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{{Cita|Cita = Todas las armas que tus presas blanden pueden volverse contra ellas, siempre y cuando seas lo bastante astuto.|Autor = Arconte Drekarth X'uskul}}
 
{{Cita|Cita = Todas las armas que tus presas blanden pueden volverse contra ellas, siempre y cuando seas lo bastante astuto.|Autor = Arconte Drekarth X'uskul}}
 
{{Cita|Cita = ¡Quiero cabezas! ¡Cortadles sus feas y asquerosas cabezas! ¡El del casco rojo es mío!|Autor = Kaelith, [[Avernarca]] de la Banda Alaguadaña}}
 
{{Cita|Cita = ¡Quiero cabezas! ¡Cortadles sus feas y asquerosas cabezas! ¡El del casco rojo es mío!|Autor = Kaelith, [[Avernarca]] de la Banda Alaguadaña}}
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{{Cita|Cita = ¿Por qué matar cuando puedes hacer sufrir? ¿Dónde está el arte en la masacre? ¿Dónde queda el placer y la satisfacción?|Autor = Kaether Stryxx, Kábala del Corazón Negro}}
 
{{Cita|Cita = Mi espada es una extensión de mi ser, del mismo modo que yo soy una extensión de mi espada. Ambos compartimos la sed de sangre. Ambos buscamos el asesinato y nada más. Solo en la muerte hallamos nuestro propósito en la vida.|Autor = [[Íncubos|Duelista]] Khyrassos de la Hermandad del Vacío}}
 
{{Cita|Cita = Mi espada es una extensión de mi ser, del mismo modo que yo soy una extensión de mi espada. Ambos compartimos la sed de sangre. Ambos buscamos el asesinato y nada más. Solo en la muerte hallamos nuestro propósito en la vida.|Autor = [[Íncubos|Duelista]] Khyrassos de la Hermandad del Vacío}}
 
{{Cita|Cita = ¿Perdonarte? ¿Qué tendría que perdonarte, si serás mi mayor obra maestra hasta la fecha?|Autor = Hemónculo Krallyx de los Alterados}}
 
{{Cita|Cita = ¿Perdonarte? ¿Qué tendría que perdonarte, si serás mi mayor obra maestra hasta la fecha?|Autor = Hemónculo Krallyx de los Alterados}}
 
{{Cita|Cita = ¿Crees que puedes desafiarme, escoria humana? ¿A mí, la perdición de los imperios, el padre del dolor? Bien, déjame que te enseñe... Después de todo, necesito una nueva mascota...|Autor = K'shaic, Arconte de la [[Cábala del Filo del Loto]]}}
 
{{Cita|Cita = ¿Crees que puedes desafiarme, escoria humana? ¿A mí, la perdición de los imperios, el padre del dolor? Bien, déjame que te enseñe... Después de todo, necesito una nueva mascota...|Autor = K'shaic, Arconte de la [[Cábala del Filo del Loto]]}}
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{{Cita|Cita = Escóndete, si crees que puedes. Lo hará todo más interesante. Por supuesto, alza tus muros y fortifica tus puertas, dobla tus guardias y enciende las almenaras. Enciérrate en la habitación más protegida y reza. Cuando llegue el momento, pequeño gobernador, ningún muro, ni puerta ni arma de la galaxia podrá protegerte.|Autor = Hekatrix Nyssa Masdruvael al [[Gobernador]] Planetario Tholdh Hekken III, tres días antes de su vergonzosa muerte en su búnker privado protegido con códigos.}}
 
{{Cita|Cita = ¿Muerte? ¿Quieres la muerte? No, me temo que eso sería demasiado aburrido.|Autor = Lord Sarnak, Arconte de la Cábala del Corazón Negro}}
 
{{Cita|Cita = ¿Muerte? ¿Quieres la muerte? No, me temo que eso sería demasiado aburrido.|Autor = Lord Sarnak, Arconte de la Cábala del Corazón Negro}}
 
