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Chaeroneia era un antiguo Mundo Forja del Adeptus Mechanicus que albergaba una PCE y que desapareció en la Disformidad durante un milenio (de tiempo subjetivo), aunque solo pasaron 100 años de tiempo real. Estaba dominado por el Mechanicum Oscuro, aunque aún quedaban algunas tropas leales al Adeptus Mechanicus.

Descripción[]

Reaparecido en el Sistema Borosis del Segmentum Ultima, el planeta Chaeroneia recibía la luz roja y enfermiza del halo de la estrella Borosis, la cual era una bola hinchada y rojiza cubierta de negras manchas. Visto desde el espacio, el planeta era de color gris ceniza con vetas negras y sobre su superficie podían distinguirse miles de luces diminutas. Alrededor del planeta flotaban miles y miles de asteroides que se movían en órbitas anormalmente bajas y estables. Estos asteroides dificultaban la exploración de las numerosas instalaciones orbitales del planeta al igual que un desembarco a gran escala sobre la superficie. Tras su estancia en la disformidad, los psíquicos que observaban el planeta desde el espacio podían notar la maldad que emanaba, como el eco de un alarido o el olor a muerte ancestral.

La circunferencia ecuatorial del planeta era de poco menos de 38.000 kilómetros, un poco menor que la propia Terra, pero la masa era la misma lo que sugería la presencia de depósitos de minerales muy densos. Debido al agotamiento del planeta, los casquetes polares habían desaparecido y la atmósfera presentaba niveles muy altos de contaminación. La temperatura era moderada en toda su superficie, algo muy extraño debido a la lejanía con la debilitada estrella del sistema. Esta anormalidad solo se entendía si el planeta poseía una gran fuente de radiación termal o mediante el control climático a escala planetaria.

El cielo del planeta estaba repleto de enormes artefactos planeadores parecidos a grandes mantas raya y por el suelo serpientes metálicas se retorcían y deslizaban en charcas de aceites multicolores. Insectos de metal parecidos a pequeños juguetes corrían sobre colonias de hongos de óxido buscando fragmentos de acero para devorar. En el otro extremo de la cadena alimentaria se podía encontrar una gigantesca criatura que se movía entre las agujas de las colmenas dejando tras de sí enormes tiras viscosas que se solidificaban inmediatamente convirtiéndose en puentes. Tiempo atrás Chaeroneia había sido un planeta con una flora y fauna endémica pero un milenio en la disformidad había dado lugar a un ecosistema biomecánico único.

Primus Manufactorium Noctis[]

Mundo forja biomecanico

Mundo forja biomecámico

Era esta una enorme ciudad, similar en tamaño a cualquier ciudad colmena imperial y situada en medio del gigantesco desierto de desechos industriales que cubría la superficie de Chaeroneia.

Era una de las ciudades forja más grandes del planeta y se dedicaba principalmente a la fabricación aunque contaba también con instalaciones de investigación y de gestión de datos. Chaeroneia tenía grandes reservas de minerales pero ningún mundo forja puede sobrevivir manteniéndose totalmente aislado. El recurso que tenían en más abundancia eran los propios humanos. Los tecnoherejes provocaron un superávit de humanos y cogieron a los que no necesitaban para fusionarlos con las máquinas. Tras su paso por la disformidad, la ciudad se convirtió en una impía mezcla de hierro negro y masas de carne palpitante. Bajo sus cimientos latían enormes masas de músculo grisáceo que sobresalían de las profundidades de la ciudad. Profundos pozos dejaban salir humo negro a través de oberturas húmedas y carnosas y las torres de las colmenas parecía que se aguantaban mediante los tentáculos carnosos que se enrollaban en sus bases. Las agujas de acero negro de la ciudad se fusionaban con la masa biológica de la ciudad por lo que parecían enormes dientes incrustados en encías enfermas o grandes huesos despellejados envueltos en jirones de músculo grisáceo.

El paisaje de la ciudad se veía salpicado por signos que evidenciaban que en algún momento del pasado aquel lugar había sido un mundo forja: ruedas dentadas, el ritmo constante de los generadores o incluso el símbolo de la media calavera rodeada de implantes mecánicos, símbolo del Adeptus Mechanicus. Pero su fusión con la nueva materia biológica asemejaba la ciudad con las entrañas de una bestia mitad máquina mitad carne.

