Stibor Lazaerek y todo el Capítulo de los Halcones de Fuego montaron en cólera y retiraron sus fuerzas de operaciones que ya estaban en marcha. La flota entera del Capítulo se desplegó a gran velocidad en dirección hacia la Zona del Torbellino. Pronto la situación se agravó con la llegada de los Halcones de Fuego al Sistema Galen, al encontrarse con una fuerza combinada de naves de guerra de los Guerreros Mantis y los Garras Astrales. Tras una tensa espera, se devolvió a los prisioneros, tras lo que ambos bandos recurrieron al intercambio de amenazas. Los Halcones de Fuego finalmente se retiraron para esperar la llegada de sus fuerzas al completo, especialmente la de su masiva fortaleza estelar móvil, la Rapturous Rex.

La flota del Capítulo se reunió en Sagan y, asistido por sus aliados de Karthan, pronto lanzaron una serie de ataques de tanteo y misiones de reconocimiento hacia el Sector Badab y el Cúmulo de Endymion, pero al hacer esto, hicieron escalar la tensión hasta llegar a un punto en el que la situación se volvió insostenible. Adiestrados y preparados para la batalla desde hacía mucho tiempo, el Tirano y sus aliados eran veteranos de batalla y tenían la ventaja de estar familiarizados de forma intima con el territorio. Los Guerreros Mantis probaron que era imposible atraparlos debido a sus asombrosas tácticas de guerrilla. Usando a los Karthanos para distraer a las fuerzas del Tirano en el Sector Badab, los Halcones de Fuego atacaron el Mundo Agrícola de Iblis situado al borde del Cúmulo de Endymion, atacando blancos civiles y quemando grandes cosechas y tierras para enervar a los Guerreros Mantis y forzarles a luchar con ellos.

Desafortunadamente, este tipo de ataques había sido anticipado por los Separatistas, que ya tenían un plan listo. Mientras los Guerreros Mantis arrinconaban a los Halcones de Fuego en Iblis con sus tácticas de asalto y huida, la flota Separatista fue capaz de llevar sus fuerzas hasta Sagan. Una fuerza combinada de los Capítulos de los Garras Astrales y los Lamentadores pronto descendió sobre el Sistema Sagan, logrando abrumar con éxito a las Fuerzas de Defensa Planetaria y las tropas Karthanas. Malheridos, los Halcones de Fuego varados y las fuerzas Karthanas se encontraron sin acceso a suministros y detrás de líneas enemigas. Esto forzó a los Halcones de Fuego a retirarse del sistema Iblis, revisando la superficie del planeta una última vez y exitosamente atravesando el bloqueo Separatista que intentaba evitar su fuga. La enorme nave-reliquia de los Halcones de Fuego destruyó al Tetrarca Sagrado, el único Crucero de Batalla clase Marte del escuadrón del Torbellino en el proceso, cuyo poderoso Cañón Nova resultó incapaz de vencer contra la formidable fortaleza estelar.

Hubo un periodo de relativa calmada tras dichos eventos tumultuosos, en que los Separatistas consolidaron sus ganancias y los Karthanos se retiraron en desorden. Pronto los Halcones de Fuego, fuertemente superados en número y armamento, se vieron forzados a un largo periodo de retirada en las orillas de la Zona del Torbellino que duró hasta el final del 904.M41, cuando el Capítulo de los Marines Errantes contestó a la llamada de los Halcones de Fuego, en la que solicitaban refuerzos. Este Capítulo desvío una fuerza notable de seis Compañías y una flota de naves de soporte para apoyar a sus hermanos Astartes, aunque sus motivaciones precisas para hacer esto siguen siendo desconocidas. Pero pronto el Capitulo errante se vio rápidamente abrumado al tener que proteger naves imperiales en la región de las Estrellas Pálidas y a las colonias fronterizas de la Zona del Torbellino debido a una ofensiva renovada de los Separatistas. Pronto los Marines Errantes tuvieron que dividir sus fuerzas en un esfuerzo de proteger los convoyes en tránsito del número creciente de ataques y redadas.

Los asuntos pronto se complicaron más cuando los Marinos Errantes se vieron atrapados entre el deseo de los Halcones de Fuego de destruir las fuerzas de Huron a cualquier coste, y las necesidades crecientes de proteger a las naves imperiales y las colonias fronterizas del Sector Kathargo de las fuerzas Separatistas al acecho. Esto se vio aun más complicado por un conflicto de interés debido a lazos antiguos de lealtad y sangre que habían sido forjadas entre los Marines Errantes y el Capítulo de los Lamentadores, con quienes habían luchado recientemente en la Cruzada de Corinth, aunque ahora se enfrentasen a ellos como enemigos. Esto produjo incidentes donde los Marines Errantes se contentaron con solo alejar a las fuerzas de los Lamentadores durante los ataques, en los cuales ninguno de los bandos luchaba en serio, aumentando la irritación de sus respectivos aliados.

Hacia el final del año, los asuntos empeoraron al unirse un número aún mayor de sistemas estelares a la guerra que crecía de manera rápida. Mientras tanto, los Halcones de Fuego y sus aliados Karthanos continuaron sufriendo grandes pérdidas en batalla. En poco tiempo una docena de mundos cayeron caído rápidamente bajo el control de los Separatistas, sucumbiendo ante asalto directo o bajo sumisión. Para finales del 904, los Karthanos y sus aliados se vieron envueltos en eventos aún más graves, que llegaron hasta ellos en la forma del infame Capitulo de los Ejecutores, lúgubres e independientes. Habían llegado noticias a los Marines Errantes de que los Ejecutores habían anunciado sus intenciones de apoyar la causa de los Separatistas, debido a un antiguo juramento de sangre dado a los Garras Astrales. Enviaron su poderosa nave de guerra, la Arpía Nocturna, con una Compañía de Astartes completamente equipados.

Desesperada, la Sátrapa Tanit Koenig se vio forzada a tomar una acción drástica, ya que sus diezmos y peticiones a los Procuradores-Generales del Adeptus Terra debían haber sido entregados mucho tiempo atrás. Casi en bancarrota debido a las perdidas del sector en la guerra, y con el amarradero de la flota en Sagan ahora en manos de los Separatistas, los comandantes imperiales Karthanos montaron un intento final de cosechar los recursos de mundos vecinos de Vyaniah y Khymara antes que los Separatistas pudieran reclamar estos mundos como suyos.

Desafortunadamente la red de inteligencia de los Separatistas había obtenido todos los detalles de este convoy supuestamente secreto, y prepararon una trampa puesta cuidadosamente, permitiendo al convoy Karthano recoger la gran cantidad de riquezas que estaba esperándolos en Vyaniah, tras lo que fueron atacados en medio de su viaje estelar de vuelta a casa. Las fuerzas Separatistas, compuestas principalmente de unidades de las flotas de los Garras Astrales y los Lamentadores fueron guiados por el mismo Lufgt Huron. El convoy fue rodeado y atacado nave por nave en una serie de feroces acciones de abordaje. Más de dos docenas de naves fueron tomadas como premios para los capitanes con casi ninguna pérdida para las fuerzas atacantes. Solo gracias al brillante liderazgo del Teniente Comandante Anton Narvaez pudo la nave capital de los Marines Errantes, el Chacal Estelar, escapar la astuta trampa del Tirano, combatiendo para abrirse camino y sosteniendo daño grave. Por azares del destino, el daño sostenido en esta batalla provocó que el Chacal Estelar y su brillante comandante se quedaran atrás cuando los Marines Errantes persiguieron a los Guerreros Mantis hacia Bellerophon's Fall, en donde muchos de los comandantes y oficiales de alto rango del Capitulo murieron.

Los Garras Astrales obligaron a los Halcones de Fuego a retirarse a las fronteras de los Páramos de Golgotha, concentrándose en la tarea de eliminarlos completamente. Tuvieron éxito al causar grandes daños a su Capítulo, que pronto dejó de ser considerado como una fuerza de combate efectiva. Para empeorar la situación, el Capítulo de los Marines Errantes fueron atraídos hacia la luna industrial de Bellerophon's Fall por los Guerreros Mantis. Los dos Capítulos se involucraron en un combate feroz, pero los Guerreros Mantis lograron aislar y atrapar a las Compañías Primera y Tercera de los Marines Errantes en las Zonas Oxidadas, destruyendo mucha de su estructura de mando en una serie de precisos ataques asesinos. Los Marines Errantes fueron diezmados y forzados a retirarse en desorden. Después de la mortal batalla, fue deber del Teniente Comandante Narvaez montar una misión de rescate, que tuvo éxito en salvar a los asediados supervivientes en una audaz contrarredada. En las secuelas de la tragedia, también sería deber de Narvaez tomar el liderazgo del Capítulo como el ultimo oficial de alto rango superviviente al conflicto. Posteriormente, Anton Narvaez conseguiría reformar nuevamente al contingente de los Marines Errantes en una fuerza de combate efectiva, aunque solo eran una sombra de su antigua fuerza. Las amargas recriminaciones que siguieron a la amarga tragedia casi provocaron el colapso de la alianza entre los Halcones de Fuego y los Marines Errantes. Las fuerzas Separatistas continuarían haciendo grandes avances a través del resto del año casi sin oposición. La Zona del Torbellino ahora le pertenecía a Lufgt Huron.

El Ojo de los Altos Señores (905.M41)[]

Altos Señores de Terra

Los Altos Señores de Terra en el juicio al Sector Badab

Con cinco Capítulos diferentes de Marines Espaciales implicados por el momento en el conflicto, y un sexto en camino de hacerlo, junto con varios destacamentos navales, las fuerzas locales de defensa y las fuerzas sectarias de algunos de los Adeptus envueltos en lo que, poco a poco, iba convirtiéndose, con cada vez mayor velocidad e impulso, en el mayor conflicto de su categoría desde la infame Rebelión del Cuarto Cuadrante, el alto mando y las autoridades imperiales por fin entraron en acción. Un triunvirato de Delegados Imperiales fue enviado, con el Sello de los Altos Señores de Terra dándole autoridad y legitimidad, para juzgar las fricciones y enfrentamientos existentes en la Zona del Torbellino, con órdenes de no dejar piedra sin remover ni preguntas sin hacer. Las investigaciones de los Inquisidores dieron pronto y sacaron a la luz una serie de pruebas condenatorias que apuntaban a las actividades de Lufgt Huron y los Garras Astrales como las responsables de la situación. Se cursaron múltiples cargos acusatorios en contra del Tirano, que iban desde la escasez de los tributos de semilla genética entregados a evidencias que les inculpaban en los ataques a los transportes y vías comerciales del Imperio.

Los Delegados de Terra declararon, sin perder tiempo, que la Secesión de Badab era un asunto de seguridad que afectaba a todo el Imperio, y que de ningún modo se trataba de un simple conflicto local o civil. Presentaron una orden inmediata para el alto el fuego incondicional por parte de todos los bandos, así como la rendición de las fuerzas Separatistas. Lufgt Huron rechazó de inmediato dichas órdenes, lo que como consecuencia provocó que los Delegados de Terra emitieran órdenes de arresto inmediato de todos y cada uno de los Señores de los Capítulos Secesionistas y la requisa y retirada, pendiente del veredicto, de sus planetas, bienes, registros e infraestructuras usando para ello todos los medios que se hicieran necesarios, incluida la fuerza. Oficialmente, el Imperio se había puesto en contra del Tirano de Badab y de todos aquellos que le prestaban su apoyo.

En lo que se refería a los Karthan, su implicación en contribuir, obstaculizar, y empeorar el desarrollo de los acontecimientos que rodeaban el movimiento Separatista tenía un leve tufo a grosera arrogancia, aunque tenía más aspecto de una ambición y un descontrol desmedidos y sin sentido. Las investigaciones de los Delegados llevadas a cabo en Sidon Ultra, capital del Sector Karthargo, terminaron de confirmar dichas sospechas, al encontrar que el Comandante y Gobernador del Sector Karthan, la Sátrapa Tanit Koenig, era responsable de haber iniciado la guerra, por lo que tanto ella como los mundos sobre los que regía fueron duramente castigados. Tanit Koenig y su camarilla regente fueron ejecutados, y se obligó al pueblo de Karthan a pagar por sus transgresiones, forzando a la población completa de Sidon Ultra, unos 14 billones de personas, a trabajar en régimen de servidumbre obligatoria durante las siguientes seis generaciones en pago por la deuda pendiente. Pronto comenzaron extenderse y a llevarse a cabo, por todo el Sector Kathargo, auditorías de rectificación a gran escala por parte del Administratum, así como pogromos y persecuciones llevadas a cabo por el Departamento de Refuerzo Moral del Adeptus Arbites, a medida que los diezmos y los cobros de reparación al Adeptus Terra eran reclamados por la fuerza a los mundos de Karthan, un proceso que continúa llevándose a cabo hoy en día, en el 41º Milenio. El conflicto armado intersectorial y sus causas, no obstante, siguieron siendo desconocidas, y la guerra continuó sin resultar afectada por todo ello.

Los Leales se reúnen (905.M41)[]

Mapa Estrategico 905 M41

Mapa de la Disposición Estratégica de fuerzas de la Guerra de Badab,905.M41 aprox.

Un gran despliegue de fuerzas de los Marines Espaciales fue asignada al esfuerzo bélico como petición personal del Inquisidor Delegado Jarndyce Frain como una medida para reforzar su autoridad. La mayor parte de las fuerzas de Marines Espaciales Leales estaba compuesta por Hermanos de Batalla pertenecientes al Capítulo de los Escorpiones Rojos, respaldados por Compañías de Batalla pertenecientes a los Capítulos de los Salamandras, los Aves de Presa y los Ángeles de Fuego, junto con los Astartes supervivientes de los Capítulos de los Halcones de Fuego y los Marines Errantes. A estos últimos Capítulos se les había ordenado abandonar toda operación que estuvieran desarrollando de forma independiente y ponerse bajo el mando de los Altos Señores. A pesar de que, en teoría, el Inquisidor Frain tenía el mando de las fuerzas asignadas para el cumplimiento de la Misión Delegada en favor de los Altos Señores de Terra, el mando táctico total sobre las fuerzas unificadas de los Marines Espaciales Leales recayó sobre el Alto Lord Comandante Verant Ortys, de los Escorpiones Rojos, como Magister Militum; un "primero entre iguales" entre los comandantes de los demás contingentes de Marines Espaciales. Teniendo en cuenta los riesgos inherentes a intervenir en conflictos existentes entre Capítulos de Marines Espaciales, y la relativa autonomía de estos respecto del control imperial directo, el Inquisidor Delegado Frain no tuvo más opción que aceptar la decisión tomada por los comandantes reunidos de los Marines Espaciales. Sin embargo, es seguro que hubiera preferido que el comandante asignado a la tarea perteneciera a un Capítulo más "tratable", ya que los Escorpiones Rojos eran conocidos por ser un Capítulo bastante quisquilloso y de ideas propias.

La primera orden del Lord Comandante Ortys fue la de desplegar a sus Escorpiones Rojos, junto con el grueso de las naves del Grupo de Combate Solar, para llevar a cabo una serie de asaltos, ofensivas y fintas contra las regiones controladas por los Separatistas con el objetivo de tantear y valorar las fuerzas existentes y la resistencia que demostraba cada una de ellas. Esto provocó el enfrentamiento naval más grande, producido hasta aquel momento, de toda la contienda, que desembocó en la poco decisiva Batalla de Silent Reach a principios del 906.M41, en la que varios escuadrones de cruceros de las flotas del Torbellino y los Lamentadores se enfrentaron a las naves de guerra de los Escorpiones Rojos y del Grupo de Batalla del Segmentum Solar en el estéril vacío existente entre los Sistemas Estelares de Galen y Grief. Este enfrentamiento no resultó concluyente ya que ambos bandos sufrieron graves daños, pero ninguno de ellos perdió ninguna nave importante. La única baja seria fue la nave insignia de la Flota del Torbellino, el Crucero de Batalla clase Soberano Guantelete de Ira. La flota Secesionista abandonó el enfrentamiento y se internó poco después en la Disformidad, dejando a las fuerzas Leales reclamando una victoria provisional y poco clara.

En un breve espacio de tiempo se produjeron una docena de dichos enfrentamientos. Durante la primera parte del 906.M41, las Fuerzas Leales tuvieron éxito en poco tiempo en lograr valorar y contener el avance de los Secesionistas, especialmente tras la llegada de las fuerzas restantes de los Marines Errantes y los Halcones de Fuego, que por entonces ya habían sido exoneradas de tener cualquier clase de intención herética o sediciosa. Tras emplear la estrategia desarrollada a lo largo del amplio frente, esperando revelar un punto débil en las defensas Secesionistas, las fuerzas Leales se encontraron, con bastante sorpresa, con que no existían tales debilidades. Ese hecho obligó a las fuerzas Leales a cambiar sus estrategias.

Bombardeo Incendiario de Sacristan (905.M41)[]

"Quemadlos a todos; el Dios-Emperador escogerá a los Suyos." - Stibor Lazaerek, Gran Señor de los Halcones de Fuego durante el Bombardeo Incendiario de Sacristan.

Antes de que aceptaran obedecer a las órdenes del Delegado, los Halcones de Fuego llevaron a cabo un último y sangriento acto de venganza, que ha entrado en los anales de la historia imperial de la guerra como el infame Bombardeo Incendiario de Sacristan. En lo que sigue siendo visto como un asalto lleno de vanagloria y un desperdicio estratégico, el amargado Lazaerek usó lo que quedaba de la flota de su Capítulo, encabezada por la Rapturous Rex para llevar a cabo un asalto orbital de castigo sobre el Mundo Fronterizo de Sacristan, un mundo soberano que se encontraba en la frontera del Cúmulo de Endymion. Durante varios días y noches, la flota del Capítulo de los Halcones de Fuego arrasó sistemáticamente las pocas ciudades del planeta, aniquilando a todos sus habitantes antes de retirarse finalmente del Sistema, dejando el planeta envuelto en llamas y habiendo borrado de la faz de la Galaxia casi a un 90% de la población de Sacristan.

Las Incursiones de Vyaniah (906.M41)[]

Asalto Vyaniah Escorpiones Rojos

Picto-captura, asalto a Vyaniah por parte de los Escorpiones Rojos, 906.M41 aprox.

El siguiente objetivo de oportunidad viable del Lord Comandante Ortys se presentó en la forma del Sistema Vyaniah. Vyaniah era un planeta de gran importancia, que servía como punto de control de una de las rutas secundarias a través de la Disformidad que bordeaban la frontera del Torbellino. Es más, sus defensas y la guarnición de que disponía eran mucho más débiles que las del masivamente reforzado Sistema Sagan. También había informes de espionaje que indicaban que el mundo, ocupado por los Separatistas, estaba infundido de un descontento civil que podría ser agitado hasta desembocar en una rebelión abierta gracias a un ataque de las fuerzas Leales. Mientras que los Halcones de Fuego y los recientemente llegados miembros del Capítulo de los Aves de Presa llevaban a cabo misiones de patrulla y escolta, los Escorpiones Rojos, los Marines Errantes y los Novamarines llevarían a cabo un asalto en tres frentes contra el Sistema Vyaniah, cuyo objetivo sería dañar su capacidad de producción y sus plataformas orbitales de transbordo de carga, lo que debilitaría de forma eficaz la presa sobre el sistema que tenían los Separatistas.

Los Marines Espaciales Leales habían subestimado completamente a los reformados y reorganizados Grupos Auxiliares del Sector Badab, adscritos a la Legión del Tirano, lo que provocó en su primer enfrentamiento militar contra dicha fuerza que muchos de los grupos de asalto Leales no consiguieran cumplir con sus objetivos de los primeros ataques. Solo cuatro de las plataformas orbitales fueron inutilizadas, y aunque se consiguió dañar a gran parte de los complejos de fabricación del planeta, no se redujo de forma significativa la producción. Los datos interceptados de la red de vox del mando militar de Vyaniah revelaron, no obstante, el alto precio que la resistencia de la Legión del Tirano se había cobrado entre estos últimos, ya que las fuerzas Leales solo habían tenido 1 baja por cada 178 bajas causadas al bando Separatista.

En el 906.M41, las fuerzas de los Escorpiones Rojos llevaron a cabo el último asalto sobre Vyaniah, que resultó ser especialmente sangriento para las fuerzas de la Legión del Tirano. Los Escorpiones Rojos invadieron la colmena industrial de Caelian, con el fin específico de provocar bajas masivas entre los defensores humanos, eliminando de paso a los miembros de los Garras Astrales que se encontraban dirigiendo a las fuerzas locales desde sus propias filas.

A pesar de los ataques, las fuerzas Separatistas siguieron teniendo el control de Vyaniah. Poco después, las fuerzas Leales recibieron malas noticias. Un gran número de convoyes militares procedentes de las líneas de suministro de retaguardia del Sector Kathargo habían sido atacadas y dispersadas por una nave de guerra desconocida, que posteriormente fue identificada como el Arpía Nocturna, del Capítulo de los Ejecutores. También recibieron noticias aún más preocupantes acerca del destino sufrido por el Mundo Fortaleza de Surngraad, situado en las profundidades de la Zona del Torbellino. Negándose a doblegarse ante el Tirano, el ferozmente independiente planeta había resistido ante la flota Separatista, pero había sucumbido parcialmente debido a disensiones y traiciones internas, y las fuerzas de Huron habían logrado hacerse con el control de las ciudadelas del norte. Al estar a demasiada profundidad dentro del territorio enemigo como para poder llevar a cabo una misión de ayuda efectiva, la desalentadora posibilidad de que el antiguo mundo fortaleza cayera en manos Separatistas podía representar un serio problema en caso de que las fuerzas Leales decidieran establecer un asedio.

La Traición en Grief (906.M41)[]

Disposicion Estrategica Badab

Disposición estratégica de las fuerzas implicadas en la Guerra de Badab. Fecha aprox. 907.M41-908.M41

Tras la Campaña de Vyaniah hubo un breve respiro en las constantes luchas, una pausa que fue rota de forma inesperada por una singular propuesta. Tras enviar personalmente a sus emisarios a parlamentar con los Leales, Lufgt Huron ofreció un alto el fuego temporal y parlamentar de forma honorable con el Magister Millitum para evitar mayores derramamientos de sangre entre ambos bandos. A pesar de las vehementes objeciones del delegado de la Inquisición, el Lord Alto Comandante Ortys estuvo de acuerdo en llevar a cabo la reunión, creyendo la palabra de Huron como Señor del Capítulo, y su igual, de que mantendría la tregua. Ortys prometió por su parte el mantenerse firme en su intención de hacer imponer la autoridad y el juicio de los Altos Señores.