{{Cita|Cita = Jamás tanta sangre alienígena había empapado la arena del circo. ¿Cómo podría superarse? La multitud exigía aún más. Ahora no era posible dar por finalizado el espectáculo. Entonces la propia Lelith salió a la arena. La multitud se sosegó con la mera visión de su belleza y elegancia. Su carne estaba desnuda como desafiando a cualquier arma a intentar herirla. Su cabello estaba suelto como si desafiara al adversario a agarrarla por el pelo para darle el golpe de gracia. Esa era la forma en que le gustaba actuar: tan tranquila, tan confiada, tan fría. La multitud jadeó cuando levantó las armas que había elegido para ese combate: un destello de plata frío como el hielo, el beso de la muerte. Entonces los alienígenas fueron empujados hacia la arena. No uno, ni dos, sino diez a la vez. Lelith bailó con ellos, regalando a cada uno una herida muy especial. La multitud rugió su aprobación, ¡la diversión todavía se prolongaría en un largo anochecer sangriento!|Autor = ''Pasajes sobre Lelith, la Señora de la Muerte'', del Comandante Eldar Oscuro Sussark}}
 
{{Cita|Cita = Jamás tanta sangre alienígena había empapado la arena del circo. ¿Cómo podría superarse? La multitud exigía aún más. Ahora no era posible dar por finalizado el espectáculo. Entonces la propia Lelith salió a la arena. La multitud se sosegó con la mera visión de su belleza y elegancia. Su carne estaba desnuda como desafiando a cualquier arma a intentar herirla. Su cabello estaba suelto como si desafiara al adversario a agarrarla por el pelo para darle el golpe de gracia. Esa era la forma en que le gustaba actuar: tan tranquila, tan confiada, tan fría. La multitud jadeó cuando levantó las armas que había elegido para ese combate: un destello de plata frío como el hielo, el beso de la muerte. Entonces los alienígenas fueron empujados hacia la arena. No uno, ni dos, sino diez a la vez. Lelith bailó con ellos, regalando a cada uno una herida muy especial. La multitud rugió su aprobación, ¡la diversión todavía se prolongaría en un largo anochecer sangriento!|Autor = ''Pasajes sobre Lelith, la Señora de la Muerte'', del Comandante Eldar Oscuro Sussark}}
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{{Cita|Cita = Somos lo que acecha en los recovecos más oscuros de las pesadillas que no puedes enfrentar. Somos los que miramos desde las sombras y conocemos los miedos que no admites. Somos los depredadores, tú la presa, y te haremos gritar en una deliciosa agonía antes de que te encuentres de bruces con tu fin.|Autor = Thraekynn Neverwhim, Sibarita de la Maldición Afilada}}
 
{{Cita|Cita = Tráeme otro juguete. Este creo que se me ha roto.|Autor = [[Urien Rakarth]], Señor de Hemónculos}}
 
{{Cita|Cita = Tráeme otro juguete. Este creo que se me ha roto.|Autor = [[Urien Rakarth]], Señor de Hemónculos}}
 
{{Cita|Cita = Deberías estarme agradecido. Una vez te haya arrancado la piel estarás mucho más fresco. Y cuando haya acabado contigo, servirás a un gran propósito.|Autor = Urien Rakarth}}
 
{{Cita|Cita = Deberías estarme agradecido. Una vez te haya arrancado la piel estarás mucho más fresco. Y cuando haya acabado contigo, servirás a un gran propósito.|Autor = Urien Rakarth}}
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{{Cita|Cita = Matadlos, mis pequeños; pero hacedlo lentamente...|Autor = Vaeghex, Hemónculo Primigenio de las Trece Cicatrices}}
 
{{Cita|Cita = Matadlos, mis pequeños; pero hacedlo lentamente...|Autor = Vaeghex, Hemónculo Primigenio de las Trece Cicatrices}}
 
{{Cita|Cita = Somos los dueños de un cielo oscurecido. Nosotros no nos arrastramos por el barro y el polvo de la batalla. Dejad eso a las razas inferiores. Solo ponemos el pie en el suelo que esos insectos llaman hogar para colocar nuestros tacones con cuchillas sobre sus gargantas.|Autor = Arconte Vraesque Malidrach, de la Cábala del Cráneo Flagelado}}
 
