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C'Tan Portador de la Noche Necrones Wikihammer

La furia desatada de los C'tan (por Paul Dainton).

"Aparecieron como dioses y nosotros, como insensatos, quisimos creerlos. Mephet'ran el Embaucador y Aza'gor el Portador de la Noche, Iash'uddra el Enjambre Infinito: maldigo sus nombres y los de toda su detestable estirpe."

Extracto de la Crónica de Szarekh, último Rey Silente

Se dice que los C'tan, dioses estelares, o Yngir (según se les conoce en lenguaje Eldar) son los seres más antiguos e inteligentes de la galaxia. La leyenda cuenta que fueron creados en el comienzo del universo, engendrados a partir de los arremolinados gases y enormes cantidades de energía existentes entonces, y por lo tanto son criaturas etéreas por naturaleza. En su forma natural son seres enormes capaces de cubrir con sus cuerpos la superficie de una estrella, absorbiendo su energía solar para alimentarse. Con el tiempo aprenden a usar sus diáfanas alas para viajar a otras estrellas para continuar su consumo una vez la estrella que les sirve de anfitriona muere. La materia a su alrededor les era tan insignificante que su apetito voraz no llegó a percibirla como alimento. Son capaces de interactuar con el mundo físico gracias a la tecnología de los Necrontyr, la cual transfirió sus conciencias a cuerpos hechos de metal viviente conocidos como necrodermis. Los C'tan utilizaron el odio de los Necrontyr hacia las ancestrales especies conocidas como los Ancestrales para ayudarles a reunir la energía más apetitosa de los seres vivos, la cual ansían.

Los C'tan odian la Disformidad y las energías psíquicas relacionadas con ella (aun cuando ansían las energías vivientes de los seres orgánicos), por lo que obligaron a los Necrones a construir una serie de pilones en el planeta Cadia, así como en otros mundos a través de varios sectores del Segmentum Obscurus. La misión de estos pilones, una vez estuvieran completos, sería evitar por completo el acceso al Inmaterium desde el universo material, destruyendo con ello por completo el alma de cualquier criatura viviente y dejando el resto de la vida en la galaxia como alimento para los C'tan.

Fueron los C'tan quienes diseñaron el proceso de Biotransferencia para los Necrontyr, transfiriendo loa consciencia de sus protegidos a cuerpos inmortales compuestos de metal viviente. Sin embargo, el proceso de biotransferencia también transformó a los Necrotyr en Necrones, entes sin alma y con dificultades para obtener placer de cualquier cosa, siendo incapaces de disfrutar jamás su inmortalidad. Tras el fin de la Guerra en el Cielo contra los Ancestrales los Necrones, liderados por el Rey Silente Szarekh, se rebelaron exitosamente contra los Dioses Estelares. Aquellos C'tan que sobrevivieron a la revuelta fueron descompuestos en los ahora conocidos como Fragmentos de C'tan, que eran más simples de contener y aprisionar dentro de los laberintos teserácticos. Hoy en día, tras el inicio del Gran Despertar de los Necrones a mediados del M41, estos Fragmentos son utilizados por las Dinastías Necronas como una de sus más grandes y poderosas armas en el campo de batalla. Pese a todo, también existe la posiblidad de que los C'tan prisioneros escapen de sus captores, lo que desencadenará una terrible venganza que se abatirá por igual sobre sus captores y sobre los inocentes.

Historia[]

Orígenes[]

Se dice que el nacimiento de los dioses estelares tuvo lugar durante la creación del mismísimo universo, formado por desmedidas energías desatadas en una agitada masa de fuerza inimaginable. Durante este anárquico entretejido, el mar de estrellas comenzó a arremolinarse y a tomar forma; y, durante un tiempo, el universo no fue más que una mezcla de gas caliente y polvo gobernada por las incomprensibles fuerzas de billones de jóvenes soles. Mucho antes, los planetas se habían formado y enfriado y las primeras entidades conscientes de su propia existencia emergieron de los mares de plasma y de las colosales llamaradas de los propios soles.

