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"'Cantad, dulce coro de la dolencia, dejad que vuestras voces y bubones se alcen. Impregnadlos con vuestras jugosas viruelas, y que supure de sus ojos pútridos’"
- —- Ghrubex, Señor de la Viruela, Gran Daemon de Nurgle

Una Gran Inmundicia exhorta a las purulentas hordas de los Daemons de Nurgle.
Las Grandes Inmundicias (Great Unclean Ones en inglés) son los Grandes Daemons de Nurgle, el Dios del Caos de la enfermedad y la decadencia.
Descripción[]
Al ojo mortal, un Gran Daemon de Nurgle es indudablemente el más nauseabundo de todos los siervos daemónicos de los Poderes Ruinosos. Cada Gran Inmundicia tiene la forma del mismísimo Nurgle; lleno de cresas, con las tripas cargadas de larvas que se vierten a la vista a través llagas y tajos en su hinchada panza a medida que avanza pesadamente. Racimos de pústulas y supurantes bubones brotan de su pellejo, alumbrando a pequeños enjambres de gorjeantes Nurgletes. Nocivos fluidos rezuman de una docena de úlceras infectadas, dejando un brillante rastro de mucosidades a medida que la Gran Inmundicia avanza. Pocos mortales tienen estómago, así como la voluntad, para poder enfrentarse a tales criaturas.
Las Grandes Inmundicias son los tenientes de Nurgle, los generales de campo de sus Legiones de Plaga. Su apariencia es tan monstruosa como espeluznante, estos Grandes Daemons tienen un afecto paternal extraño y de un modo pesadillesco. Gregarios y sentimentales, una Gran Inmundicia sentirá orgullo de los logros de sus seguidores y cuidará a todas las criaturas en su legión como sus “hijos”, y sus subordinados lo verán como una personificación del Abuelo Nurgle. Cada Gran Daemon presta cuidadosa atención a todos sus seguidores, y estará orgulloso de su apariencia y cariñoso comportamiento. Una Gran Inmundicia se deleita en los pormenores de sus sicarios, deleitándose con la variedad de sus enfermedades y echándoseles encima animándolos con proclamas vehementes. Con un gesto de sus brazos tales monstruosidades envían a la carga a sus Bandas de Esclavos, con estruendosas palabras de ánimo y gorjeantes risotadas, a la batalla. Esta energía inagotable y maneras, es poseída por todas las Grandes Inmundicias; constantemente trabajando para extender el proceso de la putrefacción y la decadencia, ignorando sus propias comodidades mientras haya zonas de la galaxia sin el toque de las recompensas de Nurgle.
Mientras los Grandes Daemons de los dioses rivales de Nurgle tienen un dispar favor de sus amos, el Señor de la Decadencia ama a todos sus hijos por igual, incluso aunque algunos sean más dotados que otros. Aunque operan como parte de la estructura jerárquica, las Grandes Inmundicias tienen tareas concretas de acuerdo con el estado de crecimiento y la fecundidad que en ese momento representan. Aquellos dotados con el título de Lord Fecundus son los jefes en lo que concierne a la propagación de enfermedades, y dirigir a las Legiones Fecundus o servir en el Jardín de Nurgle. El titulo Gran Impoxenator significa que la Gran Inmundicia controla una Legión Infecticus, encargada de esparcir las gloriosas cualidades malignas. Se dice que antes de que una Gran Inmundicia pueda obtener el estatus de Exaltado, debe primero dirigir satisfactoriamente una Legión de Plaga en cada uno de sus ciclos.

Gran Inmundicia, por Wayne England.
Las Grandes Inmundicias están motivadas por las mismas trivialidades que impulsan a los vivos. Son entusiastas y ruidosas, y sienten un impulso natural de organizar y conseguir. Dedicada a coordinar los esfuerzos caóticos de Nurgle, una Gran Imundicia trata de inculcar un propósito y función a la horda daemónica bajo su mando. Cuando la Gran Inmundicia insta a sus secuaces a seguir adelante, su boca ancha escupe glóbulos de color amarillo verdoso. A regañadientes, el Gran Daemon azuza a los que tardan en avanzar o parecen tener menos energía en la consecución de los objetivos del Abuelo Nurgle.
Cuando se alza a la guerra, una Gran Inmundicia es terrorífica de contemplar. Aunque pesados, tienen un avance imparable, les rebotan las balas y espadas enemigas mientras piensa de ellas que no son nada más que molestos insectos. Ayudada por el ímpetu de su carga, una Gran Inmundicia puede arrojar su enorme mole contra sus víctimas con toda la fuerza que puede reunir, un altruista acto de generosidad que calienta su podrido corazón. Aquellos que sobreviven se enfrentan con una combinación de ponzoñosos flagelos de plaga, aceradas espadas de plaga, filos de plaga incrustados de porquería y herrumbrosas campanas de perdición. No es el ataque físico solo, empero, lo que hace a una Gran Inmundicia tan peligrosa, sino el enconado hálito de la disformidad de sus poderes, que puede invocar vientos pestilentes que marchitan a sus enemigos, vomitar torrentes de porquería, larvas y mucosidades, o bendecir a aquellos bajo su mando con renovado y tumoroso crecimiento que restañan las peores heridas.
Miniaturas[]
Fuentes[]
- Codex: Demonios del Caos (6ª Edición).
- Warhammer 40,000: Dawn of War II - Chaos Rising (Videojuego).
- Warhammer 40,000: Dawn of War II - Retribution (Videojuego).