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"¡Catafractos! ¡Hoy luchamos por el Imperio y por Su honor! ¡No paréis, no desfallezcáis! ¡Somos los Catafractos, y somos invencibles portadores de Su don!"
Bradmore Kialas


Bradmore Kialas fue el Capitán de la 5ª Compañía de los Martillos de Wikia desde el 818.M41 hasta el 849.M41, cuando quedó malherido durante el abordaje de Korzarioz Orkos del Crucero de Asalto Palabra de Nyumba. Tras ello fue confinado en un Dreadnought.

Historia

Orígenes y reclutamiento

Bradmore era originario del Mundo Feudal de Pras VII. Nacido en la élite social y militar de su sociedad, fue elegido para el Capítulo debido a que los miembros de su casta eran guerreros natos, con una forma física superior a la media humana y un sentido de la lealtad inquebrantable. Aunque creció dentro del Capítulo, desarrolló el carácter arrogante y a la vez leal que caracteriza a la nobleza de su planeta natal.

Fue destinado a las Escuadras de Motocicletas, gracias a la habilidad de su casta para montar a caballo (pensó que no debía de ser muy distinto). Utilizaba más su espada de energía que los bólteres de su motocicleta y solía cargar contra el enemigo sin dudarlo, llegando muchas veces a atropellar a la primera línea. Detestaba especialmente a los Devastadores, pues para él las armas de combate a distancia eran para cobardes, y la verdadera gloria estaba en el cuerpo a cuerpo.

Era uno de los miembros más antiguos de la 5ª Compañía y dirigía al escuadrón de motocicletas "Catafractos", veteranos especializados en cargar contra el enemigo montados sobre potentes motos personalizadas con heráldica del Capítulo, empuñando espadas de energía y escudos blindados con las insignias de los Martillos de Wikia.

Pese a su ya mencionada arrogancia, cumplía sin rechistar y con eficacia las órdenes de sus superiores. Portaba insignias personales para honrar a su planeta de origen y a su casta: el escudo de su familia pintado en su hombrera derecha, un casco que seguía el diseño tradicional de la nobleza de su planeta (del mismo material que la servoarmadura) y una espada de energía forjada a partir del diseño del "Duplehander", la espada más utilizada por su casta. El Duplehander consiste en una espada de doble filo y bastante puntiaguda de un metro y medio, con un mango hecho para poder ser cogido por dos manos, aunque normalmente se usa con una.

Capitán de la 5ª Compañía

Kialas comandó a los Catafractos durante tres gloriosas décadas, llenas de victorias que no hacían más que aumentar su prestigio en el Capítulo y, cómo no, su inagotable orgullo. Sus arriesgadas y heroicas hazañas eran leyenda común entre todos los miembros del Capítulo, e incluso habían llegado a oídos del Círculo Interior, haciendo crecer aún más la (ya de por sí grande) reputación del arrogante Bradmore Kialas. Tal fue la fama que llegó a alcanzar como espadachín e incansable ejecutor de Su voluntad, que el mismísimo Lord Eledan, Señor del Capítulo, le regaló una espléndida espada de energía hecha por Sven Sannlar, venerable Señor de la Forja del Capítulo. Kialas vivía en su paraíso particular, codeándose con personajes de renombre del Capítulo y llevando a sus Catafractos a la primera línea de combate.

Sin embargo, el verdadero ascenso de Bradmore llegó junto a su puesto en la campaña de Avalos, en el marco de la Cruzada de Achilus, donde él y sus Catafractos ocuparon un puesto de honor junto a Lord Eledan, el cual combatió junto con su Guardia de Honor y la 5ª Compañía, comandada por el Capitán Ahroa Denix. Las batallas en los peligrosos campos de tierra muerta rezumante de gas tóxico de Avalos contra la Flota Enjambre Dagon no hicieron más que cosechar victorias para Kialas y la 5ª Compañía, llegando al punto en el que Eledan le ofreció un puesto en su escolta como su guardaespaldas personal durante la campaña. Bradmore rechazó con educación la oferta, pues prefería comandar a sus tropas al combate. Además, servir directamente a alguien era impensable para Kialas. 

No menos de treinta Guerreros Tiránidos cayeron bajo su relampagueante acero, e incontables seres menores perecieron bajo las duras llantas de su montura durante uno de los últimos combates sobre Avalos. Incluso logró abatir a un Tirano de Enjambre en un combate singular en el que su antebrazo izquierdo fue amputado por las terroríficas fauces de la bestia. Kialas no solo ganó una gran cantidad de cicatrices durante esta memorable batalla, sino también la Estrella de Terra, una de las condecoraciones más importantes que un siervo del Imperio puede ganar. Tras la batalla, Bradmore caminó frente las filas de los Guardianes de la Tormenta, quienes también estaban presentes en la campaña, desafiándolos a duelo y autoproclamándose mejor espadachín de todo el Adeptus Astartes.

