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Los Confesores de Acero (Steel Confessors en inglés) son un Capítulo Leal de Marines Espaciales, creado en el M36 por el Adeptus Mechanicus para su propio empleo usando la semilla genética de los Manos de Hierro.

Historia[]

A pesar de emplear la semilla genética de los Manos de Hierro, los Confesores de Acero no fueron creados como parte de la Segunda Fundación ni de ninguna de las posteriores Fundaciones a gran escala, sino que son un Capítulo relativamente nuevo. Dado el apoyo que los Manos de Hierro prestan al Adeptus Mechanicus, era sólo cuestión de tiempo que le proporcionasen semilla genética para crear su propio Capítulo, una fuerza de reacción rápida capaz de defender mejor las instalaciones importantes del Mechanicus en el borde de la galaxia conocida.

Orígenes[]

En el M36, los Manos de Hierro enviaron tres Compañías de Clan para apoyar a las fuerzas Skitarii del Mechanicus en la reconquista del sistema Barrus, una importante fundición e instalación de pruebas del Mechanicus. El sistema había sido capturado por el Señor Supremo Barhoth, un carismático adorador del Caos capaz de convocar a legiones de seguidores. Con el apoyo del Mechanicum Oscuro, había invadido el sistema y puesto sus fábricas al servicio de su esfuerzo bélico, pervirtiendo la voluntad del Omnissiah para servir a sus horribles fines. Los intentos iniciales del Mechanicus de recapturar el sistema habían sido rechazados con graves bajas entre los Skitarii y los regimientos locales de la Guardia Imperial que habían sido enviados en su ayuda.

Temiendo que su instalación de investigación se perdiera para siempre en manos de los Poderes Oscuros, los líderes del Adeptus Mechanicus enviaron una solicitud de apoyo a los Manos de Hierro, un Capítulo que les había ayudado en el pasado y compartía muchos de sus ideales.

La campaña resultante fue dura, y ningún bando pidió ni esperó cuartel. Los Manos de Hierro fueron un regalo del cielo para las machacadas fuerzas del Mechanicus, golpeando a los ejércitos del Señor Supremo sin previo aviso, y después redesplegándose cuando la resistencia empezaba a organizarse para atacar desde otra dirección mientras los Skitarii y los Guardias Imperiales mantenían ocupados a los refuerzos enviados a la zona. Esto dio resultados positivos, y se logró establecer una cabeza de playa en Barrus III, la principal fundición del sistema. Durante los siguientes meses se fue consolidando la posición, hasta que el 75% del planeta quedó bajo control imperial. Entonces las tres Compañías de Clan empezaron a ampliar su radio de acción hasta abarcar los demás planetas del sistema.

Los esbirros del Señor Supremo no parecían ser rival para la ira de los guerreros elegidos del Emperador, y pronto un planeta tras otro fueron recuperados. Tras cinco años de campañas constantes, sólo un planeta del sistema seguía bajo el control de Barhoth: Tarvor, una instalación investigadora especializada en el refinamiento de tecnologías de escudos. Por este motivo, el planeta estaba fuertemente defendido, y las fuerzas del Imperio esperaban sufrir graves bajas recapturando el planeta.

Los Manos de Hierro dieron un paso al frente, deseosos de estar en primera línea del asalto y conscientes de la importancia del planeta y de que la muerte de un traidor estaba al alcance de su mano. Tras un largo bombardeo, se abrió un agujero en el escudo planetario y los Manos de Hierro lanzaron sus Thunderhawks, desplegando a sus tres Compañías en el asalto.

Sin embargo, Barhoth había previsto este movimiento, y cuando las Thunderhawks penetraron en la atmósfera planetaria y traspasaron el escudo se vieron azotadas por el fuego implacable de las baterías de defensa del planeta, las cuales habían sido apuntadas al área por la que habían entrado los Manos de Hierro.

