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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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Estrella del Caos demonios

La Estrella del Caos, u Óctuple, símbolo que representa a todo el panteón del Caos Absoluto.

Los Dioses del Caos, también llamados Dioses Oscuros o Poderes Ruinosos, son poderosos entes del universo psíquico conocido como Disformidad, creados y alimentados por las emociones y las almas de todo ser vivo del universo material. Cuando suficientes seres con presencia psíquica sienten una emoción o tienen una creencia en el espacio real, esta tiene su reflejo en la Disformidad, donde van uniéndose, creciendo y volviéndose más fuertes. De esta manera, acaban cobrando consciencia propia y, si son lo suficientemente fuertes, convirtiéndose en los Dioses.

Aunque son entidades de naturaleza incomprensible, son por definición monomaníacos y se componen cada uno de una única emoción o concepto, y además dependen absolutamente de las emociones de las criaturas mortales para obtener poder y seguir existiendo. No son, por lo tanto, criaturas verdaderamente divinas, pues no son ni infinitas ni eternas, al depender de un constante flujo de emociones. Con todo, su poder es inconmensurable, por lo que para la mente mortal son verdaderas divinidades.

Los Dioses son capaces de dedicar una fracción de su poder a crear Daemons, cuya apariencia y carácter reflejan la naturaleza del propio Dios. Estos Daemons pueden ser reabsorbidos por el Dios en cualquier momento. El más pequeño de los Dioses menores puede estar tan limitado, que gastar su poder en crear un Daemon significaría gastarlo por completo, y de este modo, el Dios se convertiría en Daemon.

Los cuatro grandes Dioses del Caos son:

Origen[]

En los inicios de la historia de la galaxia, los poderes de la Disformidad aún tenían que desarrollarse en entidades distintas. En esta época, las emociones de los mortales fluían y se diluían como el agua en un arroyo. A medida que las razas mortales crecían y prosperaban, así lo hicieron también sus emociones. Finalmente, los poderes crecieron hasta un punto en el que podían actuar independientemente del flujo general de emociones, y así se convirtieron en los Dioses del Caos. Se introdujeron en los sueños de los mortales, y exigieron oración y servidumbre para incrementar su propio poder, pues cuanto más se exhibe una emoción (tanto de obra como de pensamiento), más fuerte se vuelve ese Dios.

En términos de cronología, los Dioses comenzaron a manifestarse en el espacio real en el Segundo Milenio (o M2), a excepción de Slaanesh, el más joven de ellos, que no despertó hasta el M39. Sin embargo, el flujo del tiempo en la Disformidad transcurre de manera diferente al espacio real. Allí, una vez un Dios se manifiesta, ha existido siempre y siempre existirá, por lo que no se puede hablar de un momento concreto de manifestación de estos poderes en la Disformidad.

Descripción[]

Estrella del Caos Demonios

Describir a los Dioses Oscuros es una tarea imposible, pues en realidad no son seres, sino entidades. Los Cuatro no son más que la personificación de las diversas emociones de los seres mortales con capacidades psíquicas, por muy escasas que sean, pero no son criaturas que hayan nacido de manera natural. Por esto, los Dioses están formados por la pura esencia de la Disformidad, al igual que el Caos como concepto. Así, los Dioses y el Caos son, en realidad, un mismo concepto, único e indivisible.

Cada Dios existe y es alimentado por un rango de emociones concreto y similares entre sí. Por ejemplo, Khorne nació alimentándose de la rabia e ira de los seres mortales, pero también depende de emociones similares, como el ansia de poder o la frustración, si estos están alimentados por la ira. Del mismo modo, Nurgle representa la desesperación y el miedo ante la muerte, pero también la esperanza si esta nace del deseo de escapar de este dolor.

Aunque los Dioses se alimentan de las emociones humanas, la simple existencia de estas no es suficiente para mantenerles. Si bien un acto de traición puede alimentar a Tzeentch, para que este Dios vea su poder aumentado esta traición se debe efectuar como un acto de devoción al Señor del Cambio. Todas las emociones son más poderosas si se entregan voluntariamente a los Dioses, y por eso exigen y buscan la adoración de los mortales, especialmente de los humanos, pues su conexión con la Disformidad es los suficientemente potente como para magnificar estas emociones.

