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{{Mascotas|Marines Espaciales}}
{{MascotaGuillePatrocina}}
 
 
Este artículo recoge todas las citas y comentarios relativos a los [[Marines Espaciales]] del [[Capítulo]] de los '''[[Ángeles Sangrientos]]''' y sus Sucesores, así como las de sus propios integrantes. Los propios comentarios y citas se organizan en orden alfabético según el nombre de su autor. Las citas anónimas se nombran al comienzo de la lista.
{{Tareas/Cruzada|miembro = Corik|fecha = 12/9/2017}}
 
Este artículo recoge todas las citas y comentarios relativos a los [[Marines Espaciales]] del [[Capítulo]] de los [[Ángeles Sangrientos]], así como las de sus propios integrantes. Los propios comentarios y citas se organizan en orden alfabético según el nombre de su autor. Las citas anónimas se nombran al comienzo de la lista.
 
   
== Sobre los Ángeles Sangrientos==
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==Sobre los Ángeles Sangrientos y sus Sucesores==
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{{Cita|Cita=Enfrentarse en combate a los Ángeles Sangrientos es enfrentarse a la furia incontrolable de Sanguinius, su Primarca. Oponerse a ellos es buscar tu propia muerte. Luchan como posesos, dominados por una antinatural y abominable sed de sangre. Estoy convencido de que algo más fuerte que su fe les conduce a cometer estos actos de salvajismo.|Autor=[[General]] Alejandro del XXV Ejército Imperial}}
{{Citación|Citación = Un lazo de sangre es más fuerte que ningún otro, pero ninguna sangre es más poderosa que la de Sanguinius|Atribuida a = ''Libro de [[Lemartes]]}}
 
{{Cita|Cita=Son los Hijos del Ángel, la hueste sangrienta, los defensores de la humanidad. Son la fuerza. Son la Nobleza. Son los Ángeles Sangrientos, y yo os digo que no hay siervos del Emperador mas leales o resueltos Hoy en dia.|Autor=[[Lord ]][[Baldus Bael]] al [[Inquisidor]] del [[Ordo Astartes]] [[Neizallkin]], tras la Gran Acusación.}}
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{{Cita|Cita=Son los Hijos del Ángel, la hueste sangrienta, los defensores de la humanidad. Son la fuerza. Son la nobleza. Son los Ángeles Sangrientos, y yo os digo que no hay siervos del Emperador mas leales o resueltos hoy en día.|Autor= [[Alto Señor]] Baldus Bael al [[Inquisidor]] del Ordo Astartes Neizallkin, tras la Gran Acusación}}
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{{Cita|Cita=Fue en el campo de batalla de Clamorga donde murió el poderoso Capitán Moriar. Murió defendiendo una colina ante los despreciables Eldars. Muchas fueron sus heridas, y los Sacerdotes Sangrientos fueron incapaces de sanarlas. Y así fue como Moriar fue enterrado en el sarcófago del Dreadnought Furioso construido por el Hermano Morleo, como lo habían sido Belaphon, Darío y Amaretto antes que él. Tras recuperar sus fuerzas, Moriar tuvo una serie de visiones de Sanguinius, que despertaron en él la Rabia Negra a causa de su estado próximo a
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la muerte. Al ser inmortal en su caparazón de adamantium, Moriar sobrevivió a la Rabia Negra, deseando con avidez la guerra y la muerte. Le atenazó la Sed de Sangre, y los Hermanos de la Armería modificaron su sarcófago blindado de forma que pudiera compartir el líquido vital, y que pudiera ser refrenado cuando no se encontrase en combate.|Autor=''Héroes de Leyenda. Estudio sobre los Dreadnoughts de los Adeptus Astartes Ángeles Sangrientos''}}
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{{Cita|Cita=¡Maldita sea, precisamente ahora! No bastará con usar la fuerza bruta. Envía mensaje al Sargento Marius de que sus Ángeles Sangrientos deben sacar con vida al gobernador.|Autor=General Kasmund Dar-Galot, durante los últimos días de la Secesión Aximal}}
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{{Cita|Cita=El más alabado y poderoso de entre todos los Sacerdotes Sangrientos es el Hermano Córbulo; es él quien comparte la prudencia y la profunda sabiduría del Gran Primarca, y quien conduce a sus hermanos en la sagrada misión de vencer la Imperfección. Córbulo también posee el singular honor de portar el Grial Rojo durante la batalla: el más arcano de los artefactos de los Ángeles Sangrientos, el cáliz sagrado utilizado en el Ritual de la Creación de todos los Ángeles Sangrientos. El Grial Rojo contiene la sangre de los Grandes Sacerdotes Sanguinarios, que a su vez comparten la sangre del Primarca, que les fue inyectada durante su iniciación en la más importante de las instituciones del Capítulo. El Grial Rojo es la reliquia más antigua del Capítulo, origen de grandes honores y un símbolo inspirador para los guerreros del Capítulo. Algunos dicen que la sangre del Primarca les llama durante el combate, reverberando con su estructura genética hasta conducirlos a un estado de frenesí y destrucción.|Autor= ''Señores de Baal'', Capítulo VI: "Los Portadores del Grial"}}
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{{Cita|Cita=Podéis decir lo que queráis, pero yo no pienso luchar junto a estos dementes. El pasado no es prueba de nada, salvo de que los Ángeles Sangrientos están malditos y a un solo paso de la condenación eterna.|Autor=Capitán Yuron de los [[Patriarcas de Ulixis]]}}
   
 
==De los Ángeles Sangrientos y sus Sucesores==
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{{Cita|Cita=Vosotros sois los Elegidos del Emperador. Escuchad Su rabia en el rugir de la pistola bólter. Ved Su furia todopoderosa en los dientes de la espada sierra. Sentid Su fuerza inmortal en la protección de vuestra armadura.}}
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{{Cita|Cita=Así como el adamantio cubre nuestros cuerpos, la lealtad protege nuestras almas. Así como nuestros bólteres portan la muerte a los enemigos del Emperador, nuestros pensamientos portan sabiduría. Así como avanzan nuestras filas lo hace nuestra devoción, pues, ¿no somos los Marines Espaciales? ¿No somos los elegidos del Emperador, sus leales siervos hasta la muerte?}}
 
