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"Algo alienígena se agita en la superficie congelada y vestida por la noche de Andronicus Prime, y los Guardianes de la Muerte responden. Los Equipos de Eliminación barren la superficie desolada y se ejecutan bombardeos orbitales. Tras esto, se establece una Estación de la Guardia en los turbulentos campos de asteroides que estrangulan las órbitas cercanas al planeta."

–Notas del Liber Eriochus, 273.M36.

Historia[]

El Oscuro se agita[]

Los mundos del Sistema Andronicus son, sin excepción, lugares estériles y odiosos, desdeñosos de la presencia de la Humanidad. Sin embargo su octavo planeta, llamado Andronicus Octus, conoce la huella de la humanidad. Andronicus Octus no alberga una colonia, pues no hay recursos naturales en el sistema que justifiquen el esfuerzo de extraerlos. Mas bien es el anfitrión de dos instalaciones bastante singulares. Una de ellos es el llamado Mirador, un antiguo conjunto de observatorios realizados por el Adeptus Mechanicus en tiempos de la fundación misma del Sector Jericho; es posible que incluso antes. La otra es la Estación de la Guardia Andronicus, una fortaleza de los Guardianes de la Muerte con una reputación formidable.

La Estación de la Guardia Andronicus es inusual por su situación, no menos su historia, de la cual los altos mandos de la Cruzada de Achilus saben lo necesario. Sin embargo, lo que ninguno de los anales o archivos cartográficos registran es que el Sistema Andronicus acoge no una una, sino dos Estaciones de la Guardia, la segunda de estas a la sombra de la primera y por lo tanto mejor escondida de miradas indiscretas. Esta instalación se estableció varios cientos de años antes que la Estación de la Guardia Andronicus, y por una razón totalmente diferente.

Hace mucho tiempo, el Adeptus Mechanicus cedió la administración del Mirador a la Inquisición. Los Tecnosacerdotes tenían miedo de que, con la llegada de las tormentas de disformidad que tanto aquejaron al Imperio durante el Reinado de la Sangre, el Sistema Andronicus sería consumido por la anarquía que se había llevado tantos mundos humanos y por tanto serían incapaces de cumplir con su sagrado deber. El resultado fue el Carthenis Dictum, un compacto que finalmente llevó a la Inquisición a tomar el control del Mirador y que podría ser utilizado para promover la misión de los Guardianes de la Muerte en el Sector Jericho y más allá. Esto es lo registrado en los anales de la Cuenca de Jericho, pero pocos son conscientes de una historia secreta, la verdadera razón por la cual el Magos Carthenis entregó el control del Mirador a la Inquisición de forma tan suave.

El Mirador ha existido en el Sistema Andronicus desde tiempos inmemoriales, pues no hay archivos conocidos que describan la fecha exacta o las circunstancias de su creación. La instalación tiene su sino en torno a una gama de arqueotecnología imposiblemente antigua, una combinación única de motores de pre-cognosticación, filtros meta-fásicos y motores de filtrado multi-espectro. El efecto neto de estos dispositivos y funciones apenas comprendidos es que el Mirador es capaz de observar los acontecimientos en un rango de cientos de años luz desde el Sistema Andronicus, pero sin sufrir los terroríficos efectos de lo que en la antigua Terra llamaban relatividad general. En otras palabras: es inmune al desfase temporal inherente a la observación de eventos a años luz de distancia; el Mirador puede, en efecto, ver el futuro. El Adeptus Mechanicus realizó muchos intentos de investigar este increíble fenómeno, y fue uno de esos experimentos lo que condujo a un evento registrado en los anales de los Guardianes de la Muerte como la Limpieza de Andronicus Primer, un evento en el que un ser más tarde apodado el Oscuro fue convocado en toda su horrible y blasfema existencia.

Como miembro de una doctrina secreta que propugnaba una adherencia radical a la prosecución activa de la experimentación y las nuevas tecnologías, el Magos Carthenis ascendió al mando del Mirador en el 251.M36. De haberse conocido las prácticas heréticas del Magos, es muy dudoso que hubiera sido puesto al mando de la instalación, y queda claro por los registros que no perdió tiempo en ahondar en los secretos del Mirador. La posibilidad de burlar la relatividad al observar objetos y eventos lejanos fascinaba al Magos, mas en la búsqueda de aprender cómo era posible y cómo podría ser replicado encontró un uso totalmente nuevo para el Mirador. En una sesión secreta con sus pares, Carthenis propuso que el Mirador podría virarse hacia el pasado, utilizar sus tecnologías para adivinar los secretos de tiempos y lugares oscurecidos por el paso de los eones hace mucho tiempo. Carthenis y sus co-conspiradores formularon un plan. Los tecnosacerdotes enfocarían los aparatos del Mirador hacia Andronicus Octus, entonces Andronicus Prime, con el fin de probar el proceso. Si pudieran observar el lejano pasado de Andronicus Prime, razonaron, apuntarían el Mirador sobre la estrella del mismo sistema. Si pudiesen ver la creación de una estrella, ¿Qué otros secretos del universo podrían ser descubiertos? Tal vez, se atrevieron a soñar, la creación misma.

Y así los antiguos sistemas del Mirador fueron centrados no en un cuerpo distante, sino en un planeta vecino. Las grandes corrientes de energía de la Matriz y los conductos de procesamiento lógicos fueron desviados hacia una nueva configuración, la cual Carthenis creía que revelaría los primeros instantes de Andronicus Prime. Mientras los grandes bancos cogitadores gritaban con una energía apenas contenida y toda la instalación viraba por esas desconocidas energías, el Magos y su círculo se reunieron en el observatorio principal para ser testigos de algo que ningún ojo mortal había visto antes.