Los Guardianes de la Tormenta ignoraron sus bravuconerías, razón por la cual Kialas se enfureció sobremanera y desafió personalmente a uno de los campeones Guardianes de la Tormenta a participar contra él en una competición que tomaría lugar en el siguiente combate. El objetivo era simple: el que matase la bestia más grande sería el vencedor. La soberbia del Guardián de la Tormenta debía de estar a la altura de la del veterano Martillo, pues aceptó el reto sin dudarlo, sin pedir más recompensa que la del honor que la victoria en aquella empresa le concedería. Eledan no consideraba aquella competición como algo ético, pues ambos estaban en el mismo bando, pero aquello mantendría la mente de Bradmore concentrada en el combate, lo cual siempre era una gran ventaja.

Así pues, la batalla no tardó en llegar y, encomendándose al Emperador, Kialas cargó contra la enésima marea de Harpías, gritando su nombre completo (títulos nobiliarios incluidos) en su idioma materno y estremeciéndose de emoción por el gran enfrentamiento que le esperaba. Decenas de xenos fueron desgarrados por las descargas de bólter, y las ruedas de su montura aplastaron huesos tiránidos hasta pulverizarlos y las púas venenosas que las criaturas disparaban chocaban inútilmente contra su imparable escudo y su imponente servoarmadura. Pero no se detuvo para combatir, siguió avanzando, disparando los bólteres de su moto sin descanso. 

El campeón de los Guardianes de la Tormenta no fue menos y se abrió paso entre la muchedumbre tiránida con diestros mandobles y letales estocadas, atravesando sin piedad la dura quitina y destrozando los deformes huesos de las criaturas que enfrentaba. Él y un puñado de astartes abrieron una importante cuña en la marea tiránida, abriendo paso al resto de las fuerzas.

Pero aquella brecha no era comparable con la que Kialas había creado. Cercenando xenos con su magistral espada y apisonándolos bajo el peso combinado de su moto y su armadura, había desorganizado el ataque tiránido y acabado con gran cantidad de sus integrantes. Entonces, el premio salió a la vista.

La tierra estalló en mil pedazos en el punto donde un gigantesco Trigón emergió de ella. La bestia era inmensa, incluso para los elevados estándares de su raza. Multitud de garras quitinosas en forma de guadaña surcaban toda su alargada forma y placas óseas cubrían su cuerpo sin dejar ningún punto débil a la vista. Las miradas de Kialas y el Guardián de la Tormenta se posaron sobre la abominación. Ambos se pusieron en camino hacia el Trigón, avanzando sin miedos ni titubeos mientras blandían sus poderosas espadas en amplios arcos, seccionando a los enemigos que acudían a cortarles el paso en medio de espesas nubes de corrosiva sangre verde.

Kialas cargó a lomos de su montura hacia el titánico monstruo. El motor de su moto rugía con la furia imparable del Emperador y su espada refulgía con pura energía de destrucción mientras pasaba por encima de las filas de Gantes y abatía a los Guerreros Tiránidos con ráfagas explosivas de Bólter. Cuanto más cerca del Trigón estaba, más aumentaba su velocidad. Bradmore sonrió, sabedor de que el campeón Guardián de la Tormenta no podría igualar su velocidad. Dos guerreros tiránidos aparecieron de repente enfrente suyo, bloqueándole el paso hacia su trofeo, pero no se dejó amedrentar y, antes de que los xenos pudieran abrir fuego con sus repugnantes armas simbiontes, uno de ellos yacía en el suelo, decapitado por los disparos de su Pistola Bólter. Saltó hacia arriba utilizando el cadáver del alienígena como rampa y guillotinó al engendro restante con un potente tajo de su formidable espada mientras aún estaba en el aire.

Cuando aterrizó, el Trigón ya no estaba. 