{{Cita|Cita= Dicen que la sangre llama a la sangre. Pues derramemos la sangre de nuestros enemigos a toda prisa para poder escuchar sus llantos con más claridad.|Autor = Sargento Arcula, Tercera Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
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{{Cita|Cita=Muchos son los hijos de Sanguinius, y grandes sus hazañas. Desde las ardientes arenas de Baal hasta los rincones más remotos del vacío galáctico, los Ángeles Sangrientos y sus Capítulos Sucesores llevan la muerte al alienígena, al mutante y al hereje. Con cada proyectil de bólter que disparan y cada estocada que hunden en la carne de sus enemigos, honran al Primarca angelical que les dio vida, cuyo poder aún fluye a través de sus venas hasta este día.}}
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{{Cita|Cita=¿Barricadas, dices? Y reservas acechando sin duda en las ruinas de detrás, preparadas para una emboscada. Enviad a los Repulsors, y no dejéis más que escombros y polvo.|Autor=Capitán Aphael en el Asedio de Kardalla}}
 
{{Cita|Cita= La Inquisición y el Administratum dicen que somos débiles porque algunos de nosotros hemos sucumbido a la Rabia Negra. ¡Son unos necios! La Rabia Negra nos hace más fuertes, porque debemos resistir su tentación cada día de nuestras vidas, ¡o condenarnos para siempre!|Autor= [[Capellán]] Argastes de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita=Somos la Venganza de los Ángeles Sangrientos manifiesta. Teme nuestra ira.|Autor=Sargento Armando, Primera Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita= Tratadlos con honor, hermanos. No porque vayan a darnos la victoria en el día de hoy, sino porque algún día correremos su mismo destino.|Autor=[[Astorath]] ''el Siniestro'', [[Gran Capellán]] de los Ángeles Sangrientos}}
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{{Cita|Cita=He luchado en mundos envueltos en oscuridad perpetua, donde monstruos impuros salían arrastrándose del fango a millones. He luchado a través de ciudades celestiales incendiadas mientras caían de las alturas, y combatido a brujas mentales heréticas en las profundidades de sus retorcidos santuarios. He cruzado espadas con guerreros Orkos tan fuertes que podrían aplastar la ceramita con sus puños, me he enfrentado en duelo a traidores cuyas espadas eran más rápidas que el pensamiento, y acabado con abominaciones aullantes del tamaño de tanques. A lo largo de todas esas experiencias, he aprendido a sostener una verdad por encima de todas las demás: nuestra fuerza fluye del Primarca, y aquel que venera a Sanguinius por encima de todas las cosas jamás será derrotado.|Autor=Sargento Veterano Corphal, 1ª Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
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{{Cita|Cita=Durante más de once siglos he luchado y he visto la oscuridad en nuestra galaxia. He visto las vilezas de los alienígenas y las herejías de los mutantes, y he sido testigo de los pecados de los poseídos. He visto todo el mal que puede albergar la galaxia, y he matado a todos aquellos cuya mera presencia desafiaba al Emperador. He visto todo lo que vosotros veréis, he combatido todo aquello a lo que vosotros os enfrentaréis, y he matado todo aquello que tendréis que matar. Nuestros enemigos pueden contarse por billones, y lucharán contra nosotros con uñas y dientes, con astronaves y cañones, con malignas artes arcanas y corruptas ilusiones. Están armados con toda la fuerza que el mal puede reunir. Pero vosotros, hermanos, disponéis de algo mucho más poderoso. Vosotros estáis protegidos por el propio Emperador. La Rectitud es vuestro escudo, la Fe vuestra armadura, y el Odio vuestra arma. Así pues, no temáis a nada y luchad orgullosos, pues somos los hijos de Sanguinius, los Protectores de la Humanidad. ¡Somos los Angeles de la Muerte!|Autor=Arenga del Comandante [[Dante]] al Capítulo de los Ángeles Sangrientos al inicio de la Campaña Alchonis}}
 