Lo que vieron en la superficie de Andronicus Prime sacudió sus corazones cibernéticos con un terror absoluto. El planeta se mostró ante ellos en su estado más temprano, en la cual su superficie apenas estaba fría y acogía todo un mar de lava. Pero fue lo que se agitaba en esos océanos lo que les devolvió un sentimiento muy humano. De estos se retorcían una masa de tentáculos atemorizantes, algunos de decenas de kilómetros de longitud, buscando su presa tanto en la tierra como por encima de las capas de nubes creadas por el vapor.

Tan vil fue la visión de un mundo recién nacido, dominado por tales cosas, que los Magos ordenaron un apagado inmediato, su personal luchando para cumplirla mientras se retiraron a la forja-capilla de la instalación para expiar sus pecados. Pero pasarían muchas horas hasta que el Magos Carthenis se diera cuenta del verdadero alcance de la herejía que había cometido. Las cosas que habían existido hace miles de millones de años en la superficie de Andronicus Prime habían sido convocadas desde el abismo del tiempo y ahora lanzaban sus tentáculos por el vacío.

La limpieza de Andronicus Prime[]

No se sabe cómo los señores de la Fortaleza de la Guardia Erioch anticiparon la aparición del horror en Andronicus Prime, pero lo hicieron, pues sólo una hora después de la activación del Mirador una ola de Cápsulas de Desembarco negras y plateadas perforó los torturados cielos del planeta. Desplegándose desde sus naves, media docena de Equipos de Eliminación se dispersaron para enfrentarse a los enormes tentáculos. Es relativamente raro que los Guardianes de la Muerte involucren a más de un solo Equipo de Eliminación a la vez; otra evidencia más de la gravedad de la situación. La zona de aterrizaje no tardó en convertirse en un infierno, desencadenado por la eficacia letal de los Guardianes de la Muerte. El enemigo eran tentáculos llenos de bocas como lampreas que chuparon y royeron los cuerpos de aquellos a quienes lograron agarrar. Hubo bajas, cada una casi irreemplazable para el Imperio, y todo el mientras más de esas cosas rompían la estéril superficie. El paisaje desolado se transformó en un bosque de tentáculos retorciéndose y cayendo; volados, desintegrados, seccionados, derretidos y vaporizados uno a uno por los Guardianes de la Muerte y su inconcebible armamento.

A la hora de iniciarse la operación, uno de los guerreros hizo un descubrimiento que cambió el rumbo de la batalla, con consecuencias que se prolongarían durante los milenios venideros. Como Bibliotecario del Capítulo de los Exorcistas, el Epistolario Sabazius estaba particularmente dotado en el arte de infligir muerte mediante sus poderes psíquicos. Estaba acostumbrado al grito de muerte psíquico pronunciado por casi todas las criaturas vivientes, sin importar su origen, pero cuando las centenares de criaturas que asaltaban a los Guardianes de la Muerte detectó dolor, pero no muerte. Sólo podía haber una explicación: cada uno de los tentáculos pertenecía a una sola entidad, cuya masa central seguía en algún lugar bajo la corteza de Andronicus Prime.

Cuando el informe urgente de Sabazius fue transmitido a los comandantes de los Guardianes de la Muerte en órbita, la orden subsiguiente fue automática. Se lanzó un ataque orbital con lanzas a la superficie, a una distancia segura de los Equipos de Eliminación, tan concentrada que abrió un cráter de varios kilómetros de profundidad en la corteza y centenares de metros de diámetro, de la que saltaron grandes trozos de roca fundida, láminas de lava y densos bancos de cenizas venenosas.

En ese mismo instante Sabazius supo que tenía razón. Todos los bibliotecarios en el terreno fueron asaltados por una onda expansiva de dolor xenos tan intenso que sólo podía tener su origen en una herida grave. Pero no era una herida mortal, aseguró el epistolario, y por eso lideró a sus Hermanos de Batalla para asestar el golpe mortal.

Los anales de la Fortaleza de la Guardia Erioch registran el destino de Sabazius y sus compañeros sólo hasta el momento en que saltaron de la orilla del cráter recién nacido para desaparecer en el abismo ante ellos. A los pocos minutos de la desaparición del Equipo de Eliminación, la superficie de Andronicus Prime tembló con el rugido subsónico de alguna bestia moribunda y los tentáculos se retiraron. Durante horas, las profundidades fueron torturadas por fuerzas inimaginables, pero nadie en la superficie o en órbita pudo establecer contacto con Sabazius o sus hermanos. Al final, la superficie se estremeció con una terrible implosión subterránea y después el silencio.

El resto de Equipos de Eliminación buscaron durante días cualquier señal de Sabazius y sus hermanos, sin éxito. Tampoco quedó señal alguna de la terrible bestia sacada del pozo de los eones, pero los jefes de los Guardianes de la Muerte sabían que eso no significaba que hubiese sido desterrado para siempre. Eventualmente, la búsqueda de los desaparecidos fue cancelada y las fragatas en órbita desencadenaron un bombardeo tan temible sobre la superficie de Andronicus Prime que grandes fragmentos de la corteza se separaron, exponiendo el manto del planeta y creando un halo de escombros planetarios por el cual sólo los pilotos locos tratarían de sortear.

Toda vez que los Guardianes de la Muerte y el Ordo Xenos quedaron satisfechos se emitió un edicto por el cual el planeta fue declarado zona vedada, amén del establecimiento de una Estación de la Guardia que vigilase Andronicus Prime. Dichas estación se llamaría Estación de la Guardia Sabazius, en honor del héroe perdido que derrotó al Oscuro.

Fuentes[]

  • Deathwatch: The Emperor's Chosen (Juego de Rol).