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Veredicto del Certamen de Relatos Wikihammer + Voz de Horus ¡Léelos aquí!

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El Capítulo de los Hijos de Medusa fue fundado a raíz de este cisma.

El Cisma de Moirae fue un terrible conflicto interno que partió el Adeptus Mechanicus en dos durante el Interregno de Nova Terra, hacia el M35. El mundo forja rebelde de Moirae fue destruido por un Exterminatus de castigo, pero no antes de que el cisma hubiese dividido al Culto Mechanicus. La pugna arrastró a las Legiones Titánicas e incluso a los Capítulos de Marines Espaciales asociados al Adeptus Mechanicus, los cuales sufrieron graves pérdidas: se destruyeron docenas de Compañías y se excomulgó a varias Compañías de Clan de los Manos de Hierro, que acabarían fundando el Capítulo de los Hijos de Medusa. Se tardó más de dos milenios de guerras desesperadas en poder declarar completamente purgadas las doctrinas de Moirae.

Historia

Antecedentes

A principios del M35, el Imperio estaba dividido en dos desde que el rebelde Concilio Ur de Nova Terra rechazase la autoridad de los Altos Señores de Terra y proclamase su dominio independiente sobre el Segmentum Pacificus. Este fue un periodo de división y guerra civil en el que el Imperio se vio roto en facciones enfrentadas y discrepantes que dividieron los distintos Adeptus e hicieron que los que habían sido aliados se volviesen los unos contra los otros. Durante este periodo no fueron únicamente el gobierno y la religión del Imperio los que sufrieron cismas, sino que el Adeptus Mechanicus también se vio afligido por las luchas internas provocadas por diferencias doctrinales y pugnas de poder. Uno de los conflictos más agrios fue el Cisma de Moirae, una batalla dogmática entre la ortodoxia marciana y un credo radical basado en las escrituras proféticas de una tríada de tecnomísticos asentada en el mundo forja menor de Moirae.

El Cisma de Moirae

El tecnocredo de Moirae surgió de los cálculos proféticos de onda de una tríada de tecnomísticos enclaustrados en el interior de los colosales telares de datos de Moirae, los cuales creían que habían discernido una serie de patrones predictivos entre las microfluctuaciones del faro del Astronomicón. Creían que estos patrones, llamados Gemátricos, contenían la palabra del Omnissiah-Dios-Emperador, y que en ellos se podía leer el futuro y el destino de la Humanidad. Recopilaron los frutos de sus adivinaciones apocalípticas en archivos encriptados, y muy rápidamente se difundieron copias por muchas de las sectas del Culto Mechanicus. Estas enseñanzas radicales incluían, entre otras visiones e interpretaciones de la voluntad del Emperador, veladas referencias al futuro derrocamiento de Marte y a la fusión del Culto Mechanicus y la Eclesiarquía en una única religión estatal.

Como no podía ser de otro modo, estas afirmaciones fueron tratadas como proclamas sediciosas por las autoridades de Marte, y pronto estalló una guerra civil entre tradicionalistas y radicales. Una de las primeras bajas del conflicto fue el propio mundo forja de Moirae, que fue reducido a cenizas por la flota de rectificación del Fabricador General, pero para entonces el credo cismático ya se había extendido. La lucha entre los partidarios de la doctrina de Moirae, la ortodoxia marciana y otros grupos radicales opuestos a ambos continuaría rugiendo intermitentemente durante el siguiente milenio antes de que el cisma concluyese definitivamente y sus últimos creyentes fueron sometidos de nuevo. El credo disruptivo había conseguido hacerse influyente con rapidez, tanto entre las sectas del sacerdocio Mechanicus como en varios regimientos de Skitarii y Legiones Titánicas, causando daños innumerables antes de extenderse aún más por los Capítulos de Marines Espaciales que mantenían lazos cercanos con el Adeptus Mechanicus, incluyendo, por supuesto, a los Manos de Hierro.

Al principio del conflicto, la mayoría de Whirlwinds Hyperios en activo habían sido construidos siguiendo los datos PCE guardados en Moirae. Los Tecnosacerdotes rebeldes utilizaron una clave mecánica oculta en el interior de estos tanques antiaéreos durante su construcción, provocando que se desactivasen al recibir un determinado código, lo que ha hecho que muchos Capítulos Astartes desconfíen del Hyperios hasta el día de hoy y se nieguen a desplegarlo en combate, a pesar de que su PCE se conoce en la gran mayoría de mundos forja y Arsenales Astartes.

De todas las batallas del Cisma de Moirae, ninguna fue tan amplia ni prolongada como el largo conflicto naval librado en los nebulosos espacios del Golfo de las Sombras Negras. Allí unas guerras mineras entre mundos forja rivales se intensificaron hasta desatar enormes batallas navales. Se estima que los pecios de más de diez mil naves, que comprendían desde aparatos mineros a buques de guerra, flotaban entre las nubes de gas. Sin embargo, la batalla estaba lejos de haber terminado, ya que entre los cementerios flotantes las tripulaciones de salvamento continuaron luchando durante siglos, enfrentándose entre sí en desesperados abordajes por reclamar tecnología valiosa. Manípulos enteros de robots fueron recuperados por ambos bandos y reprogramados para atacar a sus antiguos controladores.

Otra campaña relevante librada durante este cisma tuvo lugar en Ghosaris, donde el Adeptus Custodes intervino y aplastó un ejército del Mechanicum Oscuro sin piedad, desplegando al Dreadnought Venerable Contemptor Uriaxes. No está clara la relación entre el Mechanicum Oscuro y los cismáticos de Moirae, si es que había alguna.