{{Cita|Cita= Ningún ángel descendió de los cielos con tanta furia y clamor como nosotros. Que las Cápsulas de Desembarco anuncien nuestra llegada, porque será el último sonido que oirá nuestro enemigo.|Autor= Sargento Drusani, Primera Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
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{{Cita|Cita=No importa cuántas vidas imperiales salven nuestros actos, cuántos mundos rescatemos de las garras de monstruos ni en cuánta gloria altruista nos cubramos de zona de guerra en zona de guerra; nada de eso cambia la sombría verdad de que estamos malditos. Y cuando la marea negra sube, y ahoga todo lo que somos, ¿excusa el legado que dejamos atrás los monstruos en los que nos convertimos? ¿Hace digno nuestro sacrificio, como nos dicen? ¿O todo es barrido, despojado de sentido por la misma inundación sangrienta que se lleva nuestra cordura? Sencillamente, no lo sé...|Autor=[[Erasmus Tycho]]}}
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{{Cita|Cita=Ningún himno es tan inspirador como el rugido de estas armas.|Autor= Sargento Ferato, Armero}}
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{{Cita|Cita=Donde el enemigo acuda en gran número, arranca la cabeza de la bestia y después desángrala por completo. Donde el enemigo haga llover fuego desde la distancia, golpea con toda la velocidad y confianza de la hoja de Sanguinius. Donde el enemigo se oculte en su bastión, elévate sobre las alas del Ángel y convierte su fortaleza en su tumba. Donde el enemigo invoque los horrores de la Disformidad, haz que el don del Primarca sea una luz en la oscuridad. Y donde el enemigo parezca destinado a ganar, despliega a los caídos para que sus muertes puedan arrebatar la victoria de las garras de la derrota.|Autor=De las escrituras del Señor del Capítulo Galano}}
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{{Cita|Cita=Bebe profundamente de la victoria y recuerda a los caídos.|Autor=Inscripción en el arco de la entrada que conduce al Sepulcro de los Héroes en Baal Secundus}}
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{{Cita|Cita=Que aquel que comparte hoy su sangre conmigo se convierta eternamente en mi hermano de batalla.|Autor=Última línea de la Invocación de los Iniciados de los [[Desgarradores de Carne]]}}
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{{Cita|Cita=Caen sobre nuestros enemigos como la furia del propio Sanguinius, como ángeles de venganza con alas de fuego y puños llenos de trueno mortal.|Autor=Primer Capitán [[Karlaen]], sobre los [[Marines Espaciales Primaris]] de los Ángeles Sangrientos}}
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{{Cita|Cita=Sé sanguinario, atrevido y decidido.|Autor=Lema de la 10ª Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
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{{Cita|Cita=Las leyendas más antiguas hablan del noble Sanguinius, el Señor de los Ángeles Sangrientos. En ellas se habla de su gracia y belleza, de su amor por la humanidad, de su alma pura y de su inquebrantable lealtad al Emperador. Algunas afirman que poseía el poder de profetizar, que sus ojos veían a través de los tortuosos caminos del tiempo que conducen al futuro. Afirman incluso que era capaz de prever los terribles acontecimientos que iban a suceder, y de que era consciente de su propia muerte mucho antes de que el reino del Emperador se viera conmocionado desde sus cimientos por el traicionero Señor de la Guerra. Si esto fuera verdad, los actos de Sanguinius habrían sido mucho más abnegados.<br>El valiente Sanguinius se enfrentó al Señor de la Guerra del Caos en su propia guarida, cuando es repulsiva bestia se encontraba en el punto culminante de su poder. Incluso antes de recibir las impías energías de los Dioses Oscuros, ese traicionero demonio era extremadamente poderoso. Y sin embargo, a pesar de saber esto, Sanguinius se enfrentó igualmente a él en combate singular. Cuando esa Serpiente Traidora susurró promesas de gloria y poder en sus oídos, Sanguinius no le escuchó. Aunque el Gran Traidor se encontraba a punto de conseguir una gran victoria infernal, el Señor de los Ángeles Sangrientos no desfalleció, a pesar de que el sabía que iba a costarle la vida. Al igual que todos los leales servidores del Emperador, el Noble Ángel sabía que su alma estaría junto al Emperador por toda la eternidad: una recompensa mucho mayor que cualquiera que pudiera conseguir en este mundo mortal.<br>Y por eso se enfrentaron en combate singular, el Ángel y la Bestia. La lucha debió ser titánica, pues los dos eran dioses entre los hombres. Debieron haber luchado durante largo rato, descargándose poderosos golpes el uno sobre el otro, hasta que toda la vida del universo pareció colgar de un hilo. Pero aun así, y a pesar del glorioso poder de sus brazos y de su noble y pura mente, Sanguinius estaba condenado. Las despreciables artimañas del Caos fueron su ruina. Pero hasta el último momento, cuando la espada de la muerte esperaba para asestarle el golpe mortal, Sanguinius siguió fielmente la senda de la Luz. Y así el noble Sanguinius, Señor de los Ángeles Sangrientos, abandonó este mundo. Es así como él, que representaba todo lo que un hombre debería ser, nos fue arrebatado por la Oscuridad. Un millar de veces un millar de años de lamentaciones nunca nos compensará por esta pérdida.<br>Por tanto, recordad con orgullo a Sanguinius, jóvenes acólitos, cuando os enfrentéis a alguna dificultad. Cuando la armadura de vuestra fe se deforme y fragmente, recordad en vuestra mente a este magnífico héroe. Pensad en sus gestas y sed humildes, pues la galaxia no volverá a ver nadie como el.|Autor=Sermón del Capellán [[Lemartes]] a los Adeptos del Culto a Sanguinius}}
 
{{Cita|Cita= Un lazo de sangre es más fuerte que ningún otro, pero ninguna sangre es más poderosa que la de Sanguinius.|Autor= ''Libro de Lemartes''}}
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{{Cita|Cita=Y es así como el Hermano Calistarius se dirigió hacia la Colmena Hades para combatir a los enemigos del Imperio que habían invadido el planeta Armageddon, y allí se convirtió en una víctima más de la Rabia Negra. Y es así como se presentó ante su Capellán y fue asignado a la Compañía de la Muerte, como es costumbre entre nosotros. Y a la mañana siguiente tomó parte en el asalto a gran escala contra la fortaleza defendida por los enemigos del Imperio. Pero mientras luchaba contra las huestes enemigas, el desenfrenado furor de la batalla era tal, que incluso las murallas de la fortaleza se derrumbaron, enterrando al Hermano Calistarius bayo los cascotes. Durante siete días y siete noches yació allí, atrapado, debatiéndose entre la muerte y la locura a la que conduce la Sed de Sangre. Pero él no sucumbió a la Sed de Sangre, pues tuvo una visión del amado Sanguinius en la que éste le decía que tenía que resistir. Y la visión también le dijo que no sólo debía resistir por él mismo, sino por todos nosotros, porque si resistía podría demostrarnos que podía vencerse la Sed de Sangre. Y él combatió los sentimientos de rabia y el deseo de sangre, y los venció. Y durante la séptima noche, a medianoche, se liberó de su tumba de roca, renaciendo como Mephiston, nuestro Señor de la Muerte.|Autor=''Libro de Mephiston'', versículo 23}}
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{{Cita|Cita=No es un secreto que los dones de Sanguinius se han vuelto cada vez más pronunciados entre nuestra hermandad con el paso de los siglos. Por qué sucede así es algo que escapa hasta a los más sabios, pero yo os digo que no deberíamos repudiar este poder. Es una bendición otorgada por el propio Primarca, y nada que fluya de su ilustre legado puede ser maligno.|Autor=Epistolario Maratio, durante la Batalla por las Cimas Sagradas}}
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{{Cita|Cita=¿La rabia que sentís dentro de vosotros? Esa es un arma de último recurso. Antes de que podáis aprender a blandirla, a matar con ferocidad y abandono, primero debéis dominar la lucha con habilidad, sutileza y control. Después de todo, hermanos míos, la cuchilla afilada es la que más hondo corta.|Autor=Sargento Nassio, 10ª Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
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{{Cita|Cita=Los hijos de Sanguinius no temen ni a la abominación herética ni a la monstruosidad xenos. Nos hemos enfrentado a los terrores que acechan en nuestras propias mentes, y hemos visto las bestias rugientes que buscan trepar a la superficie desde las profundidades de nuestras almas. ¿Con qué puede amenazarnos el enemigo que se pueda comparar con eso?|Autor=Hermano Nicomaeus, [[Guardia Sanguinaria]]}}
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{{Cita|Cita=En lugares oscuros y olvidados se ocultan los enemigos del Emperador. Habéis sido elegidos para entrar en tales lugares y, protegidos por la mejor armadura que el Adeptus Mechanicus puede proporcionar, purificarlos. Llevad con vosotros armas, un corazón valeroso y la bendición del Emperador, y enfrentaos al enemigo allí donde hace su guarida. Reconoced la muerte cuando se aproxime, pero no sucumbais a su toque, pues vuestro propósito es magno. Habéis demostrado ser dignos del rango que ahora ostentáis. Cada uno de vosotros que os alzáis hoy aquí, todos los que habéis declarado vuestra lealtad al Emperador y tomáis Su voluntad como vuestra guía, habéis mostrado vuestro coraje y habéis sido recompensado por ellos. A aquellos que se alzan ante mí, os encargo ahora que marchéis al frente y venzáis al enemigo.|Autor=Extracto del ''Pax Terminatum''}}
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{{Cita|Cita=¿Cómo demuestro mi lealtad? He caminado por decenas de miles de mundos cubiertos de sangre y polvo y en ellos he condenado a millones al abrazo del olvido. ¿Qué otra prueba de devoción podría hacer para demostrar mi dedicación?|Autor=Capitán Phaeton, Séptima Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
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{{Cita|Cita=De la sabiduría fluye el control, del control, la fuerza, de la fuerza, la victoria.|Autor=Capellán Rafael de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita= En una batalla como esta, no tendréis ayuda, no os llegará apoyo ni podréis pedir refuerzos. Trazad vuestros planes con cuidado y calculad cada movimiento, pues podría ser el último.|Autor= Sargento Explorador Rafaen de los Ángeles Sangrientos, durante la batalla por la Colmena Hades}}
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{{Cita|Cita=No hay sacrificio más noble que dar vuestras vidas por una causa en la que creéis de verdad. En todos los largos milenios de la historia humana, nunca ha habido una causa más digna que la del Imperio.|Autor=[[Sanguinius]], [[Primarca]] de los Ángeles Sangrientos, durante su arenga en Kalmatir}}
 