{{Cita|Cita = Somos los dueños de un cielo oscurecido. Nosotros no nos arrastramos por el barro y el polvo de la batalla. Dejad eso a las razas inferiores. Solo ponemos el pie en el suelo que esos insectos llaman hogar para colocar nuestros tacones con cuchillas sobre sus gargantas.|Autor = Arconte Vraesque Malidrach, de la Cábala del Cráneo Flagelado}}
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{{Cita|Cita = Los asaltantes están en nuestros talones pero eso implica que tenemos al enemigo donde queremos para jugar con ellos. Dejad que los llevemos a un frenesí de dolor y terror y que nuestros parientes se queden incluso sin restos.|Autor = Hekatrix Vylekh la Intacta}}
 
{{Cita|Cita = Somos rápidos, y somos letales. Somos una puñalada envenenada en el corazón del enemigo. Somos el filo oculto, el golpe tan súbito que nuestro oponente cae abatido sin llegar siquiera a saber que está siendo atacado.|Autor = Ybdriss Khael, piloto de [[Ponzoña]] de la [[Cábala del Cráneo Desollado]]}}
 
{{Cita|Cita = Somos rápidos, y somos letales. Somos una puñalada envenenada en el corazón del enemigo. Somos el filo oculto, el golpe tan súbito que nuestro oponente cae abatido sin llegar siquiera a saber que está siendo atacado.|Autor = Ybdriss Khael, piloto de [[Ponzoña]] de la [[Cábala del Cráneo Desollado]]}}
 
{{Cita|Cita = Estáis condenados, CONDENADOS, ¡os lo aseguro! ¡Esta noche nos saciaremos con vuestras almas!|Autor = Señor Zuol, líder de los Portadores de Desesperación de la [[Cábala]] del Corazón Negro}}
 
{{Cita|Cita = Estáis condenados, CONDENADOS, ¡os lo aseguro! ¡Esta noche nos saciaremos con vuestras almas!|Autor = Señor Zuol, líder de los Portadores de Desesperación de la [[Cábala]] del Corazón Negro}}

Revisión del 13:36 13 ago 2018

Plantilla:MascotaEldarOscuroPatrocinaEste artículo recoge todas las citas y comentarios relativos a los Eldars Oscuros.

Los propios comentarios y citas se organizan en orden alfabético según el nombre de su autor.

Sobre los Eldars Oscuros

"Ellos no son tus peores pesadillas, son todas tus pesadillas."

Anónimo

"Reza para que no se te lleven con vida..."

Anónimo

"Teme las sombras; desprecia la noche. Existen horrores que ningún hombre puede afrontar y seguir vivo."

Anónimo

"¡Vienen por vuestras almas!"

Anónimo

"Nunca olvidaré lo que vi en la Estación Obsidiana. Los huesos de cinco mil hombres valientes yacían esparcidos por los sinuosos corredores. Su sangre manchaba las paredes y el suelo de los dormitorios. Sus entrañas colgaban de los paneles de control como la grotesca decoración de alguna fiesta demencial. Pero no pudo encontrarse ni una sola calavera; todas ellas habían sido tomadas como macabros trofeos por los despreciables atacantes."

Inquisidor Absolvus

"La Ciudad Siniestra se alimenta, pudriéndose en el éter como un maléfico parásito de tamaño inmenso que hunde sus fauces en las entrañas de la dimensión material. Un vampiro negro, falto de todo calor, que absorbe los fluidos vitales de la galaxia y devuelve únicamente odio y terror."

Acerca de lo Oculto, Aierulian

"Aparecieron de la nada. Que el Emperador me proteja, duele mucho... Me estoy muriendo ¿verdad? [El Interrogador repite la pregunta.] Sí, sí, ya se lo he dicho, maldita sea. Aparecieron de la nada... ella iba al frente, esa maldita zorra del averno. [Sonido de toses y convulsiones.] Era muy alta y, por los Primarcas, era muy hermosa. Musculosa, ágil, y letalmente rápida... Se abrió camino a sangre y fuego entre nuestras líneas, y mientras lo hacía se reía como una posesa... Su risa, su mero recuerdo me produce escalofríos. Ella... ella tenía un arma que... chupaba la vida de cualquiera al que impactara con ella... sus víctimas quedaban secas como un pellejo. Ella les sorbía la vida y después los arrojaba a un lado... Ella se regocijaba con el dolor de sus víctimas, éste la saciaba... la saciaba de furia, la hacía más rápida, más peligrosa... más maligna... más maligna que cualquier otra criatura viva que jamás haya visto. Que el Emperador me proteja. Ella fue mi muerte... [Murmullos ininteligibles cuando el sujeto entra en un estado de delirio irreversible.]"