Maldiciendo en voz baja y girando para esquivar las descargas de pinchos que disparaban los Termagantes, volvió sobre sus pasos en busca de su objetivo. La tierra se sacudió de nuevo y apareció el Trigón justo detrás de Kialas, abriendo la tierra de par en par y haciendo saltar cascotes por todos lados, aplastando incluso a otros tiránidos menos afortunados que estaban en su camino. Uno de los colmillos del monstruo atravesó la moto del veterano de lado a lado, haciéndole saltar de ella antes de que explotara, arrancándole el diente al Trigón. Kialas sabía que era su única oportunidad para acabar con la criatura, y no la iba a desaprovechar. Era Bradmore Kialas, y siempre ganaba. Mientras caía a plomo hacia su boca plagada de dentados colmillos, sacó sus dos Bombas de Fusión de su soporte en el cinturón y las activó, lanzándolas posteriormente a la negrura de las fauces xenos.

Pero siguió cayendo sin remedio, y cuando los dientes del Trigón rechinaron al juntarse, todos los Astartes contuvieron la respiración, expectantes, pero no por ello dejaron de luchar. Desde el fragor del combate, Eledan sintió una punzada de pesar por el recién devorado Kialas, y Ahroa maldijo a voz en grito mientras destripaba un Genestealer tras otro con sus garras relámpago. Los Catafractos aceleraron, atacando con más fuerza aún, instigados por la ira que les producía la muerte de su líder. El campeón Guardián de la Tormenta dedicó una oración en voz baja al alma de su oponente caído, sin despegar la vista del combate que estaba acaeciendo a su alrededor.

Sin embargo, citando las palabras del mismo Kialas, "un simple engendro Tiránido no puede lidiar con la leyenda andante de los Martillos de Wikia". Cuando las Bombas de Fusión estallaron, se llevaron por delante todo el interior del Trigón, desencadenando un infierno en sus entrañas. Sólo el Emperador sabe los horrores que el Catafracto padeció en aquel momento. El cuerpo sin vida de la bestia cayó contra el suelo, provocando un gran temblor y la pérdida del equilibrio de muchos combatientes. Las fauces del Trigón se abrieron, y de ellas manó un torrente de sangre, huesos semicarbonizados y una servoarmadura de curiosa decoración cubierta de magulladuras. Una servoarmadura que, sin lugar a dudas, pertenecía a Kialas. Emergió de entre las mandíbulas del monstruo con la espada en alto y la vista puesta en el cielo, con su antebrazo biónico humeando mientras era consumido por la sangre corrosiva del Trigón y la armadura magullada y atravesada en el pecho por una astilla de hueso que había empalado su corazón secundario. Esta imagen se ha convertido en el emblema de la 5ª Compañía, y es frecuente verla representada en sus estandartes y vehículos, además de en varias pinturas y frescos de los salones del capítulo.

Entonces los Martillos de Wikia estallaron en gritos de victoria y ánimo, cargando contra los tiránidos con fuerzas redobladas por la milagrosa aparición del legendario espadachín. Y, por su parte, Kialas no se detuvo, ni siquiera a pesar de sus heridas. Continuó avanzando mientras combatía a los tiránidos, en completo silencio, sin más sonido que el de su acero cortando quitina, carne y hueso.

El combate finalizó tres horas después, cuando todo rastro de la infección tiránida quedó borrado de la Península del Ojo Muerto. Las filas del Adeptus Astartes rompieron en gritos de júbilo, pero no fue, ni mucho menos, un final feliz. El Capitán de la 5ª Compañía de los Martillos de Wikia, Ahroa Denix, había caído en combate.

Su muerte fue un duro golpe para todo el capítulo, e incluso los Guardianes de la Tormenta se dignaron a expresar sus condolencias a los Martillos de Wikia. Pero una pérdida semejante debía ser reemplazada con rapidez para que la cadena de mando se mantuviera, y, entre los dirigentes del Capítulo y los elementos de la 5ª Compañía, se buscó a los candidatos más aptos para el puesto. Uno de ellos fue, por supuesto, el famoso líder de los Catafractos: Bradmore Kialas. El otro fue Decht Despër, Sargento Veterano que lideraba la Escuadra de Asalto Despër, la más famosa y reconocida de toda la 5ª Compañía después de los Catafractos. Decht procedía del condado Arhadd de Nuavik, en Nyumba. Era el hijo del gobernador del condado y, como tal, se encontraba en la misma posición social y moral que Kialas, quien también procedía de una familia noble. Así, era de esperar que entre ambos veteranos se cerniese la sombra de la rivalidad. 

Convertirse en Capitán significaba retomar el puesto que les correspondía según su linaje, y ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder ante su oponente, no solo por el valor personal que tenía tal rango, si no también por el honor que ambos tanto valoraban. Viéndose en tal situación, Lord Eledan reunió al Círculo Interior para hallar una solución equitativa para ambas partes.