En eras posteriores, estas criaturas llegarían a conocerse como los C'tan, pero durante este periodo de su existencia en poco se parecían a las terroríficas entidades en las que se convertirían tiempo después. Mamaron como monstruos parasitarios de los indiferentes padres que los trajeron a la vida, con lo que acortaron la existencia de los soles en innumerables milenios. Con el tiempo, estos vampiros estelares aprendieron a volar con diáfanas alas de flujo magnético y abandonaron sus hogares natales para dirigirse en busca de nuevos lugares donde alimentarse, lugares en los que iniciar nuevamente el ciclo. No prestaron atención a los fragmentos de materia sólida junto a los que pasaron cuando viajaban por el espacio, puesto que los fuegos internos y el pulso electromagnético de estos planetas recién creados no constituían un alimento suficiente siquiera para despertar su ansia devoradora.

Los Necrones y las Primeras Guerras de Secesión[]

La raza que se convertiría en lo que actualmente se conoce como "Necrones" empezó su existencia bajo el signo de una estrella terrible, implacable, millones de años antes de que la Humanidad hiciese su aparición en Terra. Asolados constantemente por vientos solares y tormentas de radiación, los Necrontyr, seres de carne y hueso, se fueron convirtiendo en un pueblo mórbido, con un ciclo vital corto y precario. Sus Dinastías estaban fundadas sobre el principio de la aceptación de la muerte: los vivos eran únicamente considerados residentes temporales que recorrían durante un corto plazo los sepulcros y las tumbas de sus ancestros.

Incapaces de encontrar la paz en su propio planeta, los Necrontyr se lanzaron casi a ciegas hacia otros mundos. Equipando sus lentas y antiguas naves con criptas de estasis, empezaron a colonizar otros planetas. Poco a poco, las Dinastías Necrontyr se fueron expandiendo por el espacio, hasta que gran parte de la galaxia quedó sometida a su dominio.

El tiempo pasó, y los Necrontyr tuvieron que enfrentarse a nuevos conflictos. A medida que sus territorios crecían y se hacían más diversos, la unidad que los había hecho fuertes como raza empezó a resquebrajarse, y se desataron amargas guerras en las que provincias enteras lucharon entre sí para lograr la independencia. Finalmente, la Triarca (el consejo de gobierno de los Necrontyr) se dio cuenta de que la única esperanza de unidad era entrar en conflicto con un enemigo externo, pero existían pocas razas que pudieran suponer una amenaza creíble. Solo los Ancestrales, que habían sido la primera vida inteligente de la galaxia, suponían un enemigo lo bastante importante como para poder unificar a los Necrontyr en una causa común. Dicha guerra sería muy sencilla de justificar, pues los Necrontyr nunca habían perdonado a los Ancestrales que se negasen a compartir con ellos los secretos de la vida eterna. Así pues, la Triarca declaró la guerra a los Ancestrales. Al mismo tiempo, ofrecieron la amnistía a todas las Dinastías secesionistas que se mostrasen dispuestas a volver al redil. Tentados por las promesas de inmortalidad y por la posibilidad de obtener grandes botines de guerra, los reinos separatistas abandonaron la rebelión, y dio comienzo la Guerra en el Cielo.

La Guerra en el Cielo[]

Los detalles de las terribles campañas que siguieron podrían llenar de tomos una biblioteca, pero la verdad que subyacía bajo aquellos conflictos era una y simple: los Necrontyr no podrían ganar nunca. Su superioridad numérica y tecnológica era constantemente superada por la maestría de los Ancestrales en el manejo de los portales de la Telaraña. En apenas unos siglos, los Necrontyr fueron obligados a retirarse hasta que no fueron más que una pequeña molestia, un peligro desactivado y confinado a un puñado de mundos caídos en el aislamiento y el olvido. Ante la perspectiva de la derrota, la unidad de los Necrontyr empezó a fracturarse una vez más. La idea del enemigo común ya no tenía ningún peso para mantener unidas a las Dinastías. Innumerables generaciones habían vivido y muerto al servicio de una guerra imposible de ganar, y de hecho muchas Dinastías hubiesen tratado de pactar la paz si la Triarca se lo hubiera permitido.