Los Dioses no son criaturas vivientes, sino emociones con consciencia, por lo no tienen una forma física definida. Sin embargo, las mentes de los mortales necesitan darles una forma en las ocasiones en las que contemplan a los Dioses (ya sea en sueños, visiones o cuando viajan a la Disformidad para adorarles), por lo que estos suelen tomar una forma relacionada con su esfera de influencia. Así, Khorne suele aparecer como un guerrero bestial, mientras que Nurgle lo hace como una criatura hinchada y enferma pero jovial.

Por otro lado, aunque todos los Dioses están representados por la estrella de ocho puntas, cada uno de ellos tiene un símbolo, una runa que les identifica solo a ellos y diferencia de los demás. Los mortales usan estas runas para mostrar su adoración a los Dioses, y sus daemons las portan en estandartes, decoraciones o en sus propios cuerpos. Cada Dios tiene asignado también un número sagrado: el seis para Slaanesh, el siete para Nurgle, el ocho para Khorne, y el nueve para Tzeentch. Estos números tienen poder, y pueden usarse para invocar daemons de un dios concreto, son necesarios para sus rituales o, incluso, dictan cómo los Dioses organizan sus reinos o sirvientes.

Reinos del Caos

Mapa de los Reinos de los Dioses del Caos

Dado que el Empíreo es una dimensión paralela al espacio real, conformada por las emociones de los mortales, y los Dioses no son sino la personificación de estas emociones, los Dioses del Caos están compuestos de la Disformidad misma. Siendo así, cada uno de los Cuatro influye en la Disformidad, extendiendo su poder por la misma y creando sus Reinos.

Cada uno de los Reinos del Caos es una manifestación del carácter de su Dios, y su apariencia y naturaleza depende de ellos: el Reino de Khorne es un páramo de huesos, volcanes y ríos de sangre o lava; el de Tzeentch se manifiesta como un laberinto de magia pura y cristal cambiante; en el Palacio de Slaanesh se ubican todos los excesos y tentaciones de los mortales; mientras que el Reino de Nurgle se conoce como su Jardín, lleno de plantas y criaturas enfermizas. Cada Dios reside dentro de su Reino, desde donde gobiernan a sus seguidores.

Los Dioses y sus sirvientes[]

Seguidores mortales[]

Caos cultista milicia renegada vraks

Siervo mortal de los Dioses del Caos

Los mortales tienen numerosas razones para servir a los dioses, pues sus tentaciones son muchas. Para algunos, puede haber razones virtuosas, como la autopreservación o el deseo de proteger a sus seres queridos o su planeta. Otros pueden adorarles sin saberlo, bien porque han sido engañados por un culto camuflado como una secta de la fe imperial o porque en sus Mundos salvajes se confundan a los dioses con fuerzas de la naturaleza. Sin embargo, la mayoría lo hacen por poder y, sea cual sea el motivo por el que alguien comienza a adorarles, finalmente se acaba convirtiendo en una búsqueda de cotas mayores de poder.

Los herejes ven la adoración de los dioses como una manera de romper los grilletes de la opresiva vida del Imperio de la Humanidad y de avanzar y realizarse. Las enfermedades que Nurgle causa siempre provocan que los más fuertes prosperen; cada gobierno que las maquinaciones de Tzeentch destruyen da lugar a uno más poderoso; cuando un cultista de Slaanesh lleva sus excesos demasiado lejos, enseña a los demás cuales son sus propios límites; y, aquellos que aceptan el poder de Khorne, pueden convertirse en un símbolo de fuerza y determinación para los demás.

Sin embargo, los mortales que caen en las manos de los Dioses no son sino marionetas, ciegos ante la verdad de lo que supone la adoración de los dioses. Donde algunos pueden creer que se han liberado de las cadenas de la opresión imperial, no pueden ver que son nuevamente esclavos, y el poder que piensan que tienen depende enteramente de lo que sus nuevos señores quieran de ellos.