Testimonio del Cabo Anton Mossman, 87º Regimiento de Sangreazules de Volpone, sobre Kruellagh la Vil

"Existe una muy buena razón por la que tantas culturas y sociedades de la galaxia temen a la oscuridad..."

Inquisidor Bastalek Grimm, sobre los Mandrágoras

"Los Eldars Oscuros ven al resto de habitantes de la galaxia como poco más que ganado, reses de las que disponer o a las que sacrificar en cualquier momento. Su alimento no es la carne ni el músculo, sino la angustia y la desesperación de los débiles. Es indiscutible que los Eldars Oscuros beben sangre, pero también lágrimas, y su alimento preferido es la esencia más pura del dolor que causan en aquellos que caen en sus garras."

Lord Inquisidor Bronislaw Czevak

"La Estación Erinyes está perdida. Prepara el reactor de plasma para una sobrecarga crítica. No dejaremos que nos capturen con vida."

Coronel Brynner

"Y eso no es todo, pues entre ellos había uno llamado Kheradruakh -El Que Caza Cabezas- el Decapitador. Un millar de cráneos decoraban su guarida; un millar de vidas que habían terminado rápidamente bajo sus armas. Nadie estaba a salvo del Decapitador que se movía por las sombras como la brisa por el aire. Ningún guardia puede detectarle. Ningún escudo puede protegerte de sus ataques. Nadie puede evitar que mate a su presa. ¿Cómo puede designarse el precio de la muerte cierta para cualquier enemigo? Yo no lo sé, pero algunos rumores hablan de cien veces mil víctimas entregadas en sacrificio, como pago por la muerte de un único enemigo."

Cuentos Terroríficos III, Publicaciones Gerión, 4ª edición

"¿De verdad crees que eso que cae es llovizna? ¡Ja! Es la sangre de aquellos que han osado desafiar a los Azotes, chico. No puedes verlos desde aquí abajo, claro, pero sus cuerpos adornan los salientes de todas esas torres y capiteles de la Alta Commorragh, como frutos maduros en una rama. Ahí se quedan empalados, indefensos, gimiendo de dolor y desangrándose lentamente. No, no mires arriba, chico. Si uno de esos Azotes cruza sus ojos con los tuyos, será tu sangre la siguiente en llover hasta aquí..."

Edric Manotrémula, anciano esclavo del Sumidero de Gomor

"Los hijos de la Ciudad Siniesta nunca admitirán que el hambre que les consume el alma es justamente lo que les lleva a cometer unos actos de tal crueldad. Al contrario, ellos mantienen que lo único que hacen es dejarse llevar por sus propios deseos; algunos incluso han llegado a convencerse a sí mismos de que esto es así. Pero la realidad es muy distinta: a menos que nuestros primos de la Telaraña logren saciarse con una dieta constante de emociones extremas, se irán marchitando lentamente hasta quedar reducidos a una carcasa vacía, sin alma. Los habitantes de los Mundos Astronave logramos negar dichos impulsos, pero al hacerlo no cabe duda de que perdemos parte de nuestra esencia. Tal vez los más afortunados de entre nosotros sean aquellos a los que dejamos perecer."

Guardiana de las Almas Iyanna Arienal, Meditaciones

"¿Qué puede decirse de Commorragh, la Siniestra Ciudad de los Eldars? Es la personificación de la anarquía y el terror. Es la encarnación del miedo, el odio y la desesperación. No podría decir cuánto tiempo estuve esclavizado en esa ciudad fuera del tiempo. No existe el día ni la noche, tan solo una eterna penumbra, un omnipresente resplandor rojizo que baña todas las cosas con el color de la sangre. El aire está saturado de gritos y risas crueles. Cuando me arrancaron los ojos, mis orejas siguieron transmitiéndome la omnipresente aura de temor y repugnancia.

