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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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"La trágica pérdida de la flota de la Cuarta Esfera fue el suceso más terrible que jamás contemplaré. Acosará mis sueños hasta mis últimos días. Pero incluso en el desastre hay oportunidades. Hasta en el momento más oscuro existe la parpadeante luz de la esperanza. El progreso no puede ser detenido por la tragedia, y la innovación no puede ser frenada por las dudas. Nuestro trabajo continúa. Con mentes claras y manos firmes, construimos a partir de las duras lecciones del pasado."

Fio'vre Ka'buto, inventor del módulo AL-38 Estela

La Cuarta Esfera de Expansión fue una expedición del Imperio T'au a finales del M41, que desapareció en un intento de viaje Disforme y se dio por perdida, pero logró alcanzar la Extensión de Chalnath al noreste del Golfo de Damocles y establecer el Atolón Nem'yar, desde donde restablecieron el contacto con su imperio a través del agujero de gusano de la Corriente Estelar Nexus. Sin embargo, los supervivientes de este viaje quedaron profundamente marcados por la experiencia.

Video trasfondo[]

Historia[]

Antecedentes[]

Aunque la Tercera Esfera de Expansión fue derrotada y Agrellan, conocido como Bahía Mu'gulath por los T'au, fue reconquistado por el Imperio de la Humanidad, el Imperio T'au empezó a preparar de inmediato una nueva campaña de expansión. Para impedir que las naves de la Kor'vattra volviesen a cruzar el Golfo de Damocles, el Adeptus Mechanicus prendió fuego a toda la región con armas esotéricas. Desafortunadamente, las nebulosas en llamas se mezclaron con las tormentas Disformes desatadas por la aparición de la Gran Fisura, conocida por los T'au como Mont'yhe'va o "la Devoradora de Esperanzas", convirtiéndose en torbellinos llameantes que aparecían de la nada en un amplio sector, emboscando a las flotas de la Humanidad y de los T'au por igual. Se perdieron millones de vidas, y muchos estrategas T'au de alto rango temieron que si estas perturbaciones continuaban, hasta los brillantes Sectores centrales estarían en peligro.

Esto frenó en seco el avance de los Tau hacia el núcleo galáctico, mientras que al este sólo había una extensión de espacio muerto, mundos devorados por la invasión de la Flota Enjambre Gorgona, y al oeste la Dinastía Sautekh de los Necrones estaba desplegando sus flotas para la guerra. Los T'au se vieron cercados por todas partes, sin ninguna ruta obvia hacia nuevas conquistas.

En el mundo de T'au, en el corazón del Imperio T'au, el Gran Concilio de Etéreos debatió el asunto a puerta cerrada. Una pequeña facción sugirió negociar para atravesar el territorio perteneciente al Imperio de la Humanidad, pero los humanos fueron considerados demasiado volátiles y hostiles para este enfoque diplomático. Otros propusieron la construcción de vastas crionaves, que serían lanzadas al vacío para colonizar nuevos mundos, incluso si esto llevaba cientos de años. Sin embargo, una proliferación tan lenta y poco fiable no era el estilo de los T'au. El proceso de llevar la iluminación a las razas menores no podía ser retrasado más tiempo, pues con cada día que pasaba, más se perdía la galaxia en sus insensatas disputas.

Así, la Casta Etérea escogió un camino mucho más peligroso, pero uno que podría solucionar por completo sus problemas. Desde los primeros y brutales encuentros de los T'au con la Humanidad, las divisiones científicas de la Casta de la Tierra habían sido asignadas a estudiar la primitiva tecnología del Imperio con la intención de descubrir los medios por los que los humanos hacían sus saltos de larga distancia a través del vasto espacio. Tras décadas de análisis y alteración, en las que la tecnología imperial fue combinada con los restos de Esferas de Guerra Kroot recuperados en secreto de los escenarios de batallas de anteriores expansiones, se había logrado un avance decisivo. El módulo AL-38 Estela era un prototipo que podía instalarse en el sistema de propulsión de cualquier nave espacial de altura, formando una potente burbuja de antimateria en torno al navío e impulsándolo a tales velocidades que podía atravesar incluso el tejido de la realidad. De esta forma, enormes extensiones del espacio real podían ser sorteadas, y los periodos de viaje significativamente reducidos. Los ensayos iniciales del módulo fueron increíblemente exitosos. Las naves T'au equipadas con el prototipo Estela fueron capaces de cruzar todo el imperio en apenas unos días, un viaje que hubiera requerido muchos meses con los sistemas de propulsión anteriores. El rugiente fuego estelar que consumía el Golfo de Damocles podría, en teoría, ser evitado por completo.