Al darse cuenta de que habían sido atraídos a una trampa, el Dreadnought Venerable Grixus, que había sido puesto al mando de todas las fuerzas de los Manos de Hierro por el Gran Concilio, ordenó la retirada con la esperanza de reorganizarse y golpear en otro lugar. Cuando las Thunderhawks se volvieron hacia la brecha en el escudo, se cortó toda comunicación con sus naves en órbita y el agujero se cerró sobre ellas. Esto no dejó a Grixus más opción que ordenar el desembarco, a sabiendas de que debían estar metiéndose en una trampa. El fuego de las baterías de defensa siguió sin amainar, y apenas la mitad de las tres Compañías sobrevivió al desembarco.

Grixus organizó a los Marines Espaciales supervivientes en torno al espaciopuerto, planeando resistir allí hasta que pudieran llegar refuerzos. En la órbita, los Cruceros de Asalto de los Manos de Hierro iniciaron un bombardeo concentrado junto a la Armada Imperial, y el Capitán Ullenear del Crucero de Asalto Poder del Omnissiah contactó con el Gran Concilio para informar y solicitar apoyos adicionales. Desafortunadamente, las fuerzas más cercanas de los Manos de Hierro se encontraban a un mes de viaje. Consciente de que tres Compañías enteras se arriesgaban a una aniquilación compelta, el Gran Concilio solicitó ayuda al Adeptus Mechanicus, recordándoles sus lazos de lealtad. El Mechanicus respondió enviando fuerzas desde todos los sistemas circundantes, incluyendo efectivos de las fuerzas desplegadas en los planetas recién conquistados en el sistema Barrus. Una vasta flota de más de quinientas naves rodeó Tarvor y aportó su potencia de fuego, a la espera de que el escudo planetario fuese destruido.

Ante semejante concentración de disparos, el escudo antes invulnerable empezó a desgarrarse. Los comandantes del Mechanicus no perdieron tiempo y desplegaron más de cien mil Skitarii y cuatro Titanes Warhound a través de las brechas, los cuales se dirigieron al espaciopuerto en cuanto se restablecieron las comunicaciones con los Manos de Hierro supervivientes. La escena que se encontraron al llegar era de una devastación completa. El Señor Supremo había lanzado a sus mejores tropas contra los Manos de Hierro, y la inferioridad numérica y la falta de maniobrabilidad habían pasado factura a los Astartes. De los trescientos Hermanos de Batalla que habían asaltado el planeta, 126 habían muerto en sus Thunderhawks. De los 174 que habían logrado llegar al espaciopuerto, sólo once seguían vivos, la mayoría de ellos gravemente heridos.

Mientras los Skitarii aseguraban el espaciopuerto y empezaban a rechazar a los Traidores, los escudos se vinieron abajo por fin, y el resto de las fuerzas del Mechanicus empezaron a desplegarse. Esto dio a los Manos de Hierro el tiempo suficiente para recuperar la preciada semilla genética que les permitiría reconstruir sus Compañías, y para evaluar las tremendas pérdidas sufridas. Los tres comandantes de las Compañías de Clan habían muerto, y el último había sido Grixus, apenas unas horas antes de la liberación del espaciopuerto.

En honor de la ayuda prestada por el Mechanicus a sus asediadas Compañías de Clan, el Gran Concilio aceptó proporcionar semillas genéticas al Adeptus Mechanicus para que pudiera crear su propia fuerza de reacción rápida. A cambio, el Mechanicus envió a sus Artificieros más reverenciados para asistir en la reconstrucción de las Compañías, y asignó a tres mundos forja enteros la tarea de rearmarlas.

La semilla genética que recibió el Mechanicus era una muestra de cada una de las Compañías de Clan y de algunos de los mayores héroes del Capítulo. No se perdió tiempo en ponerla en uso, y el nuevo Capítulo empezó a tomar forma.

No pasó mucho tiempo antes de que el Ordo Hereticus de la Inquisición descubriera lo ocurrido, y los Inquisidores solicitaron la destrucción de este Capítulo no autorizado, cuestionando los motivos del Adeptus Mechanicus. Al revisar el asunto, los Altos Señores de Terra permitieron al Mechanicus conservar al Capítulo, siempre y cuando este cumpliese con los demás lazos de lealtad propios del resto de Capítulos Astartes (como la entrega regular de semilla genética para su puesta a prueba). Sintiendo que estaba siendo obligado a someterse a unas directrices injustas, el Adeptus Mechanicus decidió bautizar al Capítulo como los Confesores de Acero.