Se decidió que la reunión tuviera lugar en una abandonada estación de paso en órbita alrededor de Shedim, un gigante de gas de la periferia del deshabitado Sistema Grief. Lo que ocurrió después, a tenor de los dañados y fragmentados registros recuperados, sigue siendo hoy día materia de discusión y un recalcitrante enigma. La estación estaba ubicada en un asteroide, y había sido abandonada varios siglos antes debido a la actividad de llamaradas solares. Cada uno de los grupos de negociación consistía en el líder respectivo de cada bando y una guardia de honor escogida, que fue depositada en el asteroide mediante sendas Thunderhawk. Tras la apertura de las negociaciones, se sabe que la situación degeneró con rapidez hasta alcanzar una atmósfera mordaz y volátil. Lufgt Huron, que se encontraba de un humor arrogante, comenzó a divagar y quejarse de la supuesta contravención de la Ley Imperial por parte de los Guardianes del Torbellino. También se enfrascó en una encendida proclama en contra de sus enemigos y de la supuesta enormidad de sus insultos. Yarvan Sartaq, el Señor del Capítulo de los Guerreros Mantis estaba también presente en el bando de Huron, quien pronto acusó a los miembros del Capítulo de los Halcones de Fuego de cometer injustificados crímenes de genocidio. Por su parte, Verant Ortys se mantuvo impasible, reiterando el documento autoritativo de los Legados y su inatacable derecho de convocatoria. Al poco tiempo se impuso un receso, en un intento de enfriar los ánimos que habían causado la violenta discusión, y ambas partes se retiraron a compartimentos independientes dentro de la estación para departir con sus iguales. Los detalles grabados relacionados con lo que ocurrió a continuación siguen siendo contradictorios y confusos.

Las comunicaciones de los Leales con sus Cruceros de Asalto se vieron interrumpidas de improviso al atacar tres naves que se encontraban ocultas en ubicaciones estratégicas en las profundidades de la espesa atmósfera del gigante de gas Shedim. Los atacantes asaltaron la base del asteroide antes incluso de que ninguna nave, ya fuera Leal o Secesionista, consiguiera responder, devastando la estación de paso con una devastadora salva de fuego concentrado, tras lo que envió un equipo de abordaje compuesto por herejes, mutantes y otros muchos renegados. En el siguiente enfrentamiento, la delegación Leal, incluyendo al Lord Comandante Ortys, fue aniquilada, y muchos individuos del grupo de Huron, incluido el Señor del Capítulo Sartaq de los Guerreros Mantis, murieron en la trifulca. Durante la batalla estelar a tres bandas que se desarrollaba en torno al a estación, el Bibliotecario Jefe de los Escorpiones Rojos, Sevrin Loth, lanzó un valiente contraataque, recuperando los restos de su caído Señor del Capítulo. Los Escorpiones Rojos tuvieron que enfrentarse tanto con los incursores como con los Garras Astrales de Huron, antes de que ambos bandos lograran escapar del asteroide en desintegración y evitar una muerte más que segura. Sevrin Loth consiguió salvar el honor de su Capítulo contra todo pronóstico, escribiendo con ello una duradera leyenda para sí mismo a pesar del amargo golpe que habían sufrido los Escorpiones Rojos. Durante el caos resultante, el Tirano consiguió escabullirse en un punto temprano de la batalla, por lo que no se puede confirmar qué grado de implicación tuvo en las muertes del Lord Comandante Ortys y del Señor del Capítulo Sartaq.

Como resultado del incidente, que se llamaría desde entonces la Traición en Grief, muchos de los miembros de las fuerzas Leales culparon al pérfido Huron como responsable del ataque, señalándolo como a un sucio y apestoso traidor, mientras que los Separatistas le echaron la culpa a la Inquisición, culpándola de haber urdido un plan para asesinar al Tirano de forma encubierta. El Inquisidor Delegado Jarndyce Frain concluyó que el incidente pudo producirse por la posible intervención de un tercer bando de malignas intenciones que buscaban beneficiarse de la prolongación de la guerra mientras que toda la región se hundía más y más en la anarquía y el derramamiento de sangre. Frain no descartó la posibilidad de que todo el plan hubiera podido ser puesto en marcha por el mismo Lufgt Huron, con la intención de asesinar a su antiguo aliado, el Señor del Capítulo Sartaq, de los Guerreros Mantis. La muerte de Ortys tan solo sirvió para envolver al intento de asesinato de un sudario de dudas tanto para sus aliados como para sus enemigos. La existencia de semejante posibilidad destapó el creciente desasosiego sentido por los Guerreros Mantis en lo referente a su apoyo de la causa Secesionista. Al estar comprometidos en la defensa de sus compañeros Guardianes del Torbellino contra cualquier agresión exterior y en defender la sagrada independencia y los derechos de los Astartes, seguían viendo en el juicio directo de los Altos Señores de Terra algo que no podían dar de lado. Comenzaron a circular rumores referentes a que el modo de gobierno al que los Garras Astrales sometían a los territorios bajo su control había sido causa de inquietud en todos los frentes. La muerte de Sartaq sirvió, principalmente, para asegurar la decisión de los Guerreros Mantis, particularmente si podía depositarse a los pies de un Capítulo enemigo, y mucho mejor si dicho enemigo podía culpara a los Guerreros Mantis por la muerte de los suyos. Toda posibilidad de acercamiento de posturas entre ambos bandos quedó destruida de forma efectiva, y la guerra se extendió y aumento su escala con rapidez sin ninguna clase de cuartel ofrecido o solicitado, ni por los Escorpiones Rojos ni por los Garras Astrales. Pronto se revelarían ciertos secretos que teñirían al movimiento Separatista de un tono aún más macabro y oscuro.

Un nuevo líder (906.M41)[]

Alto Lord Comandante Carab Culln

Alto Lord Comandante Carab Culln, del Capítulo de Marines Espaciales de los Escorpiones Rojos

Con la muerte del Señor del Capítulo Ortys, la iniciativa estratégica estuvo temporalmente en manos de los Separatistas, y los asaltos contra las naves de transporte imperiales se incrementaron. Durante un tiempo los Leales se vieron duramente presionados para retener el poco territorio que habían ganado en la Zona del Torbellino. Las Estrellas Pálidas quedaron prácticamente aisladas y se hicieron necesarias enormes fuerzas de Marines Espaciales para mantener abierta la ruta hacia los planetas Galen y Khgymara. La situación se suavizó finalmente con la llegada de contingentes de los Capítulos de los Grifos Aullantes, los Novamarines y, posteriormente, los Hijos de Medusa, y con el ascenso de Carab Culln, el nuevo Alto Lord Comandante de los Escorpiones Rojos como nuevo Magister Militum de las fuerzas Leales.

Tal y como su Capítulo entendía tales cosas, Culln era franco, orgulloso y, sobre todo, ferozmente leal a los Escorpiones Rojos a lo largo de su ilustre carrera. Por dicho motivo Culln habia sido considerado como el sucesor natural del Alto Lord Comandante Verant Ortys, el Señor del Capítulo de los Escorpiones Rojos. Durante la Guerra de Badab su ascenso hasta la posición de Alto Lord Comandante y Magister Militum tras la muerte de Ortys en el planeta Grief a manos de los Garras Astrales Renegados fue recibida con gran aprecio por sus Hermanos de Batalla, y tambiñén fue bendecida por el Bibliotecario Jefe del Capítulo, Sevrin Loth, que controló el cambio de mandos y anuló toda disensión. La ascensión de Culln fue discutida por el Señor del Capítulo de los Halcones de Fuego, Stibor Lazaerek, quien exigió que se le concediera a él un mayor control sobre las fuerzas Leales implicadas en el conflicto, debido a su mayor veteranía y su larga y honorable carrera de servicio al Imperio.

Como sucesor de Ortys, se le permitió tomar el manto de su predecesor como Magister Militum y comandante supremo de las fuerzas Leales, aunque dicho mando no estaba garantizado en modo alguno. Debido al apoyo prestado principalmente por los Capítulos de los Aves de Presa y los Salamandras, y gracias a sus apasionadas declaraciones en el consejo de guerra de los Leales en las que afirmaba tener el derecho a la venganza y el valor necesario para conseguir finalizar la guerra, Culln se aseguró el apoyo de los Ángeles de Fuego y de los Novamarines a sus pretensiones por el mando. Los Capítulos de los Hijos de Medusa y los Marines Errantes estuvieron de acuerdo con su elección debido a sus propios motivos personales. A pesar de que seguía existiendo alguna resistencia y disensión menores pero continuos, Carab Culln fue aclamado como el segundo Magister Militum de la Cruzada imperial para recuperar la Zona del Torbellino de manos Separatistas.

Aglomeracion de Khymaran

Mapa del Departamento Cartografico detallando la Aglomeración de Khymaran

Culln tomó rápidamente el control de la situación y puso sobre la mesa sus planes para convertir la antigua estación de paso del prácticamente abandonado Mundo Minero de Hallows Point en la base principal de los Leales, así como en el punto de reabastecimiento principal para la propia Zona del Torbellino. Mediante un conjunto de naves y materiales enviados con gran presteza al sistema, la Estación Venganza, como se la acabaría conociendo, estuvo plenamente operativa en menos de un año. Las fuerzas Leales retomaron la iniciativa ofensiva antes incluso de que la Estación venganza estuviera concluida. Pronto, una renovada fase de operaciones agresivas estuvo lista para iniciar su andadura, con los miembros del Capítulo de los Escorpiones Rojos especialmente ansiosos por sentir el gusto de la batalla. Sin embargo, dicha ansia fue prontamente templada por su nuevo Señor del Capítulo y por los sabios consejos del Bibliotecario Jefe Sevrin Loth, quien prometió a sus Hermanos de Batalla una retribución sangrienta pero cuidadosamente planeada.

Redespliegue Leal (906.M41)[]

A finales del 906.M41, docenas de acciones espaciales fueron llevadas a cabo por los destacamentos de los Escorpiones Rojos, desde la defensa de convoyes a asaltar puestos de escucha e interceptar envíos de naves Separatistas junto con los Aves de Presa, volviendo por primera vez la marea en contra de los incursores de Huron. Al mismo tiempo que los Leales recibían refuerzos procedentes de los Capítulos de los Novamarines y los Hijos de Medusa, quienes sin pausa llevaron a cabo ataques de tanteo en la región del Cúmulo de Endimyon y en los bordes del Sistema Sagan, manteniendo la presión sobre los Separatistas e inmovilizando así a sus fuerzas. Durante esta nueva campaña los Leales crearon guarniciones en el estéril Systema Khymara, estableciendo nuevos puestos de avanzada y estaciones de escucha con la intención de llevar a cabo operaciones de forma continua en el disputado Sistema Gargathea.

Gargathea III (906.M41)[]

Raptores en Gargathea

Picto-captura: Capítulo de los Aves de Presa en Gargathea III. Fecha aprox. 906.M41

Gargathea III era un Mundo Salvaje de venenosos pantanos y corrosivas selvas. Este mundo duramente disputado se convirtió en un campo de batalla salvaje cuando los Aves de Presa, los Salamandras y los Ángeles de Fuego chocaron contra los Garras Astrales y los Guerreros Mantis entre la entrelazada, y a menudo letal, vegetación. La guerra en Gargathea se convirtió rápidamente en una serie de rápidos enfrentamientos, emboscadas y contraataques. La línea de batalla de Gargathea no se mantuvo continua excepto en algunas áreas dispersas de bases Exploradoras medio derruidas y viejas guaridas de contrabandistas. El resultado de las cruentas batallas se mantuvo incierto, y se produjo un enorme número de bajas en ambos bandos. Gargathea siguió siendo un mundo en disputa de vital importancia estratégica debido a que dicho planeta era uno de los pocos de la región capaces de albergar vida. Las fuerzas Separatistas acabaron siendo expulsadas del planeta a finales del 907.M41, y el sistema acabó siendo reclamado por las fuerzas Leales.

Refuerzos Leales (907.M41)[]

Escorpiones Rojos Decabulus

Picto-captura, Capítulo de los Escorpiones Rojos- Invasion de Decabalus, fecha aprox. 907.M41

Con la llegada de nuevos refuerzos para reemplazarles en el campo de batalla, los Marines Errantes de dedicaron a operar en posiciones de reserva durante el resto del 906.M41, antes de retirarse por completo de la guerra de Badab en las primeras fases del 907.M41, con algo de acritud debida a su partida. El Capítulo de los Halcones de Fuego, que se volvió más y más amargado, fueron retirados por la fuerza para adoptar posiciones temporales de retaguardia a causa de las órdenes del nuevo Magister Millitum (el Alto Lord Comandante Carab Culln) que buscaban reducir los problemas y fricciones que estaban surgiendo en las filas de las fuerzas Leales. El redespliegue de los Halcones de Fuego resultó ser bastante efectivo, ya que la presencia de la poderosa Raptorus Rex en Hallows Point ayudó a mantener el nivel de seguridad de la instalación Leal mientras se encontraba en construcción. La presencia de la fortaleza estelar pronto se demostró de una importancia vital cuando Hallows Point resultó atacada a finales del 906.M41 por naves Separatistas dirigidas por un trío de Cruceros de Asalto del Capítulo de los Lamentadores. El ataque fue rechazado sin grandes daños para la base y el amarradero a medio concluir gracias a que el fuego concentrado de la Raptorus Rex y de la Barcaza de Batalla Espada de Ordon, perteneciente a los Escorpiones Rojos, resultaron ser un factor decisivo.

Escorpiones Rojos Karsh Tertius

Picto-captura, Capítulo de los Escorpiones Rojos - Karsh Tertius, fecha aprox. 907.M41

La balanza empezaba a inclinarse a favor de los Leales, a medida que cada vez más refuerzos llegaban mes a mes, junto con mensajes del Adeptus Terra informando de la próxima llegada de otros Capítulos de Marines Espaciales. El Alto Lord Comandante Culln sabía que debía aprovechar la ventaja con prontitud, o arriesgarse a que la guerra involucionara en un lento conflicto de desgaste que agotaría por completo a sus fuerzas. El primer movimiento de avance sería la liberación del Mundo Fortaleza de Surngraad, que resistía tenazmente enfrentándose a los asaltos Separatistas mediante un autosacrificio heroico y una fe sangrientamente obcecada en el Dios Emperador. Se asignó a los Capítulos de los Aves de Presa y los Salamandras la tarea de intervenir, enviando una selecta fuerza de combate en una misión de incursión que penetraría profundamente tras las líneas Separatistas. Los Raptores hicieron descender subrepticiamente una enorme fuerza de Hermanos de Batalla en armaduras modificadas para el entorno a unos trescientos kilómetros del objetivo escogido. Evitando el uso de equipo pesado y vehículos en favor de una visibilidad menor ante los auspex y los detectores termales, el grupo de combate de los Raptores lanzó un ataque relámpago bajo la cobertura de una cegadora tormenta, triunfando en la tarea de atravesar con Cargas de Fusión y penetrar los muros de la fortaleza que contenía el complejo principal de defensa orbital. Después lograron sabotear con éxito los silos de armamento de la base, a pesar de sufrir graves bajas provocadas por el amargado contraataque de los Garras Astrales. Con el camino abierto de par en par, las dos Barcazas de Batalla de los Capítulos bombardearon el planeta desde la atmósfera superior, aplastando las posiciones tomadas por los Separatistas, que fueron obligados a rendirse y liberar Surngraad. La liberación de Surngraad marcó un punto de inflexión en la guerra, ya que las fuerzas Leales comenzaron a incrustar una cuña de avance potencial justo en el centro de la línea de mundos Separatistas. Sin embargo, antes de que pudieran tomar ventaja de su victoria, llegaron terribles noticias, procedentes de los Grifos Aullantes acuartelados en Khymara, acerca de una nueva y mortal amenaza.

Los pecados de Huron son descubiertos (907.M41)[]

Esquema Garras del Tigre

Marine Espacial de los Garras de Tigre

El interrogatorio realizado por parte de la Inquisición a un Apotecario de los Garras Astrales, capturado durante la batalla por la reconquista de las fortalezas polares en Surngraad, reveló para sorpresa y repulsa general de los interrogadores que el prisionero no pertenecía en absoluto a los Garras Astrales, sino que en realidad era un Marine Espacial originario de los Garras de Tigre, un Capítulo que durante mucho tiempo e consideró perdido. El desmedido orgullo de los Garras Astrales había provocado que el Capítulo absorbiera en secreto entre sus filas a los miembros restantes del largamente desaparecido Capítulo Sucesor, dando fuerza y cuerpo a los sueños desmedidos de Lufgt Huron de convertir a su Capítulo en una fuerza con el poder de una de las antiguas Legiones de Marines Espaciales, con la intención de pacificar de forma permanente el Torbellino y aplastar a los enemigos de la Humanidad. Algunos estudiosos imperiales sostienen que cuando los últimos supervivientes de los Garras de Tigre fueron integrados en los Garras Astrales, los antiguamente leales Hermanos de Batalla habían acogido a una venenosa víbora en sus corazones, causando su caída en desgracia. Algunos terribles y extremadamente peligrosos métodos de interrogatorio se emplearon en secreto a la vez que una serie planificada de ataques de acoso y captura eran llevados a cabo por Astartes encubiertos y por las fuerzas de la Inquisición que operaban en la Zona del Torbellino. Se reunieron con rapidez múltiples pruebas que mostraron la existencia de una imprevista y terrible herejía, impulsada por los Garras Astrales y por Lufgt Huron durante más de un siglo.

El Tirano había ordenado retener los diezmos de semilla genética de su Capítulo, enviados a los Magos Inviglia, no para cubrir las pérdidas del Capítulo, sino para ayudar en la salvación de las diezmadas filas de sus parientes casi extintos, los Garras de Tigre, que habían solicitado en secreto santuario. Lufgt Huron y sus seguidores les ocultaron en el seno de las filas de los Garras Astrales. Después agravaron aún más su pecado al buscar ampliar sus propias fuerzas hasta más allá de los niveles marcados por el Codex Astartes. Desde al menos un siglo antes del conflicto, los Garras Astrales intentaron transformar su Capítulo, lenta y secretamente, en una fuerza con un poder igual al de una de las antiguas Legiones de Marines Espaciales. En su monumental orgullo y arrogancia, Huron pensó inicialmente no en rebelarse contra el Imperio, sino en demostrar que tenía razón cuando purgara por completo el Torbellino y estableciera un nuevo reino creado por la Humanidad en nombre del Emperador.

Para un observador externo, el Tirano había situado destacamentos de los Garras Astrales en las filas de la Legión del Tirano antes del estallido de la guerra como entrenadores - encargados con la tarea de purgar y mejorar los mediocres y generalmente corruptos ejércitos adscritos a las Fuerzas de Defensa Planetaria del Sector Badab. Sin embargo, en realidad, los Tribunos de la Legión estaban en todo caso instalados como oficiales y comandantes de dichas fuerzas. Dicha perfidia tuvo éxito en ocultar el verdadero número de integrantes del Capítulo del Tirano ante cualquier vigilancia intensiva, permitiendo a los Garras Astrales dispersar a sus fuerzas ocultas a lo largo y ancho de los territorios controlados por Huron, camuflados como miembros de la Legión del Tirano. La perfidia del Tirano y de los Garras Astrales se volvió rápidamente visible cuando la Guerra de Badab engulló la Zona del Torbellino, como también cuando se reveló la identidad de los verdaderos comandantes de la Legión del Tirano, que siguieron voluntariamente las órdenes de su señor sin desfallecer ni plantearse preguntas, alzándose en armas contra todo aquel que osara desafiar los dominios del Tirano. Una investigación en mayor profundidad reveló que los Apotecarios de los Garras Astrales habían estado llevando a cabo experimentos heréticos relacionados con la maduración acelerada de zigotos que, a pesar de no tener éxito en su mayoría, y gracias al uso de la semilla genética no contabilizada ni entregada, hicieron que el Capítulo de los Garras Astrales dispusiera una fuerza compuesta por más de 3500 Hermanos de Batalla.

El Hacha cae en Khymara (907.M41)[]

Grifos Aullantes Asalto Khymara

Picto-captura, Capítulo de los Grifos Aullantes - Asalto a Khymara, fecha aprox. 907.M41

"Aquí resistiremos y aquí moriremos, indomables e imbatidos. Aunque la misma mano de la Muerte venga a por nosotros ¡seguiremos desafiándola hasta el fin!" - Reverendo-Anciano Armand Titus, del Capítulo de los Grifos Aullantes durante su última batalla en Khymara Elipsis.

La desastrosa derrota de las fuerzas leales a principios del 907.M41 señalaría el año más sangriento del conflicto, y la llegada a la Zona del Torbellino del grueso del Capítulo de los Ejecutores, quienes llevaron a cabo inmediatamente un ataque sorpresa sobre Khymara. Tuvieron éxito al destruir de un plumazo los puestos de avanzada, las estaciones de escucha y el vital complejo de comunicaciones astropáticas de las fuerzas Leales, situadas en las lunas nocturnas del Sistema Khymara. Los integrantes del Capítulo de los Grifos Aullantes, que formaban la guarnición que protegía el Sistema Khymara, fueron aplastados por la enorme superioridad numérica de su enemigo, sufriendo graves pérdidas a medida que sus estaciones y bastiones caían como fichas de dominó, una tras otra, a pesar de la tenaz defensa desplegada.

Ejecutores Asalto Khymara

Picto-captura - Capítulo de los Ejecutores en el Asalto a Khymara, fecha aprox. 907.M41

Los Grifos Aullantes fueron sistemáticamente barridos y destruidos por la imparable marejada asesina de los Ejecutores, surgida de un área inesperada. Mientras las posiciones de los Grifos Aullantes eran superadas y diezmadas en la polvorienta luna sin atmósfera, recayó sobre el Dreadnought Confesor Titus el reunir a las atribuladas fuerzas de su Capítulo. Impasible ante la tormenta de fuego que les rodeaba, con un celo implacable el venerable Capellán Dreadnought dirigió un desesperado contraataque, a costa de su larga vida, que dio a su Capítulo la oportunidad de reagruparse y establecer una posición defensiva efectiva. Tras la retirada confirmada de los Ejecutores del campo de batalla, los Grifos Aullantes supervivientes descubrieron que su enemigo había honrado el glorioso sacrificio de Titus al depositar el sarcófago que lo contenía en el centro de un círculo de armas destrozadas y colocar en una de las manos sin vida de la máquina de guerra abatida uno de sus propios estandartes rasgados. La muerte del reverenciado Dreadnought Confesor Titus infligió un doloroso martillazo a la moral de los Grifos Aullantes.