{{Cita|Cita=Que el cielo de la noche brille con nuestra venganza.|Autor=Hermano Sorin, Armero}}
 
{{Cita|Cita= Montamos sobre las alas de la tormenta. ¿Qué posibilidad de escape pueden tener nuestros enemigos?|Autor= Sargento Spiccaré, Primera Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita= Aunque añoro el gozo de entrechocar mi espada en combate tanto como mis hermanos, el dominio de una potencia de fuego tan abrumadora me compensa con creces.|Autor= Sargento Traviola, Segunda Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
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{{Cita|Cita=Furio fue mi camarada en una docena de guerras, cada una más terrible que la anterior. Más que eso, era mi hermano, un guerrero ejemplar y altruista por el que habría dado mi vida con gusto. Y sin embargo, fue él y no yo quien encontró un sangriento final en Tabulata. La locura se lo llevó en las horas anteriores al desembarco. Un momento estábamos arrodillados hombro con hombro entre las filas. Al siguiente, el Capellán estaba allí, entonando el moripatris, y vi en los ojos de Furio que ya no me reconocía. La siguiente vez que le vi fue en el campo de batalla, encabezando la carga hacia los cañones traidores, con su armadura pintada de negro como un sudario. Mi hermano los atravesó, dejando un rastro de cadáveres como si fuese el propio Sanguinius. Él y sus camaradas perdidos abrieron una brecha en sus filas antes de ser hechos pedazos por el fuego enemigo. Mediante su sacrificio nos dieron la victoria.|Autor=Hermano Tybael, 4ª Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
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{{Cita|Cita=Del mismo modo que un guerrero se convierte en un veterano mortífero a lo largo de años de guerra constante, las armas también se vuelven cada vez más potentes con el paso de los siglos. En el interior de las cámaras del Arx Angelicm hay armas y armaduras que fueron usadas por primera vez en combate durante la Gran Cruzada. Huelga decir que herramientas bélicas tan antiguas son tan magníficas como terribles.|Autor=Hermano Variano, Artifactor de la Forja Carmesí}}
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{{Cita|Cita=A la atención de nuestro Reverenciado Señor, el Comandante Dante.<br>Sexto día del Absolutus, del año novecientos cuarenta y tres de Benevolencia de nuestro Emperador.<br>Pensamiento del día: La paz es el infierno.<br>A pesar del tratamiento químico del Hermano Sironís y mis constantes atenciones, el desasosiego del Hermano Capitán Tycho crece día a día. Desde que fue gravemente herido durante la Batalla de Armageddon, su temperamento y actitud se han vuelto cada vez más violentos. Tan sólo los rituales entrenamientos de combate son capaces de calmar su estado de agitación. El resto del tiempo se le puede encontrar en la Capilla del Muy Reverenciado Sanguinius, rezando para que le asignen una nueva misión de combate.<br>Después de un largo período de tiempo en el Reclusiam buscando la Guía del Emperador, tan sólo he encontrado una solución para el desasosiego del Capitán Tycho. Estos períodos de paz e indolencia son una dura prueba para su mente. Recomiendo encarecidamente que se asigne al Capitán Tycho permanentemente a misiones de combate, a pesar de que las ordenanzas del Codex Astartes ordenen que cada Hermano Marine debe descansar una semana por cada seis meses de servicio activo.<br>Que Sanguinius Guíe Vuestra Mano.|Autor=Capellán Vermento}}
 
{{Cita|Cita=Cuando la guerra es eterna, la sangre del enemigo es la única moneda que puede enriquecer a un guerrero, y la gloria de la victoria es la única esperanza de redención final.|Autor= Hermano Zargo, Tercera Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
   
 
==Fuentes==
== De los Ángeles Sangrientos==
 
 
*Codex: Ángeles de la Muerte (2ª Edición).
{{Cita|Cita= Tratadlos con honor, hermanos. No porque vayan a darnos la victoria en el día de hoy, sino porque algún día correremos su mismo destino.|Autor=[[Astorath]] ''el Siniestro'', [[Gran Capellán]], de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita=[[La Inquisición]] y [[el Administratum]] dicen que somos débiles porque algunos de nosotros hemos sucumbido a la [[Rabia Negra]].. ¡Son unos necios! La [[Rabia Negra]] nos hace más fuertes, porque debemos resistir su tentación cada día de nuestras vidas. ¡O condenarnos para siempre!|Autor= [[Capellán Argastes]] de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita= No temáis y sentíos orgullosos, porque somos los Hijos de [[Sanguinius]], los protectores de la [[Humanidad]]. Sí, somos los Ángeles de la Muerte.|Autor=[[Comandante]] [[ Dante]]}}
 