Destrucción de Kracsis IV[]

Cuando el Gran Devorador se empezó a abrir camino a través de la galaxia, los Confesores de Acero estuvieron en la primera línea de las batallas contra la Flota Enjambre Behemoth, ganando tiempo para que los planetas del Adeptus Mechanicus evacuasen al personal y los materiales más esenciales. Esto dispersó al Capítulo por toda la Franja Este, pero a los Confesores no les importaba dónde luchasen siempre que pudieran servir a sus amos. Esta lealtad inamovible fue la perdición de su mundo capitular pues, creyendo que tras sus escudos el planeta estaba a salvo, el Señor del Capítulo Protonus no consideró que los Tiránidos pudieran amenazar Kracsis IV. Cuando la Flota Enjambre apareció en los bordes exteriores del sistema, los únicos Astartes presentes eran Protonus y la mitad de la 1ª Compañía.

De inmediato, Protonus ordenó regresar a las Compañías 3ª, 5ª, 6ª y 9ª, que eran las más cercanas a Kracsis IV, y después pasó a defender su mundo natal. La batalla por Kracsis IV duró tres meses, a lo largo de los cuales las Compañías reclamadas llegaron y tomaron posiciones junto a sus Hermanos de Batalla. Cada metro cedido por los Confesores de Acero costaba un precio horrible a los Tiránidos, pero los números estaban de su parte, y por cada diez xenos que morían, cincuenta ocupaban su lugar.

Dándose cuenta de que su planeta estaba perdido, Protonus ordenó preparar los transportes para salvar todo lo posible. Como si sintieran que el final estaba cerca, los Tiránidos renovaron sus asaltos, y consiguieron penetrar por fin en la fortaleza monasterio. Mientras los últimos supervivientes se dirigían al transporte, Protonus y su 1ª Compañía actuaron como retaguardia. Tras un feroz combate, los restos de la 1ª Compañía llegaron a los transportes cargando con el cuerpo de su Señor del Capítulo, que había sufrido terribles heridas mientras mataba a un Tirano de Enjambre para ralentizar el avance de los Tiránidos.

Entonces Kracsis IV fue abandonado a su suerte, y los Marines Espaciales supervivientes escaparon para reunirse con el resto del Capítulo.

Acciones notables[]

  • Batalla de Kalevala (997.M41) - A finales del M41, los Confesores de Acero hicieron frente de nuevo a los Tiránidos en su mundo natal, aunque en este caso se trató de la Flota Enjambre Leviathan, y todo el Capítulo participó en la defensa. El planeta Kalevala albergaba su fortaleza monasterio, sus reservas de semilla genética, un gran complejo manufactorum del Adeptus Mechanicus y todo un Coro Psíquico de Astrópatas que potenciaba la señal del Astronomicón para facilitar la navegación a través de las difíciles corrientes de la Disformidad provocadas por la Sombra en la Disformidad. La batalla fue colosal y brutalmente directa: cada una de las diez Compañías fue desplegada en posiciones defensivas en torno a los manufactorums y su fortaleza monasterio mientras la horda Tiránida atacaba de forma implacable en un intento de desbordar las líneas de tiro de los Astartes. A pesar del inabarcable número de Tiránidos presentes en Kalevala, las salvas disciplinadas de las Escuadras Tácticas y las Escuadras de Devastadores de los Confesores de Acero, combinadas con contraataques quirúrgicos de las Escuadras de Asalto, los Veteranos de la 1ª Compañía y los escuadrones de Land Speeders que volaban entre los distintos campos de batalla para aportar su potencia de fuego a las Compañías con más problemas, la horda Tiránida acabó por ser diezmada y las bajas Astartes, minimizadas. Los Tiránidos acabaron por agotar sus fuerzas tras arrojarse una y otra vez contra el fuego sostenido de las armas de los Confesores. Al final de la batalla, las Compañías 8ª y 10ª habían sido destruidas por completo, la 1ª estaba al 40% de su fuerza operativa, la 3ª y la 6ª estaban al 60%, y el resto de las Compañías estaban entre el 20 y el 40% de sus fuerzas, pero Kalevala había resistido ante el enjambre y la Flota Enjambre Leviathan decidió partir en busca de presas más fáciles. Los Confesores de Acero aún conservaban su mundo natal, y no se repetiría la humillación que habían sufrido en Kracsis IV.