Los adoradores más devotos de un Dios del Caos son conocidos como Campeones, y están unidos espiritualmente a sus señores. Los Campeones del Caos son recompensados con "dones" únicos para cada Dios, y pueden ser ascendidos a la categoría de Príncipe Daemon.

Cuando un seguidor de un Dios del Caos muere, su alma es absorbida en la masa mayor de ese Dios, añadiendo su energía al ya formidable poder del Dios. Sin embargo, en algunas ocasiones, cuando un servidor del Caos muere también puede ser severamente castigado si ha cometido algún acto que su Dios considere indigno o traicionero. Estos castigos pueden ir desde una condena eterna a sentir una sed de sangre insaciable, hasta ser convertido en una Furia si los Cuatro consideran que el alma no ha sido suficientemente devota a ninguno de ellos.

Marines Espaciales del Caos[]

Los siervos más poderosos que los Dioses del Caos tienen en el espacio real son los Marines Espaciales del Caos, guerreros sobrehumanos, mejorados con ingeniería genética que, a lo largo de los milenios, han abandonado al Emperador. Sus razones no son, en realidad, muy distinta de las de otros seguidores: poder, avaricia o, incluso, miedo. Pese a ser guerreros más allá de los límites de un humano normal, siguen teniendo deseos y aspiraciones propias y, cuando ven que estos no se cumplen, muchos de ellos no aguantan esta situación, lanzándose a los brazos de los Dioses Oscuros para conseguirlos.

Algunos de estos Marines Espaciales del Caos traicionaron al Imperio desde su propia concepción, en los días de la Herejía de Horus. Estas son las Legiones Traidoras, las fuerzas más poderosas de los Dioses del Caos. Sin embargo, también hay muchas otras, los Capítulos Renegados que han vuelto la espalda a sus antiguas lealtades a lo largo de los diezmil años que han pasado desde entonces.

Daemons[]

Tzeentch2

Kairos Tejedestinos es uno de los mayores siervos de Tzeentch, El Que Cambia Las Cosas.

Un daemon es una criatura formada a partir de un fragmento de la conciencia de un Dios del Caos, es decir, de su propio poder. Forman los ejércitos de los Dioses del Caos, y a menudo luchan contra los ejércitos de otros Dioses, y contra los no creyentes del plano material.

Cada daemon es una personificación de su Dios, trayendo al mundo material todo aquello que su Dios es y representa. Por lo tanto, cada daemon presenta unas características comunes entre sus congéneres: los daemons de Khorne tienen pieles rojizas, fuertes musculaturas y tendencias homicidas; los de Slaanesh, por su lado, son perturbadoramente atractivos, ágiles y gráciles. Los Daemons también tienen una jerarquía, solo siguen a su Dios o a alguien más poderoso que ellos mismos. Por ejemplo, un Desangrador obedecerá a un Devorador de Almas sin pensárselo siquiera.

Relaciones entre los Dioses Oscuros[]

Caos combate de dioses en la disformidad wikihammer

La eterna lucha de los Dioses oscuros

Los Dioses del Caos están en guerra casi constantemente entre ellos dentro de la Disformidad, ansiando el poder sobre los planos inmateriales del Empíreo. Un poder así no puede compartirse, especialmente entre dioses. Esta lucha por la supremacía se conoce como "el Gran Juego".

Los Dioses son rivales unos de otros, y la constante guerra entre ellos se refleja en la existente entre sus seguidores mortales. La victoria en las batallas mortales le da más poder al Dios vencedor, aunque a menudo la victoria ni siquiera es necesaria, simplemente basta con el derramamiento de sangre producido. Del mismo modo, en los reinos de los Dioses se suceden enormes batallas entre los daemons de cada uno de los Poderes Oscuros. Puede que, con el tiempo, un Dios consiga dominar a los demás, pero esto no durará mucho, y los demás se aliarán contra él, despojándole de su posición.

