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Legión de la Cruz de Hierro
El contenido de este artículo pertenece a la saga No Oficial de Balhaus, que ha recibido el Sello de Calidad Wikihammer.

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Castas Tau II

Representantes de las Castas Tau

Se denomina Concilio de Ar'gatuth a la cumbre realizada entre Balhaus y el Imperio T'au en el 2672 DDF (096.M42), por petición expresa de los dignatarios de la Casta del Agua, quienes invitaron a representantes del Weisering a este mundo fronterizo con objeto de iniciar definitivamente el proceso de adhesión al Bien Supremo.

Historia[]

Habían pasado dos Miclos desde que los T'au intentaran de manera abierta en el 1576 DDF (905.M39) durante el Concilio de T'au el último intento de adhesión de Balhaus al Bien Supremo, permitiendo no obstante que la civilización balhausita permaneciera independiente tras el resultado de aquella cumbre.

Durante el larguísimo período desde el Tratado de Agnir las relaciones entre Balhaus y los T'au se habían mantenido, aunque de una manera cada vez más distante, reduciéndose rápidamente de manera significativa sus intercambios de conocimiento y acuerdos comerciales poco tiempo después, lo cual estaba motivado no sólo por la situación diplomática sino también por las actividades desarrolladas por ambas civilizaciones, las cuales habían postergado una y otra vez el momento en el que los alienígenas replantearan su propuesta.

En el 2671 DDF (094.M42), sin embargo, agentes del SVD en territorio T'au descubrieron que la paciencia de los alienígenas por fin parecía haberse terminado, llegando el momento en el que la Casta del Agua comenzó a hablar abiertamente del "problema" con la pequeña civilización situada al Noreste de sus territorios, la cual había evitado durante tanto tiempo sus amables peticiones de unirse a ellos, optando por ir un paso mas allá. Los T'au necesitaban un aliado en el Este, una raza cliente con la que cubrir ese flanco, y los únicos que parecían idóneos eran los balhausitas.

Aquellas conversaciones internas entre los T'au no tardaron en materializarse meses después en un hecho, concretamente en un mensaje dirigido a Balhaus para la celebración de una reunión en el planeta Ar'gatuth, un mundo de reciente colonización por los T'au al Suroeste de la desaparecida colonia balhausita de Volündr.

La invitación de los diplomáticos de la Casta del Agua, no obstante, estaba conformada con palabras que no admitían negativa alguna, requiriendo que los máximos mandatarios de Balhaus, es decir, representantes del Weisering y no subordinados, fueran quienes viajaran hasta Ar'gatuth, estableciendo una fecha inamovible para tratar, según su mensaje, "cuestiones que no podían retrasarse más tiempo", y que sin duda eran malas noticias para los intereses balhausitas.

La premura de esta reunión así como la insistencia de los T'au, generalmente mucho más sutiles, obligó al Weisering a aceptar su invitación, de modo que una docena de sus miembros se embarcaron en un viaje hacia el lejano mundo fronterizo de los T'au, lugar donde difícilmente podrían retrasar de nuevo las intenciones de los alienígenas de absorber la precaria civilización balhausita, para pasar a ser sus clientes en una relación similar a la que tenían con los Gue'vesa.

Desarrollo de la cumbre[]

Tau casta agua diplomatico

Diplomático de la Casta del Agua

Al contrario que en la última cumbre celebrada en el propio T'au, donde los alienígenas agasajaron a sus invitados y trataron de impresionarles con sus logros y tecnologías, la recepción en Ar'gatuth fue tibia y con pocas contemplaciones hacia los representantes del Weisering.

En aquel mundo, recientemente civilizado por los T'au, había emplazadas grandes defensas, efectivos y fortalezas que sin duda estaban destinadas a promover posteriores conquistas en el propio sector, para las cuales contar con los balhausitas en el Este supondría una gran ventaja.

Se llevó a los diplomáticos de Balhaus hacia una de aquellas grandes fortalezas donde fueron recibidos por una pequeña comitiva de la Casta del Agua, quien a pesar de mostrarse amistosa, desde el principio no ocultó sus intenciones en cuanto se sentaron en la sala que albergaría el supuesto concilio.

