Electrosacerdotes

Plantilla:MascotaMechPatrocina

Batalla Adeptus Mechanicus Legio Cibernética — Electrosacerdote junto a la Legio Cibernética

Los Electrosacerdotes, también conocidos como Lumien o las chispas de la vida, son un tipo de Tecnosacerdotes del Adeptus Mechanicus. Son guerreros fanáticos devotos de la Fuerza Motriz, uno de los componentes de la trinidad que es el Omnissiah, y creen que toda vida y movimiento le debe su existencia a esta inefable divinidad.

Descripción

Los Electrosacerdotes dan apoyo a otros Tecnosacerdotes y fuerzas del Mechanicus, como a los Skitarii y a los Servidores de Combate, en batalla. Su ferviente vocación requiere que sus cuerpos deban ser endurecidos, acondicionados y preparados para la dura prueba de albergar la sagrada energía de la Fuerza Motriz. Su piel está recubierta con un electrotatuaje metálico de circuitos que les rodea por todo el cuerpo y se interconecta profundamente con su mente, permitiéndoles acumular una tremenda carga de energía eléctrica. Los Electrosacerdotes son capaces de canalizar un torrente de electricidad a cualquier cosa que toquen o que se encuentre cerca. Los injertos cibernéticos en su sistema nervioso les permiten canalizar energía a través de sus palmas marcadas con bronce, y mientras la carga aumenta rápidamente, el Electrosacerdote entra en un frenesí eufórico. En la cima de su fanatismo religioso, los verdaderamente devotos pueden destruir a los enemigos del Dios Máquina con proyectiles de luz viva.

La corriente eléctrica que les recorre es tan fuerte que sus ojos se queman y derriten literalmente, un fenómeno que la orden conoce como las Lágrimas del Omnissiah. Corpuscariis y Fulguritas por igual agradecen este regalo ya que de esta manera puedan sentir la firma electromagnética de amigos y enemigos y percibir el mundo como una visión crepitante de la Fuerza Motriz que impulsa todas las cosas. Para los Corpuscarii, los habitantes de la galaxia son poco más que oscuros fantasmas de fuerza eléctrica a la espera de ser devueltos en llamas al lado del Omnissiah.

Hace tiempo, los Electrosacerdotes estaban divididos en dos facciones conocidas como Corpuscarii y Fulguritas. Los antepasados de los Corpuscarii creían que la luz del Dios Máquina debía ser llevada a toda la Galaxia y gastaban grandes recursos en proclamar Cruzadas. En cambio, los que se convertían en Fulguritas se espantaban ante lo que consideraban un desperdicio, y eran celosamente protectivos con la Fuerza Motriz. Ambas facciones se han enfrentado muchas veces en lo que ha acabado por ser conocido como las Guerras Conducto. Una de estas guerras, el Cisma Elucidano, fue particularmente fiera y duró varios siglos.

Los Electrosacerdotes entran en batalla entonando letanías del Culto Mechanicus, incrementando su carga eléctrica y lanzándose a un frenesí de destrucción. Están protegidos por potentes Campos Voltagheist y, ya sean los fervientes Corpuscarii o los ávaros Fulguritas, cubren sus pies con pesadas botas de goma para impedir que las energías que recorren su cuerpo se descarguen en el terreno, un desperdicio semejante a una herejía.

Tipos

Corpuscarii - Rebosantes, literalmente, de la Fuerza Motriz, los Corpuscarii esparcen la bendición de la iluminación en nombre del Dios Máquina. Los relámpagos crepitan en los Corpuscarii que se han preparado electroquirúrgicamente para usar la inimaginable energía que recorre lo que antaño eran sus venas. Son capaces de descargar chispeantes ráfagas de energía que electrocutan al enemigo y que provocan al propio electrosacerdote convulsiones de ferviente éxtasis religioso. Cada Corpuscarius va armado con un par de guanteletes electrostáticos conectados a un generador dorsal que les permite canalizar y proyectar los letales rayos de energía.

Fulguritas - Los Fulguritas blanden varas electrodrenantes y les rodea un velo protector de relámpagos. Creen que no hay mayor blasfemia que desperdiciar la energía. Se lanzan al combate en pleno arrebato religioso y son capaces de drenar la bioelectricidad de sus enemigos y almacenarla en condensadores, dejando el cadáver de su enemigo inerte, frío como la piedra. Esa energía robada servirá más tarde para impulsar su marcha sagrada por toda la galaxia, dejando tan solo oscuridad permanente a su paso.