Ellos se deleitaban contándonos las torturas y agonías que tenían preparadas para nosotros, utilizando el temor a lo que sucederá como una forma más de aumentar nuestro sufrimiento. Los captores designados para hablar con nosotros utilizaron unas máquinas arcanas para traducir sus palabras, pues no querían manchar sus lenguas con el idioma de otros. La mayoría de los otros esclavos que había conmigo murieron por las armas y venenos de sus torturadores por excelencia: los Hemónculos. A veces, una Súcubo de las Brujas venía y se llevaba a los mejores para luchar contra criaturas brutales y hábiles guerreros en la arena del circo. En grupos de cinco, los mejores guerreros de la Humanidad tenían que enfrentarse a una sola gladiadora, pero no tenían ninguna posibilidad contra las Brujas, las cuales se deleitaban jugando con sus adversarios, acuchillándolos y mutilándolos, moviéndose rápidamente en todas direcciones, y dejando tras de sí un rastro de sangre tras cada pasada.

Nadie muere rápidamente en la Ciudad Siniestra.

Ellos mismos son sus propias víctimas tanto como lo son sus esclavos. Las poderosas Cábalas pueden detentar el poder, pero en las tortuosas callejas y los corredores apenas iluminados por la tenue claridad, las habilidades marciales son más importantes que las lealtades. Penetrar en el territorio equivocado es sinónimo de suicidio, cada día se producen batallas campales, y constantemente está vertiéndose sangre. Los espectrales Mandrágoras son los peores, según nos dijo un viejo esclavo. Acechan impunemente entre las sombras, arrastrando a sus víctimas de sus propias casas, emboscando a los desprevenidos, a los que destripan con sus garras. Nosotros nunca estuvimos realmente encerrados en la sala de los esclavos, pero era evidente que si nos marchábamos, estaríamos a merced de la Siniestra Ciudad, una barrera mucho más efectiva que los muros, las puertas y las alambradas.

No hicieron ningún intento de ocultar su comportamiento engañoso. En realidad se regodearon de sus traiciones y malas artes. Asesinato, homicidio y traición son formas de vida establecidas para esa decadente raza. La propiedad de mi persona cambió tantas veces de manos que no estaba seguro de quién era mi amo y quiénes sus enemigos. Algunas veces fui robado, otras cambiado por almas puras, conseguido como recompensa a una buena actuación en la arena del circo, o simplemten adquirido por derecho de conquista.

La vida no tiene ningún valor en la Ciudad Siniestra. Tan solo son importantes el dolor, la miseria y la muerte.

Vi a otros, entre los que había humanos, que se adherían a esta vida depravada con una gran naturalidad. Se doblegaron ante los Eldars y los consideraron sus señores a cambio de sus favores. Se dice que los más prometedores son tomados como aprendices por los Hemónculos. La mayoría acaban convirtiéndose en criaturas deformes que sufren una permanente agonía, pero otros consiguen sobrevivir y aprender, para ser devueltos a la libertad en el mundo exterior, y propagar así su corrupción.

Los Infernales son una plaga constante para todos, pues recorren a toda velocidad las sinuosas calles, con sus cuchillas centelleando mientras cercenan aleatoriamente miembros y cabezas con gran regocijo. Se reúnen para realizar carreras demenciales; azuzándose los unos a los otros para realizar maniobras aéreas que desafían a la muerte. Muchos mueren, y cuando uno de sus señores muere, todos se reúnen rápidamente para alimentarse del alma que se escapa. Luchan entre ellos, mordiendo y arañando si no disponen de otras armas, para poder tomar parte de esa esencia vital.

Mi huida fue un milagro; el Emperador debió recompensar mi inquebrantable fe en esos días. Sin embargo, aunque estoy físicamente libre, mi cuerpo presenta las cicatrices, las muchas, muchas cicatrices de esos días. Cada inspiración me traslada a un nuevo plano de la agonía, cada latido del corazón hace estremecer de dolor hasta el último de mis nervios. No puedo ver. No puedo hablar. Y lo peor de todo, no puedo olvidar. Las pesadillas y las visiones acuden constantemente a mi mente, el goteo de mi propia sangre y los gritos de angustia me persiguen.

Nadie escapa de la Ciudad Siniestra.
"

Anales del Terror, escrito por Lasko Pyre, póstumamente declarado hereje (muerto por su propia mano, 647.M34)

"¡Carguen los cañones! ¡Por lo más sagrado, CARGUEN LOS CAÑONES!"