Bajo la superficie yacían los restos del viejo Chaeroneia, el mundo forja leal a Marte y al Emperador. Las viejas construcciones industriales se entremezclaban con criptas y edificios religiosos en las dispersas bolsas de aire aisladas donde la masa biomecánica de los tecnoherejes no había logrado acceder. En este laberinto de ruinas interconectadas sobrevivían los tecnosacerdotes que todavía permanecían fieles al Imperio. Los adeptos de Marte cultivaban su alimento en piscinas hidropónicas mientras trataban de reparar sus componentes biónicos con lo poco que podían recolectar en furtivas incursiones a la superficie.

Manufactorium Primus albergaba también una factoría de titanes del tamaño de un puerto espacial. Una alta aguja coronada por un disco repleto de luces parecía el centro de la fábrica y sobresalía entre varias chimeneas que expulsaba humo negro y grasiento de las forjas subterráneas. Estaba rodeada por una serie de torres de vigilancia repletas de armas de fuego pesadas y protegidas por redes de trincheras y emplazamientos de artillería. Entre torre y torre se extendía un muro de rococemento tachonado de estructuras biomecánicas parecidas a colonias de hongos: talleres, búnquers, generadores, y todo ello interconectados por conductos retorcidos parecidos a haces de tendones. Las masas de carne grisácea se aferraban a los pies de las torres de vigilancia y cubrían el rococemento de las trincheras como si fueran afloraciones corruptas. Por último un foso de metro y medio de profundidad relleno de lo que parecía mercurio líquido rodeaba completamente el complejo.

En el milenio que el planeta estuvo perdido en la disformidad, la factoría de titanes no detuvo su producción por lo que todo el perímetro del complejo estaba atestado de silenciosas e inmóviles máquinas de combate bípedas: cientos de titanes Warhound, Reaver y Warlord se alineaban uno detrás de otro a la espera de alojar a un demonio en su interior que lo condujera al campo de batalla.

PCE y tecnoherejía[]

El planeta albergaba una tecnología que el Adeptus Mechanicus era incapaz de reproducir: cogitadores y material de almacenamiento y transmisión de datos con una capacidad casi infinita. Era tan avanzada que podía contener todos los datos necesarios para reconstruir una mente humana y dotarla de singularidad particular.

Además, pero igual o más importante todavía, Chaeroneia era el lugar donde se hallaba una PCE completa, una Plantilla de Construcción Estándar para construir la plataforma armada autónoma bípeda clase Castigador, el padre de todos los titanes. La PCE se construyó durante la Era Oscura de la Tecnología pero su información se utilizó de forma rápida y modificada dando lugar a máquinas de menor calidad. Una guerra tras otra provocó que se olvidase la existencia de la PCE y quedase enterrada en los desiertos del mundo forja donde poco a poco infinidad de pensamientos autónomos se generaron a partir del inmenso océano de información de su interior.

La inteligencia artificial descubrió la verdadera razón de su creación: la guerra y la destrucción. Para llevar la guerra total a la Galaxia, la PCE decidió utilizar los archivos de varias tecnoherejías sobre los caminos de la disformidad para sacar el planeta del espacio real y preparar su resurrección, ofreciendo sus recursos y sabiduría a las fuerzas oscuras que poblaban el empíreo. Del mismo modo, hizo que los tecnosacerdotes del mundo forja lo adoraran como avatar del Omnissiah y reconstruyeran el planeta de acuerdo con los principios del Mechanicum Oscuro. Mientras se encontraba en la disformidad, la PCE corrupta tuvo conocimiento de la 13ª Cruzada Negra por lo que decidió volver al espacio real y ofrecerse a sí misma como tributo a Abaddon el Saqueador.

Tras la destrucción del Titán Castigador por parte de los Caballeros Grises del Justicar Alaric, el crucero del Caos que había acudido a Chaeroneia a buscar la ofrenda destruyó mediante un bombardeo orbital la factoría de titanes en un ataque último de venganza.

Se desconoce el destino final del planeta pero es fácil suponer que el orbe fue arrasado mediante una orden de Exterminatus expedida por la Inquisición debido a la extensión de la tecnoherejía que afectaba a todo el planeta tras su regreso al Espacio Real.

Fuentes[]

  • El Adeptus Oscuro, por Ben Counter.
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