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El hermano Veterano Bradmore Kialas es originario del Mundo Feudal de Pras VII. Nacido en la élite social y militar de su sociedad, fue elegido para el Capítulo debido a que los miembros de su casta eran guerreros natos, con una forma física superior a la media humana y un sentido de la lealtad inquebrantable. Aunque creció dentro del Capítulo, desarrolló el carácter arrogante y a la vez leal que caracteriza a la nobleza de su planeta natal.

Fue destinado a las escuadras de motocicletas, gracias a la habilidad de su casta para montar a caballo (pensó que no debía de ser muy distinto). Utiliza más su espada de energía que los bólteres de su motocicleta y suele cargar contra el enemigo sin dudarlo, llegando muchas veces a atropellar a la primera línea. Detesta especialmente a los Devastadores, pues para él las armas de combate a distancia son para cobardes, y la verdadera gloria está en el cuerpo a cuerpo.

Es uno de los miembros más antiguos de la 5ª compañía y dirigía al escuadrón de motocicletas "Catafractos", Veteranos de la Vanguardia  especializados en cargar contra el enemigo montados sobre potentes motos personalizadas con heráldica del capítulo, empuñando espadas de energía y escudos blindados con las insignias de los Martillos de Wikia.

Pese a su ya mencionada arrogancia, cumple sin rechistar y con eficacia las órdenes de sus superiores. Porta insignias personales para honrar a su planeta de origen y a su casta: el escudo de su familia pintado en su hombrera derecha, un casco que sigue el diseño tradicional de la nobleza de su planeta (del mismo material que la servoarmadura) y una espada de energía forjada a partir del diseño del ´´Duplehander``, la espada más utilizada por su casta. El Duplehander consiste en una espada de doble filo y bastante puntiaguda de un metro y medio, con un mango hecho para poder ser cogido por dos manos, aunque normalmente se usa con una.


Como capitán de la 5ª Compañía

Kialas comandó a los Catafractos durante tres gloriosas décadas, llenas de victorias que no hacían más que aumentar su prestigio en el Capítulo y, cómo no, su inagotable orgullo. Sus arriesgadas y heroicas hazañas eran leyenda común entre todos los miembros del capítulo, e incluso habían llegado a oídos del Triunvirato, haciendo crecer aún más la (ya de por sí gran) reputación del arrogante Bradmore Kialas. Tal fue la fama que llegó a alcanzar como espadachín e incansable ejecutor de Su voluntad, que el mísmisimo Lord Eledan, señor de los Martillos de Wikia, le regaló una espléndida espada de energía hecha a mano por Sven Sannlar, venerable Señor de la Forja del capítulo. Kialas vivía en su paraíso particular, codeándose con personajes de renombre del capítulo y llevando a sus Catafractos a la primera línea de combate. 

Sin embargo, el verdadero ascenso de Bradmore llegó junto a su puesto en la campaña de Tasgamen, donde él y sus Catafractos ocuparon un puesto de honor junto a Lord Eledan, que durante esa campaña combatía en la 5ª compañía, comandada por el capitán Ahroa Denix. Las batallas en los peligrosos campos de tierra muerta rezumantes de gas tóxico de Tasgamen no hicieron más que cosechar victorias para Kialas y la 5ª compañía, llegando al punto en el que Eledan le ofreció un puesto en su escolta como su guardaespaldas personal durante la campaña. Bradmore rechazó con caballerosidad la oferta, pues prefería comandar a sus tropas al combate. Además, servir directamente a alguien era impensable para Kialas. 

No menos de treinta guerreros Tiránidos cayeron bajo su relampageante acero, e incontables seres menores perecieron bajo las duras llantas de su montura durante uno de los últimos combates sobre Tasgamen. Incluso logró abatir a un Tirano de enjambre en combate singular en el que su antebrazo izquierdo fue amputado por las terroríficas fauces de la bestia. Kialas no solo ganó una gran cantidad de cicatrices durante esta memorable batalla, si no también la Estrella de Terra, una de las condecoraciones más importantes que un siervo del Imperio puede ganar. Tras la batalla, Bradmore caminó frente las filas de los Ultramarines, quiénes también estaban presentes en la campaña, desafiándolos a duelo y autoproclamándose mejor espadachín de todo el Adeptus Astartes. Los Ultramarines ignoraron sus bravuconerías, razón por la cual Kialas se enfureció sobremanera y desafió personalmente a uno de los campeones Ultramarines a participar contra él en una competición que tomaría lugar en el siguiente combate. El objetivo era simple: El que matase la bestia más grande sería el vencedor. La soberbia del Ultramarine debía de estar a la altura del veterano Martillo, pues aceptó el reto sin dudarlo, sin pedir más recompensa que la del honor que la victoria en aquella empresa le concedería.

Eledan no consideraba aquella competición como algo ético, pues ambos estaban en el mismo bando, pero aquello mantendría la mente de Bradmore concentrada en el combate, lo cual siempre era una gran ventaja.

