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El Gran Maestro de los Asesinos Sin Nombre fue el Gran Maestro de los Asesinos durante la Era de la Apostasía y las posteriores Guerras de la Reivindicación. A pesar de que fue el líder del Oficio Asesinorum durante este período crucial de su historia, su nombre verdadero es desconocido.

Historia[]

Durante la Era de la Apostasía, el Gran Maestro se resistió a que Goge Vandire tuviese influencia alguna sobre el Oficio Asesinorum. Sin embargo, a medida que el control de Vandire sobre el Imperio crecía, se hizo evidente que contaba con la ayuda del Asesinorum: el Gran Maestro reconoció el modus operandi de cada Templo en los informes de varios asesinatos, los cuales parecían favorecer los intereses de Vandire. Después de meditarlo, el Gran Maestro dedujo que el agente traidor era Tziz Jarek, el Director Primus del Templo Callidus, un hombre importante dentro del Asesinorum, con quien mantenía una gran rivalidad. También supuso que Jarek había logrado controlar el Asesinorum ordenando la eliminación de un alto cargo de cada Templo y reemplazándolo por un asesino Callidus que tomaba su forma.

Sin embargo, tras la muerte de Vandire se le ordenó a muchos departamentos del Administratum que purgasen de sus filas a todos los individuos sospechosos de ser partidarios del demente gobernante. Jarek, pretendiendo evitar tal destino, asesinó al Gran Maestro y tomó su forma utilizando la poliformina. Sin embargo, el Gran Maestro había previsto que esto sucedería, por lo que, sin que Jarek lo supiese, se había reemplazado por un doble idéntico, un agente leal del Templo Cadillus que había tomado su forma.

Al ver lo débil que era el Asesinorum como organización, al caer víctima de la corrupción de unos pocos individuos, el Gran Maestro decidió que habría que reconstruirlo, aunque para eso primero debía ser completamente aplastado. Junto a un grupo de asesinos leales declaró una guerra total. Aunque Jarek estuviera en el despacho del Gran Maestro, solo él conocía todos los secretos del Asesinorum. Día y noche, los asesinos combatieron, leales contra renegados, en una batalla sin tregua. Cada muerte inclinaba la balanza, y al final, todos los asesinos que habían apoyado a Jarek murieron. Únicamente Jarek conservaba la vida.

El Gran Maestro se había preparado para ese momento desde el principio: en la estructura de la mesa de su despacho había instalado una carga de disrupción, que detonaría mediante una palabra clave, y de las armas Exitus que aún colgaban ceremonialmente de la pared una no era un simple modelo, sino que estaba cargada y montada. Finalmente se enfrentó a Jarek, que se encontraba esperándolo. El Gran Maestro detonó las cargas, que emitieron una onda electromagnética que dejó sin energía a las armas del traidor, y aprovechando su momento de distracción, tomo el arma Exitus y disparó, alcanzando a Jarek en la cabeza y en el pecho a pesar que ya se había puesto a cubierto, gracias a los diminutos cogitadores de rastreo que contenían las balas.

Posteriormente, el Gran Maestro preparó un informe para la Inquisición, donde detalló todo lo que había ocurrido, dejando en sus manos la reconstrucción del Asesinorum. Tras esto, se retiró a un exilio autoimpuesto. Un informe de la propia Inquisición declara que no se sabe qué ha sido de él desde entonces, y que no ha reparado en recursos para averiguarlo.

Fuentes[]

  • Codex: Asesinos (2ª Edición).
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