Tras lograr destruir las plataformas de defensa y puestos de escucha del Sistema Khymara, los Ejecutores habían cumplido con su objetivo principal. Podían haber aprovechado su ventaja y aniquilar el puesto de avanzada de los Grifos Aullantes, pero en lugar de ello se retiraron rápidamente del sistema, dejando a la guarnición de los Grifos Aullantes con más de un setenta por ciento de pérdidas en equipamiento y personal. Dicho desenlace causó una gran consternación en Lufgt Huron, pero siendo conocedor del peligroso temperamento del comandante de los Ejecutores, el Alto Capellán Thulsa Kane, decidió no presentar contra ellos ninguna clase de reprimenda formal, dándoles la bienvenida a la causa Secesionista. A pesar de las graves pérdidas sufridas, el resto de la fuerza de combate de los Grifos Aullantes continuó luchando obstinadamente, negándose a huir de sus responsabilidades para con la causa Leal, hasta que fueron relevados de participar en el esfuerzo bélico en el 909.M41.

Enemigos indeseados (mediados del 907.M41)[]

Orkoz Maztikatripaz

Chikoz Orkos del Clan Pirata Maztikatripaz

Teniendo en cuenta la anarquía que reinaba en la Zona del Torbellino, no resulta sorprendente que se produjera un dramático incremento en el número de ataques llevados a cabo por fuerzas de incursión no alineadas y por razas xenos afincadas en el turbulento territorio, tendencia que alcanzó una nueva magnitud a lo largo del 907.M41. Los Secesionistas se llevaron la peor parte a manos de dichas fuerzas no alineadas durante la Guerra de Badab.

Una enorme flota incursora Orka se expandió desde el Sistema Calah, atacando a los convoyes de suministros Separatistas que realizaban el trayecto entre el Cúmulo de Endymion y el Sector Badab, llegando finalmente a atacar a los Guerreros Mantis en el mismo Endymion. Una enorme fuerza compuesta por más de 20,000 chikoz se lanzó a intentar aniquilar a la escasa guarnición planetaria, forzando a los Guerreros Mantis a retroceder para defender Endymion y enfrentarse a los Orkos en una batalla terrestre de gran movilidad en las polvorientas llanuras de Oarella, o exponerse a perder dicho planeta. A pesar de la seriedad del ataque Orko contra el Cúmulo, había implicaciones mucho peores relacionadas con la creciente amenaza de los cultos corsarios corrompidos por demonios que tenían su base en el arrasado planeta Magog. Había sido el incremento de poder de dichos cultos lo que había atraído a los Orkos.

Dicho acontecimiento forzó a los Separatistas a llevar a cabo un asalto frontal y directo contra el infernal planeta, que a pesar de un Exterminatus anterior seguía siendo considerado como una espina en el costado de los Guardianes del Torbellino. Corien Sumatris, uno de los Capitanes más veteranos de las fuerzas de Huron, dirigió a una de las Barcazas de Batalla de los Garras Astrales en un asalto contra Magog. Una fuerza compuesta por dos Compañía del Capítulo y por una poderosa fuerza de Exterminadores de los Garras Astrales y los Lamentadores consiguió acabar con la amenaza mientras aún estaba en sus orígenes. El Tirano sabía muy bien que no podía permitirse el riesgo de luchar en una guerra de dos frentes si permitía que la terrible amenaza existente en Magog siguiera creciendo. Mediante un costoso engaño, que causó un gran número de bajas, los Secesionistas fueron capaces de reforzar su flanco justo cuando un nuevo enemigo se sumó al conflicto.

La ira de los Minotauros (907.M41)[]

Minotauros Crows World

Picto-captura - Land Raider Redentor de los Minotauros durante la Purificación de Crows World, fecha aprox. 907.M41

El poderoso Capítulo de los Minotauros, con base en flota y de oscuro renombre, llegó con casi todos sus efectivos a la Zona del Torbellino a mediados del 907.M41, aunciando su llegada al campo de batalla lanzando un asalto a escala Capitular contra las instalaciones mineras Separatistas del planeta Kyro, barriendo del mapa a una guarnición de la Legión del Tirano de más de 46.000 individuos y dejando inservibles las instalaciones mineras. Tras ello, los Minotauros enviaron una nave con un representante y se presentaron oficialmente al consejo de guerra de los Leales. Su comandante, el oscuramente famoso Asterion Moloc permaneció con su Capítulo para asaltar la zona de las Estrellas Pálidas para arrasar, más que conquistar, una serie de zonas de producción de recursos en dicha región con vistas a estrangular el esfuerzo de guerra Separatista. Aunque el Capítulo de los Minotauros cedió la autoridad estratégica total al consejo de guerra de los Capítulos Leales a que se encontraban implicados en el conflicto, se mantuvieron generalmente distantes y fríos de la cadena de mando principal, alejándose como solían hacer de otros Capítulos, y manteniéndose bajo el mando de los Delegados de la Inquisición más que bajo la autoridad del Alto Lord Comandante Carab Culln o de sus consejeros. Dicho distanciamiento estaba personificado por su enviado y representante en el consejo de guerra—el demacrado, pensativo y taciturno Capellán Iktomi, cuyos ojos ribeteados de rojo lo observaban todo, aunque apenas hablaba durante las reuniones. El Señor del Capítulo de los Minotauros, Asterion Moloc, jamás apareció en persona en dichos consejos, y la única evidencia de que estuvo presente durante el conflicto de Badab procede de los registros visuales recuperados de los rastreadores ópticos y de terroríficas historias extendidas por los pocos supervivientes Separatistas de los brutales ataques de los Minotauros.

Los Minotauros habían acudido en respuesta a la petición directa del Inquisidor Delegado al cargo de más Marines Espaciales que se unieran a la causa Leal en contra de los Capítulos Separatistas. A pesar de que la llegada del salvaje Capítulo fue saludada con cautela por los Leales, indudablemente no se podía negar la considerable fuerza que se había sumado a la causa del Imperio. El conflicto ya entraba en su cuarto año de hostilidades abiertas, y los Minotauros se habían comprometido por completo con el esfuerzo bélico, aportando diez Compañías y once naves de guerra de diversos tipos. Mientras el Capítulo coordinaba sus esfuerzos con el mando Leal, operaron principalmente de forma independiente a lo largo de todo el conflicto, atacando objetivos según les parecía adecuado. Los Minotauros atacaron indiscriminadamente, asaltando no solo a los treinta y tantos mundos menores y estaciones controlados por los Separatistas, sino también dando de lado a algunos puestos de avanzada independientes. Los Minotauros, operando principalmente en el área sur de la Zona del Torbellino, atacaron objetivos situados entre las regiones fronterizas de las Estrellas Pálidas y la Aglomeración Estelar Dene. La cruel reputación del Capítulo al no dejar supervivientes entre aquellos que se les enfrentaban creció con rapidez, y no tuvo oponentes serios hasta la llegada de los integrantes del Capítulo de los Tiburones Espaciales, aún más salvajes que los Minotauros.

Solo las naves de guerra y las fuerzas de asalto de los Ejecutores parecían ser capaces de frenar los progresos de los Minotauros en la región, y ambos Capítulos parecían disfrutar del enfrentamiento existente como si fuera alguna clase de sangriento deporte. Durante el resto del año, los Minotauros lograron varias victorias de importancia para la causa Leal, destruyendo a las fuerzas de la Legión del Tirano en Crows World y Larsa, y forzando a los Garras Astrales a retirarse o arriesgarse a que sus mundos quedaran aislados y fueran devastados uno por uno. En un tercio de año estándar desde la llegada de los Minotauros a la región, el daño directo y colateral causado por sus fuerzas redujo a la población de las Estrellas Pálidas en más de un veinte por ciento. El poder del capítulo probó rápidamente tener un peso decisivo en el apoyo a las fuerzas Leales, a pesar de sus brutales métodos. A finales del 907.M41, las fuerzas Separatistas comenzaron a verse rechazadas en varios sistemas clave, sufriendo masivas pérdidas. En las áreas norte y central de la Zona del Torbellino, la batalla de Galen entre los Garras Astrales y una fuerza combinada de los Salamandras y los Ángeles de Fuego acabó finalmente en la toma con éxito del sistema por parte de las fuerzas Leales. Para empeorar aún más las terribles pérdidas de los Separatistas, se produjo la pérdida de Vyaniah, que finalmente cayó tras un masivo asalto conjunto llevado a cabo por los Capítulos de los Minotauros y los Escorpiones Rojos. Lufgt Huron prácticamente había abandonado al planeta a su suerte, y la gran guarnición de la Legión del Tirano estacionada allí fue dejada a sus propios medios. Mientras los Ángeles de la Muerte se abalanzaban sobre los asediados defensores, sus muertes fueron rápidas y brutales. Para el amanecer, Vyaniah estaba en manos de los Leales y la Legión del Tirano fue pasada a cuchillo hasta el último hombre.

La Purga de Cygnax (908-910.M41)[]

A principios del 908.M41, los agentes de la Inquisición habían descubierto pistas de un complot establecido entre los Garras Astrales y carroñeros tecnoherejes renegados de los Páramos de Golgotha. Habían planeado recuperar unos almacenes de armamento enterrados en el Mundo Muerto de Cygnax. La fuerza de combate de los Hijos de Medusa, apoyada por una recientemente llegada Compañía del Capítulo de los Exorcistas, recibió la misión de llevar a cabo la tarea. Habiéndoseles asignado el papel principal en la misión, los Hijos de Medusa dirigieron la determinada y brutal campaña para acabar con las fuerzas del Tirano, pero su conducta provocó ciertas fricciones entre los miembros de ambos Capítulos, entre los que circularon acusaciones de que los Hijos de Medusa estaban más interesados en cumplir con su propia y misteriosa agenda en lugar de acabar con el enemigo lo más rápidamente posible. Los Exorcistas se retiraron poco después, redesplegando a sus fuerzas para el inminente asalto al Sistema Sagan, dejando a los Hijos de Medusa la tarea de eliminar la amenaza de Cygnax como vieran necesario.

La Segunda Batalla de Sagan (908.M41)[]

Subsector Sagan

Mapa del Departamento Cartografico que muestra en detalle el Subsector Sagan

La Segunda Batalla de Sagan fue un asalto planetario a gran escala que expulsó a los Separatistas de sus fortalezas en el planeta Sagan. Fue llevado a cabo por el mayor grupo combinado de fuerzas Leales desplegado a lo largo de la Guerra de Badab, empleando la fuerza combinada de los Capítulos de los Ángeles de Fuego, los Escorpiones Rojos y los Exorcistas, apoyados por fuerzas de asalto especializadas procedentes de los Salamandras, los Aves de Presa y los Novamarines. Los Separatistas escogieron establecer una defensa desesperada en lugar de rendir el estratégicamente vital sistema estelar. La batalla resultó ser especialmente sangrienta y extrema. En un intento desesperado de expulsar a las fuerzas Leales de la superficie planetaria o dejar el planeta inútil para dichas fuerzas, los Garras Astrales recurrieron al uso de armamento viral que acabó con decenas de miles de habitantes del planeta. Dicha acción acabó totalmente con una parte importante de sus propias líneas de combate. Los Ángeles de Fuego, que actuaban con todas las fuerzas de su Capítulo, sufrieron la mayor parte de las bajas de las fuerzas Leales, sacrificándose valerosamente para contener los últimos y desesperados ataques de los Garras Astrales mediante una serie de cargas suicidas. La campaña se saldó con el mayor número de bajas individuales de cualquiera de los enfrentamientos producidos en la guerra, provocando asimismo la pérdida de muchas de las valiosas naves de guerra Separatistas en un vano contraataque llevado a cabo en el sistema.

La exitosa invasión de Sagan resultó ser un importante punto de inflexión de la guerra, en el que el sistema que ahora estaba en manos de las fuerzas Leales se convirtió poco tiempo después en la base principal de la Zona del Torbellino de dichas fuerzas, lo que les concedió un mayor acceso a las estables rutas primarias a través de la Disformidad y les permitió cortar el acceso a las mismas a las fuerzas Separatistas. Poco después Sagan sería empleado como punto de reabastecimiento con vistas a aligerar la carga y reforzar las defensas de Surngraad, iniciándose a la par la campaña de supresión del Cúmulo de Endymion, lo que forzó a los restantes Guerreros Mantis a adoptar una posición puramente defensiva, aislándolos de Badab y del resto de sus aliados. La Zona del Torbellino quedó dividida en dos regiones: el Cúmulo de Endymion y el propio Sector Badab, aún pesadamente defendido. Desde ese punto los Separatistas solo pudieron llevar a cabo asaltos sobre naves comerciales y ataques de precisión que tuvieron que ser llevados a cabo por las naves de guerra de los Capítulos de los Ejecutores y los Lamentadores.

Más allá de la Guerra de Badab, la seguridad del Segmentum Ultima estaba siendo amenazada por masivas incursiones Orkas y la erupción de múltiples ¡Waaagh!s. Dado que se pensaba que la amenaza de los Secesionistas ya estaba contenida, las fuerzas Leales reasignaron a los Capítulos que habían sufrido desgaste de combate hasta cierto punto, lo que incluía a los Novamarines, a los Raptores y a los Grifos Aullantes. Dichos Capítulos fueron retirados uno a uno del campo de batalla en fases programadas como parte de un redespliegue estratégico de importancia a todo lo largo y ancho del Imperio, junto con un cierto número de naves de guerra de las fuerzas de reserva del Segmentum Solar, que habían sido desplegadas para apoyar a la causa Leal.

La destrucción de los Lamentadores (908.M41)[]

El Inquisidor Delegado Frain entregó a las fuerzas Leales con un conjunto de datos que abarcaban los movimientos y despliegues de los Lamentadores, documentos que fueron empleados para intentar encontrar un patrón. Para el 908.M41, el Capítulo de los Lamentadores ya había sufrido graves pérdidas por desgaste, aunque seguían siendo una fuerza formidable contra la que enfrentarse. Por ello se puso en marcha un plan para intentar aislarlos de la causa del Tirano y sacarlos del campo de batalla. Empleando la información adquirida por la insidiosa red de espionaje de Frain, las fuerzas Leales se dieron cuenta de que los Lamentadores estaban siendo usados por el Tirano de Badab como una especie de escudo ablativo con el que proteger su flanco sur y enfrentarse al control de las Estrellas Pálidas por parte de las fuerzas Leales, mientras que Huron mantenía al grueso de los Garras Astrales en reserva cerca de la propia Badab. Las bajas infligidas en el Capítulo basado en flota se habían causado debido a su continuado despliegue defendiendo la sección sur del Sector Badab y a tener que actuar como escolta de muchos de los convoyes de suministros de los Separatistas. El Capítulo de los Minotauros recuperaba sus fuerzas en espera de la oportunidad de golpear donde pudiera causar más daño. Finalmente la ocasión llegó, cuando la ubicación de la Barcaza de Batalla Capitular de los Lamentadores, la Mater Lacrimarum, fue descubierta en órbita en torno al Mundo Salvaje de Optera, recogiendo suministros.

Los Minotauros fueron enviados inmediatamente en forma de una fuerza de asalto rápido para atacar la nave, teniendo éxito en alcanzarla e inutilizar sus motores principales, lo que evitó que pudiera abandonar el sistema. Los Lamentadores se vieron forzados a defender su Barcaza Capitular fuera cual fuera el coste, ya que contenía tanto a sus heridos, que seguían recuperándose de las heridas de las anteriores batallas, como también su preciosa reserva de semilla genética. Debido a los continuos ataques sobre su Barcaza Capitular, la mayoría de la flota de los Lamentadores se vio llamada de vuelta al Sistema Optera. Una vez allí, los Minotauros llevaron a cabo un sangriento acoso durante 17 horas estándar de brutal combate naval. Aunque los Minotauros sufrieron muchas bajas, acabaron por superar a los Lamentadores debido a su brutalidad y a su superioridad numérica. Con sus fuerzas destrozadas, los pocos Lamentadores supervivientes se vieron forzados a rendirse o arriesgarse a la destrucción de su valiosa Barcaza. La mayoría de su flota había quedado devastada o a la deriva en el vacío. Los Minotauros reclamaron derechos de salvamento sobre la destrozada flota de los Lamentadores y sobre el equipo de combate de los caídos con el fin de reponer sus propias pérdidas. Los Lamentadores supervivientes, solo 311 Hermanos de Batalla, fueron encerrados en un pecio prisión en órbita sobre el lado nocturno de Sagan II, entre rumores de su creciente locura debida al confinamiento, durante el resto de la guerra. Menos de 100 Lamentadores, aproximadamente, siguieron en activo desplegados en algunas zonas durante la restante duración del conflicto. Las graves pérdidas del Capítulo sacaron de forma definitiva a los Lamentadores del orden de batalla de los Separatistas, lo que trajo aparejado una gran pérdida de fuerza ofensiva que los Separatistas no se podían permitir.

El Incidente de Angstrom (908.M41)[]

Sistema Angstrom

Mapa del Departamento Cartográfico, que muestra el dominio soberano del Mechanicus del Sistema Angstrom

Las fuerzas Leales intervinieron en unos asuntos que se estaban desarrollando en el planeta Angstrom, en el 908.M41, en la que se convertiría en una de las operaciones más conocidas de la Guerra de Badab. El territorio de Angstrom, dominado de forma independiente por el Adeptus Mechanicus y situado en la sección este de la Zona del Torbellino se había mantenido neutral durante todo el conflicto, rechazando las misiones diplomáticas y las amenazas de ambos bandos para que se uniera a ellos. Los Magos consideraban que no había motivo para interferir en lo que consideraban una "disputa interna" entre facciones imperiales rivales. Angstrom siguió con sus operaciones como de costumbre, lo que incluía un acuerdo de larga duración para entregar una "recompensa" de armas sofisticadas y minerales refinados que eran recogidos en las fronteras del Sistema por los representantes del Imperio cada tres años. Los Magos, deliberadamente, no se preocuparon de qué sirvientes imperiales consiguiera hacerse con la entrega, sino tan solo de cumplir de forma impecable su parte del acuerdo. En el pasado, dicho acuerdo había provisto a los Guardianes del Torbellino con recursos vitales, y los sirvientes del Tirano seguían estando en una posición inmejorable para seguir con la recogida. Los Escorpiones Rojos y los Salamandras, operando unidos, pusieron en marcha un plan secreto de ataque, desplegando una pequeña fuerza de élite para sabotear y prevenir que los Secesionistas recogieran la entrega del Mundo Forja independiente de Angstrom. En la confusión y destrucción subsiguientes, los Mechanicus de Angstrom, furiosos por el estallido de las hostilidades en su territorio, atacaron a ambos bandos y los expulsaron del Sistema, otorgando a las fuerzas Leales una importante victoria estratégica, pero también consiguieron que los notoriamente belicosos Mechanicus de Angstrom decidieran implicarse en la guerra. Lanzaron a sus naves de guerra y tropas de superficie en una serie de asaltos de castigo contra Galen e Ibis, hasta que los Legados Terranos intervinieron y establecieron unos acuerdos de paz, garantizando la restitución al Mechanicus de Angstrom por sus pérdidas. Manteniéndose cauto, el Alto Lord Comandante Carab Culln tomó medidas cautelares y envió al Capítulo de los Halcones de Fuego y al Rapturous Rex, junto con una fuerza de persecución compuesta por una mezcla de Capítulos Leales, para establecer un bloqueo en la zona exterior del Sistema durante la duración de la guerra.

Dominancia Leal (909.M41)[]

En el 909.M41, los Leales al Imperio tenían el mando efectivo de las principales rutas de la Disformidad de la Zona del Torbellino, permitiéndoles desplazar sus fuerzas por toda la región y someter a múltiples mundos y bases de avanzada rebeldes. Las consecuencias del Incidente de Angstrom recortaron a la mitad la esfera de influencia del Tirano conteniendo al movimiento Separatista, dividiendo a las fuerzas Separatistas entre el Cúmulo de Endymion y el propio Sector Badab. Solo las imprevisibles fuerzas del Capítulo de los Ejecutores seguían siendo una amenaza significativa al control de las fuerzas Leales sobre los enclaves Separatistas. A partir de este punto, los Separatistas (que habían perdido un gran número de soldados y naves) quedaron aprisionados en un puñado de cúmulos estelares fuertemente defendidos, relegados a llevar a cabo operaciones dispersas de incursión y en luchar en una serie de asedios defensivos. A finales del 909.M41, ciertos rumores llegaron a oídos de los operativos de la inteligencia imperial, relacionados con la incrementada paranoia y violencia del Tirano, y del estrechamiento de la presa asesina con que mantenía bajo su control a los sistemas que aun mantenía leales a su causa.

Los Guerreros Mantis habían quedado reducidos a luchar en una especie de resistencia de guerrilla contra la supresiva campaña Leal en marcha, teniendo que enfrentarse a elementos de los Capítulos de los Ángeles de Fuego y los Hijos de Medusa. Se produjeron algunos enfrentamientos esporádicos aunque sangrientos en los sistemas de Iblis, Tranquility y Sigard. Las fuerzas Leales sufrieron una seria derrota cuando el Crucero de Asalto de los Ángeles de Fuego, el Polaris Rising fue atacado por los Guerreros Mantis bajo el liderazgo de su profético Bibliotecario Jefe Ahazra Redth. Tuvieron éxito en dañar los reactores principales de plasma y sus baterías de armas antes de retirar sus fuerzas, dejándolos a merced de dos Kruzeros Azezinos Orkos. Los Ángeles de Fuego llevaron a cabo una resuelta última batalla contra los viles pieles verdes, consiguiendo inutilizar uno de los Kruzeroz Azezinoz antes de ser abordados por la tripulación de la otra nave Orka. Mientras los Orkos saturaban las cubiertas de la nave de los Ángeles de Fuego, los Guerreros Mantis emboscaron a las machacadas fuerzas Orkas de su flanco, aniquilándolas. Los 37 Ángeles de Fuego supervivientes fueron abandonados en Sigard VI bajo el cuidado de su Apotecario superviviente y sus servidores médicos, mientras que su destrozada nave fue tomada como botín de guerra por los Guerreros Mantis.

El barbárico Capítulo de los Ejecutores continuaron castigando a las patrullas y los convoyes de suministros de las fuerzas Leales, destruyendo asimismo múltiples puestos de escucha y bases de avanzadas. Unos 43 Comerciantes y 11 naves de guerra fueron capturadas o destruidas. También se dedicaron a llevar a cabo asaltos de gran envergadura el lugares tan lejanos como Bellerophon's Fall y Kyro. Sus acciones de mayor fuerza fueron lanzadas contra el salvaje Capitulo de los Minotauros, en el área sur de la Zona del Torbellino, como, por ejemplo el sangriento duelo de tanques llevado a cabo en la luna sin atmósfera de Uzeal, en el Sistema Crow's World. La ubicación de la base de operaciones de los Ejecutores seguía eludiendo a las fuerzas Leales, lo que permitía a los Ejecutores realizar asaltos a voluntad, plantando cara a los Capítulos de los Minotauros y los Escorpiones Rojos, asaltando a las naves de transporte Leales y debilitando los esfuerzos de consolidar los beneficios de las fuerzas Leales. A finales del 909.M41, la Secesión del Torbellino había sido contenida, pero la guerra estaba aún muy lejos de acabar.