Así pues, la batalla no tardó en llegar y, encomendándose al Emperador, Kialas cargó contra la marea de xenos, gritando su nombre completo (títulos nobiliarios incluídos) en su idioma materno y estremciéndose de emoción por el gran enfrentamiento que le esperaba. Decenas de gantes fueron desgarrados por las descargas de bólter, las ruedas de su montura aplastaron huesos Tiránidos hasta pulverizarlos y las púas venenosas que las criaturas disparaban se chocaban inútilmente contra su imparable escudo y su imponente servoarmadura. Pero no se detuvo para combatir, siguió avanzando, disparando los bólteres de su moto sin descanso. 

El campeón Ultramarine no fue menos, y se abría paso entre la muchedumbre Tiránida con diestras mandobles y letales estocadas, atravesando sin piedad la dura quitina y destrozando los deformes huesos de las criaturas que enfrentaba. Él y un puñado de marines abrieron una importante cuña en la marea Tiránida, abriendo paso al resto de las fuerzas Astartes.

Pero aquella brecha no era comparable con la que Kialas había creado. Cercenando xenos con su magistral espada y apisonándolos bajo el peso combinado de su moto y su armadura, había desorganizado el ataque Tiránido y acabado con gran cantidad de sus integrantes.

Entonces, el premio salió a la vista.

La tierra estalló en mil pedazos en el punto donde un gigantesco Trygon emergió de ella. La bestia era inmensa, incluso para los elevados estándares de su raza. Multitud de garras quitinosas en forma de guadaña surcaban toda su alargada forma y placas óseas cubrían su cuerpo sin dejar ningún punto débil a la vista. 

Las miradas de Kialas y el Ultramarine se posaron sobre la abominación. Ambos se pusieron en camino hacia el Trygon, avanzando sin miedos ni titubeos mientras blandían sus poderosas espadas en amplios arcos, seccionando a los enemigos que acudían a cortarles el paso en medio de espesas nubes de corrosiva sangre verde.

Kialas cargó a lomos de su montura hacia el titánico monstruo. El motor de su moto rugía con la furia imparable del Emperador y su espada refulgía con pura energía de destrucción mientras pasaba por encima de las filas de Gantes y abatía a los Guerreros Tiránidos con ráfagas explosivas bólter. Cuanto más cerca del Trygon estaba, más aumentaba su velocidad. Bradmore sonrió, sabedor de que el campeón Ultramarine no podría igualar su velocidad. Dos Guerreros Tiránidos aparecieron de repente enfrente suyo, bloqueándole el paso hacia su trofeo, pero no se dejó amedrenar y, antes de que los xenos pudieran abrir fuego con sus repugnantes armas simbioides, uno de ellos yacía en el suelo, decapitado por los disparos de su pistola bólter. Saltó hacia arriba utilizando el cadáver del alienígena como rampa y guillotinó al engendro restante con un potente tajo de su formidable espada mientras aún estaba en el aire.

Cuando aterrizó, el Trygon ya no estaba. 

Maldiciendo en voz baja y girando para esquivar las descargas de pinchos que disparaban los Termagantes, volvió sobre sus pasos en busca de su objetivo. La tierra se sacudió de nuevo y apareció el Trygon justo detrás de Kialas, abriendo la tierra de par en par y haciendo saltar cascotes por todos lados, aplastando incluso a otros Tiránidos menos afortunados que estaban en su camino. Uno de los colmillos del monstruo atravesó la moto del veterano de lado a lado, haciéndole saltar de ella antes de que explotara, arrancándole el diente al Trygon. Kialas sabía que era su única oportunidad para acabar con la criatura, y no la iba a desaprovechar. Era Bradmore Kialas, y siempre ganaba. Mientras caía a plomo hacia su boca plagada de dentados colmillos, sacó sus dos bombas de fusión de su soporte en el cinturón y las activó, lanzándolas posteriormente a la negrura de las fauces del Tiránido.

Pero siguió cayendo sin remedio, y cuando los dientes del Trygon rechinaron al juntarse, todos los Astartes contuvieron la respiración, expectantes, pero no por ello dejaron de luchar. Desde el fragor del combate, Eledan sintió una punzada de pesar por el recién devorado Kialas, y Ahroa maldijo a voz en grito mientras destripaba un Genestealer tras otro con sus garras relámpago. Los Catafractos aceleraron, atacando con más fuerza aún, instigados por la ira que les producía la muerte de su líder. El campeón Ultramarine dedicó una oración en voz baja al alma de su oponente caído, sin despegar la vista del combate que estaba acaeciendo a su alrededor.

Pero, y citando las palabras del mismo Kialas: Un simple engendro Tiránido no puede lidiar con la leyenda andante de los Martillos de Wikia. Cuando las bombas de fusión estallaron, se llevaron por delante todo el interior del Trygon, desencadenando un infierno en sus entrañas. Sólo el Emperador sabe los horrores que el Catafracto padeció en aquel momento. El cuerpo sin vida de la bestia cayó contra el suelo, provocando un gran temblor y la pérdida del equilibrio de muchos combatientes. Las fauces del Trygon se abrieron, y de ellas manó un torrente de sangre, huesos semi-carbonizados y una servoarmadura de curiosa decoración cubierta de magulladuras. Una servoarmadura que, sin lugar a dudas, pertenecía a Kialas. Emergió de entre las mandíbulas del monstruo con la espada en alto y la vista puesta en el cielo, con su antebrazo biónico humeando mientras era consumido por la sangre corrosiva del Trygon y la armadura magullada y atravesada en el pecho por una astilla de hueso que había empalado su corazón secundario. Esta imagen se ha convertido en el emblema de la 5ª Compañía, y es frecuente verla representada en sus estandartes y vehículos, además de en varias pinturas y frescos de los salones del capítulo.

