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Retrato Alfarius Omegón Horus Heresy III Extermination

Retrato de Alpharius.

La Caza de los Ak'Haireth fue una campaña xenocida librada por la Legión Alfa durante la Gran Cruzada.

Historia[]

Una de las primeras campañas de la Legión Alfa cuya fecha puede corroborarse bien es el xenocidio de la especie alienígena conocida como los Ak'Haireth, o más coloquialmente como los "Bebedores de Huesos". Los Ak'Haireth eran una forma de vida fungoide, depredadora y parasitaria que solo alcanzaba la inteligencia al actuar como "proliferaciones" entrelazadas de forma psíquica y gestáltica, y cuya existencia era alimentada por la lenta y agónica absorción de nutrientes de animales vivos, siendo la médula ósea humana uno de sus manjares favoritos. Carentes de creatividad tecnológica propia, los Ak'Haireth operaban en el borde occidental del Segmentum Solar, habitando en las astronaves saqueadas de otras especies y atacando colonias aisladas y mundos salvajes incapaces de resistirse.

Encontrados inicialmente en los primeros años de la Gran Cruzada, los Ak'Haireth habían sido sometidos a pogromos de exterminio llevados a cabo por los Lobos Lunares y la VIII Legión (aún no bautizada formalmente como los Amos de la Noche), y se creyó que habían tenido éxito. Sin embargo, los Ak'Haireth eran una especie cobarde y habían huido cuando no se les había acorralado en combate, y con el tiempo se vio que algunas proliferaciones de los horribles xenos se habían ocultado y sobrevivido.

Hacia el 986.M30 los informes de ataques contra puestos avanzados aislados y convoyes en la región de los desiertos estelares cercanos a Olmec indicaron que los Ak'Haireth estaban creciendo de nuevo en fuerza y número. La Legión Alfa, que se había reunido apenas unos años antes con su Primarca, recibió la orden de exterminar a la especie antes de que pudiera extenderse más. La solución de Alpharius al problema fue a la vez calculada en su planteamiento y despiadada en su aplicación. Primero dividieron a muchas de sus naves en escuadrones de búsqueda y destrucción para eliminar los navíos infestados por los Ak'Haireth de los desiertos, usando sus propios instintos depredadores de emboscada y evasión para identificar los probables escondites desde los que los xenos acechaban o a los que huían de las persecuciones. Después, analizaron los anteriores patrones de infestación y ataque, y rápidamente llegaron a la conclusión de que, por terror, algunos se habían entregado al dominio de los alienígenas, proporcionándoles un tributo de sacrificios vivos. A cambio de no matar o de proporcionar beneficios, los xenos tenían ayuda humana al planear sus ataques, y esta corrupción encubierta les había protegido del ojo del Imperio durante varias décadas, hasta que se habían vuelto demasiado numerosos y hambrientos para mantener sus ataques en secreto.

La Legión Alfa aprovechó esta oscura comunión, infiltrando a sus agentes en la conspiración para reunir inteligencia y atraer a las mayores concentraciones de proliferaciones a su muerte en trampas prediseñadas, y matando al resto en los abordajes de sus naves infestadas o con bombardeos ciclónicos sobre sus nidos de cría ocultos. El castigo para los mundos que habían ayudado a los alienígenas fue igual de brutal: sus gobernantes fueron ejecutados por sus crímenes, y las colonias castigadas con el envenenamiento de sus suministros de agua o la desestabilización de sus climas o patrones sísmicos. Muchos de estos mundos murieron, y los que sobrevivieron necesitaron fuerza de voluntad y unidad para resistir; virtudes que tristemente les habían faltado anteriormente.

En tres años siderales, los Ak'Haireth habían sido cazados hasta el borde de la extinción, pero de nuevo los análisis indicaron que algunos debían haber huido, y que por tanto la amenaza no había acabado. Siempre dispuestos a considerar soluciones que otros no tolerarían, Alpharius y sus Apotecarios no habían dejado de lado esta posibilidad. Durante los tres años de su implacable campaña contra los Bebedores de Huesos, la Legión Alfa no se había contentado con destruir a los xenos, sino que había procurado comprenderlos y arrancarles sus secretos y debilidades hasta el nivel celular. En cooperación con los Magos Biologis del Mechanicum, crearon un letal virus fágico en base a sus vivisecciones.

La oscura astucia de la Legión Alfa entró entonces en juego, no solo con la creación de la bioarma, sino también con el método de su despliegue. No sería sembrada por las estrellas o en los mundos muertos en los que los Ak'Haireth se habían asentado con la esperanza de regresar a su antigua forma de vida, sino en los mundos en los que se habían estado alimentando. Fueron los humanos que habitaban en esos planetas y los marineros que surcaban el espacio entre ellos los que fueron infectados con el virus. En la población humana, la tasa de malignidad del virus fue apenas del 7%, pero para los Ak'Haireth que pudieran alimentarse de ellos o de las generaciones nacidas en los siglos venideros era irrevocablemente letal. Alpharius había ganado una victoria absoluta contra los xenos envenenando su fuente de alimento: la Humanidad.

Fuentes[]

  • The Horus Heresy III.
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