Así fue cómo empezó la segunda encarnación de las Guerras de Secesión, aún más largas y devastadoras que cualquier conflicto que los Necrontyr hubiesen afrontado antes. Llegado ese punto las Dinastías se habían fraccionado tanto que, si los Ancestrales hubiesen querido, podrían haber exterminado a toda la raza Necrontyr con facilidad. La Triarca, enfrentada al total colapso de su imperio, empezó a buscar desesperadamente un modo de restaurar el orden. En ese aspecto sus plegarias fueron escuchadas, aunque el precio que deberían pagar por ello sería incalculable.

La llegada de los C'tan[]

CTan El Embaucador Mephetran Necrones Wikihammer

Mephet'ran el Embaucador.

Fue durante el reinado de Szarekh cuando los poderosos seres de energía cuasi-divinos conocidos como C'tan amenazaron por primera vez a los Necrontyr. Resulta imposible asegurar a ciencia cierta cómo se encontraron ambas razas por primera vez, pues todos los relatos e informes al respecto de dichos eventos son engañosos, contradictorios y subjetivos. Los polvorientos archivos de Solemnace aseguran que fue por accidente, un descubrimiento azaroso llevado a cabo por una sonda estelar durante la investigación de una estrella moribunda. El Libro de la Noche Lúgubre, que es guardado bajo férrea vigilancia en el santuario más protegido de la Biblioteca Negra, cuenta que el odio puro que los Necrontyr sentían por los Ancestrales resonaba por todo el espacio, actuando como una señal que los C'tan no podían ignorar. En todo caso, ocurriese como ocurriese ese primer contacto, lo que sí se sabe a ciencia cierta es que la sombra de los C'tan cayó en primer lugar sobre las Dinastías más antiguas. Algunos Necrontyr buscaron activamente el favor de los C'tan, y para ello supervisaron la forja de cuerpos de metal viviente que pudiesen contener la nebulosa existencia de aquellos "dioses estelares". Así ataviados, los C'tan adquirieron el aspecto de los semiolvidados dioses Necrontyr, ocultando sus verdaderos deseos e intenciones bajo una capa de aparente servilismo y sumisión ciega.

De este modo uno de los C'tan se presentó ante el Rey Silente, actuando en calidad de emisario ante la inminente llegada de sus hermanos. Entre los de su raza, este C'tan en particular era conocido como "el Embaucador", por su personalidad traicionera. El Rey Silente no conocía la verdadera naturaleza del C'tan, y por lo tanto concedió audiencia a la criatura. El Embaucador habló de una guerra, librada entre los C'tan y los Ancestrales mucho antes del nacimiento de los propios Necrontyr. Según dijo, había sido una guerra que los C'tan habían perdido. Tras ella, y temiendo la venganza de los Ancestrales, él y sus hermanos se habían ocultado, y desde entonces estaban esperando el día en que pudiesen encontrar aliados que por fin les permitieran rendir cuentas con sus enemigos. A cambio de esa ayuda, El Embaucador aseguró al Rey Silente que los C'tan proporcionarían a los Necrontyr todo lo que deseaban. La unidad de su raza volvería a ser una realidad, y la inmortalidad que habían buscado durante tanto tiempo estaría finalmente a su alcance. El Embaucador insistió en que no les pedirían ningún pago adicional por esas grandes bendiciones, pues no era más que su manera de dar las gracias a unos aliados tan valiosos como ellos.

Así habló el Embaucador, ¿y quién puede asegurar qué partes de sus historias eran ciertas y cuáles no? Ni siquiera se conoce lo que sabía él mismo, pues el engaño se había vuelto tan natural en su existencia que según parece ya no era capaz de reconocerlo. Fuera como fuese, sus palabras calaron en Szarekh quien, al igual que les había pasado a sus ancestros, lamentaba profundamente las divisiones internas que estaban aniquilando a su pueblo. Durante muchos meses debatió el asunto con la Triarca y los nobles de su Corte Real. A lo largo de todo el proceso, la única voz disidente fue la de Orikan el Adivinador, el astrólogo de la corte, previniendo de que aquella alianza traería sin duda una era de renacimiento y gloria, pero también destruiría para siempre el alma del pueblo Necrontyr. Aun así el deseo y la ambición superaron rápidamente a la cautela, y la profecía de Orikan fue despreciada. Un año después de que el Embaucador presentara su propuesta, la Triarca la aceptó. Y de ese modo condenó a toda su raza por los siglos de los siglos.