{{Cita|Cita=Que el cielo de la noche brille con nuestra venganza|Autor=[[Hermano Sorin]]. Armero}}
 
{{Cita|Cita=Cuando la guerra es eterna, la sangre del enemigo es la única moneda que puede enriquecer a un guerrero, y la gloria de la victoria es la única esperanza de redención final|Autor= [[Hermano Zargo]], Tercera Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita=Somos la Venganza de los Ángeles Sangrientos manifiesta. Teme nuestra ira.|Autor=[[Sargento Armando]], Primera Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita= Dicen que la sangre llama a la sangre. Pues derramemos la sangre de nuestros enemigos a toda prisa para poder escuchar sus gritos con más claridad.|Autor = [[Sargento Arcula (Ángeles Sangrientos)|Sargento Arcula]], Tercera Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita= Ningún ángel descendió de los cielos con tanta furia y clamor como nosotros. Que las [[Cápsulas de Desembarco]] anuncien nuestra llegada, porque será el último sonido que oirá nuestro enemigo|Autor= [[Sargento Drusani,]] Primera Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita= En una batalla como esta, no tendréis ayuda, no os llegará apoyo ni podréis pedir refuerzos. Trazad vuestros planes con cuidado y calculad cada movimiento, pues podría ser el último.|Autor= Sargento Explorador Rafaen de los Ángeles Sangrientos, durante la batalla por la colmena Hades}}
 
{{Cita|Cita= Montamos sobre las alas de la tormenta. ¿Qué posibilidad de escape pueden tener nuestros enemigos?|Autor= [[Sargento Spiccaré]], Primera Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
 
{{Cita|Cita= Aunque añoro el gozo de entrechocar mi espada en combate tanto como mis hermanos, el dominio de una potencia de fuego tan abrumadora me compensa con creces|Autor= [[Sargento Traviola,]] Segunda Compañía de los Ángeles Sangrientos}}
 
   
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*Codex: Ángeles Sangrientos (3ª Edición).
   
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*Codex: Ángeles Sangrientos (4ª Edición).
==Fuentes==
 
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*Codex Ángeles de la Muerte
 
*Codex: Ángeles Sangrientos Ediciones (5ª-7ª)
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*Codex: Ángeles Sangrientos (5ª Edición).
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*Codex: Ángeles Sangrientos (7ª Edición).
   
 
*''[[Deus Encarmine (Novela)|Deus Encarmine]]'', por James Swallow.
 
*''[[Deus Encarmine (Novela)|Deus Encarmine]]'', por James Swallow.
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* Kill Team: Reglamento.
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*Codex: Ángeles Sangrientos (8ª Edición).
 
[[Categoría:Ángeles Sangrientos]]
 
[[Categoría:Ángeles Sangrientos]]
 
[[Categoría:Citas]]
 
[[Categoría:Citas]]

Revisión del 23:15 18 nov 2019

Este artículo recoge todas las citas y comentarios relativos a los Marines Espaciales del Capítulo de los Ángeles Sangrientos y sus Sucesores, así como las de sus propios integrantes. Los propios comentarios y citas se organizan en orden alfabético según el nombre de su autor. Las citas anónimas se nombran al comienzo de la lista.

Sobre los Ángeles Sangrientos y sus Sucesores

"Enfrentarse en combate a los Ángeles Sangrientos es enfrentarse a la furia incontrolable de Sanguinius, su Primarca. Oponerse a ellos es buscar tu propia muerte. Luchan como posesos, dominados por una antinatural y abominable sed de sangre. Estoy convencido de que algo más fuerte que su fe les conduce a cometer estos actos de salvajismo."

General Alejandro del XXV Ejército Imperial

"Son los Hijos del Ángel, la hueste sangrienta, los defensores de la humanidad. Son la fuerza. Son la nobleza. Son los Ángeles Sangrientos, y yo os digo que no hay siervos del Emperador mas leales o resueltos hoy en día."

Alto Señor Baldus Bael al Inquisidor del Ordo Astartes Neizallkin, tras la Gran Acusación

"Fue en el campo de batalla de Clamorga donde murió el poderoso Capitán Moriar. Murió defendiendo una colina ante los despreciables Eldars. Muchas fueron sus heridas, y los Sacerdotes Sangrientos fueron incapaces de sanarlas. Y así fue como Moriar fue enterrado en el sarcófago del Dreadnought Furioso construido por el Hermano Morleo, como lo habían sido Belaphon, Darío y Amaretto antes que él. Tras recuperar sus fuerzas, Moriar tuvo una serie de visiones de Sanguinius, que despertaron en él la Rabia Negra a causa de su estado próximo a

la muerte. Al ser inmortal en su caparazón de adamantium, Moriar sobrevivió a la Rabia Negra, deseando con avidez la guerra y la muerte. Le atenazó la Sed de Sangre, y los Hermanos de la Armería modificaron su sarcófago blindado de forma que pudiera compartir el líquido vital, y que pudiera ser refrenado cuando no se encontrase en combate."

Héroes de Leyenda. Estudio sobre los Dreadnoughts de los Adeptus Astartes Ángeles Sangrientos

"¡Maldita sea, precisamente ahora! No bastará con usar la fuerza bruta. Envía mensaje al Sargento Marius de que sus Ángeles Sangrientos deben sacar con vida al gobernador."

General Kasmund Dar-Galot, durante los últimos días de la Secesión Aximal

"El más alabado y poderoso de entre todos los Sacerdotes Sangrientos es el Hermano Córbulo; es él quien comparte la prudencia y la profunda sabiduría del Gran Primarca, y quien conduce a sus hermanos en la sagrada misión de vencer la Imperfección. Córbulo también posee el singular honor de portar el Grial Rojo durante la batalla: el más arcano de los artefactos de los Ángeles Sangrientos, el cáliz sagrado utilizado en el Ritual de la Creación de todos los Ángeles Sangrientos. El Grial Rojo contiene la sangre de los Grandes Sacerdotes Sanguinarios, que a su vez comparten la sangre del Primarca, que les fue inyectada durante su iniciación en la más importante de las instituciones del Capítulo. El Grial Rojo es la reliquia más antigua del Capítulo, origen de grandes honores y un símbolo inspirador para los guerreros del Capítulo. Algunos dicen que la sangre del Primarca les llama durante el combate, reverberando con su estructura genética hasta conducirlos a un estado de frenesí y destrucción."