Aresius Keltar, señor del Librarium, se negó en rotundo a cederle el puesto a uno de los dos sin antes disputar una prueba, de manera que ambos candidatos tuvieran opciones. El Maestro de Santidad, Lohannes Mus, rechazó tal propuesta, pues creía firmemente en la valía de Kialas, quien, según él, había sido bendecido por el mismísimo Emperador. El turno le llegó a Eledan, y, estando de acuerdo con Keltar, convino con él que lo mejor sería que Despër y Kialas disputaran una prueba a su elección.

En cuanto se les comunicó el procedimiento a seguir a los dos candidatos, ambos estuvieron más que de acuerdo en disputar un duelo a primera sangre, tal y como las costumbres feudales de los dos dictaban. Se preparó un ruedo de combate con muros bajos de piedra, según la tradición Nuavik, y rodeado de antorchas siguiendo las leyes prasianas. El duelo se celebró tres días después de la batalla de la Península del Ojo Muerto, una vez las heridas de ambos contendientes sanaron. 

Kialas caminó, confiado, hacia su oponente, sabedor de estar en su territorio. Asió su Escudo Tormenta con la mano izquierda y desenvainó su espada con la derecha, clavándola en el suelo al llegar a su posición para ajustarse los correajes de su coraza, hecha para imitar a las tradicionales de Pras VII y fabricada exclusivamente para aquella situación. Decht dio un paso al frente y saludó al estilo de los Martillos de Wikia, situándose el puño derecho a la altura del pecho. Bradmore correspondió a su saludo y le dedicó una arrogante sonrisa desde detrás de su yelmo. 

En cuanto el duelo comenzó, los Astartes que habían acudido a presenciar la contienda (entre ellos los Catafractos y la Escuadra Despër) entre tan legendarios personajes, vitorearon los nombres de ambos, mientras ellos lanzaban continuamente diestros tajos y precisas estocadas que solo podían bloquear gracias a la experiencia acumulada durante tantas décadas de ilustre servicio. Durante la primera media hora, tanto Kialas como Decht se limitaron a probar a su contrincante, dirigiendo golpes engañosos o intentando derribarle para ganar el duelo con una estocada sin demorarse más. Pero la habilidad con la espada de Decht estaba casi a la altura de la del Catafracto, con lo cual le fue imposible conseguir una victoria rápida. Viendo que no podía ganar por la fuerza bruta, decidió usar su intelecto. Y su respuesta fue ni más ni menos que arriesgarlo todo. Descargó un par de rápidas estocadas sobre Despër, haciéndole perder el equilibrio. Habiendo conseguido un instante de vulnerabilidad en su oponente, Kialas hizo algo que nunca creería que haría: lanzó su Escudo Tormenta contra el de Decht.

La reacción que esto causó fue más que provechosa para el astuto espadachín, pues el contacto entre ambos campos de fuerza creó un pulso de energía que derribó y aturdió a Despër. Kialas no esperó ni un instante y puso la punta de su espada a la altura de la garganta de su oponente. Él se rindió, reconociendo al prasiano como vencedor y admitiendo que era mejor espadachín que él. A esto le siguieron unos instantes de silencio. Nadie sabía que acaecería entonces. ¿Kialas le ayudaría a levantarse, o le humillaría en público? Conociendo la conducta del Catafracto, incluso algunos pensaron que lo decapitaría ahí mismo. Pero, quizás por un destello de humildad o debido a la certeza de que la amabilidad es también una manera de llamar la atención, ayudó a Decht a levantarse, tendiéndole una mano enguantada en una manopla de acero. El vencido aceptó sin dudar y, una vez en pie, bajó la cabeza ante él en señal de sumisión. Entonces, con una sonrisa afable, Kialas le puso una mano sobre el hombro y le ofreció ser el Portaestandarte de su Escuadra de Mando. A partir de ese momento, Kialas pasó a comandar la 5ª Compañía, dejando al mando de los Catafractos a Alesso Secutore, el segundo Catafracto más antiguo de la escuadra. Regaló a Decht una Armadura Artesanal que pidió fabricar a los Artificieros y él mismo se ocupó de tallar en su hombrera las palabras Kialas Victor, es decir, "Kialas Victorioso".