Las fuerzas Leales sabían que la siguiente fase de la campaña sería especialmente brutal. Sería una época de crueles purgas planetarias, campañas de tierra quemada y asedios apocalípticos. Las fuerzas Leales necesitaban tiempo y nuevos refuerzos para prepararse para la campaña, si es que se deseaba una victoria rápida. Sin embargo, el Alto Lord Comandante Carab Culln y sus consejeros sabían que no podían esperar demasiado antes de entrar en la ofensiva, ya que cada día sin hacer nada daba a los Separatistas más oportunidades de atrincherarse y sacar ventaja de sus propias pérdidas. Culln sabía muy bien que no podía dejar a un general de la talla de Lufgt Huron tiempo para reconstruir sus fuerzas, planificar y prepararse.

La Subyugación de Galen (910.M41)[]

El comienzo del año 910.M41 marcó el final de la calma mortal que precedió a la inminente tormenta que llevaría de forma inevitable a la Guerra a su terrible conclusión. Muchos de los Capítulos del bando Leal habían sufrido bajas considerables, y ahora debían ser reemplazados por otros Capítulos de Marines Espaciales de renombre oscuro. La Zona del Torbellino sería pronto visitada por carnicerías y masacres como nunca antes conoció durante su larga y turbulenta historia. A lo largo de seis largos años el aislado Sistema Galen había sido un premio por el que se había batallado repetidamente, cambiando muchas veces de manos entre las fuerzas Leales y las Separatistas. El Sistema Galen se había hecho famoso por ser el campo de batalla del gran enfrentamiento entre los Halcones de Fuego y un conjunto mixto de fuerzas de asalto Separatistas, que infligió graves pérdidas a ambos bandos, una batalla que había destrozado los domos protectores de soporte vital de Galen II, causando la migración en masa de refugiados a su planeta vecino, el Mundo Fronterizo de Galen VI.

Bajo el mando directo del Magister Militum, Carab Culln, se ordenó que se desviaran contingentes de fuerzas Leales para imponer el orden en Galen VI, aplastando cualquier esperanza de futura resistencia de forma definitiva, que serían acompañados por un destacamento del Ordo Hereticus bajo el mando del Inquisidor Kramner, uno de los ayudantes personales del Inquisidor Delegado Frain. La única norma era que el planeta debía seguir siendo habitable, con la suficiente población sana y salva y la suficiente infraestructura intacta para poder seguir sirviendo a los fines bélicos del Imperio. Se establecieron planes para la recuperación del planeta, bajo el mando y consejo del Thane de Hierro de los Hijos de Medusa, Vaylund Cal, comandante del teatro de guerra. Los Hijos de Medusa lanzaron un bombardeo orbital en las zonas de aterrizaje predeterminadas situadas en el exterior de la Ciudad Vieja, lanzando a continuación tres Compañías en la periferia de las zonas de aterrizaje con el fin de rodear la Ciudad Vieja y destruir toda resistencia.

Durante tres días y tres noches los laboriosos Hijos de Medusa hicieron aterrizar suministros y Astartes adicionales, comenzando con las tareas de construcción de nuevas fortificaciones y bastiones. En el amanecer del cuarto día, un temor y terror sobrenatural descendió sobre los millones de habitantes del planeta. Dicho terror era un arma usada de vez en cuando por los Hijos de Medusa. Sin previo aviso, una enorme fuerza de asalto blindado, compuesta por Rhinos, Razorbacks, Land Raiders y corpulentos Dreadnoughts, mientras que grupos de Land Speeders despegaron hacia los cielos. Junto con la verde librea de los espectros de la muerte vestidos de esmeralda podían verse los escarlatas colores de los Chimeras y Repressors de la Inquisición. Desde los altavoces de los vehículos, la Inquisición exigió la inmediata rendición de la población de Galen VI para su juicio inmediato. Algunos de los ciudadanos se arrojaron de forma suicida contra la representación física de la ira del Emperador, solo para ser abatidos sin piedad por los Hijos de Medusa, mientras que otros huyeron para ocupar sus improvisadas posiciones defensivas o intentaron escapar de la ciudad. Estos últimos fueron despiadadamente abatidos por las Cañoneras Vulture y los Land Speeders que estaban de patrulla. Los que ofrecieron resistencia en la ciudad fueron aislados y destruidos. Solo aquellos que no ofrecieron ninguna clase de resistencia fueron dejados sanos y salvos, siendo ignorados por los Hijos de Medusa tal y como les había sido ordenado. Los supervivientes lloraron de alegría solo para ser tomados bajo custodia por las fuerzas de la Inquisición para su procesamiento y juicio, en espera de su destino final en los bastiones de las Sagradas Ordos que se habían construido en las zonas de aterrizaje imperial.

La Ciudad Vieja cayó firmemente en manos del Imperio 56 horas tras el comienzo del ataque de los Hijos de Medusa. Pronto las noticias de la masacre se extendieron por todo Galen VI, y un sudario de terror descendió el planeta. En poco tiempo, millones de nativos y refugiados se rindieron, prefiriendo enfrentarse a una sentencia de muerte en lugar de seguir viviendo con la incertidumbre de lo que fuera a pasar. En poco tiempo la Vieja Ciudad recibió un nuevo propósito y fue reconstruida como un centro de internamiento y procesamiento para mantener controlada y manejar a la población de Galen VI.

En perspectiva, la Campaña de Galen fue considerada como un éxito. Aunque muchos de los habitantes de la Ciudad Vieja habían sido asesinados, la cifra total de muertos fue bastante baja comparada con la resultante de una larga campaña planetaria de desgaste. Sorprendentemente, la Ordo Hereticus fue bastante permisiva, haciendo que la mayoría de la población del planeta fuera contratada de por vida en servidumbre penal forzada como pago por sus delitos y transgresiones. Como resultado, el Departmento Munitorum creó un cierto número de nuevas Legiones Penales a partir de los elementos humanos más resistentes del planeta, mientras que el resto de la población fue puesta a trabajar en Galen VI o fue deportada a otros planetas de la Zona del Torbellino, para ayudar en los esfuerzos de reconstrucción. Los Hijos de Medusa abandonaron VI poco después, dejando tras de sí a Galen VI como un verdadero mundo prisión cuya población pagaría por sus crímenes contra el Imperio durante generaciones.

Sangre en aguas oscuras (910.M41)[]

Tyberos

Tyberos, la Estela Roja, Comandante de la fuerza del Capítulo de Marines Espaciales de los Tiburones Espaciales

Llegando sin avisar en el 910.M41, un Crucero de Asalto no identificado perteneciente a los Marines Espaciales, ennegrecido por los impactos de múltiples explosiones, se identificó con protocolos de autorización imperial antiguos, pero aún válidos. Era el Levitus Vex, y su llegada anunció la aparición de una fuerza cuyo nombre se convertiría en sinónimo del derramamiento de sangre y de las acciones más oscuras de la Guerra de Badab. La desconocida fuerza de Marines Espaciales había acudido para ofrecer su ayuda a las fuerzas Leales en contra de los Separatistas, sosteniendo que habían acudido en respuesta a una llamada procedente de la misma Terra. Se identificaron a sí mismos y a su Capítulo como los Carcharodon Astra, usando la forma en antiguo gótico clásico de su nombre, aunque también eran conocidos como los Carcharodones (o los "Tiburones Espaciales" en gótico vulgar), y reclamaron formalmente el ser aceptados y el que se les concediera permiso para entrar en la zona de guerra y derramar sangre. Tras su llegada, el Comandante de los Carcharodones, Tyberos se presentó ante el Inquisidor Delegado encargado de controlar el conflicto de Badab con Patentes Informativas, entregadas al Capítulo que afirmaban los derechos y títulos que les habían asignado varios Inquisidores y Altos Señores de Terra ya fallecidos. Tyberos incluso se presentó voluntario para sondeo mental y realización de pruebas genéticas. El Inquisidor Delegado respondió por los Carcharodones. El Alto Lord Comandante, Carab Culln de los Escorpiones Rojos, Magister Militante y supremo comandante de todas las fuerzas Leales, aceptó la entrada de los Carcharodones en su orden de batalla, aunque seguía un tanto preocupado por sus lealtades y por sus desviaciones respecto del Codex Astartes que habían sufrido durante su largo viaje más allá del espacio imperial. La reaparición de los Carcharodones, similar a la unos depredadores atraídos por el derramamiento de sangre, en el momento en el que la Guerra de Badab entraba en su fase más mortífera hacía sospechar a muchos.

La Campaña de Tranquility (910.M41)[]

Cúmulo Endymion Campaña Tranquility

Mapa de Disposición de Fuerzas en el Cúmulo de Endymion durante la Campaña de Tranquility - 910.M41 aprox.

En el 910.M41, la fuerza de los Guerreros Mantis se había reducido en un grado extremo, pero Carab Culln sabía que era una locura el dejarlos, heridos pero no destruidos, acuartelados cerca de uno de sus flancos mientras que las fuerzas Leales dirigían toda su atención y sus fuerzas a la invasión del Sector Badab. El Magister Militum ya había tenido en cuenta llevar a cabo un redespliegue de sus fuerzas con vistas a lanzar una renovada ofensiva contra el Cúmulo de Endymion. Sin embargo la llegada de los Carcharodones ofreció al Alto Lord Comandante el disponer de unos efectivos útiles no tenidos en cuenta en las primeras valoraciones, por lo que les dio carta blanca para dar rienda suelta a su salvaje ferocidad contra los Guerreros Mantis y los desprevenidos mundos del dominio de estos últimos. La flota de los Carcharodones surgió de la Disformidad sobre el Sistema Sigard, situado en el plano de la eclíptica galáctica, peligrosamente cerca del hinchado y violento sol de Sigard, ocultando la presencia de la fuerza de asalto gracias a las llamaradas solares. Separándose en docenas de unidades de combate, los Marines Espaciales de armadura gris dieron al Sistema Sigard una muestra de su ira y su furia mientras se concentraban en devastar las numerosas colonias del cinturón, las naves de clan y las ciudadelas de los asteroides. Los Carcharodones continuaron devastando el sistema en su totalidad, aniquilando en unos días y semanas lo que había costado milenios en construir, y que había resistido a los estragos de los xenos y los corsarios. Tras la brutal campaña, una nave de reconocimiento de la Armada Imperial informó que la totalidad del sistema había quedado reducida a escombros, y que los canales de voz estaban repletos de las discordantes señales y la voces fantasmales de las naves muertas o agonizantes. También reseñaron que los Carcharodones habían robado y rapiñado deliberadamente, tanto en términos de equipo, recursos y vidas humanas. Esa fue la conclusión de varias autoridades imperiales, ya que la elección de Sigard, con su gran número de colonias espaciales e infraestructuras, como objetivo primario de los Carcharodones quizá pudo estar impulsada no solo por la larga relación del planeta con los Guerreros Mantis, sino también porque tras el viaje de los Carcharodones por los oscuros abismos de lo desconocido necesitaban el botín de guerra para reponer sus reservas para prepararse para su parte de la guerra.

Los Carcharodones continuaron arrasando de forma sistemática todo planeta del Cúmulo que se supiera que había refugiado a los Guerreros Mantis en el pasado, forzando al Capítulo Secesionista a dejar de emplear sus tácticas de ataques furtivos contra las fuerzas Leales, obligándolos a concentrar a sus efectivos para defender sus mundos. Dicha estrategia les ahorró a los Carcharodones el tener que perseguirles a lo largo y ancho del Cúmulo a lugares en los que sus enemigos tenían la ventaja del apoyo local y del conocimiento del área. Para empezar, los Carcharodones arrasaron el Mundo Feudal de Iblis, aplastando sus infraestructuras y pasando a cuchillos a sus dirigentes, para atacar después los asentamientos dispersos y las caravanas errantes del planeta en asaltos nocturnos, dejando una sangrienta estela tras de ellos. Poco a poco convirtieron Iblis en un páramo arrasado habitado solo por supervivientes conmocionados. El salvaje Capítulo se lanzó entonces al ataque del venenoso mundo industrial de Endymion Prime, en donde una pequeña fuerza de los Ángeles de Fuego tenía bajo su control un decrépito complejo manufacturero que resistía frente a insurgentes dirigidos por los Guerreros Mantis. Los Carcharodones lanzaron un asalto orbital, sin tener en cuenta la posición de los Ángeles de Fuego dentro del disputado campo de batalla, lanzando cientos de grises Cápsulas de Desembarco hacia la superficie incrustada de hollín del planeta en medio de una gran carnicería.

Obligados por su honor a defender el planeta, los Guerreros Mantis se vieron forzados a responder a la agresión, acudiendo en ayuda de Endymion con un gran número de efectivos cuya misión era aplacar el salvajismo del asalto de los Carcharodones. A pesar de que los Guerreros Mantis eran un oponente similar a los Carcharodones debido a su propia y feroz habilidad de combate, eran demasiado pocos como para cambiar el curso de la batalla. Dirigidos por su Bibliotecario Jefe, Ahazra Redth, los Guerreros Mantis se negaron a retirarse, muriendo en defensa del planeta, tal y como había previsto Tyberos, el líder de los Carcharodones.

Tyberos Sigard VII

Picto-Captura interceptada - Estación Extractora de Gas "Vroxinia", en Sigard VII - Tyberos, la Estela Roja, encabeza el asalto

Los Carcharondones repitieron la estrategia en los planetas C'sthal y Largitor, y finalmente en los mundos gemelos del Sistema Tranquility. Cada uno de los enfrentamientos forzó a los Guerreros Mantis a acudir en ayuda de los asediados mundos, lo que acabó por destruir la capacidad de los Guerreros Mantis de afectar en modo alguno el desarrollo de la guerra. Abatidos y dispersos, el Capítulo dejó de existir como fuerza de combate eficaz, aunque no sin cobrarse un doloroso precio. Tras la Campaña de Tranquility, los Ángeles de Fuego habían sufrido graves daños y pidieron permiso para abandonar el conflicto. Esta acción también se vio influida en gran parte por la creciente ira que sentían hacia los Carcharodones, con los cuales habían tenido repetidos encontronazos durante la Campaña de Tranquility, y cuyos métodos consideraban totalmente despreciables. Horrorizados por las acciones de sus supuestos aliados, los Ángeles de Fuego prefirieron retirar de forma honorable los destacamentos que les quedaban en el campo de batalla, regresando posteriormente a su mundo base para reconstruir el gravemente dañado Capítulo.

Habiendo neutralizado la amenaza del Cúmulo de Endymion, los Carcharodones se redesplegaron, dividiendo sus flotas para patrullar la retaguardia de las fuerzas Leales y dejar libres a los Minotauros y a los Escorpiones Rojos para consolidar sus fuerzas antes de la esperada invasión del Sistema Badab. Desgraciadamente para los devastados habitantes del Cúmulo de Endymion, no sería la única vez en que la calamidad se abatiera sobre sus arrasados mundos, ya que los Carcharodones volverían en años posteriores para llevar a cabo un último acto de salvajismo contra ellos.

La Masacre Corcyrana (910.M41)[]

Este acontecimiento está considerado por alguna fuentes como un "relato perdido" de la Guerra de Badab, en el que jamás se descubrirá que pasó de verdad. Lo que se registraría en los archivos imperiales como la Masacre Corcyrana salió a la luz en el 910.M41, cuando una patrulla de la Flota Imperial descubrió los restos de una base de contrabandistas asentada en los polvorientos páramos del abandonado planeta Corcyra II. Dentro de la instalación encontraron una pesadillesca escena de carnicería y destrucción a una escala raramente presenciada anteriormente por el género humano. Se había librado una sangrienta batalla entre fuerzas de tamaño inferior al de una Compañía, pertenecientes a los Capítulos de Marines Espaciales de los Ejecutores y de los Carcharodones. Las unidades de ambos Capítulos, infames por su salvajismo y sus inamovibles posturas hacia sus enemigos, habían luchado hasta su mutua aniquilación. La base que se elevaba a su alrededor había quedado destrozada, y sus anteriores habitantes yacían desmembrados y destripados, pudriéndose y quedando reducidos a poco más que polvo. Muchos de los cuerpos de ambos bandos mostraban señales de haber seguido peleando a pesar de las horrendas heridas, los miembros arrancados y los masivos daños y traumas que habrían acabado hasta con un Astartes. Muchos de ellos fueron hallados trabados en mortales abrazos con sus adversarios, cubiertos de entrañas y atacando a sus enemigos con sus últimas fuerzas. No se sabe a qué Capítulo pertenecía el último superviviente capaz de reclamar la amarga victoria al final del enfrentamiento, y ninguno de los Capítulos ha admitido la existencia de ningún superviviente a la masacre que pueda explicar qué pasó en Corcyra II.

Choque de hierro y fuego (910.M41)[]

A mediados del 910.M41 se produjo un incremento en la actividad de corsarios a lo largo del sector este de la Zona del Torbellino. Se creyó dentro del alto mando de las fuerzas Leales que dicho acontecimiento había sido provocado por al menos una fuerza de combate de los Garras Astrales que, de alguna forma, había logrado escurrirse fuera del Sistema Badab, y que ahora operaba en los bordes del Torbellino. Se enviaron escuadrones de búsqueda y destrucción destinados a tareas de escolta con el objetivo de acabar con dichos ataques de forma que los Separatistas no pudieran aprovecharse de la oportunidad de crear un nuevo frente de batalla en el flanco de las fuerzas Leales.

Fue en el Mundo Fronterizo de Rook en donde encontraron sus pruebas que buscaban. Rook era uno de los pocos planetas del Torbellino del que podía esperarse cierto apoyo y ayuda hacia las fuerzas imperiales, ya que la población del planeta estaba compuesta por zelotes del Culto Oblacionista. Estos informaron al mando de las fuerzas Leales del incremento de las incursiones esclavistas en sistemas cercanos, que habían sido llevadas a cabo por naves corsarias humanas comandadas por un Crucero de Asalto de los Garras Astrales, identificado como el Hyrcania. Se estableció que el patrón de los ataques realizados por las naves corsarias, calculado partiendo del eco dejado en la Disformidad, se dirigía hacia el Sistema Lamptan y sus Mundos Salvajes gemelos, Shaprias y Scarfel. Habiendo averiguado que una enorme fuerza enemiga se estaba concentrando en dicha localización, el escuadrón de la Flota Imperial se vio obligado a retirarse con órdenes de reaprovisionarse y prepararse para la batalla, regresando a su base en busca de refuerzos.

Entretanto, en la sección norte de la Zona del Torbellino, los Carcharodones estaban ocupados llevando a cabo las últimas fases de la Campaña de Tranquility, mientras que en el área sur los Minotauros y los Hijos de Medusa, respaldados por regimientos penales de la Guardia Imperial, estaban llevando a cabo asaltos en Isin, en el borde del propio Sector Badab, en donde las fuerzas de la Legión del Tirano estaban realizando una tenaz defensa. El Alto Lord Comandante Culln dirigió a su Capítulo de los Escorpiones Rojos, junto con el recientemente reforzado contingente del Capítulo de los Exorcistas, hacia Sagan, preparándose allí para un asalto dirigido contra el estratégicamente importante terminador de la Ruta Disforme que concluía en Piraeus, un blanco vital considerado por muchos como el portal de acceso al corazón del Sector Badab.

En general las fuerzas Leales habían sufrido masivas pérdidas desde el comienzo de la guerra, y los contingentes de muchos Capítulos de Marines Espaciales que habían luchado previamente por la causa de los Leales se habían ido. Algunos, como los Grifos Aullantes y los Marines Errantes, se habían retirado del esfuerzo bélico debido a las bajas que habían sufrido, mientras que otros, como los Novamarines y, más recientemente, los Ángeles de Fuego, habían partido por razones propias y personales. En resumen, las fuerzas Leales estaban bastante mermadas a pesar de las nuevas Compañías de Marines Espaciales recién llegadas. Por ello, el Alto Lord Comandante Carab Culln no podía permitirse el verse arrastrado a una guerra que se luchara en un número cada vez mayor de frentes, ya que eso drenaría poco a poco a sus fuerzas hasta el punto de extenuación, lo que sin duda era el plan que el Tirano tenía en marcha.

Tras pedir consejo a sus compañeros comandantes Marines Espaciales, fue el líder del contingente de los Salamandras, el veterano y famoso Pellas Mir'san, quien ofreció una respuesta a los acontecimientos del Sistema Lamptan. Ofreciéndose a dirigir a sus fuerzas en un asalto relámpago contra Lamptan, los Salamandras sacarían partido del elemento sorpresa, las arcanas habilidades de Onna Nostroma para elegir el lugar concreto del ataque, y la potencia de fuego de su poderosa Barcaza de Batalla, la Pira de Gloria, para asestar un golpe demoledor contra el enemigo. El Capellán Ivanus Enkomi, representando en el consejo de guerra al orgulloso y reservado Capítulo de los Minotauros, ofreció utilizar a su propia guardia personal y a toda fuerza que pudiera reunir para ayudar a los Salamandras en la misión. Con dicha aprobación, la fuerza de combate, que recibió el nombre de El Don del Fuego, recibiría asistencia además por parte de una pareja de Cruceros Ligeros de la Armada Imperial y por un escuadrón de fragatas. Dicho grupo de combate se puso inmediatamente en camino en su largo periplo hasta el Sistema Lamptan, en donde se enfrentarían al enemigo en combate.

El Castigo de Shaprias (910.M41)[]

Cuando los Leales entraron en el errático sistema binario de Lamptan, sus temores se vieron confirmados. Sobre el Mundo Salvaje de Shaprias se había reunido una irregular armada de naves estelares que contenía gabarras y cacharros ensamblados a partir de pecios rapiñados y cargueros capturados, mientras que las señales de los auspex y las sondas augures revelaban la construcción de vastas áreas de entrenamiento y campamentos en la superficie del planeta. Se estaba forjando en Shaprias un nuevo ejército a partir de los mancillados y brutales guerreros tribales esclavizados y unidos a la fuerza a la causa del Tirano, un arma de usar y tirar para matar y morir a las órdenes de Lugft Huron. Pellas Mir'san dedujo que el grueso de las naves de guerra enemigas se encontraba implicado en misiones de saqueo lejos de allí, así que no habría un momento mejor para atacar. Rápidamente, el venerable comandante de los Salamandras ideó un atrevido plan de ataque. La fuerza combinada de asalto de los Astartes descendería a la superficie y atacaría de inmediato los bastiones y campos de entrenamiento de los Separatistas. Entretanto, las naves y escoltas navales que les acompañaban barrerían y destruirían la armada en órbita lo más rápida y concienzudamente posible.

