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El Cisma de Marte fue la guerra civil que estalló en Marte entre las facciones leales del Adeptus Mechanicus y los traidores del Mechanicum Oscuro durante los primeros días de las batallas entre las fuerzas del Imperio del Hombre y los leales al Señor de la Guerra Horus. Este gran conflicto acabó siendo conocido como la Herejía de Horus.
Esta gran conflagración entre las fuerzas opuestas del Mechanicum reflejó el conflicto mayor que consumió la galaxia durante la Herejía de Horus.
Historia[]
La Gran Cruzada del Emperador continuó expandiéndose durante los incios del M.31, llevando a miles de mundos otra vez a la unificación tras la desolación que consumió la galaxia durante 5.000 años terros en la Era de los Conflictos. Esta era de masiva expansión del Imperio alcanzó casi toda la galaxia. Durante ese tiempo, una inesperada amenaza emergió para desafiar la dominación del Imperio. Esta gran rebelión fue conocida años después como la Herejía de Horus. Esta revuelta fue instigada por Horus, el mayor y más querido de los super-hijos genéticamente creados del Emperador, los Primarcas. La rebelión empezó con el bombardeo vírico de Istvaan III, y 9 de las 18 Legiones activas de Marines Espaciales y las Legiones Titánicas siguieron al Señor de la Guerra.
No está completamente claro cómo Horus consiguió rebelar un porcentaje de fuerzas tan alto contra el Emperador, pero era conocido por ser un muy habilidoso y persuasivo líder que ganó una inmensa lealtad personal entre sus subordinados. Pero antes de poner en marcha sus planes de insurrección, sabía que tenía que ganarse al Adeptus Mechanicus y su superior tecnología y armamento si quería derrotar al Emperador y conquistar la Galaxia. Horus se ganó el apoyo de muchos Tecnoadeptos tras prometerles los secretos de la tecnología de las antiguas Plantillas de Construcción Estándar (PCE) que habían sido recuperadas de la Tecnocracia Auretiana del planeta Auretia por los Hijos de Horus.
La guerra llega a Marte[]
El clima en Marte estaba lleno de descontento en los días previos a la rebelión de Horus contra el Emperador. Habían grandes tensiones entre los Magos del Mechanicus que controlaban Marte, y se producían esporádicos actos de espionaje y violencia contra las forjas que representaban la primacía sociopolítica de Marte. Hay incluso rumores no confirmados de que las Legiones Titánicas de los Collegia Titanica, el mayor arma del Adeptus Mechanicus, ya habían elegido bando en caso de conflicto.
En las cercanías de la Herejía de Horus, el Señor de la Guerra envió a Regulus, un representante del Adeptus Mechanicus que ya había sido corrompido por Horus, a Marte, para asegurar la ayuda del Fabricador General, Kelbor-Hal. Regulus logró convencer a Kelbor-Hal prometiendo aumentar la autonomía del Adeptus Mechanicus, mermada por la obediencia al Emperador. Como muestra de aprecio, Horus le dio la información necesaria a Kelbor-Hal para que abriera las Cámaras de Moravec, que el Emperador había ordenado sellar dos siglos atrás porque contenían innumerables artefactos que habían sido corrompidos por el Caos. El trato fue aceptado, Kelbor-Hal aceptó la oferta de Horus y unió fuerzas con él, proporcionando a los Tecnomarines traidores toda la tecnología del Imperio a su disposición.
Cuando la cámara fue abierta, se encontraron una gran cantidad de objetos arcanos que habían sido manchados por el Caos. Pronto, toda la corrupción se esparció afectando a las forjas y los templos del Planeta Rojo como un virus informático (el Caos contaminó las fuentes y códigos digitales e informáticos) infectando el Cogitador y los archivos del Adeptus Mechanicus, causando un caos literal que emergió en cada sistema informático.