Para no perder sus costumbres, y continuar siendo la "caballería" de la Compañía, Kialas montó a los miembros de su Escuadra de Mando en motocicletas y los equipó de manera similar a los Catafractos. Su escuadra se compone tan sólo de cuatro hombres: él, su Apotecario Roy Aqquila, el Portaestandarte Decht Despër, y el joven Atreo Signa, pupilo de Kialas y escudero suyo. Además, como recompensa por su ascenso, Lord Eledan le regaló una flamante Armadura Artesanal hecha y decorada especialmente para Kialas. Y, al haber sido su montura destruida durante la batalla de la Península del Ojo Muerto, el señor de los Martillos de Wikia ordenó también construirle una nueva moto acorde a su posición. La nueva montura de Bradmore no pudo complacerle más: habían sustituido los bólteres frontales por rifles de plasma, el frontal había sido reforzado para causar aún más daño al embestir y, además, se le había implantado un campo de energía para proteger al Capitán de la 5ª Compañía. Esta combinación, junto a las habilidades personales de Kialas y su fiel espada Tärving, hicieron de él una verdadera fuerza a tener en cuenta en la batalla.

La masacre del Palabra de Nyumba

Durante el trayecto de vuelta del Mundo Colmena de Helaxis Gamma, donde parte de la 5ª Compañía había participado en la pacificación de un levantamiento mutante particularmente violento, el Crucero de Asalto Palabra de Nyumbra que transportaba a Kialas y sus hombres fue atacado por una flotilla de Korzarioz Orkos.

A pesar de contar con una escolta de la Armada Imperial, el Palabra de Nyumba sufrió graves daños en el combate, y dos de las fragatas escolta de la Armada Imperial fueron destruidas por los piratas alienígenas.

En medio del fragor de la batalla, mientras las descargas masivas de energía y los torpedos surcaban el vacío, que bullía con explosiones y combates de cazas, una de las naves Orkas lanzó una salva de piedroz de abordaje sobre el Palabra de Nyumba, cuyas armas defensivas estaban demasiado ocupadas con los enjambres de cazas xenos como para detener el asalto. 

Los artefactos se abrieron paso a través de escudos y mamparos hasta que dejaron de avanzar, parcialmente destrozados y cubiertos de escombros y restos de cuerpos de los tripulantes que habían estado en medio de su trayectoria. Inmediatamente, una marea verde se apoderó de los niveles inferiores de la barcaza, a pesar de los esfuerzos de los tripulantes y algunos Hermanos de Batalla

Los pielesverdes perdieron cientos de vidas al quedar atrapados y expulsados al vacío en algunas secciones de la nave, cortesía del capitán de la nave. Pero ni siquiera entre los escuadrones de tripulantes armados, los Astartes y las estratagemas del capitán se pudo detener a los alienígenas.

Mientras, el Palabra de Nyumba perdía energía por momentos en medio del atroz combate que estallaba a su alrededor.

Kialas, que había dirigido a su Escuadra de Mando por los pasillos de la barcaza, asegurando todas las zonas que le fueron posibles, organizó una última defensa en la cubierta de habitáculos. Reunió a todos los tripulantes y servidores de armamento que pudo y los distribuyó por la cubierta junto a los Hermanos de Batalla supervivientes de su Compañía.

Hay pocos registros de lo sucedido momentos después, cuando los Orkos irrumpieron en los colosales pasillos abovedados de la cubierta de habitáculos. Los testimonios de los supervivientes coinciden en que la marea Orka arrasó a la primera línea, en la que se encontraba Kialas. Los defensores no lograron hacer retroceder a los alienígenas hasta dos horas después, cuando los arriconaron y dispersaron para eliminarlos sistemáticamente y sin piedad con la ayuda de servidores-lanzallamas.

Cuando llegaron a lo que había sido la primera línea de defensa, se encontraron con los restos sanguinolentos e irreconocibles del Capitán de la 5ª Compañía. 

Sobre una montaña de cuerpos y restos astillados y humeantes, tanto humanos como Orkos, el cuerpo amputado y casi sin vida de Bradmore Kialas se sostenía sobre la única pierna que le quedaba, destrozada de rodilla para abajo. Se apoyaba sobre la punta de su espada, mellada y ensagrentada. Su coraza estaba aguijoneada de agujeros de bala, cortes y destrozos de todo tipo, por los que supuraban sangre y drogas médicas por igual. Restos de cuchillas habían quedado atrapados en las placas de su servoarmadura, tan castigada y machacada que había perdido toda gloria y elegancia. 

Sólo los esfuerzos de los apotecarios y del personal médico de la nave lograron mantener con vida los restos del Capitán, atrapados en una cápsula de estasis, de donde serían sacados más tarde para ser encerrados de nuevo, y por siempre, en el sarcófago de un Dreadnought.

Tärving, su espada de energía, fue depositada en las cámaras sagradas del Sello. Hoy día es una de las reliquias más orgullosas y letales del Capítulo.

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