Cuando los dos Capítulos lanzaron sus Cápsulas de Desembarco y sus Cañoneras Thunderhawk hacia la superficie eligieron sus respectivas áreas de combate. Aunque se encontrarían con una resistencia más firme que la hallada por los Salamandras, los Minotauros eran maestros de las artes de asedio, y por ello se lanzaron a atacar los bastiones cubiertos de hierro de los Garras Astrales. Empleando sus Thunderhawk para abrir un hueco en las líneas de tiro enemigas, las cañoneras vomitaron escuadras de Exterminadores de Asalto y Devastadores directamente en medio de los humeantes restos. El resto de la Compañía de los Minotauros se desplegó directamente tras ese punto de ruptura, por lo que sufrieron el martillazo del contraataque enemigo. A pesar de las graves pérdidas sufridas la vanguardia de los Minotauros resistió, manteniendo el control del arruinado bastión con una ferocidad disciplinada, sin perder ni un metro de terreno frente a los Separatistas al asalto. Los Minotauros, de armaduras broncíneas, se enzarzaron en un brutal combate a corta distancia contra los Vengadores de los Garras Astrales, quienes avanzaron bajo la cobertura de sus escudos de combate a través de la granizada de disparos de bólter en un intento de recapturar las destrozadas fortificaciones, pero fueron rechazados una y otra vez de los montones de metal retorcido y rococemento destrozado.

Aunque numéricamente hablando los Minotauros y la fuerza defensora de los Garras Astrales tenían una cantidad de efectivos similar, el enemigo estaba bien atrincherado, adecuadamente armado y disponía de unos líderes eficaces, y no carecía ni de valor ni de espíritu combativo. Sin embargo, los Minotauros eran maestros de las artes de asedio, y la clase de infierno empapado en sangre en el que estaban implicados era exactamente el campo de batalla en el que se deleitaban. Dirigidos por una punta de lanza blindada de Land Raiders y Dreadnoughts de Asedio, la segunda línea de ataque de los Minotauros encajonó a los Garras Espaciales en las posiciones en las que se habían atrincherado. El Capellán Enkomi dirigió en persona a una escuadra Vanguardia de Veteranos equipados con retrorreactores en el asalto al bastión secundario enemigo, en el que acabaron con todos los que se encontraban dentro de la fortificación. Con sus posiciones rodeadas y alejadas entre sí, los Garras Astrales fueron rápidamente aislados y destruidos. Aunque consiguieron frenar el avance de las fuerzas Leales, haciéndoles pagar con sangre cada metro ganado, las fuerzas Separatistas no consiguieron detener el embate de los leales al Emperador. Los Garras Astrales les hicieron pagar a los Minotauros un alto precio por cada fortificación a la que se acercaban, pero inevitablemente las fortificaciones cayeron una por una y la victoria fue reclamada por las fuerzas Leales.

Entretanto, el grueso de los Salamandras descendió en el corazón de las ciudadelas de los campos de entrenamientos. Una fuerza secundaria, compuesta por un ala escogida de Arietes de Asalto Caestus que transportaban en su interior un grupo de Exterminadores de la 1ª Compañía de los Salamandras, los conocidos Dracos de Fuego, los más grandes guerreros del Capítulo, fueron asignados a la tarea de atacar las pistas de aterrizaje Separatistas. En su primera pasada las proas blindadas y los magna-fundidores de los Caestus destrozaron las naves de transporte enemigas que estaban estacionadas en la superficie, abrasando y destrozando sus cascos y rasgando sus tanques de combustible. Los Dracos de Fuego, lanzándose al ataque desde sus naves de asalto hacia las arremolinadas masas negras de humo convirtieron la confusión y la destrucción causadas en una masacre, barriendo con sus bólteres tormenta y sus Lanzamisiles Ciclón a sus aterrorizados enemigos antes de que pudieran establecer ninguna clase de resistencia organizada.

En otra parte, la fuerza principal de los Salamandras, dirigida por el Capitán Mir'san, había descendido sobre el corazón de las fuerzas enemigas, desplegando sus tropas y vehículos blindados en un anillo defensivo en el núcleo de los campos de entrenamiento. Rodeados por todas partes, la fuerza de los Salamandras, compuesta por poco menos de cien Marines Espaciales, se encontró en inferioridad numérica de casi mil a uno frente a la horda de salvajes y mutantes, brutales habitantes de una docena de planetas cercanos, que se alzó ante ellos.

Aunque dicha situación podría haber sido considerada como suicida por parte de otros guerreros, los Salamandras eran los herederos de Vulkan, y no se vieron impresionados por aquello. La gran horda, sin líderes y estupefacta ante la súbita furia e impacto del asalto de los Salamandras, tardó demasiado en ser capaz de actuar, por lo que cuando al fin pudieron plantar batalla, se encontraron enfrentados a una muralla de potencia de fuego concentrada. Miles de herejes murieron en los primeros minutos de la batalla cuando que los Lanzamisiles Whirlwind, los Predator clase Destructor y las ordenadas filas de los Salamandras dispararon salva tras salva a quemarropa contra ellos. Pronto los destrozados terrenos de los campos de entrenamiento se vieron cubiertos de montículos formados por cuerpos agonizantes que temblaban espasmódicamente. La horda solo logró reagruparse cuando sus amos y señores, vistiendo las servoarmaduras de color acero, salpicadas de sangre, de los Garras Astrales, aparecieron en el campo de batalla. Los Salamandras identificaron a su auténtico enemigo en forma de Escuadras de Vengadores ocultas entre la sucia chusma de la horda herética, manteniendo una imparable y continua marea de disparos contra ellos. Mir'San inició entonces la segunda fase de su plan de asalto, en la que tres valiosos Land Raider Aquiles encabezaron un contraataque dirigido directamente contra el contingente de los Garras Astarles. Los tanques dispararon sus Cañones Tormenta y sus Cañones de Fusión, arrasando y abriendo un ardiente hueco en las filas de la horda. Después de que los Land Raider avanzaran pesadamente a través del núcleo de las fuerzas de los Garras Astrales, se hicieron a un lado mientras se desencadenaba la furia de los Antiguos.

Seis Dreadnoughts, dirigidos por el famoso Bray'arth Mantoceniza, el "Dragón de Hierro", asaltaron las líneas de los Garras Astrales, aplastándolas, destrozándolas y empapándolas de fuego purificador. Abrumados y superados en número, los Garras Astrales no se rindieron con facilidad, sino que murieron en una gloriosa batalla en la que lograron abatir a dos de los Antiguos de los Salamandras. Mientras morían los últimos miembros de los Garras Astrales, el nombre del Tirano fue aullado con los últimos estertores de sus Centuriones mientras el Dragón de Hierro los partía en dos y arrojaba sus restos al viento. Con sus amos aniquilados, la horda entró en pánico y se dispersó, decenas de miles de supervivientes huyendo en una alocada estampida alejándose de los señores de la muerte y el fuego que se encontraban a su espalda, aplastando y matando a cientos de los suyos en el tumulto resultante.

En las catacumbas situadas bajo las aplastadas fortificaciones, los Minotauros y los Salamandras descubrieron los secretos para cuya defensa había sido necesaria la construcción de dichos bastiones: un vasto sistema natural de cavernas que albergaba laboratorios tecnoheréticos que habían estado fabricando drogas de combate en vastas cantidades, aplicando a la vez burdas modificaciones genéticas y cirugía experimental sobre los salvajes guerreros de Shaprias y sobre cientos de prisioneros imperiales capturados en los asaltos llevados a cabo en la sección este de la Zona del Torbellino. En los niveles más profundos, y protegida por un grupo de los odiados Apotecarios 'Robacadáveres' de la Legión del Tirano y sus servidores, se encontraba una cámara acorazada en la que se encontraban almacenadas semillas genéticas de Marines Espaciales, algunas de las cuales habían sido robadas de miembros de las fuerzas Leales caídos en batalla.

Mientras la batalla rugía en la superficie del planeta, el conflicto orbital también acabó decantándose en favor de las fuerzas Leales, aunque no sin que se produjeran graves pérdidas. Aunque las naves que componían la improvisada armada Separatista fueron reducidas a montones de chatarra ardientes, algunas plataformas de armamento orbital ocultas para proteger a la flota infligieron graves daños al Pira de Gloria y destriparon a la Fragata clase Sword Epona, que tuvo que ser abandonada convertida en un pecio ardiente. Menos de once días estándar después del inicio de la batalla, El Don del Fuego partió del Sistema Lamptan para llevar a cabo el peligroso viaje de retorno al espacio ocupado por las fuerzas Leales, con más de un millar de prisioneros liberados a bordo de las bodegas de los Cruceros Ligeros de la Flota Imperial, y la invaluable semilla genética recuperada, que fue almacenada en el santuario interior del propio Pira de Gloria. El Don del Fuego había conseguido una gran victoria para el bando de los Leales, descubriendo y neutralizando a la vez los oscuros planes del Tirano que, de haber dejado que dieran fruto podrían haber tenido horrendas consecuencias para el Imperio. Sin embargo, poco podían sospechar los miembros del Alto Mando de las fuerzas Leales que el asalto en Lamptan tendría inmediatas e imprevistas consecuencias que podrían alterar inesperadamente el rumbo de la Guerra de Badab.

La Hora Roja (911.M41)[]

La fuerza de combate Don del Fuego fue golpeada inesperadamente, en su viaje a través de la Disformidad de regreso a espacio controlado por el Imperio, por una poderosa galerna que provocó la dispersión de la flota. Exceptuada una fragata que se extravió en el Inmaterium, la flota pudo evitar el desastre gracias a las formidables habilidades del Navegante al mando, pero la Barcaza de Batalla Pira de Gloria de los Salamandras y el Crucero Ligero Almirante Gregorius se vieron arrastrados por el frente de la tormenta de vuelta al Torbellino, emergiendo a la fuerza al espacio real en la relativa estabilidad de los Bajíos de Calah, situados en las fronteras del Torbellino, en donde se detuvieron para realizar reparaciones y reabastecerse. La llegada de las naves de la fuerza Leal no pasó desapercibida, ya que pronto las noticias de su presencia llegaron a oídos de los Separatistas. El Crucero de Asalto Hyrcania de los Garras Astrales estaba en el área tras encontrar destruida su base en Shaprias. Su oficial al mando, el Archi-Centurión Carnac Commodus ansiaba venganza y expiación por sus errores a ojos de su señor. Pero Commodus sabía que, en solitario, su nave no tenía nada que hacer frente a las dañadas naves de los Leales. Por ello envió un mensaje astropático cifrado solicitando ayuda, que fue recibido por un aliado inesperado, el Ira de Phaeton, Barcaza de Batalla insignia del Capítulo de los Ejecutores, y sus Fragatas clase Gladius de escolta, que habían estado aprovisionándose de suministros en el deshabitado Mundo Oceánico de Deluge, en el borde del Cúmulo de Magog.

El grupo combinado de batalla atacó a las dañadas naves de los Leales mientras estas se desplazaban hacia el punto de transferencia ala Disformidad de Calah para comenzar de nuevo su periplo. El Crucero Ligero Almirante Gregorius quedó reducido a átomos con la primera salva de los cañones Separatistas. El Pira de Gloria pronto demostró no ser una presa tan fácil. La poderosa Barcaza de Batalla de los Salamandras logró rechazar los primeros intentos de abordaje, destruyendo a la vez a dos de las fragatas que la atacaban. Sin embargo, tras una batalla de tres horas, el Ira de Phaeton logró inutilizar por completo los impulsores de la Pira de Gloria, dejándola inmóvil en el vacío. El Alto Mortiurgo (un título similar al de Alto Capellán) Thulsa Kane mandó un mensaje de vox a la nave de los Salamandras, ofreciéndoles la oportunidad de rendirse honorablemente y garantizándoles un pasaje seguro fuera de la zona de guerra, siempre y cuando juraran no volver a implicarse militarmente en el conflicto. El Capitán Pellas Mir'San accedió a ello, a pesar de las malas miradas que le dirigieron algunos de sus subordinados, ya que sabía que de no hacerlo se arriesgaba a que su fuerza de combate fuera destruida sin tener la oportunidad de contraatacar a su enemigo. Habiendo luchado personalmente en ocasiones anteriores, siglos atrás, siendo solo un Neófito, junto al Capítulo de los Ejecutores confió en su promesa de salvoconducto.

Tanto el Ira de Phaeton como el Hyrcania se colocaron flanqueando al dañado Pira de Gloria y se acoplaron. Thulsa Kane dirigió en persona al equipo de abordaje de los Ejecutores y aceptó la espada de Mir'san como muestra de su rendición mientras el resto de los Salamandras deponían las armas. Entonces, en otra parte de la enorme nave, ocurrió lo impensable.

Gracias a las condiciones de la rendición, el Archi-Centurión Commodus dirigió a su propio equipo de abordaje para hacerse sin ninguna clase de oposición con los arsenales del Pira de Gloria. Sin tener en cuenta las posibles consecuencias, Commodus se dedicó a intentar penetrar en las cámaras del sanctum de la nave para apoderarse, no solo de la semilla genética recuperada en las cavernas de Shapras, sino también de la propia reserva de los Salamandras, recuperada de las bajas recibidas durante el conflicto. Cuando los Apotecarios de los Salamandras ofrecieron resistencia, Commodus los abatió, desencadenando a continuación su furia sobre los Salamandras, ordenando el asesinato de los miembros del Capítulo que acababan de tomar como prisioneros y la retirada, por parte de sus 'Ladrones de Cadáveres', de su semilla genética, ya fuera con vida o no. Dicha acción fue el pistoletazo de salida de una furiosa batalla que estalló en las cubiertas.

A medida que los informes de lo ocurrido llegaban hasta el puente de mando, Thulsa Kane se vio sometido a un arranque de furia asesina. Viendo su reacción, Mir'san adivinó sabiamente que los Ejecutores no tenían conocimiento de todo lo relacionado con la herejía que implicaba a Huron y a sus fuerzas, ni de las blasfemias cometidas por los Garras Astrales, seguramente habiendo sido engañados de forma deliberada por el Tirano. Manteniendo bajo control su propia cólera, Mir'san derramó poco a poco burlas controladas y escarnio sobre el líder de los Ejecutores, tanto por la ruptura de la promesa ofrecida por ellos y aceptada de buen grado por los Salamandras, como por el deshonor de mantenerse al margen y permitir que los pecados del Tirano quedaran sin castigo.

Al recibir informes de testigos pertenecientes a los Ejecutores que ratificaban la gravedad de las afirmaciones de Mir'san, así como las preocupadas miradas de sus Hermanos de Capitulo que dudaban de la alianza prestada, la ira de Kane alcanzó una intensidad difícil de contemplar. Declaró que el juramento de sangre prestado a Huron por su Capítulo había sido corrompido y violado, y que la oscura mancha de la infamia que los Garras Astrales habían puesto sobre la reputación de los Ejecutores solo podría limpiarse en su totalidad con el derramamiento de un río de sangre. Los Hermanos de Batalla de los Salamandras que habían sobrevivido hasta aquel momento fueron testigos de como una sombría locura se apoderaba de los Ejecutores tras las declaraciones de Kane, arrojándose sobre los Garras Astrales y despedazándolos con un ansia vengadora y asesina, sin tener en cuenta el riesgo para sus propias vidas ni el coste que deberían pagar, y quedando solo saciados cuando sus antiguos aliados murieron a sus manos.

El Capitán Mir'san reunió a sus hermanos Salamandras supervivientes y estableció la defensa del santuario interior de la Barcaza de Batalla, liberando a la fuerza de poderosos Antiguos liderados por Bray'arth Mantoceniza contra los apóstatas de los Garras Astrales. Pronto los pasajes y cámaras del Pira de Gloria, y después las del Hyrcania, quedaron inundadas de sangre. La terrorífica batalla recibiría posteriormente en las leyendas bélicas el nombre de La Hora Roja, ya que todos y cada uno de los Garras Astrales, sirvientes del Capítulo y servidor presente fue incansablemente cazado y aniquilado. El Hyrcania quedó reducido a un matadero lleno de cuerpos decapitados, del que los Ejecutores se llevaron más de 200 cabezas de sus antiguos aliados. Thulsa Kane se presentó personalmente, y en solitario, ante el comandante de los Salamandras, el Capitán Pellas Mir'san, arrodillándose ante él bajo la luz de los pebeteros encendidos del santuario. Sin mediar palabra, le entregó un sanguinolento objeto que rodó ante los pies de Mir'san: la cabeza arrancada del Archi-Centurión Commodus.

Sin intercambiar ninguna clase de comunicado, los Ejecutores se retiraron, abandonando a la dañada Barcaza de Batalla de los Salamandras y al vacío Crucero de Asalto de los Garras Astrales anclado en su lateral. El enloquecido deseo de venganza de los Ejecutores no había quedado del todo satisfecho, y pronto su mensaje alcanzó hasta el último rincón de la Zona del Torbellino. A partir de ese momento, el Capítulo de los Ejecutores se convertiría en un elemento independiente del conflicto, no solo persiguiendo y abalanzándose con furia suicida sobre los Garras Astrales y sus agentes donde quiera que se los encontraran, sino también negándose a rendirse a las fuerzas Leales cuando se encontraban con ellas. El incidente más conocido de dicho comportamiento tuvo lugar cuando los Ejecutores destruyeron el Crucero de Asalto Malicia de Guerra de los Hijos de Medusa en el Sistema Grief, en el 911.M41, aunque hubo otros muchos incidentes. Quitando dichos lamentables sucesos, los ataques del Capítulo de los Ejecutores sobre las rutas comerciales imperiales en general cesaron casi de inmediato. Dichos desenlaces inesperados solo pudieron explicarse algunos meses estándar después, cuando la gravemente dañada Pira de Gloria consiguió arrastrarse cojitranca hasta acoplarse a la estación de batalla de las fuerzas Leales en Surngraad, en donde contaron la extraña y sangrienta historia de lo sucedido.

Ningún golpe pudo ser más amargo para la causa del Tirano que ser atacado por los que habían sido sus aliados, y que ahora eran sus enemigos más acérrimos. El haber logrado alejar a los Ejecutores de la causa Separatista no solo quitó a las fuerzas de Huron gran parte de la fuerza de naves corsarias y de guerra que aún tenían, sino que los Ejecutores, enemigos implacables como el que más, disponían de la ventaja de conocer de primera mano muchas de las bases secretas y las ubicaciones de los distintos destacamentos de los Separatistas, conocimientos que aplicaron de forma inmediata para localizarlos y destruirlos. Con las anteriores pérdidas, en primer lugar, de los Lamentadores y los Guerreros Mantis para el orden de batalla de los Separatistas, y tras el actual y amargo cambio de lealtades de los Ejecutores, Lugft Huron y lo que quedaba de los antaño poderosos Garras Astrales se quedaron totalmente solos frente a la cólera del Imperio, con sus sueños de conquista y gloria eterna destrozados y sin posibilidad de reparación.

El Tirano resiste solo[]

Órdenes de muerte (911.M41)[]

Tras lo que el vio como la traición de sus antiguos aliados, Lufgt Huron anunció en un mensaje grabado, emitido a toda la zona de guerra, que los Garras Astrales y sus seguidores dejaban de formar parte del Imperio de la Humanidad. Antes de llegar a este punto, aunque los Separatistas de Badab habían sido declarados como herejes por el Imperio, los mundos que controlaban habían seguido viviendo según las pautas normales establecidas muchos siglos atrás, y se había mantenido el culto al Dios-Emperador. Aquellos prelados que se habían mostrado abiertamente contrarios a la Secesión habían sido sustituidos por otros más afines con la causa del Tirano, y millones de fieles continuaban siguiendo su fe sin ninguna clase de oposición, haciendo que los defensores nacidos en el Sector siguieran creyendo de forma natural que estaban luchando y muriendo en una batalla contra la herejía, en lugar de en nombre de esta última. Con las declaraciones de Huron, la verdad ya no pudo permanecer oculta para las masas piadosas del Sector Badab.

Dentro de los dominios aún bajo el control de Huron, todos los símbolos y representaciones de la autoridad, la cultura y el credo imperial fueron derribados a causa de una furiosa tormenta iconoclasta, y durante semanas se produjeron en Badab Primaris ininterrumpidas ejecuciones en masa de clérigos y funcionarios (la mayoría de los cuales habían permanecido ignorantes de los verdaderos motivos y naturaleza del conflicto). Los informes recibidos de los agentes de la Inquisición infiltrados en el Sector Badab informaron que las condiciones de vida en los planetas principales se habían vuelto aún más duras, que las hambrunas y la falta de medios se producían en todas partes y que una sombra de desesperación lo cubría todo.

En lo que respecta a los propios Garras Astrales, a pesar de que dichas prácticas no se llevaron a cabo en todos los casos, muchos de los Hermanos de Batalla mancillaron toda clase de heráldica y simbología imperial existente en sus servoarmaduras y armamento, lijándolo hasta dejarlo convertido en metal liso o tiñéndolos en rojos y escarlatas en representación de su sangriento juramento de venganza, hasta que solo permanecieron intactos los símbolos del Tirano. Mientras que antes la población del Sector Badab, considerada entonces como un recurso de guerra que debía ser mantenido y administrado, había sido mantenida bajo control mediante una inflexible y salvaje disciplina, ahora la ira de los Garras Astrales los había vuelto aún más arbitrarios y brutales a medida que la creciente paranoia y los mortíferos arranques de furia que con mayor frecuencia sentía Lugft Huron comenzaban a cobrarse su precio en todos aquellos lo bastante desafortunados como para haber quedado atrapados en los dominios del Tirano. En Badab Primaris, el que un no Astartes se atreviera a mirar directamente a la cara de uno de los Garras Astrales se castigaba ahora con la pena de ceguera para el responsable. Tras un intento de asesinato contra Huron lanzado desde su propia sala de mando (en el que el atacante murió a manos del Tirano en persona), se prohibió a todo el personal ajeno a los Marines Espaciales su presencia dentro de los límites y periferia del Palacio de Espinas bajo pena de muerte. Miles de civiles fueron ejecutados en infructuosas purgas sin pruebas llevadas a cabo por los Vengadores de los Garras Astrales. Llegados a este punto, la propia forma de pensar de los Garras Astrales había sucumbido ante una mentalidad de asedio en la que se esperaba una muerte que consideraban inevitable, aunque se veían espoleados por un oscuro deseo de venganza contra aquellos a los que consideraban responsables de haberles mancillado, con la ira y el resentimiento devorando y acabando con el poco honor que les quedaba.