Historias posteriores muestran que el primer golpe de la Cisma fue contra el Magos Mattias Kefra, cuya forja en la región de Sinus Sabaeus estaba en el Cráter de Madler. Los Titanes de la Legio Magna marcharon desde la sureña región de Noachis y en minutos habían derribado las puertas de la forja. Máquinas aullantes de rojo, naranja, amarillo y negro, decoradas con llamas y calaveras, corrieron a través de las murallas de la forja, destrozando miles de años de conocimiento acumulado en una furia ígnea. Grandes bibliotecas fueron quemadas, y armas que sirvieron a la Guardia Solar fueron reducidas a chatarra en la indiscriminada matanza que continuó durante toda la noche. Las cuernos de guerra de la Legio Magna sonaron como gritos de salvajes primitivos.
Más lejos al norte, los grandes campos llenos de forjas del Gran Magus Ahotep en el Cráter Cassini fueron golpeados por un millar de misiles termonucleares lanzados desde un silo secreto dentro de los asolados picos y mesetas de Nilo Syrthis. Las explosiones de las armas olvidadas llenaron los 4500 kilómetros de diámetro del cráter con fuego nuclear, y creando hongos atómicos de más de 70 kilómetros en el cielo.
Entre las fronteras de las regiones de Lunae Palus y Arcadia, lo que era una simple discusión entre partidarios del Emperador y del Señor de la Guerra acabó en una matanza cuando un Princeps de la Legión Titánica de los Caminantes de la Muerte desató sus Titanes contra la fortaleza de la Legio Honorum de Maxen Vledig. Cogida por sorpresa, la Legio Honorum perdió 19 Titanes en la primera hora de batalla, antes de escapar a los fríos recodos del Mare Boreum y buscar refugio en los campos de dunas de Olympia Undae. Sus llamadas para pedir refuerzos fueron inútiles, pues todo Marte ya había empezado a resquebrajarse con la plaga de guerra que se extendía por todo el planeta.
En los Valles de Athabasca, la Legio Ignatum y la Legión de los Estrellas Ardientes lucharon en un combate sin cuartel en las plataformas con forma de lágrima causadas por una catastrófica inundación en las antiguas épocas del Planeta Rojo. Ninguna de las fuerzas consiguió ventaja, así que ninguna consiguió reclamar la victoria, así que por la noche las Legiones se retiraron para lamerse las heridas.
En la forja del Fabricador Locum Kane, el Mondus Occulum, los Cogitadores y los aparatos lógicos con datos corrompidos, aullantes máquinas y peligrosos paquetes de datos de algoritmos infectados que no eran frenados por los protocolos Aegis, ponían en peligro toda la forja. Solo la acción de Kane de apagar algunos dispositivos importantes y el hecho de que la mayoría de sistemas habían sido mejorados recientemente para aprovechar el revolucionario sistema noosférico de transferencia de datos de Koriel Zeth evitaron que el ataque fuera peor.
Los actos de traición abierta ya habían empezado, aunque Kelbor no podía marchar abiertamente contra el Emperador sin el equipo apropiado, pero le sirvieron de pretexto para silenciar a sus detractores y eliminar a sus rivales. El Fabricador General y su aliados del Mechanicum Oscuro usaron la distracción del ataque del código para preparar y reunir sus fuerzas. Usaron tácticas de sabotaje y asesinato hasta que se presentó la oportunidad de una guerra abierta, cuando la Tecnomaga Koriel Zeth, jefa de Ciudad Magma, declaró abiertamente que no creía que el Omnissiah existiera. Esta declaración herética a la sagrada doctrina del Culto Mecánico dio la oportunidad a Kelbor y sus aliados para atacar Ciudad Magma, donde se refugiaron los leales al Imperio para defender la ciudad. Finalmente, la guerra abierta alcanzó todo el planeta, y todo el mundo, militar y civil, luchó alcanzando una escala que representaba el ambiente de lucha entre Leales y Traidores que poblaba toda la galaxia.
Vana esperanza[]
Para los Leales que aguantaban en el Planeta Rojo, su salvación estaba representada en forma de una flota imperial. Malcador el Sigilita, Regente de Terra, ordenó a Rogal Dorn una misión de vital importancia: asegurar las forjas de Marte. Dorn informó que enviaría al Primer Capitán Sigismund, cuatro Compañías de Puños Imperiales y una gran fuerza del Ejército Imperial. En el hemisferio norte resistía un anillo de fuerzas leales, que asediaban los importantes Manufactorums de Mondus Gamma y Mondus Occulum. En estos dos grandes complejos industriales el Mechanicum creaba munición y servoarmaduras para las Legiones Astartes. Los dos creaban la mayoría de armas y munición del Adeptus Astartes. Rogal Dorn propuso que primero se desplegaran sobre esas forjas para asegurarlas y cumplir con su misión más eficazmente.