Biotransferencia[]

Tras sellar el pacto entre los Necrontyr y los C'tan, los dioses estelares revelaron por fin la forma que tomaría la inmortalidad, y así comenzó la llamada "Biotransferencia". Colosales bio-hornos rugieron día y noche, consumiendo los débiles cuerpos de carne y reemplazándolos con resistentes formas de metal viviente. Mientras las ciclópeas máquinas trabajaban llevando a cabo la biotransferencia, los C'tan se arremolinaban en torno a ellas para beber de su torrente de energía vital desechada, haciéndose cada vez más fuertes.

Mientras Szarekh contemplaba a los C'tan darse un banquete con la esencia vital de su gente, se dio cuenta del terrible alcance del error que había cometido. En muchos aspectos se sentía mejor de lo que se había sentido en décadas, habiendo dejado atrás las incontables incomodidades e incertidumbres de la vida orgánica. Su nuevo cuerpo de máquina era mucho más poderoso que la frágil forma que le había sostenido desde hacía tanto tiempo, y sus pensamientos eran más rápidos y claros que nunca. Y aun así, su mente se veía turbada por un vacío indescriptible, su espíritu era presa de una oquedad que desafiaba cualquier explicación racional. En ese momento, supo con una gélida certeza que el precio pagado por su inmortalidad física había sido la pérdida de su alma. Con gran tristeza, el Rey Silente contempló el destino al que había llevado a su pueblo: los Necrontyr se habían extinguido, para renacer como los desalmados Necrones.

Aun así, pese al terrible precio pagado, la Biotransferencia cumplió todo lo prometido por los C'tan. Hasta los Necrontyr de más baja estofa se vieron bendecidos con la inmortalidad: ni la edad ni la radiación podían ya erosionar sus nuevos cuerpos, y solo las más terribles heridas eran capaces de destruirlos por completo. De un modo similar, los Necrones disfrutaban de una unidad que los Necrontyr jamás habían conocido (aunque se hubiese logrado mediante la tiranía, no mediante el consentimiento). El proceso de biotransferencia había integrado protocolos de mando en cada mente, garantizando a Szarekh la lealtad total y absoluta de sus súbditos. Al principio el Rey Silente abrazó sin reparos esta unanimidad, pues era una mejora evidente respecto al caos de los años anteriores. Sin embargo, a medida que transcurría el tiempo empezó a verla cada vez más como una carga, pero aun así no se atrevió a anular los protocolos de mando por temor a que sus súbditos se volvieran contra él, buscando venganza por la terrible maldición a la que los había abocado.

Los Ancestrales derrotados[]

Con los C'tan y los Necrones luchando codo con codo, los Ancestrales estaban ahora condenados a la derrota. Los C'tan, energizados gracias a la fuerza vital que habían absorbido de los Necrontyr, se volvieron casi imparables, liberando fuerzas más allá de toda comprensión. Hubo planetas arrasados, soles extinguidos y sistemas estelares devorados por agujeros negros generados por los poderes que tenían aquellos dioses estelares para deformar la realidad. Las legiones de Necrones se abrieron por fin camino al interior de la Telaraña, y cayeron sobre los Ancestrales en cada rincón de la galaxia. También pusieron bajo asedio las fortalezas de los aliados de los Ancestrales, cosechando la energía vital de sus defensores para alimentar con ella a sus amos. Finalmente, acosados tanto por los C'tan como por los calamitosos poderes de la Disformidad que ellos mismos habían liberado por error, los Ancestrales fueron derrotados, quedando esparcidos en pequeñas bolsas y siendo finalmente exterminados por completo.

La traición del Rey Silente[]

Durante las últimas fases de la Guerra en el Cielo, Szarekh se dedicó a esperar el momento justo en que los C'tan se volvieran vulnerables. Pese a que la totalidad de la raza Necrona estaba bajo su mando, sabía que no podría oponerse a los C'tan mientras estos permaneciesen en la cúspide de su poder. E incluso si lo hacía y lograba tener éxito, entonces los Necrones se encontrarían ante la tesitura de tener que finalizar la Guerra en el Cielo ellos solos.