La Invasión de Piraeus (911.M41)[]

Garras Astrales en Kritias Secundus

Picto-captura interceptada - contraataque de los Garras Astrales en Kritias Secundus

El Alto Lord Comandante Culln, habiendo esperado todo lo que había considerado estratégicamente necesario y ventajoso para reunir y preparar a sus fuerzas para un duro ataque, puso en marcha sus planes para la invasión y conquista del Sistema Piraeus, en la frontera del Sistema Badab. El Sistema Piraeus había sido identificado como clave para el consiguiente ataque en el núcleo del Sistema Badab, debido principalmente a la relativamente estable ruta a través de la Disformidad existente entre ambas regiones. Habiendo tardado bastante en desarrollar el plan, Culln había logrado establecer una serie de frentes secundarios en lsin y Decaballus, en donde los ataques e incursiones de su Capítulo de los Escorpiones Rojos, además de los realizados por los Minotauros y los Exorcistas, habían desestabilizado lo suficiente la región como para forzar a los ejércitos del Tirano a extender a sus defensas exteriores por un área demasiado grande como para poder cubrirla con efectividad.

El primer ataque sería lanzado por un destacamento de asalto de la Flota Imperial con órdenes de bloquear y neutralizar el Mundo Industrializado de Piraeus V (conocido coloquialmente como Estación Yarrow), junto con un asalto directo por parte de Marines Espaciales contra las colonias lunares de la segunda luna del gigante de gas principal del Sistema Piraeus, Kritias. El ataque se llevaría a cabo empleando fuerzas combinadas, con la potencia efectiva de 6 Compañías de Marines Espaciales, pertenecientes a los Capítulos de los Exorcistas y los Escorpiones Rojos. La mayoría del contingente de Marines Espaciales estaría compuesto por refuerzos recién recibidos del Capítulo de los Exorcistas, que el Lord Comandante Culln había mantenido en reserva para la fase final de la guerra, aunque el mando táctico principal del asalto recaería sobre el propio Lord Comandante en persona.

Desde su inicio, la invasión del Sistema Pireaus estuvo plagada de problemas y calamidades inesperadas. Mientras la flota de invasión abandonaba el Sistema Larsa, uno de los cruceros de la Armada Imperial asignado al grupo de combate, el Lanza de Mendoza, sufrió un catastrófico fallo en su Campo Geller, arrojando a todos los miembros de la tripulación gritando hacia su muerte en el Inmaterium. Muchas otras naves resultaron dañadas o se perdieron debido a inesperadas turbulencias en la usualmente estable ruta a través de la Disformidad. Esto forzó a la desafortunada flota a ir llegando, poco a poco y sin ninguna clase de orden, al borde del sistema objetivo, bastante más alejadas de lo que se había planeado. Las naves de las fuerzas Leales se vieron obligadas a reformar la flota y a operar a máxima potencia y velocidad durante varios días hasta alcanzar los mundos interiores del Sistema Piraeus, y para entonces todo elemento sorpresa se había perdido.

A la flota Leal no le quedó más opción que pasar directamente al ataque. El grueso de las naves de la Flota Imperial, dirigidas por el Acorazado Clase Retribución Trono de Sangre, se separó de la formación para enfrentarse a la flota de defensa e iniciar el bombardeo sobre Piraeus V, mientras que la fuerzas de asalto de Marines Espaciales fue redirigida para atacar la luna de Kritias Secundus. Una flotilla de naves de asalto planetario, que transportaban fuerzas pertenecientes a la Guardia Imperial y la Inquisición, formaron una fuerza de retaguardia cuya intención era consolidar y sacar partido de un ataque con éxito por parte de los Astartes. La resistencia inicial del enemigo en el campo de batalla espacial resultó insuficiente para frenar el ataque, aunque las fuerzas imperiales se encontraron de forma esporádica con algunos campos de minas, que fueron inutilizados o superados sin sufrir bajas. La flota Separatista en órbita en torno a Piraeus V no tuvo oportunidad de retrasar durante mucho tiempo, y mucho menos evitar, el inevitable asalto de las fuerzas Leales reunidas por el Lord Alto Comandante Culln. La batalla sobre Piraeus V resultó ser especialmente feroz, ya que las naves de defensa se lanzaban casi de forma suicida contra sus atacantes. Las naves de la Flota Imperial no pudieron cumplir con su objetivo secundario de bombardear a corto alcance Piraeus V, ya que un masivo fuego de respuesta, procedente de los masivos emplazamientos de macrocañones y las baterías de láseres defensivos de la superficie, con una ferocidad y potencia inusitada, forzó a las naves imperiales a alejarse.

Entretanto, en la órbita de Kritias Secundus, y a pesar de la fuerte resistencia encontrada, las fuerzas Leales lograron un gran éxito en su misión, y poco después la fuerza combinada de la Espada de Ordon, de los Escorpiones Rojos, y de la Redentora, de los Exorcistas, aplastaba las fortificaciones de los asteroides que rodeaban la luna. Rápidamente se identificaron áreas de aterrizaje en las cercanías de las principales ciudadelas y generadores de las colonias de la luna, siendo sometidas a un bombardeo preliminar antes de lanzar un asalto planetario completo mediante Thunderhawks y Cápsulas de Descenso. Al aterrizar, los Escorpiones Rojos y los Exorcistas se encontraron inmediatamente enfrentándose a la fuerte contraofensiva de la Legión del Tirano, cuyo número de efectivos era mucho mayor gracias a trabajadores contratados, obligados a pelear mediante el uso de collares explosivos y armados con poco más que herramientas afiladas y rudimentarias bombas de promethium. Aunque los Marines Espaciales al asalto acabaron con grupos enteros de las Legiones de Apoyo del Tirano y con sus aliados trabajadores/esclavos, el número de defensores consiguió frenar a los atacantes, evitando que pudieran dispersarse para atacar sus objetivos individuales tal y como habían planeado. Fue en dicho momento, con el grueso de los Capítulos de los Escorpiones Rojos y los Exorcistas contenidos en las zonas de aterrizaje, cuando los Garras Astrales dispararon su trampa.

Baterías de superficie, escondidas desde hacía mucho y mantenidas en silencio hasta aquel momento, abrieron fuego desde las profundidades de los bosques alienígenas que cubrían la luna, abatiendo Thunderhawks y naves de descenso y destrozando a las naves de los Marines Espaciales que se encontraban en órbita baja. Desde el interior de las ciudadelas de la luna surgieron atronando nuevos cañones y morteros que hicieron llover misiles y obuses sobre las fuerzas de Marines Espaciales Leales, tomando como objetivo de forma indiscriminada las áreas de combate en las que sus propias fuerzas se encontraban enzarzadas en luchas a corta distancia con las fuerzas Leales. Esto solo fue la salva de apertura ya que, desde bunkers escondidos, surgieron rugiendo grupos de tanques Land Raider y transportes Rhino portando la insignia del Tirano de Badab—la práctica totalidad de la potencia del Capítulo de los Garras Astrales con su amo y señor, Lufgt Huron, al frente. El Alto Lord Comandante Carab Culln y aquellos Marines Espaciales que se mantenían junto a él se vieron atrapados en el fuego combinado proveniente de las fuerzas Separatistas de la órbita y del propio Tirano en la superficie.

El Tirano había descubierto hacía mucho tiempo la importancia del Sistema Pireaus como piedra angular de la defensa del Sector Badab, y había desarrollado sus propios planes. La presencia de un masivo grupo de Garras Astrales en Kritias, y la mejora en secreto y el astuto despliegue de sus defensas no conformaban la totalidad de la estrategia del Tirano. Una hora después de que abrieran fuego los cañones escondidos en Kritias Secundus, separando a la punta de lanza de las fuerzas Leales de sus naves de apoyo, la propia flota de guerra del Tirano arribó al Espacio Real al borde de la zona interior del Sistema Pireaus. Lo que se ocurrió a continuación fue el último y más grande de los enfrentamientos navales a gran escala de la Guerra de Badab. La armada Separatista representaba la última muestra de su previo e indiscutible poderío, y tenía entre sus integrantes a la poderosa y legendaria Ángel del Juicio, la última Barcaza de Batalla operativa de la flota de los Garras Astrales.

Superados en potencia de fuego, los veteranos almirantes de la Flota Imperial se dieron cuenta de que la situación táctica había cambiado repentinamente, y pronto se dieron cuenta de que si la flota de guerra del Tirano se enfrentaba a ambas fuerzas Leales por separado (las cuales ya habían recibido serios daños y habían agotado enormes cantidades de sus recursos y munición), conseguirían una victoria aplastante. Sin embargo, si se enfrentaba a ambas de forma simultanea, las fuerzas Leales estarían en mayor pie de igualdad con sus adversarios. Con las comunicaciones con las fuerzas de tierra interrumpidas por el conflicto, fue con tristeza que el Capitán Waite Ryder, el Señor de la Flota de los Exorcistas dio reluctantemente como válida la terrible valoración de la situación dada por el Vicealmirante, y aceptó cumplir con el plan de retirada y reunión fingidas. Mientras sus adversarios parecían aparentemente huir, la flota Separatista penetró a toda velocidad en el interior del sistema destrozando objetivos de oportunidad, como los desgarbados transportes de la retaguardia de los Leales, causando la muerte de miles de soldados que se encontraban a bordo de dichos transportes.

En la superficie del planeta había estallado un salvaje y despiadado enfrentamiento entre las fuerzas Leales y las Separatistas. Los Garras Astrales golpeaban con una furia salvaje y amarga contra los Escorpiones Rojos, quienes a su vez respondían con un odio justificado contra los primeros, mientras que los Exorcistas mostraban su enervante y usual calma al verse enfrentados a un enemigo de fuerza aplastante. El Alto Lord Comandante Carab Culln se mantenía luchando en vanguardia, junto a Sevrin Loth, el Bibliotecario Jefe del Capítulo. Lufgt Huron golpeó a la línea de batalla de los Exorcistas con gran ferocidad, arrojando y aplastando Marines Espaciales a diestro y siniestro con despreciable facilidad. La guardia personal del Tirano, salpicada de sangre, se arrojó al interior de la brecha abierta tras él, formando una cuña asesina mientras el Tirano luchaba por alcanzar a su auténtico enemigo: Carab Culln. El Capitán Silas Alberec, comandante de las fuerzas de los Exorcistas, dirigió una fuerza de contraataque, compuesta por la élite de la Guardia Enoquiana de su Capítulo, para enfrentarse cara a cara contra el Tirano, en un intento de frenar su ataque y evitar que el impulso de la batalla cambiara su curso en algún punto crítico. En lugar de enfrentarse al Tirano, Silas Alberec se encontró implicado en un duelo personal con el Antiguo Kleitor, uno de los más temidos e infames Dreadnoughts de los Garras Astrales. El Capitán de los Exorcistas sufrió terribles heridas al ser aplastada e inutilizada su Armadura de Exterminador antes de que consiguiera inutilizar los sistemas motrices del Dreadnought con su maza reliquia artesanal, la "Matainfiernos", abatiendo con ello a la enorme bestia metálica.

Mientras la batalla proseguía, los dos Señores del Capítulo acabaron encontrándose finalmente, y Carab Culln y Lufgt Huron enfrentaron sus habilidades en combate singular. El Tirano se abalanzó, lleno de furia, contra el Señor del Capítulo de los Escorpiones Rojos, rugiendo de ira y blasfemando amargamente contra el Emperador, mientras que Culln luchaba envuelto en un lúgubre silencio, concentrado en contrarrestar los frenéticos y enloquecidos golpes de las "Garras Fantasmales" del Tirano con la antigua herencia de su Capítulo, la "Espada del Escorpión". Poco después, Culln estaba cubierto por docenas de heridas sangrantes. Fue entonces, mientras ambos guerreros hacían una pausa en el intercambio de golpes para recuperar el aliento, cuando Culln habló por fin, burlándose del Tirano con sus propias acusaciones. Aún más enfurecido y enloquecido por dicho insulto, el Tirano de Badab aulló rabioso, lanzándose de nuevo contra el Escorpión Rojo. Pero esta vez Culln estaba prevenido frente al frenético ataque, esquivándolo con destreza, lo que hizo que el impulso del Tirano le hiciera sobrepasarle. Con un golpe que, normalmente, habría abatido hasta al más poderoso de los Marines Espaciales, Culln atacó con la "Espada del Escorpión" y causó un profundo corte en el costado del Tirano, quebrando la armadura de su enemigo en medio de una lluvia de sangre. Sin embargo, el Tirano se sobrepuso al poderoso ataque se su enemigo y giró sobre si mismo, haciendo que sus garras trazaran un arco descendente que hizo que las espectrales cuchillas atravesaran el pectoral de la coraza de Carab Culln. Solo mediante un monumental esfuerzo fue capaz Culln de resistir al agónico dolor, dejándose caer hacia atrás hasta el suelo antes de que el Tirano pudiera cerrar las cuchillas de sus dedos y arrancarle el corazón. El Escorpión Rojo resbaló y cayó por una pendiente de escombros y cuerpos blindados, ante el amenazante Tirano, cuya amarga risa levantaba ecos por encima suyo. Culln trastabilló y volvió a ponerse de pie, gravemente herido, mientras la batalla seguía rugiendo a su alrededor. Entonces, de repente, un nuevo sol comenzó a arder en el cielo, haciendo llover muerte y destrucción sobre todos aquellos que se encontraban en la superficie del planeta.

Jugándoselo todo por un peligroso plan para sacar a las fuerzas que se habían quedado atrapadas en el planeta, el Capitán Waite Ryder apostó consigo mismo a que las defensas planetarias debían haber quedado medio cegadas por la batalla que rugía en las alturas. La Barcaza de Batalla Redentora, perteneciente al Capítulo de los Exorcistas, estaba entre los navíos menos dañados, sus hangares estaban a plena capacidad y llenos de Thunderhawks procedentes de toda la flota, que habían sobrevivido a los embates iniciales del combate, y que se preparaban para la evacuación de emergencia. La vasta barcaza de batalla penetró en la poco densa atmósfera de Kritias Secundus. La baterías en tierra parecían ser ineficaces para las aterradas tripulaciones que las comandaban y que no pudieron responder con rapidez mientras las llamas que recorrían los escudos de la Redentora la hacían aparecer como un terrible y ardiente nuevo sol en los cielos. El Bibliotecario Taloth, de los Exorcistas, fue capaz de fijar la posición de la brillante alma de Sevrin Loth y de la familiar chispa de su herido señor, Alberec, tras lo que la Redentora se dirigió directamente hacia su objetivo. Los Garras Astrales, ante la imprevista llegada de la nave, salieron despedidos en medio de una tormenta de polvo y escombros, y bajo su enorme masa, que ocultaba los cielos, el campo de batalla en el que Culln y el Tirano estaban luchando quedó cubierto de restos y de llamas, separándolos antes de que su enfrentamiento llegara a una conclusión final para cualquiera de los contendientes. De inmediato se lanzó la operación de rescate, antes de que el enemigo pudiera reunir la suficiente presencia de ánimo y lanzarse a la defensa, bajo la cobertura de los cañones de la Redentora, que devastaron el campo de batalla y pulverizaron las torres de las ciudadelas cercanas. En una desesperada operación, que se prolongó casi dos horas, se pudo recuperar casi a tres quintas partes de los Marines Espaciales de las fuerzas Leales que habían participado en el descenso a la superficie, aunque en la mayoría de los casos eran bajas de combate o mostraban heridas y cicatrices recientes que atestiguaban la furia del combate en el que se habían visto implicados. Uno de los más heridos era el Lord Comandante Culln, quien fue puesto bajo los cuidados de los Apotecarios de su Capítulo.

Sobre Kritias, las naves de las fuerzas Leales y de la Flota Imperial volvieron al combate. Los Separatistas tenían superioridad numérica y armamentística sobre las fuerzas Leales, pero estas, aunque tenían un gran número de sus naves gravemente dañadas, también tenían un número superior de naves de guerra pesadas en su línea de batalla, y disponían de tripulaciones más experimentadas, disciplinadas y de mayor calidad. La flota rebelde estaba dispuesta en una caótica e irregular columna de ataque, lo que demostró ser su perdición cuando la fuerza combinada de naves de guerra de la Flota Imperial y los Marines Espaciales se dispuso en formación cerrada y efectuaron un pase de cruce en oblicuo sobre la columna enemiga, maximizando la potencia de las andanadas de sus líneas de cañones laterales mientras que las fuerzas Separatistas no podían preparar los suyos para disparar. La batalla estelar acabó decantándose del lado de las fuerzas Leales tras la destrucción del Ángel del Juicio, por la que tuvieron que pagar un terrible precio, tras lo que la batalla se convirtió en un conjunto de enfrentamientos independientes y sangrientos contra las naves enemigas supervivientes que intentaban huir o que eran capturadas una a una en una serie de brutales acciones de abordaje.

La invasión de Pireaus había finalizado. Ambos bandos reclamaron la victoria, aunque ambos bandos habían saboreado a la vez la derrota. Para los Separatistas, las fuerzas invasoras de los Leales habían sido expulsadas sin perder ni un milímetro de terreno ante ellas, pero para hacerlo habían tenido que arriesgar y perder lo que les quedaba de su antaño poderosa flota, y con ella perdieron también cualquier esperanza de mantener el control de cualquier territorio más allá del propio Sistema Badab. Las bajas en ambos bandos fueron desastrosamente altas, y el Lord Comandante Culln había visto como su fuerza de ataque quedaba destrozada y muchas de sus más poderosas naves de guerra quedaban dañadas hasta el punto de que serían necesarios años para reparar algunas de ellas. Podría decirse que la Guerra de Badab había sido ganada en Piraeus por las fuerzas Leales, pero aún les quedaba una última batalla que librar, la más terrible y sangrienta de todas: el Asedio de Badab.

La Caída de Badab[]

La Guerra Silenciosa (912.M41)[]

Tras los tumultuosos acontecimientos que rodearon la fallida invasión del Sistema Piraeus y el estado desconocido del Capítulo de los Ejecutores, la Guerra de Badab entró en una nueva e incierta era. Los Separatistas se encontraban en su nivel más bajo de fuerza desde el inicio del conflicto, y las fuerzas Leales no se encontraban mucho mejor tras las substanciales pérdidas sufridas en la reciente campaña. Ninguno de los bandos estaba en situación de aprovecharse de la debilidad de su enemigo o intentar tomar la iniciativa en el combate. El periodo transcurrido entre el final de la invasión de Piraeus y mediados del 912.M41 es conocido como "La Guerra Silenciosa", ya que el conflicto degeneró en cientos de encuentros a pequeña escala, muchos de los cuales fueron no reportados y de los que no consta información relacionada en ninguna parte. La Zona del Torbellino no podía considerarse como pacificada se mirase como se mirase la situación, a pesar de la destrucción de los dominios Separatistas, ya que solo la presencia de los destacamentos Leales de los Capítulos de los Minotauros y los Hijos de Medusa mantenía abiertas las líneas de abastecimiento imperiales.

Al no poder emplearse las fuerzas de la Inquisición y de la Guardia Imperial asignadas al mando de las fuerzas Leales, que se encontraban demasiado dispersas como para llevar a cabo tareas de pacificación y control, los reconquistados mundos de la región de las Estrellas Pálidas podrían haber caído en la anarquía o haber sucumbido al mismo estado de guerra civil sufrido por los planetas del Sistema Galen. Pronto, el mando de las fuerzas Leales recibió informes de que las fuerzas del Tirano se estaban replegando hacia el Sistema Badab, dejando sin defensas a mundos como Isin y Decabalus, y abandonándolos a sus propios destinos. La situación se volvió aún más confusa cuando dio la impresión de que unidades pertenecientes a la Legión del Tirano, e incluso pequeños grupos fragmentados de los propios Garras Astrales, habían abandonado a su señor, renegando de todos sus juramentos e intentando huir hacia la Zona del Torbellino, a la vez que volvía a incrementarse el número de apariciones de corsarios y xenos en las áreas sur y este del sector. Al encontrarse potencialmente dispersas a lo largo y ancho de una vasta área de peligroso espacio salvaje, las fuerzas Leales tenían que vérselas con múltiples enemigos cuyas acciones no podían ser previstas con facilidad. Si las fuerzas Leales no tomaban la iniciativa estratégica, el conflicto podría expandirse lentamente a través de toda la región, haciéndose necesario el paso de décadas, si no siglos, para detener su crecimiento.

El herido, pero todavía activo, Alto Lord Comandante Carab Culln convocó un completo consejo de guerra en el recientemente finalizado complejo de estación de batalla imperial del Sistema Vyaniah, con el fin de determinar la estrategia a seguir y establecer el futuro rumbo de la guerra. Representantes de todos los Capítulos de Marines Espaciales Leales aún implicados en el conflicto estaban presentes; Los propios Escorpiones Rojos de Culln, los Salamandras, los Minotauros, los Exorcistas, los Carcharadones y los Hijos de Medusa. El Señor del Capítulo de los Halcones de Fuego, el debilitado Stibor Lazaerek, también fue convocado como un igual, a pesar de las reservas expuestas por algunos, ya que todavía persistían entre sus pares un cierto poso de culpa y ciertas sospechas de disidencia encubierta relacionadas con Laezerek. El Inquisidor Delegado Jarndyce Frain, la voz de los Altos Señores de Terra en el consejo, sirvió como árbitro. Por invitación personal de Frain, también se admitió y dio la bienvenida a una delegación de los Archimagos del Mundo Forja de Angstrom, ya que ahora se consideraba al mundo como un aliado de la causa Leal.

El Inquisidor Delegado Frain informó al consejo que el Capítulo de los Guerreros Mantis habían por fin transigido y habían decidido obedecer la autoridad del Delegado para evitar la completa destrucción de sus mundos. Sin embargo, también traía malas noticias: no se recibirían en un futuro cercano ni reservas de la Guardia Imperial acuartelada en el Segmentum, ni nuevas naves de guerra de la Flota Imperial con las que reforzar y sustituir las pérdidas provocadas por la campaña. Se estaban produciendo guerras y conflictos armados por todas partes, y los asuntos concernientes a la amenaza Tiránida y a las nuevas potencias xenos del este galáctico tenían prioridad sobre la causa de los Leales a la hora de recibir equipo y personal, a pesar de la urgencia con que necesitaban ambas cosas. Sin embargo, el oscuramente famoso Capítulo de Marines Espaciales de los Fantasmas Estelares estaba en ruta con todos sus efectivos, y actuaría junto a las fuerzas Leales para finales del año. El Adeptus Mechanicus de Angstrom prestó más ayuda a la causa Leal al entregar cargamentos de armas y municiones, jurando asimismo el apoyar el asalto de las fuerzas Leales a Badad cuando llegara el momento. En acuerdo con las estrategias Leales recientemente adoptadas, y con las duras lecciones de Pireaus bien aprendidas, el objetivo final de la toma y asedio de Badab debería esperar hasta que pudiera disponerse de una fuerza de combate lo bastante poderosa y abrumadora. Entretanto, se adoptaría una estrategia de bloqueo y vigilancia mejorada, que se mantendría hasta que la Zona del Torbellino cayera a sus pies.