Las Compañías de Sigismund aterrizaron en el Mondus Occulum a la vez que el resto del Ejército Imperial, y pronto empezaron a luchar por todo Marte. Tras un despliegue rápido bajo fuego en la sombra de Pavonis Mons, 13 Compañías de Hoplitas Saturnianos del Ejército Imperial avanzaron contra las líneas de los Traidores, rodeándolos en la forja de Ipluvien Maximal. Más al sur, dos Compañías de los Puños Imperiales y 4 regimientos de Granaderos Jovianos (cerca de 15.000 hombres) bajo el mando del Capitán de los Puños Imperiales Camba-Díaz se desplegaron sobre la forja de Mondus Gamma.
Nada fue como se esperaba. Camba-Díaz y los Regimientos Jovianos fueron obligados a luchar por sus vidas con todo lo que tenían, y los Hóplitas Saturnianos eran rechazados una y otra vez por las horrorosas criaturas-arma alteradas por el Mechanicum Oscuro. Aunque la lucha era desesperada, Camba-Díaz aseguró las forjas de armaduras y los silos de armas, pero estaban superados en una proporción de 100 a 1. Las tropas del traidor Chrom rechazaron a los imperiales que no pudieron tomar la forja, pero había conseguido una inmensa cantidad de suministros.
Las compañías de Sigismund descendieron en Mondus Occulum sin saber qué les esperaría, pero por suerte el Fabricador Locum Kane seguía leal al Imperio. Las tropas obtuvieron 12.000 servoarmaduras Mark IV y el doble de armas Astartes. Pero se quedaban sin tiempo. Incluso con los servidores trabajando a máxima potencia, no eran lo suficientemente rápidos, y las naves de Sigismund informaron de que una inmensa fuerza de enemigos, compuesta de infantería, vehículos blindados, tecnoguardias Skitarii y al menos dos Legiones Titánicas Traidoras con 60 Titanes, se acercaban a la forja.
Sigismund deseaba enfrentarse a aquellos traidores que habían decepcionado al Emperador, pero la misión que su Primarca le había dado era demasiado importante para perder vidas tan fútilmente. Kane avisó a los Puños Imperiales de que si las forjas de Mondus Occulum y Mondus Gamma caían, el Imperio no podría recuperarse de las pérdidas de la guerra.
Tras unas horas de batalla, las dos forjas ardieron, con toda su maquinaria y capacidad de manufactura destruida. Las pérdidas de tanta tecnología y conocimiento no podrían ser reparadas. Finalmente, la flota imperial se fue del Planeta Rojo con los suministros y solo 1000 soldados. Como mínimo con esas horas habían asegurado más servoarmaduras Mark V y Mark VI, entre otras cosas que serían necesarias para frenar a las Legiones Traidoras.
Tras la batalla por Marte, las fuerzas imperiales de Terra bloquearon el planeta, lo que provocó varios intentos de fuga por parte de los Traidores de Marte. La contención leal de Marte fue supervisada por el comandante de los Puños Imperiales Efried. En última instancia, Marte permanecería bajo el control del Mechanicum Oscuro hasta después de la Batalla de Terra, cuando La Purga acabaría expulsando a todas las fuerzas de los Traidores para que se refugiaran en el Ojo del Terror.
Por la galaxia, la rebelión ya había estallado y los Marines Espaciales luchaban contra los Marines Espaciales, como los Titanes luchaban contra los Titanes. Los miembros del autoproclamado Mechanicum Oscuro ayudaron a Horus, especialmente durante la Masacre del Desembarco en Istvaan V. Durante la Herejía, usaron todo su oscuro y olvidado conocimiento para empujar la rueda del Caos y destruir las fuerzas leales.
Fuentes[]
Extraído y traducido de Wikihammer 40K UK.
- Visiones de la Herejía, pág. 337.
- Mechanicum, de Graham McNeill, págs. 273-274, 320-322.