Entonces los Martillos de Wikia estallaron en gritos de victoria y ánimo, cargando contra los Tiránidos con furerzas redobladas por la milagrosa aparición del legendario espadachín. Y, por su parte, Kialas no se detuvo, ni siquiera a pesar de sus heridas. Continuó avanzando mientras combatía a los Tiránidos, en completo silencio, sin más sonido que el de su acero cortando quitina, carne y hueso.

El combate finalizó tres horas después, cuando todo rastro de la infección Tiránida quedó borrado de la Península del Ojo Muerto. Las filas del Adeptus Astartes rompieron en gritos de júbilo , pero no fue, ni mucho menos, un final feliz. 

El capitán de la 5ª Compañía de los Martillos de Wikia, Ahroa Denix, había caído en combate.

Su muerte fue un duro golpe para todo el capítulo, e incluso los Ultramarines se digaron a expresar sus condolencias a los Martillos de Wikia. Pero una pérdida semejante debía ser reemplazada con rapidez para que la cadena de mando se mantuviera, y, entre los dirigentes del Capítulo y los elementos de la 5ª Compañía, se buscó a los candidatos más aptos para el puesto. Uno de ellos fue, por supuesto, el famoso líder de los Catafractos: Bradmore Kialas. El otro fue Decht Despër, sargento veterano que lideraba la escuadra de asalto Despër, la más famosa y reconocida de toda la 5ª Compañía. Decht era procedente del condado Arhadd de Nuavik, en Nyumba. Era el hijo del gobernador del condado y, como tal, se encontraba en la misma posición social y moral que Kialas, quien también procedía de una familia noble. Así, era de esperar que entre ambos veteranos se cerniese la sombra de la rivalidad. 

Convertirse en Capitán significaba retomar el puesto que les correspondía según su linaje, y ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder ante su oponente, no solo por el valor personal que tenía tal rango, si no también por el honor que ambos tantos valoraban. Viéndose en tal situación, Lord Eledan reunió al Triunviriato para hallar una solución equitativa para ambas partes.

Aresius Keltar, señor del Librarium, se negó en rotundo a cederle el puesto a uno de los dos sin antes disputar una prueba, de manera que ambos candidatos tuvieran opciones. El Señor de la Santidad, Kelbor-Hal, rechazó tal propuesta, pues creía firmemente en la valía de Kialas, quien, según él, había sido bendecido por el mismísimo Emperador. El turno le llegó a Eledan, y, estando de acuerdo con Keltar, convino con él que lo mejor sería que Despër y Kialas disputaran una prueba a su elección. 

En cuanto se les comunicó el procedimiento a seguir a los dos candidatos, ambos estuvieron más que de acuerdo en disputar un duelo a primera sangre, tal y como las costumbres feudales de los dos dictaban. Se preparó un ruedo de combate con muros bajos de piedra, según la tradición Nuavik y rodeado de antorchas siguiendo las leyes Prasianas. El duelo se celebró tres días tras la batalla de la Península del Ojo Muerto, una vez las heridas de ambos contendientes sanaron. 

Kialas caminó, confiado, hacia su oponente, sabedor de estar en su territorio. Asió su escudo de tormenta con la mano izquierda y desenvainó su espada con la derecha, clavándola en el suelo al llegar a su posición para ajustarse los correajes de su coraza, hecha para imitar a las tradicionales de Pras VII y fabricada exclusivamente para aquella situación. Decht dio un paso al frente y saludó al estilo de los Martillos de Wikia, situándose el puño derecho a la altura del pecho. Bradmore correspondió a su saludo y le dedicó una arrogante sonrisa desde detrás de su yelmo. 

En cuanto el duelo comenzó, los marines que habían acudido a presenciar la contienda (entre ellos los Catafractos y la escuadra Despër) entre tan legendarios personajes, vitorearon los nombres de ambos, mientras ellos lanzaban continuamente diestros tajos y precisas estocadas que solo podían bloquear gracias a la experiencia acumulada durante tantas décadas de ilustre servicio. Durante la primera media hora, tanto Kialas como Decht se limitaron a probar a su contrincante, dirigiendo golpes engañosos o intentando derribarle para ganar el duelo con una estocada sin demorarse más. Pero la habilidad de Decht estaba a la altura de la del Catafracto, con lo cual le fue imposible conseguir una victoria rápida. Viendo que no podía ganar por la fuerza bruta, decidió usar su intelecto. Y su respuesta fue ni más ni menos que arriesgarlo todo. 

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