Hacia el final del Cisma, en el M35, una subsecta radical del credo de Moirae conocida como los Xarisianos se entregó a la tecnoherejía de forma desenfrenada en un intento por ganar la guerra civil que dividía al Adeptus Mechanicus. Cazados como tecnoherejes hasta por sus antiguos correligionarios, los adeptos oscuros de los Xarisianos fueron masacrados y sus maléficas tecnologías, destruidas. Sin embargo, una de sus creaciones, el poderoso destructor láser conocido como el Diamonas, sobrevivió a la guerra, y se dice que se han librado muchas batallas amargas entre las Casas de Caballeros del Caos por su posesión.

División en el seno de los Manos de Hierro

En el Capítulo Astartes de los Manos de Hierro, las doctrinas de Moirae fueron adoptadas rápidamente por un porcentaje significativo de sus Hermanos de Batalla, liderados por el Padre de Hierro Setol Sollex, un infame místico omnissiánico. Pronto cundió la discordia, y los Manos de Hierro se arriesgaron a desatar toda una guerra civil. Durante este periodo, el Clan Raukaan destacó por aferrarse firmemente a las creencias centrales de su Capítulo, y bajo la influencia del Capellán de Hierro Furnous y del Capitán de Hierro Hekkan, fueron una de las pocas Compañías de Clan en las que ningún Hermano fue corrompido por la perniciosa doctrina. De hecho, desplegaron varios escuadrones de Vindicators y Predators contra fuerzas rebeldes Cataphractii durante la batalla de Kamjada. Que estos rebeldes del Adeptus Mechanicus fueran apoyados por un pequeño grupo de guerreros del Clan Borrgos sería la causa de amargas disputas entre ambas Compañías de Clan durante muchos siglos.

El conflicto interno abierto solo fue evitado por la intervención del Gran Concilio de Clanes de los Manos de Hierro, famoso por su franqueza y dureza, que impuso una solución sencilla para que no estallase el derramamiento de sangre generalizado dentro del Capítulo: la minoría que había abrazado la doctrina disidente sería exiliada, y ambas facciones firmaron un tratado vinculante comprometiéndose a no alzarse en armas contra sus antiguos hermanos. Se cree que un tercio de los Hermanos de Batalla de los Manos de Hierro se marcharon entonces, a los cuales se unió con el tiempo otro puñado de Marines Espaciales procedentes de otros Capítulos Sucesores de los Manos de Hierro que compartían sus creencias (aunque existen pruebas de que algunos, como los Garras Rojas, destruyeron sin piedad a sus hermanos descarriados, negándose a dejar vivir a ningún disidente). Esta facción exiliada seguía considerándose parte del Imperio y de los Manos de Hierro, y a pesar de verse reducida a una flota heterogénea, muy pronto se lanzaron a la búsqueda y destrucción de objetivos enemigos. Con el tiempo, crecieron lentamente en número y fuerza, encomendando su semilla genética a autoridades imperiales superiores y llevando a cabo su deber como si siguieran siendo parte de su Capítulo de origen. Siguieron usando la iconografía y patrones de los Manos de Hierro (con algunas variaciones menores), se dividieron en tres nuevas Compañías de Clan para manejar mejor su constante crecimiento, y acabaron por sobrevivir al cisma que les había dado origen.

Esta situación se mantuvo hasta el amanecer de la Era de la Redención. Durante este periodo, los resurgentes Altos Señores de Terra reagruparon a las diferentes facciones y desterraron la anarquía, purgando aquello que no podía ser salvado en el Imperio. Los exiliados Moirae de los Manos de Hierro, que para entonces ya eran un Capítulo independiente en todo menos el nombre, fueron valorados y juzgados: su historial fue examinado al detalle, del mismo modo que su semilla genética, y fueron hallados leales e incorruptos. Como resultado, mediante un edicto casi inaudito, los recién rebautizados Hijos de Medusa fueron reorganizados y ratificados como un Capítulo del Adeptus Astartes en la gracia del Emperador, a pesar de las protestas de varios en el seno del Adeptus Mechanicus y las fuertes dudas de muchos otros Capítulos.

Pervivencia

Aunque los Hijos de Medusa nacieron como resultado del Cisma de Moirae, no está claro a cuántas de sus enseñanzas se aferran aún más de cinco milenios después. Lo que sí es seguro es que muchas facciones del Adeptus Mechanicus siguen desconfiando de ellos, y que sus progenitores, los Manos de Hierro, les tratan con modales fríos en el mejor de los casos. No obstante, los Hijos de Medusa mantienen buenas relaciones con ciertas sectas Exploradoras, y han defendido incansablemente al Imperio, lo que les ha hecho ganarse alabanzas y honores en muchos campos de batalla.

Sin embargo, hay que hacer mención al hecho de que a finales del M39, los Hijos de Medusa establecieron una serie de estaciones fortificadas en los asteroides del sistema minero abandonado de Taelus, a fin de disponer de unas instalaciones más permanentes para sus flotas: Arsenales seguros, bancos de semilla genética, forjas, etcétera, fueron construidos en las profundidades de aquellas masas ferrosas. El sistema Taelus se encuentra a un solo día de viaje Disforme del mundo muerto de Moirae.

Fuentes

  • Imperial Armour X.
  • Suplemento: Clan Raukaan (6ª Edición).
  • Imperial Armour II: War Machines of the Adeptus Astartes.
  • Codex: Skitarii (7ª Edición).
  • Codex: Adeptus Mechanicus (8ª Edición).
  • Codex: Adeptus Custodes (8ª Edición).
  • Codex: Caballeros del Caos (8ª Edición).
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