No, antes de poder vengarse contra los C'tan por el horror que habían provocado, los Ancestrales debían ser derrotados. Así pues, cuando los C'tan ganaron finalmente su gran guerra, la alegría por la victoria les duró bien poco. Con uno de sus odiados enemigos finalmente derrotado, y el otro agotado tras una trabajada victoria, el Rey Silente decidió por fin iniciar la revuelta de los Necrones.

En su arrogancia, los C'tan no se dieron cuenta del peligro hasta que fue demasiado tarde. Los Necrones concentraron las inimaginables energías del universo viviente creando armas demasiado poderosas incluso para los C'tan. Sin embargo, los C'tan eran criaturas inmortales nacidas de las estrellas, parte misma del tejido fundamental de la realidad, y por tanto casi imposibles de destruir. De ese modo lo que ocurrió fue que cada C'tan, en vez de morir, quedó destrozado en miles de fragmentos. Sin embargo aquello no era suficiente para el Rey Silente, de hecho él ya sabía que la completa aniquilación de los C'tan era imposible, y había trazado sus planes de acuerdo con ello: cada Fragmento de C'tan fue encerrado en un laberinto teseráctico, como si fuera un genio en una botella. Aunque el coste de la victoria había sido elevado (millones habían sido destruidos como consecuencia de la rebelión, incluyendo a toda la Triarca excepto al Rey Silente), los Necrones habían conseguido volver a hacerse dueños de su propio destino.

Fragmentos de C'tan[]

Fragmento de C'tan Trascendente Necrones 6ª Edición miniatura

Fragmento capturado de C'tan.

Artículo principal: Fragmentos de C'tan.

Los Fragmentos de C'tan son restos de lo que una vez fue un dios estelar de los Necrones. Ahora solo son ecos de ellos mismos, astillas de energía que sobrevivieron a la traición de sus antiguos sirvientes y fueron esclavizados uno por uno. La mayoría languidecen ahora en la inquebrantable servidumbre hacia sus antiguos vasallos, completamente incapaces de actuar sin sus órdenes. Cuando un C'tan se rebela, o cuando algún defecto provoca la liberación, el sistema antifallos se activa automáticamente, devolviendo a la criatura a su tumba para permanecer allí por muchos siglos terranos hasta que los Necrones decidan recurrir a sus servicios de nuevo, a pesar de sus numerosas reticencias a usarlos. A pesar de que la posibilidad de escapar es remota, esa probabilidad existe, así que deberá ser un momento verdaderamente oscuro para la causa Necrona para que los laberintos teserácticos sean abiertos y suelten de nuevo a los C'tan en la Galaxia. En el lejano M41, los enemigos de los Necrones solo se han encontrado con dos tipos de Fragmentos, los pertenecientes a Aza'gor el el Portador de la Noche y a Mephet'ran el Embaucador.

Incluso a pesar de estar ahora reducidos y totalmente encadenados, los Fragmentos de C'tan son seres de poder casi ilimitado. Pueden manifestar estallidos de energía, controlar las mentes de seres menores, manipular el flujo temporal y expulsar enemigos a otras dimensiones. De hecho, las habilidades de un Fragmento de C'tan solo están limitadas por dos cosas: su imaginación, que es inmensa, y los trémulos recuerdos del ser del que solía formar parte. Aunque ningún Fragmento de C'tan por sí solo puede recordar por completo el ser omnipotente que solía ser, cada uno conserva la personalidad y el orgullo de aquel ser más vasto y poderoso. Aunque un Fragmento de C'tan tenga el poder de reducir un tanque a escoria fundida con un simple gesto, puede que simplemente no se le ocurra hacerlo, pues la entidad original hubiera afrontado la situación por otros medios, como disolver a la tripulación en el flujo primordial del que evolucionó su especie, o engañándola para que ataque a sus propios aliados. La única forma de derrotar a un C'tan es quebrar su necrodermis, la forma de metal viviente que encierra su esencia energética. Si la necrodermis sufre daños, el Fragmento de C'tan explota en un pulso de energía cegadora y su ser es dispersado a los vientos solares galácticos.