Soldado Malko, al presenciar una incursión de los Eldars Oscuros

"Han venido a por vuestras almas. Lo he visto, están aquí para alimentarse de vuestras almas..."

Psíquico Primaris Oelle Invierno Negro

"[...] de mis estudios se desprende por tanto que, a excepción de los Hemónculos, todos los Eldars Oscuros son miembros de una Cábala o Culto. La naturaleza de los Cultos se estudia en el volumen que complementa esta obra (Cultos Eldars Oscuros del Trigesimonoveno y Cuadragésimo Milenios), por lo que aquí me limitaré a hablar de las Cábalas de los Eldars Oscuros (los Hemónculos serán estudiados a fondo en el futuro).

Como ya he indicado, la sociedad de los Eldars Oscuros está dominada por la rivalidad, la discordia y el asesinato, por lo que cada miembro de esta sociedad necesita disponer de alguna forma de protección para poder sobrevivir. Las Cábalas ofrecen este tipo de protección a sus miembros. Cada Cábala está regida por un señor supremo, que ha alcanzado esta posición de poder absoluto por medio de una combinación de intrigas políticas, intimidación, poder de combate, artimañas, asesinatos y muertes brutales. La naturaleza de la psique y el carácter de los Eldars Oscuros es tal que el gobernante de una Cábala tiene más que temer de sus subordinados más próximos que de elementos foráneos.

Una vez dicho esto, hay que recordar que las Cábalas luchan constantemente entre ellas por el control de territorios y el poder político, y parece muy probable que cada Cábala controle un determinado territorio dentro de la propia Commorragh. Existe un considerable número de evidencias que apuntan a una guerra callejera entre Cábalas rivales que parecen confirmar esta teoría. Sin embargo, para la élite que gobierna los conflictos parecen estar confinados a los aspectos políticos y sociales, no a una guerra abierta, pero incluso en estos casos la muerte y el asesinato muchas veces sirven para dirimir las diferencias entre Cábalas.
"

Extracto de la introducción de Enemigos del Imperio: Cábalas de los Eldars Oscuros en el Trigesimonoveno y Cuadragésimo Milenios, del escriba P. B. Oschprey

"Para muchos Comandantes Imperiales las tácticas utilizadas por los Eldars Oscuros son difíciles de comprender y contrarrestar. Mientras que la misión de un Comandante Imperial es ocupar o defender un territorio, los Eldars Oscuros hacen la guerra tan solo para robar. Si, como consecuencia indirecta de ello, son capaces de satisfacer su maligna pasión por el asesinato, las torturas y otros actos de depravación, entonces lo harán gustosos, pero este no es su objetivo principal. Por tanto, las tácticas de los Eldars Oscuros giran en torno a su deseo de conseguir lo que buscan, y a continuación huir con ello. Son expertos en efectuar ataques por sorpresa, y pocas veces atacan un objetivo que sepan que está bien defendido o preparado. No hace falta decir que los Eldars Oscuros utilizan el sigilo y el engaño para conseguir sus objetivos, en vez de simplemente hacer un ataque frontal. Los vehículos y el armamento que utilizan los Eldars Oscuros están perfectamente adaptados a su función; las motocicletas a reacción y los Incursores les permiten mover y redesplegar rápidamente sus tropas, mientras que su armamento está diseñado principalmente para disparar potentes andanadas a corto alcance, derrotando al enemigo tanto por su intensidad como por sus efectos. Aunque sus armas y armaduras son bastante ligeras (al menos en comparación con los estándares de nuestras propias tropas), los Eldars Oscuros son rápidos, y generalmente intentan utilizar su gran movilidad para evitar las ventajas principales del enemigo. Como puede deducirse de todo ello, los Eldars Oscuros son maestros en las tácticas de los incursores, los piratas y los bandidos, y en ningún momento han mostrado intención alguna de seguir el noble camino del auténtico guerrero o soldado. Sin embargo, a pesar de ser despreciadosp or utilizar tácticas tan innobles, jamás deben ser subestimados, pues hacerlo sin duda conducirá a la derrota y a la muerte."