Reclutamiento[]

Los Confesores de Acero buscan aspirantes que posean al menos un cierto grado de afinidad por la mecánica. Se exige a todos los Marines Espaciales pasar un periodo de entrenamiento y adoctrinamiento en Medusa con una Compañía de Clan, como parte del acuerdo entre los Manos de Hierro y los Magos del Adeptus Mechanicus. Es durante este entrenamiento cuando aprenden la historia de los Manos de Hierro.

Su mundo capitular original era el mundo forja de Kracsis IV, en la Franja Este. Este mundo forja se especializaba en la producción de armas pequeñas y estaba situado en un sector considerado tranquilo. Esto, sumado a su lealtad al Imperio y al Adeptus Mechanicus y a su amplia población, lo hacía ideal como centro de reclutamiento de los Confesores. Asimismo, su posición prácticamente central respecto a las demás instalaciones del Mechanicus de la región permitía al Capítulo desplegarse rápidamente allí donde era necesario. Por último, la localización del Capítulo también podía ser mantenida en secreto, ya que el planeta estaba protegido por un artefacto tomado de Tarvor que hacía al planeta aparecer como una roca yerma ante cualquier sensor. Esto les daba un rincón en el que ser olvidados por el resto de la galaxia y perfeccionar sus habilidades.

Tras la pérdida de Kracsis IV ante el arrollador avance de la Flota Enjambre Behemoth, el Capítulo ha estado basado en su flota, salvo por su Librarium y la tumba de Avonis, el primer Señor del Capítulo, que se dice que permanece en estasis hasta que llegue el momento en que el Capítulo le necesite. Ambos se encuentran en el planeta Kalevala, el cual los Confesores han jurado defender de cualquier amenaza. Kalevala alberga su fortaleza monasterio, sus reservas de semilla genética, un gran complejo manufactorum del Adeptus Mechanicus y todo un Coro Psíquico de Astrópatas que potencia la señal del Astronomicón para facilitar la navegación a través de las difíciles corrientes de la Disformidad provocadas por la Sombra en la Disformidad.

Doctrina de combate[]

Como sus antepasados los Manos de Hierro, los Confesores de Acero sienten un odio intransigente hacia cualquier forma de debilidad. Asimismo, dados sus lazos con el Adeptus Mechanicus, los implantes biónicos son la norma. Todos los Marines Espaciales del Capítulo tienen un cierto grado de afinidad por la mecánica, ya que este es un requisito principal a buscar entre los potenciales aspirantes. Además de reemplazar sus extremidades y órganos debilitados con implantes, el Capítulo también lleva a cabo pruebas regulares para asegurarse de que sus mentes siguen siendo fuertes.

Como los Manos de Hierro, los Confesores de Acero avanzan de forma implacable, sin dar tiempo a sus enemigos a reorganizarse mientras se lanzan al combate de forma casi enloquecida.

Los Confesores de Acero poseen un conjunto completo de armaduras de Exterminador que son mantenidas por el Capítulo y por los Magos asignados a este. Los Exterminadores son desplegados al frente de la mayoría de los combates de los Confesores para inspirar al resto del Capítulo y mostrar su devoción por el esfuerzo sin fin.

A raíz de la evacuación de su mundo capitular, la mayor parte de su apoyo blindado quedó gravemente dañado o destruido. Incluso con el apoyo de sus aliados del Adeptus Mechanicus, el Capítulo aún no ha sido capaz de recuperarse de todas esas pérdidas, y por tanto sólo desplegará vehículos en las circunstancias más desesperadas.

Organización[]

La organización del Capítulo sigue el Codex Astartes en casi todos sus aspectos, debido principalmente al acuerdo entre el Adeptus Mechanicus y los Altos Señores de Terra. La 1ª Compañía está formada completamente por Exterminadores, y rara vez se despliega con servoarmaduras. La 2ª, 3ª, 4ª y 5ª son Compañías de Batalla, la 6ª y la 7ª son Compañías Tácticas, la 8ª es la Compañía de Asalto, la 9ª es la Compañía de Devastadores y la 10ª es la Compañía de Exploradores.