Aunque es cierto que muchos Fragmentos de C'tan están ahora sometidos al servicio de los Necrones, esto no se aplica en absoluto a todo el panteón de C'tan. Se pueden escuchar rumores de seres similares a C'tan por toda la galaxia, aunque muchos se refieren a otras entidades que exhiben poderes deformadores de la realidad. De hecho, cualquier ser, ya sea un Demonio de la Disformidad, una forma de vida energética o un alienígena con tecnología avanzada, puede ser confundido con un C'tan si el observador es primitivo, crédulo o simplemente malinformado. Esta información discrepante causa una gran confusión sobre el número y la naturaleza exactos de los C'tan supervivientes, incluso entre los Eldars. Los registros de la Biblioteca Negra contradicen los de Ulthwé, que a su vez chocan con los archivos de Alaitoc. En la galaxia actual podría haber cuatro C'tan, cuatro mil o cualquier cifra intermedia. No obstante, todos los Eldars están de acuerdo en que las migajas de conocimiento que posee el Imperio de la Humanidad son tan confusas e incompletas que con cada nuevo descubrimiento se alejan de la verdad. Cualquiera que busque pruebas de la existencia de un C'tan puede descubrirlas con facilidad, pero esto dice más de la mentalidad del investigador que del valor de las "evidencias".

C'tan Trascendentes[]

Cripta Teseráctica Fragmento C'tan

C'tan Trascendente contenido en una Cripta Teseráctica de la Dinastía Sautekh.

Los C'tan Trascendentes son todo lo que queda de los poderosos dioses estelares de antaño. Son una sombra de su antiguo ser, fragmentos de energía que sobrevivieron a la traición de los Necrones y fueron encerrados en laberintos teserácticos. Tecnologías arcaicas mantienen a estos seres encadenados a la voluntad de sus amos Necrones, obligándoles a obedecer y reduciéndolos a un ínfimo eco de su antigua majestad. Pero incluso en tal estado de debilidad y cautiverio, los C'tan Trascendentes son entidades de un poder inmenso: pueden manifestar ráfagas de energía, controlar las mentes de seres inferiores, manipular el devenir del tiempo y enviar al enemigo a realidades alternativas. Por todo esto, los C'tan son esclavos reacios y suelen contravenir los deseos de sus amos; prefieren matar al enemigo por el medio que creen más adecuado y no el que más agrade a su captor.

Otros son desplegados en el interior de una Cripta Teseráctica a fin de encauzar su poder para alimentar armas de gran poder destructivo.

C'tan conocidos[]

Los C'tan cuya existencia en el M41 se ha confirmado son los siguientes:

  • Iash'uddra, el Enjambre Infinito - No se sabe nada actualmente de este C'tan, salvo que existe.
  • Kalugura - Kalugura es un C'tan que fue capturado y convertido en Fragmentos. Antaño era una horrible máquina de destrucción, pero por algún motivo desconocido el Rey Silente Szarekh ordenó que se le enterrara en el planeta Kalugura hace eones y no ha vuelto ha ser desplegado.
  • Yggra'nya, el Moldeador de Mundos - Un C'tan cuyos pensamientos eran capaces de destrozar y reformar un planeta entero con un aspecto más agradable a sus ojos.

Otros datos[]

Asesina Callidus wikihammer

Asesina Callidus con hoja fásica C'tan.

  • La principal debilidad de los C'tan es su incapacidad para comprender la Disformidad. Se especula que les resulta imposible sobrevivir en ella, y que en consecuencia son particularmente vulnerables a los poderes psíquicos. También se discute si fueron ellos los que levantaron la red de pilones cadianos con la intención de desconectar esa zona del espacio real del Inmaterium. Es improbable, no obstante, que estos pilones tengan que ver con la existencia del cercano Ojo del Terror, pues esa fisura Disforme no apareció hasta mucho después del inicio del Gran Letargo de los Necrones y los C'tan. También existe un objeto Necrón de función desconocida en la Jungla Ecuatorial del mundo colmena de Armageddon.

Podcast[]

Wikihammer-LVDH v2

Fuentes[]

Extraído y traducido de Wikihammer 40K UK.

  • Black Crusade: Hand of Corruption (Juego de Rol).
  • Codex: Eldars (2ª Edición).
  • Codex Imperialis (2ª Edición).
  • Codex: Necrones (Ediciones 3ª, 5ª y 7ª).
  • White Dwarf nº 191 (Edición inglesa).
  • Apocalipsis.
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