Extracto de Los Eldars Oscuros: Sus tácticas y cómo derrotarlos. Por alguien que lo ha conseguido. Coronel Schifflen Van Dyso, 7º de la Guardia Real de Vangria. Todas las copias destruidas por orden del Administratum, M0150935.M32. Única copia existente conservada referencia en los archivos de la Inquisición INR 1345/H46

"Descendió de los cielos silbando y rugiendo, con su profusa mata de ondeantes antenas y su destellante caparazón del color de la sangre seca. Nosotros no le dimos demasiada importancia, pues pensamos que en una invasión de commorritas teníamos cosas peores de las que preocuparnos. De pronto, mis hermanos empezaron a caer abatidos, sin proferir sonido alguno. El Hermano Capitán Alkon no contestaba. Fui hasta su posición y lo encontré en el suelo, inmóvil. Le quité el casco, y todo lo que quedaba de él era su cráneo, reseco y resquebrajado. Entonces, el ataque de los xenos se duplicó en fuerza..."

Epistolario Thule, de los Cráneos Plateados, sobre el ataque de un Artefacto Parásito Cronos en la Masacre de Yria

De los Eldars Oscuros

"Resisten porque están locos, mi señor. Resisten ante nosotros, como resistirían ante su propia esencia. Son ciegos a la verdad. Han visto la vil y monstruosa bestia que arrasa nuestros reinos, y han inclinado su cabeza ante ella. Se encierran en esa desalmada prisión que denominan hogar, y se niegan a sí mismos los placeres y dolores que les corresponden por su origen. Han perdido el derecho a gobernar, pero por simple envidia no se atreverán a apartarse mientras nosotros tomamos lo que es nuestro."

Hemónculo Araqir, al Arconte Barakhar, sobre los Eldars de los Mundos Astronave

"La muerte es mi comida; el terror, mi bebida."

Asdrúbal Vect, Señor Supremo de la Cábala del Corazón Negro

"Estoy decepcionado porque el cruel destino me haya colocado en una situación en la que no me queda otra elección que enviar mis guerreros contra tus centros de población. Si tan solo hubierais abandonado esas vanas esperanzas de proteger vuestros recursos y regresado a vuestros hogares con vuestras familias, podría haberse evitado una gran matanza y un gran pesar. Sin embargo... todavía estáis a tiempo. Cualquiera que abandone inmediatamente será perdonado, y os doy mi palabra de que podrá atravesar libremente el desierto. Esta oferta de amnistía tan solo será válida hasta dentro de dos de vuestras horas, tras lo que empezará de nuevo el terror. Tan solo espero que consideréis cuidadosamente vuestra posición. Enviadme vuestros representantes para discutir las condiciones si así lo preferís, o enviad a varios si no confiáis en que uno de los vuestros hable en nombre de todos. Estoy seguro de que todo puede... arreglarse."

Grabación de una comunicación encontrada en la Masacre de Delta 9, atribuida a Asdrúbal Vect

"Bueno... otra victoria perfecta. Casi le hace a uno desear perder de vez en cuando, aunque sea para mantener las cosas interesantes. Casi, pero no del todo, claro..."

Dama Aurelia Malys, tras la Masacre de Dhenial

"Todas las armas que tus presas blanden pueden volverse contra ellas, siempre y cuando seas lo bastante astuto."

Arconte Drekarth X'uskul

"¡Quiero cabezas! ¡Cortadles sus feas y asquerosas cabezas! ¡El del casco rojo es mío!"

Kaelith, Avernarca de la Banda Alaguadaña

"¿Por qué matar cuando puedes hacer sufrir? ¿Dónde está el arte en la masacre? ¿Dónde queda el placer y la satisfacción?"

Kaether Stryxx, Kábala del Corazón Negro

"Mi espada es una extensión de mi ser, del mismo modo que yo soy una extensión de mi espada. Ambos compartimos la sed de sangre. Ambos buscamos el asesinato y nada más. Solo en la muerte hallamos nuestro propósito en la vida."

Duelista Khyrassos de la Hermandad del Vacío

"¿Perdonarte? ¿Qué tendría que perdonarte, si serás mi mayor obra maestra hasta la fecha?"

Hemónculo Krallyx de los Alterados

"¿Crees que puedes desafiarme, escoria humana? ¿A mí, la perdición de los imperios, el padre del dolor? Bien, déjame que te enseñe... Después de todo, necesito una nueva mascota..."

