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Invasion de los Orkos[]
En aquel momento,Armageddon se encontraba bajo el mando del Gobernador Herman von Strab , personaje que había sido descrito por el Princeps Primus Kurtiz Mannheim de la legión de titanes de los Cráneos de Hierro como “el mayor desperdicio humano de los últimos quinientos años”. Al Imperio le salió muy cara la absoluta falta de preparación de von Strab, que no hizo nada cuando fue avistado en el sistema Armageddon un pecio de descomunales proporciones; ni lo investigó ni avisó de su aparición a las autoridades imperiales. Cuando los Orkos aterrizaron en el continente oeste de Armageddon Primus, von Strab envió a sus regimientos de defensa planetaria, que fueron aplastados por los ejércitos orkos, muy superiores a ellos. El continente de Armageddon Primus no tardó en capitular, puesto que sus líneas de suministros habían sido cortadas y los soldados orkos entraban en tropel por los túneles de sus colmenas. Un continente entero cayó en unas pocas semanas debido al tamaño del ejército de Thraka. Al ser testigo de la devastación y de la ineficacia de von Strab, el Comisario Yarrick se hizo cargo de la situación. Yarrick era un endurecido veterano de las Guerras Orkas de V’run, por lo que conocía a la perfección la mentalidad orka e incluso había aprendido su lenguaje. Al ver la masacre que estaban sufriendo los ejércitos de von Strab, ordenó que los astrópatas mandasen una señal de ayuda, lo que le granjeó la antipatía de von Strab, quien lo exilió de la Colmena Hades. Sin embargo, la iniciativa de Yarrick fue lo que evitó que Armageddon cayera en las manos de Ghazghkull.
La devastacion de Infernus[]
Los Orkos atravesaron las densas junglas que separaban Armageddon Primus de Armageddon Secundus y cruzaron los ríos Estigio y Diabolus a pesar de que von Strab aseguraba que unas criaturas tan primitivas no podrían hacerlo. Sin embargo, a los Orkos no les costó aplastar las débiles y escasas líneas defensivas que había dispuesto von Strab, así que no tardaron en llegar al corazón de Armageddon: sus ciudades colmena. La Colmena Infernus se rindió sin llegar a pelear, algo por lo que la población esperaba una clemencia que no recibió. Los Orkos esclavizaron a todos los seres humanos, ya fueran hombres, mujeres o niños, y asesinaron a todo el que opuso la más mínima resistencia. Los esclavos fueron obligados a trabajar en las fábricas de munición y en las minas para abastecer a los Orkos. Estos no hacían distinción entre viejos y jóvenes, hombres y mujeres, y cientos de miles murieron debido a las terribles condiciones de vida a las que les sometieron los Orkos. Con la Colmena Infernus ya conquistada, los Orkos centraron su atención en las agrupaciones de colmenas Hades y Helsreach, lugares en los que acontecieron algunos de los más cruentos y sangrientos combates que nunca se hayan documentado en la historia del Imperio.
En Helsreach los defensores juraron morir con las botas puestas antes que rendirse a los pieles verdes, por lo que prepararon unas defensas adecuadas a tal efecto. Gigantescos petroleros transformados a toda prisa se llevaron a todos aquellos que no podían combatir a través del Océano Tempestuoso. Los que se quedaron sabían que su destino era la muerte y se prepararon para la batalla. Los trabajadores portuarios se subieron a sus grúas blindadas y lucharon contra los gargantes que abatían la ciudad, mientras escuadras de hombres y mujeres se internaban con bombas caseras en los campamentos orkos, donde las detonaban y causaban estragos. Durante algún tiempo, los defensores de Helsreach aguantaron el envite de los Orkos gracias a una combinación de astucia y desesperación, pero los Orkos eran imparables y Helsreach acabó cayendo.