Tragedia de Punto Numenar[]

El Imperio T'au aceleró la producción de naves equipadas con el módulo subdimensional, y seleccionó Cuerpos veteranos de la Casta del Fuego de todos los Sectores para formar la siguiente oleada de colonizaciones. La autoridad militar suprema fue concedida al Comandante Surestrike, un veterano de carácter calmado y considerado cuya actuación en las guerras de la Tercera Esfera de Expansión le habían dado mucho prestigio y respeto. Había luchado junto a la propia O'Shaserra en la batalla de Bahía Mu'gulath, y la Comandante hablaba de sus habilidades con el mayor de los aprecios.

Con grandes fanfarrias, una retransmisión del muy glorioso Aun'Va anunció el inicio de la Cuarta Esfera de Expansión. El Etéreo Supremo declaró que atravesaría las llamas del Golfo de Damocles como una brillante lanza de verdad, extendiendo la palabra del Bien Supremo hasta lugares nunca alcanzados en la galaxia.

La armada de Surestrike se reunió en Punto Numenar, en los límites septentrionales del Imperio T'au. El científico Fio'vre Ka'buto de la Casta de la Tierra, el genio tras el prototipo AL-38 Estela, expresó su fuerte preocupación ante el tremendo tamaño de la empresa. Afirmó que el AL-38 sólo había sido utilizado anteriormente para realizar viajes a velocidad superlumínica con naves solitarias, y que apenas se habían investigado las consecuencias potenciales de realizar múltiples rupturas simultáneas en el tejido espaciotemporal en tamaña concentración. El Gran Concilio de Etéreos desestimó sus temores con tranquilidad, apoyándose en la casi perfecta tasa de éxitos de los ensayos del prototipo. La Cuarta Esfera de Expansión seguiría adelante según lo planeado.

Con sus proas hacia las llamas del Golfo de Damocles, las flotas de la Cuarta Esfera se prepararon para saltar, dispuestas a iniciar una nueva era de exploración y expansión. A la señal del Comandante Surestrike, cada una de las naves activó su módulo Estela. Fue entonces cuando se desgarró la galaxia.

La perturbación combinada de cientos de campos de antimateria activándose a la vez actuó como una bomba transdimensional, reventando el velo entre realidades. Una herida irregular en el espacio real se abrió bostezante ante la flota de la Cuarta Esfera de Expansión, vomitando colores antinaturales y arremolinadas formas sin solidez. Los horrorizados T'au contemplaron sin poder hacer nada cómo la brecha, que crecía por momentos, se apresuraba hacia sus naves. Los motores de fusión de propulsión inversa se activaron cuando los comandantes de la Casta del Aire trataron de escapar de su inminente perdición, pero estaban tan indefensos como brillalcones en un huracán. La tormenta de irrealidad cubrió la Cuarta Esfera y la devoró entera, dejando atrás sólo un vórtice de colores enfermizos. Estas imágenes fueron retransmitidas por todos los mundos, desde el lejano D'yanoi hasta el propio T'au. Gritos de horror resonaron en grandes plazas y plataformas de visión mientras las señales se perdían o eran desconectadas a la desesperada. La Casta Etérea se movilizó rápidamente para contener todo conocimiento del desastre, creando holograbaciones elaboradamente falsificadas que mostraban cómo la Cuarta Esfera de Expansión completaba exitosamente sus saltos subdimensionales hacia lo desconocido. Entretanto, Drones de Reconocimiento de largo alcance parpadeaban y zumbaban en la negrura del espacio, buscando cualquier pista de una señal de socorro o un holorrayo de emergencia. No se encontró ningún rastro.