La Raptorous Rex, la inmensa Fortaleza-Monasterio móvil de los Halcones de Fuego, fue llevada al Sistema Pireaus para formar el eje del bloqueo reforzado, pero para cuando las fuerzas Leales llegaron al sistema lo encontraron en un estado semiabandonado y desastroso. Kritias Secundus había quedado devastado y casi sin vida, y la Estación Yarrow había sido desmantelada, y ahora sufría de hambrunas al ser abandonada por los Garras Astrales a sus propios designios. La ira de los Halcones de Fuego selló el destino de los traidores de la superficie mediante un prolongado bombardeo orbital. Los Carcharodones fueron requeridos del Cúmulo de Endymion tras completar sus tareas al finalizar sus tareas asignadas tras la redacción y puesta en activo del acuerdo de rendición de los Guerreros Mantis. La gran flota de los Cacharodones, junto con las naves de los Capítulos de los Exorcistas y los Hijos de Medusa, fue reformada en pequeños grupos de batalla que operarían junto a las naves de reconocimiento de la Flota Imperial y llevarían a cabo misiones independientes de búsqueda y destrucción de objetivos específicos por toda la Zona del Torbellino.

Deudas de Honor (912.M41)[]

Mientras la Guerra de Badab se acercaba a su sangrienta conclusión, quedaban pendientes unos cuantos asuntos graves que era preciso solucionar como, por ejemplo, el caso del Capítulo de los Ejecutores. No pasó mucho tiempo antes de que los Capítulos de los Hijos de Medusa y los Carcharodones comenzaran a coordinar sus esfuerzos para cazar al esquivo Capítulo después de descubrir que creían que era su centro de operaciones, en la Aglomeración Estelar Dene, y pretendían llevar a cabo una campaña de aniquilación en su contra. Mientras los enfrentamientos entre ambos bandos iban aumentando su escala, el Capitán Pellas Mir'san de los Salamandras estaba profundamente preocupado. Los Ejecutores habían actuado con honor durante la guerra, y más aún, sentía que su propio Capitulo tenía con ellos una deuda creada tras los acontecimientos de la "Hora Roja" que no podrían pagar fácilmente. Con las fuerzas de los Salamandras renovadas tras la llegada del Crucero de vanguardia Obsidia y media Compañía de Hermanos de Batalla recién llegados desde el Segmentum Solar, Mir'san tomó la decisión de buscar al líder de los Ejecutores, Thulsa Kane, e intentar dialogar con él para establecer un fin negociado a la intervención de los Ejecutores en la guerra.

Tras pasar varios meses realizando diferentes tareas en el borde sur de la Zona del Torbellino, el Obsidia se apresuró a investigar los informes de batallas producidas en las fronteras de la Catarata Eridian. Allí se encontró con la Barcaza de Batalla Ira de Phaeton y con el infame Arpía Nocturna de los Ejecutores persiguiendo a dos Cruceros de Asalto dañados de los Hijos de Medusa entre los densos campos de asteroides y las nubes de polvo del turbulento sistema estelar. Sin pararse a pensar acerca de la seguridad de su propia nave, el Capitán Mir´san interpuso su navío entre los dos bandos en batalla y desactivó las armas de su nave, solicitando a continuación una conversación honorable entre hermanos. Las fuerzas Leales se vieron enfrentadas en unas tensas tablas, en las que cualquier pequeña chispa podría provocar un nuevo estallido de las hostilidades, pero Mir'san tuvo éxito a la hora de convencer a ambos bandos para que aceptaran un alto el fuego. Después consiguió negociar la partida de los Hijos de Medusa y la retirada del conflicto de los Ejecutores, escoltando al Arpía Nocturna con Kane a bordo, bajo el pabellón y la protección personal de los Salamandras, para que pudiera reunirse con el mando de las fuerzas Leales y parlamentar formalmente con aquel. Aunque fueron seguidos por los ecos en la Disformidad de las naves de guerra al acecho de los Carcharodones que se dirigían a Crow's World, no fueron atacados.

Aunque muchos integrantes de las fuerzas Leales querían arrestar e incluso matar a los Ejecutores a primera vista, la opinión de Pellas Mir'san, un respetado representante de un Capítulo de la Primera Fundación no podía ser desechada a la ligera, además de que las consecuencias de hacerlo acarrearían un derramamiento de sangre que, esta vez, no tendría nada de honorable. Admitiendo la importancia estratégica de poder sacar del teatro de guerra a un Capítulo tan peligroso e impredecible sin causar más muertes ni enfrentamientos, el Alto Lord Comandante Carab Culln accedió a las propuestas de Mir'san en relación a los Ejecutores. Sin embargo, el Magister Militum añadió unas cuantas advertencias propias. Los términos de amnistía honorable exigían que los Ejecutores dieran por concluidas todas sus acciones hostiles y abandonaran completamente la región de la Zona del Torbellino, para no regresar jamás. Todos y cada uno de los supervivientes del Capítulo debería viajar hasta su distante mundo capitular y jurar quedarse allí hasta que pudieran juzgarse en su totalidad el conjunto de sus acciones ante una Comisión de Investigación Consistorial al completo. El comandante en funciones de los Ejecutores, Thulsa Kane, miembros escogidos de su guardia de honor y tripulación, junto con el Arpía Nocturna se entregaron y pusieron voluntariamente bajo la custodia de los Salamandras, siendo mantenidos como prisioneros en Nocturne, el mundo capitular de los Salamandras, hasta el final de la guerra. Desde aquel momento el Capítulo de los Salamandras sería el garante y responsable de la obediencia y conducta de los Ejecutores, aunque aún quedaron algunos miembros del bando de los Leales que, a pesar de estar obligados a obedecer a las reglas acordadas para la rendición de los Ejecutores, no olvidarían jamás la deuda de sangre que existía entre ellos.

Sistema Badab Anillo Acero

Mapa del Departamento Cartográfico, detallando el Sistema Badab, 911.M41 aprox.

Rompiendo el Anillo de Acero (913.M41)[]

"Aunque mis guardias puedan dormir y mis naves estén ancladas, nuestro enemigo sabe muy bien que las grandes armas no necesitan descansar."

Anónimo

Los Leales estaban ahora listos para comenzar el asedio final de Badab. Sus fuerzas se habían visto incrementadas por la llegada del tenebroso Capítulo de los Fantasmas Estelares, cuya flota transportaba una poderosa fuerza compuesta por diez Compañías, así como de un manipulo de Titanes de batalla de la Legio Crucius (los Belicistas), convocados gracias a la intervención del Adeptus Mechanicus de Angstrom, y varias naves de guerra pesadas, como la Espada de Ordon, que tras muchos esfuerzos habían vuelto a estar completamente operativas. El ataque inicial no sería sencillo ya que, primero, las fuerzas Leales debían encontrar una forma de derrotar o destruir al infame Anillo de Acero, que tenía la suficiente potencia de fuego como para ser capaz de contener casi a cualquier flota de atacantes, convirtiendo el vacío entre sus planetas en un mortal laberinto de campos de minas y zonas de fuego entrelazadas y solapadas entre sí. Sin embargo, el alto mando de las Fuerzas Leales había ideado un plan poco ortodoxo para neutralizar esta amenaza, con la mínima cantidad de pérdidas, permitiendo llevar a cabo un asalto planetario inmediato. La clave de este plan era doble, y estaba basada en las arcanas artes de los Magos de Angstrom y en el efecto de la propia paranoia creciente del Tirano.

El principal punto débil del "Anillo de Acero" era que era, en su mayor parte, una defensa estática. Las posiciones de los diferentes campos de minas y de los masivamente armados fuertes estelares eran predecibles, y las pocas naves de defensa y navíos armados de cualquier tamaño de los que disponía Badab eran insuficientes como para cambiar el rumbo de la batalla si se llevaba a cabo un ataque concentrado y localizado. La pesadamente protegida fortaleza en órbita en torno a Sigma (Badab VI) era la piedra angular de las defensas periféricas del sistema. Espías adscritos a las fuerzas Leales habían descubierto que allí, en Centinela-Sigma, estaba el nodo de control primario, puesto bajo control de uno de los pocos subordinados en los que el Tirano todavía confiaba, el infame Capitán de las Garras Astrales Corien Sumatris. Dicha acción pretendía que los fuertes estelares y los campos de minas no fueran controlados de forma independiente por grupos de oficiales en los que el Tirano no confiaba. Tomar Centinela-Sigma intacta acallaría las legendarias 'armas principales' del Sistema Badab.

Estacion Centinela Sigma

Picto-captura del Fuerte Estelar Sentinel-Sigma en óbita en torno a Sigma(Badab VI, Sistema Badab

La armada de asalto Leal entro en el Espacio Real del Sistema Badab en 3117913.M41, por encima del plano vertical del sistema planetario, y directamente en rumbo de ataque hacia Badab VI. La armada consistía de no menos de 6 Barcazas de Batalla de los Marines Espaciales y 9 Cruceros de Asalto, junto con otras 6 naves de línea de la Flota Imperial, una Carabela de Guerra del Adeptus Mechanicus y 84 escoltas y navíos de ataque de varias clases. En su vanguardia estaba la Rapturous Rex, detrás de la cual, gracias a las arcanas artes de los Magos de Angstrom, venía a remolque un fragmento de un núcleo estelar ardiente arrancado a la fuerza de la Cascada Bale. Para cuando las máquinas de guerra de Badab despertaron a la vida en respuesta a la amenaza, ya era demasiado tarde para evitar lo que ocurrió a continuación. Alcanzando rápidamente una velocidad terminal, la pesada masa ciclópea de la Rapturous Rex puso su impulsor principal a máxima potencia para alterar su rumbo, luchando contra de la inercia para permitir que el fuego infernal del fragmento estelar le adelantara en su curso de colisión con la estación de batalla de Centinela-Sigma, mientras la flota de guerra de las fuerzas Leales adoptaba una formación de punta de lanza detrás, a una distancia segura y prudencial.

Incapaces de escapar del curso de colisión del fragmento estelar, en poco tiempo todas y cada una de las armas disponibles con alcance y ángulo de tiro adecuados apuntaba a la bola de fuego en rotación. Al estar cegadas por la luz de la nueva y temible estrella que se abalanzaba a toda velocidad contra ellas, las armas del 'Anillo de Acero" no podían ver claramente, y mucho menos aún apuntar, a la armada en aproximación. Todo ello provocó que la legión de matrices de selección de objetivos de las minas y las plataformas de armas escogieran como objetivos a elementos de su mismo bando, lo que provocó oleadas de explosiones nucleares a través del vacío. Tan solo las defensas láser y los cañones energéticos de las fortalezas estelares resultaron eficaces contra la masa ardiente al disparar a bocajarro contra ella, lo que causó que se desintegrara en medio de una enorme onda expansiva energética que chocó sobre Centinela-Sigma, golpeando sus dañados escudos de vacío con fuego abrasador, y aniquilando naves de defensa y cazas en un torrente de destrucción. Justo tras la estela de la tormenta de energía, mientras los torpedos de abordaje y arietes de asalto golpeaban a la tambaleante Centinela-Sigma, llenos de una furia implacable, llegaron los Ángeles de la Muerte, personificados en la forma de los Capítulos de los Hijos de Medusa y los Exorcistas, quienes pronto se trabaron en combate mortal en las cámaras y corredores de la estación con los servidores de batalla de la estación y la furia suicida de la conocida 2ª Compañía de las Garras Astrales y su comandante, el archiespadachín Corien Sumatris.


Minotauros Badab Secundus

Picto-captura, Capítulo de los Minotauros durante el asalto a Badab Secundus, 913.M41 aprox.

Mientras se desencadenaban las acciones de abordaje, las Barcazas de Batallas Espada de Ordon y la Memento Mori de los Fantasmas Estelares encabezaron el asalto a quemarropa de un grupo de Cruceros de Asalto al abrasado y cegado fuerte estelar, llevando a cabo una serie de brutales asaltos encadenados en los que no quedó ningún superviviente de entre los defensores. Entretanto, los Minotauros llevaban a cabo con brutal eficiencia asaltos sobre las demás hábitats esféricos habitados en torno a Badab Secundus y Rigeal. El oscuramente famoso Señor de los Minotauros, Lord Asterion Moloc, defenestró a los miembros de la satrapía regente de Secundus desde la cúspide de su catedral-oratorio, después de empalar al Capellán Varna Sabin de los Garras Astrales en el frontal de su transporte Land Raider como ejemplo para los traidores del destino que les aguardaba.

Alzándose sobre una montaña de cadáveres destrozados, Vaylund Cal, el Thane de Hierro de los Hijos de Medusa comunicó al alto mando de las fuerzas Leales que Centinela-Sigma era suya. Pronto se le unirían, vía teletransportador, los Señores del Mechanicus de Angstrom. Se había conseguido lo que Lufgt Huron y su camarilla habían considerado imposible. En pocas horas las fuerzas Leales habían subyugado al Silica Animus de la estación, y con ello habían logrado acceder a los muchos espíritus máquina y armas enlazadas con aquel. Señales erróneas, contradictorias y que no podían ser discutidas fueron enviadas a través del vacío, algo solo hecho posible por la posesiva paranoia del Tirano en un esfuerzo de controlar un sistema tan grande y masivo. En respuesta a dichas órdenes la periferia y las regiones exteriores del Sistema Badab se convirtieron en un océano de fuego. El "Anillo de Acero" había sido reducido a añicos, permaneciendo intactas solo las defensas situadas en la órbita y la superficie de Badab Primaris.

El asalto final (913.M41)[]

Con el sistema estelar ahora bajo el control de las fuerzas Leal, varios despliegues de fuerzas del Capítulo de los Exorcistas junto con destacamentos de la Flota Imperial fueron destinados a tareas de bloqueo del sistema estelar para asegurarse de que nadie huyera de lo que estaba por producirse. Mientras, las naves de defensa supervivientes fueron rápidamente situadas para rodear y asediar a Badab Primaris. Inicialmente, la Raptorous Rex iba a encabezar el asalto, pero eso no fue posible debido a que el esfuerzo causado por el ataque del fragmento estelar había causado un daño estructural significativo que había producido la desestabilización de los motores del vasto navío, haciendo imposible llevar a cabo operaciones orbitales a baja cota. Aunque las armas de Badab Primaris aún seguían siendo muy temidas, los Fantasmas Estelares solicitaron la gloria de liderar el primer asalto, honor que les fue concedido. Su antigua Barcaza de Batalla, la Memento Mori, encabezaría el ataque, desafiando a las armas de Badab.

Fantasmas Estelares Palacio Espinas

Picto-captura, Capítulo de los Fantasmas Estelares - Plaza de San Caracal, en la Batalla del Palacio de las Espinas, 913.M41 aprox.

El plan, rápidamente revisado, abogaba por una ofensiva en tres frentes, representaba un gran riesgo para el asalto de las fuerzas Leales representado por la Estación Orbital de la Guardia Mayor, que había sido usada inicialmente como Fortaleza-Monasterio por parte de los Garras Astrales antes de que Lugft Huron descendiera e hiciera suyo el Palacio de Espinas, en la superficie de Badab Primaris. Dos Compañías de Marines Espaciales de los Fantasmas Estelares formarían el primer eje de ataque, junto con contingentes más reducidos de los Halcones de Fuego y los Hijos de Medusa, que asaltaría la Fortaleza de la Guardia Mayor. El segundo eje del ataque sería dirigido por los Carcharodones, que descenderían al completo sobre las colmenas de la superficie de Badab Primaris para aplastar cualquier oposición. El tercer eje, la fuerza de ataque más vital, estaría formado por el grupo baluarte de los Fantasmas Estelares, compuesto por 7 Compañías enteras asistidas por elementos de asalto pesados traídos de los Capítulos Leales y de las compañias de Soldados de Asalto de la Inquisición. Esto permitiría a las fuerzas Leales llevar la batalla al corazón del enemigo y asediar el propio Palacio de Espinas.

Como preludio del ataque se lanzó una oleada de bombardeos orbitales y fragmentos de basura espacial lanzados desde la órbita para hacer cundir el caos mientras los disparos de las armas navales rasgaban el cielo sobre Badab Primaris. La Memento Mori, teñida de castaño oscuro, encabezó el ataque atravesando la atmósfera superior mientras las explosiones causadas por los disparos de los emplazamientos de armas de la superficie la hacían oscilar en su descenso. La Barcaza de Batalla de los Fantasmas Estelares respondió a su vez con sus rugientes cañones y sus misiles de vórtice, que abrieron enormes cráteres en la superficie del planeta. Tras la intrépida Barcaza de Batalla docenas de naves de guerra más pequeñas llevaban a cabo pasadas a baja altura para lanzar sus mortíferas cargas de destrucción. Los cielos se oscurecieron al descender al unísono oleada tras oleada de cápsulas de descenso pintadas de negro medianoche y gris frío en asaltos ejecutados con precisión. Abrasadoras y cegadoras lanzas de energía ascendían a los cielos, intentando fútilmente alejar a los atacantes. La nave insignia reliquia de los Carcharodones, la Nicor, desencadenó una devastadora descarga con los enormes Destructores de Plasma escondidos en su panza, abrasando una gran extensión de la superficie de Badab, destrozando a la vez la muralla protectora de la principal ciudad de Badab Primaris, la Colmena Dominar. Poco después, cañoneras Thunderhawk y Arietes de Asalto Caestus descendieron en espiral para aprovechar la brecha abierta. El ardiente sudario de humo, cenizas revoloteantes y polvo oscurecieron los cielos, causando la caída de la noche sobre el continente norte de Badab mientras rugía el asedio.

Caida Badab Hijos Medusa

Picto-captura, Capítulo de los Hijos de Medusa apoyados por Titanes de la Legio Crucius - Caída de Badab, 913.M41 aprox.

Había pasado una hora desde el inicio del ataque de las fuerzas Leales y, aunque las baterías de defensa no habían sido todavía silenciadas, muchas de ellas estaban totalmente saturadas o destruidas. Descendiendo peligrosamente a través de la tormenta de fuego y humo llegaron las naves de tropas y las Thunderhawks, transportando a los refuerzos y blindados pesados hacia el caos del asalto terrestre. En cuanto se consideró segura su aproximación, las colosales naves de descenso de la Legio Crucius aterrizaron en la periferia de la Colmena Dominar. La onda de choque de su impacto contra la superficie del planeta hizo que aún más secciones de la muralla se desplomaran contra el suelo. Los Titanes caminaban por fin sobre Badab, poniéndose inmediatamente a realizar la obra del Emperador. Enormes portones acorazados se abrieron, aplastando varios edificios, mientras las sirenas de los Titanes levantaban ecos a lo largo y ancho del campo de batalla, rugiendo su toque de corneta de perdición sobre el mundo asediado.

La Colmena Dominar pronto se convirtió en una ciudad de muerte, mientras el asalto llegaba a su segunda y tercera hora sin ninguna señal de ceder. La Legión del Tirano luchó en una loca y desesperada batalla contra los grises gigantes de los Cacharodones que caminaban entre ellos. Para los habitantes y defensores de la colmena no existía ningún modo de escapar a su horrible destino, ya que las intersecciones y carreteras estaban bloqueadas por los vehículos en llamas y los destrozados escombros, dejando así atrapados a los olvidados civiles dentro de la condenada ciudad. No había más que terror y muerte. Los soldados de la Auxilia lucharon amargamente lo mejor que pudieron, encontrándose con la opción de rendirse o sobrevivir. Pero la imparable ola gris y roja de los Cacharodones cayó sobre ellos con una furia de pesadilla, segando salvajemente sus líneas defensivas, y dejando tras de sí nada más que cuerpos rotos y máquinas de guerra destruidas. Toda forma de mando o control entre las filas de la Legión del Tirano desapareció cuando en sus equipos de vox no pudieron oírse nada más que gritos y ruegos de misericordia no contestados. Pronto la carnicería empeoró aún más, ya que los incendios comenzaron a extenderse y a rugir fuera de control. Los Auxilia que habían logrado sobrevivir se atrincheraron a la sombra de los edificios en una vana esperanza de detener el salvaje asalto de los Cacharodones, pero sus esfuerzos fueron en vano.

El Palacio de Espinas[]

Al noreste de la Colmena Dominar estaba el Palacio de Espinas. Construido sobre una montañosa meseta volcánica que se levantaba muy por encima del nivel de la ciudad colmena, comprendía una enorme ciudadela ornamentada rodeada por grandes plazas con estatuas y minaretes tachonados con láseres de defensa y baterías antiaéreas. Aquel era el corazón del dominio de las Garras Astrales y la guarida del Tirano de Badab. Sobre el centro del complejo palaciego chisporroteaba y restallaba en el aire, lanzando destellos actínicos, un escudo relámpago, un vasto campo de energía que desintegraba todo lo que tocaba y repelía hasta las descargas de energía lanzadas por las naves en lo alto. Sin embargo, las plazas y baterías de armas que se extendían más allá del Palacio no estaban tan protegidas, y fue allí donde descendieron, con una precisión y coordinación sin precedentes, las cápsulas de descenso de los Fantasmas Estelares, aplastando y destrozando en su camino los ornamentados sepulcros, y derribando los mástiles de auspex delgados como agujas.

Garras Astrales Caida de Badab

Picto-captura, Dreadnought de Asedio de los Garras Astrales durante la Caída de Badab, 913.M41 aprox.

A pesar de la lluvia de fuego que había recibido a los Fantasmas Estelares, casi 500 miembros de la fuerza de asalto de 700 Hermanos de Batalla lograron sobrevivir al descenso planetario, y ahora se disponían a asediar el fuertemente protegido Palacio de Espinas. El combate fue feroz mientras los Fantasmas Estelares se encontraban con astutas trampas mortales y blocaos de armas defensivas bien protegidos. Se produjeron brutales enfrentamientos a corto alcance contra los escuadrones de asalto de los Garras Astrales que contraatacaban desde puestos de tirador y nidos de zorro ocultos, haciendo que los Leales pagaran cada paso adelante con sangre. Los Land Raiders y los Predators salían de bunkers subterráneos para defender la muralla protectora de la ciudadela. Sin embargo, esta potencia ofensiva se vio rápidamente equilibrada por la igualmente destructiva potencia de fuego de las Escuadras de Devastadores de los Fantasmas Estelares y sus Dreadnoughts que disparaban desde las quebradas torres que ya habían asaltado. Las grandes plazas abiertas que rodeaban la ciudadela se convirtieron en letales campos de muerte, haciendo que el asedio perdiera empuje hasta convertirse en una sangrienta picadora de carne de desgaste, ya que ofrecían poca protección para cualquiera de los dos bandos.