A diferencia de los Manos de Hierro, donde se sabe que las Compañías de Clan se enfrentan entre sí de vez en cuando, los Confesores de Acero trabajan juntos y hay lazos cercanos entre las Compañías. De hecho, es habitual que los Hermanos de Batalla se muevan entre Compañías (salvo en el caso de la 1ª y la 10ª) para aprender de distintos comandantes y acumular una amplia experiencia. Esto genera una gran autonomía en todos los escalafones.

A diferencia de sus progenitores, mantienen los papeles del Capellán y el Tecnomarine separados, y no tienen Padres de Hierro, sino que cada Capitán está entrenado en las artes del Tecnomarine y el Artificiero y cumple con ambas funciones como prueba de su bendición del Omnissiah. Por su parte, los Capellanes del Capítulo alaban las virtudes del esfuerzo constante y de la intolerancia a la debilidad, y se aseguran de que las enseñanzas del Mechanicus son obedecidas y de que la divina trinidad sea tratada con la debida reverencia. Son escogidos por su capacidad para inspirar a sus hermanos con actos de coraje divino y superando obstáculos imposibles.

El Señor del Capítulo toma todas las grandes decisiones del Capítulo, aunque recaba la opinión de los Capitanes en sesiones de Concilio antes de hacerlo. Su posición se alcanza con los votos de todos los Capitanes, Capellanes, Bibliotecarios y Dreadnoughts y, en el improbable caso de un empate, los cinco Sargentos Veteranos más longevos.

Creencias[]

El Capítulo sigue dogmas muy estrictos y cree en la idea de una divina trinidad formada por el Omnissiah (el espíritu que proporciona socorro y fuerza a todas las cosas, y que recompensa la búsqueda de conocimientos y mejoras), el Emperador (la encarnación física del Omnissiah, destinada a aplastar a los débiles y proporcionar una imagen del conocimiento encarnado; su ascensión al Trono Dorado es considerada el paso final dado para alcanzar la omnipotencia) y Ferrus Manus (mensajero del Omnissiah y portador de luz, el mortal más cercano al Omnissiah y la inspiración del Capítulo).

Como los Manos de Hierro, los Confesores de Acero sienten un odio irracional hacia la debilidad, especialmente aquella provocada por la forma física, y no tolerarán flaquezas de ningún tipo en sus aliados. De hecho, varias fuerzas se han negado a desplegarse junto a ellos después de que los Confesores abriesen fuego contra ellas por supuesta debilidad. El Capítulo se encuentra bajo investigación de la Inquisición tras destruir al 54º Regimiento de Incursores del Desierto de Tallarn por "fallar en alcanzar sus objetivos".

El trato entre los Confesores de Acero y el Adeptus Mechanicus es más cercano aún que el de los Manos de Hierro. Cada Compañía va siempre acompañada por tres Magos, que supervisan el mantenimiento de su equipo y sus bendiciones al Omnissiah.

Semilla genética[]

Emplean la semilla genética del Primarca Ferrus Manus, tomada de las reservas genéticas del Capítulo de los Manos de Hierro. Está clasificada como pura, y su único defecto aparente es que engendra un odio irracional a la debilidad, un rasgo considerado una mutación aceptable debido a las capacidades que confiere a los Confesores de Acero en situaciones de combate.

Heráldica[]

Visten servoarmaduras plateadas con rodilleras, mochilas y hombreras de color hueso, Aquila pectoral de bronce y bordes en función de la Compañía. Muestran sus marcas tácticas (en negro) sobre la hombrera izquierda, al contrario que la mayoría de Capítulos Codex.

Su emblema es una cruz recruzada negra con el centro rojo y rematado por un relámpago blanco. Asimismo, sustituyen el cráneo típico del Aquila por un relámpago sobre una rueda dentada.

Elementos conocidos[]

Miembros[]

Galería[]

Leer más[]

Lista de Ejércitos de Marines Espaciales.

Lista de Capítulos Sucesores.

Lista de Capítulos Leales.

Fuentes[]

  • Index Astartes: Confesores de Acero (folleto de la Batalla por Kalevala, Games Day UK 2005).
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