Una luz en la oscuridad[]

Los años pasaron. Los T'au, en lugar de embarcarse en una nueva era de descubrimientos, se encontraron a la defensiva. Las incesantes perturbaciones cósmicas que azotaban al Imperio T'au no mostraban señales de amainar. Aparecían enemigos por todos los frentes. Parecía como si el nacimiento de la Mont'yhe'va hubiese empujado a las razas sin iluminar a un frenesí primario. Los Orkos se reunían en grandes números de nuevo, y la sombra de la Flota Enjambre Gorgona, que se había creído destruida, había regresado para acechar la Fisura Perdus. Muchas poblaciones alienígenas en los mundos T'au, especialmente aquellos más cercanos a la Mont'yhe'va, se vieron afectadas por estallidos de locura violenta. Esto fue particularmente habitual en las colonias de humanos gue'vesa. Varios levantamientos armados fueron sofocados con eficiencia inflexible, aunque afortunadamente la dolencia no se extendió entre los T'au. La Casta del Fuego mantuvo las fronteras a salvo con su valentía y su sangriento sacrificio. La lucha fue feroz, y se obtuvieron muchas victorias gloriosas. Pero en su corazón, cada Guerrero del Fuego ansiaba terminar estas agotadoras guerras de consolidación y regresar a la gran misión de los T'au: viajar a lo largo y ancho de la galaxia llevando la palabra del Bien Supremo.

Aunque los T'au siguieron esforzándose unidos en nombre del progreso y la iluminación, no podía negarse que un cierto malestar se había asentado sobre la ciudadanía. El proyecto del AL-38 Estela fue abandonado, y todos los restos del prototipo desmontados y almacenados en los laboratorios de la Casta de la Tierra. Con él desapareció el sueño del viaje más rápido que la luz. Los Etéreos no se arriesgarían a repetir lo sucedido en Punto Numenar. Parecía como si la pérdida de la Cuarta Esfera hubiese anunciado el amanecer de una era oscura para el T'au'va, en la que la incertidumbre y el peligro constante habían sustituido el ideal de paz entre las estrellas.

Y entonces, tras años de silencio, llegó una señal. Un holoretransmisor de espacio profundo detectó a un solitario Dron que flotaba a través de la Zona de Silencio, emitiendo un flujo de datos encriptado por una frecuencia de décadas de antigüedad. Las naves de reconocimiento fueron a interceptar al Dron, pero al llegar a su posición se sorprendieron al descubrir un fenómeno cósmico previamente desconocido: un arremolinado agujero de gusano que había aparecido como de la nada en medio de esta yerma extensión del espacio. El Dron orbitaba esta anomalía y contenía códigos de identidad de alto nivel y claves de seguridad microfásicas datadas en la época del lanzamiento de la Cuarta Esfera de Expansión. Asimismo, grabadas en su ordenador central había una serie de coordenadas situadas muy al norte del Imperio T'au, en medio de un territorio conocido por la Humanidad como la Extensión de Chalnath. Este descubrimiento reveló todo un milagro: la Cuarta Esfera de Expansión había sobrevivido, y ahora llamaba a sus lejanos parientes desde el otro extremo del agujero de gusano.

El Gran Concilio de los Etéreos ordenó que se comenzase a trabajar de inmediato en la construcción de posiciones defensivas en torno al agujero de gusano, que los T'au llamaron la Corriente Estelar Nexus. Un anillo hexagonal de inmensas fortalezas estelares y campos de minas iónicas entrelazados protegerían la anomalía, y varias flotas de defensa de la Kor'vattra fueron asignadas a patrullar permanentemente alrededor de sus brillantes profundidades. La cantidad necesaria de materias primas para estas fortificaciones fue asombrosa, equivalente a centenares de flotas de batalla. Para asegurarse de que los recursos necesarios eran reunidos en un plazo aceptable, los T'au iniciaron una serie de programas de reasentamiento y Decretos de Libertad Laboral, desplazando poblaciones enteras, tanto T'au como alienígenas, desde sus mundos natales, y organizándolas en divisiones de trabajo. La mano de obra y los recursos dedicados a la defensa de la Corriente Estelar pronto rivalizaron incluso con los que rodeaban al propio mundo natal de los T'au.

Mientras tanto, una división de científicos de élite de la Casta de la Tierra, procedentes de todo el imperio y dirigidos por el equipo responsable de la creación del módulo AL-38 Estela, estudió y analizó el agujero de gusano en busca de respuestas.

La fortificación de la Corriente Estelar Nexus fue lograda en un plazo de tiempo asombrosamente corto, mucho más breve de lo estimado por los científicos de la Casta de la Tierra encargados de su construcción. Sin embargo, sin pruebas fehacientes de la supervivencia de la Cuarta Esfera, el Gran Concilio de los Etéreos no autorizaría ninguna expedición a través de la fisura espacial. Se envió una sonda de reconocimiento por el portal con una serie de consultas de códigos y marcadores genéticos. La sonda tardó más de un ciclo solar de T'au en regresar. El análisis de la muestra de sangre y los datos que contenía confirmaron la identidad del receptor como el propio Comandante Surestrike. Esta prueba explícita anunció finalmente el lanzamiento de una nueva Esfera de Expansión.