Con más prisas que protocolos, el principal representante T'au tomó la palabra sin rodeos, planteando que su civilización ya había dado tiempo más que suficiente a los balhausitas para prepararse y recibir el Bien Supremo, algo necesario en aquellos tiempos oscuros, uniéndose a los T'au para fortalecer ambas culturas olvidándose del "anticuado e ineficaz" sistema de gobierno que durante miles de años había ejercido Balhaus.

Uno de los argumentos que usaron para forzar el inmediato requerimiento de adhesión fueron los hechos recientes sucedidos en los territorios balhausitas, es decir, los ocurridos durante el período denominado El Fin de los Tiempos, los cuales eran conocidos por los T'au, quienes ―por fortuna para ellos― no se vieron afectados por la Flota Enjambre Tödringen.

Si los balhausitas hubieran estado vinculados al T'au'va —explicaron—, probablemente sus territorios no se habrían visto asolados en semejante medida ni tendrían que haber reducido sus fronteras a los mínimos en los que se veían ahora, pues al contar con el apoyo del poderoso Imperio T'au habrían combatido de manera mucho más eficaz la amenaza Tiránida.

Durante largo tiempo el representante de la Casta del Agua enumeró los grandes beneficios de pertenecer al conglomerado T'au, señalando que varias razas que ya se habían sumado a él ahora disfrutaban de las ventajas ofrecidas, mientras que otros menos inteligentes se habían opuesto de manera absurda, quedando así relegados, aislados, vulnerables e ignorantes del verdadero camino que representaba el Bien Supremo. Ahora era el momento ―insistieron― de unirse y que Balhaus se replanteara sus prioridades.

Las palabras de los T'au no generaron sorpresa entre los miembros del Weisering, quienes esperaban algo semejante aunque quizá no tan directo, pero aún así, el mensaje estaba claro: o bien aceptaban el Bien Supremo reestructurando por completo los principios de su civilización supeditándose a los T'au y uniéndose a su imperio, o bien sufrirían las consecuencias.

La respuesta[]

Había llegado el momento crítico, no quedaban más opciones y Balhaus tenía que decantarse abiertamente por una u otra alternativa: adhesión (más entendida por ellos como sumisión) o exponerse a ser absorbidos por la fuerza, seguramente tras un corto intercambio de hostilidades en el que Balhaus llevaría la peor parte, tras lo cual no les quedaría más remedio que someterse o desaparecer. En ambos casos, parecía que el resultado sería el mismo.

Con toda la dignidad que pudo reunir en aquel momento, el portavoz del Weisering se levantó y transmitió el pensamiento general de sus compatriotas, el cual era una rotunda negativa a someterse a un poder externo. Balhaus se había creado al margen de un poder muy anterior ―relató gravemente―, el Imperio de la Humanidad, de modo que aceptar las pretensiones de los T'au sería cambiar una servidumbre por la otra, algo a lo que no estaban dispuestos en aquel momento por mucho que su civilización hubiera sufrido los reveses de una guerra devastadora contra los Tiránidos.

El rechazo provocó un airada reacción de los miembros de la Casta del Agua, quienes en aquel mismo momento dieron por concluido el Concilio, pero no sin antes decir de forma estudiadamente paternalista que se arrepentirían de aquella decisión y que tarde o temprano comprenderían su error. Era una amenaza clara, y las fuerzas acantonadas en Ar'gatuth demostraban que los T'au no estaban dispuestos a prolongar la situación.

Consecuencias[]

El abrupto final del Concilio supuso la marcha de los miembros del Weisering de Ar'gatuth de regreso a Helheim, donde desde antes de que partieran ya se habían iniciado los preparativos para afrontar un nuevo problema, algo quizá de tanta o más envergadura como el que habían supuesto los Tiránidos, si bien esta vez no contaban con fuerzas que pudieran oponerse a la temible maquinaria de guerra T'au si se decidían a emplearla.

No obstante, como siempre sucedía, Balhaus contaba con una estrategia que, a pesar de ser muy arriesgada, si tenía éxito, les permitiría evitar los planes de los T'au. Este fue el origen de la llamada Campaña del Despertar.

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