K'shaic, Arconte de la Cábala del Filo del Loto

"Escóndete, si crees que puedes. Lo hará todo más interesante. Por supuesto, alza tus muros y fortifica tus puertas, dobla tus guardias y enciende las almenaras. Enciérrate en la habitación más protegida y reza. Cuando llegue el momento, pequeño gobernador, ningún muro, ni puerta ni arma de la galaxia podrá protegerte."

Hekatrix Nyssa Masdruvael al Gobernador Planetario Tholdh Hekken III, tres días antes de su vergonzosa muerte en su búnker privado protegido con códigos.

"¿Muerte? ¿Quieres la muerte? No, me temo que eso sería demasiado aburrido."

Lord Sarnak, Arconte de la Cábala del Corazón Negro

"Jamás tanta sangre alienígena había empapado la arena del circo. ¿Cómo podría superarse? La multitud exigía aún más. Ahora no era posible dar por finalizado el espectáculo. Entonces la propia Lelith salió a la arena. La multitud se sosegó con la mera visión de su belleza y elegancia. Su carne estaba desnuda como desafiando a cualquier arma a intentar herirla. Su cabello estaba suelto como si desafiara al adversario a agarrarla por el pelo para darle el golpe de gracia. Esa era la forma en que le gustaba actuar: tan tranquila, tan confiada, tan fría. La multitud jadeó cuando levantó las armas que había elegido para ese combate: un destello de plata frío como el hielo, el beso de la muerte. Entonces los alienígenas fueron empujados hacia la arena. No uno, ni dos, sino diez a la vez. Lelith bailó con ellos, regalando a cada uno una herida muy especial. La multitud rugió su aprobación, ¡la diversión todavía se prolongaría en un largo anochecer sangriento!"

Pasajes sobre Lelith, la Señora de la Muerte, del Comandante Eldar Oscuro Sussark

"Somos lo que acecha en los recovecos más oscuros de las pesadillas que no puedes enfrentar. Somos los que miramos desde las sombras y conocemos los miedos que no admites. Somos los depredadores, tú la presa, y te haremos gritar en una deliciosa agonía antes de que te encuentres de bruces con tu fin."

Thraekynn Neverwhim, Sibarita de la Maldición Afilada

"Tráeme otro juguete. Este creo que se me ha roto."

Urien Rakarth, Señor de Hemónculos

"Deberías estarme agradecido. Una vez te haya arrancado la piel estarás mucho más fresco. Y cuando haya acabado contigo, servirás a un gran propósito."

Urien Rakarth

"El dolor es la única constante universal. El dolor es todo. Es la clave tanto de la creación como de la destrucción. Y aquel que domina el dolor se convierte en dios."

Urien Rakarth, extracto de su discurso previo a la Masacre de Mallendroch

"Matadlos, mis pequeños; pero hacedlo lentamente..."

Vaeghex, Hemónculo Primigenio de las Trece Cicatrices

"Somos los dueños de un cielo oscurecido. Nosotros no nos arrastramos por el barro y el polvo de la batalla. Dejad eso a las razas inferiores. Solo ponemos el pie en el suelo que esos insectos llaman hogar para colocar nuestros tacones con cuchillas sobre sus gargantas."

Arconte Vraesque Malidrach, de la Cábala del Cráneo Flagelado

"Los asaltantes están en nuestros talones pero eso implica que tenemos al enemigo donde queremos para jugar con ellos. Dejad que los llevemos a un frenesí de dolor y terror y que nuestros parientes se queden incluso sin restos."

Hekatrix Vylekh la Intacta

"Somos rápidos, y somos letales. Somos una puñalada envenenada en el corazón del enemigo. Somos el filo oculto, el golpe tan súbito que nuestro oponente cae abatido sin llegar siquiera a saber que está siendo atacado."

Ybdriss Khael, piloto de Ponzoña de la Cábala del Cráneo Desollado

"Estáis condenados, CONDENADOS, ¡os lo aseguro! ¡Esta noche nos saciaremos con vuestras almas!"

Señor Zuol, líder de los Portadores de Desesperación de la Cábala del Corazón Negro

Fuentes

  • Codex: Eldars Oscuros (2º de 3ª Edición).
  • Codex: Eldars Oscuros (Ediciones 5ª y 7ª).