Hades Resiste[]
Mientras Helsreach aguantaba al sur, Hades también se vio obligada a enfrentarse a las poderosas hordas orkas. Un vasto contingente de pieles verdes liderados por Ugulhard, un gigantesco kaudillo orko, asaltó la agrupación de colmenas Hades. El cometido de este Orko era sencillo: acabar con los defensores de Hades tan rápidamente como fuera posible para que las tropas del ¡Waaagh! pudieran llegar a Acheron y Tartarus cuanto antes. Pero los Orkos no habían contado con la presencia de Yarrick y con los efectos que un solo hombre podía tener en una guerra. A las órdenes de Ugulhard, dos millones y medio de pieles verdes atravesaron los desiertos de ceniza. Conformaban un mar verde que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Las oleadas de Gretchins absorbieron lo peor del fuego inicial procedente de la Colmena Hades y solamente los Orkos más fuertes consiguieron llegar, para lo que no les importó tener que pasar por encima de los cadáveres de sus compañeros. Docenas de vagonetas de combate y gargantes lideraban el asalto y no solo devolvían el fuego enemigo, sino que devastaban las defensas con su arsenal de kohetez y bombaz. Solamente los titanes encomendados a la defensa de Hades pudieron ralentizar su avance. Los Orkos llegaron a Hades a través de la zona industrializada. Entre las fábricas y las oficinas del administratum comenzaron unos cruentos combates cuerpo a cuerpo en cuanto los Orkos llegaron hasta los defensores con sus rebanadoras y akribilladores. Los garrapatos mastín acabaron con los francotiradores y las escuadras de emboscadores mientras los Gretchins se abalanzaban contra las minas dispuestas por todo el perímetro. Las vagonetas de combate derribaban los edificios con arietes blindados y los defensores perecían bajo los cascotes y el hierro de los vehículos orkos. Las fuerzas imperiales se batían en retirada y el avance de los Orkos no se detenía. El colosal Ugulhard se encontraba a la cabeza. Rodeado por sus más robustos guerreros, se dirigió a la Basílica de Santa Katalina, lugar en el que el exhausto y desesperado Comisario Yarrick intentaba reagrupar a los defensores.
La Colmena Hades es un lugar arrasado. Toda la colmena quedó destruida por el bombardeo orbital con asteroides llevado a cabo en venganza por la Segunda Guerra de Armageddon, en la que la Colmena Hades fue capital en la tarea de derrotar a los Orkos al retener a tantos de ellos que su avance se detuvo.
Al Suroeste se encuentran las Montañas Diablo y el Monte Orko, al Este está en Puente de Eumendies que conecta con la carretera que pasa por el Complejo Forja de Averneas, que produce grandes cantidades de vehículos y munición para cumplir con el esfuerzo de guerra. El puente resultó parcialmente destruido por fragmentos escindidos de los asteroides Orkos que bombardearon a la Colmena. El punto de descenso de los Piedros Orkos está localizado cerca de la carretera al Sur, y la mayoría del área está cubierta por residuos de cenizas procedentes de las industrias cercanas. Al Noroeste está el Puerto de Esperanza de Yarrick, que fue un centro de resistencia, aunque acabó siendo destruido, si bien sigue siendo posible lanzar pequeñas naves de ataque para defender los oleoductos que cruzan el Mar Hirviente.
Cae Hades[]
Los defensores de Hades resistieron durante seis meses. Los supervivientes no acostumbran a hablar de ello, excepto para alabar la valentía de Yarrick, que en aquellos sombríos días parecía estar en todos los lados elevando la moral de las tropas con su inquebrantable fe en la victoria. Fue increible cómo consiguió mantener unido al ejército defensor. Gracias al tiempo que ganaron con la sangre derramada, nuevas fuerzas imperiales llegaron al planeta (entre ellas tres capítulos de Marines Espaciales) y consiguieron cambiar las tornas. Mientras Ghazghkull llevaba a cabo el asalto final contra Hades, un contingente de refuerzo compuesto por tropas de los Salamandras, los Ángeles Sangrientos y los Ultramarines llegó para evitar que la colmena cayera. Por desgracia, Hades cayó justo en el momento en el que los Marines Espaciales llegaban al campo de batalla. El Comisario Yarrick fue uno de los pocos supervivientes. Fue encontrado malherido entre las ruinas
con cientos de Orkos muertos a sus pies. Yarrick tardó varios meses en recuperarse de las heridas
que había sufrido, momento para el que la Batalla por Armageddon ya había finalizado. La valerosa defensa de la Colmena Hades detuvo el avance de los Orkos y permitió que el Imperio pudiera descargar todo su poder contra el ejército de Ghazghkull. No es sorprendente que Yarrick sea considerado el Héroe de Armageddon, ya que sin su liderazgo tanto la ciudad como el planeta habrían caído sin remedio.
Fuentes[]
- Codex 4a Edi. Muerte en las Calles (Pag 60-62)