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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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63/19 era el 19º mundo en ser devuelto al seno del Imperio por la 63ª Flota Expedicionaria, en el año 203 de la Gran Cruzada, bajo el mando del Señor de la Guerra Horus. Este mundo fue el primero en ser anexionado bajo su nuevo título imperial.

Sesenta y tres Diecinueve era un Mundo Civilizado, y tenía un elemento marcial considerable de alta tecnología y al menos tres modelos nuevos de PCEs.

Historia[]

El mundo 63/19 fue encontrado por casualidad, después de que la flota tuviera que variar su rumbo debido a una repentina tormenta etérea. Éste era el tercer planeta de los nueve que orbitaban un sol amarillo y poseía un buen clima y una atmósfera rica en oxígeno. En el momento en que las fuerzas imperiales tomaron contacto vieron como el orbe estaba siendo gobernado por un autoproclamado Emperador, el cual manifestaba que su planeta era conocido como Terra (de hecho así la conocían sus habitantes). El gobernante se consideraba, por lo tanto, el señor legítimo de la humanidad. Una vez iniciadas las relaciones diplomáticas por la 63ª Flota Expedicionaria del Imperio con el autoproclamado Emperador, éste exigió que las fuerzas de Horus le jurasen fidelidad. Esto acabó en el conflicto armado que se describe a continuación.

Conflicto armado en Sesenta y Tres Diecinueve[]

"Mi comandante, aquí no hay trato. Este estúpido impostor no escuchará."

Ezekyle Abaddon, Capitán de la 1ª Compañía de Lobos Lunares, dirigiéndose al Señor de la Guerra, Horus

La embajada inicial enviada por la 63ª Flota Expedicionaria fue recibida con violencia y todos los embajadores del convoy diplomático incluyendo al amado Capitán Hastur Sejanus, fueron asesinados por la guardia personal del autoproclamado Emperador, los llamados Invisibles.

Horus intentó dar otra oportunidad a este Emperador, intentando evitar tener que recurrir a la guerra y buscar por medios factibles un acercamiento pacífico. Ordenó a sus hombres que preparasen una segunda comitiva diplomática. Su palafrenero, Maloghurst, se presentó voluntario al instante. El comandante estuvo de acuerdo pero, en paralelo, ordenó que una punta de lanza de la flota expedicionaria avanzara manteniendo una distancia de asalto. El intento del Señor de la Guerra era claro: por un lado tendía una mano extendida con intención de paz, y por otro lado, la otra mano formaba un puño. En caso de que este segundo destacamento diplomático fallara o se enfrentasen a un recibimiento violento, estarían preparados para atacar. Ese día sombrío, la punta de lanza que recaía en las fuerzas de los Capitanes Abaddon, Torgaddon, el "Pequeño Horus" AximandLoken avanzaron con sus navíos en modo de ocultación mientras la lanzadera que llevaba la comitiva de Maloghurst se dirigía hacia su objetivo. Cuando se disponía a entrar en órbita, las baterías de superficie del planeta derribaron la lanzadera de los Lobos Lunares. Al final solo logró sobrevivir Maloghurst.

Horus no tenía ninguna otra opción, sólo le quedaba conquistar el planeta por la fuerza. Seiscientas naves de guerra del autoproclamado Emperador sobrevolaron los cielos dispuestas para la guerra. La punta de lanza de Abaddon fue la primera en ser atacada al emerger del modo de ocultación con la intención de hacer entrar en razón a las fuerzas planetarias y evitar les atacaran.

Victoria imperial[]

"Ilumínalos, hijo mío, pero perdona a todos cuantos puedas. Venga la sangre de mi noble Sejanus. Diezma a los asesinos de élite de este "Emperador", y trae al impostor ante mí."

Horus, Señor de la Guerra, dirigiéndose al Capitán Ezekyle Abaddon en el momento de entrar en conflicto en 63/19

Tras una dura batalla y el derrocamiento del falso Emperador, la población humana del planeta aceptó de forma amarga su nuevo papel como ciudadanos del llamado Verdadero Imperio. Cabe mencionar que pequeñas bolsas de resistencia se mantuvieron activas después del conflicto y diversas ciudades del continente occidental resistieron durante breves períodos de tiempo. Fue necesario realizar acciones de pacificación tanto en el planeta como en otros tres mundos más, los cuales también estaban habitados.

Cultura[]

Según los Astartes, la civilización humana que habitaba en 63/19 tenía unos 5.000 años de antigüedad y un marcado viso neoclasicista. Si se analizara de forma minuciosa, esta cultura era tecnológicamente comparable a la de los invasores Astartes; salvo por la diferencia principal de que sus soldados no estaban modificados genéticamente.

Armamentísticamente hablando, la artillería y armas de fuego de estas gentes no solo eran comparables en todo punto a las armas de la legión, sino que también contaban con adiestramiento y habilidad equiparables. La infantería llevaba fuertes y avanzadas armaduras que les permitían disparar con potentes armas de energía y de munición sólida, además de contar con el apoyo de armas montadas sobre orugas y artillería automatizada. Destacaban los cañones automáticos, de cuatro e incluso ocho bocas que avanzaban pesadamente sobre patas hidráulicas; y los morteros pesados, que martilleaban las posiciones imperiales con constantes salvas de enormes cargas explosivas.