Odisea[]

No existe una crónica oficial de los sucesos acaecidos a la Cuarta Esfera de Expansión durante su periplo a través de la Disformidad, ya que los relatos de los supervivientes fueron censurados oficialmente por los Etéreos y oficiales políticos del Cuerpo de Edificación de la Quinta Esfera de Expansión al producirse el reencuentro entre ambas expediciones.

No obstante, pronto empezaron a circular rumores perturbadores. Algo había asaltado a las naves de la Cuarta Esfera de Expansión mientras vagaban perdidas a la deriva por las hirvientes mareas de la subrealidad. Casi tres cuartos de las naves de la expedición fueron reventadas y sus ocupantes arrastrados al aullante torbellino. Extrañas formas antinaturales se manifestaron en las profundidades de las naves mercantes y las fragatas Kir'Qath, criaturas alienígenas que no obedecían ninguna ley conocida de la física o la naturaleza. Muchas naves fueron destrozadas de dentro hacia fuera, y sus tripulantes y pasajeros masacrados y devorados. Las hambrientas criaturas de la subrealidad estaban eliminando a sus presas una a una. Parecía casi como si estuviesen prolongando el juego, alimentándose de la creciente sensación de terror y agonía de los T'au.

Ningún superviviente de la Cuarta Esfera de Expansión pudo decir cuánto tiempo habían soportado este tormento. Tampoco hablaron de qué los había salvado de la destrucción, salvo por la revelación de que algo dotado de una espantosa conciencia los había arrancado de aquel reino de pesadilla, abriendo en el proceso un gran surco en el tejido de la irrealidad en el proceso: el mismo agujero de gusano por el que la Quinta Esfera de Expansión había viajado. El horror primario de la mirada de aquellos que hablaban de su salvación heló los corazones de todos los que la vieron. Fuera lo que fuera lo que habían presenciado, había cambiado irreversiblemente a estas desgraciadas almas. Hablaban poco, y apenas podían sostener la mirada de aquellos que no habían compartido sus experiencias.

Sin embargo, era en presencia de las especies no-T'au cuando más incómodos parecían. Fue sólo por la firme insistencia de la Casta Etérea que Surestrike permitió a los alienígenas, tanto auxiliares como del personal de apoyo, subir a bordo de la Puerta de la Cuarta Esfera. Incluso entonces, sus guerreros mantuvieron sus rifles de inducción apuntando a todo no T'au que entró en su territorio. Lo que había sucedido con los auxiliares de la Cuarta Esfera era un misterio, aunque unos oscuros susurros hablaban de exilios forzosos e incluso de liquidación en masa. Algunos postularon que los T'au de la Cuarta Esfera habían presenciado cómo algo puro era corrompido más allá de lo tolerable durante su traumática odisea, y que ahora echaban la culpa a las razas alienígenas introducidas en el T'au'va.

Posteriormente, las tropas de la Casta del Fuego de la Cuarta Esfera se unieron a las de la Quinta en su expansión por el Atolón Nem'yar, tomando parte en la purga de elementos de resistencia con un entusiasmo desenfrenado, para la estupefacta desaprobación de sus parientes. Demostraron una crueldad inaudita para los seguidores del Código de Fuego, masacrando prisioneros con salvas de inducción e ignorando, o incluso maximizando, cualquier pérdida de vidas no T'au. Sucesos tan oscuros como la Masacre de los Lagos de Dul'un y los Ocho Días de Infamia causaron gran consternación a la Comandante O'Shaserra y al Gran Concilio de los Etéreos. Varios Comandantes T'au de la Cuarta Esfera fueron sometidos al castigo ritual conocido como Malk'la por sus despiadadas acciones y su innecesaria brutalidad, y después degradados o enviados de vuelta al Imperio Tau para su reasimilación. Tras una oleada de matanzas y un sangriento alzamiento Kroot en la colonia de Ky'san, todos los auxiliares alienígenas fueron retirados de los contingentes de T'au de la Cuarta Esfera.

Fuentes[]

  • Gathering Storm II - Fracture of Biel-Tan (7ª Edición).
  • Warhammer 40,000: Reglamento (8ª Edición).
  • Codex: Imperio T'au (8ª Edición).
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