El balance del sangriento asedio empezó a inclinarse en favor de las fuerzas Leales cuando los regimientos de Soldados de Asalto consiguieron abrirse camino entre los riscos volcánicos y se unieron a la trifulca, permitiendo a los Fantasmas Estelares el tomar la ofensiva. Escuadrones Leales de Exterminadores fijaron las coordenadas de las balizas de teleportación de los Fantasmas Estelares, tras lo que fueron rápidamente enviados a la superficie. Sin embargo, a pesar de la masiva fuerza enviada para conquistarla, la ciudadela aún resistía el embate de los atacantes. El campo relámpago del Palacio de Espinas seguía sin mostrar ni una sola apertura, y múltiples ataques Leales fueron rechazados desde la ciudadela mientras los Garras Astrales hacían llover una mortal granizada de disparos en sangrientos contraataques lanzados desde los altísimos muros. Aún con la llegada de los Titanes clase Reaver de la Legio Crucius, junto con los destacamentos de los Hijos de Medusa, los Leales no conseguían avanzar. El asedio del Palacio de Espinas había alcanzado un mortal punto muerto.

La lucha y la matanza continuaron sin pausa mientras la verdadera noche caía sobre la Colmena Dominar y el Palacio de Espinas. Pronto la lucha se extendió hacia las sub-colmenas y las zonas industriales del planeta. La cortina de humo de las ciudades ardientes hacía más densa la oscuridad natural de la noche, creando un negro sudario que confundió los auspex de las naves en órbita. Los Titanes acechaban las ciudades arruinadas, aplastando cualquier signo de resistencia que encontraban y destruyendo de forma sistemática los manufactorum y los bloques de habitáculos, haciendo que los refugiados y las tropas a la fuga de la Legión del Tirano se confundieran en un enjambre desorganizado que buscaba huir de la masacre.

Durante esta larga noche de destrucción hay pocas cosas que puedan tenerse como seguras acerca de los actos de Lufgt Huron. Algunos informes indicaban la presencia del Tirano de forma ubicua, centrado en la la defensa del Palacio, lanzando por los aires los destrozados y mancillados cuerpos de sus enemigos, rugiendo desafiante, mientras que otras historias le sitúan, solo y silencioso, sentado en la sala del trono, mirando impasible, en la temblorosa luz de una holoesfera, la destrucción de todo lo que había creado. Sin importar cuál sea la verdad, lo que si puede decirse con certeza es que ningún Garra Astral se rindió a su destino. Cada uno de ellos luchó hasta el final, ya fuera en el Palacio de Espinas, en las ciudades colmena de Badab o en la defensa de la Estación Orbital de la Guardia Mayor, los Garras Astrales vendieron caras sus vidas, envueltos en una llamarada de furia y rencor.

Asalto al Palacio de Espinas

Garras Astrales defendiendo el Palacio de las Espinas - Caída de Badab, 913.M41 aprox.

Al amanecer del segundo día de asalto, los Carcharodones decidieron implicarse para acabar con aquello. Tras recibir de manos del Alto Lord Comandante Carab Culln la tarea de atacar la infraestructura planetaria y prevenir que pudiera establecerse una defensa organizada, habían desarrollado su propia estrategia para conseguir dicho objetivo, usando su propio rasero mortal para marcar los extremos a los que llegarían. Tras aniquilar a las fuerzas de la Legión del Tirano que defendían las ciudades, e incendiar las colmenas, llevaron su plan hacia su fase final, en la que enviaron equipos de asalto a las profundidades de las sub-colmenas. Los Carcharodones sabotearon los antiguos reactores atómicos y geotermales que daban energía a las ciudades colmena del planeta, alimentando a la vez a las hambrientas baterías de defensa planetaria con energía. A través de todo Badab Primaris se produjeron súbitos fallos masivos de la red energética, tanto apagones como picos de energía, lo que se sumó al caos ya reinante. Lentamente, las colmenas empezaron a temblar y las torres de Badab cayeron. Esto provocó un desplazamiento tectónico a nivel planetario, que causó que sectores enteros de las ciudades colmenas se colapsaran y cayeran hacia abismos aullantes abiertos justo bajo sus pies, siendo reemplazados por océanos de lava ardiente. Silenciosamente y en formación, los Carcharodones empezaron a salir a la superficie tras infligir el golpe mortal que el veredicto del Dios-Emperador habia decretado para el traicionero Badab.

La repentina inestabilidad de la red energética ofreció a los Leales una muy necesaria apertura por la cual atacar, ya que el escudo relámpago y las otras defensas de la ciudadela fallaron momentáneamente, permitiendo que una fuerza de asalto de los Fantasmas Estelares entrara en los subniveles de la red de bunkers y catacumbas antes de que la ciudadela pudiera recuperar su energía empleando sus propios reactores. Sus Marines de Asalto y sus Exterminadores, con el Capitán Zhrukal Androcles al frente, se abrieron camino a la fuerza hasta la ciudadela y el corazón del enemigo. El asalto de los Fantasmas Estelares fue brutal e implacable, abriéndose paso a través de los mamparos arrancados por Martillos de Trueno y los muros reventados por explosivos, mientras se enfrentaban a los miembros más fanáticos y llenos de odio de los Garras Astrales, cuya armadura teñida de carmesí había sido purgada sistemáticamente de toda señal que indicara su anterior servicio como defensores del Imperio. Entretanto, el masivo movimiento tectónico nacido en las estructuras de las sub-colmenas del planeta continuaba extendiéndose a través de antiguas líneas de falla geológicas, y comenzaron a surgir surtidores de magma ardiente y chorros de ceniza radiactiva desde las entrañas del planeta. Badab Primaris comenzó a morir.

Finalmente, el murallón del bastión del Palacio de Espinas sufrió una brecha, lo que colapsó el escudo relámpago. Los Fantasmas Estelares tomaron al asalto la ciudadela llena de escombros. Como si un oscuro hado lo hubiera decretado, el equipo de Androcles se encontró, nada más ni nada menos, con Lugft Huron y sus guardaespaldas de elite tratando de huir del planeta a través de los pasadizos subterráneos, seguramente intentando llegar a través del subsuelo a una nave espacial escondida. La batalla que siguió al encuentro fue rápida y sangrienta, y la fuerza de los Fantasmas Estelares fue eliminada hasta el último Astartes. Sin embargo, los registros y datos recuperados tras el combate de las servoarmaduras vestidas por los fallecidos Fantasmas Estelares y Garras Astrales revelaron que el Capitán Androcles había resultado mortalmente herido en su enfrentamiento contra el Tirano quien, en su arrogancia, caminó sobre el héroe caído creyéndolo muerto.

Caida del tirano

El Capitan Androcles usando su rifle de fusion contra Lufgt Huron

Mientras las últimas briznas de vida escapaban de su cuerpo, el oscuramente determinado Capitán Androcles consiguió, con sus últimas fuerzas, realizar con su arma de fusión un mortífero disparo a quemarropa contra el Tirano de Badab, asestándole un impacto mortal. El disparo de fusión impactó contra la arcana Garra Relámpago que el Tirano solía usar, provocando una explosión catastrófica que liberó un dañino pulso de energía. Dicha explosión incineró el brazo del Tirano y gran parte de su costado derecho. La última imagen registrada por los sentidos automáticos de la servoarmadura del Capitán fue la de los restos de la abrasada armadura precipitándose contra el suelo. Poco después, tras la llegada a la cámara de un segundo escuadrón de Fantasmas Estelares, se encontraron los sangrientos restos de la pelea, junto con fragmentos de metal retorcido y restos orgánicos identificados posteriormente por los Magos Biologis de la Corte Consistorial como pertenecientes al Tirano. No obstante, no se encontró ni rastro del resto del cuerpo del Tirano, como tampoco se encontró la más mínima señal o resto perteneciente al Señor de la Forja de las Garras Astrales, Armennneus Valthex, quien también había estado presente en la batalla. Resultó imposible realizar una investigación más exhaustiva del asunto ni una exploración en profundidad de los niveles inferiores del Palacio de Espinas, ya que la situación general de Badab Primaris comenzó a deteriorarse rápidamente.

Bajo las colmenas de Badab, la destrucción en cascada de los núcleos de los reactores se cobró su precio. La cantidad y potencia de los temblores tectónicos y las erupciones volcánicas desencadenadas se incrementaron a un ritmo exponencial, causando que la campaña de purificación y conquista en Badab se volviera rápidamente en una retirada anárquica. Muchos quedaron atrapados en el camino de la destrucción. Naves de todo tipo y función fueron requisadas y tripuladas tanto por miembros de las fuerzas Leales como por integrantes de las fuerzas Separatistas en un desesperado intento de escapar. Se calcula que la mayoría de la población de las ciudades colmena del planeta quedó aniquilada en cuestión de días debido a la anarquía y destrucción causadas. Mientras la confusión reinaba en el sistema lleno de restos destrozados, varios transportes pertenecientes a las fuerzas Leales también fueron destruidos en incidentes de fuego amigo por las naves del bloqueo Leal. Se cree que al menos una pequeña nave privada con capacidad de salto Disforme logró escapar del Sistema Badab internándose en la Disformidad. Los informes posteriores de inteligencia sugieren que menos de 200 Garras Astrales estaban a bordo, liderados por Armenneus Valthex, y cargando con el destrozado cuerpo mancillado de su señor. La Guerra de Badab había terminado.

Secuelas[]

Juicio y castigo (913.M41)[]

Tras la destrucción causada en Badab Primaris, los restantes miembros Separatistas de los Capítulos de los Garras Astrales, los Guerreros Mantis, los Ejecutores y los Lamentadores fueron sometidos a juicio frente a una Corte Consistorial especialmente escogida de entre sus iguales, estando su existencia en la balanza. A pesar de los intentos del Inquisidor Delegado Jarndyce Frain para hacer que el asunto fuera puesto en manos de la Inquisición, fue convocado un conclave de cinco Señores de Capítulos de Marines Espaciales, cuyas fuerzas no habían estado implicadas en el conflicto, con el objetivo de realizar el juicio según dictaban las costumbres de los Astartes. Los representantes de ambos bandos fueron reunidos para presentar sus pruebas ante el tribunal. Fue de particular relevancia la declaración del Capitán Pellas Mir'san de los Salamandras, quien presentó una elocuente y emotiva defensa del honor del Capítulo de los Ejecutores, aunque no de sus acciones. También se escuchó con atención la declaración del casi fallecido Señor del Capítulo de los Halcones de Fuego,Stibor Lazaerek, junto con sus amargas exigencias de erradicar a los enemigos derrotados sin excepción, lo que le atrajo las simpatías de algunos miembros del tribunal. El último en testificar fue el Inquisidor Delegado Frain en persona, cuyas apasionadas y sabias palabras indujeron a los Señores de los Capítulos reunidos a sopesar las acciones de los hombres y la voluntad del Emperador, prestando atención al juicio al que les sometería la historia.

El tribunal alcanzó un veredicto unánime respecto a que los Garras Astrales fueran juzgados como traidores de la peor calaña, declarándolos Excommunicate Traitoris, ya que se les consideraba responsables de haber tomado las armas contra el Imperio y de haber obligado, con engaños, a sus iguales a hacer lo mismo. La Corte Consistorial también halló culpables a todos aquellos Capítulos que habían participado en la Secesión de Badab al haber violado los preceptos del Codex Astartes y el antiguo pacto con el Emperador que representaba. En castigo, todos los Garras Astrales bajo custodia de las fuerzas imperiales fueron cegados y encadenados de forma poco honorable, ejecutándolos posteriormente. Se juzgo asimismo necesario que los demás Capítulos que hubieran participado en la Secesión deberían cumplir con una cruzada de penitencia de cien años para expiar por sus delitos, y que deberían cumplir el castigo sin disponer del derecho de reclutar nuevos miembros para reemplazar las pérdidas sufridas durante el periodo de castigo. Por ello, su supervivencia dependería directamente de sus acciones y de la gracia y benevolencia del Sagrado Emperador.

Además, los Guerreros Mantis perderían desde entonces todos sus derechos sobre sus antiguos dominios en el Cúmulo de Endymion, siendo entregados en perpetuidad todos sus bienes e instalaciones a los Halcones de Fuego. De igual modo, los Lamentadores fueron condenados a pagar compensaciones en forma de naves y equipo bélico al capítulo de los Minotauros (lo que en esencia no fue sino una autorización tácita y oficial a las acciones ya tomadas por estos últimos). Los miembros del Capítulo de los Ejecutores, por contra, recibieron un cierto nivel de clemencia, y sus mundos capitulares gemelos fueron confiados al Capítulo de los Salamandras y a sus Capítulos Sucesores en tanto en cuanto no hubieran cumplido con el siglo de penitencia que se les había impuesto. Lo único que tendrían que hacer para recuperarlos era superar el periodo de expiación y sobrevivir.

En lo que se refiere a los hombres y mujeres de la Zona del Torbellino, que habían quedado atrapados en una década de calamidades y derramamiento de sangre, vieron como sus vidas pasaban a ser propiedad del Administratum, del Adeptus Mechanicus y de la Inquisición, todos los cuales tenían intereses que cumplir y que recibirían así su parte.

Fantasmas Estelares en Jagha

Pito-captura del Capítulo de los Fantasmas Estelares descendiendo sobre el Mundo Helado de Jagha, 913.M41 aprox.

El premio de los Fantasmas Estelares[]

En reconocimiento por sus esfuerzos en el brutal asalto final de la guerra, el duramente dañado Capítulo de los Fantasmas Estelares recibió la recompensa pírrica de poder dominar sobre el una vez orgulloso Sector Badab, junto con la tarea de vigilar a los supervivientes por edicto del Inquisidor Delegado. Aunque los Fantasmas Estelares habían quedado reducidos a menos de un tercio de su antigua fuerza, y gobernaban sobre un reino de cenizas, siempre habían sido un capítulo errante tras haber perdido siglos atrás su mundo capitular. Aceptaron ansiosamente dicha corona de laurel de la victoria como su justa y largamente merecida recompensa. Teniendo la posibilidad de elegir cualquiera de los mundos del sector para estabecerse, los Fantasmas Estelares hicieron descender a su dañada Barcaza de Batalla, la Memento Mori, sobre la superficie del Mundo Helado de Jahga, en el Sistema Archaea, en donde serviría como núcleo de una nueva Fortaleza-Monasterio en la que, lentamente, iniciar el proceso de reconstrucción del Capítulo.

El dolor de Tranquility (913.M41)[]

Con la llegada de una nueva fuerza de combate de la Flota Imperial, redesplegada para usar Vyaniah como base, y con los auditores del Adeptus Administratum ubicados en Sagan, las demás fuerzas Leales de Marines Espaciales consideraron que su tarea en la Zona del Torbellino estaba acabada y dieron por finalizadas sus operaciones, regresando a sus mundos capitulares o partiendo a nuevas guerras. El cuidado de la Zona del Torbellino era ahora responsabilidad de otras manos y otros señores. Fue cuando la Espada de Ordon, la última de las Barcazas de Batalla de las fuerzas Leales, recibió el permiso de dejar Vyaniah para comenzar su largo viaje de regreso a Zabeaus Minoris, que se produjo la llegada al sistema de una noticia que anunciaba el oscuro destino sufrido por el Sistema Tranquility.

Antes de abandonar la Zona del Torbellino, la flota del Capítulo de los Carcharodones regresó al Cúmulo de Endymion. Allí, con el acuerdo y connivencia de los Halcones de Fuego, atacaron el Sistema Tranquility, que había sido el área primaria de reclutamiento y entrenamiento del Capítulo de los Guerreros Mantis. En dichos mundos cosecharon a una generación completa para reponer sus pérdidas en combate, forzando a los elegidos a luchar a muerte para probar ante los Carcharodones que eran dignos de ser aceptados entre sus filas. Tras recibir dicho pago en sangre, la flota de los Carcharodones partió, siendo vistos por última vez por una sonda augur Exploradora, que les rastreó siguiendo una ruta por la Disformidad que les alejaba en vertical del plano de la galaxia en dirección a la oscuridad de los vacíos exteriores.

Expurgación (915.M41)[]

Al regresar a la Sagrada Terra, y como último acto antes de perder su autoridad de Delegado, el Inquisidor Jarndyce Frain ordenó la redacción y ejecución del Edicto de Obliteración, bajo los auspicios del Adeptus Terra, referente a los Garras Astrales, los Garras de Tigre y a su amo y señor, Lugft Huron. Así comenzó la tarea de borrar su maldito nombre y sus pecados de las páginas de la historia imperial. Comenzaron a circular versiones alteradas y purgadas de los acontecimientos del conflicto, que fueron incluidos en los registros oficiales, distorsionando nombres y referencias como primera fase de un proceso de eventual borrado total, mientras que un exterminio de datos aplicado por la Inquisición se encargó de eliminar hechos moralmente indignos o molestos relacionados con la Guerra de Badab. Y el ojo del Imperio miró hacia otro lado.

Huron Blackheart Señor del Caos

Huron Blackheart, Señor del Caos de los Corsarios Rojos

El alzamiento de Huron Blackheart (927.M41)[]

"¿Está condenado el género humano a ser siempre el padre de su propio tormento, y el génesis de su propia destrucción, una y otra vez? Que el Dios Emperador nos asista - aunque lo seamos."===

Informe secreto del Ordo Hereticus , autor desconocido.

Aunque gravemente herido por una descarga de un Cañón de Fusión, el Tirano aún seguía con vida, aunque un lateral de su cuerpo tuvo que ser reconstruido completamente mediante implantes biónicos, mientras que los Tecnomarines y los Apotecarios de su antiguo Capítulo velaban largamente por él. En el octavo día tras las operaciones, el Tirano consiguió volver a hablar, y ordenó que su flota buscara un nuevo mundo que conquistar. Doce días después de las intervenciones Huron ya pudo ponerse en pie y ponerse de nuevo su servoarmadura. Sus fanáticos seguidores consideraron como un milagro su recuperación, pero si se trataba de un milagro, era uno de oscuro origen.

Las escasas fuerzas de Huron consiguieron aplastar con facilidad el primer bastión pirata que encontraron, aniquilando a todos los corsarios que había en su interior. Los supervivientes de la masacre juraron lealtad al Tirano y se convirtieron en sus esclavos, aprendiendo pronto a temer su furia. Lufgt Huron había renacido y se había convertido en Huron Blackheart - Señor de los Corsarios Rojos, Amo del Torbellino, el saqueador Sangriento. Tras obtener más naves y hombres, Blackheart se embarcó en la tarea de construir un imperio digno de su liderazgo. En poco tiempo Huron logró forjar un poderoso imperio del Caos, capaz de rivalizar con los del Ojo del Terror, y su poder se extendió con rapidez por todo el reino.

Sus temidos seguidores, los Garras Astrales, cambiaron su nombre y adoptaron el de Corsarios Rojos debido al color sanguinolento con el que habían destruido la iconografía y símbolos imperiales que antes llevaban, y se convirtieron en una poderosa Partida de Guerra Renegada de Marines Espaciales del Caos que estableció un poderoso imperio caótico dentro del Torbellino, capaz de rivalizar con los existentes en el Ojo del Terror. Hoy en día, muchos de los Marines Espaciales que han caído trágicamente bajo el yugo del Caos suelen acabar inevitablemente entre las filas de los Corsarios Rojos, amargados y retorcidos por los malvados poderes del Caos que dominan sin oposición en dicho reino infernal. Los símbolos elegidos por sus seguidores gustaron enormemente a Huron, y es por ello que todos los Marines Espaciales Renegados que se le han ido uniendo han adoptado esos nuevos colores como símbolo de sus nuevas lealtades.

A principios del 927.M41, comenzaron a llegar a manos de las autoridades imperiales los primeros informes de ataques provocados por fuerzas corsarias que operaban en, y alrededor de, el Torbellino, en donde las condiciones han empeorado considerablemente, aunque quitando la región de las Estrellas Pálidas, el resto de la Zona del Torbellino parece no haber sido afectada (diríase que de forma deliberada). Las naves y los operativos enviados a la región comenzaron a descubrir rumores que hablaban de un nuevo y poderoso señor corsario, que operaba dentro del Torbellino y dirigía una partida de guerra de Marines Espaciales Renegados que portaban armaduras de color escarlata. Estos renegados no obedecían ni eran leales a ninguna facción antes conocida, y operaban con una extraordinaria ferocidad y disciplina táctica. Se dice que el señor corsario se presenta como 'Huron Blackheart.'

Orden de Batalla de la Guerra de Badab[]

Leales[]

Comandantes superiores[]

Capitulos Guerra Badab

Capitulos que intervinieron en la Guerra.

  • Jarndyce Frain - Inquisidor-Delegado y líder oficial de la Guerra de Badab.
  • Verant Ortys - Antiguo Señor del Capítulo de los Escorpiones Rojos, Magister Millitum y comandante general de las fuerzas leales durante la Guerra de Badab. Ortys fue asesinado cuando los Escorpiones Rojos fueron traicionados por Lufgt Huron y su Capítulo Renegado de los Garras Astrales sobre el planeta Grief. Mientras ambos lados estaban bajo una bandera de tregua, las Garras Astrales lanzaron un ataque sorpresa contra los Escorpiones Rojos y Ortys fue asesinado en el combate.
  • Mordacai Blaylock, el Rompetormentas- Capitán de la 1ª Compañía del Capítulo de los Novamarines.
  • Pellas Mir'san - Capitán de la 2ª Compañía del Capítulo de los Salamandras.

Capítulos[]

Regimientos de la Guardia Imperial[]

Fuerzas del Adeptus Mechanicus[]

Badab war Chapters

Algunos de los capitulos que lucharon en la Guerra de Badab.





Separatistas[]

Comandantes en jefe[]

  • Yarvan Sartaq - Anterior Señor del Capítulo de los Guerreros Mantis, murió en el 906.M41 durante las fases iniciales de la Guerra de Badab.
  • Khoisan Neotera - Anterior Señor del Capítulo de los Guerreros Mantis durante la Guerra de Badab quien reemplazó a Yarvan Sartaq después de su muerte en 906.M41 hasta el final del conflicto; posteriormente fue encarcelado permanentemente por la Inquisición por su papel en la rebelión de los Capítulos en la prisión de aislamiento imperial Penitentiacon para el resto de su vida.
  • Ahazra Redth, el Profeta - Bibliotecario Jefe del Capítulo de los Guerreros Mantis. Se convirtió en el Señor del Capítulo de los Guerreros Mantis durante los últimos días de la Guerra de Badab.
  • Malakim Phoros, Señor de la Ruina - Señor del Capítulo de los Lamentadores.

Capítulos[]

Auxiliares[]

Saber más[]

Wikihammer-LVDH v2

Fuentes[]

Extraído y traducido de Wikihammer 40K UK.

  • Apocalipsis.
  • Apocalipsis Reload.
  • Codex: Caos (2ª Edición).
  • Codex: Marines Espaciales del Caos (4ª Edición).
  • Muerte en las Calles (4ª Edición).
  • Imperial Armour IX-X.
  • Warhammer 40,000: Compendio (1ª Edición).
  • White Dwarf 101 y 303 (Edición inglesa).
  • Blood Reaver, por Aaron Dembski-Bowden.
  • La Fisura Gildar, por Sarah Cawkwell.
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