Cuando los legionarios atravesaron las defensas enemigas y lograron entrar en el palacio del falso emperador, se encontraron con dos desagradables sorpresas, una de ellas, la abundancia de trampas automáticas, como potentes ametralladoras blindadas, sostenidas sobre cuatro patas acolchadas, que reaccionaban al movimiento y que en un lapso de apenas cinco segundos eran capaces de descargar un millar de balas. La segunda eran los soldados de élite conocidos como “Invisibles”, una guardia pretoriana que era llamada así por contar con una avanzada tecnología de pantalla que recubría todos sus cuerpos, distorsionando la luz y que al mismo tiempo les permitía proyectar fuertes descargas de esta con suficiente fuerza como para derretir la ceramita.

Estos enemigos no eran capaces de ser detectados ni a simple vista, ni con los avanzados visores de los cascos de los Lobos Lunares, sin embargo, su tecnología de ocultación era menos efectiva cuando se movían, dejando una neblina rosa tras de sí, que permitía que fueran vistos como siluetas vaporosas. Cuando no tenían su camuflaje activado, se podía apreciar su armadura, de color plateado, era muy torneada y adornada, estando acompañada de una larga capa roja, lo que, junto a las largas lanzas con las que acometían en el cuerpo a cuerpo, hizo que Loken recordara a la pesada guardia de custodios del propio Emperador de Terra.

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Los Lobos Lunares atacan Sesenta y tres diecinueve.

El incidente más serio de rebelión ocurrió en la cadena montañosa de las Cabezas Susurrantes y duró alrededor de tres meses, hasta que la 10ª compañía de los Lobos Lunares al mando de Garviel Loken sofocó el incidente.

La Ciudad Alta[]

Esta ciudad era el emplazamiento donde el falso Emperador tenía su trono así como la capital de este mundo. La Ciudad Alta recibía su nombre por tener forma de alguna especie de inmensa torre, de kilómetros de altura, que refulgía como si estuviera cubierta de vidrio. Gran parte de la ciudad estaba ocupada por el palacio del Emperador. A continuación destacamos sus principales zonas de interés:

La Regencia[]

La Ciudad Alta también contenía en la zona inferior de la cuidad, un área al oeste conocida como la Regencia, que era notable por sus lagos ornamentales y jardines.

El área de Regencia era un cuidado jardín y era una zona muy bella para la vista. Grandes áreas de césped fueron rodeados por filas de árboles y arbustos recortados en formas de todo tipo y podados con primor y había cantidades importantes de lagos ornamentales y charcas rodeadas de altos setos y con flores de agua y helechos en su interior. En uno de estos jardines el Capitán Garviel Loken fue investido en la élite del Mournival, el consejo extra-oficial del Señor de la Guerra.

Necrópolis[]

Había también una necrópolis en la ciudad. En ella, Horus ordenó que se enterrara al difunto Emperador según las tradiciones propias de este mundo.

Palacio imperial[]

El Palacio imperial era sumamente grande y estaba construido de ouslita, piedra y yeso. Destacaban varias altas torres conocidas como torres fototrópicas debido al modo el que sus cimas fueron diseñadas para girar con el movimiento del sol, como los girasoles. Durante la batalla por la ciudad, los resplandores de las explosiones las hacían girar de forma errática. El trono de oro del Emperador fue localizado en lo alto de una de estas torres, protegido por su guardaespaldas, los llamados Invisibles. El trono estaba protegido por un campo de fuerza muy poderoso. En las áreas residenciales de la ciudad destacaban grandes edificios de basalto con plazas entre ellos.

La Ciudad Alta tenia un diseño general descrito como heliotrópico basado en la naturaleza, ya que fue diseñado para aprovechar tanta luz del sol como fuese posible. Este principio se mantuvo por el Imperio al rediseñar la ciudad, planeada por el arquitecto Peeter Egon Momus.

Kaentz[]

Kaentz era una de las ciudades al este y capital de la región oriental.

Las Cabezas Susurrantes[]

Poster Falsos Dioses Lobos Lunares Gran Cruzada

Lobos Lunares durante la Gran Cruzada

Las Cabezas Susurrantes eran una serie de picos montañosos y estaban localizadas en el hemisferio sur del planeta. Se convirtieron en el último bastión anti-imperial del planeta. En el área general de esta zona destacaba una población más supersticiosa que la de las regiones del norte (aun así el pueblo de este planeta era un pueblo bastante religioso), y afirmaban que los espíritus moraban entre ellos.

Katheri[]

Llamaron al principal centro demográfico Katheri, el cual estaba situado a gran altura. Sus gentes formaban un típico pueblo de alta montaña y las fuerzas autóctonas opositoras ofrecieron fuerte resistencia en una fortaleza natural, ya que para acceder a ella había que cruzar un abismo sobre un puente de roca natural, creados ambos por los glaciales.

Samus[]

Dentro de la fortaleza-montaña apareció un culto primitivo que adoraba a una criatura llamada Samus. Todos los rebeldes fueron destruidos por los Lobos Lunares. Muchos creen que la guerra de Sesenta y tres Diecinueve marcó el principio de la corrupción eventual de Horus por los poderes de Caos, en especial tras el incidente de las Cabezas Susurrantes.

Fuentes[]

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