Señores de Baal, Capítulo VI: "Los Portadores del Grial"

"Podéis decir lo que queráis, pero yo no pienso luchar junto a estos dementes. El pasado no es prueba de nada, salvo de que los Ángeles Sangrientos están malditos y a un solo paso de la condenación eterna."

Capitán Yuron de los Patriarcas de Ulixis

De los Ángeles Sangrientos y sus Sucesores

"Vosotros sois los Elegidos del Emperador. Escuchad Su rabia en el rugir de la pistola bólter. Ved Su furia todopoderosa en los dientes de la espada sierra. Sentid Su fuerza inmortal en la protección de vuestra armadura."

Anónimo

"Así como el adamantio cubre nuestros cuerpos, la lealtad protege nuestras almas. Así como nuestros bólteres portan la muerte a los enemigos del Emperador, nuestros pensamientos portan sabiduría. Así como avanzan nuestras filas lo hace nuestra devoción, pues, ¿no somos los Marines Espaciales? ¿No somos los elegidos del Emperador, sus leales siervos hasta la muerte?"

Anónimo

"Dicen que la sangre llama a la sangre. Pues derramemos la sangre de nuestros enemigos a toda prisa para poder escuchar sus llantos con más claridad."

Sargento Arcula, Tercera Compañía de los Ángeles Sangrientos

"Muchos son los hijos de Sanguinius, y grandes sus hazañas. Desde las ardientes arenas de Baal hasta los rincones más remotos del vacío galáctico, los Ángeles Sangrientos y sus Capítulos Sucesores llevan la muerte al alienígena, al mutante y al hereje. Con cada proyectil de bólter que disparan y cada estocada que hunden en la carne de sus enemigos, honran al Primarca angelical que les dio vida, cuyo poder aún fluye a través de sus venas hasta este día."

Anónimo

"¿Barricadas, dices? Y reservas acechando sin duda en las ruinas de detrás, preparadas para una emboscada. Enviad a los Repulsors, y no dejéis más que escombros y polvo."

Capitán Aphael en el Asedio de Kardalla

"La Inquisición y el Administratum dicen que somos débiles porque algunos de nosotros hemos sucumbido a la Rabia Negra. ¡Son unos necios! La Rabia Negra nos hace más fuertes, porque debemos resistir su tentación cada día de nuestras vidas, ¡o condenarnos para siempre!"

Capellán Argastes de los Ángeles Sangrientos

"Somos la Venganza de los Ángeles Sangrientos manifiesta. Teme nuestra ira."

Sargento Armando, Primera Compañía de los Ángeles Sangrientos

"Tratadlos con honor, hermanos. No porque vayan a darnos la victoria en el día de hoy, sino porque algún día correremos su mismo destino."

Astorath el Siniestro, Gran Capellán de los Ángeles Sangrientos

"He luchado en mundos envueltos en oscuridad perpetua, donde monstruos impuros salían arrastrándose del fango a millones. He luchado a través de ciudades celestiales incendiadas mientras caían de las alturas, y combatido a brujas mentales heréticas en las profundidades de sus retorcidos santuarios. He cruzado espadas con guerreros Orkos tan fuertes que podrían aplastar la ceramita con sus puños, me he enfrentado en duelo a traidores cuyas espadas eran más rápidas que el pensamiento, y acabado con abominaciones aullantes del tamaño de tanques. A lo largo de todas esas experiencias, he aprendido a sostener una verdad por encima de todas las demás: nuestra fuerza fluye del Primarca, y aquel que venera a Sanguinius por encima de todas las cosas jamás será derrotado."

Sargento Veterano Corphal, 1ª Compañía de los Ángeles Sangrientos

"Durante más de once siglos he luchado y he visto la oscuridad en nuestra galaxia. He visto las vilezas de los alienígenas y las herejías de los mutantes, y he sido testigo de los pecados de los poseídos. He visto todo el mal que puede albergar la galaxia, y he matado a todos aquellos cuya mera presencia desafiaba al Emperador. He visto todo lo que vosotros veréis, he combatido todo aquello a lo que vosotros os enfrentaréis, y he matado todo aquello que tendréis que matar. Nuestros enemigos pueden contarse por billones, y lucharán contra nosotros con uñas y dientes, con astronaves y cañones, con malignas artes arcanas y corruptas ilusiones. Están armados con toda la fuerza que el mal puede reunir. Pero vosotros, hermanos, disponéis de algo mucho más poderoso. Vosotros estáis protegidos por el propio Emperador. La Rectitud es vuestro escudo, la Fe vuestra armadura, y el Odio vuestra arma. Así pues, no temáis a nada y luchad orgullosos, pues somos los hijos de Sanguinius, los Protectores de la Humanidad. ¡Somos los Angeles de la Muerte!"

Arenga del Comandante Dante al Capítulo de los Ángeles Sangrientos al inicio de la Campaña Alchonis

"Ningún ángel descendió de los cielos con tanta furia y clamor como nosotros. Que las Cápsulas de Desembarco anuncien nuestra llegada, porque será el último sonido que oirá nuestro enemigo."

Sargento Drusani, Primera Compañía de los Ángeles Sangrientos

"No importa cuántas vidas imperiales salven nuestros actos, cuántos mundos rescatemos de las garras de monstruos ni en cuánta gloria altruista nos cubramos de zona de guerra en zona de guerra; nada de eso cambia la sombría verdad de que estamos malditos. Y cuando la marea negra sube, y ahoga todo lo que somos, ¿excusa el legado que dejamos atrás los monstruos en los que nos convertimos? ¿Hace digno nuestro sacrificio, como nos dicen? ¿O todo es barrido, despojado de sentido por la misma inundación sangrienta que se lleva nuestra cordura? Sencillamente, no lo sé..."

Erasmus Tycho

"Ningún himno es tan inspirador como el rugido de estas armas."

Sargento Ferato, Armero

"Donde el enemigo acuda en gran número, arranca la cabeza de la bestia y después desángrala por completo. Donde el enemigo haga llover fuego desde la distancia, golpea con toda la velocidad y confianza de la hoja de Sanguinius. Donde el enemigo se oculte en su bastión, elévate sobre las alas del Ángel y convierte su fortaleza en su tumba. Donde el enemigo invoque los horrores de la Disformidad, haz que el don del Primarca sea una luz en la oscuridad. Y donde el enemigo parezca destinado a ganar, despliega a los caídos para que sus muertes puedan arrebatar la victoria de las garras de la derrota."