Estos conflictos no surgen solo del deseo de los Dioses de obtener más poder y predominancia en la Disformidad sino que, por su propia naturaleza, hay diferencias irreconciliables entre todos ellos. Así, Khorne desprecia a sus hermanos pues les considera más débiles que él, Tzeentch les utiliza para sus planes y para Nurgle son egoístas, mientras que Slaanesh ve al resto con indiferencia. Sin embargo, hay dos grandes enemistades dentro del Gran Juego: Khorne y Slaanesh se desprecian mutuamente, pues el primero desea desatar la violencia por sí misma, y el segundo la considera un medio para obtener placer; por su lado, Tzeentch y Nurgle chocan en sus propias naturalezas, pues mientras el primero es el Dios del Cambio, el segundo lo es del ciclo de la vida y la muerte, del statu quo.

Con todo, y pese a sus innumerables diferencias, los Grandes Dioses del Caos comparten el mismo fin: la dominación absoluta y la destrucción de la realidad. De tanto en tanto, en el universo material surge un ser, un lugar, un objeto o un acontecimiento tan importante que llama la atención de todos los Dioses del Caos. Toda rivalidad queda al margen y los Cuatro pueden llegar a aunar fuerzas, incluso los más acérrimos enemigos.

El interés en los asuntos mortales es efímero y, en cuanto logran su objetivo, los dioses regresan a su Gran Juego. A menudo los tratados se rompen incluso antes de llegar a sus metas comunes, cunado un dios u otro (o los cuatro a la vez) traspasa los límites de su acuerdo e intenta usurpar los territorios rivales. De nuevo, en los Reinos del Caos retumbará la marcha de las legiones daemónicas y sus rivalidades eternas invadirán el espacio real.

Otros Dioses del Caos[]

Emblema Hijos de Malicia 40K

Icono portado por los Hijos de Malicia.

La Disformidad ha engendrado muchos Dioses del Caos sin nombre, que van muriendo con el paso de los eones. Al igual que los Cuatro grandes, estos dioses nacen cuando una emoción tiene suficiente poder en el espacio real, hasta el punto que adquieren conciencia y entidad propias en la Disformidad. Sin embargo, son mucho menos poderosos que los dioses mencionados anteriormente. Se conocen solo unos pocos de estos dioses menores:

  • Malicia es una maligna entidad adorada como el Dios Renegado, el Paria, el Perdido y el Jerarca de la Anarquía y el Terror, adorada por el Capítulo Renegado de los Hijos de la Malicia. No se sabe con exactitud cuál es su poder real, si más cercano a los Poderes Ruinosos o a un semidiós.
  • Se cree que los Rapaxes de las Legiones Traidoras han mutado su aspecto a raíz de su adoración de uno de los Dioses del Caos, pero no está claro en absoluto de cuál se trata. Podría tratarse de uno de los cuatro grandes Poderes Ruinosos, pero es más probable que se trate de una de las numerosas deidades menores del Caos, que aunque no son tan poderosas, no son en absoluto menos peligrosas o malignas.
  • Semidioses del Caos: Algunas entidades de la Disformidad son increíblemente poderosas y controlan grandes reinos dentro del Empíreo, pese a tener mucho menos poder que los Cuatro. Uno de los únicos semidioses conocidos es Vashtorr, que controla el reino de la Forja de las Almas.

Podcast[]

Wikihammer-LVDH v2

Fuentes[]

  • Realm of Chaos: Slaves to Darkness (1ª Edición).
  • Realm of Chaos: The Lost and the Damned (1ª Edición).
  • Codex: Marines Espaciales del Caos:
    • 1º de 3ª Edición.
    • 2º de 3ª Edición.
    • 4ª Edición.
  • Codex: Demonios del Caos (4ª Edición).
  • Codex: Daemons del Caos (8ª Edición).
  • White Dwarf nº 231 (Edición inglesa).
  • Héroes de los Marines Espaciales - El Laberinto, por Richard Ford.
  • Dark Crusade (juego de rol):
    • The Tome of Blood.
    • The Tome of Decay.
    • The Tome of Fate.
    • The Tome of Escess.
  • Kill Team: Moroch.
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