De las escrituras del Señor del Capítulo Galano

"Bebe profundamente de la victoria y recuerda a los caídos."

Inscripción en el arco de la entrada que conduce al Sepulcro de los Héroes en Baal Secundus

"Que aquel que comparte hoy su sangre conmigo se convierta eternamente en mi hermano de batalla."

Última línea de la Invocación de los Iniciados de los Desgarradores de Carne

"Caen sobre nuestros enemigos como la furia del propio Sanguinius, como ángeles de venganza con alas de fuego y puños llenos de trueno mortal."

Primer Capitán Karlaen, sobre los Marines Espaciales Primaris de los Ángeles Sangrientos

"Sé sanguinario, atrevido y decidido."

Lema de la 10ª Compañía de los Ángeles Sangrientos

"Las leyendas más antiguas hablan del noble Sanguinius, el Señor de los Ángeles Sangrientos. En ellas se habla de su gracia y belleza, de su amor por la humanidad, de su alma pura y de su inquebrantable lealtad al Emperador. Algunas afirman que poseía el poder de profetizar, que sus ojos veían a través de los tortuosos caminos del tiempo que conducen al futuro. Afirman incluso que era capaz de prever los terribles acontecimientos que iban a suceder, y de que era consciente de su propia muerte mucho antes de que el reino del Emperador se viera conmocionado desde sus cimientos por el traicionero Señor de la Guerra. Si esto fuera verdad, los actos de Sanguinius habrían sido mucho más abnegados.
El valiente Sanguinius se enfrentó al Señor de la Guerra del Caos en su propia guarida, cuando es repulsiva bestia se encontraba en el punto culminante de su poder. Incluso antes de recibir las impías energías de los Dioses Oscuros, ese traicionero demonio era extremadamente poderoso. Y sin embargo, a pesar de saber esto, Sanguinius se enfrentó igualmente a él en combate singular. Cuando esa Serpiente Traidora susurró promesas de gloria y poder en sus oídos, Sanguinius no le escuchó. Aunque el Gran Traidor se encontraba a punto de conseguir una gran victoria infernal, el Señor de los Ángeles Sangrientos no desfalleció, a pesar de que el sabía que iba a costarle la vida. Al igual que todos los leales servidores del Emperador, el Noble Ángel sabía que su alma estaría junto al Emperador por toda la eternidad: una recompensa mucho mayor que cualquiera que pudiera conseguir en este mundo mortal.
Y por eso se enfrentaron en combate singular, el Ángel y la Bestia. La lucha debió ser titánica, pues los dos eran dioses entre los hombres. Debieron haber luchado durante largo rato, descargándose poderosos golpes el uno sobre el otro, hasta que toda la vida del universo pareció colgar de un hilo. Pero aun así, y a pesar del glorioso poder de sus brazos y de su noble y pura mente, Sanguinius estaba condenado. Las despreciables artimañas del Caos fueron su ruina. Pero hasta el último momento, cuando la espada de la muerte esperaba para asestarle el golpe mortal, Sanguinius siguió fielmente la senda de la Luz. Y así el noble Sanguinius, Señor de los Ángeles Sangrientos, abandonó este mundo. Es así como él, que representaba todo lo que un hombre debería ser, nos fue arrebatado por la Oscuridad. Un millar de veces un millar de años de lamentaciones nunca nos compensará por esta pérdida.
Por tanto, recordad con orgullo a Sanguinius, jóvenes acólitos, cuando os enfrentéis a alguna dificultad. Cuando la armadura de vuestra fe se deforme y fragmente, recordad en vuestra mente a este magnífico héroe. Pensad en sus gestas y sed humildes, pues la galaxia no volverá a ver nadie como el.
"

Sermón del Capellán Lemartes a los Adeptos del Culto a Sanguinius

"Un lazo de sangre es más fuerte que ningún otro, pero ninguna sangre es más poderosa que la de Sanguinius."

Libro de Lemartes

"Y es así como el Hermano Calistarius se dirigió hacia la Colmena Hades para combatir a los enemigos del Imperio que habían invadido el planeta Armageddon, y allí se convirtió en una víctima más de la Rabia Negra. Y es así como se presentó ante su Capellán y fue asignado a la Compañía de la Muerte, como es costumbre entre nosotros. Y a la mañana siguiente tomó parte en el asalto a gran escala contra la fortaleza defendida por los enemigos del Imperio. Pero mientras luchaba contra las huestes enemigas, el desenfrenado furor de la batalla era tal, que incluso las murallas de la fortaleza se derrumbaron, enterrando al Hermano Calistarius bayo los cascotes. Durante siete días y siete noches yació allí, atrapado, debatiéndose entre la muerte y la locura a la que conduce la Sed de Sangre. Pero él no sucumbió a la Sed de Sangre, pues tuvo una visión del amado Sanguinius en la que éste le decía que tenía que resistir. Y la visión también le dijo que no sólo debía resistir por él mismo, sino por todos nosotros, porque si resistía podría demostrarnos que podía vencerse la Sed de Sangre. Y él combatió los sentimientos de rabia y el deseo de sangre, y los venció. Y durante la séptima noche, a medianoche, se liberó de su tumba de roca, renaciendo como Mephiston, nuestro Señor de la Muerte."

Libro de Mephiston, versículo 23

"No es un secreto que los dones de Sanguinius se han vuelto cada vez más pronunciados entre nuestra hermandad con el paso de los siglos. Por qué sucede así es algo que escapa hasta a los más sabios, pero yo os digo que no deberíamos repudiar este poder. Es una bendición otorgada por el propio Primarca, y nada que fluya de su ilustre legado puede ser maligno."

Epistolario Maratio, durante la Batalla por las Cimas Sagradas

"¿La rabia que sentís dentro de vosotros? Esa es un arma de último recurso. Antes de que podáis aprender a blandirla, a matar con ferocidad y abandono, primero debéis dominar la lucha con habilidad, sutileza y control. Después de todo, hermanos míos, la cuchilla afilada es la que más hondo corta."

Sargento Nassio, 10ª Compañía de los Ángeles Sangrientos

"Los hijos de Sanguinius no temen ni a la abominación herética ni a la monstruosidad xenos. Nos hemos enfrentado a los terrores que acechan en nuestras propias mentes, y hemos visto las bestias rugientes que buscan trepar a la superficie desde las profundidades de nuestras almas. ¿Con qué puede amenazarnos el enemigo que se pueda comparar con eso?"

Hermano Nicomaeus, Guardia Sanguinaria

"En lugares oscuros y olvidados se ocultan los enemigos del Emperador. Habéis sido elegidos para entrar en tales lugares y, protegidos por la mejor armadura que el Adeptus Mechanicus puede proporcionar, purificarlos. Llevad con vosotros armas, un corazón valeroso y la bendición del Emperador, y enfrentaos al enemigo allí donde hace su guarida. Reconoced la muerte cuando se aproxime, pero no sucumbais a su toque, pues vuestro propósito es magno. Habéis demostrado ser dignos del rango que ahora ostentáis. Cada uno de vosotros que os alzáis hoy aquí, todos los que habéis declarado vuestra lealtad al Emperador y tomáis Su voluntad como vuestra guía, habéis mostrado vuestro coraje y habéis sido recompensado por ellos. A aquellos que se alzan ante mí, os encargo ahora que marchéis al frente y venzáis al enemigo."

Extracto del Pax Terminatum

"¿Cómo demuestro mi lealtad? He caminado por decenas de miles de mundos cubiertos de sangre y polvo y en ellos he condenado a millones al abrazo del olvido. ¿Qué otra prueba de devoción podría hacer para demostrar mi dedicación?"

Capitán Phaeton, Séptima Compañía de los Ángeles Sangrientos

"De la sabiduría fluye el control, del control, la fuerza, de la fuerza, la victoria."

Capellán Rafael de los Ángeles Sangrientos

"En una batalla como esta, no tendréis ayuda, no os llegará apoyo ni podréis pedir refuerzos. Trazad vuestros planes con cuidado y calculad cada movimiento, pues podría ser el último."

Sargento Explorador Rafaen de los Ángeles Sangrientos, durante la batalla por la Colmena Hades

"No hay sacrificio más noble que dar vuestras vidas por una causa en la que creéis de verdad. En todos los largos milenios de la historia humana, nunca ha habido una causa más digna que la del Imperio."

Sanguinius, Primarca de los Ángeles Sangrientos, durante su arenga en Kalmatir

"Que el cielo de la noche brille con nuestra venganza."

Hermano Sorin, Armero

"Montamos sobre las alas de la tormenta. ¿Qué posibilidad de escape pueden tener nuestros enemigos?"

Sargento Spiccaré, Primera Compañía de los Ángeles Sangrientos

"Aunque añoro el gozo de entrechocar mi espada en combate tanto como mis hermanos, el dominio de una potencia de fuego tan abrumadora me compensa con creces."

Sargento Traviola, Segunda Compañía de los Ángeles Sangrientos

"Furio fue mi camarada en una docena de guerras, cada una más terrible que la anterior. Más que eso, era mi hermano, un guerrero ejemplar y altruista por el que habría dado mi vida con gusto. Y sin embargo, fue él y no yo quien encontró un sangriento final en Tabulata. La locura se lo llevó en las horas anteriores al desembarco. Un momento estábamos arrodillados hombro con hombro entre las filas. Al siguiente, el Capellán estaba allí, entonando el moripatris, y vi en los ojos de Furio que ya no me reconocía. La siguiente vez que le vi fue en el campo de batalla, encabezando la carga hacia los cañones traidores, con su armadura pintada de negro como un sudario. Mi hermano los atravesó, dejando un rastro de cadáveres como si fuese el propio Sanguinius. Él y sus camaradas perdidos abrieron una brecha en sus filas antes de ser hechos pedazos por el fuego enemigo. Mediante su sacrificio nos dieron la victoria."

Hermano Tybael, 4ª Compañía de los Ángeles Sangrientos

"Del mismo modo que un guerrero se convierte en un veterano mortífero a lo largo de años de guerra constante, las armas también se vuelven cada vez más potentes con el paso de los siglos. En el interior de las cámaras del Arx Angelicm hay armas y armaduras que fueron usadas por primera vez en combate durante la Gran Cruzada. Huelga decir que herramientas bélicas tan antiguas son tan magníficas como terribles."

Hermano Variano, Artifactor de la Forja Carmesí

"A la atención de nuestro Reverenciado Señor, el Comandante Dante.
Sexto día del Absolutus, del año novecientos cuarenta y tres de Benevolencia de nuestro Emperador.
Pensamiento del día: La paz es el infierno.
A pesar del tratamiento químico del Hermano Sironís y mis constantes atenciones, el desasosiego del Hermano Capitán Tycho crece día a día. Desde que fue gravemente herido durante la Batalla de Armageddon, su temperamento y actitud se han vuelto cada vez más violentos. Tan sólo los rituales entrenamientos de combate son capaces de calmar su estado de agitación. El resto del tiempo se le puede encontrar en la Capilla del Muy Reverenciado Sanguinius, rezando para que le asignen una nueva misión de combate.
Después de un largo período de tiempo en el Reclusiam buscando la Guía del Emperador, tan sólo he encontrado una solución para el desasosiego del Capitán Tycho. Estos períodos de paz e indolencia son una dura prueba para su mente. Recomiendo encarecidamente que se asigne al Capitán Tycho permanentemente a misiones de combate, a pesar de que las ordenanzas del Codex Astartes ordenen que cada Hermano Marine debe descansar una semana por cada seis meses de servicio activo.
Que Sanguinius Guíe Vuestra Mano.
"

Capellán Vermento

"Cuando la guerra es eterna, la sangre del enemigo es la única moneda que puede enriquecer a un guerrero, y la gloria de la victoria es la única esperanza de redención final."

Hermano Zargo, Tercera Compañía de los Ángeles Sangrientos

Fuentes

  • Codex: Ángeles de la Muerte (2ª Edición).
  • Codex: Ángeles Sangrientos (3ª Edición).
  • Codex: Ángeles Sangrientos (4ª Edición).
  • Codex: Ángeles Sangrientos (5ª Edición).
  • Codex: Ángeles Sangrientos (7ª Edición).
  • Kill Team: Reglamento.
  • Codex: Ángeles Sangrientos (8ª Edición).